Los que hemos estado siempre en un lado no podemos evitar preguntarnos cómo sería estar enfrente. ¿Qué sentirán los altos viendo el mundo desde su perspectiva aérea y llegando a todas las baldas de la cocina? ¿Los multimillonarios tienen algún problema o todo lo arregla el dinero? ¿A los que su cuerpo no les pide bollos y chocolate 24/7 sufren menos?
En temas romanticones esto pasa mucho. El que siempre está en relaciones largas y estables envidia al típico follarín de los bosques y el picaflor que lleva años saltando de liana en liana se ha pegado tantas leches y seguramente le han tratado tan mal que solo quiere un poco de paz y tranquilidad.
Y ahí voy yo, a la ausencia de cambio. La rutina tiene muy mala fama en el amor. La monotonía y el aburrimiento matan la chispa, dicen. Pero sin un poco de sosiego, de calma, sin darle un mínimo de tiempo, ¿cómo va nada a consolidarse, a crecer? ¿Cómo va a formarse un vínculo profundo que resista?
Las canciones suelen hablar de los extremos, de cuando nace y la intensidad te hace estallar el corazón y del final, cuando te lo pasa por la picadora para dejártelo hecho puré. Menos cuentan lo del medio, el reposo, la serenidad, la placidez. El descanso de no tener que saltar de liana en liana o esquivar golpes a todas horas. No quiere decir que no los haya, pero es más fácil saber de donde te vienen.
Por eso he puesto la canción de arriba. No es que esta chica sea una poetisa precisamente, pero está enamorada, se le nota y me gusta como dice algunas cosas. Os las dejo por aquí.
"Ya hemos agotado las primeras veces"
"Podría tener un máster sobre tus manías"
"Brindemos por volvernos tan típicos"
"Érase una vez sin final"
"Dicen que el primer beso siempre es el más mágico
Pero es más mágico saber que no es el único"
Me voy unos días de excursión. Por si no nos leemos antes
¡¡FELIZ AÑO!!