Supongo que todos habréis tenido alguna vez días en los que os parece que todo va mal, en los que tenéis ganas de gritar: ¡Que paren mi vida, que yo me bajo! Este jueves del averno, en el que el puto síndrome premestrual me ha golpeado con fuerza y en el que casi acabo asada a la plancha (vuelta y vuelta) sobre el asfalto de Speedytown, con bicicleta incluida, ha sido para mí uno de esos días. Así que cuando he llegado a casa he pensado: me merezco un premio.
Me he preparado un margarita más bien dulce, me he puesto mi bañador nuevo y he abierto con mis superpoderes el portal mágico que me lleva al lugar donde más me apetece estar en ese momento con sólo pensarlo. Y bueno, ahora que os veo a vosotros por aquí, no os voy a dejar tristes y solos, podéis veniros si queréis. Os cuento.
Estamos en una playa de esas paradisíacas, de agua super-azul y arena blanquísima. La verdad, no tengo muy claro donde queda la playa en cuestión, pero qué más da, si total, vamos a utilizar el portal mágico para volver. No sé vosotros, pero yo estoy tirada en una comodísima tumbona, bebiendo un cocktail de esos exóticos con mil sombrillitas de papel, luciendo ya bronceado total y mirando nada disimuladamente a los morenazos que pululan por todas partes. ¡MADRE DEL AMOR HERMOSO, QUÉ MAROMAZOS HAY EN ESTA PLAYA! ¿Los veis?
Como estamos en mi lugar ideal y puedo hacer que ocurra lo que me peta, ahora pasa la típica escena de película. Al tío más buenorro de la playa se le escapa la pelota de voley con la que estaba jugando y se queda justo a los pies de mi tumbona. Cuando viene a buscarla, empieza la típica conversación de ligoteo que acaba con una invitación a una fiesta en la piscina de un chalet super-lujoso en primera línea de playa. No os quejaréis, que encima de traeros de vacaciones, os busco plan, soy una joyita, ¿eh?
Total, que nos ponemos nuestras mejores galas y vamos al fiestón. Mi buenorro particular resulta ser un chico guapísimo, inteligente y super-majo que nos presenta a toda su panda. Entre ellos está el dueño de la mansión (buena adquisión, hay que tener siempre amigos con casas en la playa, para posibles futuras vacaciones) y un guionista de cine que ha trabajado en pelis famosas de Hollywood, que nos cuenta chismes de actores de primera fila y promete que nos presentará alguno.
Ya os digo que entre mi buenorro y yo saltan tantas chispas (de las buenas, digo) que me estoy pensando traérmelo metido en la maleta cuando crucemos de nuevo el portal mágico de vuelta a la realidad. Antes de que regresemos todos, como también son vuestras vacaciones, ¿queréis que os pase algo en esa vida paralela? Contádmelo en los comentarios.
viernes, 29 de junio de 2012
miércoles, 27 de junio de 2012
Teatro
Llevo 5 años haciendo lerdeces encima de un escenario. Bueno, haciéndolas de manera más o menos continua y organizada porque, como me imagino que a estas alturas ya supondréis, yo payasadas en público las he hecho toda la vida en cuanto me daban la mínima oportunidad: festivales de fin de curso, pequeñas representaciones en el cole... lo que se me pusiera a tiro.
En lo que he cumplido mi quinto aniversario es en recibir clases y en pertencer a un mismo grupo de teatro. En todo ese tiempo he aprendido la tira (no sólo de interpretación) y me he dado cuenta de cuánto me gusta este arte, que es mucho más que hacer lerdeces encima de un escenario.
Me gusta el teatro porque es un trabajo es equipo. Tan importante es la diva super protagonista, como el último mono que sólo tiene dos frases, porque como el último mono no le de bien el pie y diga su texto correctamente, la diva está vendida. Porque todo es cosa de todos: unos son buenos en manualidades y convierten dos tristes bancos de madera en una chimenea de los años 20, a otros se les da bien coser y arreglan el vestuario para aprovechar lo que hay sin comprar nada, el punto fuerte de otros es escribir y acortan un texto que ha quedado largo o se inventan dos personajes nuevos que aligeran con sus diálogos cómicos una obra demasiado dramática. Pues eso, que todo es cosa de todos.
Me gusta el teatro por la adrenalina del directo. Porque después de miles de ensayos (o no tantos) te la juegas siempre a todo o nada. Porque no hay dos representaciones iguales. Porque siempre pasa algo, bueno o malo, que hace que no olvides ese rato que has estado en escena. Porque es ahora o nunca, como hacer equilibrios en el alambre sin red. Como la vida, vaya.
Me gusta el teatro porque es magia pura. Porque por grande que sea el caos hasta el último segundo antes de que se suba el telón, al final, todo sale bien. Porque por un inexplicable milagro, al final, el técnico pone las músicas cuando las tiene que poner, a los que no se saben su papel en los ensayos les viene la inspiración divina y por grande que sea el error que se ha cometido en escena, siempre hay algún iluminado que aporta una solución sin que el público lo note. Lo que os digo, magia.
Me gusta el teatro porque, cuando se hace bien y engancha, tiene mucha verdad. Porque no hay nada mejor que oír la exclamación de sorpresa del público cuando un personaje que ha muerto en el primer acto, reaparece lleno de vida en el último. Porque la prueba de un trabajo bien hecho es que un niño te pregunte si puede ir a ese jardín en el que tú has dicho en la obra que has escondido el tesoro. Que el chaval se haya metido tanto en la historia que realmente se piense que hay un tesoro y un jardín.
Me gusta el teatro porque saca "tús" que no conocías, partes de tí que tenías dentro y que ni tú mismo sabías que estaban allí. Hay gente más bien sosa en su vida real que en escena tiene un ramalazo cómico increíble y personas que pasan desapercibidas en el día a día y que encima de un escenario tienen una fuerza dramática que asusta. Que al principio te cueste un mundo hacer lo que sea, una risa, una voz insinuante, una actitud corporal que exprese timidez y que, cuando lo logres, te encuentres sorprendentemente cómodo, como si lo hubieras hecho toda la vida.
Me gusta el teatro porque me pasa un poco como con escribir, que me distrae de todo lo malo de la vida. Que en ese rato, en ese ensayo, en ese estreno, lo ÚNICO importante es salir por el lado de escenario correcto o acordarme de la frase exacta que me toca decir o gritar lo suficiente para que me oigan los de la última fila. Que en ese momento me da igual la negrura del futuro, la crisis, el paro, Riesgo y su puta prima.
Me gusta ver teatro, porque cuando disfruto de una obra estupenda en la que todo sale genial, todavía la aprecio más al darme cuenta del gran trabajo que hay detrás. Que mientras unos recitan en el escenario, otros ayudan a cambiarse en un segundo a los que tienen que salir a escena inmediatamente y no les da tiempo solos. Que otros tantos están pendientes de sacar el vaso, o las flores o la silla de atrezzo que haga falta para esa parte de la obra y de hacer el ruido de disparo en el momento justo en el que muere el protagonista. Me gusta ver teatro porque sé que cuando una obra sale bien y me gusta, significa que se ha conseguido lo más complicado: hacer que parezca fácil lo difícil.
Sé que a mucha gente no le gusta el teatro y, la verdad, me sorprende mogollón, porque a mí me encanta.
En lo que he cumplido mi quinto aniversario es en recibir clases y en pertencer a un mismo grupo de teatro. En todo ese tiempo he aprendido la tira (no sólo de interpretación) y me he dado cuenta de cuánto me gusta este arte, que es mucho más que hacer lerdeces encima de un escenario.
Me gusta el teatro porque es un trabajo es equipo. Tan importante es la diva super protagonista, como el último mono que sólo tiene dos frases, porque como el último mono no le de bien el pie y diga su texto correctamente, la diva está vendida. Porque todo es cosa de todos: unos son buenos en manualidades y convierten dos tristes bancos de madera en una chimenea de los años 20, a otros se les da bien coser y arreglan el vestuario para aprovechar lo que hay sin comprar nada, el punto fuerte de otros es escribir y acortan un texto que ha quedado largo o se inventan dos personajes nuevos que aligeran con sus diálogos cómicos una obra demasiado dramática. Pues eso, que todo es cosa de todos.
Me gusta el teatro por la adrenalina del directo. Porque después de miles de ensayos (o no tantos) te la juegas siempre a todo o nada. Porque no hay dos representaciones iguales. Porque siempre pasa algo, bueno o malo, que hace que no olvides ese rato que has estado en escena. Porque es ahora o nunca, como hacer equilibrios en el alambre sin red. Como la vida, vaya.
Me gusta el teatro porque es magia pura. Porque por grande que sea el caos hasta el último segundo antes de que se suba el telón, al final, todo sale bien. Porque por un inexplicable milagro, al final, el técnico pone las músicas cuando las tiene que poner, a los que no se saben su papel en los ensayos les viene la inspiración divina y por grande que sea el error que se ha cometido en escena, siempre hay algún iluminado que aporta una solución sin que el público lo note. Lo que os digo, magia.
Me gusta el teatro porque, cuando se hace bien y engancha, tiene mucha verdad. Porque no hay nada mejor que oír la exclamación de sorpresa del público cuando un personaje que ha muerto en el primer acto, reaparece lleno de vida en el último. Porque la prueba de un trabajo bien hecho es que un niño te pregunte si puede ir a ese jardín en el que tú has dicho en la obra que has escondido el tesoro. Que el chaval se haya metido tanto en la historia que realmente se piense que hay un tesoro y un jardín.
Me gusta el teatro porque saca "tús" que no conocías, partes de tí que tenías dentro y que ni tú mismo sabías que estaban allí. Hay gente más bien sosa en su vida real que en escena tiene un ramalazo cómico increíble y personas que pasan desapercibidas en el día a día y que encima de un escenario tienen una fuerza dramática que asusta. Que al principio te cueste un mundo hacer lo que sea, una risa, una voz insinuante, una actitud corporal que exprese timidez y que, cuando lo logres, te encuentres sorprendentemente cómodo, como si lo hubieras hecho toda la vida.
Me gusta el teatro porque me pasa un poco como con escribir, que me distrae de todo lo malo de la vida. Que en ese rato, en ese ensayo, en ese estreno, lo ÚNICO importante es salir por el lado de escenario correcto o acordarme de la frase exacta que me toca decir o gritar lo suficiente para que me oigan los de la última fila. Que en ese momento me da igual la negrura del futuro, la crisis, el paro, Riesgo y su puta prima.
Me gusta ver teatro, porque cuando disfruto de una obra estupenda en la que todo sale genial, todavía la aprecio más al darme cuenta del gran trabajo que hay detrás. Que mientras unos recitan en el escenario, otros ayudan a cambiarse en un segundo a los que tienen que salir a escena inmediatamente y no les da tiempo solos. Que otros tantos están pendientes de sacar el vaso, o las flores o la silla de atrezzo que haga falta para esa parte de la obra y de hacer el ruido de disparo en el momento justo en el que muere el protagonista. Me gusta ver teatro porque sé que cuando una obra sale bien y me gusta, significa que se ha conseguido lo más complicado: hacer que parezca fácil lo difícil.
Sé que a mucha gente no le gusta el teatro y, la verdad, me sorprende mogollón, porque a mí me encanta.
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lunes, 25 de junio de 2012
Huéspedes no deseados
Están por todas partes. Ooooooooooootra vez. Y no lo entiendo porque no ha pasado nada, ni son fechas señaladas, ni he tenido ningún encontronazo inoportuno. Todo sigue como siempre, continúo instalada en el erial en que todo se convirtió después de aquello, pero remodelado, tuneado, un poco más habitable. Como si hubiera cogido mi trocito de infierno particular y hubiera bajado la intensidad de las llamas, instalado aire acondicionado, colocado un par de comodísimos sofás de hielo y encendido el hilo musical para disipar el mal rollo.
Incluse llegué a sellar puertas y ventanas para que no se escapara de mi rincón infernal el fresquito del aire acondicionado... ni entraran huéspedes no deseados. Y allí estaba, relativamente tranquila, hasta que esos invitados inoportunos han empezado a aparecer por todas partes, sin razón aparente. Se cuelan en mi casa a través de canciones que oigo en la radio, o por medio de películas que veo en la televisión. Me asaltan en las calles, en los parques, en los bares. Se apropian de mis sueños. Oooooooooootra vez.
Recuerdos dolorosos, no sabéis cuándo sobráis, ¿verdad? Os voy a dar una pista:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AHORA!!!!!!!!!!!!!!!
Incluse llegué a sellar puertas y ventanas para que no se escapara de mi rincón infernal el fresquito del aire acondicionado... ni entraran huéspedes no deseados. Y allí estaba, relativamente tranquila, hasta que esos invitados inoportunos han empezado a aparecer por todas partes, sin razón aparente. Se cuelan en mi casa a través de canciones que oigo en la radio, o por medio de películas que veo en la televisión. Me asaltan en las calles, en los parques, en los bares. Se apropian de mis sueños. Oooooooooootra vez.
Recuerdos dolorosos, no sabéis cuándo sobráis, ¿verdad? Os voy a dar una pista:
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AHORA!!!!!!!!!!!!!!!
viernes, 22 de junio de 2012
A debate: ¿Aceptamos pulpo como animal de compañía?
Como este es un blog con vocación de servicio público y como sé que lo estabáis deseando, voy a traer a la red el eterno debate que quien más y quien menos ha tenido alguna vez en la vida en 3D: ¿Aceptamos pulpo como animal de compañía?
Voy a explicar el concepto, que dicho así seguro que lleva a equívocos. Me refiero esa discusión/ charla/ debate que cualquier especimen humano que haya pasado una racha mínimamente larga de sequía parejil/sexual/romanticona ha tenido que sufrir alguna vez. Ese gabinete de crisis que montan los amigos, con la mejor intención, para intentar encontrar las causas (y posibles soluciones) de la sequía parejil del especimen en cuestión. Esa horrible terapia en la que tarde o temprano aparece la famosa frase de:
-"Es que exiges demasiado"
A veeeeeer, no. Ni de coña. No sé si habrá gente que pida que su pareja sea más guapo que Mister Mundo, más rico que Bill Gates y más listo que Einstein, pero, desde luego, la mayoría no somos así. Casi todos lo que queremos es "que haya lo que tiene que haber".
Que recibas un correo suyo y te falte tiempo para contestarle. O que lo leas y le dediques un tiempo a pensar una respuesta ingeniosa, divertida y sorprendente a ese e-mail. Que veas su nombre en la pantalla de tu movil y se te escape una sonrisa. Pillarte a ti misma mirando el teléfono de vez en cuando por si tienes un sms suyo. Que te toque ir a la peluquería el miércoles y vayas el martes porque a lo mejor le ves el martes por la tarde. Que te roce y notes un escalofrío, aunque sea flojito. Que haya lo que tiene que haber, vamos.
Cuando no tienes nadie alrededor que te provoque esa reacción, tus amigos bienintencionados, los del gabinete de crisis del párrafo de arriba, se empeñan en decir que pides mucho. Que estás cerrada al amor. Que buscar pareja es un poco como buscar trabajo, que tienes que echar curriculums a todas las ofertas que veas, aunque tengan mala pinta y aceptar truños que no te apetecen lo más mínimo, porque nunca se sabe que puede salir de ahí.
Y aquí es donde viene el debate, queridos lectores, en el que se les pide su opinión:
A) Los que piensan que de donde no hay, no se puede sacar.
Creen que el amor de su vida no les va a ir a buscar a su casa, así que para ellos, estar abiertos al amor, es salir, hacer cosas nuevas, conocer gente, relacionarse de forma relajada y sin estreses y convencerse a sí mismos de que no están rodeados de psicopatas que van a matarles y descuartizarles en la bañera. Ellos hacen todo eso, pero si con las personas que conocen "no hay lo que tiene que haber", pues no tratan de empezar nada, porque no le ven futuro.
B) Los que les da igual 8 que 80.
Piensan que para ganar, hay que jugar. Que nunca se sabe. Que, a veces, personas con las que al principio no hay nada, luego te sorprenden (para bien, digo) Opinan que no es malo animarse a uno mismo un poco, emocionarse una pizca de forma artificial con alguien que de primeras no te va mucho, porque luego la emoción sigue sola. Que les gusta empezar juegos, tonteos, flirteos, con todo perro pichichi, les llame la atención o no. Y luego ya se verá.
Todo esto en el supuesto, claro, de alquien que busca pareja o una relación mínimamente cercana o profunda o como lo queráis llamar. Rollos de una noche y sexo ocasional son otro debate.
Opinen ustedes.
Voy a explicar el concepto, que dicho así seguro que lleva a equívocos. Me refiero esa discusión/ charla/ debate que cualquier especimen humano que haya pasado una racha mínimamente larga de sequía parejil/sexual/romanticona ha tenido que sufrir alguna vez. Ese gabinete de crisis que montan los amigos, con la mejor intención, para intentar encontrar las causas (y posibles soluciones) de la sequía parejil del especimen en cuestión. Esa horrible terapia en la que tarde o temprano aparece la famosa frase de:
-"Es que exiges demasiado"
A veeeeeer, no. Ni de coña. No sé si habrá gente que pida que su pareja sea más guapo que Mister Mundo, más rico que Bill Gates y más listo que Einstein, pero, desde luego, la mayoría no somos así. Casi todos lo que queremos es "que haya lo que tiene que haber".
Que recibas un correo suyo y te falte tiempo para contestarle. O que lo leas y le dediques un tiempo a pensar una respuesta ingeniosa, divertida y sorprendente a ese e-mail. Que veas su nombre en la pantalla de tu movil y se te escape una sonrisa. Pillarte a ti misma mirando el teléfono de vez en cuando por si tienes un sms suyo. Que te toque ir a la peluquería el miércoles y vayas el martes porque a lo mejor le ves el martes por la tarde. Que te roce y notes un escalofrío, aunque sea flojito. Que haya lo que tiene que haber, vamos.
Cuando no tienes nadie alrededor que te provoque esa reacción, tus amigos bienintencionados, los del gabinete de crisis del párrafo de arriba, se empeñan en decir que pides mucho. Que estás cerrada al amor. Que buscar pareja es un poco como buscar trabajo, que tienes que echar curriculums a todas las ofertas que veas, aunque tengan mala pinta y aceptar truños que no te apetecen lo más mínimo, porque nunca se sabe que puede salir de ahí.
Y aquí es donde viene el debate, queridos lectores, en el que se les pide su opinión:
A) Los que piensan que de donde no hay, no se puede sacar.
Creen que el amor de su vida no les va a ir a buscar a su casa, así que para ellos, estar abiertos al amor, es salir, hacer cosas nuevas, conocer gente, relacionarse de forma relajada y sin estreses y convencerse a sí mismos de que no están rodeados de psicopatas que van a matarles y descuartizarles en la bañera. Ellos hacen todo eso, pero si con las personas que conocen "no hay lo que tiene que haber", pues no tratan de empezar nada, porque no le ven futuro.
B) Los que les da igual 8 que 80.
Piensan que para ganar, hay que jugar. Que nunca se sabe. Que, a veces, personas con las que al principio no hay nada, luego te sorprenden (para bien, digo) Opinan que no es malo animarse a uno mismo un poco, emocionarse una pizca de forma artificial con alguien que de primeras no te va mucho, porque luego la emoción sigue sola. Que les gusta empezar juegos, tonteos, flirteos, con todo perro pichichi, les llame la atención o no. Y luego ya se verá.
Todo esto en el supuesto, claro, de alquien que busca pareja o una relación mínimamente cercana o profunda o como lo queráis llamar. Rollos de una noche y sexo ocasional son otro debate.
Opinen ustedes.
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miércoles, 20 de junio de 2012
Bajo el tejadillo, en stand by
Hoy ha llovido en Speedytown. No, corrijo. Ha caído la mundial en Speedytown. Ha habido un momento que el chaparrón era de tal calibre que caía la misma cantidad de agua del cielo, que la que rebotaba del suelo. Ha sido brutal.
Los pobres incautos a los que esta tormentaza nos ha pillado en la calle nos hemos refugiado donde hemos podido. Y allí, bajo los tejadillos de turno, todos mirábamos la lluvia pensando que si no escampaba pronto íbamos a llegar tarde al trabajo, o a recoger a los niños del cole o a la cita con el dermatólogo. Pero allí estábamos, paralizados, convencidos de que es mejor esperar a que se calme, que meterse en esa catarata de agua en plena intensidad.
Y el caso es que me he dado cuenta de que, últimamente, entre la crisis, el paro, Riesgo y su puta prima (que me tiene hasta el coco), todos estamos apretujados bajo los pocos tejadillos que tiene la vida. Allí se queda todo perro pichichi esperando a que pase el chaparrón, sin moverse ni un milímetro para no mojarse, poniendo en espera su vida. Gente que alarga sus estudios hasta el infinito para no enfrentarse a un mercado laboral sobresaturado incapaz de absorber a un solo trabajador más. Personas que posponen sus planes de formar una familia porque no saben si podrán mantenerla. Jóvenes que no se atreven ni a colgar sus cuadros preferidos en sus pisos recién alquilados por si en breve no pueden pagar las facturas y les toca volver a casa de sus padres. Gente paralizada. Personas inmovilizadas. En stand by.
Resistimos quietos bajo el tejadillo, confiados en que los chaparrones son intensos pero cortos, en que no llueve eternamente, en que pronto escampará. Esperamos, esperamos y esperamos, pero la lluvia no cesa y los pronósticos aseguran que va para largo. Dan ganas de acurrucarse en un rincón a dormir y no despertarse hasta que haya salido el sol.
Y precisamente cuando te das cuenta de eso, de que la lluvia ha arrastrado tu ilusión, tus carcajadas, tus ganas de emocionarte, de hacer cosas, de hablar y de escribir, es cuando ha llegado el momento de echarle un par y salir del tejadillo. Y que sea lo que tenga que ser.
Los pobres incautos a los que esta tormentaza nos ha pillado en la calle nos hemos refugiado donde hemos podido. Y allí, bajo los tejadillos de turno, todos mirábamos la lluvia pensando que si no escampaba pronto íbamos a llegar tarde al trabajo, o a recoger a los niños del cole o a la cita con el dermatólogo. Pero allí estábamos, paralizados, convencidos de que es mejor esperar a que se calme, que meterse en esa catarata de agua en plena intensidad.
Y el caso es que me he dado cuenta de que, últimamente, entre la crisis, el paro, Riesgo y su puta prima (que me tiene hasta el coco), todos estamos apretujados bajo los pocos tejadillos que tiene la vida. Allí se queda todo perro pichichi esperando a que pase el chaparrón, sin moverse ni un milímetro para no mojarse, poniendo en espera su vida. Gente que alarga sus estudios hasta el infinito para no enfrentarse a un mercado laboral sobresaturado incapaz de absorber a un solo trabajador más. Personas que posponen sus planes de formar una familia porque no saben si podrán mantenerla. Jóvenes que no se atreven ni a colgar sus cuadros preferidos en sus pisos recién alquilados por si en breve no pueden pagar las facturas y les toca volver a casa de sus padres. Gente paralizada. Personas inmovilizadas. En stand by.
Resistimos quietos bajo el tejadillo, confiados en que los chaparrones son intensos pero cortos, en que no llueve eternamente, en que pronto escampará. Esperamos, esperamos y esperamos, pero la lluvia no cesa y los pronósticos aseguran que va para largo. Dan ganas de acurrucarse en un rincón a dormir y no despertarse hasta que haya salido el sol.
Y precisamente cuando te das cuenta de eso, de que la lluvia ha arrastrado tu ilusión, tus carcajadas, tus ganas de emocionarte, de hacer cosas, de hablar y de escribir, es cuando ha llegado el momento de echarle un par y salir del tejadillo. Y que sea lo que tenga que ser.
viernes, 15 de junio de 2012
Consultas interneteras
Dicen que Epaña es el país en el que menos gente se lee las instrucciones de un electrodoméstico nuevo antes de empezar a utilizarlo. Y en ese tema yo soy muy, pero que muy española. Todo lo que sé hacer con mi tele, mi cámara de fotos, mi MP3 y mi teléfono lo he aprendido toquiteando. Y como además me canso enseguida de toquitear, pues sé muy poco de mis cachivaches.
Tres cuartos de lo mismo (sólo que muchísimo peor) me pasa con la informática. Mis conocimientos de hardware y software pueden resumirse en dos palabras: ni idea. Los programas los he ido conociendo a base de aplicar el viejo truco de ensayo-error y de la mayoría de ellos no conozco ni el 20% de sus posibilidades. Todavía me acuerdo que al empezar a aprender Quarkxpress no sabía donde estaba la función "deshacer", así que, cada vez que me equivocaba, cerraba el documento y volvía a abrirlo, perdiendo los cambios que no hubiera guardado antes de equivocarme. Sí, lo habéis adivinado, era una técnica muy efectiva. Tardé 3 días en acabar mi primera maqueta.
¿Fue distinto el tema con el blog? Ni de coña. Ya os lo he contado alguna vez, seguí las instrucciones para tontos que blogguer te da cuando pones en funcionamiento uno de estos, escribí mal una letra del título al registrarlo y al día siguiente no encontraba mi propio blog en Internet. Tan triste como cierto. A partir de ahí he ido investigando y enterándome de alguna cosilla, pero básicamente sé escribir, publicar, hacer comentarios y mirar las estadísticas. Y ya. De hecho, lo de los párrafos a su puta bola y las fotos de la entrada que se quedan donde les peta las ponga donde las ponga yo, aún me trae de cabeza.
El caso es que tengo un montón de dudas y como en mi vida en 3D no hay ningún bloguero (que yo sepa, que igual alguno de vosotros sois el nick de alguno de mis amigos de Speedytown, nunca se sabe) pues os las pregunto a vosotros, grandes expertos en estos mundos interneteros. Por ejemplo:
-El nuevo formulario de comentarios, el que el nuevo escritorio nos obliga a poner para activar el seguimiento (el que no es una ventana emergente) ¿aumenta el número de visitas? ¿Cómo si todos los que comentaran entraran dos veces en el blog? Porque mi Statcounter últimamente ha disparado cifras y me tiene mosqueada.
-En el apartado "opciones", "saltos de línea" está marcada la opción "utilizar etiqueta br". Sospecho que esto tiene que ver con que los párrafos estén a su puta bola, pero ponga esa opción o la otra, siguen a su puta bola. ¿Por?
-He visto blogs que tienen contabilizados los comentarios por comentaristas (por ejemplo, Jaimito lleva 80 comentarios desde que se abrió el blog, Zrutanito lleva 20) ¿Eso es una aplicación? ¿Y dónde está?
-Las entradas que se leen desde el reader no cuentan como visitas, ¿no? He leído por ahí que sabéis la gente que os lee desde el reader. ¿Cómo lo sabéis?
Podría seguir hasta el infinito, así que lo voy a dejar aquí. Se agradece cualquier información, que se pagará, claro, con una caña virtual. Si alguien tiene alguna duda que la deje también en los comentarios, igual entre todos sacamos algo en claro. O no.
Tres cuartos de lo mismo (sólo que muchísimo peor) me pasa con la informática. Mis conocimientos de hardware y software pueden resumirse en dos palabras: ni idea. Los programas los he ido conociendo a base de aplicar el viejo truco de ensayo-error y de la mayoría de ellos no conozco ni el 20% de sus posibilidades. Todavía me acuerdo que al empezar a aprender Quarkxpress no sabía donde estaba la función "deshacer", así que, cada vez que me equivocaba, cerraba el documento y volvía a abrirlo, perdiendo los cambios que no hubiera guardado antes de equivocarme. Sí, lo habéis adivinado, era una técnica muy efectiva. Tardé 3 días en acabar mi primera maqueta.
¿Fue distinto el tema con el blog? Ni de coña. Ya os lo he contado alguna vez, seguí las instrucciones para tontos que blogguer te da cuando pones en funcionamiento uno de estos, escribí mal una letra del título al registrarlo y al día siguiente no encontraba mi propio blog en Internet. Tan triste como cierto. A partir de ahí he ido investigando y enterándome de alguna cosilla, pero básicamente sé escribir, publicar, hacer comentarios y mirar las estadísticas. Y ya. De hecho, lo de los párrafos a su puta bola y las fotos de la entrada que se quedan donde les peta las ponga donde las ponga yo, aún me trae de cabeza.
El caso es que tengo un montón de dudas y como en mi vida en 3D no hay ningún bloguero (que yo sepa, que igual alguno de vosotros sois el nick de alguno de mis amigos de Speedytown, nunca se sabe) pues os las pregunto a vosotros, grandes expertos en estos mundos interneteros. Por ejemplo:
-El nuevo formulario de comentarios, el que el nuevo escritorio nos obliga a poner para activar el seguimiento (el que no es una ventana emergente) ¿aumenta el número de visitas? ¿Cómo si todos los que comentaran entraran dos veces en el blog? Porque mi Statcounter últimamente ha disparado cifras y me tiene mosqueada.
-En el apartado "opciones", "saltos de línea" está marcada la opción "utilizar etiqueta br". Sospecho que esto tiene que ver con que los párrafos estén a su puta bola, pero ponga esa opción o la otra, siguen a su puta bola. ¿Por?
-He visto blogs que tienen contabilizados los comentarios por comentaristas (por ejemplo, Jaimito lleva 80 comentarios desde que se abrió el blog, Zrutanito lleva 20) ¿Eso es una aplicación? ¿Y dónde está?
-Las entradas que se leen desde el reader no cuentan como visitas, ¿no? He leído por ahí que sabéis la gente que os lee desde el reader. ¿Cómo lo sabéis?
Podría seguir hasta el infinito, así que lo voy a dejar aquí. Se agradece cualquier información, que se pagará, claro, con una caña virtual. Si alguien tiene alguna duda que la deje también en los comentarios, igual entre todos sacamos algo en claro. O no.
miércoles, 13 de junio de 2012
Tutoriales inútiles
Mi inutilidad está permanentemente inmersa en una escalada vertiginosa que alcanza cada día máximos históricos. Como la prima de riesgo española, vaya. Y como la prima, haga lo que haga, no hay manera de hacerla bajar. Y hoy, una vez más, ha quedado demostrado.
Y es que hoy ha sido un DÍA DE MIERDA (así, con mayúsculas) que ha empezado con ese maravilloso momento para todo ciclista que es que se salga la cadena de su bicicleta. Por supuesto, no he sido capaz de arreglarlo en el momento, así que he llegado tarde al curro, he aguantado estoicamente toda las mierdacas que a la vida le ha dado la gana de mandarme durante la jornada (que han sido muchas y variadas) y cuando he vuelto a casa, me he puesto manos a la obra en la Operación Rescate de mi Bici.
1º Paso, inspección ocular.
Ni idea. Houston, tenemos un problema
2º Paso, consulta al oráculo de San Google
Siempre me ha sorprendido la gente que pregunta a Internet como a una bola de cristal: "¿Qué dicen de mí a mis espaldas?" (¿De verdad crees que Google te va a contestar a eso? ¿En serio?) Pero bueno, para todo hay una primera vez, así que he puesto en el buscado "recolocar" "cadena bici" y el ordenador ha autocompletado "como recolocar la cadena de mi bici". Ajá, así que no soy la primera desesperada que te viene con este cuento, ¿no?
3º Paso, introducirme en el maravilloso mundo de los tutoriales de Internet
Los hay para todo: para aprender a hacerse rizos en el pelo, para alisárselo, para saber como cambiar el disco duro del ordenador, para confeccionar disfraces... la mecánica de la bici no iba a ser una excepción. Así que me he encontrado de todo:
-Los rapidillos
¿12 segundos de vídeo? ¿En serio crees que en ese tiempo me voy a enterar de algo? ¿Intentas batir algún record? Por ahí veo alguna mano de más, ¿intentas batir algún record, pero haciendo trampas?
-Los que creen que deben regalar su sabiduría a la posteridad... pero se equivocan
Como Pacho, ese especialista de la bicicleta, al que se le ve tan eficiente, tan seguro, tan bien enfocado... y con esas manoplillas tan estupendísimas que se ha agenciado.
-El profesional
Con explicaciones previas, buenos enfoques y hasta música de fondo. Pero no me sirve, porque usan el viejo truco de sacar un eslabón. A veeeeeeeeer, piltrafillas, así cualquiera, lo jorobado es recolocarla sin romperla.
Los graciosetes
Estos añaden a sus conocimientos de mecánica la chispa digna del Club de la Comedia. Que esté desenfocado y no se vea nada del proceso es secundario, claro, lo importante son las risas.
Total, que ya sabéis quien NO ha conseguido recolocar la cadena, ¿no? La menda lerenda. Si hay algún voluntari@ para ayudarme con este turbio asunto, os espero en Speedytown.
EDITO:
¡¡¡¡POR FIN!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡Cadena de la bici 0- Speedy 1!!!!!!!!!!!!
Después de muchos intentos, sangre, sudor y lágrimas, cuando estaba a punto de tirar la toalla y salir a la calle con una minifalda muy mini a buscar algún maromazo de buen corazón que me echara una mano para recolocar la cadena.... ¡LO HE CONSEGUIDO! ¡YO SOLITA!
Bueno... no tengo muy claro qué ha pasado, estaba haciendo un último y totalmente desconfiado intento, me he tropezado y medio caido encima de la bici... y la cadena se ha colocado. ¿Cómo? No lo sé. Yo creo que tengo un fantasma en casa que me estropea las cosas y con este tema le he debido de dar pena o algo, porque si no no me lo explico.
Inquietante, que diría Iker Jiménez
Y es que hoy ha sido un DÍA DE MIERDA (así, con mayúsculas) que ha empezado con ese maravilloso momento para todo ciclista que es que se salga la cadena de su bicicleta. Por supuesto, no he sido capaz de arreglarlo en el momento, así que he llegado tarde al curro, he aguantado estoicamente toda las mierdacas que a la vida le ha dado la gana de mandarme durante la jornada (que han sido muchas y variadas) y cuando he vuelto a casa, me he puesto manos a la obra en la Operación Rescate de mi Bici.
1º Paso, inspección ocular.
Ni idea. Houston, tenemos un problema
2º Paso, consulta al oráculo de San Google
Siempre me ha sorprendido la gente que pregunta a Internet como a una bola de cristal: "¿Qué dicen de mí a mis espaldas?" (¿De verdad crees que Google te va a contestar a eso? ¿En serio?) Pero bueno, para todo hay una primera vez, así que he puesto en el buscado "recolocar" "cadena bici" y el ordenador ha autocompletado "como recolocar la cadena de mi bici". Ajá, así que no soy la primera desesperada que te viene con este cuento, ¿no?
3º Paso, introducirme en el maravilloso mundo de los tutoriales de Internet
Los hay para todo: para aprender a hacerse rizos en el pelo, para alisárselo, para saber como cambiar el disco duro del ordenador, para confeccionar disfraces... la mecánica de la bici no iba a ser una excepción. Así que me he encontrado de todo:
-Los rapidillos
¿12 segundos de vídeo? ¿En serio crees que en ese tiempo me voy a enterar de algo? ¿Intentas batir algún record? Por ahí veo alguna mano de más, ¿intentas batir algún record, pero haciendo trampas?
-Los que creen que deben regalar su sabiduría a la posteridad... pero se equivocan
Como Pacho, ese especialista de la bicicleta, al que se le ve tan eficiente, tan seguro, tan bien enfocado... y con esas manoplillas tan estupendísimas que se ha agenciado.
-El profesional
Con explicaciones previas, buenos enfoques y hasta música de fondo. Pero no me sirve, porque usan el viejo truco de sacar un eslabón. A veeeeeeeeer, piltrafillas, así cualquiera, lo jorobado es recolocarla sin romperla.
Los graciosetes
Estos añaden a sus conocimientos de mecánica la chispa digna del Club de la Comedia. Que esté desenfocado y no se vea nada del proceso es secundario, claro, lo importante son las risas.
Total, que ya sabéis quien NO ha conseguido recolocar la cadena, ¿no? La menda lerenda. Si hay algún voluntari@ para ayudarme con este turbio asunto, os espero en Speedytown.
EDITO:
¡¡¡¡POR FIN!!!! ¡¡¡¡¡¡¡¡Cadena de la bici 0- Speedy 1!!!!!!!!!!!!
Después de muchos intentos, sangre, sudor y lágrimas, cuando estaba a punto de tirar la toalla y salir a la calle con una minifalda muy mini a buscar algún maromazo de buen corazón que me echara una mano para recolocar la cadena.... ¡LO HE CONSEGUIDO! ¡YO SOLITA!
Bueno... no tengo muy claro qué ha pasado, estaba haciendo un último y totalmente desconfiado intento, me he tropezado y medio caido encima de la bici... y la cadena se ha colocado. ¿Cómo? No lo sé. Yo creo que tengo un fantasma en casa que me estropea las cosas y con este tema le he debido de dar pena o algo, porque si no no me lo explico.
Inquietante, que diría Iker Jiménez
lunes, 11 de junio de 2012
De cañas con mis neuronas II
-Pero tía, ¿tú crees que estamos en el sitio correcto? Porque esto es un caos, parece que ha pasado un ciclón por aquí de lo desordenado que está todo.
-Que síiiiiii, si hemos visto hace nada el cartel informativo ese de "Cerebro de Speedy a 150 metros", tiene que ser esto ya.
-Pues yo veo esto muy vacío para albergar 100.000 millones de neuronas, qué quieres que te diga... ¿dónde está el resto de la peña?
-¡Ah, mira, ahí hay una con camisa hawaiana, vamos a preguntarle! ¡Saludos señora! NXX2 y NXX3, de la última promoción de neurogénesis, presentándose para el servicio activo. ¿Dónde nos dirigimos?
-Pues... ni idea. Tirad para la Terraza Alta Este, que a esta hora suele estar llena, a ver si encontráis a la Coordinadora General y ella os dice.
(10 minutos después en la Terraza Alta Este)
"Las manos arriba,
cintura sola,
da media vuelta,
danza kuduro"
-Perdona, ¿la Coordinadora General está por aquí?
-Entschuldigung?
-(Dirigiéndose a la que ha contestado) No te tires pegotes soltándole a la pobre nueva una de las cuatro palabras que te has aprendido de alemán, anda. (A NXX2) Nosotras tres ni idea, desde la semana pasada que hicimos el examen y hasta 15 días antes del de septiembre estaremos fuera de servicio. Pregunta en la mesa de al lado, a las de la Sección de Ligoteo que están siempre en activo... Pero bueno, yo no esperaría gran cosa, no son muy espabiladas que digamos.
(La mesa de al lado está llena de papeles, tablas excell, calculadoras, gráficas, estadísticas... Unas 10 neuronas despeinadas y con tres pares de gafas cada una-unas puestas, unas colgadas del cuello y otras en la cabeza- discuten acaloradamente)
-A ver, en los últimos 10 días Maromazo de Turno ha mandado 4 sms y ha llamado una vez. Si añadimos estos datos a la estadística del mes en curso, la gráfica muestra una clara progresión ascendente que requiere una respuesta proporcional.
-Pero es que dos de los sms eran para pedir apuntes, no pueden incluirse exactamente en la misma categoría de muestreo
-Bueno, no seas exagerada, que sabes perfectamente que trabajamos con una margen de error de 5 puntos por no incluir en los cálculos miradas y lenguaje corporal
-¿Que no habéis tenido en cuenta esas variables en las gráficas dos y tres? Pues yo sí en la cuatro y la cinco, así que hay que empezar desde el principio...
-Perdona, ¿sabes dónde está la Coordinadora?
-¡No moleste!, ¿no ve que estamos en mitad de una investigación? Pregunte en la Sección de Actualidad y Economía.
-Puffff, no creo que le digan nada, he oído que las han encerrado en el Ala Oeste porque estaban pesadísimas: que si rescates, que si paro, que si prima de riesgo... ¡qué coñazo daban, por favor!
-Mujer, alguien se tendrá que preocupar de eso, que las demás estáis aquí en la terraza de cañas...
-Serviría de algo su preocupación si tuvieran contactos con las neuronas de Rajoy, o con las de Merkel, más bien, pero desde el cerebro de Speedy poco podemos hacer... ¡Y estaban de un pesado!
-Bueno, entonces ¿la Coordinadora?
-Mirad a ver si saben algo esas de allí, las del Blog...
(...)
-¡¡¡Eres las neubbona más creativa del bbmundoooooo, y te quierooooooo milllll!!!
-¡¡¡Yo te quiebbbro mássssssss!!!!! ¡¡¡Amigaaaaaa!!!
-Hooooombre, vosotras sois nuevas, ¿no? ¡Sentaos, tomad algo! ¡Una ronda para las nuevas!
-Es que tenemos que presentarnos..
-Traquilas, la Coordinadora está echándose una siesta y cuando termine se pasará seguro por aquí a por un mojito. Ya si eso entonces os presentáis. Por ahora, tomaos una cañita y a ver si me podéis echar una mano con esta entrada, que estoy un poco atascada. va de dos neuronas nuevas que llegan al Cerebro de Speedy...
-Que síiiiiii, si hemos visto hace nada el cartel informativo ese de "Cerebro de Speedy a 150 metros", tiene que ser esto ya.
-Pues yo veo esto muy vacío para albergar 100.000 millones de neuronas, qué quieres que te diga... ¿dónde está el resto de la peña?
-¡Ah, mira, ahí hay una con camisa hawaiana, vamos a preguntarle! ¡Saludos señora! NXX2 y NXX3, de la última promoción de neurogénesis, presentándose para el servicio activo. ¿Dónde nos dirigimos?
-Pues... ni idea. Tirad para la Terraza Alta Este, que a esta hora suele estar llena, a ver si encontráis a la Coordinadora General y ella os dice.
(10 minutos después en la Terraza Alta Este)
"Las manos arriba,
cintura sola,
da media vuelta,
danza kuduro"
-Perdona, ¿la Coordinadora General está por aquí?
-Entschuldigung?
-(Dirigiéndose a la que ha contestado) No te tires pegotes soltándole a la pobre nueva una de las cuatro palabras que te has aprendido de alemán, anda. (A NXX2) Nosotras tres ni idea, desde la semana pasada que hicimos el examen y hasta 15 días antes del de septiembre estaremos fuera de servicio. Pregunta en la mesa de al lado, a las de la Sección de Ligoteo que están siempre en activo... Pero bueno, yo no esperaría gran cosa, no son muy espabiladas que digamos.
(La mesa de al lado está llena de papeles, tablas excell, calculadoras, gráficas, estadísticas... Unas 10 neuronas despeinadas y con tres pares de gafas cada una-unas puestas, unas colgadas del cuello y otras en la cabeza- discuten acaloradamente)
-A ver, en los últimos 10 días Maromazo de Turno ha mandado 4 sms y ha llamado una vez. Si añadimos estos datos a la estadística del mes en curso, la gráfica muestra una clara progresión ascendente que requiere una respuesta proporcional.
-Pero es que dos de los sms eran para pedir apuntes, no pueden incluirse exactamente en la misma categoría de muestreo
-Bueno, no seas exagerada, que sabes perfectamente que trabajamos con una margen de error de 5 puntos por no incluir en los cálculos miradas y lenguaje corporal
-¿Que no habéis tenido en cuenta esas variables en las gráficas dos y tres? Pues yo sí en la cuatro y la cinco, así que hay que empezar desde el principio...
-Perdona, ¿sabes dónde está la Coordinadora?
-¡No moleste!, ¿no ve que estamos en mitad de una investigación? Pregunte en la Sección de Actualidad y Economía.
-Puffff, no creo que le digan nada, he oído que las han encerrado en el Ala Oeste porque estaban pesadísimas: que si rescates, que si paro, que si prima de riesgo... ¡qué coñazo daban, por favor!
-Mujer, alguien se tendrá que preocupar de eso, que las demás estáis aquí en la terraza de cañas...
-Serviría de algo su preocupación si tuvieran contactos con las neuronas de Rajoy, o con las de Merkel, más bien, pero desde el cerebro de Speedy poco podemos hacer... ¡Y estaban de un pesado!
-Bueno, entonces ¿la Coordinadora?
-Mirad a ver si saben algo esas de allí, las del Blog...
(...)
-¡¡¡Eres las neubbona más creativa del bbmundoooooo, y te quierooooooo milllll!!!
-¡¡¡Yo te quiebbbro mássssssss!!!!! ¡¡¡Amigaaaaaa!!!
-Hooooombre, vosotras sois nuevas, ¿no? ¡Sentaos, tomad algo! ¡Una ronda para las nuevas!
-Es que tenemos que presentarnos..
-Traquilas, la Coordinadora está echándose una siesta y cuando termine se pasará seguro por aquí a por un mojito. Ya si eso entonces os presentáis. Por ahora, tomaos una cañita y a ver si me podéis echar una mano con esta entrada, que estoy un poco atascada. va de dos neuronas nuevas que llegan al Cerebro de Speedy...
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viernes, 8 de junio de 2012
¡¡¡¡LIBERTAAAAADDDD!!!! (Que diría William Wallace)
¡¡POR FIN!! ¡¡SE ACABÓ!! ¡¡SE TERMINÓ LA TORTURA GERMANA!! ¡¡¡¡¡¡BIENNNN!!!
(Vamos, vamos, no me seáis sosos, ese aplauso, que lo oiga yo desde el otro lado de la pantalla)
Pues eso, que mi maratón de exámenes de alemán ha llegado a su fin. Se me ha hecho eterno porque desde el principio he visto claro mi cate y que poco podía hacer para evitarlo, así que era como ir voluntaria y lentamente al matadero. Pero en fin, había que lucharlo, lo he luchado y que sea lo que tenga que ser.
Lo peor de los días pre-examen no es estudiar, es el sentimiento de culpa que te persigue en todo momento en el que no estás estudiando. Ves una serie, pero no la disfrutas porque piensas a cada minuto que deberías estar empollando. Sales una noche de juerga, pero no paras de mirar el reloj porque al día siguiente te tienes que levantar a hincar codos. Te echas una siesta y te levantas con remordimientos por no haber empleado ese tiempo repasando apuntes. El horror permanente, vaya.
Una tortura que se intensifica por la falta de costumbre. He perdido el hábito de estudio, la capacidad de concentración y la habilidad de salirme por la tangente y sortear trampas varias en los exámenes. Pero hay una cosa que no sólo conservo sino que he mejorado: la inventiva. La facilidad para contar cuentos chinos cuando no tengo ni idea de la respuesta. Y en eso, compañeros, tiene mucho que ver este blog.
Porque me acuerdo de los otros millones de exámenes de idiomas que me ha tocado hacer en esta vida y de lo mal que lo pasaba en la prueba de redacción, cuando no tenía apenas vocabulario y conocimientos gramaticales para llenar un texto de 150 palabras y ahora no me parece que sea para tanto. ¿Que hay que hacer folio y medio de carta en alemán contando mis vacaciones? Pues se hace. Aunque no tenga ni idea.
"En julio estuve en la playa y me divertí... ay, no, que no sé decir eso, mejor pongo fue genial. Allí tengo amigos y hacemos excursiones, joer, tampoco sé escribir ese plural, bueno, pues excursión, hicimos una y ya vale, que tampoco había tanto que ver en la playa. Bien, no sé absolutamente nada más, además de las cuatro palabras que venían en cada lección: países de los que procede la gente, tipos de comida, consejos para aprender alemán, como reservar en un hotel y características de la vivienda. Vale, pues...)
"Mi casa de la playa es grande y tiene un balcón (no sé decir jardín) Mi vecino es alemán (ya se me nota que he practicado hablando con él todo el verano y que estoy clavando el examen, ¿no?) y sabe un poco de chino. Me dice que repase vocabulario (ni que me hiciera falta). Mis amigos vienen la semana que viene. Han reservado una habitación doble en un hotel situado en el centro (que esté en el centro de un inmensísimo pueblo de 100 habitantes no tiene la menor importancia, pero para una cosa que me acuerdo la casco sí o sí) Nos gusta comer manzanas, pasta y pescado (esto no pega ni con cola, pero me faltan 10 palabras para llegar a 100, algo hay que poner)
Liebe Grusse
Speedy
Y así, queridos lectores, se escribe una carta en alemán al más puro estilo "Yo Tarzán, tú Chita". ¡¡¡¡Ayyyyyyyyy, pero qué cate más grande me va a caer!!!!
(Vamos, vamos, no me seáis sosos, ese aplauso, que lo oiga yo desde el otro lado de la pantalla)
Pues eso, que mi maratón de exámenes de alemán ha llegado a su fin. Se me ha hecho eterno porque desde el principio he visto claro mi cate y que poco podía hacer para evitarlo, así que era como ir voluntaria y lentamente al matadero. Pero en fin, había que lucharlo, lo he luchado y que sea lo que tenga que ser.
Lo peor de los días pre-examen no es estudiar, es el sentimiento de culpa que te persigue en todo momento en el que no estás estudiando. Ves una serie, pero no la disfrutas porque piensas a cada minuto que deberías estar empollando. Sales una noche de juerga, pero no paras de mirar el reloj porque al día siguiente te tienes que levantar a hincar codos. Te echas una siesta y te levantas con remordimientos por no haber empleado ese tiempo repasando apuntes. El horror permanente, vaya.
Una tortura que se intensifica por la falta de costumbre. He perdido el hábito de estudio, la capacidad de concentración y la habilidad de salirme por la tangente y sortear trampas varias en los exámenes. Pero hay una cosa que no sólo conservo sino que he mejorado: la inventiva. La facilidad para contar cuentos chinos cuando no tengo ni idea de la respuesta. Y en eso, compañeros, tiene mucho que ver este blog.
Porque me acuerdo de los otros millones de exámenes de idiomas que me ha tocado hacer en esta vida y de lo mal que lo pasaba en la prueba de redacción, cuando no tenía apenas vocabulario y conocimientos gramaticales para llenar un texto de 150 palabras y ahora no me parece que sea para tanto. ¿Que hay que hacer folio y medio de carta en alemán contando mis vacaciones? Pues se hace. Aunque no tenga ni idea.
"En julio estuve en la playa y me divertí... ay, no, que no sé decir eso, mejor pongo fue genial. Allí tengo amigos y hacemos excursiones, joer, tampoco sé escribir ese plural, bueno, pues excursión, hicimos una y ya vale, que tampoco había tanto que ver en la playa. Bien, no sé absolutamente nada más, además de las cuatro palabras que venían en cada lección: países de los que procede la gente, tipos de comida, consejos para aprender alemán, como reservar en un hotel y características de la vivienda. Vale, pues...)
"Mi casa de la playa es grande y tiene un balcón (no sé decir jardín) Mi vecino es alemán (ya se me nota que he practicado hablando con él todo el verano y que estoy clavando el examen, ¿no?) y sabe un poco de chino. Me dice que repase vocabulario (ni que me hiciera falta). Mis amigos vienen la semana que viene. Han reservado una habitación doble en un hotel situado en el centro (que esté en el centro de un inmensísimo pueblo de 100 habitantes no tiene la menor importancia, pero para una cosa que me acuerdo la casco sí o sí) Nos gusta comer manzanas, pasta y pescado (esto no pega ni con cola, pero me faltan 10 palabras para llegar a 100, algo hay que poner)
Liebe Grusse
Speedy
Y así, queridos lectores, se escribe una carta en alemán al más puro estilo "Yo Tarzán, tú Chita". ¡¡¡¡Ayyyyyyyyy, pero qué cate más grande me va a caer!!!!
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miércoles, 6 de junio de 2012
¿¿¿¿¿¿¿¿Ein??????????
Que sí, que sí, que sí, que sí. Que es verdad. Que ya sé que siempre digo que los humanos no nos entendemos nada de nada entre nosotros. Y mucho menos hombres y mujeres, que parece que ni siquiera hablamos el mismo idioma de los bullullus que nos armamos. Que no hay quien se aclare y que en relaciones macho-hembra (especialmente si tienen el más mínimo tufillo sentimental-afectivo) necesitaríamos un diccionario para entendernos. Más bien una enciclopedia. Eso es una verdad como un templo y no seré yo quien lo niegue.
Ahora bien, aún en estas pésimas condiciones comunicativas hay refugios, remansos de paz, ínfimos reductos lingüísticos en los que este caos no entra. Son unas pocas (poquíiiiiiiiisimas) frases, expresiones y comentarios que dichos en un determinado tono y en unas circunstancias concretas son definitivos. NO dejan lugar a dudas. O eso me creía yo.
Recreo la situación para que se vea más claro el ejemplo:
(Un bar cualquiera de la zona de marcha de Speedytown. Noche. Muy entrada la noche, de hecho)
Maromazo con Posibilidades llega tarde a una cena de un grupo enorme que, a esas alturas, ya ha desfasado porque la sangría y el vino han corrido como la pólvora. Jijijaja risas mil. Maromazo se mete enseguida en el ambiente, se pone a tono y va al extremo de la mesa donde hay una jarra de cerveza. Allí, casualmente, está sentada una superheroína que ha cambiado sus mallas verdes por una camiseta roja con escotazo porque ya ha llegado el verano, porque quiere lucir su incipiente moreno y porque ella lo vale. Y ya.
Ella.- ¡Hombre Maromazo, estás aquí! ¡pensaba que ya no venías!
Maromazo.- ¡Cómo me iba a perder esta cena! Por cierto Speedy (pausa dramática, mirada intensa y significativa. O eso se cree Ella) Bonito escote.
The end. Fin de la historia. Aquí se acaba la película. La cena se termina, el grupo se va de marcha a bares oscuros y repletos de alcohol donde hay muchas risas, mucho bailoteo, muchas fotos y mucha tontería colectiva. Pero de la historia de Maromazo y Ella nunca más se supo. Ce-ro.
Y yo me pregunto... ¿¿¿¿¿¿¿ein??????? Hasta lo que yo sé "bonito escote" dicho por una macho heterosexual sin compromiso a una hembra de la misma condición, con tonillo y mirada significativa sólo tenía un significado: que allí había tema. "Temita", más bien. Eso ponía en mi libro, vamos. Así que, queridos lectores, apelando a vuestra enoooooorme sabiduría en ligoteos varios, os hago una pregunta:
¿¿¿¿¿¿¿¿Lo qué?????????
Ahora bien, aún en estas pésimas condiciones comunicativas hay refugios, remansos de paz, ínfimos reductos lingüísticos en los que este caos no entra. Son unas pocas (poquíiiiiiiiisimas) frases, expresiones y comentarios que dichos en un determinado tono y en unas circunstancias concretas son definitivos. NO dejan lugar a dudas. O eso me creía yo.
Recreo la situación para que se vea más claro el ejemplo:
(Un bar cualquiera de la zona de marcha de Speedytown. Noche. Muy entrada la noche, de hecho)
Maromazo con Posibilidades llega tarde a una cena de un grupo enorme que, a esas alturas, ya ha desfasado porque la sangría y el vino han corrido como la pólvora. Jijijaja risas mil. Maromazo se mete enseguida en el ambiente, se pone a tono y va al extremo de la mesa donde hay una jarra de cerveza. Allí, casualmente, está sentada una superheroína que ha cambiado sus mallas verdes por una camiseta roja con escotazo porque ya ha llegado el verano, porque quiere lucir su incipiente moreno y porque ella lo vale. Y ya.
Ella.- ¡Hombre Maromazo, estás aquí! ¡pensaba que ya no venías!
Maromazo.- ¡Cómo me iba a perder esta cena! Por cierto Speedy (pausa dramática, mirada intensa y significativa. O eso se cree Ella) Bonito escote.
The end. Fin de la historia. Aquí se acaba la película. La cena se termina, el grupo se va de marcha a bares oscuros y repletos de alcohol donde hay muchas risas, mucho bailoteo, muchas fotos y mucha tontería colectiva. Pero de la historia de Maromazo y Ella nunca más se supo. Ce-ro.
Y yo me pregunto... ¿¿¿¿¿¿¿ein??????? Hasta lo que yo sé "bonito escote" dicho por una macho heterosexual sin compromiso a una hembra de la misma condición, con tonillo y mirada significativa sólo tenía un significado: que allí había tema. "Temita", más bien. Eso ponía en mi libro, vamos. Así que, queridos lectores, apelando a vuestra enoooooorme sabiduría en ligoteos varios, os hago una pregunta:
¿¿¿¿¿¿¿¿Lo qué?????????
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lunes, 4 de junio de 2012
Puntos de futuro novio
Lo he estado pensando y no me queda otro remedio que admitir que puede ser que sea yo la raruna. En temas sentimentales, digo. Porque repasando los chicos que me han gustado a lo largo de mi vida, sólo se puede sacar una conclusión clara: ¡menuda panda!
A ver... no me entendáis mal. Que eran buenos niños y tenían sus cosas guays, las suficientes como para hacer que me enamorara de ellos. Pero lo sorprendente es que no se parecían en nada unos a otros. Ni en el físico ni en la personalidad. Lo que me lleva a preguntarme: ¿qué leches me gusta en un chico?
Pues hombre, los grandes clásicos no fallan. No le hago ascos a los maromos guapos, inteligentes y simpáticos. Y si además son amables, interesantes, les gusta leer, el teatro y tienen iniciativa, pues perfecto. Pero aparte de todo esto, me he dado cuenta de que hay otras cosas, mucho menos comunes, que suman puntos en mi particular ranking de futuros novios. Cosas como estas:
-La voz, ya os lo he contado. Me encaaaaaaaaaaaantan las voces bonitas, es el rasgo que más me atrae de primeras. De hecho, es lo único que tienen en común todos los chicos de mi vida, una voz bonita.
-Que colabore. Que cenemos mil en casa de uno de la panda, comamos y bebamos como leones, se hagan las cuatro de la mañana, estemos todos molidos y antes de irnos, y sin que nadie se lo diga, se ponga a recoger la mesa o coja la basura para bajarla al contenedor. Que se acabe el hielo y le falte tiempo para ir a comprar más para que podamos seguir de copas. Que quedemos en un bar a ver un partido y él traiga las patatas fritas. Esas cosas.
-Que tenga detalles tontos. Que me vea cargada con mil bultos y se ofrezca a llevármelos, aunque sepa que le voy a decir que no. Que acabemos rendidos después de una noche de juerga con un frío de mil pares, consiga parar por fin un taxi y me lo ceda. Que se haga con el único taburete libre del bar, pregunte a todos si queremos sentarnos y al final decida que nos lo turnamos.
-Que sea observador. No os sé explicar el motivo, será porque yo no lo soy tanto como querría, pero me gustan los chicos que se fijan en todo. Que sepan a qué habitación han llevado los abrigos que nos ha cogido la anfitriona al entrar en la casa, que se acuerde de los nombres de todos los que nos acaban de presentar (aunque sean ciento y la madre), que intuya el problema que aún no nos ha contado el amigo de turno o la típica pareja que acaba de formarse y que todavía lo lleva en secreto. Que sea de los que dice: "No sé qué es, pero aquí pasa algo, fijo"
-Que sea un "todero", o lo que es lo mismo, que sirva para un roto y para un descosío. Que hay que hacer una sustitución en una obra de teatro, se hace. Que hay que pensar las preguntas del juego de pistas que le hemos organizado a no sé quién por su cumple, se piensan. Que hay que jugar una pachanguilla de fútbol, de baloncesto o de cualquier deporte que se le dé mal, pues se juega. Lo que haya que hacer.
-Que tenga sentido del humor, sobre todo si no es el típico que está todo el rato haciendo chistes, sino que está más bien callado, escuchando al grupo y de repente, ¡zas!, suelta un comentario agudo e ingenioso.
En fin, ya os hacéis una idea, absurdeces varias. Supongo que os preguntaréis qué tiene que ver el tocino con la velocidad y por qué todo esto suma puntos en mi ranking de futuros novios. Pues ni idea. Que estoy fatal de los fatales. Ya lo sabéis.
A ver... no me entendáis mal. Que eran buenos niños y tenían sus cosas guays, las suficientes como para hacer que me enamorara de ellos. Pero lo sorprendente es que no se parecían en nada unos a otros. Ni en el físico ni en la personalidad. Lo que me lleva a preguntarme: ¿qué leches me gusta en un chico?
Pues hombre, los grandes clásicos no fallan. No le hago ascos a los maromos guapos, inteligentes y simpáticos. Y si además son amables, interesantes, les gusta leer, el teatro y tienen iniciativa, pues perfecto. Pero aparte de todo esto, me he dado cuenta de que hay otras cosas, mucho menos comunes, que suman puntos en mi particular ranking de futuros novios. Cosas como estas:
-La voz, ya os lo he contado. Me encaaaaaaaaaaaantan las voces bonitas, es el rasgo que más me atrae de primeras. De hecho, es lo único que tienen en común todos los chicos de mi vida, una voz bonita.
-Que colabore. Que cenemos mil en casa de uno de la panda, comamos y bebamos como leones, se hagan las cuatro de la mañana, estemos todos molidos y antes de irnos, y sin que nadie se lo diga, se ponga a recoger la mesa o coja la basura para bajarla al contenedor. Que se acabe el hielo y le falte tiempo para ir a comprar más para que podamos seguir de copas. Que quedemos en un bar a ver un partido y él traiga las patatas fritas. Esas cosas.
-Que tenga detalles tontos. Que me vea cargada con mil bultos y se ofrezca a llevármelos, aunque sepa que le voy a decir que no. Que acabemos rendidos después de una noche de juerga con un frío de mil pares, consiga parar por fin un taxi y me lo ceda. Que se haga con el único taburete libre del bar, pregunte a todos si queremos sentarnos y al final decida que nos lo turnamos.
-Que sea observador. No os sé explicar el motivo, será porque yo no lo soy tanto como querría, pero me gustan los chicos que se fijan en todo. Que sepan a qué habitación han llevado los abrigos que nos ha cogido la anfitriona al entrar en la casa, que se acuerde de los nombres de todos los que nos acaban de presentar (aunque sean ciento y la madre), que intuya el problema que aún no nos ha contado el amigo de turno o la típica pareja que acaba de formarse y que todavía lo lleva en secreto. Que sea de los que dice: "No sé qué es, pero aquí pasa algo, fijo"
-Que sea un "todero", o lo que es lo mismo, que sirva para un roto y para un descosío. Que hay que hacer una sustitución en una obra de teatro, se hace. Que hay que pensar las preguntas del juego de pistas que le hemos organizado a no sé quién por su cumple, se piensan. Que hay que jugar una pachanguilla de fútbol, de baloncesto o de cualquier deporte que se le dé mal, pues se juega. Lo que haya que hacer.
-Que tenga sentido del humor, sobre todo si no es el típico que está todo el rato haciendo chistes, sino que está más bien callado, escuchando al grupo y de repente, ¡zas!, suelta un comentario agudo e ingenioso.
En fin, ya os hacéis una idea, absurdeces varias. Supongo que os preguntaréis qué tiene que ver el tocino con la velocidad y por qué todo esto suma puntos en mi ranking de futuros novios. Pues ni idea. Que estoy fatal de los fatales. Ya lo sabéis.
viernes, 1 de junio de 2012
De cañas con mis neuronas
Queridos lectores habituales, visitantes ocasionales, náufragos de la Red de redes que han pasado por aquí de pura casualidad y los muchísimos que acabáis siempre en mis dominios intentando buscar trucos para ligaros a vuestra prima lejana (que sois tropecientos e inasequibles al desaliento) Queridos todos, tengo una noticia que daros: ya estoy morena.
Sé que suena a trola trolera, pero es verdad. Me he dado cuenta esta tarde, viendo mi reflejo en el espejo de un escaparate. Allí estaba yo, haciendo equilibrios sobre mi bici del Pleistoceno, sudando la gota gorda, jurando en arameo por la cuesta infinita que estaba subiendo y con cero de glamour, pero morena, oye, que algo es algo.
Yo soy la típica que a los 10 minutos de llegar a la playa ya tiene la marca del bañador, pero coger colorcillo antes de que empiece oficialmente la temporada de piscinas no me había pasado nunca. Será que estoy tan negra con la vida que parte de la negrura interna me sale por los poros de la piel. Y puede que también influya que con mi recien estrenada condición de ciclista me paso media vida en la calle. El caso es que mi precioso futuro bronceado ya está enseñando la patita por debajo de la puerta.
La parte buena de esto es que me veo más guapa morena, así que me gusta estarlo. La parte mala es que yo asocio bronceado a vacaciones y altas temperaturas, y por eso ya he empezado a funcionar en servicios mínimos para tener menos calor: moverme lo menos que pueda y pensar lo imprescindible. Como mucho. De hecho, si necesitáis a alguna de mis neuronas, la encontraréis en la terracita más fresca de mi cerebro, de cañas. Con su bañador rosa fosoforito, repanchingada en la silla y con cero de pinta de estar dispuesta a hacer algo productivo en las próximas horas... ni en los próximos días, vaya.
Bueno, tampoco voy a exagerar. Que mi neuronas, de cañas allí en la terracita, sí que hacen algo: jugar al mus. O a burro. O al mentiroso. O al duro. Así que si me veis, por ejemplo, currando delante del ordenador, o concentrada escribiendo, o haciendo la compra de la semana o estudiando y se me escapa algún "¡órdago a la grande!", ya sabéis por qué es, ¿no? Porque la timba les está yendo de puta madre a mis neuronas.
Por cierto, hoy he tenido el examen auditivo de alemán y sinceramente, no sé si he contestado que la respuesta verdadera es la tres o que subo tres amarracos la apuesta a pares. Pero vamos, que por lo demás, todo controlado, ¿eh?
Sé que suena a trola trolera, pero es verdad. Me he dado cuenta esta tarde, viendo mi reflejo en el espejo de un escaparate. Allí estaba yo, haciendo equilibrios sobre mi bici del Pleistoceno, sudando la gota gorda, jurando en arameo por la cuesta infinita que estaba subiendo y con cero de glamour, pero morena, oye, que algo es algo.
Yo soy la típica que a los 10 minutos de llegar a la playa ya tiene la marca del bañador, pero coger colorcillo antes de que empiece oficialmente la temporada de piscinas no me había pasado nunca. Será que estoy tan negra con la vida que parte de la negrura interna me sale por los poros de la piel. Y puede que también influya que con mi recien estrenada condición de ciclista me paso media vida en la calle. El caso es que mi precioso futuro bronceado ya está enseñando la patita por debajo de la puerta.
La parte buena de esto es que me veo más guapa morena, así que me gusta estarlo. La parte mala es que yo asocio bronceado a vacaciones y altas temperaturas, y por eso ya he empezado a funcionar en servicios mínimos para tener menos calor: moverme lo menos que pueda y pensar lo imprescindible. Como mucho. De hecho, si necesitáis a alguna de mis neuronas, la encontraréis en la terracita más fresca de mi cerebro, de cañas. Con su bañador rosa fosoforito, repanchingada en la silla y con cero de pinta de estar dispuesta a hacer algo productivo en las próximas horas... ni en los próximos días, vaya.
Bueno, tampoco voy a exagerar. Que mi neuronas, de cañas allí en la terracita, sí que hacen algo: jugar al mus. O a burro. O al mentiroso. O al duro. Así que si me veis, por ejemplo, currando delante del ordenador, o concentrada escribiendo, o haciendo la compra de la semana o estudiando y se me escapa algún "¡órdago a la grande!", ya sabéis por qué es, ¿no? Porque la timba les está yendo de puta madre a mis neuronas.
Por cierto, hoy he tenido el examen auditivo de alemán y sinceramente, no sé si he contestado que la respuesta verdadera es la tres o que subo tres amarracos la apuesta a pares. Pero vamos, que por lo demás, todo controlado, ¿eh?
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