martes, 31 de diciembre de 2024

¡¡FELIZ AÑO!!

Bueno, como de costumbre no había calculado bien, me veo en la obligación de hacer una trampita y publicar dos actualizaciones en un día para llegar al objetivo de las 75 entradas antes de 2025. Que no es que vaya a ninguna parte, pero al menos cerrar este 2024 del averno con este micro objetivo cumplido. ¡QUÉ MENOS!

A ver, y así también aprovecho para felicitaros las fiestas, que con tanta rabia y desesperanza vital no había encontrado un hueco. Y para daros las gracias, claro, porque aunque parezca que aquí ya no hay nadie, siempre en los peores momentos y en las actualizaciones más chungas aparece alguien para ofrecer una palabra de aliento. Y se agradece, la verdad.

Así que sólo me queda desearos que despidáis 2024 con la patada en el culo que se merece ese cabrito y que 2025 os traiga todo lo mejor.


¡¡FELIZ AÑO!!

(y gracias)

2025, tronco, ¡¡colabora!!

Ni se me ocurre hacer balance de 2024 porque ha sido un año de mierda (con todas las letras, no se merece ni que le ponga un asterisco) lleno de un dolor intensísimo, una rabia incandescente que casi se me lleva por delante a mi y a todo lo que arrasara en mi camino y una desesperanza inmensa, brutal, penetrante hasta lo más profundo de mi ser. 

Lo he pasado tan mal, TAN MAL, que en mucho momentos he creído de verdad que no iba a superarlo porque no sólo no podía (no tenía más fuerzas), sino que no quería, ya no me merecía la pena, no estaba dispuesta a seguir consintiendo esta tomadura de pelo.

Así que me voy a quedar con eso, con que a pesar de los pesares, sigo aquí, pataleando con todas mis fuerzas para salir a la superficie.  Porque aunque por estos lares no haya hecho más que quejarme, en la vida real he hecho todo lo posible para sanar. TODO. Y aunque estoy lejos de la meta, por lo menos sigo en la carrera, algo que no ha estado nada claro en algunos momentos de 2024.

Ahora necesitaría que el 2025 abra un poco la mano, que colabore con la causa, que reme a favor, que ponga un algo de su parte, porque sólo con la fuerza de mis pataleos vamos a velocidad de tortuga. Y si hay un momento para confiar en la magia de los nuevos comienzos es este.

Si alguien tiene enchufe con el nuevo, no me vendría mal que me echara un cable. Yo de momento, como se me ha acabado la gentileza y la amabilidad, se lo voy a pedir con vehemencia:


¡¡2025, COLABORA, COÑO!!

(por favor)




lunes, 30 de diciembre de 2024

En defensa del cliché

Bueno, voy a darle un break al intensismo vital porque a este paso terminaré consiguiendo que explote blogger por exceso de decibelios llorones. Y tampoco quiero ser la responsable de la desaparición de un CMS decano como este.

Así que yo qué sé, hablemos de libros. No voy a hacer balance lector del año porque he leído poco y casi todo de mamarracheo en plan medicina de emergencia para bajones XXL. Pero vi el otro día este gift en el antiguo Twitter y pensé que tenía razón. Que lo clichés literarios tienen mala fama y los ponen de ejemplo de falta de creatividad, pero eso no es cierto. Los clichés lo son porque nos gustan, porque son situaciones familiares que nos pasan en la vida real y que nos da curiosidad saber como los vivirían otros personajes que nos molan. Los clichés bien contados son una chulada y poco nos paramos a pensar cuáles son nuestros preferidos.


Yo creo que el que más me gusta es el de slow burn, que muchas veces está mezclado con el de forced proximity. Son los más creíbles y los que dan oportunidad de hacer escenas más tiernas y cute. Otros como los de rivals to lovers o los de encuentros mágicos son menos verosímiles.

¿Y vosotros?

domingo, 29 de diciembre de 2024

Periplos digitales

No quiero enfadarme con el algoritmo de youtube porque dado que he rechazado todas las cookies posibles, capado todas las opciones de privacidad imaginables y usado el navegador de incógnito muchas pistas no tiene, eso es verdad. Y lo que también es verdad es que a falta de datos se inventa lo más grande y me trae a contenidos sugeridos unas idas de olla que flipo en colores. Fli-po.

Así que yo ya no me ofendo. Cuando abro el ojo a las 4 de la mañana y veo reproduciéndose el vídeo más random que os podáis imaginar, a pesar de que mi último recuerdo antes de quedarme frita es haber buscado una receta de puré de verduras a las 12 de la noche ni siquiera me sorprendo. Lo que hago es ponerme el sombrero de Jessica Fletcher digital y consultar en el historial del navegador el camino de migas de pan algorítmicas que me ha llevado hasta allí.

Y, como podéis suponer, el viaje de Willy Fogg un juego de niños comparado con el periplo internetero de mi cuenta de youtube en modo desencadenado de reproducción automática. Tal que así: receta de puré de (supongo, por buscar algún vínculo) la influencer de turno. <Salto>. Como limpio mi casa (otra influencer fotocopia de la anterior). <Salto> Estrés, bajones emocionales, charla de amigas (esta será influencer, pero en su casa a la hora de comer, porque yo ni idea de quién es) <Salto> 10 lecciones para ganar autoconfianza (coach-gurú con miles de seguidores entre los que no me cuento, porque tampoco la conozco) <Salto> El secreto para seducir según la ciencia. Y aquí, elemental, querido Watson, llegamos al terrible vídeo que se estaba reproduciendo cuando he abierto el ojo a las 4 de la madrugada.

Lo primero que pienso es que es uno de esos mastuerzos salidos del Pleistoceno superior que dan clases para ligar con técnicas de manipulación de la Edad Media y me da una arcada. Después le oigo decir que hay que huir de esa gente y me quedo más tranquila. Por curiosidad me quedo a escuchar un par de preguntas y el tío dice cosas razonables: que para gustar hay que tener una autoestima sana, ser uno mismo, llevar la iniciativa y mantener la calma, no desesperarse, no idealizar a una potencial pareja que ni siquiera conoces aún. Hasta ahí de acuerdo. Pero claro, luego suelta: la tranquilidad afectiva sexual es saber que en un plazo razonable de algunas semanas puedes encontrar a alguien que te guste y conseguir que te corresponda. Y ahí, amigo, ahí ya se te ha ido la mano. Y no por la parte de que te correspondan, que por supuesto, es un milagro muy poco frecuente. Me refiero ya al paso anterior, a que alguien te interese a ti. ¿Qué? ¿Uno cada varias semanas? ¿En qué mundo ideal se supone que pasa eso? Desde luego en el mío no.

No sé en la época estudiantil, donde conoces una media de 80 personas al día, pero en la vida adulta habitual, en la que se suele ir de casa al trabajo y sota, caballo y rey y en la que, por muchas actividades a las que te apuntes, cuesta un mundo hacer amigos nuevos porque la peña está a sus familias y a sus cosas: ¿de verdad me estáis diciendo que encontráis una persona que os guste cada varias semanas? ¿En serio? No que os parezca guapa, que os guste como para plantearos convertirla en vuestra pareja. ¿DE VERDAD? 

No os creo.

jueves, 26 de diciembre de 2024

Que paren las rotativas

Seré breve: me ha tocado la sorpresa del roscón.

Y para que se entienda la potencia de este hecho (en apariencia) irrelevante, haré como Yolanda Díaz y os voy a dar un dato: es la primera vez en mi vida que me ocurre, lo que quiere decir que tras muchas décadas y seguramente varios miles de roscones, esto no había pasado nunca. Es, como diría otra ministra premium de temporadas anteriores, un acontecimiento interplanetario.

Si esto no cortocircuita la mala racha que llevo, nada lo hará.

Rey Mago cutre y medio bizco que me ha salido como sorpresa, en ti confiamos. 

Sin presiones

lunes, 23 de diciembre de 2024

Desahogo

Esto no me he atrevido nunca a decirlo en serio en voz alta, pero hoy necesito soltarlo. Sin bromas, sin medias tintas, sin quitarle importancia. Pienso más de lo que me gustaría en la muerte. No como el final inevitable de todos, sino como una opción. Una alternativa preferible a otras y perfectamente escogible.

Y me sorprende porque yo siempre he creído que la vida es sagrada, que no somos nadie para darla y para quitarla y que coger la salida de emergencia es una pena y un error. Pero pasan los años y cada vez estoy menos convencida de eso. Pienso que vivir tiene que ser un premio, no un castigo y que hay que quedarse mientras merezca la pena, mientras lo bueno compense lo malo. Fuera de eso, quedarse por quedarse, aguantar por aguantar, como en la juergas infinitas, es tontería.

A ver, no soy una niñata que se cree "con derecho a ser feliz" ni que piensa que "el universo le debe nada". Ya sé que la vida es dura, que no todo puede ser perfecto, que aquí todo el mundo tiene lo suyo y se come sus marrones. La clave es que también haya cosas buenas lo suficientemente grandes para compensar esas mierdas. No a todas horas, no todos los días, asumiendo que la existencia son ciclos y que hay épocas mejores y peores, pero que en conjunto la balanza se incline hacia lo positivo. Quedarse para sufrir todo el tiempo es absurdo, no le veo sentido.

Por eso no me sirve de nada el típico argumento de que hay gente que está peor. Ya, ¿y qué? Pero no porque sea una egoísta a la que le de igual el resto, sino porque tampoco le veo sentido en su caso. ¿Merece la pena vivir en guerra, soportando violaciones, estando gravemente enferma sin posibilidad de cura? Para mi no. Otra cosa es que para ellos si porque en su día a día tengan cosas suficientemente buenas para compensar, que oye, genial, me alegro por ellos. Pero de verdad que considero ilógico, innecesario, tener que madrugar, resolver problemas, discutir, enfermar, aguantar insoportables, superar decepciones y lidiar con todo tipo de mierdas a cambio de nada lo bastante significativo, con la suficiente entidad para contrapesar, para resarcirse de lo malo.

El truco está, claro, en que siempre se espera que mejore porque en este mundo lo único permanente es el cambio y cada día es un continuo plot twist. Las cosas son de una manera hoy, pero mañana nunca se sabe. Todo pasa. Yo solía agarrarme a esto, de hecho. El problema es que cada vez me sirve menos por puro agotamiento. Llevo andado como mínimo la mitad de mi camino vital y nada de lo que realmente me importa ha salido bien. He ido tirando de lo pequeño para ir aguantando mientras llegaba algo con verdadera enjundia para nivelar, pero estoy extenuada y sobre todo se me ha acabado la confianza en el futuro. Como Pedro y el lobo en el cuento, ya no me lo trago. Es decir, racionalmente SÉ que podría ser, que hasta el rabo todo es toro, que el partido no se acaba hasta que el árbitro pita el final, que los goles mágicos pueden llegar en la prórroga. Mi cerebro lo sabe, pero mi corazón no se lo cree. Y, sinceramente, tanto esfuerzo para estos resultados está empezando a dejar de merecerme la pena.

sábado, 21 de diciembre de 2024

Vaciada

Lo de fases del duelo de Kübler-Ross muy bien tirado, muy acurate, pero yo creo que le falta una: la del vacío absoluto. Cuando el dolor ha sido tan intenso, tan violento, que ha destrozado tus estructuras internas en plan terremoto. No, en realidad lo visualizo más como la riada de Valencia, una ola de tanta potencia que ha destruido todo a su paso, no sólo con la fuerza del agua, sino con la de todo el material que había arrastrado previamente. Coches, señales de tráfico, contenedores de tu vida anterior golpean tus cimientos, los despedazan y se llevan los trozos. Así que cuando el agua sigue su camino y desaparece sólo deja un páramo vacío. No quedan ni los restos de la destrucción para hacer croquetas, como con las sobras del cocido.

Así me siento, deshabitada, desierta, como si me hubieran vaciado por dentro. No queda nada de lo que yo era antes o está tan sepultado debajo del lodo que no consigo conectar. No logro escribir, ni tener ideas, ni inventar historias, ni pensar regalos originales, ni encontrar soluciones alternativas, ni reír con la intensidad anterior. No me encuentro, no estoy. O igual estoy muerta por dentro, como dice Ter en este vídeo.

jueves, 19 de diciembre de 2024

Detox

Dicen mucho los compositores que es más fácil cantarle al desamor que al amor, que se inspiran más cuando están tristes que cuando son felices. Un poca por las musas y el desahogo y un poco porque cuando estallas de alegría sales al mundo real a disfrutarlo a tope y no te sientas a teclearlo frente a una pantalla.

No sé, yo creo que en mi caso es más por lo segundo, ¿no? Si tienes mil planes te queda menos tiempo para escribir, igual que si hay alguien que escucha todas tus neuras y tus idas de olla a lo mejor no te hace falta ponerlas sobre el papel para sacártelas de la cabeza. Y aunque durante esta última vuelta al Sol mi vida no se ha caracterizado por la alegría, el dinamismo, la esperanza, ni la multitud de actividades variadas eso no se ha traducido en más entradas por aquí. Y eso, queridos lectores, es algo que me tenéis que agradecer fuertemente porque responde a un enorme esfuerzo de contención para intentar dar la turra lo mínimo posible. 

Bueno, no tanto. En parte sí que era para no turraros y en parte porque sigo sin querer (ni ser capaz de) abrirme en canal en plan Shakira en sus canciones tristes o en sus sesiones con Bizarrap. Yo metáforas, imprecisiones, vaguedades, las que quieras. Concretar dolores, aunque sea bajo seudónimo, me cuesta. Y lo que me pedía el cuerpo era precisar al máximo. Así que no escribía. Al menos no aquí.

Pero, chavalada, tengo una mala noticia. Estoy en el absurdo reto este de llegar a final de año con el máximo de posts posibles y eso significa sacar de donde no hay, arañar el fondo del barril. Así que voy a extraer todo lo que encuentre dentro que, ya os lo adelanto, no creo que sea la alegría de la huerta.

De todas maneras, tranquis, que va a ser en plan detox, como el típico virus que te tiene un día echando hasta la primera papilla, pero después te quedas depurada a full y con 2 kilos menos. Pues un poco lo mismo, pero aplicado a los sentimientos. La idea es limpiar los restos de este 2024 del averno, darme la vuelta como un calcetín y empezar 2025 en mejores condiciones para (espero) estar un poco más feliz. Y dar menos la turra, sí. Esa parte os interesa.

Pues, ale, vamos con ello. Que la fuerza nos acompañe. A todos.




martes, 17 de diciembre de 2024

Jeta de adamantium

Suele decirse que el material más duro del mundo es el diamante. Del mundo real, se entiende, porque supongo que hay consenso entre iniciados y neófitos en comics en que el adamantium de  las garras de Lobezno es aún más resistente. Bueno, pues eso hasta ahora, chavales, porque yo vengo a descubriros un material un millón de veces más sólido, más rígido,más compacto, más fuerte: la jeta del usuario tipo de las app de ligue.

Madre del amor hermoso , coleguitas, MA-DRE-DEL-AMOR-HER-MO-SO. Qué cara más dura tiene la peña. Es que no doy crédito, de verdad, donde está la cámara oculta. De los creadores de "Tengo 150 años y soy más feo que pegarle a un padre, pero exijo encontrar una modelo de Victoria Secret que acaba de cumplir la mayoría de edad porque por lo visto no tengo espejos en mi casa ni tampoco calendarios" y de los productores de "Si no contestas a las cuatro trillones de conversaciones que te abren al minuto y si no accedes a dar tu número y quedar en persona a la media milésima de segundo, eres una subidita que sólo buscas likes para alimentar tu ego" llega "Tus fotos no se ven suficientemente bien, no voy a ir a una cita a ciegas".

A ver, José Luis, dejando a un lado que deberías pasarte por la óptica porque se ven perfectamente y no podrían ser imágenes más nítidas ni aunque usara focos de fotógrafo profesional, ¿como tienes la putísima jeta de exigir nada si en tu perfil hay fotos de plantas? En serio, no es una manera de hablar ni una exageración. El notas publica 6 imágenes: dos son de setas, dos son en plan incógnito con unas gafas de sol gigantes y una barba que deja a la vista 1 milímetro de cara, otra está tomada de perfil y a 2000 metros de distancia y en otra bastante borrosa (habla el colega de nitidez, jódete y baila) no se sabe si va disfrazado de pescador o de Inspector Gadget. Que le falta llevar un periódico con dos agujeros para los ojos para completar el kit de espía. Con la información que aporta tu galería podrías ser un histórico de ETA, Bin Laden, tuerto o con un ojo a la virulé. Y con semejante panorama, ¿en serio me estás recriminando que en mis fotos no se me ve bien? Si comparadas con las tuyas en las mías se me pueden encontrar hasta los poros abiertos y los puntos negros de la piel.

En verdad en verdad os digo: que se pongan los científicos a investigar ya la fórmula de semejante dureza de cara, de tamaña magnitud de morro. Alguna aplicación práctica tiene que tener en la construcción sostenible, en las energías renovables, no podemos dejar pasar la utilidad de este sorprendente y milagroso material.

¡Qué jeta tienes José Luis! ¡¡QUÉ JETA TIENES!!


¡¡¡DÉNME MAYÚSCULAS MÁS GRANDES!!!

domingo, 15 de diciembre de 2024

Constancia

Lo voy a decir aquí como para obligarme un poco. Que tampoco es que haya al otro lado mucha gente vigilando, pero vaya, ni que sea mi yo lectora, cuando se encuentre esta entrada.

En breve: diciembre ya, dos minutos y se acaba el año y en estos lares muy pero que muy lejos de las 100 entradas. No es que me lo hubiera propuesto y mucho menos que fuera una prioridad porque con lo rematadamente mal que he estado durante esta última vuelta al Sol la única prioridad era no tirarme por una ventana. Pero vaya, que eso no quita que siempre gusta cerrar el ejercicio con números bonitos y redondos.

Dada la enorme distancia que me separa del ideal, no me lo voy ni a plantear, pero igual sí que aprieto un poco el acelerador. En plan gimnasio de escritura y por salvar algo la cara, yo que sé. Voy por 65, ¿qué meta podría ser plausible? ¿75? No me gustan los impares, pero 80 va a ser mucho cartucho, que no nos pueda tampoco la ambición.

Así pues, dejo constancia: ¡a por las 75 antes del 25! (sí, sí, la rimita, sí, qué suplicio de año nos espera con eso)

¡Que empiecen los juegos del hambre!

¡¡JERÓNIMOOOOO!!

viernes, 13 de diciembre de 2024

De casting con Noemi Galera

Ya sé que no somos muchos por aquí, pero bueno, yo lanzo el debate igual, por si los caminos inescrutables de internet traen hasta este rinconcito a alguien con ganas de participar. A ver qué pensáis.

La peña dice a veces "búscate un novio", como si fuera algo que bastara con proponérselo, que dependiera sólo de ti. Lo comparan con buscar un empleo y bueno, creo que estaremos todos de acuerdo en que no es lo mismo. Y no por cuestiones emocionales. Me explico.

El argumento suele ser que bajando lo suficiente el listón, es imposible no lograr ambos objetivos. Y podría concordar en cuestiones laborales (siempre que no se tenga una edad avanzada crítica o alguna limitación física o psíquica importante, claro). Si no te puedes dedicar a lo tuyo, haz cualquier otra cosa. Y si aún así no es posible, múdate. Adáptate a cualquier horario, a cualquier sueldo, a cualquier trato y siempre siempre siempre podrás conseguir trabajo. En este caso aceptamos barco porque la única condición para considerarlo un empleo es que te paguen por ello, vender tu tiempo a cambio de dinero.

No es lo mismo en temas parejiles. Bajando lo suficiente el listón puedes encontrar pareja si esto significa alguien que accede a no contradecirte cuando lo presentas como tal. Si te vale alguien que no te gusta, que no te trata bien, que no te cuida, con el que no cuadras ni te diviertes, del que no te fías, con el que no te puedes imaginar en el futuro, al que NI SIQUIERA le gustas tú, entonces sí, claro, buscando lo suficiente, siempre encontrarás pareja. Ahora, convendréis conmigo en que eso no es un novio, es alguien a quien puedas llevarte a cenas familiares y reuniones de amigos representando ese papel como quien hace una obra de teatro.

Entonces la peña no debería decir "búscate un novio", sino organiza un casting. Sería una movida al estilo de Operación Triunfo pero al revés, en la que Noemi Galera no pone pegatinas y tú tampoco eliges nada. Pasa a la fase final el primero que acepte quedarse contigo para leer gratis el libreto del galán en la dramedia de tu vida.

Pues, como se dice en los estrenos teatrales: ¡mucha mierda! La vas a necesitar. Eso, aparte de no traerte ni medio rato bueno, tiene pinta de acabar como el rosario de la aurora.

martes, 10 de diciembre de 2024

El complot de los electrodomésticos II, ahora es personal

¡¡Madre del amor hermoso, amigos, MADRE-DEL-AMOR-HERMOSO!!

Como se está poniendo al cosa, coleguis. Miedo me da entrar en mi superguarida porque tengo el temor no del todo infundado de que me golpeen escombros en la cabeza. Cuando buscas en el diccionario la expresión "caerse a pedazos" sale una foto de mi (cada vez menos) dulce hogar.

Es que no sé ni por donde empezar, porque no me cabe el listado ni en todos los servidores que tenga Blogger comprados, alquilados u okupados en la nube. No hay sitio suficiente en el universo infinito para albergar todo lo que tiene desperfectos/falla/amenaza con morir en breve en mi humilde (ya lo puedes decir, ya) morada.

Por resumir, hace tiempo que se está gestando la secuela de El complot de los electrodomésticos. "El retorno de los electrodomésticos sublevados II, ahora es personal" lo protagonizan el microondas que ya hace tiempo no giraba y a eso suma ya ruidos sospechosos, la nevera y sus charquitos intermitentes, la progresiva dejación de funciones de los fuegos de la vitrocerámica en plan peli de terror, hasta que sólo quede uno y por supuesto mi portátil, que los capitanea a todos. Este chulito tecnológico ha empezado un chantaje muy parecido a su antecesor, sólo que con el botón derecho del ratón, que está implicado en la mayoría de los procesos del ordenador. Se cree este advenedizo que voy a ceder tan fácilmente... ¡JA! ¡Piltrafilla! Aguanté meses sin letras en el anterior asedio... Esto que se puede ir apañando con un ratón externo es pan comido para mi.

Y pese a ser este un panorama postapocalíptico bastante dantesco, no es lo que me da miedo. Lo que realmente me asusta es que hay otros componentes del mobiliario que empiezan a desquebrajarse, lo cual --soy muy consciente-- no es sino el primer paso hacia la desintegración. Mis sillas y mi sofá, comprados no hace tanto en la tienda sueca más famosa, imitaban cuero marrón y tenían una garantía de unos años. Y jussssssto ahora que se cumple esa (DESDE LUEGO) bien calculada garantía, les están saliendo grietas. De la forma más dramática posible, abriéndose en canal, están emprendiendo su camino hacia la muerte, comenzando a atravesar la oscuridad hasta llegar a la luz al final del túnel. Y lo más duro para mi ánimo y desgarrador para mi economía es que lo están haciendo en una performance perfectamente sincronizada. Nada de dividirse en turnos para que yo pueda conseguir fondos y afrontar estas inversiones de manera escalonada. ¡¡¡¡NOOOOOOOOOO!!! ¡Hasta ahí podríamos llegar! Ellos a la vez, porque llegaron a mi superguarida juntos y saldrán juntos, en la manada no se deja a nadie atrás. Y que conste que a mi ese compañerismo me parece muy bien, ¿eh? Muy tierno. Pero, ¡coñe!, que alguien piense también en mis poco saludables finanzas.

Queridos lectores, las grietas avanzan. Empezaron en las sillas, llegaron hasta el sofá y comienzan su expansión por las paredes, cuya pintura, por lo visto, debe de tener la misma fecha de caducidad que los muebles. Yo, aterrorizada y sin saber muy bien como parar este proceso de autodestrucción, sigo defendiendo el fuerte de mi SpeedyCueva y lo haré hasta mi último aliento. Así que si no volvemos a leernos, os tendré presentes en mi testamento, que dada esta avalancha de gastos de última hora, tampoco será nada del otro mundo, no os hagáis ilusiones.

Por despedirme en condiciones y sin dramatismos;

Ave blogueros, morituri te salutant

viernes, 6 de diciembre de 2024

Tristancio

Me imagino que no os habréis dado cuenta porque apenas doy la turra por aquí con el tema, pero no estoy pasando por mi mejor momento anímico. Las causas son, como dirían los cursis, multifactoriales, pero no me cabe la menor duda de que gran parte del dramatismo lo están aportando las perracas de mis hormonas, que tienen prisa por terminar de reconvertir mi útero en un gimnasio y me están apretando las tuercas a más no poder. Porque, sí, la vida es requeteperra, pero más o menos como siempre. O sea, igual se me hace más cuesta arriba por hartazgo, porque estoy hasta el mismísimo unicornio de tirar yo sola del carro. Y porque cuantos más años pasan así, menos esperanza me queda y más negro veo que algo llegue a mejorar algún día. Pero vaya, que a grandes rasgos, viene a ser más o menos lo de siempre. Lo que lo hace más duro son las DramaGafas que me ponen las hijas de perra de mis hormonas y sus ciclos de la muerte, que no me dejan ver nada positivo en 3000 kilómetros a la redonda.

Pensando en esto, en que a veces no es tanto lo que te pasa sino como te pilla el cuerpo, me hizo mucha gracia un concepto que le oí el otro día a Buenafuente: el tristancio. Eso de que, "casualmente", cuando tienes hambre y sueño te pones triste y estás convencido de que todo va a salir mal. Luego comes y, "casualmente", la vida se ve de otro color. Pues eso: tristeza + cansancio = tristancio.

Bonito concepto. Necesito uno para nombrar a esta tortura china a la que me somete cada mes mi maravilloso aparato reproductor. Regla+desesperación = reglesperacion.

No suena muy bien, la verdad. Pues peor es sufrirla 12 veecs al año, os lo aseguro.


martes, 3 de diciembre de 2024

Atletas de la incomodidad

No seré yo la que siente cátedra sobre no hacer preguntas inoportunas en momentos clave, porque los nervios son traicioneros y el troll porculero que tengo en la cabeza y yo tenemos mucho por lo que callar, desde luego. Pero de verdad que hay niveles TAN ALTOS  de incomodidad y de metedura de pata que realmente me planteo si no hay un concurso secreto de provocar desagrado y me encuentro por ahí atletas de élite de esta disciplina compitiendo por alzarse con la copa de campeón.

Porque en serio, por muy torpe en la interacción social que seas y por muy tenso que te pongas, es EVIDENTE que hay temas con los que NUNCA vas a llegar a buen puerto. Que es OBVIO que no trae más que consecuencias negativas abordarlos. Por ejemplo, ¿qué te lleva a pensar que preguntarle a una mujer a la que conoces hace 2 minutos por qué no tiene hijos es una buena manera de empezar una conversación distendida? No, sinceramente, dejando aparte los enormemente intrusiva que es esa cuestión, qué respuesta esperas que contribuya a una amena charla:

-Hacerle contar sus problemas de infertilidad.

-Obligarla a que te hable de la frustración de no encontrar, tras años de búsqueda, a la persona adecuada para afrontar la titánica tarea de criar un niño.

-O en el mejor de los casos, que haya sido una decisión voluntaria e intencionada, forzarla a empezar un debate sobre antinatalismo que tiene muchas aristas y que a lo mejor no quiere mantener con alguien a quien apenas conoce.

De verdad, de verdad, de verdad que no sé cuál de estos escenarios les parece más positivo a estos iluminados para empezar una conversación agradable con alguien nuevo. Puestos a competir por incomodar, yo les doy otras ideas geniales:

-Oye, ¿esa cicatriz de herida de bala que tienes en el pecho te la hiciste en plan decorativo, como un tatuaje?

-Háblame de ese subnormal que te metía la cabeza en el inodoro cuando ibas al colegio, que seguro que es tu tema favorito.

-¿Y de la última vez que un virus gastrointestinal te hizo echar hasta la primera papilla por arriba y por abajo no me cuentas nada?

En serio, chavales, con la mano en el corazón, si no veis cosas tan evidentes, buscad ayuda, pero por favor, dejad de ir por ahí sembrando el pánico conversacional. El concurso por la incomodidad máxima se canceló hace años ya. Dejad de competir.

viernes, 29 de noviembre de 2024

¿Quién es este yo?

Siempre digo que mi curriculum vital ganaría mucho si lo miraran como los gurús de los negocios yankees, que valoran los fracasos iniciales. Ellos recomiendan que cuando presentes un proyecto nuevo no escondas que tu primera empresa se fue a pique, porque de eso aprendiste y ahora tiene más posibilidades de acertar que antes de que la pifiaras. Eres mejor emprendedor que un advenedizo que aún no se la ha pegado porque todavía no ha intentado nada.

Ya lo he contado muchas veces, soy una crack del gazapo y me caracterizo mucho más por la toñas que me he metido que por mis gestas afortunadas. Sobre todo por un tema de acumulación, de aguante, de lograr seguir de pie y (casi) entera después de tan duradera paliza. Un poco esto que dice Anton abajo, vaya.

 

Otro asunto sería detenernos en el matiz de ese "casi", porque entera puede, pero desgastada también. Muchísimo. Tanto que sería más ajustado decir mutilada. No sólo he hecho renuncias, también he perdido piezas, fragmentos. La vida me ha arrancado sueños, ilusiones, inocencia, fe, confianza y mucha de la luminosidad de mi carácter. Y eso, gente, eso sí que me fastidia. Me molesta lo más grande que una parte importante de mi no haya logrado sobrevivir. 


 

Y siendo esto un mierdo no es, sin embargo, lo peor. Lo PEOR es que llega un momento que has perdido tantos pedazos que no sólo cambias, sino que te conviertes en una persona distinta. No un tú diferente, otro yo. La pregunta es: ¿quién?


 

De verdad os digo que yo ahora mismo no sé quién soy y precisamente por eso, no tengo ni repajolera idea de por donde tirar. No hay viento favorable para el que no sabe a donde va. Así que, si alguien tiene alguna sugerencia, soy toda oídos. Ahí están los comentarios.

martes, 26 de noviembre de 2024

KH7 cerebral

Borro fotos. Tiro entradas de cine viejas. Archivo chats. Evito ciertos restaurantes, determinados conciertos. Cambio las rutas habituales.
 

Sin embargo, no funciona.
 

No sirve de nada porque estás en los olores de cada día, en los snacks picantes, en los cachivaches del móvil, en los gorros rosas, en la casa del oso Yogui, en los vuelos baratos, en los pueblos de vacaciones, en los postres japoneses, en los animales mimosos, en las presas, en los premios al turismo sostenible, en los tenedores, en los viajes de moda, en los turrones originales, en las marcas de labiales, en los taquillazos, en las cartas, en los centros comerciales, en la comida india, en los memes, en los videos de pandas traviesos. En todas partes.

KH7 cerebral para eliminar los pensamientos pegajosos no han inventado aún, ¿no?

Pues DEBERÍAN.

viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Qué hemos hecho para merecer esto?

Los japoneses que son muy apañados para muchas cosas (aunque para otras no tanto) han buscado una palabra para referirse a una realidad palmaria: que hay un segundo estómago para los dulces en el que siempre SIEMPRE hay sitio para más. Da igual la cantidad que se haya ingerido antes.

 

 
Como testigo de primera mano de esta verdad incontestable y como buena adicta al chocolate, os podéis imaginar con el dramatismo y la preocupación que estoy viviendo esta hambruna chocolatera. Para los afortunados que no se ven afectados por esta tragedia, resumo: hace meses que por diversos motivos el precio del cacao está por las nubes. hasta ahora nos habíamos enterado poco porque como todos los alimentos subían a lo bestia, uno más ya no nos sorprendía y porque tirábamos de las reservas que había en los almacenes al coste antiguo. Pero ayyyyy, amiguis, las reservas se acaban y las navidades se acercan. Y esto significa que en una de las épocas con más porcentaje glucémico en vena, "las tabletas de chocolate por debajo de los dos euros van a esfumarse de los estantes de las tiendas", dicen los expertos.
 
Y yo me pregunto: no tenemos suficiente con la pachamama en modo terminator intentando inundarnos, quemarnos o matarnos de sed a todas horas, con Putin y sus compinches tirando bombas a diestro y siniestro y con la vida de cada uno haciendo de las suyas para que nos manden también esta plaga bíblica? ¿Cómo se supone que vamos a resistir tanta desgracia sin un poco de ayuda chocolatera? Sin dramatismos: ¿qué hemos hecho nosotros para merecer esto?

viernes, 15 de noviembre de 2024

¿Quién sabe donde?


 

¿Pero dónde leches está? La maldita puerta, la del texto de arriba, la que --estoy de acuerdo con A J-- debería aparecer en algún momento. ¿Dónde c*jones han metido la mía? 

Estoy harta de laberintos, de pasadizos, de callejones sin salida. Muy bien, muy divertido, el viaje a Itaca precioso, PRE-CIO-SO. Pero ya está, suficiente, como broma ya ha valido. Ya he aprendido, ya me he transformado, ya he hecho renuncias, ya he aceptado que lo que no puede ser no puede ser. Ahora le toca mover a otro, darme algo, lo que sea. Algo con el suficiente tamaño para que no necesite mi lupa de 16 aumentos para verlo.

No puedo más, de verdad. Estoy rendida, agotada, exhausta. Necesito llegar a puerto y que alguien me abra una puerta por la que entrar a tomarme un descanso. ¿A quién se la tengo que pedir, a la fábrica de Sulley y Mike? ¡Dadme la dirección!



lunes, 11 de noviembre de 2024

Onions

 

Como decían en Twitter con la viñeta de arriba, a lo mejor mi problema es que tengo demasiada cebolla en mi vida. 

¡Buenas semana!

lunes, 4 de noviembre de 2024

Zombies modernos

Llevo toda la semana obsesionada con lo de Valencia. No puedo pensar en otra cosa, no paro de mirar noticias, redes. Me recuerda un poco al CoronaSuplicio, pero distinto. Porque no hay tanto miedo inmediato, tanta incertidumbre. O mejor dicho, sí hay incertidumbre, de la peor clase, además.

Y es que no me puedo explicar como a estas alturas de la vida, con lo medios y la tecnología que tenemos, no seamos capaces no ya de prevenir sino de reducir los daños de fenómenos extraordinarios como este. Pero más que eso me preocupa comprobar que vivimos en un sistema que no funciona, basado en un laberinto competencial que usan los políticos para escurrir el bulto y echarse la culpa unos a otros. Y lo que es peor, que muchísima peña está tan polarizada, tan cegada por la ideología, que es incapaz de ver lo que han hecho mal "los suyos", que justifica lo injustificable, que ni se plantea dar su brazo a torcer ocurra o que ocurra, hagan lo que hagan unos y otros.

La naturaleza cuando se pone a las malas da miedo. Los ultras zombificados con cerebros vacíos que se limitan a creer y repetir las consignas de los de arriba sin pararse a pensar si les mienten, si se han equivocado o si lo que un tiempo estuvo bien pero ya no sirve en unas circunstancias nuevas, da mucho más.

martes, 29 de octubre de 2024

Ojalá pudiera

 

Ojalá pudiera. De verdad. Si alguien tiene la fórmula mágica para cumplir el consejo de la foto de arriba soy toda oídos. Porque yo lo intento cada minuto de cada día y no hay manera.

Ahí tenéis los comentarios para iluminarme con vuestra sabiduría.

martes, 15 de octubre de 2024

Pezqueñines no, gracias

A estas alturas de mi vida he tenido taaaantos malentendidos por conflictos en los que para mi era más que evidente lo que había pasado y después resultaba que la otra parte implicada lo había vivido de manera completamente opuesta, que ahora siempre procuro hablar las cosas antes de partir peras. Incluso aunque tenga el 90% de seguridad de que no hay nada que salvar porque está todo el pescado vendido, trato de tener una última conversación. Para quedarme tranquila. Para asegurarme de que está todo claro. Por si acaso.

Pero es que en verdad en verdad en verdad os digo que llegados a determinados puntos me pedís demasiado. Es que con el corazón en la mano os aseguro que no puedo más, en serio. Es que me agotáis. La peña acaba con mi resistencia.

Yo no puedo recordar a todas horas que la conversación es cosa de dos, que tienes que poner de tu parte. Si no cuentas absolutamente nada de ti ni de tu vida, y sólo contestas mis preguntas no es una charla, es un interrogatorio. Si respondes con el mínimo de palabras y la máxima ambigüedad, si pareces estar concursando para el premio internacional de utilizar el mayor número de palabras para no trasmitir NINGÚN contenido. Si la mayoría de tus interacciones consisten en hacer una variación de la última frase que he dicho yo. Si jamás te interesas por mi, por lo que pienso, por lo que me gusta. Si podría contarle cosas a una pared y tendría mil veces más feedback, tirando por lo bajo. Si tus únicas aportaciones son cien versiones distintas del mismo lema vacío de positividad tóxica. A la vez número un millón que me repites lo contento que estás y lo que disfrutas de las pequeñas cosas y lo bien que te va todo me dejas totalmente claro la amargura que intentas ocultar. Dime de que presumes y te diré de qué careces. Ser positivo está genial, pero no mostrar ABSOLUTAMENTE nada más que esa faceta de la forma más superficial te quita todo rasgo humano, te convierte en un calcetín con ojos. Los diálogos de Espinete lo dejan como un filósofo a tu lado, ya te lo digo.

En serio, tío, es IM-PO-SI-BLE que no te estés dando cuenta de lo que haces, que se te de tan rematadamente mal conversar, que estés tan vacío por dentro. Tienes que estar haciéndolo a propósito para dejar claro tu desinterés. Y me parece guay, ¿eh? Tampoco es que me de miedo perderme gran cosa, visto lo visto. Pero entonces, tronco, ¡¡DÉJAME EN PAZ!! No me escribas, no me pidas quedar, vete a tomar aire fresco y tanta paz lleves como descanso dejas. Libérame de este suplicio eterno, de las notificaciones infinitas, de un interminable diálogo de besugos. Bueno, ojalá eso, porque creo que los peces tienen una comunicación mil veces más efectiva que la nuestra.

En serio, no pretenderás que sea yo la que tenga que dejar por escrito que no estás a lo que estás, te importa un mierdo o no das para más porque donde no hay mata no hay patata. Si no quieres/ no puedes/ no estás en el momento de aprovechar lo que has pescado, devuélveme al mar y déjame seguir nadando a mi bola.

Pezqueñines no, gracias.


viernes, 11 de octubre de 2024

Lo que ellas digan

En lo profesional mi vida es un asco. En lo psicológico, no puedo decir que esté sana. En lo musical debería contratar una tuba para que me siguiera a todas partes. Sin embargo, en eso de que me inviten a comer, atravieso una racha inmejorable.

(La teoría del amor)


De todos modos, así es mi vida. Un cúmulo ardiente de dolorosa e inoportuna torpeza

(La química del amor)


Por otro lado, ¿no era ésa la definición misma de la vida? ¿Una adaptación constante determinada por una serie interminable de errores?

(Lecciones de química)


Hay veces que una chica no necesita decir nada, que sólo le hace falta escoger los pasajes que ciertos libros que parece que la estén mirando por un agujerito. 

Y con esto y un bizcocho me retiro de finde, que falta me hace. Por la sombra, bombones.

domingo, 6 de octubre de 2024

Ghosting de qué

Vengo a registrar una queja oficial. A ver si consigo explicarlo bien, porque ya vale.

Las App de ligue son la hez. Este tema ya lo hemos tratado en diversas ocasiones, no vamos a abundar. Así que voy a dejar de lado en esta entrada a todos los que en esos sitios mienten como bellacos, los que dan gato por liebre, los que dicen una cosa y quieren otra, los que no te caen bien, con los que no tienes cosas en común, con los que, simplemente, no hay nada de donde sacar porque no dan para más los pobres. Todo eso ya lo hemos tratado.

Ahora quiero hablar de tooooooodos esos pobrecitOs que se quejan amargamente de las chicas les hacen ghosting. A ver, hacer eso de verdad está muy feo, ghosting caca, no lo hagáis. Ahora bien, es que estos jetas a cualquier cosas le llaman ghosting.

Lo que SÍ lo es: tener una relación previa y dejar de coger llamadas, de contestar mensajes de forma reiterada. Incluso, siendo generosa, voy a ampliar el concepto. Sin llegar ni siquiera a tener una relación, si has chateado durante mucho tiempo con una persona y contado cosas importantes y de repente sin explicación alguna desaparece como si lo hubiera secuestrado la mafia rusa, pues eso MAL claro.

Lo que NO lo es: que hables con alguien unas semanas y la persona se limite a contestar lacónicamente o con monosílabos a lo que tú le preguntas. Que no se interese por ti ni haga el más mínimo esfuerzo por conocerte o saber algo más de tu vida. Que desaparezca dos días, al tercero resucite como Jesús y por toda explicación cuente que ha tenido mucho lío. Que sólo te diga generalidades, nada un poco concreto sobre él, sobre sus gustos o sobre su día a día. Que en ningún momento se alcance un mínimo MÍNIMO de enjundia. Que a menudo dudes si estás hablando con Epi, de Barrio Sésamo y que lo descartes porque estás segura de que con Epi podrías mantener una charla más interesante. Que seas la única en tirar del carro conversacional, que te llegues a sentir como los esclavos egipcios cuando arrastraban los pedrolos enormes esos para construir las pirámides. 

Si en las segundas circunstancias él te concede la "gracia divina" de su millonésimo monosílabos y tú, exhausta, no tienes fuerzas de seguir echando carbón a la locomotora del chat y no le contestas van los jetas y te dicen que les has hecho ghosting. No se puede tener la cara más dura. No, amigo, no, la última palabra la has puesto tú, pero toooooooooooooodo el esfuerzo lo he puesto yo. No es que se te de mal o que no te estés dando cuenta, no tienes ningún interés. No pones NADA de tu parte y lo sabes. Estarás a otras cosas, supongo. Y me parece bien, ¿eh?, que cada uno haga lo que quiera, faltaría más. Pero no vayas de víctima diciendo que todas las malvadas mujeres te hacen ghosting, porque de eso nada, monada.

jueves, 3 de octubre de 2024

¿Pero el proceso se cosca?

Cuando has subido, bajado, entrado, salido, acelerado y frenado. Cuando has hecho todo lo que se te ha ocurrido y más durante años y años. Cuando no estás en una racha mala, porque por definición una racha es algo temporal y no sostenido en el tiempo de forma indefinida. Cuando tu fuerte es la creatividad y aún así has llegado al punto de que no te queda ni una idea más porque sientes que las has agotado por completo, que ya lo has intentado TODO. Cuando has estado ilusionada, contenta, harta, mosqueada, exasperada, furiosa, indignada, desesperada. Cuando has tratado al máximo de resignarte, de aceptar la frustración y la absoluta falta de control de los acontecimientos no te queda otra que pasarle la pelota a otro, al que sea. Y te dicen que todo lleva su tiempo, que las cosas pasan cuando tiene que pasar, que confíes en el proceso. Y tú lo haces, y aún así tampoco cambia nada. Así que aturdida, desorientada, descorazonada y hasta el mismísimo c*oño de todo no te queda más alternativa que preguntar sinceramente:

 

 


viernes, 27 de septiembre de 2024

Autoestima nivel: las novias de Brad Pitt en Facebook

 

A mi lo de los Brad Pitt de Facebook que timan a incautas me deja alucinada. A-LU-CI-NA-DA. Pero no por la inocencia, ni si quiera por la candidez o la falta de perspicacia de las pobres víctimas, sino por lo contrario. Yo las admiro, de verdad, sin ironías, desde el fondo de mi corazón. Las envidio. Porque, pensadlo: ¿qué pedazo de cacho de autoestima gigantesca hay que tener para creer que Brad Pitt quiere ligar contigo por cualquier medio? ¿Que se enamora de ti de la nada, sin conocerte? Imaginaos el altísimo concepto que estas chicas tienen que tener de sí mismas, lo muchísimo que se quieren, para plantearse si quiera que esto pueda llegar a ocurrir. Deben de andar por la vida pisando fuerte, ¿no? Con semejante Beyonce interna, no me digas...

Y no sólo eso. También me da envidia su fe en la vida, su confianza en los milagros, su deliberada omisión de la probabilidad, de la estadística. En serio, ¿cómo de difícil es que entre millones de millones de millones de perfiles de una red social que ya no usa ni el tato encuentre JUSTO el tuyo uno de los actores más famosos del mundo? Es que si crees que eso puede pasar tu esperanza no tiene límites, podrás creer cualquier cosa, eres invencible. El Gordo de Navidad, el Euromillón, un trabajo bien remunerado con buen horario en el que te traten con respeto, el ratoncito Pérez... Tu optimismo no tiene techo.

Y eso es lo que envidio. Qué felices tienen que ser estas chicas en su realidad paralela, en su mundo de piruleta en el que lo mejor no sólo es posible que ocurra, sino que les ocurra JUSTO A ELLAS. Da igual que esa candidez tenga un precio, que un listo les time cuatro euros, que el electricista les cobre más de la cuenta (nos lo hacen a todos, además) o que se encuentren con algún percance en el banco. Esa dicha, esa alegría, esa esperanza, esa paz no se paga con dinero.

Qué envidia.


martes, 24 de septiembre de 2024

De bofetón

Al loro, que venía a contaros una buena noticia (ya era hora después de la racha de entradas pozo negro que llevo) y hasta en esto soy capaz de autoboicotearme. Es que es como para darme bofetones hasta la hora del almuerzo y después todo el día. En fin...

Lo voy a resumir, que si no, no llego al meollo nunca. Después de que la Supermovida casi acabara conmigo juré y perjuré que no iba a estudiar nada más. Y... sí, como os estáis imaginando, incumplí. Por probar y ver si me gustaba, me apunté a una cosa sin hacer research previo, sólo porque me sonaba bien. Ya lo sé, no soy el lápiz más afilado del estuche. El caso es que la movida nueva resultó empezar en el segundo cuatrimestre (con toda mi motivación olvidada en el primero), ser una materia muchísimo más árida de lo que me esperaba y llegar justo cuando se me cayó el mundo encima por un problema personal. Vamos, todo a favor, ya lo veis.

Aún así, por no perder el dinero de la matrícula, lo intenté. Aquello me sonaba a chino mandarín y estaba tan triste que leía los apuntes cayéndome lágrimas de los ojos, así que, como supondréis, llegué a junio sin tener ni idea. Ni me presenté.

Después la angustia fue remitiendo, yo tuve tiempo en vacaciones para mirarme algo y decidí jugar la carta de septiembre. Aquello seguía siendo chino mandarín, llegué con los conocimientos justos para pasar un examen razonablemente sencillo y me encontré con la prueba más difícil de la historia de la asignatura. No lo digo yo, lo dicen las miles de reclamaciones de alumnos y los testimonios de personas que se presentaban por cuarta vez y que nunca antes habían visto algo parecido. Como sería la cosa que subieron medio punto de forma general a todos, por los resultados obtenidos. Agüita.

El tema es que yo me vi allí, en el test más tecnologizado que he hecho en mi vida (los tiempos avanzan que es una barbaridad, chica, pero esto ya lo contaré en otra entrada) con un debate interno. Las respuestas que sabía seguras no eran suficientes para aprobar, así que tenía que jugármela. Los errores restaban mucho y yo suelo ser bastante cauta por mi legendaria mala suerte, pero en un arranque de rabia, quizá por la mala racha de la que venía, pensé: "Hay que morir matando. Como si saco un cero.". Y dicho y hecho: x, x, x, x, Respondí las que me sonaban bastante. Las que por descarte parecían razonables. Las de pito pito gorgorito. Contesté CASI todas y salí del examen esperando una calificación negativa, es decir, menor que cero al restar los fallos. La probabilidad no suele estar de mi parte.

Los días siguientes vinieron las reclamaciones y el foro de estudiantes en llamas por la dificultad de la prueba. Yo lo miraba todo sin indignación ninguna, como una vaca mira al tren esperando mi cero ampliado y cuando salieron las actas... aprobado. A-PRO-BA-DO.

No os puedo describir lo que sentí. Estupefacción, lo que más. Incredulidad, desde luego. Poco a poco, cuando la noticia fue calando, alegría. No por la nota (la materia me da igual y no pienso continuar) sino por el éxito. El primero en una laaaaarga racha de mierda. Y esa emoción debería predominar y asentarse, ¿no? Felicidad. Fe en que las cosas pueden salir bien, a veces, incluso, contra todo pronóstico. Esperanza en que es posible que la suerte me acompañe un tiempo, que ya me tocaba.

Debería pensar que es un mensaje del universo, una señal del cambio de ciclo, el pistoletazo de salida de un periodo de cosas buenas. ¿Y sabéis qué pensamiento intrusivo mierder se me cuela todo el tiempo? Que he gastado toda mi suerte en algo que me da igual y que ya no la tendré en los temas que me importan. 

Lo que os digo, es que soy de bofetón. DE BOFETÓN. Y no sé qué hacer para cambiarlo.

viernes, 20 de septiembre de 2024

Same, Ricardo

 
 
"¿Qué haces? Sufro. Y en mis ratos libres, escribo."
 
Same, Ricardo, same
 

 
 
Que ya lo sé, Cesare, no metas el dedo en la llaga. Que lo tengo claro. Pero que trato de evitarlo por todos los medios y no hay manera. Intento ser objetiva, racional, ver el donut completo y no sólo el agujero. Pongo el máximo esfuerzo en no quedarme atrapada en el enfado, en la rabia. Medito, respiro, procuro fluir, no luchar. Pero como si quieres arroz, Catalina.

Pienso mucho en por qué no consigo controlar esto y creo que es que porque en algún putrefacto rincón de mi cerebro hay una neurona anticuada y rancia que archivó en un pasado muy muy remoto tres  bulos absurdos nivel terraplanista: Que si te esfuerzas lo suficiente al final consigues lo que quieres. Que el esfuerzo conlleva sufrimiento. Y que cuando te viene un putadón si sufres lo suficiente, si lloras lo bastante, si lo pasas suficientemente mal la vida se apiadara de ti y lo arreglará. Ahí lo lleváis. Tres mentiras como tres catedrales que se quedaron allí grabadas a fuego, que no hay quien borre y que me amargan full time. Y encima se juntan con otra neurona delulu, prima hermana chunga de la antediluviana, que está convencida de que aceptar algo malo implica que no te mereces lo bueno y que jamás te va a pasar si te rindes. Aceptar=tirar la toalla. Aceptar=no ser digna, no valer lo suficiente para vivir algo bueno. Menudas asociaciones de mierda. Esta esa parte de mi corteza prefrontal para llevarla al punto limpio.

Dicen los maratonianos que el dolor es inevitable, pero que el sufrimiento es opcional. Pues no sé, decídselo vosotros a la mi cerebro boicoteador, porque a mi no me hace ni puto caso.
 

martes, 17 de septiembre de 2024

Desbloqueando el bloqueo

Bueno, le voy a dedicar una entrada porque se lo ha merecido. Y más ahora, que llevaba un siglo de bloqueo lector y no había libro que me sacara de esa sequía literaria. Espabilarme, llamarme la atención y conseguir mantener mi mente centrada durante más de tres frases seguidas era estos meses toda una proeza y esta novela lo ha logrado. Así que reconozcámosle su mérito y recibamos con un caluroso aplauso a...

¡¡¡"La química del amor" de Ali Hazelwood¡¡¡

(plas, plas, plas, plas=onomatopeya de aplausos. Nunca está claro con las onomatopeyas si has elegido la adecuada)

Un día. Ni eso, creo. En unas 20 horas me he zampado sus casi 500 paginitas de nada. Ahí lo lleváis.

¿Porque es una gran historia que ganará el Nobel de literatura? Ni de coña. Es una obra juvenil, romántica, del montón. llena de clichés (en definitiva lo que se le pide al género). No es que no sea original, es que es EXACTAMENTE el mismo libro que el anterior de su autora (La hipótesis del amor). CLA-VA-DO. Los personajes tienen otros nombre y ocurre en otra ciudad, pero la trama es idéntica, discurre por los mismos caminos, al mismo ritmo, con las mismas vibras. Y me parece bien. 

A mi me ha servido para tener un día (no me ha durado más) maravilloso, sumergida en una historia que SÉ que va a terminar bien, desconectando y olvidándome por 24 horas de una realidad --la mía-- que no me gusta un pelo. Y sólo por eso para mi merece un aplauso, porque la literatura tiene dos grandes funciones: hacernos pensar y permitirnos escapar. Lo segundo es tan necesario como lo primero.

No voy ni a hacer una reseña, ya hay muchas por ahí. Creo que en mi caso más que la trama lo que me ha enganchado sobre todo es la forma de hablar de la protagonista (es decir, de la autora y desde luego SU TRADUCTORA, que ha dado en el clavo con sus equivalentes en castellano. Patricia Sebastián, eres una crack, desde aquí te lo digo). Su frescura, su sentido del humor, sus expresiones, sus referencias a películas, a comics. Diálogos de Pretty Woman ("estuve aquí esta mañana y usted no quiso atenderme. Pues metió la pata y  de qué forma. Hasta el cuello"). De Asterix y Obelix ("verás países, dicen, encontrarás un ambiente de sana camaradería, dicen" en versión científica). Memes de Twitter, juegos de palabras de esa red social. ¿Sabéis el típico amigo que te ha contado cien veces la misma historia, pero te diviertes siempre por la forma en como lo cuenta? Pues un poco eso, en versión literaria.

¿La recomiendo? No especialmente y en todo caso bajo vuestra responsabilidad, porque no es para todos los paladares. Si os van las novelas juveniles, romanticonas, sin mayores conflictos, si necesitáis refugiaros por algunas horas en un lugar feliz donde los buenos siempre ganan y si os apetece reíros a carcajadas, es una elección acertada. A mi me ha funcionado, desde luego. Qué menos que reconocérselo. Aquí os dejo algunas de las frases que me han gustado. A partir de ahí, allá vosotros.

-"El verdadero villano es el amor, un isótopo inestable en constante descomposición nuclear espontánea"

-"Pienso en todo a lo que me he obligado a renunciar. En los gatos que no me permito adoptar. En el esfuerzo desgarrador que conlleva enmendar un corazón roto."

-"Todas las relaciones entre seres vivos terminan en algún momento, de algún modo. Así son las cosas. Una de las partes muere o se larga, atraída por otras necesidades biológicas. Las emociones son transitorias por naturaleza. Son estados temporales provocados por cambios neurofisiológicos que no están hechos para durar para siempre. El sistema nervioso debe recuperar sus propiedades homeostáticas. Todas las relaciones asociadas con acontecimientos afectivos tienen fecha de caducidad"

-"Ese nivel de odio requiere tanto esfuerzo, motivación y compromiso que es básicamente amor."

-"Es un sentimiento que aún no está del todo desarrollado; se trata de un primer borrador."

-"He cabreado a algún dios, será a Poseidon, no debería haberme meado en el mar Báltico cuando era joven"

viernes, 13 de septiembre de 2024

No hay más preguntas, señoría


 

Iba a escribir una entrada, pero luego he visto esta imagen en Twitter (si, ya lo sé, hace años que esa red social se llama de otra manera, jamás lo llamaré así. Asúmelo, Elon) y me he sentido taaaaaaaaaan identificada que me he quedado sin palabras. 

Un plauso para Will (espero que sea el autor real y si no a ese genio desconocido, allá donde estés: mis dieses) por resumir como siento mi vida el 99% del tiempo. Es que no voy a añadir nada porque ya lo ha dicho él todo.

No hay más preguntas, señoría.

domingo, 8 de septiembre de 2024

Umbral

"Estar enamorado es como el umbral del dolor, depende de las experiencias que haya tenido cada uno le parece más grande o más pequeño, suficiente o no"

(El amor y otras pandemias)

Ya conté por aquí algunas de las muchas perlas de sabiduría de andar por casa que me gustaron de este libro. Últimamente pienso bastante en la de arriba. Porque es fácil, ¿no? Confundir lo agradable, lo mullidito, lo cómodo, lo cozy con otras cosas. A lo mejor no eres consciente de que te falta algo porque tampoco tienes otras referencias con las que comparar. Quizá el cuentakilómetros de forma objetiva habría medido la misma distancia, a pesar de que a uno le pareciera ya la meta y para el otro quedara mucho trecho aún que recorrer. Puede que uno no buscara más porque no supiera que existe algo más que buscar.

Y hasta es posible que ese algo que le esté esperando en el futuro en algún sitio porque nunca es tarde.

Podría ser, ¿no?

domingo, 1 de septiembre de 2024

Plot twist

 


Estaba empezando esta entrada y me di cuenta de que ya había contado algo parecido el 9 de agosto, pero es que lo tengo atascado aquí y si no lo digo reviento. Llevo unos meses muy malos y a pesar de estar haciendo todo y más para tirar pa'lante no lo estoy logrando del todo y me huelo que la causa es el maldito tapón este. Esta tremenda ceguera que sólo me deja ver negrura en el futuro, que me escamotea cualquier brillo de esperanza, de ilusión, de fe en lo que está por venir.

Y yo no hago más que repetirme que hay cosas que son objetivamente ciertas, te diga lo que te diga el trol por culero de tu cabeza. El sol sale por el este. El agua hierve a 100 grados. Belén Esteban es el mayor generador de memes de la historia de la televisión. Si algo ha pasado una vez puede volver a ocurrir. Algo que ha sucedido antes no tiene por qué repetirse. Si hay dos posibilidades hay 50% de probabilidades de cada una. La vida (que se lo pregunten a los locos titulares de prensa de la actualidad) está marcada por lo inesperado.

Ya lo decía Paul Auster en bonito; nuestro día a día es un argumento loquísimo, un continuo plot twist. Puede pasar cualquier cosa en cualquier momento que lo cambie todo. Para bien también, no sólo hacia el lado malo. 

No lo olvides, por favor Y tira pa'lante. 

sábado, 24 de agosto de 2024

¿Por?

En momentos como este es cuando me da pena que los blogs hayan muerto y no me lea ni el tato. A ver, el fallecimiento de la blogoesfera siempre es cacafuti, pero también es verdad que a mi hablar al vacío no me importa mucho la mayoría de las veces. Sin embargo otras (como hoy) en las que más que a dar la chapa vengo a preguntar, me parece una lástima que no haya nadie al otro lado para responder, para debatir, hasta para discutir un poco, si hace falta. Eso molaba.

En fin, de cualquier forma yo voy a dejar esto por aquí por si acaso. Como los caminos de internet son inescrutables, a lo mejor de casualidad alguien que esté consultando a San Google regalos para su prima lejana se lo encuentra y me contesta.

Al lío. Relaciones de pareja. Qué bonitas, qué complicadas, bla, bla, bla. Cuando se acaban, marronazo, drama, dolor, rabia, enfado. Hay muchas rupturas, nunca agradables, pero os pregunto por la tipología que retrato a continuación.

Relación de casi un año: divertida, serena, sin altibajos, sin discusiones, sin ningún desacuerdo importante. Muchos planes, muchas risas. Funcionan bien como equipo pero uno de los dos se da cuenta de que no está realmente enamorado, que le falta intensidad y ambos deciden dejarlo, uno porque quiere más y el otro porque no acepta migajas. El que no está enamorado sufre menos que el que sí que lo está, desde luego, pero no hay enfados porque no hay culpas, el amor es incontrolable, nadie decide de quién se enamora. Así que ambos quedan en conservar la amistad que han cultivado durante meses. Cuando pase el dolor, claro, cuando los dos lo hayan superado, el que llora más  y el que menos, volverán a ser amigos.

El llorón llora más de lo previsto y tarda meses en contactar y cuando se ve ya recuperado y lo hace, el que no ha llorado le dice que no quiere ser su amigo. Y aquí viene mi pregunta, ¿por? Es decir, entendería que el llorón no pudiera recuperar la amistad. A veces se sufre tantísimo que aunque la fuente del dolor no tenga la culpa del mal, se hace imposible no odiar a quien ha generado ese daño, aún sin querer. Pero si el sufridor consigue superarlo sin odiar, el otro, el que no ha llorado, el que no lo ha pasado mal, ¿qué razones tiene para cerrar la puerta a alguien con el que ha vivido casi un año de buenos momentos?

Porque esa es mi duda: si no ha habido escenitas, ni malas palabras, ni enfados, ni agobios, ni exigencias de ningún tipo. Si no se han producido conflictos por amigos comunes o terceras personas. Si el sufridor ha sufrido en silencio, sin que el otro se enterara de nada. ¿Cuál es la causa para no recuperar el contacto? He leído por ahí que dicen que sería raro. Y eso es lo que no entiendo: ¿por?

jueves, 15 de agosto de 2024

Y yo pa'cuando



"Tengo una pregunta, tengo que me invade
Me invade la curiosidadTengo una pregunta, tengo que me invadeMe invade la curiosidad
¿Quién será? Y, ¿quién será?¿Quién será la felicidad?¿Cómo será, cómo será?¿Cómo será la felicidad?
Huele a tormenta de veranoSeguro, o color azul oscuroSeguro (seguro), seguro
¡Güiro!
Hace un par de días la vi por la callePor la calle la vi pasarHace un par de días la vi por la callePor la calle la vi pasar
¿Dónde irá? ¿Dónde irá?¿Dónde irá la felicidad?¿Qué buscará? Y, ¿qué buscará?¿Qué buscará la felicidad?
Se giró y se me quedó mirando (ah, ¿sí?)Lo juro, me guiñó un ojo, seguroLo juro (lo juro), lo juro
¿Quién será la felicidad?Que tú va' a ver, que tú va' a verQue tú va' a ver cómo vas a...
La tan linda, mulata claraLa rumba buena, te llamanLa rumba buena, te llaman(¿Quién será la felicidad?)(¿Quién será la felicidad?)
dímelo, dímelo, dímelo, dímelo(La felicidad) porque a la rumba se llama(La felicidad) rumba buena y guaguancó de banana(La felicidad) de la noche a la mañana(La felicidad) ¡rumbero'!
Oh, oh, ¿quién será?Oh, oh, la felicidad, ¡cántalo!(Oh, oh, ¿quién será?) ¿Quién será?(Oh, oh, la felicidad)
¿Quién será?Oh, oh, la felicidad"

¿Cuándo me vas a guiñar el ojo, Felicidad? ¿Cuándo me toca a mi? 

viernes, 9 de agosto de 2024

¿Cuánto es un año?

 


En mi día a día hay muchas cosas que no funcionan. No voy a turraros otra vez con esto porque si paráis por aquí ya sabéis que llevo 15 años igual y si sois nuevos tampoco creo que sea vuestra mayor ilusión comeros una chapa con los termómetros a 40 grados. Pero vaya, que sigo sin encontrar la manera de pasar de pantalla en el videojuego de la vida.

Que intente no dar la matraca con esto y pensarlo lo menos posible no quiere decir que no siga tratando de buscar la forma de cambiar esta tendencia. Por mucho que he revisado una y otra y otra vez mi trayectoria nunca he encontrado lo que estaba haciendo mal para quedarme paralizada cuando otros haciendo lo mismo o parecido se movían a velocidad de crucero. Y el otro día bicheando en Twitter me encontré esto de arriba y me quedé colgada, en plan ordenador.

Porque... no es así en mi vida. Quiero decir, sí a mi alrededor, claro. El mundo está loquísimo. La realidad supera siempre a la ficción y hoy tenemos una pandemia, mañana Putin nos monta una guerra, pasado un youtuber se cuela en el Parlamento Europeo, al otro  Puigdemont se marca una visita a España al más puro estilo Anacleto agente secreto... Un no parar, ya lo sé. Para los demás. Porque en mi realidad las situaciones se eternizan sin que yo pueda hacer nada para evitarlo.

Me voy a explicar. Movimiento hay, en concreto el mío que no paro de intentar planes, de buscar soluciones, de pensar alternativas. Me muevo sin descanso, pero también sin resultados efectivos porque lo que trato de cambiar, a lo que dirijo tanta actividad, sigue inmutable. Meses. Años. 

Un año es taaaaaaaaaanto tiempo. 

Depende. Para mi no. 

Por desgracia.

sábado, 3 de agosto de 2024

Viaje a mi pasado literario

(Hace mucho que no hablamos de Casona, ¿no? Hace mucho sí, ya toca.)

Después de mi aventura marinera pasé unos días en la playa con los SpeedyPadres, lo que suena mucho más relajado de lo que es en realidad. Ir a su casa de allí suele significar hacer todas las tareas que hará MI EQUIPO cuando yo sea millonaria y quiera instalarme en mi mansión de verano. En la realidad actual de mi yo pobre esto se traduce en un peaje de cortad el césped, podar, limpiar, hacer la camas y llenar la despensa antes de poder pegarte tu primer bañito en el mar. Y para más inri, como continúa la digievolución de Speedymum en los hermanos del programa de reformas de Divinity, han aparecido estupendas ocupaciones nuevas tipo vaciar el garaje y reordenar las estanterías altas. Tan divertido como suena, sí.

La parte positiva es que soy mucho más eficiente tirando trastos allá que en mi superguarida, donde me cuesta un mundo deshacerme de cualquier mierda. En hogar ajeno, sin vínculo afectivo ninguno, todo a tomar aire fresco a la voz de ya. Haaasta que llegamos a los libros, claro. Ahí mi escudo de hielo contra el apego a cosas innecesarias se resquebraja. Da igual que sean nuevos o viejos, comedias o dramas, grandes clásicos o pestiños totales, todos merecen mi compasión para salvarlos de la quema. 

Total, que haciendo este higiénico periplo por mi pasado literario me reencontré con títulos significativos de muchas etapas de mi vida. Allí estaban los 12 tomos de Mafalda y sus compinches, que se vinieron conmigo a mi superguarida, como no. Desde las baldas altas me saludaron también obras de Lope de Vega, novelas históricas, culebrones victorianos y hasta libros de humor de Goma Espuma y Buenafuente. Y como no, el segundo tomo de los más destacado del teatro de Casona. El primero ya lo tenía a buen recaudo, era hora de "mangar" el segundo, sin duda.

Y ahí habéis tenido a la defensora de "la vida es muy corta para releer libros" releyendo textos de este autor ya leídos 10.000 veces en el pasado. Y disfrutándolo. Igual hago una continuación de esta entrada con frases destacadas, no lo descarto. Por ahora, que esto está quedando ya largo para días de 40 grados, sólo traigo aquí una que me ha resonado. Seguramente porque estos meses he andado corta de esperanza y optimismo. Ni siquiera voy a dar contexto ni una explicación, porque lo mejor es que lo leáis por vosotros mismos para que lo disfrutéis. Esto es de Los árboles mueren de pie.

-"Era una ramo de rosas rojas y un papel con una sola palabra: ¡Mañana! ¿Quién fue capaz de encentar entre tantas palabras inútiles la única que podía salvarme?"

(...) 

-"Cuando despertó había debajo de su puerta una tarjeta azul diciendo: No pierda su fe en la vida. La esperamos."

Un poco de esa fe no me vendría a mi mal, no....

martes, 30 de julio de 2024

Primeras conclusiones velerísticas

 ¡¡¡Ehhhh, bombones!!!

¿Cómo va el veranito? ¿Vacaciones?

Ay, no, olvidad la segunda pregunta. No saquemos temas tristes, que a mi se me acaban mañana y ya he tenido que reprimir seis intentos de mi yo loca de coger un avión hacia ninguna parte para no volver nunca. Tengamos la fiesta en paz.

Pues eso, que he estado de vacaciones rodeada en todo momento de alguna forma de agua salada y arena. Después de casi quince días tengo un color bronce en la piel que me gustaría pensar que es melanina, pero que sospecho que tiene buena parte de salitre, tierra y roña en general. Lo que viene a ser un peeling en plan artesano, vaya. 

Y es que, como os conté a lo cutre antes de zarpar rumbo a lo desconocido, he tenido una nueva aventura acuática. Un barco, de nuevo, aunque bastante más pequeño que el de hace 12 años. Así que las conclusiones son pelín diferentes:

-Nunca hay que fiarse de las fotos, ni en Tinder ni en cuestiones náuticas. Los 14 metros que parecen un palacio en internet se ven preocupantemente pequeños a la hora de soltar amarras.

-Nunca hay que fiarse del ojo humano. Cuando te dicen que ocho personas con su comida de una semana van a caber en el mini yate de Polly Pocket te ríes con incredulidad. Cuando entra todo, te das un puntito en la boca. 

-Pocas cosas más tranquilizadoras antes de empezar tu primera travesía marítima que una charla de una hora sobre donde están los chalecos salvavidas, el botiquín y cuál es el canal de la radio para pedir socorro.

-El Tutuki Splash de Port Aventura está inspirado en hechos reales, pero es una versión libre. MUY libre.

-Una biodramina es poco y dos son demasiadas. Un consejo de amiga.

-La playa siempre, y cuando digo siempre quiero decir SIEMPRE, está más lejos del barco de lo que parece.

-Ducharse con agua dulce y jabón es una necesidad secundaria. La piel desarrolla enseguida resistencia al salitre y pronto lo convierte en una capa protectora. Ni los rayos ultravioleta más potentes consiguen penetrar hasta la epidermis.

-Constructores, si se os acaba el cemento, agua de mar, champú y espuma de rizos. Ni una radial logra desapelmazar semejante engrudo. Una idea que os dejo aquí, de gratis, porque las vacaciones me vuelven generosa.

-Ni el oro, ni los diamantes, ni las criptomonedas. El bien más codiciado es la sombra y en su búsqueda cualquier superficie es asiento como cualquier agujero es trinchera. Unas escaleras, comodísimas. La parte menos uniforme del casco del barco, maravilloso. El final del palo mayor, gloria bendita.

-Ante cualquier intento de desalojo, siempre hay que hacerse la loca. "¿Una semana en el velero? ¿Yo? No, no, qué va, yo acabo de subir, soy de la tripulación del siguiente viaje. ¿La melena con el cepillo incrustado como la espada en la piedra de la leyenda del rey Arturo, que quien consiga sacarla será el verdadero monarca?  No sé de qué me hablas, este peinado es la última moda, no estás en la onda"

-

sábado, 13 de julio de 2024

Prediario de bitácora

Bueno, pues como soy lo peor y no me ha dado tiempo a actualizar antes de irme, aquí estoy, a lo cutre desde mi móvil del pleistoceno haciendo lo que puedo. Así que os cuento en plan telegrama sin enlaces ni leches. 

Hay nueva aventura acuática a la vista. Si, después del desastre del escafoides. Después de cabalgar las olas con escasisimo éxito. Después del crucero. Si, hijos, si. Si los trenes y sus retrasos lo permiten, en nada embarco rumbo a lo desconocido. Por ahora esto os puedo contar.

-Estoy en un tren llenos de señores GIGANTESCOS que se ve que van al mismo torneo de rugby y que se desparraman como pueden en asientos en los que no caben para dormir después de lo que, esta claro, ha sido la juerga de su vida. Algunos llevan hasta antifaz.

-El cielo esta muy pero que muy gris, lo cual me daría igual si no necesitara buen tiempo para navegar tranqui los próximos días. Verano, tronco, llega ya. O si alguien te retiene pestañea dos veces.

-No se si estoy preparada para la charla sobre la ubicación de los chalecos salvavidas que me espera en breve. Se vive mejor en la ignorancia.

Así que si todo va bien, hasta la vuelta. Y si va mejor que bien igual ni vuelvo, venís vosotros a verme en donde esté. 

Pues eso, a cuidarse. Y por la sombra, bombones. 

miércoles, 3 de julio de 2024

¡¡AL ATAQUERRR!!

Llevo dos días que no puedo parar de llorar. Y no es esto que me pasa a veces de que se me derrite la rabia, porque eso más o menos lo medio controlo y esto ni de lejos. Es como si alguien me hubiera abierto las compuertas de los ojos y estuviera saliendo todo en plan presa desembalsando, sin que esté en mi mano contenerlo. Por ahora he llorado en el tren, por la calle, en el curro, en el médico y comprando el pan. Respiro profundamente para intentar seguir con mi vida como una adulta funcional, pero cuando voy a hablar se me quiebra hasta la voz. Un espectáculo dantesco, ya os lo digo.

Y lo más gordo es que no ha pasado nada nuevo que lo justifique, así que supongo que es un golpe de estado de mis hormonas, que se han hecho definitivamente con los mandos de mis emociones. Hasta ahora había habido amagos de revuelta en mis últimos síndromes premenstruales, pero que eran una broma comparado con esto. Porque podían incluso sentirse más intensos, pero tenían esa pátina de irrealidad, de limitación, de reconocerlos como un timo temporal de la cabrona de la regla. Esto es.... real. O más que real es INMENSO, INABARCABLE, imposible de obviar, de relativizar.

Me siento inundada por una masa gigantesca, colosal, inconmensurable. No es el peso, es el tamaño, la imposibilidad de distinguir principio ni fin. Hasta donde alcanza la vista todo es océano y como no me cabe entero dentro se me está desbordando por los ojos. Eso será.



Mientras intentaba seguir mi vida de adulta funcional a la vez que lloraba a mares, leí esta genialidad de arriba en Twitter. Porque, efectivamente, ya lo decía Beckett, aunque no te sientas capaz hay que tirar pa'lante, así que no queda otra que poner la mejor voz de finstro pecadorrr para gritar:


¡¡AL ATAQUERRR!!


viernes, 28 de junio de 2024

Renfe Listérrimos S. A.

(CONSEJO SUPERIOR DE LISTOS LISTÉRRIMOS JEFAZOS DE RENFE. Sala de juntas. Día)

RequeteJefísimoSupremo.- A ver, lluvia de ideas, ¿qué podemos hacer para que la gente siga usando nuestro sistema ferroviario que está ya casi para llevarlo al punto limpio de lo horriblemente mal que funciona?

Iluminado1.- Que los trenes no acumulen retrasos de más de una hora día si y día también.

Iluminado2.- Que haya más frecuencias y que si pierdes un cercanías no tengas que mandarle una foto a tu familia porque cuando llegues a casa después de coger el siguiente no te van a reconocer de lo que te habrá crecido el pelo.

Iluminado3.- Arreglar las pantallas de información y que se pueda consultar qué trenes van a pasar y cuándo para que la gente pueda gestionar su tiempo, avisar en el trabajo si no llega porque hay demoras o buscar otra forma de transporte si ocurren incidencias graves.

Iluminado4.- Arreglar la megafonía para que se ENTIENDA ALGO de los avisos. Ya que los cercanías pasan a la hora que les sale del mismísimo unicornio y no a las programadas y dado que las pantallas donde debería registrarse la circulación real no es que tengan información inexacta sino que directamente están apagadas, vendría bien que alguien avisara aunque fuera de palabra del destino del convoy que para en el anden en cada momento. Es cierto que se perdería la emoción de montarte en uno al azar y no saber si acabarás en un barrio rural, Málaga o Sebastopol, pero esto es Renfe no El Hormiguero, no hemos venido aquí a divertirnos.

Iluminado5.- (Visiblemente emocionado) ¡¡O GASTAMOS TODO EL PRESUPUESTO EN PONER EL AIRE ACONDICIONADO MÁS FUERTE DE LA HISTORIA, QUE A LA PEÑA LE TENGAN QUE AMPUTAR EXTREMIDADES POR CONGELACIÓN Y COMO SERÁN TULLIDOS Y NO PODRÁN ANDAR NO LES QUEDARÁ OTRO REMEDIO QUE IR EN TREN!! ¡Es un plan sin fisuras!

RequeteJefísimoSupremo.- Tenemos idea ganadora, un aplauso para el señor Lopez, AKA Iluminado5.

Estoy segura de que la última reunión de Renfe de antes e verano fue así. No tengo pruebas pero tampoco dudas.