jueves, 28 de diciembre de 2017

Un milagro navideño-teatrero

A ver si consigo contaros bien esto, porque estos días he vivido un milagro navideño de los molones molones. Y para que entendáis la magnitud del asunto tengo que poneros en antecedentes.

Los que pasáis por aquí de vez en cuando sabéis que me encanta el teatro y que pienso que es pura magia porque al final, no se sabe por qué ni cómo, por mal que vayan los ensayos, todo termina saliendo bien. Inexplicablemente.

Los lectores habituales también sabéis que yo tengo una tropa de Speedysobris de tamaño considerable. Entre ellos los hay de muy distintas edades. Con algunos aún puedo jugar al pilla pilla y a saltar olas en la playa, pero otros se están adentrando ya en el tortuoso camino hacia la madurez. Y están en la parte más chunga del sendero, en el momento en que no eres ni niño ni adulto, en el que no entiendes nada de lo que te pasa ni de lo que sientes, en el que odias el 90% del tiempo al 90% de la humanidad. Son adolescentes.

No es que sean  malos chavales, todo sea dicho, pero tienen un pavo encima que ni el de la comida de Navidad, lo que se traduce en languidez, pocas ganas de nada que no tenga que ver con ordenador o móvil y capacidad comunicativa escasa tirando a nula. Muy nula, diría yo. Como son chicos majetes los pobres intentan contarme cosas, pero no saben como y no les sale natural, así que de un tiempo a esta parte, me cuesta un mundo llegar a ellos.

Y aquí es, precisamente, donde viene lo del MILAGRO que os decía. Y es que en Nochebuena, aún no sé muy bien cómo porque el móvil tenía batería y la wifi funcionaba, terminamos organizando juegos antes de la cena. Como no teníamos ni cartas ni nada preparado, se me ocurrió explicarles unadinámica de improvisación teatral, parecida a los que ya os he contado por aquí y a los que hemos jugado en el blog alguna que otra vez. Una apuesta arriesgada (ya lo sé) que no pudo salir mejor.

En cuanto calentaron y le cogieron el truquillo, apareció la magia. Se les ocurrieron unas ideas geniales con las que estuvimos parténdonos la caja, literal, más de dos horas. Me sorprendieron (y se sorprendieron a ellos mismos) con su creatividad, con su agilidad mental, con su rapidez de reflejos. Me dejaron ojiplática con su humor y la capacidad de reírse de sí mismos. Me quedé flipada con su imaginación y lo deprisa que pillaron la forma de pensar de la impro, que no es precisamente fácil. Una pasada. Hacía mucho que no me reía tanto y tan a gusto. Aún tengo agujetas en los abdominales de las carcajadas.

Y entonces... se obró el milagro.

Conectamos.

Sí... conectar. Es la palabra que mejor lo define, yo creo. Después de algún tiempo sin esa complicidad que tenía con ellos de pequeños, sin esa energía invisible que hace que te entiendas con otros sin palabras, esa noche, conectamos. Sentí que me acerqué a ellos, a sus inquietudes, a sus miedos, a sus ilusiones, que se colaron en algunas de sus escenas sin que ellos se dieran cuenta. Noté que han cambiado, pero que en alguna parte de su caótica mente a medio formar aún están esos niños que fueron hace no tanto y que ahora parecen tener tanta prisa en dejar atrás. Percibí claramente el cariño que ahora les cuesta mostrar por el torbellino de sentimientos confusos que les provoca la pavez extrema. Les entendí un poco más. Y lo que es aún más increíble, creo que ellos también me entendieron un poco a mí.

-Tía, ¿haces estos juegos en teatro? Pues no me extraña que te guste tanto...

Incluso con lo tímidos que son, les veo dentro de nada encima de un escenario.

Es un milagro navideño.

viernes, 22 de diciembre de 2017

Sorpresa sorpresa

Me diviertes. Me enterneces. Me intrigas. Pero sobre todo me sorprendes. Un montón.

-Me alucina tu pasión. Que te guste tantíiiisimo lo que te gusta. En cualquiera de sus formas, en todas sus modalidades. Te encanta, te emociona a más no poder. Una pasión así no se pierde, la tendrás para siempre. Te ocurra lo que te ocurra en la vida, siempre tendrás eso. Eres un suertudo, lo sabes, ¿verdad?

-Me flipa tu enoooorme capacidad para expresar cariño con cualquiera, en cualquier momento. Tus miradas, tus gestos, tu manera de tocar que traspasa la piel y va directa al corazón. Con todos. Con quien sea, cuando sea. Una pasada.

-Me deja ojiplática tu mundo interior y el funcionamiento de tu mente. Que sepas tantísimo de lo que te gusta y un montón de cosas que nunca sospecharía si quiera que te molan. Que siempre tengas un dato interesante que aportar.

-Me quedo de piedra con tu positividad, con el entusiasmo y energía con los que afrontas cualquier reto. Pero sobre todo con cómo plantas cara a lo malo. Con cómo huyes de hacerte la víctima y tratas de relativizarlo todo. Tu frase de cabecera es "ya ves tú, qué drama". Incluso las cagadas de verdad las gestionas bien. "A ver, no fustigarse, ya ha ocurrido y no se puede cambiar. Aprendamos de ello para que no se repita y pa' alante". Claro que sí.

-Me pasma tu seguridad. Lo sereno que pareces (incluso en las pocas ocasiones en las que por dentro estás como un flan) y la convicción con la que expresas lo que piensas. Y lo que sientes. No eres nunca una víctima pero no te da miedo mostrar vulnerabilidad, necesidad de cariño, de cercanía, de apoyo.

¿Y sabes lo que más me sorprende de todo? Que todavía eres un crío. Cuando los años te mejoren, como al buen vino, ¿cuánto más serás capaz de sorprenderme?

lunes, 18 de diciembre de 2017

El factor locura

Uno de los elementos que más contribuyen a que mi vida sea manifiestamente mejorable es lo que yo llamo el factor locura. Así en breve y para no meterme en detalles cero interesantes y divertidos, os diré que ese factor es una relación que ahora mismo no me queda más remedio que mantener y que me trae por la calle de la amargura. Y es que la parte contratante de la primera parte de ese tandem es un desequilibrado total que vive en una realidad paralela tipo Matrix a la que intenta arrastrarme cada día con sus locos argumentos mientras yo no hago más que pensar "¿pero qué me estás contando?"

Neo (como llamaremos a partir de ahora  a la parte contratante de la primera parte para acortar) me saca de quicio porque coge cualquier minucia insignificante y la agranda, la agranda, la agranda y la agranda hasta que termina pareciendo que el mundo se va a acabar por eso. Mira que yo tengo asumido que moriré de exagerada, pero él me da millones de vueltas, una cosa increíble, de verdad, no he visto nada igual en los días de mi vida. Una pasada. A ello le sumas un ego como una catedral y una absoluta incapacidad para reconocer sus errores y tienes el cóctel explosivo con el que yo tengo que enfrentarme cada semana.

El caso es que, ahora mismo, no me queda otra que seguirle la corriente con sus idas de olla sin poder decir ni palabra porque, si no, la cosa se pone peor. Ello nos deja a una Speedy apretando los dientes para no soltarle cuatro verdades al zumbado ese mientras siente como está a punto de reventarle el hígado de toda la bilis que está acumulando. Realmente puedo oír como la bilis circula libremente por mi organismo, en serio. Lo llevo fatal.

Como esta tortura me está restando años de vida necesito encontrar algún sistema de defensa y tengo claro que mi mejor arma es la risa. No consigo relativizar, ni que el tema me resbale, ni que no me cabree, así que lo único que me puede ayudar ahora mismo es ser capaz de reírme con ello. Tengo que lograr tomármelo a coña para poder descojonarme y soltar tensión. Y estas son las estrategias que he pensado hasta ahora:

-Comparar cada situación surrealista en la que me vea envuelta con él (cosa que pasa día sí, día también) con una escena de peli. Por ejemplo, él es muy de decir que todo lo hace bien y que no le cuesta nada aprender algo nuevo, así que cuando me venga con alguna de esas chorradas le soltaré mentalmente lo que dijo Neo al poco de enterarse de toda la movida de Matrix: "Ya sé kung fu"

-Juegos de beber. Él tiene muchas muletillas que repite sin parar. Así que a partir de ahora, cada vez que diga "dado que", chupito.

-Coletillas varias. Cuando entre en bucle y no pare de agrandar y agrandar y agrandar cualquier chorrada microscópica que no va a ningún lado, al final de cada frase añadiré mentalmente "menudo drama". Así quedará patente la ridiculez de la exageración. "No hay suficiente musgo en el belén". MENUDO DRAMA. Y así.

-Hacer el trailer promocional del dramón de turno  y ponerle título. Cuando haya terminado de darme la chapa inventándose una película sobre el problemazo tan enorme que es cualquier absurdez minúscula, pensaré un nombre y un resumen de la historia que empezará siempre con una voz muy tenebrosa que dice "DRAMATIZANDO ..." "Dramatizando la compra". "Dramatizando el precio del transporte público". Y así.

Es lo que se me ha ocurrido por ahora. Admito sugerencias.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Manifiestamente mejorable

Cuando mis hermanos y yo aún éramos superhéroes tamaño mini, Speedydad empleaba muchas expresiones molonas que han pasado a la historia familiar. Una de ellas era, sin duda, "manifiestamente mejorable". La usaba cuando, por la razón que fuera, no quería utilizar la palabra malo. Decía que nuestro comportamiento había sido manifiestamente mejorable, o que nuestras notas eran manifiestamente mejorables y la verdad es que, dependiendo del contexto, del tono y de la mirada, escocía bastante más que si hubiera dicho malo. No os sé explicar el motivo pero, siendo un adjetivo bastante más light que otros, el 99% de las veces era una de las cosas peores que podía decirnos en plan regañina.

Me he acordado de eso porque últimamente no hago más que pensar que mi vida es manifiestamente mejorable. Que a ver, no voy a ponerme ahora en plan víctima tipo"pobrecita de mi, cómo sufro, bollería industrial llévame pronto" porque tengo salud, una familia con la que pelearme amistosamente y un techo bajo el que vivir, que ya es mucho. Y si me oyera quejarme Speedybrother me diría "peor es picar en la mina, llorica". Pero ahora que no me oye tengo que deciros que me paro a mirar mi vida, desde fuera y con toda la objetividad de la que soy capaz, y lo siento, pero sin dramas ni lloriqueos no puedo evitar concluir que es manifiestamente mejorable. Es así.

Hay muchas cosas que deberían pasar y no pasan. Muchísimas. No salgo de una y me meto en otra. El 99% del tiempo me veo en medio de mogollón de movidas que no sé ni por donde me han venido. La gente (ALGUNA gente) me trata mal. O peor que yo a ellos. O las dos cosas a la vez. En determinados aspectos y en ciertos ámbitos no me siento valorada, como si no consiguiera transmitir lo que tengo que ofrecer, como si no lograra mostrar mi talento.

Y ahora me diréis verdades como puños. Que cada uno tiene lo suyo. Que esto nos pasa un poco a todos. Que las comparaciones son odiosas. Que envidiar es inútil porque nadie es realmente digno de envidia. Que no es oro todo lo que reluce. Que todo tiene remedio menos la muerte. Que si las cosas son así siempre, algo tendré que ver yo con el tema. Que cambie lo que no me gusta.

Y tenéis razón, supongo. Pero lo cierto, la verdad de la verdad, de la verdad, de la verdad, es que ahora mismo miro mi vida y no puedo evitar pensar que es MANIFIESTAMENTE MEJORABLE.

Eso sí, no le digáis a Speedybrother que os lo he diccho, ¿vale? Que menuda bronca me va a caer.

martes, 12 de diciembre de 2017

Temazos de martes desinspirados

Nada, hijos míos, que no hay forma humana de acabar una entrada, oye. No sé qué pasa...

Total, que tratando de desactivar el bloqueo que llevo encima y en busca de inspiración, me he encontrado de casualidad con un temazo del Pleistoceno superior del que ya casi ni me acordaba y que me encanta. Es ya todo un clásico, de hecho.

Así que, mientras sigo intentando juntar dos palabras seguidas con algo de sentido para hacer una entrada en condiciones, aquí os dejo a Paul Young y su estupendísimo "Every Time you go"

¡¡A POR EL MARTES!!


viernes, 1 de diciembre de 2017

Declaración unilateral de independencia catódica

Esto venía gestándose hace meses, no ha ocurrido de hoy para mañana, pero no lo he sabido ver. En general todos los electrodomésticos de mi superguarida siempre han tenido bastante personalidad e iniciativa propia ajena a mi voluntad, pero había entre ellos un cabecilla, un aparatejo al que desde el principio se le notaron aires de grandeza y especial dificultad para acatar órdenes: mi televisor. Y ha sido, como no, mi televisor el que la ha liado parda.

Y es que mi tele, que cada vez tenía un sentimiento de autodeterminación más fuerte que le llevaba a encenderse cuando le daba la gana y no cuando yo quería, decidió hace unos días hacer una declaración unilateral de independencia y proclamar la República Sin TV. Yo iba a aplicarle el artículo 155 y sustituirla ipso facto por una televisión constitucionalista que se mantuviera dentro de los límites de la legalidad y cumpliera las órdenes de mi mando a distancia, pero como los líos catalanistas me tienen harta de tanto conflicto, he decidido esperar a la mediación de instituciones imparciales como la Corona. Igual los Reyes Magos me traen mágicamente otra candidata y, como tienen mucha labia, consiguen por medio del diálogo que una ocupe el puesto de la otra y se lleve a cabo una transición tranquila, sin que ningún otro electrodoméstico cambie su sede social ni fiscal a otras habitaciones.

Y es que sin una tele que funcione en condiciones, hay pocas razones para pasar por mi salón, lo que ha provocado el éxodo de muchas cosas a mi dormitorio. Allí está ahora siempre mi móvil, la radio, el mp3, la manta del sofá y por supuesto el libro de turno. Y lo que te rondaré morena. A saber cuántas cosas más trasladarán su ubicación habitual a mi cuarto antes de que Sus Majestades hagan su intervención el próximo 6 de enero. No lo quiero ni pensar. El clima de tensión se ha vuelto insostenible... De hecho, estoy segura de que si tuviera tele vería que Ana Pastor y Ferreras ya están preparando un especial sobre el tema.

Seguiremos informando ;P

martes, 21 de noviembre de 2017

No me lo creo ni yo 1: Bloguero Estupendérrimo (Final)

(¡Por fin llega el final de la historia! Capítulo anterior aquí)

Total, que una vez informada de coches, trenes, aviones y demás medios de transporte modernos, los siguientes meses me hicieron la Tarjeta Platinum de Renfe y ahora tengo de ahijado, además de los Speedysobris, al niño de una de las azafatas habituales del trayecto Capilandia-Speedytown. Con eso os lo digo todo.

Pero bueno, no os voy a engañar, yo a Capilandia iba por Bloguero Estupendérrimo, claro, pero no SÓLO por Bloguero Estupendérrimo. Por aquel entonces mi vida en Speedytown estaba bastante parada, llena de amigos colapsadísimos por bebés recién llegados a la familia, un curro desesperante y sin mucho futuro y una sensación general de estar viviendo una y otra vez El Día de la Marmota de Atrapado en el Tiempo que no os podéis imaginar. Capilandia significaba mimos de Bloguero Estupendérrimo, sí, pero también planes chulos, restaurantes nuevos, quedadas con coblogers, blogueros y tuiteros molones y una bocanada de aire fresco frente al cada vez más asfixiante día a día en Speedytown.

Y eso hablando sólo de juerga, pero había mucho más que juerga. Capilandia también significaba relacionarme con gente que escribía y que, por tanto, entendía todo lo que a mi me aporta escribir. Significaba conocer a personas que se ganaban la vida con las palabras. Y a sus jefes. Y ampliar horizontes.

-Están buscando en mi curro una colaboradora para tal web y salió a relucir tu nombre. Sería un post cada dos semanas y bla bla bla bla.

-Nos invitan a una tertulia sobre blogs en no sé qué programa de radio. Van tus coblogers de la web de ocio esa en la que escribes. Te apuntas, ¿no?

-Por fin le publican el libro a Zrutanito. Reseña conjunta en diferentes webs. Contamos contigo

Y todo el rato así. Llegó un momento que tenía más intereses en Capilandia que en SpeedyTown y Bloguero Estupendérrimo se decidió a hacer una aguda observación:

-Podrías dejar de intentar hacerte socia capitalista de Renfe a base de comprar billetes de tren y considerar la idea de trasladar tu base de operaciones a Capilandia, ¿no crees?
-(Levanto una ceja) ¿Estás sugiriendo alguna dirección concreta para ubicar mi base de operaciones?
-Bueno, en mi casa ya tienes cepillo de dientes... Una cosa menos que tendrías que empaquetar en la mudanza.

Y dado el horror total que son las mudanzas, esa era una oferta que no podía rechazar. Así que la acepté.

(Fundido en negro)

The End


(Y como esto es a vida real-inventada bloguera y no una peli, después de la palabra FIN vinieron los malos despertares, las tapas del  inodoro levantadas, el caos de armario y las discusiones por el mando de la tele. Pero esa ya es otra historia y tendrá que ser contada en otra ocasión ;P)

lunes, 13 de noviembre de 2017

Otro bodrio para salvar de la quema

Ya sabéis que en este blog somos muy de salvar bodrios de la quema. El otro día estuve viendo un pestiño de peli de universitarios y como, a pesar de que yo no soy mucho de musicales, le puso ritmo a mi tarde, he pensado que le voy a conceder el indulto. Así que, queridos lectores, hoy salvamos de la quema a...



Dando la nota.

Si, sí, ya sé, es un pestiño total. Es tan pestiño que hasta he llegado a pensar que los guionistas escribieron malos diálogos y escenas horribles sólo para crear polémica, en plan que la gente comentara: "Pero esto lo habrán hecho a propósito,  ¿no? No te puede salir semejante truño sin querer". Porque lo de la potada... en fin, no tengo palabras. Si no la habéis visto ni os lo explico y eso que os ahorráis.

Pero en fin, a pesar de las memeces supremas yo la peli la salvo de la quema, oye. Sobre todo por los temazos. Cada cinco minutos hay alguna canción guay en versiones que, incluso si no te gusta la música a capella, molan todo. Hay clásicazos de los 80 y títulos más actuales y las mezclas que hacen de unos y otros a veces están muy conseguidas. Como en el vídeo de abajo




Aunque bueno, no os voy a engañar, yo soy más fan de los chicos



Porque son más marchosos, porque son más molones, porque las coreografías que hacen son más divertidas y porque entre ellos está Jesse.



Otro maromazo que me quedo para mi colección. Este es el típico buen niño, guapete pero tampoco para desmayarse de lo guapo que es, dulce, amable y con gracia. El típico que te echa un cable cuando lo necesitas, te trae zumos y te descubre pelis. El típico que disfruta con la música y el cine y te contagia su entusiasmo. El típico que, si no te has fijado en él de primeras, sabe tirarte los tejos sin agobiar y con chispa, hasta que te fijas en él, vaya que si te fijas... Y el típico que no se deja tomar el pelo ni por ti ni por nadie. Y hace bien.

Un consejo: quédate con quien te mire como Jesse mira El Club de los Cinco (y a ella, claro).


Yo lo haría ;P

lunes, 6 de noviembre de 2017

No me lo creo ni yo 1: Bloguero estupenderrimo (continuación 2)

(*Para los que llegan ahora, la historia empieza aquí sigue aquí.  Y tranquilos que está a puntiiiiito de acabar. Ya no queda nada. Vamos allá)

Vaya por delante que lo del encargo era verdad y que los posts a cuatro manos molan todo, pero como soy mema perdida yo me imaginaba a Bloguero Estupenderrimo empezando a escribir un whats en plan ligoteo "La invito a cenar esta noche en el mejor restaurante de Speedytown" y luego dándole a borrar para mandar un mensaje más inocuo, por si acaso. Pues eso, mema perdida.

Total, que allí que fuimos. Ya os podéis imaginar que yo estaba como para robar panderetas. Un poco porque no sabía a qué atenerme y un poco porque soy mi peor enemigo. El de cagarla es, con mucho, mi superpoder más desarrollado y estaba segura de que en la cena lo iba a utilizar. Y vosotros también estáis seguros, no os molestéis en negarlo.

(Resumo y le doy al avance rápido para ir a las partes interesantes de la velada)

-Hola. ¿Qué tal el viaje? Bonito sitio.
(>>>>>>>>>>>>>>>;Avance rápido)

-Si tanto se cree que me conoce por el blog, vamos a jugar a "Verdad, exageración, trola". El que se equivoque, bebe. Empiezo yo. El post sobre su encontronazo con el servicio secreto en un hotel: Trola.
-Exageración. Beba. Mi turno. La entrada sobre su primera experiencia de contadora de cosas: Exageración.
-Verdad verdadera, no se imagina hasta qué punto. Beba. El texto sobre el mueble roto y arreglado tiene que ser verdad, su hermano Álvaro lo confirmó en los comentarios.
-¿Se acuerda del nombre de mi hermano? Su memoria es peligrosa...
-No lo sabe usted bien.
(Risas y más risas. Ya os hacéis una idea. >>>>>>>>>>>>>>> Avance rápido)

-En el post sobre el restaurante podríamos poner esto y esto.
-Eh, sí, qué bueno. Y después lo otro y lo de más allá.
-Jajaja, ¡sí! Esta entrada se está escribiendo sola. ¿Se imagina que somos tan compatibles en todo como escribiendo? Uppppss se me ha escapado. He fallado demasiadas veces en Verdad, exageración, trola y voy un poco achispada
Me pongo todo lo roja que se puede poner una persona humana.
-Pues la ciencia dice que las teorías sólo se confirman haciendo experimentos.

Speedy, esto es lo que se llama "un momento", no la cagues. Sostenle la mirada. No bajes lo ojos. ¡No los bajes! Speedy, no, ¿qué vas a decir? ¡No se te ocurra cambiar de tema! ¡No cambies de tem¿Esta es la carta de postres? Tienen buena pinta...
Lo sabía
(Tras tal demostración de mi superpoder de cagarla, la conversación se recupera pero la intensidad baja, como es LÓGICO Y NORMAL. Qué paciencia tengo que tener conmigo misma, señor, qué paciencia...
(>>>>>>>>>>>>>>>>>>>Avance rápido)

-¿Algún sitio para tomarnos la última copa? Si, hay un bar chulo aquí cerca, tienen una carta de gin tonics que le va a dar para tres posts. ¿Vamos?
-Sí, un momento que tengo que hacer un experimento.

Besazo
BE-SA-ZO.
No hay choque de nariz, ni de dientes y la humedad es la justa, ni más ni menos.
BE-SA-ZO.

-¡Por fin! Me lo has puesto difícil, ¿eh?
-¿Has? ¡¿HAS?! ¿Ahora me tuteas? ¿Quién te ha dado permiso para apearme el tratamiento?
(Risas. Besos. Más besos. Estoooo, sí, mejor le doy al avance rápido >>>>>>>>>>>>>>>)

Al día siguiente en la estación.
-¿Y ahora qué?
-Pues con lo que ha bajado el número de espectadores de cine, no sé si es el mejor momento para hacer un remake de "Tú a Boston y yo a California" con Capilandia y Speedytown...
-Muy graciosa. Te recuerdo que existen los coches y los aviones y eso grande de metal de ahí se llama tren.
-Y yo te recuerdo que una de las etiquetas de tu blog se llama "mujeres fatales de interminables pestañas"
-Un día jugaremos a Verdad, exageración, trola con esas entradas y verás en qué pocas sale verdad...
-Bueno, pues no sé, lo vamos viendo... ¿Nos leemos?
-NOS LEEMOS.

Continuará

jueves, 2 de noviembre de 2017

No me lo creo ni yo 1. Bloguero Estupendérrimo (continuación)

(*Para los que llegan ahora, la historia empieza aquí)

Sonríe.
Sonrío.
(Piensa algo, Speedy, piensa algo)
-Buena fiesta. Lo que me ha extrañado es que, estando usted por medio, no hubiera en el catering sandwichs de queso con tomate, que ya se sabe que son y serán siempre los mejores de Rodilla.
-Peligrosa memoria, no se le escapa una.
-Si no quiere que se sepan sus gustos, no tenga un blog público. (Guiño)

Y la conversación sigue por ahí, por su blog. Por cómo llegó a tener tantísimos lectores y comentaristas en un sitio en el que empezó casi por casualidad. Él ni siquiera se dedica a las palabras. Qué cabrito. Estas cosas ya me podrían pasar a mí, ya...

-Pues le propuse que viniera a la fiesta, entre otras cosas, para hablar de negocios.

(Vaya, y yo que pensaba que igual me había invitado para "empezar negociaciones", pero con comillas... Bueno, me conformo con ese "entre otras cosas" y sigo escuchando porque el caso es que los otros negocios también me interesan).

-Bla, bla, bla, bla, colaborar en un blog de recomendaciones de ocio, bla bla bla un estilo fresco como el suyo, bla, bla, bla. Hay por aquí algunos de los que serían sus cobloguers. Se los presento y se lo piensa.

La idea es guay. El proyecto es guay. Mis cobloguers, con los que había estado de risas 20 minutos antes, son guays. No tengo nada que pensar. Intercambiamos mails y teléfonos con todos, quedamos en concretar pronto cómo y cuando empiezo y no me queda otra que irme de la fiesta porque tengo una cena después. Y en la despedida...

-¡Mucha mierda para su estreno! Queda muy poco, ¿no?
-¿Cómo sabe...?
-Si no quiere que se conozcan sus actividades teatreras, no tenga un blog público (Guiño) Y cuidadín con como cuenta la fiesta en su próxima entrada, que ya nos vamos conociendo...

(Sonrisa maquiavélica) No lo sabes tú bien.

Una semana después colgamos en el blog nuevo un crossover (muy chulo, he de decir) con las versiones del encuentro de varios de los cobloguers que fuimos. Si se publicó a las 9.00 yo ya tenía a las 9.01 este whats de Bloguero Estupendérrimo en el móvil.

-Ya le vale con las licencias poéticas. (Emoticono de guiño)

El bloguero que no haya recibido quejas de las licencias que se toma al escribir algo que ha pasado en la vida en 3D que tire la primera piedra. Va en el sueldo.

-Para que vea de lo que sirven sus advertencias.
-Ya me lo temía, ya...

Y así siguió el tema. Yo con mis memeces varias hechas posts y él contando en sus entradas fiestas, viajes y amores imposibles con chicas fatales de pestañas interminables. Yo era plenamente consciente de que, aunque tengo buenas pestañas, nunca he sido una chica fatal, así que me mantenía escéptica. Pero de vez en cuando...

Correo de Bloguero Estupendérrimo:
Pinche en el link para leer a su tocaya en la blogoesfera. Usted escribe mucho mejor.

Mensaje de  Bloguero Estupendérrimo:
No puede seguir viviendo ni un día más sin leer tal libro o ver tal serie. ¡Ni un día más!

Comentario de Bloguero Estupendérrimo:
Su entrada de "Me cago en los lunes y me sobra mierda para los martes" me ha hecho reír mogollón pero no me ha gustado nada que sonara tan sincera... Ese ánimo arriba, ¿eh? ¡AUPA!

Whats de  Bloguero Estupendérrimo:
Tal hamburguesería nueva que han abierto en Capilandia es el no va más. ¡Tiene que probarla!

A veces a cosas así empezaba a escribirle una respuesta tipo: "¿Me está proponiendo una cita? Porque suena como si me estuviera proponiendo una cita. Me han propuesto citas otras veces y así es como ha sonado". Luego recordaba que mis pestañas no son los suficientemente largas para él, borraba el mensaje y prefería mantenerme en terreno neutral con un inocuo "¡Lo apunto en mi lista!". Hasta que un día...

-Me han encargado una crítica sobre un restaurante de Speedytown para el blog de propuestas de ocio. Podría venirse y hacemos un post a cuatro manos.

Continuará...

lunes, 30 de octubre de 2017

No me lo creo ni yo 1: Bloguero Estupendérrimo

(*Ahora mismo mi vida no me gusta un pelo. Entraría en el detalle, pero tampoco tiene mayor interés, así que pa' qué. El caso es que, en vez de darle vueltas al coco, lo que quiero es huir y evadirme. Y como las palabras son lo único que puedo controlar mínimamente, he decidido inventarme mi vida. Borrar lo que pasó y escribir lo que debería haber pasado (según yo, claro). Como hay taaaaaaaaaaaantas cosas que tendrían que haber sido distintas, me temo que esto va a ser una serie de entradas. Las voy a llamar No me lo creo ni yo. Y esta es la primera: el bloguero estupendérrimo. El principio de la historia es real. El final... debería haberlo sido. Vamos allá)

En un lugar de la blogoesfera de cuyo nombre no quiero acordarme, ha mucho tiempo yo leía a un bloguero estupendérrimo bastante famosillo que escribía requetebien. Por entonces él tenía millones de comentarios en cada entrada pidiéndole matrimonio y cosas así, así que yo solía mantenerme al margen y no decir esta boca es mía, porque entre tanto bullullu iba a pasar desapercibida igualmente y nunca me han gustado Los Juegos del Hambre comentariles-emocionales. Por eso yo chitón.

El caso es que un día la entrada era especialmente graciosa, se me ocurrió una tontada de las mías y la comenté, sin esperanza ninguna de que el autor llegara siquiera a leer aquello. Contra todo pronóstico Bloguero Estupendérrimo leyó mi comentario y me contestó, cosa que no solía hacer dado el enorme volumen de comentarios por aquellos lares. ¡OH, MY GOD!

Ya no recuerdo exactamente de qué iba el tema. Era una historia de la infancia de él de la que yo adiviné el final o algo así. Por eso me preguntó:

-¿Cómo sabe como termina mi relato? ¿Trabaja usted para la CIA?

La verdad era que yo, queriendo hacer una broma, había acertado el final por PURA CASUALIDAD. Pero su pregunta me divirtió y quise seguir haciendo la gracia contestando en plan espía.

-Podría decírselo, pero luego tendría que matarle.

Pensé que el tema se había acabado allí, pero dos días después...

Mensaje en el correo de mi blog.

De: Bloguero Estupendérrimo
Para: SpeedyGirl
Asunto: Confiese
Cuerpo del mensaje:
Ah, por cierto, Speedy... Muy buen blog

((¿Un correo de Bloguero Estupendérrimo? ¿¿¿Para mi??? ¿¿¿De verdad???  ¿Y dice mis tres palabras favoritas en el mundo "muy buen blog"? ¿¿¿¡¡¡SE HA LEIDO MI BLOG!!!??? ¡¡¿¿¿DE VERDAD???!!! StatCounter, ¿lo confirmas?))

Statcounter lo confirmaba. Tropecientas visitas a entradas antiguas procedentes del blog de Bloguero Estupendérrimo.



Contesto al correo.
¡Me contesta!
 Contesto.
¡¡ Me contesta!!
Contesto
Me contesta... ¡¡¡así!!!

De: Bloguero Estupendérrimo
Para: SpeedyGirl
Asunto: Fiesta del blog
Cuerpo del mensaje:
Pues ya que estudió usted en Capilandia podría decidirse a hacer una visita a sus amigas de aquí la semana que viene. Y ya de paso aprovecha para pasarse por la fiesta del blog, que CASUALMENTE es juuusto esa semana. Nada especial, blogueros y lectores tomándose unas copas en un bar.

Lo de la fiesta no era una invención repentina, ya lo había leído en twitter varias semanas antes. Era un evento de estos en plan reunión de los que se organizaban cuando la blogoesfera estaba más activa. Allí habría la tira de blogueros, lectores y comentaristas que me apetecía conocer. Me moría por ir, pero... ¿salir del anonimato? ¿Yo? No paraban de venirme a la mente fogonazos de mis entradas antigua con cosas que NO deberías decir si quieres ligar con alguien. O caerle bien a alguien. O hablar con alguien por primera vez sin que quiera internarte en un manicomio. ¡¡PUFFFFFFF!!

((Bueno, mira, yo voy. Habrá mogollón de peña y como seguro que es la versión en 3D de los Juegos del Hambre que hay organizados en lo comentarios de su blog, nadie se fijará en mí. Y ya si eso si veo el panorama bien, me identifico. O no... ya veré.))

Y como diría Mecano, allí me colé y en su fiesta me planté (en modo espía). El fallo de mi plan de incógnito fue confiarme y charlar animadamente con los primeros blogueros majetes que vi, porque en cuanto me echo dos risas se me suelta la lengua y me pongo a decir lerdeces. Absurdeces tan absurdas que son inconfundibles. Como tengas pillada la frecuencia en la que emito mis memeces, me detectas fijo. Así que el radar de Bloguero Estupendérrimo no tardó ni media hora en localizarme.

-Pensé que vendría usted vestida con las mallas verdes de su supertraje.
-((Oh, no, ¡ya me ha pillado! ¡Tan pronto! A lo mejor puedo hacerme la longuis y hacerle creer que se ha equivocado de persona. Aunque bueno, creo que hace dos minutos se me ha escapado una frase con la palabra speedysobris, ya es tarde para disimular nada. Trata de contestar algo inteligente, anda...)) Ya, bueno... este es el uniforme de gala. ((Bueno, no es el comentario más inteligente del mundo, pero podría haber sido peor))


Continuará...

viernes, 27 de octubre de 2017

Perracos en segundo plano

El otro día decían en twitter lo que podría ser uno de los mejores resúmenes de mi vida que se han hecho jamás.


Porque es así. Me veo en la obligación de admitir que no puede ser SIEMPRE casualidad. Que si determinadas cosas pasan una y otra vez será por algo. Porque hago determinadas cosas, porque no las hago o por lo que sea, pero si estoy yo siempre metida en el bullullu de turno algo tendré que ver. Eso fijo.

Ahora, también os digo que la cantidad y calidad de cabr*nes de todo pelaje con los que me está tocando cruzarme no se la salta un gitano. Y por eso sigo diciendo, como en los inicios de este blog, que la Teoría del Reparto Equitativo de Gilip***** sigue sin cumplirse del todo...

Ale, bombonazos, a pasar buen finde. Ya escribo el lunes....

lunes, 23 de octubre de 2017

Como decíamos ayer...

Para los que empezabais a dudarlo: No, no estoy muerta. Y de parranda... bueno, de parranda tampoco he estado mucho, la verdad, para qué os voy a engañar. Diversos factores me han mantenido alejada del teclado, uno de los cuales es que la actualidad y el día a día en general a veces dan un asco que lo flipas. Pero vamos, que no me voy a ir ahora pa' lo hondo dando explicaciones, porque pa' qué.

El caso es que voy a intentar, DE NUEVO, retomar el ritmo actualizatorio de este mi pobre y descuidadísimo blog y como este lunes del averno me ha pillado por sorpresa y ya no me da tiempo a escribir nada, voy a rescatar un párrafo del libro que me acabo de terminar y que viene que ni pintado en la situación política con la que nos están dando la turra desde ni se sabe. Los unos porque tienen más cara que espalda, los otros porque les llevan engañando toda la vida y los de más allá porque no saben como solucionar el pifostio que se ha organizado por su cortedad de miras. Me reservo mi opinión, porque pa'qué. Sólo diré lo que dice Amos Oz en Contra el Fanatismo y que se puede aplicar a cualquier bando en cualquier conflicto de cualquier clase:

"En mi mundo, llegar a un acuerdo, a un compromiso, es sinónimo de vida. Y donde hay vida hay compromisos establecidos. Lo contrario de comprometerse a llegar a un acuerdo no es integridad, lo contrario de comprometerse a llegar a un acuerdo no es idealismo, lo contrario de comprometerse a llegar a un acuerdo no es determinación. Lo contrario de comprometerse a llegar a un acuerdo es fanatismo y muerte. (...) Y cuando digo acuerdo no quiero decir capitulación, no quiero decir poner la otra mejilla al rival, o a un enemigo o a una esposa, quiero decir tratar de encontrarse con el otro en algún punto a mitad de camino. Y no hay acuerdos felices. Un acuerdo feliz es una contradicción. Un oxímoron".

Pues eso, señores, que ya nos iremos leyendo de aquí en adelante.

Espero....

lunes, 11 de septiembre de 2017

Me gusta

Me gusta que utilices pelis y libros para describir situaciones de la vida que necesitarían muchas palabras para ser explicadas, pero que aludiendo a tal o cual escena quedan más que claras. La primera vez que te oí decir que acababas de pillar a Juanita y Zrutanito viviendo su peculiar momento 'De Aquí a la Eternidad' en vertical, supe que no eras un chico del montón. Y estaba en lo cierto.

Me gusta tu media sonrisa. Bueno, no creo que llegue ni a media, porque prácticamente no mueves la boca, pero aún así se te nota claramente que estás riendo por dentro. Es como si sonrieras con los ojos, aunque tus cejas están casi quietas, así que tampoco es exactamente eso. No lo sé explicar, pero me gusta.

Me gusta la rapidez con la que te subes al carro de cualquier locura. Que estemos quien sea y yo, de coña, inventándonos una tontada sobre el viaje que vamos a hacer al Caribe cuando nos toque  la lotería y el hotelazo en el que vamos a estar, tú llegues a la conversación con tres correos de retraso y aún así sueltes algo como que nos aconsejas no alojarnos en la tercera planta, porque la ultima vez que estuviste la habían pintado de rojo y agobiaba un montón.

Me gusta lo muchísimo que lees. Lees más que cualquiera que haya conocido y ¡ojo, cuidao! que conozco a muchos blogueros altamente adictos a la lectura. Aún así creo que tú lees más. Vayas donde vayas siempre llevas un libro. SIEM-PRE. Por si acaso, dices...

Me gusta tu ironía. Me gusta que se te caiga algo al suelo, te pregunte qué estás haciendo, y me contestes: "Decorando la acera. ¿No te parece que tiene mucho gris?" Estás pa'llá.

Me gusta que hables de escritores como si los conocieras porque después de leerlos crees conocerlos un poco. Me gusta que digas cosas como que a Jane Austen le habría molado tal o cual libro de un estilo completamente opuesto al de Jane Austen. Y que estés seguro de que habría sido así.

Me gusta (y a la vez odio) tu memoria infinita. La odio porque yo no recuerdo ni lo que he desayunado esta mañana y me muero de envidia porque tú lo retienes todo,claro...

Me gusta que me recomiendes lecturas. Pero no en plan "lee esto", que bueno, también, pero menos. Me gusta cuando hablas de un libro con alguien y se te nota que te gusta tanto que pienso que no puedo pasar ni un día más sin leerlo.

¿Pero sabes lo que más me gustaría?

Que estuvieras aquí.

sábado, 2 de septiembre de 2017

Mil verdades en tres minutos

"Tú dices libre. Yo digo cobarde. Cobarde todo aquel que no es capaz de comprometerse con el instante"

Estamos aburridos porque no nos soportamos ni a nosotros mismos. Porque en el fondo no queremos que nadie nos conozca (...) Porque tenemos miedo de que en el fondo seamos un auténtico fraude y de que el otro, en cuanto rasque un poquito, se de cuenta de que no hay nada" 

¿No te has parado a pensar que tú eres un jodido milagro? (...) ¿No te has parado a pensar en que mereces mucho más de lo poco que te dan?

"Dime tú cómo haces para no sentir lo que haces. Cómo se finge la vida"






Madre mía... qué porrón de verdades en tres minutos, Roy Galán. ¡Qué porrón!

viernes, 18 de agosto de 2017

Apagón vacacional

Bueno, pues ya está.

C'est fini. È finita. The end.

Mis vacaciones han volado.

¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!!

Totalmente en contra de mi voluntad, esta semana he vuelto currar. Como persona adulta y madura he procurado tomármelo bien y no hacer un drama de semejante TRAGEDIA, pero, queridos lectores, ya os adelanto que no he tenido mucho éxito en esa ardua tarea. Podría decirse que lo llevo mal. Muy mal. De pena. Para qué os voy a engañar.

Uno de los factores que más influyen en mi desgarrador estado anímico es que las vacaciones han cumplido a la perfección una de sus principales funciones, la de DESCONEXIÓN ABSOLUTA, por lo que la vuelta me ha cogido totalmente por sorpresa. Durante una temporada no he pensado en nada remotamente relacionado con mi curro. Ni con mis movidas habituales. Ni con mi interminable lista de tareas pendientes. Ni con mi vida normal. No he contado cuantos días quedaban para que ese paréntesis se acabara ni he recordado si tenía que hacer algo a la vuelta. NADA.

Estas semanas NO HE PENSADO. Y lo pongo así, en mayúsculas, porque en mí eso es todo un milagro. Una autentica proeza. No sé ni como lo he hecho. Supongo que tiene algo que ver con que mi móvil se escacharró al principio de las vacaciones y aproveché la circunstancia para hacer un apagón tecnológico. Y como la medida me sentó muy bien, sin querer fui ampliando los apagones a muchas otras áreas de mi cerebro. Desconecté las neuronas preocupadas por mi eternamente incierto futuro. Apagué las conexiones centradas en mi caótico presente, lleno de gente que va y viene y a los que es cada vez más difícil conservar. Dejé de estar pendiente de los miles de cumpleaños y el tsunami regalístico perpetuo que es mi día a día. No reparé en lo rápido que cumplen años los SpeedySpadres y todo lo que eso va a conllevar de aquí a nada. Me olvidé los cientos de reformas y mejoras que tendría que hacer en mi superguarida. Ignoré todo lo que me falta y la preocupación por lo que debería estar haciendo para conseguirlo. Estas vacaciones, simplemente, he cerrado el chiringuito. Me ha faltado cambiarme de nombre para que pareciera que me había colado en la vida de otra persona.

Ha estado bien, pero ahora el problema es volver. Tras el apagón tecnológico, en mi móvil hay cerca de 5000 mensajes de whatsapp sin leer con los que ni me planteo intentar ponerme al día, porque no me siento capaz. Una cosa parecida ocurre en mi cerebro. Mis temas sin resolver se han acumulado y ahora me está costando la vida misma volver a buscar soluciones...

Estoy cansada. No quiero. No me apetece. Necesito más vacaciones.

viernes, 11 de agosto de 2017

A ver cuándo espabilo...

Acabo de volver de unas vacaciones surperchachis en las que, fundamentalmente, me he dedicado a triscar por bosques, ríos y pantanos de las formas más entretenidas y diversas. He bajado a cuevas profundas. Me he lanzado al vacío desde siete metros de altura. He navegado-naufragado en piraguas de todos los tamaños. He practicado tiro con arco. Y en general me he dedicado a jugarme la vida mientras me partía de risa por mi propia inutilidad y la mala leche de mis compañeros de aventura, todos ellos doctores honoris causa en hijoputismo gratuito. Qué horror.

El caso es que estos días ha habido tiempo para todo. Para respirar aire puro. Para ejercitar los músculos (sobre todo los abdominales, a causa de las carcajadas). Para conocer paisajes nuevos. Para salir de juerga. Para confraternizar con la naturaleza. Y venga, lo voy a confesar ya, que sé que lo estáis deseando, para confraternizar con otros seres humanos. "Confraternizar" con y sin comillas, queridos lectores. Vosotros ya me entendéis...

Desafortunadamente a mi, como suele ocurrirme en los últimos tiempos, me han faltado las comillas y estaba pensando en mi laaargo viaje de regreso a casa por qué leches me han faltado. Quiero decir... En ese nutrido grupo de aventureros, material había. A lo mejor no material para sacar un novio en condiciones ni un amor para toda la vida (tampoco le pidamos peras al olmo) pero para unas comillas temporales de jijijaja y lo que surja, pues sí. Y vosotros os preguntaréis, ¿y entonces qué ha fallado? Y yo os respondo: Ni repajolera idea.

Supongo que mi proverbial inutilidad para asuntos ligoteriles habrá tenido bastante que ver. Y que tampoco habrá ayudado mi extrema lentitud para coscarme de que alguien me hace tilín o mini-tilín. Así que dentro de mi cabeza los temas cardíacos han transcurrido tal que así:

1º día. ¡Uy, cuánta gente! Voy a concentrarme en aprenderme todos los nombres, que eso siempre queda guay de primeras. Y sobre todo me iría bien centrarme en sobrevivir, porque bajando a esa cueva con estas zapatillas cutronas se me puede tragar la tierra.

2º día. Pues es todo el mundo muy majo. Oye, y cuánto me he reído con Juanito, Fulanito, Menganito y Zrutanito que son con los que he coincidido en el turno, ¿no? Muy bien. Y un día más que hemos escapado de las garras de la muerte, estupendo.

3º día. Hay qué ver, qué amables Juanito, Fulanito y Zrutanito ayudando a los que se quedaban atrás, ¿eh? Así da gusto. Y he visto pasar toda mi vida ante mis ojos, pero al final he saltado al río desde 7 metros de altura. No se lo va a creer nadie cuando lo cuente...

4º día. Quién diría que iba a tener tanto de qué hablar con Fulanito y Zrutanito, ¿verdad? Con lo distintos que parecíamos al principio.... Claro que estar al borde mismo de morir deshidratados tras 20 kilómetros de senderismo bajo el solazo abrasador unen a cualquiera. Nota mental: llevar siempre un par de botellas de agua. SIEMPRE. Hasta para ir a comprar el pan cada mañana.

5º día. ¡Solecito! Qué buen día ha salid¡JOER, QUÉ BRAZACOS LE HACE ESA CAMISETA A ZRUTANITO!, ¿no? Pero, pero, pero...¿siempre ha tenido esos brazos? ¿Y esos abdominales? ¿Y yo no me he dado cuenta hasta ahora?

Pues no, queridos lectores, no me había dado cuenta hasta entonces. Entre mi despiste natural y mi concentración absoluta en mantenerme con vida, cinco días me llevó coscarme de que Zrutanito me valía para "confraternizar" con comillas. A otras compañeras de viaje les costó menos, pusieron el intermitente, me adelantaron por la derecha y al turrón. Como debe ser.

El caso es que, repasando las fotos en el viaje de vuelta, reparé en que, mientras yo estaba completamente a por uvas, Zrutanito se sentaba siempre en mi misma mesa, remaba en la piragua de al lado, me sujetaba la cuerda en las partes más complicadas de la cueva y me ayudaba a ponerme el neopreno cuando parecía imposible subir la cremallera de esa prenda infernal. Y recordé también lo mucho que nos reímos esos días porque "Speedy, tú y yo tenemos un humor muy parecido, somos muy irónicos". Así que viéndole con la compañera espabilada que se me había adelantado no pude evitar pensar que yo seré una lenta que no se cosca de nada pero que...





Pues eso. Que a ver si espabilo para la próxima. ;P

jueves, 20 de julio de 2017

Operación secreta


Llevo desaparecida un tiempo y lo que te rondaré morena. Desde hace 6 días estoy trabajando en una operación secreta. Su nombre en clave es Vacaciones y se desarrolla en diversos puntos de la geografía peninsular. Mi trabajo consistirá en  infiltrarme en el sector turístico, playero y de aire libre y hacerme pasar por una guiri cualquiera. Quién sabe todo lo que exigirá esta nueva misión a la que me enfrento. Quizá comer paella y pescaito día sí y día también. Puede que sumergirme en lagos, mares, piscinas y todo tipo de masas acuáticas. Es posible que salir de cañas, de juerga y de lo que se tercie. Y no descarto que tenga que aprender cosas nuevas y conocer gente. Lo sé, suena fatal. Será duro, pero yo soy una profesional entrenada para sobrevivir a todo tipo de situaciones y estoy segura de que resistiré.

Podría contaros más, pero luego tendría que mataros.

Este mensaje se autodestruirá en 3, 2, 1...  

miércoles, 12 de julio de 2017

Lunes lunérrimo

Hay lunes normales, malos, lunes muy lunes, superlunes y lunes lunérrimos. Mi lunes de esta semana se inscribe definitivamente en esta última categoría. Y no se lo deseo a nadie.

Está claro que de un lunes nunca se esperan grandes cosas porque, a ver, significa el final del descanso y la vuelta al curro, no vamos a dar saltos de alegría. Y tengo muy asumido que mi vida normal normal, lo que se dice normal, nunca es. Pero lo de este lunes ya pasa a otro nivel. De verdad os lo digo.

Nada más salir de casa perdí el bus en mi misma jeta. Qué se le va a hacer. 20 minutos después perdí el transbordo, claro, faltaría más. Después fui al médico, para el que tenía hora hace meses (cuando me la dieron) y se indignó de que hubiera ido a su consulta. Que por qué había acudido a él y no a dermatología, me preguntó. Porque a mi médico de cabecera le ha parecido la mejor decisión, le contesté. Pues muy mal. Pues vale. Y así me quedo hasta que el dermatólogo tenga bien atenderme, dentro de unos mil años. Plus minus.

Después llegué a trabajar. Cuatro horas de una tediosa labor que tendré que volver a repetir porque parece que no me explico con la suficiente claridad. Salí a comprarme algo de comer y la lié parda en el supermercado.

¡¡¡PLATAPLOF, PIM POM CRASH!!!

Mi compra al suelo.

No sé cómo me las arreglé para tirar mi mochila del gimnasio, donde estaba metiendo los productos adquiridos, entre otras cosas un bote de miel que rebotó contra el piso, se rompió en mil pedazos y se convirtió en un aspersor dulce. El preciado trabajo de las abejas pringó toda mi ropa, el suelo, a la cajera, a una clienta que estaba pagando e incluso llegó a una estantería que estaba bastante alta. Claro que sí. Recomiendo encarecidamente intentar recoger la sustancia más pegajosa del mundo bajo la atenta supervisión de media Speedytown, que te mira entre el enfado, la pena y la estupefacción. Es genial. En algún momento de la maniobra, además, oí un sospechoso sonido de tejido desgarrado y mientras volvía a mi curro me di cuenta de que se me había roto el pantalón. Claro que sí. Porque llegar a la oficina oliendo demasiado a flores no iba a ser suficientemente difícil de explicar.

Y queridos lectores, no olvidemos que llegar al trabajo no siempre significa poder entrar, si la llave de la puerta decide convocar una huelga indefinida secundada por ella y todas sus copias. Quien no haya estado 35 minutos delante de un umbral, probando 3 versiones distintas de la llave correcta sin conseguir traspasarlo no sabe lo que se pierde. Igual debería haber probado aquello de 'Ábrete Sésamo'. Habría sido más efectivo, desde luego.

Aunque, si os digo la verdad, ya me habría gustado a mi no poder entrar. Porque fue poner un pie en mi centro laboral y darme cuenta de que caían cascotes del techo. Claro que sí. Se ha abierto un portal del tiempo, he viajado hasta la Segunda Guerra Mundial y estoy en medio de un bombardeo. Igual por eso las llaves habían convocado los paros parciales...

Total, que con mi desesperación, mis pantalones rotos y mi cara de estar al borde de un ataque de nervios subí al piso de arriba a decirle a mis vecinos que pararan las obras de su casa, porque en mi oficina íbamos a morir aplastados entre escombros. Y para demostrarlo les llevé dos trozos grandes de los cascotes que habían caído y que yo agitaba sin parar para enfatizar mis argumentos. Qué facha no me debieron ver los albañiles que me dijeron que sí que sí, que paraban, pero que ya hablaríamos al día siguiente, porque es tarde no íbamos a sacar nada en claro, dado mi estado de ánimo.

Y para colmo de males todo eso pasó en un lunes que también era el maravilloso primer día de mi maravillosísima regla, con todos sus maravillosos síntomas y efectos secundarios. Claro que sí.

Sé que pensaréis que estoy exagerando porque este blog es muy de exagerar, bien es cierto. Pero os sorprendería saber lo parecidas a la vida real que son algunas entradas. Por ejemplo esta.

lunes, 10 de julio de 2017

Tarde de finales felices

Me las prometía yo muy felices porque las vacaciones estaban a la vuelta de la esquina y por fin iba a poder poner mi vida en pause para desconectar total, que buena falta me hace. Pero no sería un año impar si no trajera sorpresita incluida y  uuuuuna vez más, mis planes de relax peligran. Voy a luchar con uñas y dientes para sacar por lo menos algunos días y un viajecillo, pero ya es oficial que una versión compactada de la Supermovida ha llegado a mi verano para amargármelo y poco puedo hacer más allá de suspirar, resignarme y llevarlo lo mejor posible. Que es muy requetemal, ya os lo digo.

El caso es que mi tortura estival empieza hoy lunes y por eso el sábado, con los deberes hechos y 15.000 pasos registrados en mi pulsera de actividad en la primera mitad del día, decidí que me merecía un descanso. Un tarde de sofá, chuches e historias felices. Así que me fui a casa de los SpeedyPadres, que tienen una tele de esas con mil millones de trillones de canales y fui saltando de uno a otro en busca de grandes clásicos. Y por casualidad todos ellos los pillé en la recta final, cuando el drama, el sufrimiento y la incertidumbre ya habían quedado atrás.

Llegué en el "no dejaré que nadie te arrincone" de Dirty Dancing saltándome los prejuicios sociales de la familia de Baby, los malentendidos y las dificultades. Llegué a la salida triunfal y los plausos de Oficial y Caballero, obviando la muerte el amigo del protagonista, los miedos del protagonista y la soledad de la protagonista. Y llegué al discurso final de El Presidente y Miss Wade y tuve que meterme en internet a verla entera porque esa peli está llena de frases míticas que nunca está de más recordar.

-El mejor corte de que se le puede dar a los que están activísimos desde primera hora:
    -Louis, deberías reducir a la mitad el café que tomas por las mañanas
   - Nuca tomo café
   - Pues pégate con un bate en la cabeza

-Lo que te dan ganas de decirles a los que están colapsados por el trabajo:
    -Venga, relajaos, es Navidad
   -¿Es Navidad?
   -¿No te han pasado el informe?

-La conversación que todas hemos tenido (más o menos) sobre si te conviene o no el chico del momento:
     -Ese hombre es el líder del mundo libre. Es brillante. Es divertido. Es un bailarín mas que  aceptable. ¿No te parece que estamos poniendo el listón un poco alto?

-Un argumento para dejar sentado a quien sea con quien estés negociando.
     -Todo el mundo dice que está a favor de cuidar el Medio Ambiente pero cuando llegan las elecciones a nadie le importa. Por eso tienes un trabajo.
     -Cuando llegan las elecciones a la gente le importa lo que yo digo que les ha de importar. POR ESO tengo un trabajo.

Y por supuesto todo el discurso final, claro, que una americanada exageradísima, pero en el que se cuelan algunas grandes verdades.
     -¿Quieres libertad de expresión? Veamos si respetas a un hombre cuyas palabras te revuelven la sangre. Un hombre que está en el centro del escenario defendiendo a auténtica voz en grito aquello a lo que tú te has opuesto, también a voz en grito, durante toda tu vida. Por eso, el símbolo de la libertad de un país no puede ser sólo su bandera, tiene que ser cada uno de sus ciudadanos ejerciendo su derecho a quemar esa bandera como protesta.

     -Sea cual sea su problema, ese político no tiene ningún interés en resolverlo. A él sólo le importan dos cosas, dos cosas solamente: conseguir que ese problema les asuste y decirles a quién culpar de él. Así, señores y señoras, se ganan unas elecciones.

      -No podemos reducir la delincuencia si no hacemos desaparecer de las calles las armas de fuego. Las considero un peligro para la seguridad nacional y pienso ir puerta por puerta si hace falta convenciendo a los americanos de que tengo la razón y de que me den sus armas.

Pondría unas cuantas frases más, pero ya os hacéis una idea. Se nota que soy un poco fan de la peli, ¿eh? ;P


viernes, 7 de julio de 2017

Pulsera cutrona-molona de actividad

Mi pulsera de actividad está manchada de chocolate. Este hecho tan sorprendente como contradictorio puede ser sumamente esclarecedor y decir de mí más de lo que me gustaría. Y es que estar hecha una deportista total y practicar todo el ejercicio posible no está reñido con mantener mis vicios chocolateros y mi glotonería imparable. Una pasada, en serio. Qué horror.

Lo que también es verdad es que mi pulsera de actividad nunca ha sido una pulsera de actividad al uso. Desde luego, no una de esas mega profesionales y carísimas que se compran los motivados para controlar sus mejoras. La mía es cutre total, la pillé de oferta y mide los pasos (a su manera) y poco más.

Y ahí quiero llegar yo, a como mide los pasos. Con buena voluntad, sin prejuicios ni remilgos. Vamos, que le da igual si entre paso y paso te has trapiñado unos huevos rotos porque estás de tapas o si las piernas las ejercitas de probador en probador durante una agitada mañana de compras en la que de vez en cuando también te sientas o incluso si el movimiento viene de unos bailoteos alocados en una noche de concierto. Mi pulsera se limita a sumar pasos sin hacer preguntas, sin juzgar y manteniendo todo lo posible su mejor diagnóstico: calidad de deportes excelente. Claro que sí, jugando con el equipo.

Si vas a ser una pulsera de actividad cutre salchichera por lo menos que tengas actitud positiva y buen rollo, ¿no?

martes, 4 de julio de 2017

Como para escribir nada

Iba a escribir una entrada ayer, pero el día empezó con la típica escena de caos porque no te ha sonado el despertador y sales de casa a tropellada y tropezando con los  muebles y en general con la clara sensación de que los lunes son siempre una mala idea.

 


Y entonces llegas a trabajar y te esperan en la bandeja de entrada ocho millones de correos de gente triste que, como está amargada, lo que quiere es amargarle la vida a los demás y, en concreto, a ti. Y te da ganas de llamar a la policía para decirles esto.



Y sigues naufragando como puedes por tu maravilloso día, que se empeña en colocarte en encrucijadas en las que no sabes qué camino tomar porque no tienes suficiente información y porque... bueno, porque este de abajo podría ser el lema de tu vida.

 

Así que no escribes una entrada, claro. Como para escribir nada.

sábado, 1 de julio de 2017

La artista antes conocida como Speedy la Sedentaria

Bueno, pues ya está, ya es oficial, ya he pasado el rito de iniciación y he recibido el bautismo imprescindible de todo usuario habitual de gimnasios e instalaciones deportivas varias: ya me he caído en la cinta de correr.

Por suerte, no hay testigos oculares porque ahora con el calor, las vacaciones y las olas de pereza extrema en mi gimnasio no hay ni perri al mediodía, pero bueno, tengo dos heridas muy feas en la mano que demuestran mi tortazo. Un tortazo que, dicho sea de paso, podría haber sido mucho peor, así que oye, ni tan mal.

La secuencia de acontecimientos fue una cosa como la que sigue:

"Llevo minuto y medio corriendo y me apetece seguir la carrera tanto como arrancarme los ojos. Ay, parece que me duele la rodilla. Ay, estas zapatillas deportivas no me han hecho daño en todo el curso y ahora me aprietan los dedos, se me han debido de dilatar los pies por el calor. Ay, creo que tengo flato. Venga, no Speedy, hay que seguir, sólo llevas dos minutos corriendo, así nunca vas a mejorar. Distráete, venga, busca una distracción para olvidarte del sufrimiento. A veeeerr, ningún tío bueno a la vista. Ni tío normal. Ni tío feucho. Ni tía. Ni ser vivo de ninguna clase en 1 kilómetro a la redonda, Esto parece el desierto del Sahara. A veeeeer, sí, eso, pantallas de televisión, a ver qué tal esto. Noticias. Campeonato mundial de ajedrez. Noticias. 'Empeños a los Bestia'. 'Cámbiame'. Estoy a punto de cortarme las venas (como realidad, no como parte de la parrilla televisiva). 'House'. ¡Ah! House, venga, esta serie estaba bien cuando la veía hace 3000 años. El capítulo está empezado pero el caso me suena, debe de ser un episodio repetido. ¿Cómo acababa? Joer, los subtítulos salen dos siglos después, así no hay manera de seguir la escena. Yo creo que al final la esposa envenenaba al marido o tenía una doble identidad o algo así..."

PATAPLOFFF, PIN POM POM POM POM POM POM POM POM POM

"¿Eh? ¿Qué ha pasado? He debido de pisar mal y ahora estoy espatarrada en la cinta deslizante sin poder ponerme de pie. Y no hay nadie para echarme una mano. Creo que voy a morir aquí..."

De una manera o de otra conseguí sacar los pies de la cinta y agarrarme a algo para ponerme derecha. Como el gusano sale de la crisálida convertido en mariposa, yo salí de mi experiencia traumática convertida en otro ser, uno con superpoderes gimnásticos y runnerísticos. No es tan glamouroso como que te muerda una araña radioactiva, pero cada uno tiene su estilo.

Ahora sólo me hace falta un nombre molón. La artista antes conocida como Speedy la Sedentaria, por ejemplo. O igual un nombre con algo más gancho, ¿no?

Tendré que darle una vuelta...

martes, 20 de junio de 2017

No nos aburrimos

Iba a hacer una entrada contando los últimos días, pero me siento completamente incapaz de escribir algo que no sea un testamento y que se medio entienda. Así lo que voy a hacer es deciros que la mayor parte de las últimas horas de mi vida las he pasado trabajando y que en un momento u otro de esas horas se han oído cosas como estas:

-He recogido 4 cubos de agua del suelo del baño y todavía cuando entro hago olas porque me cubre por el tobillo. Sólo te digo una cosa: el muñequito que viene dibujado en la factura del agua no va a hacer el signo del ok este mes, sino que aparecerá con las manos en la cabeza escandalizado por el aumento del consumo. Te lo aviso para que no te asustes cuando llegue.

-¿Que se ha desmayado una trabajadora de este turno?
-Sí.
-¿Desmayado?
-Sí.
-¿Una trabajadora?
-Sí.
-¿Desmayado una trabajadora?
-Sí.
-¿Pero ahora, en el turno?
-Sí.
-¿Que se ha desmayado una trabajadora de este turno?
-Por muchas veces que me lo preguntes la respuesta va a seguir siendo sí. Reacciona ya, que has entrado en bucle.

-Ha llegado el horario de verano al gimnasio y nos han quitado todas las clases del mediodía, el único momento en el que podemos ir. Hemos hecho un sorteo y te ha tocado dirigir los ejercicios, así que ya estás buscando en youtube entrenamientos funcionales y sesiones de spinning para que mañana nos metamos caña.

-¿Que te han llamado a las siete de la mañana diciendo que no nos traen una máquina que necesitábamos sin falta para hoy?
-No, no, ojalá me hubieran llamado. Así por lo menos podría haberles gritado. Pero no. Me han mandado un whatsapp.
-¿Pero que te han dicho?
-Que les ha surgido un imprevisto y que lo sienten.
-Subtexto: "Que os den aire fresco", ¿no?
-Efectivamente.

-¿Cojeas? ¿Y eso?
-¿Te acuerdas que fui corriendo a coger al que se desmayó y me tropecé?
-Sí.
-Pues esguince.

-Pero, ¿por qué no cortasteis el agua cuando empezó a inundarse el baño?
-La cortamos, o eso creíamos hasta que el fontanero nos dijo que la llave intermedia estaba rota y aunque movíamos la manivela aquello no cerraba ni abría nada.
-¿Y ahora por qué no sale agua de los grifos?
-Porque cuando conseguimos cortar el suministro se partió la llave general y ahora aunque mueves la manivela ni abre ni cierra nada.
-Esto es el día de la marmota de "Atrapado en el Tiempo".

-¿Podemos ya declarar oficialmente este turno como el peor turno de la historia?
-Quita, quita, que aún quedan dos horas, no lo digas muy alto a ver si va a pasar algo más...

-¿Que tu madre se ha equivocado de medicina y se ha intoxicado? Sí, claro, por supuesto, vete con ella al hospital, corre...

-¿Que ha sido ese ruido?
-Espero que otras dos baldosas de la pared de la cocina que se han caído, porque si es algo peor no quiero saberlo. No me lo digas.

-¿Y ese reloj tan tecnológico?
-Es una pulsera de actividad cutrona. Mide los pasos y las calorías consumidas, pero lo de las calorías no va bien, ¿cómo vas a quemar sólo 300 dando 14.000 pasos en un día?

-¿Puedo ir al baño?
-Sí, pero quédate donde tocas pie que no hemos contratado socorrista aún.

-Podréis decir muchas cosas de esta semana, pero NO que os habéis aburrido. Eso no podréis decirlo.

viernes, 9 de junio de 2017

Un Joey con moño y a lo loco

No sé qué curriculum tendrá el medio-jefecillo de mi gimnasio. No quiero extender falsos rumorazos. A lo mejor es un tío que sabe un montón de máquinas y ejercicios, con una formación muy completa sobre forma física y mucha experiencia. Pero me huelo que todo eso es lo que menos tuvieron en cuenta cuando le contrataron.

Y es que la principal labor del medio-jefecillo de mi gimnasio es, SIN NINGUNA DUDA, ligar con las usuarias. Es, desde luego, en lo que más tiempo invierte y de verdad que no creo que sea por elección propia. Mucho me temo que debe de tener, incluso, una cláusula específica en su contrato para indicar que es uno de sus deberes. Algo tal que así.

"Artículo 15, barra 12, párrafo B. El abajo firmante tendrá la obligación de ligar con cada una de las clientas de las instalaciones sin perjuicio de raza, edad o complexión física. Deberá llamarlas con apelativos cariñosos al estilo de "chiqui" y la expresión y tonos más zalameros de los que el trabajador sea capaz"

Y su capacidad es muy alta, ya os lo digo yo. No sé qué otras habilidades tendrá en esta vida (a lo mejor muchas, ¿eh? Que yo no le juzgo) pero DESDE LUEGO la de ligar y flirtear la tiene extremadamente desarrollada.

Yo lo puedo decir con total objetividad porque en mí apenas tiene efecto. Le saco unos 1500 años (aprox) y no es nada mi tipo. Pero NADA. Es el típico chulillo de gimnasio, con unos muslos más grandes que la cabeza de lo musculados que los tiene y que lleva un mini-moñillo alto de esos que ahora están tan de moda. Vamos, que el chico tendrá su público, seguro, pero yo no formo parte de él. EN ABSOLUTO. Ahora, lo que es verdad es verdad. El chaval sabe que su habilidad es ligar... y la emplea.

Me di cuenta por algo que pasó el otro día. Iba yo con todos mis calores después de casi morir extenuada en una clase de bici, a la que había ido con unas mallas muy cortas para intentar no morir, TAMBIÉN, asfixiada. Me ve el  medio-jefecillo de mi gimnasio, me dedica el "chiqui" de rigor y lanzándome una mirada que parecía que me estaba pasando el Norton Antivirus me suelta:

-Ya se te está notando el gimnasio, ya...

Y a mi, que no soy su público objetivo, que le saco 1500 años y que no es nada mi estilo de chico, me dio hasta un poquito de corte. No demasiado, ¿eh? que tengo mucha mili, pero algo de ruborcillo ya me subió a las mejillas, ya, y pensé... ¡Bah! Este con sus parroquianas tiene que ser como Joey en Friends y su "¿cómo va eso?"

Un Joey con moño y a lo loco ;P




domingo, 4 de junio de 2017

Echando una cana al aire con Pe

Os cuento un secreto si prometéis no chivárselo al Consejo Superior de la Federación de Superhéroes. Este fin de semana me he portado un poco mal. Le he sido infiel a mi supertraje. Me he quitado mis mallas verdes y las he cambiado por otras rosas fosforitas. Y es que durante unas horas me he metido en la piel de una dama sobre ruedas.

Los que ya tengáis algunos añitos seguro que la recordáis. Era estilosa, muy rápida, mantenía su imagen intacta hasta en la carreras más estresantes y podía convertir un producto tan simple como el champú en un arma poderosa. Efectivamente, es ella, la que tantas veces hizo exclamar a Pierre Nodoyuna "maldición, maldición y tres veces maldición".



Durante unas horas ella fui yo. O yo fui ella. Y antes de que llaméis al manicomio pensando que me disfracé de ella voluntariamente, aclararé algunos puntos:

-Era una fiesta de disfraces. Los personajes se repartieron por sorteo. OBVIAMENTE, yo perdí ese sorteo. Habría preferido ser cualquiera de los otros protagonistas de series de dibujos animados que se sorteaban: Pedro Picapiedra, Las Tortugas Ninja o incluso una neurona de Érase una vez la Vida.

-Encontrar unas mallas de tamaño adulto de un rosa tan fosforito como ese no fue tarea fácil, pero, sin duda, el verdadero reto radicó en intentar construir con cartón un coche medio parecido al de Pe. Ilusa de mí, empecé intentando utilizar un caja de frigorífico. Tuve que abortar misión, claro, aquello era de todo punto inabarcable. Su (nuestro) vehículo acabó siendo el que veis en la imagen, más pequeño e infinitamente más manejable. Meter un coche (aunque sea de esas dimensiones y de cartón) dentro de otro coche tiene más miga de la que podáis imaginar.

-Al final la cosa quedó como muestra la foto. Para el desastre que me esperaba, ni tan mal, oye. Eso sí, los daños colaterales y las réplicas del terremoto disfracero se sienten todavía a estas horas en mi superguarida, donde el rosa lo ha invadido todo. Hay por todas partes restos de pintura rosa, de spray rosa, de gomas rosas. Hay papel rosa de todas las clases imaginables: de celofán, de seda, de cartulina....  Hay gomaeva rosa. Y creo que no hace falta que os diga de qué color son mis uñas en este momento...

Me enorgullece decir que tanto sufrimiento ha tenido recompensa. Ya puedo decir que, por primera vez en mi vida, he ganado un concurso de disfraces.

Más vale tarde que nunca ;P

martes, 30 de mayo de 2017

Vivir sin pensar

Por una movida laboral cero interesante, el otro día me vi en la obligación de describirme con cuatro palabras, dos buenas y dos malas. Para afinar el tiro y asegurarme de que acertaba, hice una encuesta entre mis más allegados para que ellos, que son los que mejor me conocen (seguramente mejor que yo misma), me dieran su opinión sobre los cuatro adjetivos que más me definen. Pensé que los resultados serían dispares y que tendría que decidir entre varias opciones, pero me equivoqué. Hubo bastante consenso. La mayoría de ellos estaban de acuerdo en que uno de mis  peores defectos es que pienso demasiado. ¡Toma ya! Ahí lo llevas.

Estoy de acuerdo en que le doy muchas (demasiadas) vueltas al coco y que la tira de veces soy mi peor enemiga. En mi cabeza me imagino siempre los escenarios más horrorosos, las condiciones más adversas y las consecuencias más terribles. Después, esos apocalípticos temores unas veces se cumplen y otras no y cuando pasa lo segundo siempre pienso que ha sido una tontada darme tanto mal. Reconozco que creer que más allá del horizonte hay dragones y mazmorras puede hacerme dudar demasiado, incluso paralizarme en alguna ocasión. Sin embargo, también pienso que esa forma de afrontar el futuro me prepara para lo que venga.

Quiero decir... Que si te esperas lo peor, diseñas tus defensas para hacer frente a lo peor (en la medida de lo posible). Buscas soluciones (en la medida de lo posible) para lo que pudiera surgir. Piensas planes B (en la medida de lo posible) para cuando los planes A fallen. Es una forma de adelantar trabajo para cuando vengan mal dadas e intentar optimizar los resultados. En la medida de lo posible, digo. ¿Qué la mayoría de las veces no sirve para nada tanta preparación? Cierto. Pero qué menos que intentarlo, ¿no?

Lo pensaba el otro día viendo a gente que es totalmente lo contrario a esto. Que actúan y luego piensan. Hasta niveles insospechados. Y para muestra un botón.

A una chica de mi gimnasio se le atascó la semana pasada el candado de la taquilla y no podía sacar sus cosas para irse a casa: su móvil, las llaves de su piso, las del coche... Ni corta ni perezosa, sin pedir ayuda ni consejo a otros para solucionar su problema, cortó por lo sano: rompió el candado. No le costó ni un minuto tomar esa decisión. Y no fue hasta después de hacerlo que reparó en el quid de la cuestión: una vez recuperados los enseres que le interesaban, ¿cómo cerraría de nuevo para dejar dentro del armario los que no quería llevarse? Porque ya no tenía ningún candado con el que asegurar el cierre...

Ella ni se lo había planteado. No es que pensara "da igual, me lo llevo todo, ya lo traeré" o "¡bah! Lo que dejo no tiene ningún valor, da lo mismo si no cierro la taquilla y desaparece". Simplemente no fue más allá de su problema. Vio una dificultad y la solucionó, sin reparar ni un segundo si su acción tenía algún tipo de consecuencia.

Lo que me alucina de esto es que estoy segura de que esta chica reacciona así en otros momentos y aspectos de su vida (no sólo en tontadas como la que os cuento). Es su forma de ser. Fijo que hará cosas parecidas en el trabajo, en los estudios, en el amor... Y seguramente le va bien. Al menos igual de bien que  me va a mi, que le doy mil vueltas a todo, intentando prever y evitar los problemas. Sólo que ella se quita las comeduras de tarro. Y eso que tiene adelantado...

No sé, estaría bien poder parar de vez en cuando este torbellino que tengo por cerebro y vivir sin pensar. O sin pensar demasiado. Quién sabe. Igual hasta me terminaba gustando.

sábado, 27 de mayo de 2017

Bienvenido, verano

Bueno, pues ya está aquí, ha llegado y ha venido para quedarse.

Ya es verano.

Yo lo he notado un poco porque el 90% de los termómetros de SpeedyTown están rotos. Claro, una oscilación térmica de más de 20 grados de un día para otro vuelve loco a cualquiera, más si eres el responsable directo de comunicar la temperatura. Los meteorólogos de la tele mantienen la cordura porque están duramente entrenados para la tarea, si no de qué.

Pero vamos, que eso de que sobre el asfalto se puedan freír huevos sin problemas ha sido sólo una pistilla, no lo más importante para darme cuenta de la llegada del estío. Los signos oficiales del cambio de estación son mucho menos científicos pero, sin duda, incontestables:

-Ya tengo en los pies la marca de las sandalias. La marca de bronceado, no ampollas (que TAMBIÉN, POR SUPUESTO, pero de eso ya hablaremos) Cómo se me han puesto morenos en un sólo día (en realidad unas pocas horas) en el que he llevado descubiertos los pinreles es para mi un misterio, pero ahí están las marcas. Los hechos hablan por sí mismos.

-No tengo calzado que ponerme. Con el de invierno me cuezo y todo el de verano está destrozado de la temporada anterior. Destrozado nivel IMPRACTICABLE, imposible de usar. Como para mí es una tortura comprarme zapatos porque todos me hacen daño, siempre hago la misma gracia: acabo como puedo los días de calor con unas sandalias que da pena verlas de lo estropeadas que están, cierro el armario y pienso que calzarse el próximo verano será problema de la Speedy del futuro. Y ahora la Speedy del presente, es decir la menda lerenda, se está cagando en todo lo cagable (en especial en la Speedy del pasado) por tener que andar con botas altas a 40 grados.

-Voy despeinada siempre. Dado el calor sofocante, mis incontables duchas después de gimnasio, curro y demás y la despiadada presión de SpeedyMum (inasequible al desaliento) para que me cortara el pelo, me lo he cortado. Eso significa que no tengo melena suficiente para hacerme el único peinado mágico que había aprendido hacer para no llevar permanentemente pelos de loca. ¿Resultado? Parezco una majara. Siempre. Las 24 horas del día. Qué tortura tengo con este caos que me crece de a cabeza, de verdad.

-Mi nevera está tan distinta que parece que ha pasado por algún programa tipo Cámbiame. Han desaparecido los hits de mis comidas invernales para dejar paso a todo tipo de frutas, zumos, ensaladas y vegetales imaginables. Bueno, y gazpacho, claro. Sobre todo gazpacho.




-He tenido que dejar mi saludable y recientemente adquirida costumbre de leer las etiquetas de los alimentos que como. ¿Por qué? Porque he oído rumores de que los helados y granizados tienen como un mil por ciento de azúcares y que eso debe de ser malo para la salud y tal. Y yo no puedo soportar estas temperaturas sin refuerzos. No puedo. Así que oye, ojos que no ven, corazón que no siente.

Por lo demás...

Bienvenido, verano. Pasa y ponte cómodo. Te estábamos esperando. Por lo menos yo.

martes, 23 de mayo de 2017

Cierro el chiringuito

Bueno, amigos, llegó el momento. Se acabó lo que se daba. He aguantado todo lo humanamente posible pero ya no puedo más. Cierro mi chiringuito de ligoteo digital. Aaaaaaaaaaaaaadiós.

Mi Cupidito de la Guarda ya puede volver a descansar tranquilo, que por aquí hay una que se raja. Ya está bien. He resistido como una leona para que no se diga que no lo he intentado, pero todo el mundo tiene un límite y yo he llegado al mío. ¡QUÉ HORROR!

Para mí ha sido un horror, vaya. Debe de ser cosa mía, porque a los demás les funciona a las mil maravillas, así que seré yo, que no me adapto al medio, que no confío en sus posibilidades, que no se me da bien o vaya usted a saber, pero hijos míos, a riesgo de ser reiterativa, ¡qué horror!

Me he encontrado de todo. De to-do. Como sois personas ocupadas  y no tenéis todo el día para leer chorradas, os lo resumiré es las tipologías más frecuentes:

-Los que no sé qué idioma hablan, pero el mío no. Tengo habilidad con las palabras, pero sin un mínimo de signos de puntuación, haches, bes y uves en su sitio, no hay forma de mantener una conversación. Y si no sabes el significado de términos simples ni datos básicos de cultura general, tampoco.

-Los cagaprisas nivel pro. Cada uno lleva su ritmo, está claro, pero hay por ahí cada aprendiz de Flash que ¡jodo! Igual es que el mundo se acaba mañana y yo no me he enterado.

-Los secuestrados por la mafia rusia. Hablas con ellos una vez y desaparecen. Hablas con ellos muchas veces y nunca más se supo. Tomáis un café que va bien (o eso crees) y se esfuman. Sin una explicación ni media, claro, es información clasificada. Hay qué ver la de espías secretos en misión especial que hay por las procelosas aguas interneteras, oye. Quién lo habría dicho.

-Los sí, pero no. ¿No quieres quedar? Guay. ¿Quieres que quedemos? Estupendo. Las dos cosas me parecen bien, pero DECÍDETE. La vida moderna es complicada y surgen imprevistos, pero quedar y cancelarlo más de dos veces seguidas muestra un patrón. El patrón conocido con el nombre científico "no sabes por donde te da el aire". Que no pasa nada, ¿eh? A todos nos ha ocurrido alguna vez. Pero déjame al margen mientras te aclaras, anda.

Podría seguir pero ya os hacéis una idea, ¿no? Como para no cerrar el chiringuito...

jueves, 18 de mayo de 2017

Colabora, coño

Llevo una semanita que para qué os voy a contar. Hartita me tiene más de uno. Los que no cumplen sus compromisos. Los que le echan morro. Los que sólo se preocupan de ellos mismos. Los culocagados. Los creídos. La gente más pesada que matar un cerdo a besos. Iba a intentar explicarlo pero me he encontrado esto por casualidad y una imagen vale más que mil palabras.




Pues eso.

sábado, 13 de mayo de 2017

El Efecto Cuchara

De mi último curro aún no he hablado por aquí porque tiene tela. Ya os contaré los detalles un día que tenga más tiempo. Hoy me voy a centrar en un fenómeno paranormal que se da en mi entorno de trabajo y que a mi me deja flipada. Lo llamaré el Efecto Cuchara.

A ver si consigo dar tres pinceladas para que cojáis el hilo sin soltaros una chapa.

-Mi centro laboral es un caos, porque desde allí se llevan muchos asuntos que implican a una gran cantidad de personas, la mayoría de los cuales son (para mas inri) despistados hasta la exasperación. Esto quiere decir que hay que acordarse de muchos (muchísimos) pitos y además estar al loro de que el que sea no te la líe en el momento menos pensado. Hay estrés, hay tensión y hay mogollón de imprevistos. El ambiente viene a parecerse un poco al barullo de un parquet de bolsa en hora punta, pero con asuntos superheroicos. Tal que así:
Lo del terremoto de China de mañana lo tienes controlado, ¿no? Pues acuérdate que la semana que viene tienes lo del tsunami de Japón, pero que no contarás para ir hasta allí con la nave de supervelocidad porque SpiderMan no te la ha devuelto aún (a pesar de que dijo que lo haría). Y llama a Batman y la Masa para recordárselo Y no salgáis muy pronto, que como no les gusta madrugar, igual perdéis el avión. Casi mejor llámales también a la hora que tengan que levantarse, no sea que se queden dormidos ¡Ah! Y ya sabes que el martes hay reunión, el miércoles convención y el jueves encuentro, pero el salón de actos puede que esté libre o puede que no. No lo sabré hasta el mismo día así que organízate como puedas. Y si al final se quedan 200 superhéroes acreditados compuestos y sin asiento, la vida es así, no la he inventado yo.

-Yo me dedico a unas cuantas tareas específicas que son MIS tareas. Nadie me ayuda en ellas. A la vez intento estar atenta a todo y enterarme de lo que se cuece por si hay que echar una mano para que todo vaya rodado, pero NO es mi obligación, es algo que hago extra. Y no soy omnisciente ni todopoderosa. Sin embargo, misteriosamente, se me piden explicaciones de todo como si todo fuera cosa mía. TO-DO
¿Hay patatas fritas en la despensa para la quedada-aperitivo de superhéroes? Los supertrajes tienen que estar planchados para antes del lunes a primera hora. ¿Que llueve? Hoy no me viene bien que llueva, no he traído paraguas. Haz que salga el Sol. 

- Pero lo más misterioso del tema es que se me piden explicaciones sobre el trabajo de los demás, a pesar de que yo no tengo NINGÚN tipo de autoridad sobre ellos. De hecho, tristemente, a mi la mayoría de la gente me toma por el pito del sereno. Laboralmente soy una cuchara porque ni pincho ni corto. Pero aún así tengo que responder sobre las tareas de otros que están sin hacer. ¿Y a mi qué me cuentas? Ya puedo decir yo lo que quiera que ellos harán lo que les de la gana.




Misterios sin resolver, que diría Iker Jiménez.

lunes, 8 de mayo de 2017

Sin lentillas desde ni se sabe

Una cosa os voy a decir, no os llaméis a engaño: cuando te gusta alguien, LO SABES. Cuando te gusta de verdad, digo, no en plan "me hace gracia", "es majete", "no está mal", "no tengo otra cosa mejor que hacer". ¡Cómo no te vas a enterar cuando llega alguien que te vuelve del revés! Te enteras. Ya te digo yo que te enteras.

Y sé bien de lo que hablo porque yo estoy "del derecho" desde ni se sabe. El otro día pensaba desde cuando y no me lo creía ni yo, así que entiendo perfectamente que nadie se lo trague, pero lo cierto es que hace la tira. Y así me pasa lo que me pasa, claro.



Que como no hay con nadie lo que tiene que haber, me cuesta distinguir qué tengo entre manos. Sé que no es lo que debería porque no hay suficiente, pero la pregunta es: ¿hay lo bastante para que se pueda aprovechar algo? ¿Hay bastante para una conversación, para una copa, para una juerga? ¿Hay bastante para unos mimos, para unos besos? ¿Hay bastante para un poquito más?

La parte consciente de mi cerebro nunca termina de tener claros estos matices, pero, por suerte, el inconsciente es sabio y me manda señales en forma de comportamiento reflejo: el grado de esfuerzo aplicado al acicalamiento pre-cita. Para que os hagáis una idea, el nivel máximo es un completo de "pinturas de guerra-peinado de pelo suelto con plancha-tacones-ropa de estreno-lentillas". De ahí para abajo los niveles son estos:

-Un completo sin lentillas. La cosa pinta muy bien, Puede incluso que mi intención fuera un completo total, pero que no me haya dado tiempo porque a veces los ojos se me sublevan y me pego dos horas para colocármelas. En todo caso, para mi las lentillas son un esfuerzo casi sobrehumano, no le pidamos peras al olmo tampoco.

-Que aparezca peinada, pintada, con tacones y ropa nueva es también buena señal por una cosa muy absurda que no debería confesar aquí pero que voy a largar igual, porque de perdidos al río. Tengo la absurdísima creencia que cada vez que estreno algo puedo pedir un deseo. Soy idiota, ya lo sé, pero alguien me lo debió de decir de pequeña y lo tengo grabado a fuego en la cabeza. Así que si cuando quedamos estreno algo, lo más probable es que el deseo tenga que ver contigo. Y casi seguro que no he pedido que desaparezcas.

-Que llegue maquillada y con el pelo suelto mínimamente ordenado implica, entre pitos y flautas, una inversión de dos horas de mi escaso tiempo libre. Dudo mucho que el que haya quedado conmigo haya gastado 120 minutos de su tiempo en nada que tenga que ver con la menda lerenda. Y ya sé que los que vais peinados todos los días no lo veis un esfuerzo tan grande, pero yo soy del club de la Coleta de Caballo Perpetua y ahora la melena me llega casi hasta la cintura, lo que convierte mi relación con la plancha en una tortura total. Pido un poquito de comprensión.

-Que llegue con la cara lavada (y ya) no augura nada bueno. Mis propósitos de Año Nuevo los tengo pelín descuidados y este de pintarme todos los días lo habré cumplido el primer mes (tirando por lo alto). Pero si antes de la quedada no me apetece ni desenfundar la máscara de pestañas, mal vamos...

Dicho lo cual: Sabéis desde cuándo no me pongo lentillas, ¿no? 

Desde ni se sabe.