miércoles, 29 de febrero de 2012

Pepiiiiiiita Pulgarcitaaaaaaaa

Hay días en los que la vida me viene grande, enorme, gigante, descomunal. Son esos días en los que ocurren cosas que me vuelven diminuta. Yo estoy allí, tan feliz, con mis lerdeces, y a la vida no se le ocurre otra cosa que hacerse la graciosa y mandarme uno de sus regalitos estupendérrimos, esos putadones innecesarios que ya se podía meter por donde amarga el pepino. Y entonces, de repente, empiezo a encogerme y encongerme hasta que me quedo minúscula. Microscópica. Y todo se complica.

Para empezar, soy tan pequeña que la gente ni me ve ni me oye. Grito con todas mis fuerzas para llamar su atención, para que sepan que existo, pero son tan grandes que mi voz no llega a sus oídos. Se mueven sin darse cuenta de que estoy y tengo que hacer milagros para que no me pisen con sus enoooooormes pies. Es horrible.

Sin embargo, es aún peor cuando reparan en mí y me recogen del suelo. Les parezco tan mona y manejable que me ponen una anilla en la cabeza y me usan de llavero, o me guardan en el bolsillo. Durante un tiempo todo va bien, pero enseguida encuentran algo mejor para llevar sus llaves o se cambian de chaqueta y se olvidan totalmente de que yo estoy en ella. Así que tengo que volver al suelo, a seguir por mi propio pie.

Pero soy diminuta y mis piernas microscópicas, por eso, aunque lo intento con todas mis fuerzas, aunque camino sin parar, estirando mis patillas a tope para alargar al máximo mi zancada, no avanzo. Yo ando y ando y ando y ando, pero nunca llego a ninguna parte, porque el mundo es infinto, inabarcablemente enorme para mi minúsculo tamaño.

Y entonces... siento que no puedo seguir. Que es demasiado. Que no tengo fuerzas para cargar con un peso pensado para seres mucho más grandes que yo. Que me han encogido sin razón, que no merezco ser tan pequeña y que todo sea tan tremendamente difícil. Que la vida duele demasiado y que no puedo más.

Hay días en que soy Pepita Pulgarcita, pero sin superpoderes. Y no mola. No mola nada.

martes, 28 de febrero de 2012

Telegrama informativo

TELEGRAMA INFORMATIVO DIRIGIDO A LOS SOLETES QUE SE HAN INTERESADO POR LOS RESULTADOS DE MI SEMANA CAÓTICA TOTAL.

Al final, la obra salió bien. STOP. Posiblemente fue la actuación más caótica, desordenada e improvisada que hemos hecho nunca, pero el público no lo notó, que es lo importante. STOP. Primera prueba superada. STOP. El examen de alemán ha sido, como era de esperar, un pequeño desastre. STOP. Aún me queda el oral, pero si en el escrito no he dado una, no sé cómo esperan que lo arregle de palabra. STOP. Ya os contaré. STOP. Mañana publico una entrada con más chicha que esta patochada, lo prometo. STOP. Besos para todos.

viernes, 24 de febrero de 2012

Todo bajo control

Que sí, que es verdad, que yo tendría que escribir una entrada hoy porque ya es viernes y hace dos días que no actualizo y tal... pero que llevo hora y media luchando con los verbos alemanes que tienen prefijos separables y sólo tengo una cosa que deciros: Ich weiss nicht. Pero nicht de nicht, vamos.

También es cierto que quien no se consuela es porque no quiere y aunque mi cate va a ser grande y hermoso, creo que no será el único. Hoy hemos tenido la última clase antes del examen y ha quedado demostrado que el 90% de mis compañeros están tan peces como yo o más. Lo cual es estar muy, pero que muy pez, ya os lo digo. Nuestra profe, que suele tomarse la vida con filosofía, hoy no sabía si tirarse al tren o al maquinista. Y no me extraña, la verdad, porque si después de cinco meses estamos así... creo que empezaremos a tener un mínimo dominio del idioma cuando el infierno se congele. Como pronto.

La opción en estos casos es confiar en que las últimas horas antes del examen son claves, porque es cuando se aprieta el acelerador y se adquieren los conocimientos mínimos. Ya os voy a decir yo lo que voy a estudiar este fin de semana: cero. Ni más ni menos. Sobre todo porque coincide con la muestra de teatro, otro tema que está controlado a tope. A escasas horas del estreno aún se oyen cosas como estas:

-¡Ah! ¿Pero tú sales en esta escena? No lo sabía...
-¡¡¡Que te vayas al otro lado del escenariooooooo!!! ¡¡¡Que te he dicho mil veces que entras por la derecha!!! ¡¡¡DE-RE-CHA!!!
-¿Que tenemos que cantar? ¿Y eso cuándo se ha decidido? ¿Y qué cantamos?
-No, que ahora me bloqueo y no me sale el texto, pero que en escena no me va a pasar...
-¿Empiezo yo? No, empiezas tú, ¿no? ¿Que en todos los ensayos he empezado yo? ¿Seguro?

Vamos, todo muy profesional, para inspirar confianza y eso. Mi profe, que suele ser un manojo de nervios en trances como estos, no sabe si cortarse las venas o dejárselas largas. Como ya la tenemos acostumbrada a que todo sea un desastre antes del estreno y que luego la cosa vaya bien, dice que confía en nosotros. Hace mal, os lo digo yo que he estado en los ensayos.

Así nada, muy bien, no tengo de qué preocuparme, todo está bajo control. Que la vida reparta suerte, porque como reparta justicia...

¡¡¡MADRE DEL AMOR HERMOSO!!!

miércoles, 22 de febrero de 2012

El caos total

Ya estoy instalada en el caos. Ooooooooootra vez. Vamos, más o menos lo mismo de siempre, pero con un punto y medio más de intensidad. Como en mi vida cuando llueve, diluvia, estos días se me han juntado dos o tres millones de marrones sin solución de continuidad. Así estoy, más p'allá que p'acá.

Para empezar, es semana de exámenes en mi particular año de los idiomas y como hace la tira de tiempo que no me enfrento a ninguna prueba de estas, pues es el drama total. Sobre todo porque no he pegado ni chapa y mi maravilloso plan de que las conjugaciones verbales alemanas me entraran en el cerebro por ósmosis, sorprendentemente, ha fallado. Así que me huelo un cate como un castillo. Por si acaso consigo cambiar mi más que probable destino, estoy hincando los codos a última hora, pero no hacen más que surgir imprevistos.

El peor es que dentro de nada tengo la muestra de teatro de mitad de curso. A la fecha de la actuación también hemos llegado (como siempre) con el agua al cuello, así que la obra sale fatal, ha cundido el pánico y mis compañeros quieren ensayar a todas horas. Que nos hace buena falta, estoy de acuerdo, pero yo necesitaría esos ratos para estudiar alemán, así que ya me veis, en el escenario, representando mi texto mientras pienso para mis adentros: "La segunda persona del verbo haber es has, ¿no? Yo creo que sí... ¿o era hat?" Y cosas parecidas.

Total, que voy andando por la calle mientras recito mentalmente mi texto de teatro y repaso vocabulario y estructuras germanas. Todo así, en plan max-mix. La cosa estaba medio bajo control hasta que el otro día mi coche decidió unirse al complot de los electrodomésticos y se negó a arrancar. Justo lo que me hacía falta. Por supuesto llegué tarde adonde quiera que fuera y luego tuve que llamar al seguro, a la grúa, llevarlo al taller... Otra tarde perdida y tres folios menos de expresiones alemanas que van a introducirse en mi cerebro, me temo. Y lo peor de todo es que aún no me han pasado la factura de la reparación. Sospecho que próximamente seré tuerta, si conocéis una buena tienda de parches, se admiten sugerencias.

Por si todo esto fuera poco, estos días también coincide que los Speedypadres tienen que pasar la ITV. Es normal que los superhéroes que llevan muchos años al servicio del bien tengan que someterse a exámenes periódicos para comprobar que siguen en plenas condiciones de salud, pero bueno, que hay que estar allí para hacerles mimos cuando acaban, porque no les gustan estos reconocimientos. Y allí me tenéis, intentando darles ánimos en alemán. Intentándolo, no consiguiéndolo, claro.

En fin, que mi vida es el caos. Y vosotros los empeoráis escribiendo y escribiendo y escribiendo para que no tenga otro remedio que leeros. A ver, que estoy enganchada a la blogoesfera, un poquito de sensibilidad. Si es que en el fondo todo es culpa vuestra.

lunes, 20 de febrero de 2012

Cómo son los "famosos" de la historia

Si no me gustara tanto contar cosas, creo que mi profesión favorita sería la de historiadora. Bueno, más bien la de investigadora de hechos históricos muy muy remotos. Porque son detectives del tiempo: buscan indicios, rastros, encuentran cuatro piedras y elaboran una explicación. Ellos lo llaman hacer hipótesis, pero a mí me parece que se inventan relatos, cuentos. Por eso las teorías históricas más asentadas cambian totalmente con el hallazgo de un microscópico trozo de hueso. Porque a partir de restos incompletos, aislados, los historiadores construyen un todo, que en el fondo, se han imaginado, han supuesto. Las cosas pudieron ocurrir como ellos dicen o de forma totalmente distinta. Depende de los que se descubra después.

En ese sentido su trabajo se parece un poco a escribir novelas históricas. Más documentadas científicamente y con una imaginación mucho más limitada, pero relatos inventados, al fin y al cabo. Y esa es la parte del trabajo del historiador que a mí me gustaría hacer. Imaginarme los detalles del pasado que, en realidad, nunca podremos saber a ciencia cierta porque no estuvimos allí.

A mí, en concreto, me intrigan mucho las personalidades de los grandes personajes históricos. Cómo eran en realidad, en las distancias cortas, los hombres y mujeres que han protagonizado las grandes hazañas y las peores catástrofes de la historia. Si Isabel La Católica, por ejemplo, ponía firme a Fernando en temas laborales, pero luego era una romanticona que se derretía cuando le dejaban flores en el tocador. O si Hitler la lió tan parda porque en realidad era un acomplejado de tomo y lomo del que se rieron en el colegio hasta decir basta. No sé, cómo eran esos que dejaron huella, para bien o para mal.

A algunos escritores de novelas históricas esto (lo de adjudicarles formas de ser a los "famosos" de la historia, digo) se les da genial. A mí me encanta, por ejemplo, cómo Pérez Reverte describe a Napoleón en Cabo Trafalgar. Yo también me imagino como él a Bonaparte, como un tío pequeño, pero matón, con una mala leche de flipar y al que era difícil dársela con queso.

Así relata Pérez Reverte la bronca que le echa Napoleón al ministro Decrés, que había enchufado a su protegido Villeneuve como jefe de la marina española, justo antes del desastre de Trafalgar y cuando el franchute ya había empezado a meter la pata. No sé por qué, pero a mí me parece que la bronca pudo ser así. O muy parecida. No tiene desperdicio.

"Así que oye, Decrés, dijo. Ya que ese imbécil enchufado tuyo está bloqueado en Cádiz y me ha hecho polvo lo del día D, hora H, dile que salga al mar, o a la mar, o a donde salgáis los puñeteros marinos de mis imperiales cojones, y se vaya al Mediterráneo, y allí, reuniéndose con la escuadra española de Salcedo en Cartagena, le dé un repaso a la costa italiana, que también necesita enseñarle un poquito el pabellón. Y si al salir de Cádiz ese comemierda se encuentra con los ingleses, que supongo que sí, pues que luche, copón. Que se joda y que luche. Y dile también de mi parte a tu niño bonito que como no salga inmediatamente, o sea, ya mismo, le voy a meter las charreteras de almirante por el culo antes de ponerlo a limpiar todas las letrinas de mi Grande Armée desde Brest hasta la frontera rusa. Y luego lo fusilo. A él y a su padre, si es que lo conoce. ¿Está claro, Decrés? Pues espabila. Que todavía no tengo claro si ese recomendado tuyo es un traidor o sólo es gilipollas"

¡Toma broncazo! Y a lo mejor hasta tenía voz de pito. ¿Os imagináis?

viernes, 17 de febrero de 2012

Asociaciones-putada

Vivimos a base de asociaciones mentales. Es muy raro que algo, cualquier cosa, sea sólo eso. Una falda a cuadros nos recuerda a un uniforme escolar y por tanto al cole donde estudiamos de pequeños. Un ordenador nos trae a la memoria interminables horas de curro o desternillantes conversaciones de messenger con amigos de toda la vida que ahora viven lejos. Un olor a un determinado producto de limpieza nos transporta a la cocina de casa de nuestros padres. Todo funciona así, por asociaciones.

Lo malo de este sistema es que va a su bola. Las asociaciones se forman cuando sea, muchas de ellas en el año catapún y mientras tanto tú sigues viviendo, quemando etapas y formando nuevas relaciones de ideas. Algunas sustituyen a las anteriores y, por ejemplo, esa calle grande deja de ser parte del camino infernal hacia ese curro del averno donde tu jefe te hacía la vida imposble para pasar a ser sólo el barrio donde está tu gimnasio. Sin embargo, otras asociaciones se niegan a ser sustituidas. El tiempo pasa, las cosas cambian y sin embargo las cabronas siguen allí, obsoletas pero inamovibles. Qué perracas.

Las asociaciones-putada (mejor empiezo a emplear términos técnicos para aclararnos, ¿no?) son los típicos huéspedes inoportunos que no saben reconocer cuándo empiezan a estar de más. Tú estás allí, bostezando lo más ostensiblemente que puedes, mirando el reloj sin el menor disimulo, quejándote de lo mucho que tienes que madrugar al día siguiente, y los tíos siguen repanchingados en tu sofá, sin darse por aludidos. Pues las asociaciones-putada lo mismo, pero en tu cerebro. No hay quien las eche.

Por su culpa, ese parque tan bonito de tu ciudad sigue siendo el sitio donde te dieron el primer beso y no el lugar donde entrenaste para ganar el campeonato que impulsó tu carrera deportiva o el destino preferido de tus sobrinos cuando sales de paseo con ellos. A causa de las asociaciones putada, tu película favorita ha dejado de serlo y no puede continuar siendo lo primero que quieres compartir con las nuevas personas que entran en tu vida. Y es que cuando la ves, ya no te enteras del argumento, sólo de la proyección de recuerdos que desencadena en tu mente y que te deja para al arrastre.

Las asociaciones-putada también tienen mucho que ver con que, de repente, el bar al que has ido toda la vida, ya no mole tanto como antes. Y no será que no te has corrido juergas allí antes y después de que apareciera la cabrita de la asociación, pero oye, eso da igual. Da lo mismo lo mucho que te hayas reído en ese sitio, ni que haya sido el lugar donde has celebrado tus cumpleaños más chulos, ni que esté al lado de tu casa y te venga al pelo para salir un rato cuando estás muerta de cansancio. La asociación se ha instalado allí y el bar pierde todos sus puntos positivos. Es así.

Así que, asociaciones-putada, desde aquí os lo digo: Suerte tenéis de que no hayan inventado aún una pastilla que os borre o bloquee, porque a mí me ibais a durar el canto de un duro, tirando por lo alto. Y cuidadito, que estoy fabricando relaciones mentales nuevas grandotas y musculadas, que os van a mandar a tomar aire fresco a la voz de ya y con una enoooooooooooooorme patada en el culo, de regalo. Lo lleváis crudo, compañeras.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Ingenio comprimido

Yo flipo. De verdad. Alucino con la creatividad de la gente. Es lo que más me impresiona de primeras. Después ya profundizo, claro, pero nada más conocer a alguien lo que más me llama la atención es la agilidad mental. La agudeza, la rapidez en encontrar una respuesta divertida. El ingenio. El ingenio me impresiona porque me parece la demostración más clara de inteligencia. Me flipa.

Por eso alucino con estos mundos interneteros, porque chorrean ingenio por los cuatro costados. La Red es tan inmensa que alberga lo mejor y lo peor, pero desde luego no se puede decir que no se encuentre creatividad a cada paso. Y los blogs no son una excepción. Hay creatividad a porrillo en las entradas, en los comentarios, en las respuestas a los comentarios... y sobre todo en los títulos.

La gente se rompe la cabeza para darle nombre a su rinconcito bloguero. Cada día me encuentro con dos o tres blogs con nombres tan geniales que me da una pena inmensa que no estén libres para usarlos yo si alguna vez empiezo otra aventura blogueril. "El mundo se me hace bola, y el minibar tiritando", "Pienso, luego tecleo", "El blogafantas", "Si es gratis, ponme dos", "En modo ameba"... No sé, son los primeros que se me han ocurrido, pero hay para todos los gustos. Es creatividad en estado puro. Ingenio comprimido.

Y para compresión, la de twitter. Todavía me queda mucho para cogerle el truco a este invento del infierno, pero ya me ha quedado una cosa clara: el ingenio que cabe en 140 caracteres tiende a infinito. No me da la vida para recopilar todos los tweets que me dejan alucinada cada día y hay talento incluso en las definiciones de los usuarios, lo cual ya es la repera, porque total, lo de la la definición es un trámite... Si las chorradas empiezan allí, ¿dónde van a llegar?

Pues eso, que flipo. Y que os dejo aquí unas cuantas, las últimas que me han hecho gracia, para que os anime este miércoles del averno, a ver si pasa rápido y llega el jueves, que no es más que un pre-viernes.

-Recibo el periódico de mañana, pero hoy, y salgo a salvar vidas. A eso me dedico, ¿entiendes?
-Nunca pierdo una discusión desde que descubrí que el argumento más contundente es repetir lo que tu oponente dice poniendo voz de subnormal.
-Los premolares definitivos aparecen sobre los 11 años.
-Esta sección está pendiente actualización. Poco a poco, ¿vale? Sólo soy una persona, jó. Yo es que me indigno...
-¿En una sola línea? ¿Qué soy? ¿Un pez?

¡Buen día a todos!

domingo, 12 de febrero de 2012

Por qué no actualizo

Creo que acabo de pulverizar el record de número de veces que se puede abrir y cerrar el borrador de una entrada sin conseguir terminarla. Ni avanzarla. Ni sacar nada en claro, así, en general. Y es que, en ocasiones, pasa eso. Que tienes algo que decir. Algo que retumba en tu cabeza, que se agarra con fuerza pegajosa a las paredes de tu mente y que quieres sacar de allí por medio de palabras. Pero no puedes. O no sabes.

Puede ser por muchas razones: porque son temas complejos difíciles de condensar en poco espacio, o ideas abstractas complicadas de concretar o historias que vienen de lejos, ininteligibles para los que no las han vivido desde el principio. Otras veces lo que ocurre es que son pensamientos negativos que no deberían estar allí. Y esos son los peores.

Porque tú no quieres pensar eso. Querrías creer otra cosa, tener otra opinión. Pero es la que tienes. Y como no puedes cambiarla, procuras no decirlo, no pensarlo, sacar el tema de tu mente. Tampoco lo logras, así que vuelves al plan original, al de usar las palabras para arrancar ese mejunje pegajoso de las paredes de tu azotea. La idea es variar la ubicación: mente, papel, olvido.

Pero las palabras no colaboran. Se agolpan en la puerta de tu mente para salir y después salen las menos adecuadas, a trompicones, desordenadas. Son palabras feas porque no querrías pensarlas y mucho menos decirlas. Las pronuncias por obligación, porque no se te ocurre otra manera de librarte de ellas, de que se vayan para siempre.Y cuando las ves escritas no te gustan. Y borras. Y empiezas de nuevo. Y vuelves a borrar. Y cierras el cuadro de edición de la entrada, para ver si después de un rato la cosa mejora, pero cuando lo abres después sólo consigues repetir el proceso. Y una hora y siete millones de intentos después estás como al principio. Así que te rindes.

Y no actualizas.

viernes, 10 de febrero de 2012

La importancia de un Control+Z

Cualquiera que se haya pasado de vez en cuando por aquí a estas alturas ya habrá notado que soy atecnológica perdida. Esto es así, qué le vamos a hacer. Cualquier cacharro con cierta complicación técnica, la que sea, se rebela en cuanto me huele: un ordenador, un lavavajillas, un exprimidor... Todo tiene un 90% más de posibilidades de fallar si yo estoy cerca. Es lo que hay.

Con este panorama ya podréis imaginar que no soy muy fan de la informática porque son incontables las veces que por su culpa he perdido un trabajo de 100 folios recién acabado, o un correo ha terminado en la bandeja de entrada de alguien equivocado o me he quedado sin fotos de mi último viaje chulísimo. Así que no, la informática y yo no terminamos de cuadrar. Aunque tengo que reconocer que hay algunas funciones de los ordenadores que están requete-bien pensadas. Y que ya me gustaría a mí que existieran en la vida real. Como éstas:

-Control + Z: ¿Un botón de DESHACER? Quiero uno PERO-QUE-YA. Para taaaaaaaaantas cosas: para eliminar un comentario a destiempo que se me ha escapado cuando estoy en modo boca-chancla, para evitar ese tropezón que acaba conmigo y dos viandantes más tirados en la calle y con 3 moratones nuevos en cada pierna, para anular una mala decisión... Y para estar tranquila, qué leches. Que eso de poder hacer cualquier cosa en el ordenador sin pensarlo dos veces porque total, "ya si eso, luego le doy a deshacer", pues la verdad, es un descanso.

-Reset: Otro grandísimo invento, el botón maravilla. Sea cual sea el fallo que te esté dando el coñazo, resetea que cuando reinicies es muy probable que todo funcione con normalidad. La cosa es que cuando este milagro de andar por casa no surte efecto, no se nos ocurren muchas más alternativas... Pero bueno, mientras funciona, funciona.

-Borrar información del disco duro: Grabo malos momentos (por lo de aprender en la vida y tal) en un CD que escondo en los más hondo de mi armario y los borro de la memoria, que así me queda limpia y preparada para almacenar todo lo bueno. ¿Dónde hay que firmar?

-Vista previa: Gran idea donde las haya, porque muchas veces como ves tú lo que escribes y como lo ven los demás se parece lo mismo que un huevo a una castaña. Y con deciros a los usuarios de blogguer, párrafos perfectamente alineados en la edición de una entrada y luego cada uno a su puta bola cuando se publica la entrada en el blog, creo que os lo digo todo. Pues en la vida un poco lo mismo, que tú haces una cosa queriendo significar A, y la gente entiende B... y que igual con un "vista previa" te habrías dado cuenta de que esa A se entendía regular... y la habrías hecho mejor O tal vez no. Pero por lo menos habrías podido decidir.

-Pause: Esto ya sería la repanocha montada en bicicleta. ¿Os imagináis? Poder parar el tiempo un momento para pensar qué te conviene hacer o decir en cada situación. Esto es un filón en absolutamente todas las facetas de la vida y más que en ninguna en el ligoteo. Se acabaron los "ayyyyy, tendría que haber estado más rápida y pedirle su teléfono" y los "joooo, si se me hubiera ocurrido esta contestación tan ingeniosa en el momento la habría tenido en el bote" y los "¿eso era un momento-beso? No sé, parece que me miraba fijamente... pero entre buscar las llaves, que pasaba el vecino, la lluvia, no sé, todo fue muy rápido, ¿era un momento beso?"

Moción para que los cerebritos de la Nasa dejen de perder el tiempo intentando llegar a otros Planetas y se pongan YA  a investigar cómo tener todas estas funciones informáticas en la vida real. ¿Votos a favor?

martes, 7 de febrero de 2012

De guardia

En el decálogo de normas juerguísticas que regulan el buen discurrir de las noches de fiesta hay dos básicas que nunca deben olvidarse:

-Si triunfa uno, triunfa el equipo

-Siempre que te toque hacer una guardia, hazla, porque nunca sabes cuándo vas a necesitar que te hagan a ti una.

Las guardias son los típicos favores que le haces al amigo/a de turno para facilitarle que encuentre el amor de su vida de esa noche. Hay guardias de muchos tipos. Unas consisten en quedarte hasta las siete de la mañana (o la hora que haga falta) en el bar, aunque los tacones te estén matando, porque los tortolitos son de velocidad moderada y les esá costando cerrar las negociaciones. En otras el tema es entretener a los amigos del objeto de deseo de tu amigo/a, para que puedan tener intimidad suficiente para llegar a acuerdos. Hay algunas subclasificaciones más, pero sería largo de explicar...

Total, que a mí me tocó el otro día hacer una guardia del segundo tipo y allí estábamos, los dos tortolitos, el amigo del Tortolito y yo, tomándonos la caña más infinita de mi vida. La cosa es que éramos probablemente las cuatro personas más distintas del mundo y si en estas situaciones ya cuesta normalmente mantener una conversación medio normal, ni os cuento la charla que llevábamos nosotros. A mí me costaba incluso seguir el hilo... no os digo más. Sin solución de continuidad se oyeron cosas como estas:

Tortolito.- Pues me llevé a mi última novieta a la playa... (Tortolito, si empiezas a enumerar tus últimas conquistas Tortolita se va a indignar y las negociaciones van a ir a paso de tortuga. Me veo aquí de cañas hasta las próximas navidades, un poquito de por favor)


Tortolita.-Sí, te entiendo, yo este verano he estado con Jaimito y Zrutanito... (Ahhhh, que es una competición, perdón, que no lo había pillado)


Amigo de Tortolito.- Pues yo soy super buen novio, si estuvieras conmigo te levantarías cada mañana dando gracias a la vida por la suerte que tienes (Vale, ahora es la pausa para los anuncios, ¿cada uno tiene dos minutos para hacerse publicidad? Bien, pues yo soy una contadora de cosas estupendísima)

Tortolito.-El modelo sanitario actual no sólo es deficitario, es insostenible, todo el mundo debería pagar un mínimo para que le atendieran y así evitar los abusos de este servicio. (Einnnnn???)

Tortolita.- La Sanidad tiene que ser gratuita y universal. ¿Cómo? No lo sé, pero debe ser así (¿Cuándo hemos pasado al debate de cuestiones sociales? He cerrado los ojos un momento y me he debido de quedar traspuesta)

Amigo de Tortolito.- Pues yo no le doy ninguna importancia a la delantera en el físico de una chica, he tenido novias planas y con mucho pecho. (A verrrrrrrr, amigo de Tortolito, vamos a centrarnos, las negociaciones son de ellos, tus gustos ahora tiene claramente una relevancia mínima. No alarguemos esto más de lo necesario, que yo mañana curro)

Tortolita.- Hombre, pues yo tengo una delantera estupenda, pero un trasero aún mejor, y sin embargo en lo que más se fijan los chicos son en mis lolas. Y eso que tengo un culo es-tu-pen-do. ¿verdad Tortolito, que tú me lo has visto y lo tengo es-tu-pen-do?

Tortolito.- Verdad, verdad.

Aja, palabra clave, negociaciones encarriladas, fin de la guardia, hora de hacer mutis por el foro.

Yo.- Amigo de Tortolito, nos vamos, que es taaaaaaaaaaaaan tarde y mañana es lunes.

Amigo de Tortolito.-Yo me tomo una más.

Yo.- No hijo, no, TÚ TE VIENES (Me vas a chafar tú el final de las negociaciones con lo que me ha costado encarrilarlas)

Hay que ver, estos aficionados, no reconocen en fin de una guardia ni a tiros.

sábado, 4 de febrero de 2012

Así empezó todo...

Al principio hubo en una explosión y después del Big Bang las primeras moléculas empezaron a agruparse para formar el germen de lo que después llamaríamos el Planeta Tierra...

Que noooooooo, tranquilos, no me voy a remontar tanto al pasado, pero sí unos cuantos añitos. Porque estaba tratando de recordar cuando empecé a decir chorradas, así, más elaboradas, y la verdad es que hace ya la tira de tiempo. A ver, que yo tontadas descomunales las he dicho siempre (como supongo que a estas alturas ya habréis sospechado), pero eso de pensarlas un poco más para darles forma.. eso creo que es un vicio que cogí en los años en los que estudiaba para ser contadora de cosas.

En aquellos tiempos no sabía lo que era un blog ni por asomo, así que casi nunca escribía mis lerdeces y las soltaba por cualquier otro medio, el que me pillara más a mano. En aquel entonces me juntaba con unos cuantos notas tan girados como yo o más, por lo que la manía fue creciendo y creciendo. De esos barros vienen estos lodos... y aquí me tenéis, mil años después, con mi propio blog de chorradas.

Y de esto me he acordado porque el otro día me encontré en Internet, de casualidad,  la chispa que lo desencadenó todo. Un manifiesto masculino, en clave de humor, que en aquellos momentos circulaba de unos correos electrónicos a otros. Lo cogimos, lo analizamos, lo despellejamos un poco... y el resultado nos gustó tanto que seguimos haciéndolo con todo lo demás. Y ahora continuamos haciéndolo.

Total, que me ha traido recuerdos bonitos y quería compartirlo con vosotros. Y además, así no podréis decir que este es un blog de chicas en el que sólo se da el punto de vista femenino. Chicos... es vuestro momento: disfrutadlo.

MANIFIESTO DE UN HOMBRE INCOMPRENDIDO

Querida mujer

1.- Si quieres algo, pídelo. Dejemos esto en claro: LOS HOMBRES SOMOS SIMPLES. Las indirectas sutiles no funcionan. Las indirectas directas no funcionan. Las indirectas muy obvias tampoco funcionan.Di las cosas tal como son.
2.- Si haces una pregunta para la que no quieres respuesta, no te extrañe recibir una contestación que no quieres oír.

3.- Somos SIMPLES. Si te pido que me pases el pan, por favor, solo quiero decir eso. No te estoy reprochando que no está puesto sobre la mesa, no hay segundas intenciones ni mensajes ocultos... De verdad, todos los hombres SOMOS SIMPLES.


4.- A veces no estoy pensando en ti. No pasa nada.

5.- Domingo = Parrillada o Pizza = Amigos = Cervezas = Fútbol en la Tele. Esto es como la luna llena o la marea. No se puede evitar.

6.- Cuando tengamos que ir a alguna parte, absolutamente cualquier cosa que te pongas está bien. DE VERDAD.

7.- La mayoría de los hombres tenemos tres pares de zapatos. Insisto SOMOS SIMPLES.  ¿Qué te hace pensar que sirvo para decidir cuál de los treinta que tienes tú te va mejor?



8.- Tienes suficiente ropa. Tienes demasiados zapatos. Llorar es chantaje.
9.- Respuestas sencillas como un "SÍ" o un "NO", son perfectamente aceptables para cualquier pregunta.

10.- Si te pregunto si pasa algo malo y tu respuesta es "no, nada", te creeré y reaccionaré como si nada malo pasara.
11.- Un dolor de cabeza que dura 17 meses es un problema. Que te vea un médico.


12.- Regla genérica: Ante cualquier duda sobre nosotros, piensa siempre lo más sencillo. Recuerda, SOMOS SIMPLES.

¡¡¡¡OIDO COCINA!!!!!

(Aunque sigo sin entender nada, me temo...)

miércoles, 1 de febrero de 2012

Coco de la Jungla

Hola, soy Coco de la Jungla y voy a enseñaros la diferencia entre estar tranquilamente en la pradera y molestar en la cacería. Pequeños depredadores que me leéis desde vuestras cuevas, prestadme atención porque es importante que aprendáis a diferenciarlo.

Cuando dejéis de ser cachorros y empecéis a participar en las expediciones de caza, os daréis cuenta de que las praderas están llenas esos días. Hay gacelas totalmente a su bola tomando el sol y otras más atentas a lo que se cuece, que se dejan cazar o ponen sus propias trampas según lo que les convenga. En la pradera también hay mucho depredador ademaś de vosotros, por lo que debéis cumplir unas normas básicas que ayuden a mantener un poco el orden.

Si os interesa una gacela, localizadla, apuntad y atacad. Nada de marear la perdiz con saltos de prueba, acercamientos tácticos que nunca llegan a completarse y arrepentimientos de última hora. Si tenéis que limpiar la cueva, o afilaros las garras o resulta que sois vegetarianos, lo pensáis antes, que las gacelas no están para aguantar vuestras tonterías de hoy sí y mañana no. Pertenecéis al grupo de los depredadores, los reyes de la selva. Un poquito de seriedad.

Ya sé que las cacerías, sobre todo las primeras, son difíciles, así que es normal que al principio os marquéis como objetivo varias gacelas, por si falláis. Mi larga experiencia de supervivencia en el Barrio Sésamo Selvático demuestra que quien mucho abarca, poco aprieta y que con esta táctica se terminan escapando todas, por una cosa o por otra. En todo caso allá vosotros, ya aprenderéis a coscorrones. Eso sí, un consejo de Coco: más vale que las gacelas sepan que os dedicáis a la caza múltiple y que estén de acuerdo, porque como se enteren por sus propios medios, vais listos cachorrillos. De poco os va a servir estar al principio de la cadena alimentaria.

Y la última y más importante lección de hoy: NO ESTORBÉIS. Si un día no tenéis hambre, o no os quedan fuerzas para cazar o no habéis visto ninguna gacela que os convenza, no pasa nada, es normal, no hace falta que ataquéis. Pero por favor, ni se os ocurra estar remoloneando alrededor de la presa, que si mira que huesos más bonitos he enterrado, que si que verde está la hierba hoy.... ¡NO! Dejad el campo libre a otros depredadores que sí tengan ganas de guerra, que bastante tiene la gacela con sobrevivir y aclararse de qué va el tema en la pradera, como para haceros de niñera, ¡hombre ya! Eso de "si no puedes ayudar, molesta, lo importante es participar", no se aplica en estos casos.

Y ésta, cachorrillos, es la lección de hoy. Sed buenos.