martes, 14 de septiembre de 2010

Do you speak English?

(Iba a escribir esta entrada en inglés porque sé que todos sois bilingües, pero bueno, mejor la traduzco por si las flies, ¿no?)

Hace años, cuando estaba empezando mi carrera, me recomendaron que si quería ser una superheroína de fama mundial, tenía que aprender idiomas. Por aquel entonces a mí el inglés se me resistía un poco, así que me fui pasar un verano a Inglaterra a ver si lograba darle un empujocillo al tema y sacarme el título.Como no conseguí prácticas con ningún reputado héroe hijo de la Gran Bretaña, me busqué un curro de camarera en un restaurante en el que todos los trabajadores habían ido a hacer los mismo que yo, es decir, aprender el idioma. En la plantilla había rusos, georgianos, italianos, argentinos y franceses, la mayoría de los cuales no entendía ni papa de lo que les decían los clientes y menos todavía de lo que les comentaban sus compañeros plurinacionales. Aquello era la Torre de Babel, ni más ni menos.

Ya os podéis imaginar las escenas de caos que se vivían en la cocina.

-I need a dish

-(Con cara de extrañeza) A fish?

-(Gesticulando y gritando más, como hace todo el mundo cuando no le entienden) No, a DISH

-(Flipando)¿¿¿A shit?????

-(Desesperada) A DISHHHHHHHHHHHHHHHHH!!!!!!!

-¿¿¿¿¿¿???????????

-Un plato, tronco, un plato, quiero un plato, ¿qué te voy a pedir en la coina? ¿Un elefante?

Pero las escenas realmente dramáticas se vivían con los clientes. Y eso que el tema se simplificaba al máximo porque el restaurante tenía menú del día y los comensales sólo podían elegir entre UNA carne, UN pescado y el menú infantil, que siempre era de fritos. Aún así en la mayoría de las mesas se terminaba jugando a las películas.

-I want PORK.

-¿¿¿¿¿¿ein?????

-¡PORK!

-¿¿¿¿???

-Me pork (el cliente ponía las manos detrás de la cabeza, imitando las orejas de un cerdo), she wants fish (el cliente movía la mano haciendo una onda, como si fuera un pez nadando).

El camarero de turno apuntaba el pedido y se iba a la cocina realizado, con la satisfacción del deber cumplido.

Luego estaban las conversaciones misteriosas.

-¿Cuánto rato has estado en esa mesa, ¿no?

-Es que me estaban preguntando si las carreteras de España estaban bien señalizadas.

-¿Tú estás segura de que te han preguntado eso?

-No sé, yo creo que sí...

O las proposiciones sospechosas que nunca se llegaba a saber si eran indecentes o no.

-Ése me ha dado un montón de propina y me ha dicho no sé qué

-Mujer, pues te habrá felicitado por hacer bien tu trabajo.

-No sé tía, me ha guiñado un ojo... y me ha señalado el escote

-Pues coge el dinero y pírate lo más rápido que puedas. Esa mesa la atiende mañana Diego.

En fin, un caos continuo. En esa estancia en el extranjero a mí sólo me quedaron dos cosas claras:

-Siempre me entenderé mejor con un francés que hable inglés fatal que con un ruso que hable inglés de pena. El francés por lo menos cometerá los mismos errores gramaticales que habría cometido yo, así que ya se sabe más o menos por donde van los tiros.

-El amor es el lenguaje internacional. Nunca había visto formarse tantas parejas plurinacionales en tan poco tiempo.

Cuando volví a España mi nivel de inglés no había cambiado mucho, pero sabía decir hola, adiós y los insultos básicos en cuatro idiomas, además de la lengua de Shakespeare. Mis profes no apreciaron mucho este interesante detalle multicultural y me catearon. Qué gente más sosa, de verdad.

8 comentarios:

  1. Jajaja, bueno, saber insultar en varios idiomas te servirá para cuando derrotes a los villanos internacionales.... encima de patearles el culo, les puedes decir cuatro cositas. Ganarás efecto.

    ResponderEliminar
  2. Muy divertido tu blog! Me temo que los españoles somos especialistas en eso de irnos a Inglaterra y no aprender ni papa de inglés. Aunque sabiendo insultar...realmente con eso es suficiente para tratar con mucha gente

    ResponderEliminar
  3. Exorsister, si los insultos son útiles en cualquier situación y lugar del mundo, imagínate cuando hay villanos de por medio. XD

    Doctora Anchoa, ¡gracias! Ahora que lo pienso, es verdad que de todas las nacionalidades de los camareros que estábamos allí, los que menos inglés aprendimos fuimos los españoles... ¿por qué será? XDDDDDD

    ResponderEliminar
  4. Hace mil años, cuando estuve en ultramar, mis conversaciones con extranjeros no eran en inglés sino, más bien, en interlingua.

    Eso sí, de ligar ni flowers. Para eso es mejor ser camarero de físico. Jo.

    ResponderEliminar
  5. Efe, creo que lo de ligar tenía más que ver con el tipo de vida que hacíamos que con la profesión: salir hasta las mil, cañas a todas horas, fiestas todos los días de la semana... luego que no podíamos ni llevar las bandejas, claaaaaaro XD

    ResponderEliminar
  6. O sea, que lo de ir al extranjero a aprender idiomas es un timo, ¿no? Jo, pues yo que quería ir a que me explotaran de freganchín en algún pub de mala muerte...

    Me has hecho recordar un vídeo cojonudo, a ver si lo posteo la próxima semana ;)

    ResponderEliminar
  7. Hombre, Zorro, no digo que sea un timo, digo que YO fui y no aprendí. Pero he oído historias de gente que fue y aprendió, leyendas urbanas como la de la chica de la curva. XDDDDDDDDDDDDD

    ResponderEliminar
  8. Me recuerda a una viñeta que vi una vez en la que el camarero viene con dos relojes despertadores en la bandeja y el comensal le dice a la pareja:
    "Me parece que no me ha entendido"
    XDD

    En esta vida, para tener un curriculum que se precie, se ha de pasar por un trabajo de mala muerte en la Gran Bretaña y sin entender ni papa, sí señora! :D

    ResponderEliminar

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.