miércoles, 31 de marzo de 2021

Coger una buena ola

Iba a decir que hago surf pero bueno, cualquiera que me conozca un mínimo no se va a tragar semejante pegote ni jarto de vino, así que diré la verdad. Alguna vez he luchado contra las olas con una tabla de poliestireno expandido cerca. Y digo "cerca" porque estaba en cualquier posición menos debajo de mis pies ayudándome a surfear. Estaba al lado, o detrás o golpeándome la cabeza. Pero debajo, la verdad, muy pocas veces. Y cuando el mar está de buenas muy bien, pero cuando pillas al océano cabreado, ¡agüita! Y nunca mejor dicho. 

Total, que mis sucesivos profes surferos trataban de darme consejos para luchar contra mi inconmensurable inutilidad natural a ver si conseguían que me pusiera de pie en la tabla aunque fuera dos segundos. Spoiler: no lo consiguieron. Pero por el camino me dieron algunas pistas que para el deporte no me sirvieron demasiado pero para la vida quizá un poco más.

Y es que en el surf, como en la vida, para lograr el éxito es tan crucial tener habilidad como saber escoger una buena ola. No puedes surfearlas todas, así que debes decidir qué batalla vas a luchar, qué victoria te dará los mejores frutos en caso de que ganes. Aunque las olas rompen cerca de la orilla, se crean en la lejanía y en el horizonte parecen todas iguales. Es difícil saber cuáles serán altas o bajas, qué fuerza llevarán o si traerán consigo algún tipo de corriente que empujará la tabla hacia el fondo.

Como no puedes fiarte de la vista necesitas desarrollar una especie de intuición, una sensibilidad que te dice tocando el agua de tu lado como será la ola que está naciendo a muchos metros de ti. La superficie acuática tiembla, de manera parecida a como retumba el suelo cuando se acerca una estampida de animales en la sabana. Si consigues diferenciar qué temblor se convertirá en una buena oportunidad y cuál no merece el esfuerzo y vale más dejarlo pasar, ya tienes la mitad del trabajo hecho.

Yo no sólo soy una inútil poniéndome de pie en la tabla, sino escogiendo las buenas olas. Como en la vida, vaya. Supongo que eso explica muchas cosas...

domingo, 28 de marzo de 2021

I'm fed up with the conversation of the bananas

Del verano que me fui a Inglaterra (supuestamente) a aprender inglés me traje un trillón de anécdotas. Aunque me reí lo que no está en los escritos, no todas de estas anécdotas fueron positivas porque empecé con mal pie y luego me pasé dos meses encadenando desastres de distintas dimensiones, uno detrás de otro, de otro y de otro. Supongo que de alguna forma, por mi actitud, por algún tipo de bloqueo o yo que sé, los provocaba yo (es imposible que todo aquello fuera simple casualidad) pero lo cierto es que me fue de pena.

Total, que esa sensación de no poder más, de sentir que el universo entero conspira en tu contra, la tengo bastante ligada a aquella época y por eso la defino con una frase que usábamos allí de coña y que a mi me ha quedado ya para los restos.

El caso es que para sobrevivir ese verano trabajé de camarera en un restaurante de turistas en el que el resto del personal venía desde los confines más lejanos de la tierra como yo, (supuestamente) a aprender inglés. Había rusos, franceses, rumanos, georgianos, argentinos... Hablábamos fatal el idioma, apenas nos entendíamos entre nosotros y menos aún al gerente, un británico inseguro, pusilánime y sin pizca de autoridad al que nadie respetaba ni hacía el menor caso.

Cobrábamos fatal en metálico porque las comidas en el restaurante estaban incluidas como salario en especie. A muchos de los camareros les parecía poco sueldo, así que se dedicaban a mangar de la cámara frigorífica de la cocina los alimentos más caros que ni en sueños se podían permitir en un supermercado. Allí una chocolatina gigante te costaba 10 céntimos pero si lograbas encontrar una naranja te quedabas tuerto porque te sacaban un ojo de la cara. Los plátanos, en concreto, valían su peso en oro, supongo que ahora estarán al nivel de las bitcoins como mínimo. Y claro, duraban ná y menos en el almacén.

Un día el gerente, indignado por la continua desaparición de fruta, vino a echarnos la bronca. Como no nos imponía en absoluto todos seguimos a lo nuestro sin prestarle atención y por eso se plantó al lado de una de las camareras, andaluza, salerosa, sin una miaja de vergüenza y con un inglés macarrónico, para darle la turra hasta que no pudiera más y confesara el robo de los plátanos y el asesinato de Kennedy, si hacía falta. La pobre chica aguantó lo indecible y cuando ya no pudo más le soltó, a dos centímetros de la cara:

-Quillo, que pesado eres, déjame en paz de una vez, I'm fed up with the conversation of the bananas

La carcajada que soltamos después de aquello resonó en todos los rincones de la galaxia conocida y el pobre gerente se quedó tan estupefacto con ese spanglish inventado que tuvo que dejar la bronca para mejor ocasión. 

A partir de entonces mis amigas y yo cuando no podemos más, cuando ya estanos haaaaaaaaarrrrtas de todo, de la vida, de una situación, de lo que sea, siempre soltamos esa perla. Y yo hoy tengo algo que deciros:

¡¡I'm fed up with the conversation of the bananas!!

miércoles, 24 de marzo de 2021

La verdad no está ahí fuera, Mulder

Los de Expediente X decían que "la verdad está ahí fuera". ¿Pero lo está? Y si lo está, ¿qué verdad?

A mi me preocupaba mucho eso de "la verdad". No tanto sobre los extraterrestres (que estoy completamente segura de que existen y que no vienen a visitarnos porque somos su Netflix y bastante tienen con no perderse en la trama de las cada vez más emocionantes temporadas) sino sobre las interacciones, sobre como nos relacionábamos unos con otros. Qué pensaba la gente de mí, por ejemplo. Yo, que me aguanto las 24 horas del día y me conozco bien, creo que soy creativa y buena niña pero ¿la peña verá eso? Porque lo que no se ve no existe, ¿no? Un árbol que cae en el bosque sin que nadie pueda oírlo no hace ruido. Si yo soy mega graciosa sólo por escrito y nadie llega nunca a leer lo que escribo, ¿soy graciosa en realidad? No, ¿no?

En estos debates tan "útiles" estaba metida mi cabeza todo el día (eso explica muchas cosas, supongo) hasta que llegué a Twitter y me dio cuenta de que la verdad no existe. Así, sin paños calientes. Cada uno ve una realidad y las cosas son blancas o negras dependiendo de a quién le preguntes. Si Menganito es el mejor actor de la historia o una bazofia. Si tal medida política nos salvará de la destrucción total o nos lleva de cabeza al desastre. Si lo que ha hecho una persona random es el culmen de la bondad o una muestra de egoísmo. Y lo más gordo es que no se trata sólo de opiniones que, como los culos, todo el mundo tiene una. En Twitter lees con dos centímetros de distancia en tu TL noticias de prensa que apoyan una postura y la contraria, estudios científicos que respaldan una teoría y la otra, expertos que explican lo que sea (ahora mismo, por ejemplo, este puñetero CoronaApocalipsis) con unos hechos y unas circunstancias y con otros completamente distintos, unos que ven esperanza y otros que vaticinan la extinción del planeta y de la raza humana para pasado mañana. 

Todo no podía ser cierto, algo de aquello tendría que ser "verdad" y lo demás no, ¿no? Me explotaba la cabeza pensando eso hasta que tropecé por casualidad con la teoría del espejo, que lo explica todo. Ahora creo que la realidad no existe, sino que es una pantalla en la que nos proyectamos. Según nuestra forma de ser, nuestras experiencias, cada uno vive una película y luego, ya lo dice el refrán, cuenta la feria según le va en ella. Y con las relaciones entre las personas esto se multiplica por mil.

Nadie puede decirte como eres, no puedes saber lo que percibe "la gente" (como masa, como grupo, como un todo) de ti porque cada uno te ve de una forma según el reflejo de lo que llevan ellos mismos dentro. ¿Eres inteligente? ¿Divertido? ¿Brillante? ¿Tienes mal genio? ¿Cantas bien? ¿Escribes bien? Depende de a quién le preguntes. No hay más que leer los comentarios de cualquier video random en Youtube o las valoraciones del producto J de Amazon para darse cuenta de que la verdad no existe porque a unos les encanta, les parece lo mejor con lo que se han encontrado jamás y para otros no puede ser peor. ¿Quién de ellos dice "la verdad"?

A mi me preocupaba el tema de cara a la vida. A MI vida, en concreto. Si tal o cual cosa nunca me salía bien tenía que ser por alguna razón y a lo mejor la causa era que me creía que yo era de tal o cual forma, que la gente me veía así y luego resultaba que no era "verdad", que la peña me percibía de otra forma y que eso lo explicaba todo. Ahora que sé que eso tampoco lo explica, sigo en busca de explicación. OTRA VEZ.

domingo, 21 de marzo de 2021

Poesía contra un lunes acechante

Para celebrar el Día Mundial de la Poesía debería escribir algo bonito, pero el domingo agonizante y el odioso lunes enseñando ya la patita por debajo de la puerta me han quitado las ganas, no os voy a engañar. Entonces debería elegir algo bonito de lo que hayan escrito otros, pero he leído tantas cosas chulas hoy en Twitter que no sé con cuál quedarme. Así que he decidido tirar por la calle de en medio y poner una imagen que además de poesía es una verdad como un templo.



Pues eso, queridos, que fuerza para la semana que empieza y que no sufráis, que ya queda ná y menos para las vacaciones semana santeras.


¡¡VAAAAAMOS QUE NO VAAAAMOS!!

miércoles, 17 de marzo de 2021

De médicos (again)

Diría que las revisiones del Jamacuco Supremo son divertidas pero la verdad es que no. Son más bien surrealistas. Incluyen siempre un montón de situaciones en las que miras a tu alrededor buscando la cámara oculta porque te parece imposible que alguien te esté preguntando eso en serio o en las que te mueres de ganas de tener una grabadora para poder demostrar que esa conversación se ha producido, porque cuando lo cuentes todo el mundo va a pensar que estás exagerando. Que este blog y yo (es verdad) somos muy de exagerar, pero que en estos casos en concreto no hace falta. Te lo dan todo hecho. 

En estas revisiones yo he oído cosas como:

-¿Por qué has venido?

-Ehhh..., porque me dio un jamacuco que casi se me lleva por delante. No sé, igual pone algo de eso en el informe de tres páginas que tienes delante...

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-No hay muchos consejos que pueda darte para prevenir otro jamacuco. Hay estudios que parecen relacionar algunos sprays nasales con estos episodios. No uses estos productos. No esnifes cocaína... No sé.

-Vale, también procuraré no ponerme delante de un camión para que me atropelle ni tirarme por la ventana de un quinto piso. Gracias por el consejo.

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-¿Esta prueba por qué te la mandamos hacer? ¿Perdías el conocimiento?

-No

¿Y entonces por qué te la hicimos, por probar?

-Pues si no lo sabes tú que eres el médico... A mi explicación no me disteis ninguna porque todos los de tu especialidad parecéis estar compitiendo por el récord Guiness al menor número de palabras usadas por paciente, así que no te puedo ayudar, lo siento.

Ha habido grandes momentos en las revisiones, pero la del otro día pasa ya a una categoría superior. Os cuento

(9 de mañana)

-¿Eres Speedy, que tenías cita ahora, verdad? Voy a avisar al doctor.

(9.45 de la mañana)

-Mira, Speedy, lo siento de verdad, ya he avisado al médico tres veces, pero está reunido con los jefazos, me dice que ahora viene, y no viene. Y yo ya no entro más, compréndelo, que ya he ido tres veces. Que sí, que estarán hablando de algo importante, no lo dudo, pero que la consulta empieza a una hora. Y yo ya no voy más. Entiéndeme. Es que, de verdad, así no se puede trabajar, qué desesperación. Señor, dame paciencia porque como me des una recortada me los cargo a todos.

Tranquilísima ante el buen rollo que se respira entre el médico que me va a hacer una prueba en el cerebro y su enfermera, paso por fin a que me la hagan poniéndome unos electrodos en la sienes.

(Zuuuum, zum, zum =onomatopeya de zumbido tranquilo. Lo aclaro que supongo que es imposible pillarlo sin explicación)

-¿Oyes ese zumbido? Es la sangre corriendo por tu arteria cerebral. Ya verás que guay, como cambia el ritmo cuando te estresas. Mira, como ahora que te van a coger una vía

-A ver aprieta el puño... ay, que no puedo, abre y cierra la mano... a ver... Ay, chica que no puedo

-Déjame que pruebo yo. No, es que lo tiene como obstruido. A ver, aprieta el puño. Ay, que no entra, chica.

-¿No podéis? Dejadme a mi un momento, mejor un poco más recto. Ay, pues tampoco.

(Zuuuum, zum, zum, zum zum zum =onomatopeya de zumbido un poco menos tranquilo)

-Espera que voy yo, ayyy, pero ¿por qué no entra? Speedy, si te hacemos daño nos lo dices, ¿eh?

-Pues ese brazo lo tengo ya bastante destrozado, la verdad.

-Pruebo con el otro. A verrr (Cara de horror máximo) ¡Que le he tocado una arteria!

Cunde el pánico. Sangre saliendo a chorro.

-¡Quita!

Aprieta aquí, rápido!

-¡Trae el carro de paradas!

-¿¿¿¡¡¡CARRO DE PARADAS!!!???

(ZUUUUUMMMM, ZUM, ZUM, ZUM, ZUM, ZUM =onomatopeya de zumbido TODO LO CONTRARIO A tranquilo)

-Voy a quitarte un momento los electrodos de la cabeza para que dejemos de oír tus pensamientos.

-Sí, casi mejor.

Controlan la situación, el tema se reconduce y seguimos con la prueba. Supongo que para relajar el ambiente, el médico trata de sacar un tema de conversación fácil. El tiempo o la última serie bombazo de Netflix habrían sido buenas opciones, pero el bueno del facultativo hace gala de una habilidad social sospechosamente parecida a la de Sheldon Cooper y suelta:

-Que esternón más pequeño tienes, ¿no?

De verdad que no sé que quiere que le responda a eso. Si hubiera dicho algo sobre el tamaño de mis orejas podría haberle contestado (como el lobo de Caperucita) "son para oírte mejor", pero sobre el esternón no caigo en ninguna alusión de la literatura popular. Me limito a mirarle resignada, así que sigue con las preguntas cómodas.

-¿Tienes hijos? ¿Has tenido abortos? ¿Estás planeando quedarte embarazada?

Por lo misterios insondables del cuerpo humano, aunque el jamacuco no es del aparato reproductor está muy relacionado con partos y demás, así que en las revisiones me hacen estas preguntas millones de veces. Simplemente por variar un poco mi respuesta y no en busca de terapia, en vez de contestar mi manido no a todo, sobre lo último se me ocurre responder: "Ya no me da tiempo". ¡En qué hora se me ocurre decir eso!)

-Que tiempo ni tiempo, si con tu edad eres un bebé. ¡Anda que no te queda! Tengo yo 10 años más que tú y me considero un bebé. ¿Por qué no te va a dar tiempo, a ver?

Estoy tumbada con unos electrodos en la cabeza. Tengo una pinza en un brazo taponando una arteria que hace un minuto estaba en plan surtidor, el otro brazo lo tengo agujerado por todas partes y con un catéter metiéndome no sé qué leches en vena. No me siento con fuerzas de ponerme a explicarle a esta enfermera bien intencionada mi desastrosa trayectoria vital, laboral, económica y amorosa. Estoy por darle la dirección de este blog y que saque sus propias conclusiones, pero intento primero con algo neutro, a ver si desactivo la conversación.

-Ya, es que me falta algún detallito que otro para llevar a cabo ese plan.

-A ver, que estamos en el siglo XXI, no necesitas la ayuda de nadie, eres perfectamente capaz...

Tercia el médico.

-Bueno, no insistamos, que cada uno sabe lo que quiere hacer y lo que no con sus circunstancias. A ver Speedy, mira a la pizarra que te voy a explicar los resultados de la prueba . Esto que he dibujado aquí y que parecen dos cacas juntas representan tu aurículas...

Seguiría contando como fue la cosa, pero supongo que ya os hacéis una idea. También supongo que creéis que exagero porque este blog es muy de exagerar y por eso me habría encantado tener la cámara oculta o la grabadora que comentaba en el primer párrafo de la entrada. Para que os dierais cuenta de que hay cosas que no hace falta ni exagerarlas.

domingo, 14 de marzo de 2021

Mejor loco que mal acompañado

Pinché el otro día un temazo de Ismael diciendo que era un poco agonías y la verdad es que no es del todo así. Lo cierto es que tiene también temazos muy ingeniosos y divertidos que cuentan grandes verdades. Este es uno de los que más me gustan.


Y más allá de que la canción mola, el ritmo es muy chulo y la letra es para partirse, en el fondo se está hablando de algo muy serio que pasa más de lo que parece (ya ni te digo en tiempos de pandemia). De la gran decisión que se toma en caso de sequía sentimental prolongada. ¿Nos conformamos con lo primero que pillemos porque el hambre aprieta o seguimos buscando hasta que haya lo que tiene que haber?

No es la primera vez que comentamos esto por aquí, por supuesto. En su día hicimos hasta una encuesta, así que no voy a abundar en el asunto, sino a ir un paso más allá. A ver si consigo explicarme. 

Cuando por la razón que sea las cosas no fluyen y no encuentras de forma casual y espontánea gente que te interese en plan pareja, no te queda otra que buscarlo, esforzarte. De hecho seguro que tu entorno no parará de repetirte eso de que "el amor no va a ir a buscarte a tu casa". Y bueno, sí, estoy bastante de acuerdo, si no pones de tu parte milagros en Lourdes, claro. Lo que pasa es que también pienso que esto puede traer un efecto secundario del que no se habla casi nunca y que puede ser muy perjudicial.

Cuando buscas, cuando te esfuerzas, colocas ese asunto entre tus prioridades. Y no olvidemos que el tema amoroso está casi al completo fuera de tu control, porque más allá de ducharte, peinarte, ampliar círculos, conocer gente nueva y comportarte como una persona medio cuerda poco más puedes hacer para que surja "algo", para encontrar a alguien que te guste y que te corresponda. Ello implica que hay una alta probabilidad de fracaso y frustración y que por tanto estás poniendo en el centro un tema en el que pintas muy poco y que tiene muchos números para irse al garete. ¿Y en qué se traduce esto? En combustible para muchas y muy intensas emociones negativas.

Sale mal. Te sorprendes. Sale mal. Te haces cruces. Sale mal. Te irritas. Sale mal. Te entristeces. Sale mal. Te desesperas. Sale mal. Te angustias. Sale mal. Te obsesionas. 

Te obsesionas. Ahí está el peligro del que no se habla. Metida en una mala racha sentimental en la que se acumula un fracaso, tras otro, tras otro, es prácticamente imposible no obsesionarse. Y cuando te obsesionas enloqueces, pierdes completamente el norte, la racionalidad, te comportas como una persona distinta. Haces cosas que nunca habrías hecho estando en tus cabales. Aceptas comportamientos que jamás habrías aceptado de otro modo. Yo he visto a amigas aguantarle estupideces, desprecios y malos modos a pazguatos a los que en circunstancias normales no les habrían dado ni los buenos días. Pero en su obsesión, en su desesperación, no regían, no eran ellas mismas.

Yo no creo haber estado nunca en ese punto pero me da terror que me pase, porque tengo cierta tendencia a obsesionarme y al pensamiento circular y recursivo. Como me meta en un círculo vicioso de estos van a tener que sacarme con una grúa. Por eso soy poco de buscar y más de encontrar de casualidad y lo que surja. Pero surge poco, claro y entonces tengo que decir lo que dice sabiamente Ismael: "Mejor loco que mal acompañado". 

viernes, 12 de marzo de 2021

Harta de no entender nada

Una de las cosas que peor llevo del puto bicho del demonio (aparte de que se esté cargando hasta el apuntador y nos esté amargando la vida, claro) es que no se entiende nada. Como el asqueroso es nuevo, hemos ido luchando contra él medio a ciegas y a base de improvisación. Los pobres científicos iban como puta por rastrojo estudiándolo a toda máquina para ir dándonos pistas sobre como defendernos y es lo que tienen las prisas, que son malas consejeras, así que algunas cosas que se creían que eran ciertas luego resultaron no serlo y hay la tira de movidas que aún no están claras. Que nos veo dentro de 10 años aún de vez en cuando enterándonos de algo nuevo y diciendo: "Ahhhhh, coño, por eso pasó esto así..." Porque la realidad, ahora mismo, es que no se entiende nada.

Sabemos como se contagia. Buenoooo, regular. A grandes rasgos sí, pero algún detallito se nos escapa por ahí porque luego un coro de 15 personas que ensayan en un local sin ventanas se contagian todos y en la familia de tu vecino, que comen, duermen y viven juntos las 24 horas del día, la madre y el hijo pequeño lo pillan, y el padre y la hija mayor se libran. Que te quedas... ¿lo qué? 

Y entonces te dicen: no, porque influye la carga viral, patologías previas, la variante del bicho que agarres, rasgos genéticos de las personas... Y después dos gemelos idénticos van a una fiesta, el mismo rato. Los dos pescan el mismo tipo de bicho, a la vez y son todo lo iguales por dentro que pueden ser dos humanos: y uno tiene tres toses y otro acaba en la UCI. Que vuelves a quedarte... ¿lo qué?

Y entonces te dicen: no, pero como comportamiento de dinámica epidemiológica general sí que sabemos que determinadas medidas de distanciamiento social funcionan. Y bueno, sí, a grandes rasgos abres bares y quitas confinamientos y la curva se dispara; Nos encierras en casa y pones muros en los barrios de los contagiados como hacían en China y el bicho desaparece, es verdad. Pero luego aplicas las mismas restricciones en verano en Italia y España, los italianos pasan las vacaciones tranquilos y felices y aquí nos empiezan a salir brotes a lo loco como si no hubiera un mañana. Impones medidas prácticamente idénticas en muchas Comunidades Autónomas y unas aguantan el tirón y a otras les va de pena. 

Y eso sin meternos en el GRAN MISTERIO de como empezó esta hecatombe. Porque vale, el chino ese se come el murciélago y la lía. Se lo pasa a sus amigos. Luego fiestas y demás, chinos que entran y salen de todas las partes del mundo y oye, qué casualidad, explota en Italia. Concretamente allí. ¿Por qué? Venga hombre, no habrá más chinos en Nueva York que en Italia. Por una cuestión de número, más probabilidades de que les llegara antes allí un contagiado que volvía a casa después de la juerga, ¿no? Y en todo caso, volvieron todos a la vez, cuando el pincha quitó la música y encendió las luces. ¿Por qué no explotó más o menos a la vez en todas partes? ¿Por qué fue como una cadena de explosiones perfectamente coordinadas en los que unos nos íbamos haciendo spoilers a los otros sobre los que se nos venía encima? No me fastidiéis, no tiene ningún sentido, nos falta información del bicho, de como se transmite... no sé, pero las cosas no cuadran ni a tiros. Hacen eso en un película y nos indignamos con el guionista por falta de verosimilitud.

Estoy HARTA de no entender nada. Si vas a mandarme este infierno, por lo menos que pueda comprender de qué va el tema, qué reglas sigue, qué es lo esperable. O si no que la tía de la lejía que viene del futuro en vez de traer tanto detergente que traiga información y nos explique por qué leches pasa lo que pasa. Ya que la hija de la gran puta no fue capaz de avisar de la que se avecinaba, que haga algo, cojones.




martes, 9 de marzo de 2021

Hormonas en guerra

Dado que en este blog hay entradaS (así, en plural) dedicadas a mis neuronas he estado a punto de dejarles a mis hormonas que protagonizaran este post, pero me están apretando tantísimo las tuercas las muy cabronas que no lo voy a hacer sólo para fastidiarlas. Que ya está bien, hombre, menuda semanita me están dando las muy hijas de puta. Así que me voy a chivar en el blog de la que me están liando pero no les voy a dar voz. ¡Faltaría más!

Aunque bueno, me enfado con las hormonas cuando la verdadera villana de esta pesadilla es mi regla, que idea, capitanea y orquesta la operación "Hundir Speedy". No sé si el objetivo final es mandarme a la cárcel o conseguir que haga balconing sin piscina ni agua debajo, pero entre la intensidad del ataque y la perfecta simbiosis con este CoronaApocalipsis que me tiene ya hasta la pepitilla, al final van a conseguir que ocurra algo. Estoy al límite de mi resistencia.

Que sí, que vale, que lo entiendo. Que el almacén de óvulos está en las últimas y aquí ni rastro de bebés. Pero hormonas de mis amores, hijas mías, ¿qué queréis que haga yo? ¿Os habéis vuelto hermafroditas? No, ¿verdad? Por lo que sé os sigue haciendo falta la participación de un espermatozoide para el temita... Pues colegas, con vuestra estrategia actual mal vamos para conseguir un voluntario. ¿Por qué creéis que dramatizar y ponerme contra las cuerdas cada 15 días ayuda en algo? 

Troncas, que se os va la mano. Que me mandáis tanta tristeza que me pego una semana llorando cada 10 minutos: con anuncios de televisión, con hilos de Twitter, repasando los fracasos de mi vida... Que me generáis una mala leche tan brutal que voy a terminar matando a alguien. Que tengo el autocontrol más entrenado de la historia y hay veces que casi se me escapa el monstruo de ojos rojos. En el curro, esperando al bus, entrando al garaje... Que me van a mandar a la cárcel por asesinato o al hospital de la paliza que me va a dar alguien después de una bronca. Hormonas, tías, de verdad, bajad el ritmo que esto acaba en tragedia. Y PARA COLMO en ninguno de esos finales hay bebés por ninguna parte, igualmente. Que vamos a hacer un pan con unas tortas, troncas. Cambiad de estrategia, es OBVIO que esta no sirve para nada.

O mejor aún, rendíos. Aceptadlo. Ya no da tiempo, la baby fábrica no se va ni a estrenar. Ya lo sé, años y años dándome la turra con la regla cada mes para nada, toda vuestra trayectoria laboral tirada a la basura. Os entiendo, de verdad, es un desperdicio, pero qué le vamos a hacer, la vida es así, no la he inventado yo. De hecho, las que participasteis en la evolución desde el mono fuisteis vosotras. Haber evolucionado hacia la independencia reproductiva. ¿En qué momento se os ocurrió que fiarlo todo a la aparición de un espermatozoide viable era un buen plan? Es que, hijas mías, parecéis nuevas. Pues ahora a apechugar con los fallos del diseño del sistema sin dar la turra a este nivel, colegas, que esto es inaguantable.

Como diría mi profe de yoga, ACEPTADLO Y FLUID. La incapacidad para aceptar es lo que genera el verdadero sufrimiento. Y como lo diría yo.

¡¡RELAJAOS DE UNA PUTA VEZ, CABRONAS!!

viernes, 5 de marzo de 2021

Últimamente

Iba a escribir una entrada profunda sobre cuestiones trascendentales de la vida pero esta semana no he actualizado aún, ya es viernes y voy tardísimo así que lo dejaré para mejor ocasión. ¿Y qué voy a hacer hoy? Pues pinchar un temazo.

Porque sí, a Ismael le pasa un poco lo que a Álex Ubago, que no son la alegría de la huerta pero tienen algunos temazos. A mi hay muchas letras de Ismael que me encantan.  Esta por ejemplo.


 

Y es que últimamente me pasa un poco esto. O sea, no como lo que le pasa a Ismael, no con alguien en concreto con el que has estado y al que echas de menos. Más bien al contrario. Alguien con el que no has podido estar (porque lo que no puede ser, no puede ser, la vida es así y estas cosas pasan) y tienes nostalgia en vez de hacia atrás, hacia adelante. Es decir, no echas de menos aquello que pasó sino que anhelas (que es, en realidad, otra forma de echar de menos) todo lo que no pasará en el futuro porque no has podido ni puedes estar con él.

¿Me explico? Seguramente no, se nota que es viernes y que no me da el cerebro para mucho más. Pero vamos, que como diría Ismael "en cada esquina acecha un ratero para robarme las felicidades" "la vida me parece una fiesta a la que nadie se ha molestado en invitarme" "planeo una huida, para rehacer mi vida, probablemente en Marte" "han de venir tiempos mejores, cometeré más errores, daré menos explicaciones y haré nuevas canciones" (o actualizaciones de blog) y sobre todo "últimamente me cuesta tanto, tanto, tanto no amarte".

Pues eso.