lunes, 27 de febrero de 2023

La maldición de la entropía y el ataque del caos

Dice Rosa Montero en El peligro de estar cuerda muchas cosas interesantes. Una que me llegó al alma porque fue como si me viera por un agujerito es cuando habla de la maldición de la entropía.. 

"Siempre supe que el destino final del universo es el desorden y que el caos es una bestia colosal dispuesta a abalanzarse sobre ti para zamparte entero».

Porque mi sensación es exactamente esa. No que yo sea desorganizada. No que sea yo la que genera el desorden, sino que es el caos el que me persigue, el que me invade, el que se estira y se extiende hasta colapsarlo todo. Es como un tsunami, un océano de detritus, un monstruo marino con vida propia que crece sin que yo pueda hacer nada para evitarlo. 

No soy desordenada, sufro el ataque del caos. Un poquito de comprensión.

miércoles, 22 de febrero de 2023

Un mundo de posibilidades


 

Totalmente de acuerdo con Maya. 

Lo mejor es enamorarse, el proceso. Creo que es por LAS POSIBILIDADES. De todo

Las potencialidades de maromazo de turno, antes de que lo conozcas de verdad. Antes de que se confirme o se desmienta, a lo mejor es listo, a lo mejor es sensible, a lo mejor es bueno, a lo mejor es divertido. Puede que le gusten, como a ti, más lo perros que lo gatos. Quizá tenga tantas ganas como tú de ir a Nueva York. Todo lo bueno es aún posible.

Las oportunidades de que ocurran cosas guays. De encontrártelo por la calle cuando menos te lo esperas y que te anime un día chof. De tener una conversación que te caliente el corazoncito (y otras partes del cuerpo, de paso). De sentir ese chispazo mágico. De notar que te mira. De que hoy, POR FIN, se cosque del tema después de un mes de estar a por uvas.De esperar con ansía y disfrutar todas vuestras primeras veces de todo.

La ocasión de soñar. De que suban a Netflix la película mental que te has montado sobre vosotros.De ser exagerada. De emocionarte. De pensar que esto es por fin lo que tanto llevabas esperando. De CREER.

Enamorarse es tener delante un mundo de posibilidades. Y mola.

domingo, 19 de febrero de 2023

El retorno de la media castaña

Ya lo decía el otro día: la vida es circular.

Me he vuelto a cortar el pelo y mi siempre incontrolable estilismo capilar se ha vuelto, otra vez, más incontrolable que nunca. Así que, de nuevo, he vuelto a recurrir para medio disimularlo a una pseudo coleta que no sé muy bien como calificar ni describir. Y cuando iba a venir aquí a contároslo, me he dado cuenta de que se ha producido un fallo en Matrix y que esto ya lo había vivido. No cortarme el pelo, no agonizar para encontrar la forma de dominarlo, sino pasar por el blog para compartir mis tribulaciones de indefinición estética.

En aquel momento recurrí al espíritu de El Señor de los Anillos para tratar de que os hicierais una idea del intento de arreglo de mi bullullu capilar. Como siempre pasa, los comentaristas son sabios y no sólo entendieron perfectamente un concepto fatalmente explicado por mi, sino que me pusieron en los comentarios una foto y la denominación técnica de este dudoso look. Lo llevaba Beckham en sus primeros años en el Madrid y se llamaba "media castaña". ¿Cómo os quedáis?


(Ha pasado tanto tiempo que ahora ni siquiera encuentro fotos exactas. Era una mezcla de estas dos, no tanto pelo como la primera, no tan corto como la segunda)

Total, que eso me facilita el trabajo, porque si restamos las consideraciones previas, sólo necesito un par de líneas para deciros que ya está en sus pantallas "La media castaña II" o lo que el lo mismo "El retorno de la media castaña". Que tiene que ser una peli de terror, porque con esos pelos de paciente recién fugada de una institución psiquiátrica, de otro género no puede ser. Y que ojalá, OJALÁ, me quedara con un cuarto de estilo que le quedaba a Beckham. Pero claro, yo no tengo ese cuello poderoso de mastodonte ni esa nariz recta y perfecta de supermodelo. Ni esas mechas, ya que estamos. Y así, claro, tampoco se puede competir.

Ale, por la sombra bombones.

miércoles, 15 de febrero de 2023

Una narratriz sin varita mágica

 

Esto lo vi en Twitter el otro día, no guardé el tuit y ahora no encuentro el autor, si alguien lo sabe ahí tiene los comentarios. Era una profe, creo, cuyo alumno de intercambio francés se había hecho un poco lío de idiomas y había inventado en un examen un término TAN GUAY que debería existir en castellano: narratriz. NARRATRIZ. ¿A que mola?

Es sonoro, contundente, abarca un enorme campo semántico molón al máximo y además da un poco de consuelo cuando hace falta. A mi, al menos. Os cuento.

La semana pasada tuve una de esas sesiones de tormentoEscritura en la que sufres como una perra porque no consigues que la cosa avance ni pa'lante ni pa'trás. Fue uno de esos ratos en los que de verdad llegas a creer que se te ha secado el cerebro como a Don Quijote y que nunca más vas a tener una buena idea. Como suelen hacer, Daina y PorCU, los trolls de mi cabeza, aprovecharon la ocasión para hundirme: que si eres inútil, que si no sirves para esto, que si por qué no lo dejas de una vez..

Y entonces este término intervino cual superhéroe salvador y pensé que igual no soy lerda, que a lo mejor lo que pasa es que soy narratriz. Porque es lo que he hecho desde siempre en este blog, lo que me brota natural: TRANSFORMAR más que crear desde cero. Coger una escena, un personaje real, un sentimiento verdadero y estirarlo, retorcerlo, sacarlo de contexto, mezclarlo hasta que surge algo nuevo, algo mío. NARRAR lo que veo después de pasarle mi filtro. Eso me sale sólo, no me exige ningún esfuerzo. Sin embargo inventar de la nada hay días que me cuesta la vida misma.

Y después seguí pensando y me di cuenta de que esto le pasa a todo quisqui, hasta a los seres sobrenaturales. Porque la madrina de Cenicienta necesitó la calabaza para hacer aparecer la carroza y no habría habido caballos para tirar de ella si los ratones no hubieran estado allí. Y si a ella que tiene varita y polvos mágicos le hace falta  materia prima de la que partir, pues a mi también.

No soy inútil, soy narratriz. No me quitéis la ilusión.

domingo, 12 de febrero de 2023

Febrero tristón

 

Un ejemplo más de que la vida es circular. Vi este vídeo el año pasado, o quizá antes, no lo sé. Pensé en hacer una entrada y estoy convencida de que lo puse en borradores. A lo mejor me acuerdo mal porque ahora no lo encuentro o a lo mejor lo borré en un ataque de limpieza digital. Aunque bueno, la segunda opción la veo extremadamente poco probable dado que tengo más de 300 entradas sin publicar, no creo que una más me supusiera un problema. 

El caso es que hace unos días el vídeo volvió a hacerse viral y yo lo archivé de nuevo para publicarlo más tarde. No veía la ocasión y pensaba que se me iba a pasar febrero otra vez sin colgarlo en el blog pero hoy tengo tan pocas ganas de escribir, pero tan tan tan tan tan pocas ganas de escribir, que viene mucho al caso porque se me ha caído el alma a los pies y me identifico total con febrero tristón.
 
Pocas sensaciones más malas que querer escribir y no poder, tener las palabras atascadas en los dedos, que las ideas permanezcan difuminadas sin cobrar forma, que los comienzos no sólo no lleguen a finales sino que apenas consigan pasar del recibidor. 

Febrero está triste y yo también. A lo mejor me lo ha contagiado él.

viernes, 10 de febrero de 2023

Compis de TrenAventuras

En el emocionante concurso/deporte de riesgo que es coger el cercanías para ir a trabajar, se encuentran inevitablemente aguerridos compañeros de fatigas. No sabes como se llaman, no has hablado nunca con ellos, pero sientes que los conoces de siempre. Las emociones fuertes unen mucho y pocas actividades tan imprevisibles, fortuitas y sorpresivas como cazar un tren que pasa cuando le sale del mismísimo unicornio.

Nunca las habéis comentado, pero tenéis una historia común de batallitas ferroviarias. El día que no llegasteis a trabajar porque había huelga, suspendieron el servicio, a nadie se le ocurrió poner un triste cartel y os quedasteis todos tirados en el andén. El día que hubo una avería, convirtieron el Tren al Fin Del Mundo en cercanías, tampoco tuvieron la feliz idea de explicarlo y casi acabáis montados todos en un vagón rumbo a Singapur. Los incontables días que se retrasa tanto que os planteáis ir andando, en plan Camino de Santiago, porque sea cual sea vuestro destino, vais a llegar antes.

Controláis vuestros horarios y podéis deducir el retraso que acumularán en el curro a partir de su cara de agobio. Notáis cuando han pasado mala noche y se les han pegado las sábanas y cuando es viernes y el cuerpo lo sabe. La mañana que faltan os debatís entre la envidia por si tienen fiesta y la preocupación por si están enfermos.

Todos tus compañeros de aventuras ferroviarias se han ganado un hueco en tu corazón, pero es inevitable tener un favorito. El mío es, sin duda, El Chico Del Tren (ECDT). ¿Por? Sobre todo por el misterio, creo yo.

La mayoría de mis compis de TrenAventuras se suben en la misma parada que yo, así que compartimos inicio, fin y anden-purgatorio de sufrimientos intermedios. Lloramos juntos, nos agobiamos igual, nos indignamos a la vez. ECDT no. ECDT ya está cómodamente sentado cuando nosotros subimos y se queda en su sitio cuando bajamos, lo que suscita las inevitables preguntas filosóficas de la vida: ¿quien es? ¿de dónde viene? ¿a dónde va?

Ese halo de intriga se incrementa porque es la imperturbabilidad en carne y hueso, la serenidad hecha persona talla XXL. Se pone siempre en el mismo asiento del mismo vagón mirando siempre por la ventana como un mar en calma. Incluso aunque el cercanías que (supongo) le lleva a algún lugar al que (imagino) debe llegar a una hora determinada acumule un retraso inaceptable. Él no se pone nervioso, no se frustra, fluye sobre las vías sin luchar.

Y entonces me da por pensar que la información es poder, pero también tranquilidad y que la clave estará en que él sabe algo que nosotros no. Al fin y al cabo, ya está allí cuando el resto de los pasajeros llegamos. Seguramente ha presenciado el motivo del retraso, entiende los motivos de este tormento eterno. Si has vivido el origen del caos lo toleras mejor, ¿no? Será eso.

No conozco de nada a ECDT y, sin embargo, me parece conocidísimo. Tanto, que el otro día que quitaron la obligatoriedad de las mascarillas y le vi todos los rasgos por primera vez pensé: "¡qué raro está! Esa no es su cara". Tanto, que el día de la casi excursión involuntaria a Singapur me faltó nada y menos para sentarme a su lado a preguntarle por el bullullu de los cambios de tren. No es una forma de hablar, me di cuenta a menos de medio metro que iba directa a su asiento a comentar la jugada. Y me pregunto, ¿si me hubiera puesto allí tan pancha a hablarle como si nos conociéramos de algo qué habría pensado él?

-¿Pero usted quien es? ¿Vende libros puerta por puerta?

Seguramente.

lunes, 6 de febrero de 2023

Recomendaciones para mi manual de usuario

Hay muchas cosas para las que unos consejos previos, así como truquillos para hacerlo todo más fácil, vienen que ni pintados. En un curro nuevo, en una ciudad a la que te acabas de mudar... en casi todo.

El otro día pensé que no estaría mal que las personas vinieran con manual de instrucciones. Un librito que tuviera apartados específicos para explicar los procesos más complejos, advertencias sobre los riesgos más comunes y consejos para una mejor experiencia de usuario. En el mío creo que estas recomendaciones para una convivencia feliz vendrían en negrita y subrayado.

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jueves, 2 de febrero de 2023

Denominaciones técnicas

Si es que al final todo tiene nombre en esta vida. 

Resulta que los que se pasan meses mirando en internet precios, características y prestaciones del próximo teléfono que van a adquirir y se prueban ocho millones de vaqueros antes de llevarse unos a casa no son unos MariAgobios. Y los que enseguida encuentran algo que medio les convence, no se dan más mal, lo compran y se acabó la presente historia no son unos tranquilones especializados en fluir y dejarse llevar.

Aquí las denominaciones técnicas:

 -Los maximizadores se concentran en elegir la mejor opción, lo que ellos llamarían como la opción perfecta.

-Los satisfactores simplemente eligen lo primero que cubra sus criterios, y siguen adelante; no le dedican tiempo a tomar la decisión ni pierden un minuto pensando si de verdad han elegido la mejor opción.

 

Ahora la pregunta es: ¿dónde estaba la fila para tener la potra de ser un satisfactor y por qué leches no me puse en ella?