jueves, 20 de febrero de 2014

Luchándolo

Tengo una buena noticia y una mala. La buena es que ya sólo me quedan 4 exámenes. ¡¡BIEN!! La mala es que son los más gordos, desesperantes y en los que más claramente se masca la tragedia ya a estas alturas del partido, y eso que aún faltan dos semanas para que lleguen. Pero en fin, son 4, no 10. Quedémonos con lo positivo.

Si lo que vais a preguntarme ahora es que qué tal han ido los seis exámenes que ya he hecho, os diré que parece que se ha quedado buen día, pero que igual mañana refresca. Si insistís, os contestaré que regular, la verdad. El tema se me ha dado regular. Pero bueno, no voy a fustigarme porque, como diría en El precio Justo, aquí hemos venido a jugar. Y otra cosa no, pero lucharlo lo hemos luchado. A tope.

Y esto donde más claramente se ve es en los exámenes de alemán. Porque entre que soy completamente inmune a ese idioma (me resbala total) y que no me daba la vida para todo, jugué al rival más débil entre las materias que tenía que estudiar, perdió la lengua germana y no le pegué un palo al agua. ¿Resultado? NI IDEA  de alemán. Pero NI-I-DE-A, oye. ¡Qué horror!

Aún así, allí fuimos, a lucharlo. En el escrito se hizo lo que se pudo nivel: me piden una redacción sobre la televisión en España, de lo único que me acuerdo es de algunas palabras de vocabulario sanitario que salían en el tema 3 y le casco que la tele te entretiene, sobre todo si estás malo y no puedes salir de casa. Y que si estás enfermo, lo mejor que puedes hacer es ir al médico, tomarte una pastilla y ponerte el termómetro. Todo en ese plan, ya os podéis imaginar.

Pero claro, la cosa se puso realmente turbia en el examen oral, porque por mucha inventiva que le eches si no tienes NI IDEA (pero NI-I-DE-A) cuatro minutos de monólogo germano se te hacen eternos. Podría decir que se me dio bien si el examen hubiera sido de un idioma inventado donde los verbos los pronuncio como me peta y los coloco donde me da la gana y a las palabras que no recuerdo les echo creatividad. Pero como el examen era de alemán, la realidad es que el monólogo se me dio de pena.

Pero ayyyyyyy, ¡amigos! Es que el examen tenía otra parte, la del diálogo. Me tocó debatir con una compañera sobre un tema elegido por la profe y yo pensé que suspender suspendería, pero que el debate lo ganaba por mis ovarios. Y ahí empezó la locura.

Porque el tema era una discusión de un matrimonio. Mi compañera hacía de mi mujer, que llevaba todo el día limpiando en casa y quería salir a cenar y al cine. Yo era el marido, que llegaba agotado de trabajar y sólo me apetecía comer viendo la tele. Y el debate (y lo que es peor, EL EXAMEN) transcurrió tal que así:

Speedy.- Hola, ¿qué tal? Yo he tenido un día horrible, estoy muy cansado.

Mi compi.- Pues yo estoy aburrida, podíamos ir a cine.

S.- No me apetece, estoy muy estresada.

M.C.- Y yo muy harta, que he estado todo el día limpiando.

S.- Ya lo veo, la casa está muy ordenada, pero de verdad, me quiero quedar en casa.

M.C.- Pues yo no.

S.- Ya, pero es que la que tiene que levantarse temprano para ir a trabajar mañana y ganar dinero para los dos soy yo (¡Toma argumento sexista! La cosa se estaba poniendo muy turbia, había que sacar la artillería pesada)

M.C Y yo cuido de NUESTROS hijos.

S.-(¿Hijos? ¿Qué hijos? En el papel del examen no decía nada de hijos. La técnica del chantaje no ha funcionado, probemos con la negociación.) Te propongo algo: Nos quedamos hoy en casa y el fin de semana hacemos un viaje a Madrid.

M.C. Claro, pero seguro que el fin de semana también estarás cansado...

S.- Que no, que descanso el viernes.

M.C.- No me fío...

S.- Y además en Madrid hay más cines, podemos elegir otras pelis. O ir al teatro... A ver el Rey León (zum Beispiel)

M.C.- Pero las entradas de cine en Madrid son más caras.

S.- Ich stimme dir zu (para un verbo que me sé lo casco sí o sí, aunque signifique "estar de acuerdo" y en este debate estemos de todo menos de acuerdo) ABER (PERO... Ya te creías que me ibas a convencer, ¿eh?) Pero para eso gano dinero en mi estresante trabajo, para gastarlo.

M.C.- Pues si no salimos hoy, haces tú la cena.

S.- Vale, pero me suena que no hay nada en la nevera, ¿pido una pizza?

M.C.- Para comer una pizza salimos a cenar porque...

Profe.- Vale, vale, vamos a dejarlo aquí, que a este paso hemos salido de la crisis y aún no habéis llegado a un acuerdo sobre el plan de esta noche.

Vale profe, pues lo dejamos. Pero al cero que me has puesto en el monólogo súmame medio punto por lucharlo. Porque no podrás decir que no lo hemos luchado...

lunes, 17 de febrero de 2014

El reverso tenebroso

Si el maestro Yoda pasara cerca de mí seguramente captaría una perturbación en la Fuerza y me diría eso de "el reverso tenebroso es fuerte en ti". Bueno, supongo que sus palabras serían más algo como "En ti el reverso tenebroso fuerte es", que no quiero que venga algún fan total de las Guerras de las Galaxias a decirme que me invento cosas. Pero en fin, que la idea de fondo está clara, ¿no? Me parezco más a Darth Vader que a Luke Skywalker.

Podríais pensar que es porque el miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio y el odio lleva al sufrimiento y como yo soy un pelín culocagao, pues que de ahí viene todos mis males y mi pasaporte directo al Lado Oscuro. Pero no, la cosa no es tan sencilla, que algo os tendré que contar en esta entrada además de destrozarle las frases a Yoda...

El caso es que yo vine mal de fábrica. Igual que hay gente que tiene tendencia a engordar, a tener contracturas en la espalda, a coger gripes o a sufrir otitis yo tengo tendencia a ser pesimista. Es mi forma de ser, lo que me brota natural. Si no hago nada para evitarlo lo veo todo negro tizón. No os imagináis hasta qué punto. Si me dejo llevar, soy de las que miran un donut y sólo ven el agujero. Así de triste como os lo cuento.

Sé que esta inclinación no me aporta nada positivo así que lucho cada minuto de cada hora contra esta mala costumbre. Cuando empiezo a imaginarme dragones y mazmorras en el horizonte, mi táctica es no obsesionarme y hablar con gente, porque la mitad de las veces el 90% de la peña estamos en las mismas y si los demás tiran pa'lante, por qué no voy a poder yo con la que se me venga encima, ¿no? Procuro tranquilizarme y recordar marrones antiguos, para no olvidar que ya antes he salido de cosas peores. Intento relativizar y pensar que en esta vida todo tiene remedio menos la muerte. Me esfuerzo en tener presente que adelantar problemas y sufrimientos futuros no sirve para nada y que ya cruzaremos ese puente cuando lleguemos a ese río. Pongo todo de mi parte, pero el reverso tenebroso es fuerte en mí y a veces me puede, lo reconozco. Por eso me parece tan curioso lo que pasa en la Supermovida, porque en ese marronazo del infierno, la positiva, la optimista y la confiada en el futuro soy yo. Quién me lo iba a decir a estas alturas de la vida.

El tema es que la Supermovida es un movidón de tres pares y a la mayoría de mis compañeros este grado de tortura china le ha cogido por sorpresa. Muchos no se esperaban este nivel de sufrimiento ni creían que les iba a colapsar tanto la vida, así que varios lo dejaron pronto. Desde entonces casi cada semana hay alguien que se tira del barco y este mes del horror está haciendo verdaderos estragos. En mi clase ya se puede oír el eco. Y lo que te rondaré morena.

Entre los pocos que resistimos, la desesperación campa a sus anchas. Estamos agobiados, superados por los acontecimientos y pelín frustrados así que cada día aparece alguno por la puerta diciendo que está hasta los mismísimos y que se raja. Y a los demás nos toca hacer tareas de contención. El tema es que el turno es rotatorio, al que hoy quiere mandarlo todo a tomar aire fresco, mañana le  tocará apuntalar unos cuantos diques, así que todos nos sabemos muy bien la teoría de por qué hay que resistir a toda costa:

-Porque a estas alturas ya no. No se sufre 5 meses para tirarlo todo por la borda cuando queda menos de la mitad. Se nos ha pasado el arroz. Esos sirocazos al mes. Ahora ya ni de coña.

-Porque podemos. Porque los de la Supermovida del año pasado aprobaron todos, yo les he visto la cara y esos no son más listos que yo. Ni cocinan mejor. Si ellos pudieron nosotros también. Y no hay mas que hablar.

-Porque, aunque ahora parezca que no, al final lo que nos tiene que hacer click en el cerebro nos lo terminará haciendo. En realidad estoy convencida de que ya ha habido un miniclick. No nos acordamos porque cualquier tiempo pasado parece mejor, pero el primer mes fue el horror de la desesperación elevada a la enésima potencia. Ahora el tema se ha complicado, nos atacan por todos los flancos y hay más cantidad de sufrimiento pero menos denso. Y confío en que se siga licuando.

La teoría me la sé de perlas, pero el reverso tenebroso es fuerte en mí. Así que si algún día me veis que flojeo, recordadme esta entrada. Yo me la pongo en favoritos, que me huelo que me va a hacer falta...

lunes, 10 de febrero de 2014

Sobreviviendo

Para sobrevivir a este mes del horror absolutérrimo en el que estoy metida mi técnica es ir día día. Ponerme objetivos pequeños, metas volantes que pueda alcanzar para darme cuenta de que, aunque poco, estoy avanzando y que ya queda menos. Así que esta época del averno mi mejor amiga es mi pizarra.

El origen y el objetivo de la pizarra en cuestión ya os los cuento en otra entrada, que hoy no me da tiempo. A lo que voy es a lo que tiene escrito estos días. Es decir esto:

-EXÁMENES PENDIENTES: 10   ¡¡ 9!!

-1º SEMANA DEL HORROR.- ¡¡¡SUUUUUUUUPERADA!!!

-2º SEMANA DEL HORROR.- IN PROGRESS



Ya sólo quedan 4.

                 ¡¡¡VAMOS QUE NOS VAMOS!!!

(Que dirían las supertacañonas del Un, Dos, Tres)

¡Ah! Por cierto, la primicia primiciosa de estos días infernales es que he hablado con Maromazo Mudito. Y no se puede decir que haya ganado la apuesta que tenía con Rain, pero tampoco que la haya perdido. Así que bueno, mejor os lo cuento en una entrada. Cuando me de la vida para escribir un post de verdad y no una tontada como esta, claro. ¡¡Feliz lunes!!

lunes, 3 de febrero de 2014

El rival más débil

No os empeñéis, que no hay manera, ya os lo digo yo que lo he intentado de todas las formas imaginables. Los días tienen 24 horas y es imposible estirarlos más, por mucho que se quiera.Yo he probado hasta a decírselo a Superman, a ver si le convencía para que diera un par de vueltas a la Tierra en contra de su sentido de rotación y así ralentizar un poco el tema. Pero el colega de las mallas azules y la capa roja se ha dedicado a ponerme excusas tontas, que si tal, que si cual, que si pascual y al final me he quedado con las ganas. Ahora, también os digo que arrieritos somos y en el camino nos encontraremos y que ya espero yo a ese listillo cuando quiera cambiar los turnos de vacaciones para irse a Cripton en agosto y poder estar en las fiestas en honor a San Criptoniano, patrón de los viajes intergalácticos. Rita the Singer le va a cambiar las vacaciones, porque lo que es yo, ni-de-co-ña. Ya vendrás, ya...

Total, a lo que iba, que el día tiene 24 horas. Ni una más ni una menos. Si tienes que dormir de vez en cuando, comer, respirar, currar, ir a la Supermovida, sufrir en alemán y rellenar el resto de tu jornada con viajes infinitos en bus de unos sitios a otros, la verdad es que esas horas se te quedan bastante cortas. SOBRE TODO cuando te plantas en un mes del horror que viene cargado con 10 exámenes. Entonces miras el calendario, miras tu agenda petada hasta los topes, vuelves a mirar el calendario.., y decides que es el momento de empezar a jugar al Rival más débil. Qué remedio.

Y es que cuando no hay tiempo para todo, no queda otra que ir eliminando tareas, empezando por las menos importantes, las de la punta del iceberg y bajando de nivel hasta que llegas cerca de la base, de lo que sostiene todo lo demás en pie. Y claro, allí las decisiones son más en plan batalla definitiva entre los Inmortales, de los que al final sólo puede quedar uno. Y es un drama, claro.

Porque empiezas cargándote tontadas tipo dejar de ver una serie que no te tenía enganchada del todo y casi ni lo notas.

Serie, eres el rival más débil. Adiós.

Luego pasas a no poder encender la tele ni un segundo al día, que tampoco es que sea nada del otro mundo, pero enseguida llega el turno de bajar el ritmo lector y la cosa empieza a escocer.

Libros chachis, sois los rivales más débiles. Adiós.

Limpiar, cocinar y salir de juerga ya habían caído nada más empezar la primera fase, así que no hay más tu tía que irse para lo hondo:

Tardes infinitas familiares con los Speedysobris, sois el rival más débil. Adiós.

Lo mires por donde lo mires no hay otro sitio por donde recortar. Es el turno de la blogoesfera:

Blogs (propio y ajenos) sois los rivales más débiles. Adiós.

Madre del amor hermoso, ¡qué suplicio! Si esto de verdad es como Los Inmortales, y sólo puede quedar uno, espero que el que quede al final sea yo. Ya os contaré.

(Espero.)