jueves, 29 de diciembre de 2011

Escribiendo que es gerundio

La ardua tarea de sentarse ante el ordenador y escribir chorradas como castillos unas cuantas veces por semana parece casual y desorganizada. Pero nada más lejos de la realidad. Las normas universales de la lerdo-escritura presiden permanentemente el proceso creativo, guiando (o más bien entorpeciendo) la labor del pardillo que se esmera en darle a la tecla lo mejor que sabe. Es lo más parecido a ley de Murphy aplicada a la pseudoescritura blogueril. Y viene a decir más o menos esto:

1.-Siempre que tengas un rato para escribir, tu inspiración brillará por su ausencia. En cambio, cuando no tengas acceso a un ordenador ni a una conexión a Internet medio decente, se te ocurrirán miles y miles de ideas para posibles entradas. Las apuntarás guarramente en el primer trozo de papel que encuentres y luego tardarás años en descifrar lo que has querido decir en esos garabatos sin sentido. En el 90% de los casos esos momentos de inspiración atecnológica jamás llegarán a cobrar formato digital, ya te lo digo.

2.-Cuando se alineen los planetas y tengas suficiente tiempo, ganas e inspiración para perpetrar una de tus chorradas, blogguer estará tontorrón y te organizará alguna. Borrará el post, o cambiará los formatos, o separará y juntará los párrafos a su antojo, o no te dejará colocar las fotografías en su sitio... Esos maravillosos detalles que tiene de vez en cuando blogguer. Qué os voy a contar que no sepáis.

3.-La mayoría de las veces empezarás una entrada queriendo contar una cosa y contarás otra. O la expresarás de forma distinta a como la habías pensado. O perderás el control y el post se escribirá prácticamente solo. Y cuando lo releas, te preguntarás: ¿Pero yo he escrito esto de verdad o es que blogguer también se dedica ahora a cambiar el contenido de los textos?

4.-De vez en cuando tendrás clarísimo el título de la entrada antes de empezarla y esa idea te servirá de esqueleto para construir la tontada completa que quieras contar en ella. Sin embargo, la mayoría de las veces no tendrás ni idea de como titular hasta que acabes. Seguramente terminarás titulando con algo relacionado con el final del texto y no con el principio. Y eso explica por qué tus lectores nunca tienen ni repajolera idea de lo que les vas a contar.

5.-No te fíes de las apariencias. Ideas geniales de entradas que se te ocurren andando por la calle pueden resultar un truño a la hora de ponerlas por escrito. Sin embargo, la chorrada más gorda que hayas oído en el autobús, por ejemplo, puede dar para mucho. No lo sabrás hasta que no te pongas a darle a la tecla, para esto no hay fórmulas mágica.

Bueno, y así hasta el infinito, ya os hacéis una idea. Publico antes de que blogguer se ponga tontorrón y me organice alguna. Ciao bambinos!

martes, 27 de diciembre de 2011

Ese ami-enemigo

El tiempo.

Se dicen muchas cosas del tiempo.

Que lo cura todo, que pone a cada uno en su lugar, que da y quita razones. Que las cosas cambian con él, que no espera por nadie, que no se puede matarlo sin herir la eternidad. Que todo es cuestión de tiempo, que la clave está en medir los tiempos, y que tiempo al tiempo.

En general, el tiempo es un gran amigo. Ayuda a sanar las heridas, a dejar atrás malos momentos y a relativizar las cosas. Proporciona experiencia y sabiduría. Casi siempre, el tiempo mola.

Menos cuando transcurre demasiado rápido. O no queda suficiente. O pasa más tiempo del que debería y todo se transfoma.

Entonces no mola nada. Pero nada de nada.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Podría...¡pero no!

-Podría haber renovado todo mi repertorio de supertrajes.
-Podría haberme comprado un vehículo supersónico nuevo
-Podría haber contratado un comando de superhéroes suplentes que defendieran al Mundo por mí, mientras me tomo un año (o dos) sabáticos.
-Podría haberme hecho una revisión completa de chapa y pintura: tratamientos estéticos, revitalizantes, reafirmantes...
-Podría haber empezado a acortar mi lista de viajes pendientes. Esa lista taaaaaaaaaan larga.
-Podría haber puesto final la huelga de electrodomésticos que sigo sufriendo en mi superguarida usando el viejo truco de la renovación de plantilla: nueva lavadora, nueva tele, nuevo ordenador...
-Podría haber alejado algunas preocupaciones, que empiezan a tomar formas preocupantemente reales.
-Podría haber aumentado de forma exponencial el cargamento de los Reyes Magos que llegarán este año el Speedyhogar
-Y tantas y taaaaaaaaantas otras cosas...

Pero no lo haré. Al menos por ahora. El calvo de la lotería ha vuelto a pasar de mí este año. Y si estáis leyendo esto, mucho me temo que de vosotros también. Aunque eso, con las nuevas tecnologías, nunca se sabe. También puede ser que estéis tomando el sol en una paradisiaca isla del Caribe, mientras vuestro nuevo mayordomo Ambrosio os trae una piña colada. Y allí, tumbados en la hamaca, os estéis metiendo en Internet con uno de los 10 móviles nuevos último modelo que acabáis de compraros con la millonésima parte del premio que os ha tocado esta mañana. Porque me sé yo de mucho blogguero adicto que no dejaría de bloguear aunque le hubieran caído unos cuantos milloncejos en la lotería...

Bueno, pues a los que estáis tomando el sol en la playa en vuestra nueva condición de millonetis, a los que no habéis salidos de pobres, pero disfrutáis de unas merecidas vacaciones en estos días festivos y a los que me leéis desde el curro porque ni lotería, ni días libres, ni leches, os deseo unas muy felices fiestas. Disfrutad, descansad y coged fuerzas para Nochevieja porque a este 2011 hay que despedirlo como se merece... ¡con una patada en el culo bien gorda!

Pues eso, a pasarlo bien.


¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡FELICES FIESTAS!!!!!!!!!

martes, 20 de diciembre de 2011

Fantasmas

Fantasmas. Últimamente los veo por todas partes. No están cubiertos con una sábana blanca ni arrastran una gran bola de hierro atada a una cadena con la que hacen ruido al desplazarse. Tienen una pinta normal. Tanto, que parecen reales. Más que tú o que yo. Y dan miedo por eso. Porque fueron reales. O podrían llegar a serlo. Y eso asusta aún más.

Será que ya es casi Navidad y me habrá invadido el espíritu del cuento de Dickens, pero me encuentro con fantasmas a todas horas. Unos vienen de las navidades pasadas, para hacerme retroceder a paginas que ya había pasado. Aparecen con su llave mágica y abren el cuarto oscuro de mi mente en el que guardo las tristezas, las frustraciones y el dolor que aún no he sido capaz de eliminar definitivamente. Todo eso estaba allí, en cajas, preparado para bajarlo al contenedor del olvido infinito en cuanto tuviera fuerzas suficientes. Y llegan los fantasmas de las navidades pasadas, lo revuelven todo y lo dejan esparcido por mi mente, por todas partes. Los cabritos de ellos encuentran hasta lo más escondido, cosas que ni sabía que seguían allí, lo que creía haber  echado a la trituradora hace años. Lo encuentran y lo sacan. Y otra vezzzzzzzzz a pasar la aspiradora.

Así que sí, los fantasmas de las navidades pasadas son unos perracos. Pero los de las navidades futuras son peores, porque no tienen una forma ni tamaño determinados. Utilizan tu imaginación, tus temores, para agrandarse, multiplicarse y llegar a todas partes. Los fantasmas del futuro se ríen de ti diciendo: ¿Tienes miedo? Pues haces bien, porque todo lo que hayas pensado es poco para lo que podría pasar.

Para espantar a los monstruos del armario y de debajo de la cama, se llama al Comando de Madres-Atrapa-Monstruos y asunto solucionado. Para deshacerme de estos fantasmas... ¿qué leches hago?

viernes, 16 de diciembre de 2011

Supervitaminas para el coco

Los Speedypadres son superhéroes poderosos como pocos, así que ya os podéis imaginar las enormes habilidades extraordinarias que tiene para luchar contra los villanos. Corren como Flash, saltan más que Spiderman, vuelan mejor que Superman. Tienen todo tipo de poderes increibles, pero si tuviera que elegir uno de ellos sería, sin duda, la fortaleza mental.

En eso son como Rafa Nadal: juegan igual vayan ganando de goleada o les estén dando un baño. Permanecen serenos y devuelven la bola una y otra vez, una y otra vez, una y otra vez, hasta que el supervillano de turno entiende que no van a rendirse. Ni a cansarse. Que pueden seguir peloteando hasta el final de la eternidad.Y entonces los malos empiezan a pensar que ni la conquista del mundo, ni la destrucción de la Humanidad merecen tanto esfuerzo. Lo dan por imposible y se piran. Juego, set y partido.

Yo he heredado esa "capacidad infinita de peloteo", pero le falta un matiz para ser un superpoder completo: los nervios de acero. A mí me afecta la presión. Cuando las cosas empiezan a ponerse feas, vacilo, me ofusco, dudo de mi capacidad. Sigo devolviendo las bolas, una y otra vez, una y otra vez, pero con poca confianza de que pasarán al otro campo. Dejo que mi propia mente me boicotee y mine mi rendimiento. Y así se hace mucho más difícil darle la vuelta a un partido que ha empezado con mal pie. O incluso pueden convertirse en derrotas lo que parecían victorias casi seguras.

Mientras espero que se me desarrolle este superpoder completo (que estoy segura de que lo hará, los genes tiran mucho) aplico a mi coco el consejo de Super Raton:

No olviden supervitaminarse y supermineralizarse.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Chufa

¿Sabéis que falta en esta vida? Chufa. No, la de la horchata no, la de los juegos de los niños pequeños. Ese refugio impenetrable que había en el pilla pilla, en el escondite y en todos los juegos adrenalíticos en general, en los que podías tocar "chufa" y quedar libre de todo peligro. Ese término técnico que emplean los pequeñajos para decir que mientras estén allí, no puedes hacerles nada.

Los Speedysobris me han dicho, además, que las nuevas generaciones han desarrollado y mejorado el concepto de "chufa", y que ahora también tienen "crucis". Eso significa que mientras mantengan los dedos cruzados, el juego se para y no pueden pillarles, ni meterles gol, ni ganarles de ninguna forma. Como un tiempo muerto, pero que cada uno pide cuando le peta. Y parecían tontas las nuevas generaciones cuando las cambiamos por el burro...

Bueno, pues yo quiero eso, pero para la vida en general. Quiero tener una chufa en la que resguardarme de los putadones de tamaño XXL. Y cuando me veo venir una superleche, me gustaría poder decir "crucis", congelar el tiempo y buscar una manera de evitar el faenón. Sería taaaaaaaaaaaan guay.

Sobre todo porque muchas veces, la vida es más cansada que jugar a Polis y Cacos o Pi, pero en cambio nadie puede decir "pi por mí y por todos mis compañeros" y librarnos a todos. Ni puedes coger la pelota sin botar y así ganar vidas para cuando falles, como en Balón Prisionero. Ni es posible "hacer pies" y después de mucho "oro-plata-oro-plata" decir "monta y cabe" y elegir a los compañeros de equipo que crees que garantizarán tu victoria.

Aquí te tienes que buscar la vida tú sólo, aguantando a los que te rodean, que a veces querrán echarte una mano y otras echártela al cuello. Y si fallas, a sanjorobarse, porque aquí no hay vidas de repuesto que valgan. Así que sí, definitivamente, a la vida le hace falta una chufa. ¿Dónde escribo para reclamar una?

lunes, 12 de diciembre de 2011

Ligar con imaginación

Dadas las millones y millones de visitas que recibe este blog y los super-trascendentalísimos temas que se tratan por estos lares, no puedo declinar mi obligación de escribir una entrada de servicio público. Para compartir mi infinita sabiduría con el resto de la Humanidad, más que nada. Y qué mejor tema para este especialísimo post que la fuerza que mueve el mundo: el amor. O el sexo, según se mire. Que vamos a hablar de ligoteo, vaya. Así que chicOs, atentos y chicAs, haced vuestras aportaciones, que toda colaboración será bienvenida.

Pues eso, que como ya hablé en su día de las técnicas de ligue que NO funcionan, ahora quiero contaros algunas tácticas que he visto emplear en noches de juerga con resultados medio aceptables. No es que sean grandes ideas, pero por lo menos son originales.

Y es que esa es la clave del éxito, chicos: la sorpresa. Estamos haaaaaaaaaaaarrrrrrrrtas de que nos digáis siempre lo mismo. Los grandes clásicos como "¿estudias o trabajas?", "¿bailas?" o "¿tienes fuego?" puede que le funcionaran al iluminado que se las inventó, pero hace mucho que ya no dan resultados. Lo que dan, más bien, son ganas de huir a la pobre incauta a la que se lo sueltas, que entre bostezo y bostezo , cuando le preguntas "¿vienes mucho por aquí?" lo que le apetece contestarte es : "Siempre que sé que no vas a estar". Como veis, la eficiencia de los clásicos tiende a cero.

Peeeeeeero, con un poquito de imaginación, se pueden hacer versiones de los clásicos que sean más eficaces. Por ejemplo:

-En vez de "¿cómo te llamas?"...

Él.-¿Tenéis nombre?
Ella.-No, si te parece somos 1, 2, y 3
Él.-¡Qué casualidad! Nosotros somos 4 y 5

Bien, aceptable. La entrada es floja y tenía toda la pinta de acabar en fracaso, pero la capacidad de reacción lo arregla. Humor y agilidad mental son buenas cartas de presentación. 4 tuvo premio. No os digo más.

-En vez de "tú y yo hacemos buena pareja"...

Él.-¿Cómo se llama tu amiga?
Ella.-Bárbara
Él.- (A la amiga, claro) Barbie, yo soy tu Kent

Una apuesta arriesgada: o funciona, o se ríen en tu cara por quedar como un completo idiota. En este caso el chiquillo no consiguió gran cosa además de una amigable charla, pero desde luego pasó a la posteridad. 10 años después, a mi amiga Bárbara seguimos saludándola con esa frase. Y lo que le queda, a la pobre.

-En vez de "¿estudias o trabajas?"...

Él.- ¿En qué serie salía el monstruito verde ese que decía "ñam, ñam, Poti, Poti, ñam, ñam"?
Ella.- Ay, sí, donde era... en esa que eran como marionetas, muy feos... ¡En los Aurones!
Él.-Joer, es verdad, minipunto para el equipo de las chicas.

Esto tiene un millón de posibilidades. Si se acuerdan de una serie tan olvidable como Los Aurones, vais a tener muchíiiiiiiiiiiisimo de qué hablar. Si no la recuerdan , pero son de esa quinta (la tuya, quiero decir) pues te quedan miles de planes B: sacar el tema de Los Mosqueperros, La Vuelta al Mundo en 80 días, Isidoro, Calimero... En general, si hay buena disposición por la otra parte, acudir a los referentes infantiles es siempre una buena estrategia. Como mínimo, conversación no os va a faltar. Y una vez que estéis hablando ya depende de tu habilidad, claro...

En fin, yo ahí os dejo algunas ideas. Y espero que las lectorAs aporten en los comentario alguna otra técnica imaginativa que hayan empleado con ellas. Eso sí, lectorEs, por favor, usadlas. Y decidles a vuestros amigos solteros que las utilicen. Un ligoteo más imaginativo nos vendría mejor a todos. Sobre todo a las solteras que estamos haaaaaaaarrrrrrrrrrrtas de los clásicos.

viernes, 9 de diciembre de 2011

La semana Gruyere

Vale, venga, lo voy a confesar, antes de que os enteréis por otros medios y quede aún peor. Yo estos días no he tenido puente. Formo parte de ese reducidísima panda de memos que no ha sido capaz de formarse un acueducto con estos dos festivos colocados estratégicamente (por un ingeniero, seguro) en mitad de la semana. Ni finde-lunes-martes, ni martes-miércoles-jueves, ni jueves-viernes-finde. Nada de nada, oye, que soy una negada en esto de la construcción.

Peeeeeeeeeeeero, todo tiene una parte positiva. He descubierto la Semana Gruyere, que tampoco está nada mal. Por lo menos, tiene unas cuantas ventajas frente a los puentes. Por ejemplo:

-Son ideales para ponerlas a final de año, cuando ya se te ha acabado el presupuesto para viajes y aún no te han pagado la extraordinaria. Si te quedas en casa cuatro días seguidos piensas que los estás desperdiciando, con festivos sueltos... esa sensación desaparece.

-Eliminan las terrrrrrrrrrrribles depresiones domingueras (que explicaron estupendamente JuanRa y su hermano aquí) y que en los puentes se multiplican por mil. En los último momentos de un puente piensas: ¡¡¡¡¡¡¡Noooooooooo, por favorrrrrrrr, nooooooooo, que me arranquen las uñas si quieren, pero no quiero volver a trabajarrrrrrrrr!!!!!!! ¡¡¡¡¡¡¡No quierooooooooo!!!!!!! (o a lo mejor una versión más light, si no sois tan exagerados como yo) Después de un festivo raruno de estos, la reacción es más del tipo: "Bueno, trabajé ayer y mañana es fiesta... lo puedo soportar". Lo que me lleva directamente al punto siguiente...

-Mañana es fiesta. Esa es la PRINCIPAL ventaja del la Semana Gruyere, que en los momentos críticos de los días laborales, en la desgarradora lucha que todos libramos para conseguir salir de la cama y levantarnos, se puede aducir este argumento clave: MAÑANA ES FIESTA. A ese clavo ardiendo te agarras desesperadamente, sacas fuerzas de flaqueza y te levantas. Qué remedio.

-La Semana Gruyere es privilegio sólo de unos cuantos (los pocos desafortunados que no han sido capaces de hacer puente), lo que se traduce en poca actividad laboral. Ni los supervillanos tienen ganas de destruir el mundo durante estos acueductos. Y oye, un poco relax de vez en cuando... tampoco viene mal.

Ale, pues eso. Quien no se consuela es porque no quiere. Mañana finde. MENOS MAL.

sábado, 3 de diciembre de 2011

De mi para mi por ser yo. Consejos para cuando los necesite

Aprovechando que estoy en un periodo de entreguerras relativamente tranquilo, he decidido escribirme unas normas para los momentos de desesperación tras un ataque masivo. Como entre bomba y bomba se me hace difícil pensar, serenarme y actuar con un poquito de cabeza, me las escribo ya y las cuelgo en la puerta de la nevera y en el blog. Así las podré consultar fuera y dentro de casa cuando más falta me hagan. Son estas:

-No compres lo bollos que sabes que van a mandar tu dieta al carajo. Si no están en el armario, no podrás comértelos. La fuerza de voluntad está muy bien y tal, pero frente a poderes tan intensos como el chocolate... tampoco es cuestión de hacerse la valiente.

-No te metas en sitios de Internet con alta capacidad potencial de darte disgustos de tamaño XXL. Ojos que no ven (y que no leen) corazón que no siente. No, ¿qué haces? ¿qué estás haciendo? ¡Suelta ese ratón! ¡Que lo sueltes he dicho!

-No hagas preguntas cuyas respuestas no quieres oír. Para proporcionarte sufrimiento gratuito y absurdo ya existe la depilación brasileña. Para todo lo demás, Mastercard.

-Si no sabes algo, no lo sabes, no te dediques a inventarte explicaciones a cual más apocalíptica. Es más, una vez que te hayas saltado este consejo (que sé que te lo pasarás por el forro, que ya son muchos años) no elijas la explicación que te deja en peor lugar y la consagres como la verdad absoluta. Insisto, no tienes ni idea.

-Fotos antiguas, correos, cartas, entradas de cine y demás recuerdos de tiempos pasados están guardados a buen recaudo. Ni te molestes en buscarlos, los he escondido yo, jamás los encontrarás hasta que sean inofensivos. Esta recomendación no te las vas a poder pasar por el arco del triunfo, mala suerte.

-Resiste. Esto TAMBIÉN pasará.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Mis truquis

Algo bueno. Eso es lo que voy a pedirle a los Reyes Magos estas navidades. Que ocurra algo bueno. Lo que sea. Tal y como está el tema últimamente cualquier cosilla que se les ocurra a Sus Majestades me vendrá de perlas, porque hace un siglo que no me pasa nada guay.

Bueno, no voy a exagerar. Sí que me pasan cosas buenas. Lo que ocurre es que me da la sensación de que me he convertido en el protagonista de Los Viajes de Gulliver y los putadones que me voy encontrando por el camino son del tamaño gigante de Brobdingnag y las cosas positivas que surgen son de talla liliputiense. Y claro, las comparaciones son odiosas.

Soy plenamente consciente de que la vida es requeteperra y que hay que darse con un canto en los dientes si tienes un techo bajo el que vivir, una salud medio-apañada y una familia con la que pelearte amigablemente. Por eso, normalmente, eso hago: saco mi lupa de 16 aumentos y voy tirando con los minipuntos positivos que me encuentro por el camino: un abrazo de alguno de los speedysobris peques, algún comentario estupendérrimo de esos que sabéis hacer los lectores de vez en cuando o una buena sesión de risas en clase de teatro.

Normalmente mi lupa y yo funcionamos bien, pero no os voy a engañar. Como le pasa al chuleras de Superman, mis superpoderes también provienen del Sol. Por eso, cuando no veo rayos solares en muchos días, pierdo fuerzas, me cuesta sostener la lupa y los minipuntos positivos se vuelven diminutos, casi ni se ven.

En momentos como esos, hay que aplicar el plan de urgencia. Si a la vida no le sale del pie mandarme elementos generadores de endorfinas, pues tendré que buscármelos yo. Y para eso tengo mis truquis:

-Hacer ejercicio físico.

Pero a mi manera, que antes se acaba el Mundo que verme a mí corriendo voluntariamente por el parque. Como aún no he encontrado un deporte que me convenza lo suficiente como para practicarlo por gusto, lo que suelo hacer es aplicar sustitutivos. El más completo es una buena sesión de baile en plan locatis. Que si estás ploff al principio tienes tantas ganas de mover el esqueleto como de que te arranquen las uñas. Pero luego la locura se va a apoderando de tu cuerpo... y maaaarchando chute de endorfinas.

-Chocolate.

Caliente, en helado, líquido, en barra, dentro de un bollo... como sea. Soy una adicta, no creo que haya nada más que explicar.

-Pintarme

Porque no hay cosa que me fastidie más que ver a la triste esa que me mira de vez en cuando desde el otro lado del espejo... Pintada me parezco menos a ella. Y cuanto más distintas seamos, mejor que mejor.

-Escribir

Me pasa un poco como con el ejercicio físico, que en los días grises me apetece cero. Pero si empiezas, es como tirar de un hilo. Una frase lleva a otra y a otra... Cuando ya has escrito tres párrafos quieres acabar el texto, y a lo que te das cuenta te has metido tanto en construir algo de cero... que ese rato todos tus problemas te han dado igual. Y piensas: no sería tan grave si esta media hora no he pensado en ello, ¿no?

No sé... a mí estos truquis me sirven. ¿Cuáles tenéis vosotros?