jueves, 29 de febrero de 2024

Consolar, misión imposible

No te rías de las lágrimas de un niño, todos los dolores son iguales. 

Charles Van Lerberghe

 

Dejemos claras las bases, que no quiero meterme en discusiones estériles. 

-Sí, los que vivimos en el primer mundo, no caminamos 10 kilómetros para tener agua potable, no nos bombardean cada 5 minutos y no hemos sufrido violencia en casa somos unos privilegiados. De acuerdo.

 -Aquí cada uno tiene lo suyo y en el primer mundo y en el último todo quisqui lo pasa mal. A cada cual le angustia su realidad, así que todos soportamos más o menos el mismo nivel de sufrimiento subjetivo, sean cuales sean las causas. Vale.

-Consolar a alguien que está hundido no es fácil. Desde luego. 

Dicho lo cual... ¿En serio? ¿De verdad que no se puede hacer un poquiiiiito mejor? ¿Sólo un poquito? 

Parece mentira con la turra que doy por aquí, pero a mi no me gusta mucho soltar mis mierdas en la vida en 3D. Casi siempre es porque siento que no consigo explicarme y las cosas que me contestan (con la mejor voluntad del mundo, por supuesto) no me sirven de casi nada. Y a veces hasta me cabrean. No, ni siquiera eso. Me da pena. 

Me entristece mucho ver que personas que aprecio están a años luz de entender lo que me pasa, como lo vivo, por qué me duele. Me deprime escuchar sus soluciones absurdas, inútiles, no sólo porque no están adaptadas a mi, sino porque ni siquiera se acercan al problema real, del que no han comprendido ni un pijo. 

En serio que es una bajona aguantar que traten de equiparar su malestar al mio como forma de aliviar mi carga. Que sí, que lo hacen de buena fe y que, de nuevo, todos sufrimos en la misma cantidad, cada uno por lo suyo. Pero que en situaciones objetivamente mejores intenten que me sienta menos mal porque ellos también tienen marrones, me hace pensar todo el tiempo en el meme de Mel Gibson y el Cristo ensangrentado. No me ayuda, me enfada, me desespera, me quita las ganas de seguir hablando.


 (Esto, pero aplicado a cualquier situación de la vida)
 
Lo repetiré: consolar es difícil. A menudo el dolor es tan intenso que da igual lo que digas y con frecuencia, simplemente, no hay nada que decir porque cuando la vida te pasa por encima, te pasa. Pero si ese es el caso, por favor, no le metas al otro una chapa de frases hechas, de lugares comunes, de trivialidades. No le propongas alternativas prefabricadas que a mínimo que le conozcas un poco, UN POCO, verías claro que no le van a ser útiles en absoluto. Acompaña. Ofrece apoyo. Muestra cariño. No hacen falta palabras si no las encuentras. Esfuérzate un poco, sé creativo. Hay mil maneras. 



 

martes, 27 de febrero de 2024

¿Está el enemigo? Pues que se ponga

 

¿Cómo se sabe que no es tu guerra? Y si ya has parado, ya has tomado perspectiva y sigues sin saber por donde tirar, ¿qué se hace?

Tengo dudas, debería hacer una llamada tipo Gila para ver si me aclara algo:

-¿Está el enemigo? Pues que se ponga. Yo también quiero parar la guerra un momento. Necesito una tregua como el comer.

jueves, 22 de febrero de 2024

Un ranófono, por compasión

 

Tener un mal día es duro. Tener un mal día y que no puedas estar un poco a tu bola para sobrellevarlo es peor. Tener un mal día y que tu realidad sea una permanente reedición de la boda de Lolita en la que quieres gritar todo el tiempo "¡¡si me queréis, irse!!" es una auténtica tortura. Dan ganas de tumbarse en las vías, que te pase un tren por encima y que se acabe tu sufrimiento.

De verdad, que alguien me regale un ranófono. No estoy para nadie.

lunes, 19 de febrero de 2024

Cacao para los ojos

¿Alguna vez habíais llorado tanto que se os ha cortado la piel? ¿Cómo los labios agrietados pero alrededor de los ojos?

Nuevo logro desbloqueado.

viernes, 16 de febrero de 2024

Placidez

A los que hemos tenido una vida ajetreada (en plan mal, de incertidumbre a chorro, digo) y no nos ha quedado otra que estabilizarnos en la inestabilidad, la calma nos parece el paraíso. Cuando has andado incansablemente sobre una cinta estática sin llegar nunca a ninguna parte en ningún ámbito de tu vida, sin cerrar ningún frente, sentir que tienes un tema solucionado, que no necesitas buscar más alternativas para un asunto, es el no va más.Te parece increíble, por una vez, acceder a ese remanso de paz, donde no hace falta seguir esforzándote, donde puedes sólo tumbarte y disfrutar.

Por eso, si no tienes con qué comparar, quizá sea fácil confundirse. Igual no era felicidad, igual sólo era algo cozy, mullidito, confortable, cómodo, acogedor, agradable, seguro. A lo mejor era sólo tranquilidad, quietud, reposo, sosiego, placidez, no felicidad.

Ojalá.

martes, 13 de febrero de 2024

El trankimazin mágico

¿Sabéis cuando la vida te manda de repente un putadón de estos que no te esperabas para nada y que ni siquiera has visto venir? ¿Sabéis esa estupefacción que te deja sin palabras, ese dolor tan intenso que te parece que se están rompiendo órganos internos de forma no metafórica? ¿Sabéis esa ira incontrolable, esas ganas de quemar el mundo, de arrancarte la piel, de acabar con todo? ¿Sabéis ese grito desesperado de ayuda al Todo, a la Nada, al cielo, a los jefazos de la vida?

Por desgracia, a mi todo esto me es bastante familiar. Lo que no sabía, porque no me había pasado nunca, es que los jefazos, el Todo, La Nada, no sé qué alma caritativa pueden decidir ayudarte pinchándote un trankimazin. Que te venza el sueño y cuando te levantes a la mañana siguiente, tu mente esté como ralentizada, que el dolor se haya atenuado, que nada de lo que te ha partido por la mitad haya cambiado, pero tú lo veas lejano, como en un película. Un descanso, una tregua, un paréntesis en la tortura.

Había oído que hay fármacos recetados en salud mental que hacen esto y me parecía imposible, milagroso. A mi me ha ocurrido sin tomar ninguna sustancia, así que lo vivo como un milagro multiplicado por mil. No sé quién ha sido. No sé si mi cerebro es sabio y ha aprendido (¡¡por fin, le ha costado años!!) a desenchufar la parte de mi mente que está en llamas. No sé si es que existen de verdad las hadas madrinas y la mía en vez de presentarse y regalarme una carroza de calabaza ha preferido seguir de incógnito y hacerme un conjuro sanador durante la noche. No sé si lo jefazos de la vida son reales y tienen poder para ayudarte cuando les sale del unicornio. No tengo ni idea. Sólo sé que hoy estoy mejor... y se agradece.

No es definitivo, claro. En el fondo de los fondos noto que es una ficción, que el dolor está ahí para saltarme a la yugular en cuanto me despiste. Soy consciente de que es temporal y de que, como con el paracetamol, la fiebre volverá a subir después de ocho horas. Ya empiezo a notar que se está pasando el efecto, de hecho. Pero a quien haya decidido concederme esta tregua... de verdad gracias. La necesitaba.

domingo, 11 de febrero de 2024

P*to chándal

"Que tanta búsqueda de lo malo, al final te ha hecho encontrarlo. Que ha empeorado tu actitud y ha provocado que de tanto intentar no creerte que podía pasar algo bueno, no te lo creíste. Y te faltó ilusión, y confianza y espontaneidad. Y eso impidió que se produjera el milagro. Y ahora vienen los lloros".

No sabía que había escrito esto de arriba hace tanto, hay que ver como pasa el tiempo. En fin

El caso es que estaba convencida de que esta vez había cumplido mi propia norma. Que había cerrado los ojos y me había metido en el barro a lo loco, sin red de seguridad, sin salidas de emergencia. Hice planes, hablé del futuro, me dejé de secretismos. Confié. O eso creía.

Porque cuando todo saltó por lo aires por enésima vez lo primero que oí fue la voz de Daiana, mi cabrita-crítica interna particular, increpándome con su tono más paternalista: "¿Ves? Te lo dije. No iba a salir bien. A ti NADA te sale bien. Ya lo sabes".

Y en efecto, me di cuenta de que lo sabía, de que en el fondo de los fondos, nunca me había fiado del todo. A lo mejor, como Chandler, llevaba el chándal debajo de los pantalones. Y a lo mejor eso, otra vez, lo ha mandado todo al carajo. O ha ayudado a mandarlo. Nunca lo sabremos porque por lo visto nunca voy a ser capaz de dejar el puto chándal en la percha de mi armario. Por mucho que me empeñe.

(*Explicación para los que no hayan visto Friends--- muy maaaal--- y no sepan que esta serie tiene una referencia para cada situación de la vida. Para la evolución tras un duelo también. Aunque yo les he cogido prestado el concepto para resignificarlo un poco, la verdad. Pero vamos, que se entiende, creo.

La "fase del chándal" en toda postruptura la explica así Joey:

Monica: Oye, Joey, no deberías dejar solo a Chandler. Sólo hace dos días que cortó con Kathy. Por qué no aplazas el viaje? 

Joey: En este momento no puedo hacer nada por él, aún lleva chándal, está en la Fase Uno. Tranquilos, para la Fase Dos, ya estaré aquí, jamás me la perdería. 

Monica: Cuál es la Fase Dos? 

Joey: Emborracharse e ir a un club de striptease.

Un poco después Chandler parece haber mejorado un poco, pero sin mucha fe porque lleva chándal debajo de los pantalones. Como yo, vaya.)

 

 


miércoles, 7 de febrero de 2024

¡Aleluya, hermanos!


¡¡ALELUYA, HERMANOS!! 

 

El fisco se ha cagado de miedo después de mi entrada del otro día. Y hace bien. Mejor que no conozcan a mi monstruo de los ojos rojos. Por su propia seguridad. Y la de los demás un poco también, ¿no? Que Hacienda somos todos.


O eso dicen.

lunes, 5 de febrero de 2024

Sold out de finales felices

Dicen que la soledad es estar rodeado de gente y aún así sentirse solo. Yo creo que la verdadera soledad es creer que todo el mundo tiene su feliz feliz y que a ti nunca te llega el turno. Que tienes intentos, tiros al palo, "uyssss casis", pero ninguna canasta clara. Y que esos conatos parecen estar ideados en tu contra, para restarte equilibrio sobre el alambre y hacerte caer desde la altura de la ilusión y sin la red que la cabrita de la esperanza había quitado.

¿Qué delito creéis que hay que cometer en vidas anteriores para condenarte a otra vida nueva sin final feliz? ¿Quizá no aprovechar el primero que te concedieron?