Bueno, pues atendiendo las peticiones, voy a seguir con mis piradas de pinza.
Bichejo
Lo que sé
Bich es de Sitio Misterioso, pero estudió en Madrid y vive allí desde hace años. Trabaja en la Gran Empresa, donde conoció a Novio y después de algún tiempo de mandarse mensajes de "amor todo el rato siempre" por el correo interno y de hacer el "cuelga tú, noooooo, cuelga tú, no túuuuuu" por las extensiones telefónicas del curro, se han casado. A Bich le gustan las pinturitas (de hecho, tiene un blog con Jezabel solo para este tema) y le encanta, le encanta, le encanta, leer. Es fuerte, un poco Doña Dramas y rubia. O eso dice ella, porque de tonta no tiene ni un pelo ;P
Lo que me invento
En realidad, Bichejo es el nombre artístico de Sandra, que trabaja como entrenadora de delfines en el Oceanográfico de Valencia. El gusanillo de esta profesión le entró en los veranos de su infancia, cuando iba a las playas de Murcia con todo su tropel de primos y disfrutaba a tope de mar y la fauna marina. Ahora es la estrella del espectáculo acuático, la que hace la triple voltereta desde los hocicos de los delfines, pero su trabajo le ha costado. Tuvo que discutir, y mucho, con su antecesor, Fernando, que se negaba a pasar el testigo. Con el tiempo lo asumió y empezaron a trabajar juntos para participar en las próximas olimpiadas de delfines tripulados por humanos. Cuando las haya, claro.
Raindrop
Lo que sé
Poco, en realidad, porque soy casi una recién llegada a su blog. Sospecho que es ingeniero o se dedica a alguna profesión relacionada con mates y ciencias exactas, pero tiene alma de poeta. De poeta todoterreno, además, porque lo mismo se saca de la manga un pensamiento bonito con las olas del mar, que con el óbolo de Caronte, que con una horquilla que ha visto en el suelo. Ahora que no nos oye, os digo que está un poco p'allá. Pero para bien, ¿eh? ;P
Lo que me invento
No puedo decir el nombre real de Raindrop porque en su profesión el anonimato es vital. Y es que, si eres el negro de Ana Rosa Quintana, esa información tiene que irse contigo a la tumba. Raindrop sustituyó al anterior negro de AR, el del "fallo informático" y ahora se dedica a escribir los editoriales de su revista y las etiquetas de las colonias que saca al mercado cada Navidad. Hace tiempo que quiere dejar ese trabajo, pero necesita ahorrar para poder realizar el sueño de su vida:
escalar el Everest. Como terapia para no cortarse las venas por su curro actual y para dar salida a su talento, escribe un blog que seguro que ya conocéis: Close2u.
$MK
Lo que sé
Pues lo que él cuenta en su blog... pero no sé si creérmelo. Dice que es agente de la Tia y que vive en Málaga, en la Rue del Percebe. El tema es que yo sospecho que nos la quiere dar con queso, más que nada porque soy la presidenta de la comunidad de ese edificio de comic y no me suena que sea vecino de ninguna escalera. Está muy loco, tiene mucha chispa y su biblia es "Groucho y yo". Con eso os lo digo todo.
Lo que me invento
$everino Marcial Kondor es jardinero jefe en Palacio de Versalles. Dada la extensión y espectacularidad de su lugar de trabajo, ya os podéis imaginar que es un tipo ocupado, pero aún así no deja de lado su verdadera vocación: leer el futuro. Tiene una enoooooooorme bola de cristal tamaño XXL con la que puede ver todos los acontecimientos que están por venir: terremotos, accidentes, ciclones... Lo sabe todo, pero absurdas reticencias éticas y no sé qué leches de interrumpir el continuo espacio-tiempo que puede causar el colapso del universo, le impiden avisarnos con antelación. Que ya le vale al Severino, también, podía habernos advertido por lo menos de este pedazo de crisis... que chivar esas pequeñeces no va contra las normas.
Exseminarista Yeye
Lo que sé
Que tiene muy poco de ye-ye y menos aún de seminarista. Es investigador en La Laguna, en Tenerife, le gustan muchos tipos de chicas y tiene unas ideas políticas muy claras que defiende con convicción. Le gusta leer y se mete tanto en las historias que si sospecha que un personaje va a hacer una tontería, tiene que cerrar el libro para no saberlo. Ayyyyyy, si es que los que van de duros son los peores XDDDDD
Lo que me invento
Exseminarista no miente en su blog. Es cierto que trabajó en un centro de investigación de la Laguna, pero hace años, cuando aún era seminarista. Ahora ya no lo es, como tampoco es un humano corriente. En uno de los experimentos sobre invisibilidad en los que colaboraba, se produjo un problema, las cosas se descontrolaron, su materia sufrió cambios moleculares y se quedó traslúcido. Vamos, que no llega a ser invisible porque le falta un punto de transparencia. Su nueva condición le permite dedicarse al trabajo más chulo del mundo: generador de arcoiris. Se pone en la trayectoria de cualquier rayito de sol y ¡magia borrás! ¡arcoiris al canto! ¿a que a todos os gustaría poner eso en vuestro curriculum?
Y ya vale por hoy, ¿no?
miércoles, 28 de marzo de 2012
lunes, 26 de marzo de 2012
Inventando vidas
Veeeeeeenga, voy a picar. Como no tengo conocimiento ninguno, voy a meterme en un berenjenal al que me retaron el otro día en los comentarios de esta entrada. Pero un poco a mi manera, ¿eh? Voy a inventarme como sois los que soléis parar por aquí de vez en cuando. La idea es partir de lo que sé por vuestros blogs (sin revisar entradas viejas, ni investigar ni leches... con las cosas que me parece recordar que habéis contado, aunque me cuele, que así será más locura aún) y con eso imaginarme qué persona real hay detrás del nick. Ya os digo que me voy a inventar TO-DO, pero si acierto en algo decidlo en los comentarios, ¿eh? Que eso es que estoy en racha y tengo que jugar a la lotería por si me toca. En finnnnnnnn, ¡vamos allá!
Empiezo por los que me lo pidieron expresamente:
NI
(Lo siento, NI, pero para mi vas en pack con NII y Soni, porque aparecisteis las tres juntas. Y con vosotras lo tengo difícil porque no tenéis blog y no me dais ni el nombre real...pero bueno, me la juego igual. Os llamais Sonia, Nuria (NI) y Natalia (NII).
Lo que sé:
Nada, excepto lo que me han contado en sus poquitos comentarios.
Lo que me invento:
Sonia y Nuria son unas treinteañeras que trabajan juntas en una oficina más bien pequeña donde, de vez en cuando, tienen algún ratillo suelto para pasearse por la blogoesfera. Se mandan correos con chorradas para reírse y con los descubrimientos blogueros que van haciendo. Natalia no curra en el mismo sitio, así que a ella se lo cuentan cuando quedan a comer tortitas con chocolate (las tortitas son toda una tradición en sus quedadas desde que se conocen) una vez a la semana. Precisamente con chocolate, tortitas y muchas risas combaten NI y NII la mala época que están pasando últimamente, mientras Sonia las anima todo lo que puede.
Para olvidarse de lo malo, hacer cosas nuevas y conocer gente, NI se metió hace poco en un foro de fans de Vetusta Morla y ha ido ya a varias de sus quedadas. Como le caen bien, se quiere apuntar a un viaje a Asturias que están planeando para Semana Santa e intenta convencer a NII para que también vaya. Como siempre, S trata de poner un poco de cordura diciéndoles que no conocen suficiente a esas personas aún como para viajar con ellos, pero, también como siempre, NI y NII no le están haciendo mucho caso. Ya nos contarán en los comentarios qué tal ha ido el viaje, ¿no? ;P
Daniel
Lo que sé
Pues tampoco sé nada, porque su blog es de relatos de ficción. Así que voy a echarle creatividad
Lo que me invento
Daniel tiene veintimuchos y acabó hace poco los estudios para ser director de orquesta. Como con esto de la crisis la música va fatal (y la clásica peor), aún no ha conseguido ganarse la vida con este oficio pero, la verdad, no tiene grandes problemas laborales. Es moreno, espabilado y tiene cara de gente, las cualidades perfectas para ser detective privado. Así que las aprovecha y se dedica a investigar las cuentas de empresas con las que sus clientes (también empresas) quieren hacer negocios y descubrir si son solventes o no. Últimamente la cosa está más tranquila y tiene más tiempo para escribir relatos de misterio. Pasaos por su blog y los leeis.
Ya que me he puesto a inventar, sigo con algunos de los habituales de estos lares
Doctora Anchoa
(y el Ese, para mí también vais en pack, lo siento)
Lo que sé:
La Doctora es una treinteañera lectora (Y COMENTADORA) infatigable de blogs y sale con el Ese desde... desde siempre, vaya, ni Matusalen había nacido aún cuando empezaron. Trabaja en algo relacionado con números y economía y desde que dejó la Plantación de Algodon tiene mejores horarios que le permiten ver series y pelis de Disney como si no hubiera un mañana. Menos con el blog, es bastante atecnológica y tiene facilidad para caerse y hacer algún hiroshima que otro. Tiene un amigo soltero que, por lo visto, es el hombre I-DE-AL (y que no nos quiere presentar, ejem, ejem ;P), es divertida y se ríe mucho, pero ojo, que como la cabrees... ¡vas listo!
Lo que me imagino:
La Doctora se llama Marta y el Ese, Nacho y se conocieron estudiando en la universidad de Anchoacity (que viene a ser... Salamanca. Por ejemplo ;P) Marta es la heredera de una gran fortuna, por eso a su padre no le sentó nada bien que se enamorara del pequeño de una familia de pescadores de Asturias y la desheredó (tranquilos, sólo durante algunos años, hasta asegurarse de que Nacho no está interesado sólo en su dinero). Ahora ella trabaja de auditora y él de abogado (de los buenos que sólo defienden a inocentes, claro), son felices y comen perdices.
JuanRa, el mismísimo Diablo en persona.
Lo que sé:
Juan Ra vive en Yecla con su mujer Apamen y sus preciosos chiquitines: Samuel, el as del dibujo que es todo un cerebrito en matemáticas y Aitana, que tira más por las letras, porque está inventado palabras nuevas como "de repronto". JuanRa trabaja en un centro de mayores, pero en realidad su verdadera labor es, desde luego, ser guardián de su castillo. Es supercreativo y su familia no le va a la zaga: ya de pequeños hacían culebrones inventados en casas abandonadas, a uno de sus hermanos (¿Fran?) le encanta investigar el pasado y a su madre le han dado el Nobel, nada menos. Y ni qué decir tiene que todo esto es una tapadera para ocultar la verdadera labor de JuanRa: regir los destinos del infierno desde su trono de fuego, como buen Diablo.
Lo que me imagino:
Ni Yecla, ni niños... ni leches. JuanRa es un cantaor flamenco que se pasa la vida de gira (especialmente haciendo las américas) y que como buen andaluz tiene una novia en cada puerto. Le encanta el espectáculo, su arte, las admiradoras... pero cuando se baja del escenario y se queda solo, echa de menos un poco de tranquilidad y formar su propia familia. Mientra llega el momento de cumplir estos planes, los imagina y los escribe en un blog que seguro que habéis leido alguna vez: A la Edad del Diablo.
Pseudosocióloga
Lo que sé:
Pseudo es una santanderina afincada en Barcelona que tiene una churumbel de seis años lista como ella sola. Tiene un trabajo (que no nos quiere contar) por el que viaja un montón, elige sus lectura "al tun tun", se enamora una vez por década y ni Brad Pitt hace que le tiemblen las rodillas. Menuda pieza está hecha la Pseudo ;P
Lo que me imagino:
Pseudosocióloga: Nombre en clave Niebla. 2.500 misiones secretas de alto nivel. Doble identidad actual: ejecutiva y madre soltera en la Ciudad Condal. Especializada en incursiones en el extranjero. Dominio de artes marciales, control mental y armas pesadas.
Me quedáis un montón, pero lo dejo para otra entrada que esto parece el Quijote. Si a alguien le hace especial ilusión que me invente su perfil (cosa que dudo) que lo diga en los comentarios.
¡¡¡FELIZ LUNES!!!
Empiezo por los que me lo pidieron expresamente:
NI
(Lo siento, NI, pero para mi vas en pack con NII y Soni, porque aparecisteis las tres juntas. Y con vosotras lo tengo difícil porque no tenéis blog y no me dais ni el nombre real...pero bueno, me la juego igual. Os llamais Sonia, Nuria (NI) y Natalia (NII).
Lo que sé:
Nada, excepto lo que me han contado en sus poquitos comentarios.
Lo que me invento:
Sonia y Nuria son unas treinteañeras que trabajan juntas en una oficina más bien pequeña donde, de vez en cuando, tienen algún ratillo suelto para pasearse por la blogoesfera. Se mandan correos con chorradas para reírse y con los descubrimientos blogueros que van haciendo. Natalia no curra en el mismo sitio, así que a ella se lo cuentan cuando quedan a comer tortitas con chocolate (las tortitas son toda una tradición en sus quedadas desde que se conocen) una vez a la semana. Precisamente con chocolate, tortitas y muchas risas combaten NI y NII la mala época que están pasando últimamente, mientras Sonia las anima todo lo que puede.
Para olvidarse de lo malo, hacer cosas nuevas y conocer gente, NI se metió hace poco en un foro de fans de Vetusta Morla y ha ido ya a varias de sus quedadas. Como le caen bien, se quiere apuntar a un viaje a Asturias que están planeando para Semana Santa e intenta convencer a NII para que también vaya. Como siempre, S trata de poner un poco de cordura diciéndoles que no conocen suficiente a esas personas aún como para viajar con ellos, pero, también como siempre, NI y NII no le están haciendo mucho caso. Ya nos contarán en los comentarios qué tal ha ido el viaje, ¿no? ;P
Daniel
Lo que sé
Pues tampoco sé nada, porque su blog es de relatos de ficción. Así que voy a echarle creatividad
Lo que me invento
Daniel tiene veintimuchos y acabó hace poco los estudios para ser director de orquesta. Como con esto de la crisis la música va fatal (y la clásica peor), aún no ha conseguido ganarse la vida con este oficio pero, la verdad, no tiene grandes problemas laborales. Es moreno, espabilado y tiene cara de gente, las cualidades perfectas para ser detective privado. Así que las aprovecha y se dedica a investigar las cuentas de empresas con las que sus clientes (también empresas) quieren hacer negocios y descubrir si son solventes o no. Últimamente la cosa está más tranquila y tiene más tiempo para escribir relatos de misterio. Pasaos por su blog y los leeis.
Ya que me he puesto a inventar, sigo con algunos de los habituales de estos lares
Doctora Anchoa
(y el Ese, para mí también vais en pack, lo siento)
Lo que sé:
La Doctora es una treinteañera lectora (Y COMENTADORA) infatigable de blogs y sale con el Ese desde... desde siempre, vaya, ni Matusalen había nacido aún cuando empezaron. Trabaja en algo relacionado con números y economía y desde que dejó la Plantación de Algodon tiene mejores horarios que le permiten ver series y pelis de Disney como si no hubiera un mañana. Menos con el blog, es bastante atecnológica y tiene facilidad para caerse y hacer algún hiroshima que otro. Tiene un amigo soltero que, por lo visto, es el hombre I-DE-AL (y que no nos quiere presentar, ejem, ejem ;P), es divertida y se ríe mucho, pero ojo, que como la cabrees... ¡vas listo!
Lo que me imagino:
La Doctora se llama Marta y el Ese, Nacho y se conocieron estudiando en la universidad de Anchoacity (que viene a ser... Salamanca. Por ejemplo ;P) Marta es la heredera de una gran fortuna, por eso a su padre no le sentó nada bien que se enamorara del pequeño de una familia de pescadores de Asturias y la desheredó (tranquilos, sólo durante algunos años, hasta asegurarse de que Nacho no está interesado sólo en su dinero). Ahora ella trabaja de auditora y él de abogado (de los buenos que sólo defienden a inocentes, claro), son felices y comen perdices.
JuanRa, el mismísimo Diablo en persona.
Lo que sé:
Juan Ra vive en Yecla con su mujer Apamen y sus preciosos chiquitines: Samuel, el as del dibujo que es todo un cerebrito en matemáticas y Aitana, que tira más por las letras, porque está inventado palabras nuevas como "de repronto". JuanRa trabaja en un centro de mayores, pero en realidad su verdadera labor es, desde luego, ser guardián de su castillo. Es supercreativo y su familia no le va a la zaga: ya de pequeños hacían culebrones inventados en casas abandonadas, a uno de sus hermanos (¿Fran?) le encanta investigar el pasado y a su madre le han dado el Nobel, nada menos. Y ni qué decir tiene que todo esto es una tapadera para ocultar la verdadera labor de JuanRa: regir los destinos del infierno desde su trono de fuego, como buen Diablo.
Lo que me imagino:
Ni Yecla, ni niños... ni leches. JuanRa es un cantaor flamenco que se pasa la vida de gira (especialmente haciendo las américas) y que como buen andaluz tiene una novia en cada puerto. Le encanta el espectáculo, su arte, las admiradoras... pero cuando se baja del escenario y se queda solo, echa de menos un poco de tranquilidad y formar su propia familia. Mientra llega el momento de cumplir estos planes, los imagina y los escribe en un blog que seguro que habéis leido alguna vez: A la Edad del Diablo.
Pseudosocióloga
Lo que sé:
Pseudo es una santanderina afincada en Barcelona que tiene una churumbel de seis años lista como ella sola. Tiene un trabajo (que no nos quiere contar) por el que viaja un montón, elige sus lectura "al tun tun", se enamora una vez por década y ni Brad Pitt hace que le tiemblen las rodillas. Menuda pieza está hecha la Pseudo ;P
Lo que me imagino:
Pseudosocióloga: Nombre en clave Niebla. 2.500 misiones secretas de alto nivel. Doble identidad actual: ejecutiva y madre soltera en la Ciudad Condal. Especializada en incursiones en el extranjero. Dominio de artes marciales, control mental y armas pesadas.
Me quedáis un montón, pero lo dejo para otra entrada que esto parece el Quijote. Si a alguien le hace especial ilusión que me invente su perfil (cosa que dudo) que lo diga en los comentarios.
¡¡¡FELIZ LUNES!!!
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naufragando en internet
viernes, 23 de marzo de 2012
Carta a mi regla
(*Nota para mis escasísimos lectores masculinos. Os lo advierto desde ya: esta entrada va sobre la regla. Si la leeis, accederéis a todo un universo nuevo del sufrimiento femenino y nos entenderéis a las chicas un poco mejor. Pero bueno, mis amigOs odian que les hable de este tema, supongo que como vosotrOs, así que os lo digo antes para que os saltéis este post y a otra cosa mariposa)
Querida regla, periodo, menstruación o como prefieras que te llamen:
Comprendo que llevamos juntas desde que cumplí trece años y que donde hay confianza da asco, pero de verdad, no puedo más. Eres más pesada que matar un cerdo a besos. Me tienes hasta los mismísimos. Así que, por el bien de las dos, vamos a establecer unas normas mínimas de convivencia antes de que estalle la III Guerra Mundial Intracorpórea.
-1. Haz honor a tu nombre y SÉ PUNTUAL. Te llaman periodo porque apareces en intervalos periódicos, RE-GU-LA-RES. Pues cumple, leche, que siempre vienes sin avisar y, en cambio, cuando tienes que llegar no llegas. Que hay más de unO por ahí que casi se muere del susto de tanto esperarte.
-2. Ya sé que me aprecias mucho y que quieres estar presente en todos los momentos importantes de mi vida: viajes chulos, exámenes cruciales, citas esperadísimas... pero de verdad, no hace falta que estés SIEMPRE en esos momentos. Ya te traeré fotos, si eso.
-3. Entiendo que cada vez te hago menos caso y quieres llamar mi atención antes de llegar... pero tronca, te estás pasando. Mandarme un dolor de pechos que no me deja ni andar 15 días antes de venir, es un poquito demasiado ¿no te parece? Incluso eso lo aceptaría si por lo menos dejaras de jugar con mis hormonas. De verdad, que me provocas tanta tristeza que un día me voy a cortar las venas porque se me ha acabado el pan de molde... Y eso, al menos, sería un mal menor, porque sólo se produciría una baja, la mía. Pero de la mala leche que me causas a veces estoy a punto de que quemar toda Speedytown con mis rayos destructores cuando me pasa alguna tragedia tipo perder el autobús. Así que, por favor, por el bien de la Humanidad, deja de apretarme las tuercas, colega.
-4. Y ya que hablamos de aflojar, también podrías limitar los actos festivos dedicados a tu recibimiento. A ver, que se agradece que ya no me duela la tripa tanto como antes cuando llegas, pero tía, es que lo de ahora tampoco mola. Los riñones me matan, tengo arcadas a todas horas, estoy muerta de cansancio... la juerga padre, vaya.
Si ya sé lo que te pasa, qué te crees. Lo que ocurre es que allí dentro retumba y oyes mi reloj biológico como por amplificadores gigantescos. TIC TAC TIC TAC ¡¡¡TIC TAC!!! Que ya tengo unos añitos y ni rastro de bebés y, claro, en mi aparato reproductor ha cundido el pánico. Bueno, pues diles a mis óvulos que desconvoquen el gabinete de crisis, que de momento no hay capacidad logística, emocional ni sentimental para presentarles oficialmente a algún espermatozoide y dejar que intimen. Así que tranquilidad. Si tiene que llegar, llegará, pero desde luego no va ser hoy, ni mañana, ya os lo digo.
Y a ti, regla, te lo pido por favor: tengamos la fiesta en paz. Y que no llegue la sangre al río.
Querida regla, periodo, menstruación o como prefieras que te llamen:
Comprendo que llevamos juntas desde que cumplí trece años y que donde hay confianza da asco, pero de verdad, no puedo más. Eres más pesada que matar un cerdo a besos. Me tienes hasta los mismísimos. Así que, por el bien de las dos, vamos a establecer unas normas mínimas de convivencia antes de que estalle la III Guerra Mundial Intracorpórea.
-1. Haz honor a tu nombre y SÉ PUNTUAL. Te llaman periodo porque apareces en intervalos periódicos, RE-GU-LA-RES. Pues cumple, leche, que siempre vienes sin avisar y, en cambio, cuando tienes que llegar no llegas. Que hay más de unO por ahí que casi se muere del susto de tanto esperarte.
-2. Ya sé que me aprecias mucho y que quieres estar presente en todos los momentos importantes de mi vida: viajes chulos, exámenes cruciales, citas esperadísimas... pero de verdad, no hace falta que estés SIEMPRE en esos momentos. Ya te traeré fotos, si eso.
-3. Entiendo que cada vez te hago menos caso y quieres llamar mi atención antes de llegar... pero tronca, te estás pasando. Mandarme un dolor de pechos que no me deja ni andar 15 días antes de venir, es un poquito demasiado ¿no te parece? Incluso eso lo aceptaría si por lo menos dejaras de jugar con mis hormonas. De verdad, que me provocas tanta tristeza que un día me voy a cortar las venas porque se me ha acabado el pan de molde... Y eso, al menos, sería un mal menor, porque sólo se produciría una baja, la mía. Pero de la mala leche que me causas a veces estoy a punto de que quemar toda Speedytown con mis rayos destructores cuando me pasa alguna tragedia tipo perder el autobús. Así que, por favor, por el bien de la Humanidad, deja de apretarme las tuercas, colega.
-4. Y ya que hablamos de aflojar, también podrías limitar los actos festivos dedicados a tu recibimiento. A ver, que se agradece que ya no me duela la tripa tanto como antes cuando llegas, pero tía, es que lo de ahora tampoco mola. Los riñones me matan, tengo arcadas a todas horas, estoy muerta de cansancio... la juerga padre, vaya.
Si ya sé lo que te pasa, qué te crees. Lo que ocurre es que allí dentro retumba y oyes mi reloj biológico como por amplificadores gigantescos. TIC TAC TIC TAC ¡¡¡TIC TAC!!! Que ya tengo unos añitos y ni rastro de bebés y, claro, en mi aparato reproductor ha cundido el pánico. Bueno, pues diles a mis óvulos que desconvoquen el gabinete de crisis, que de momento no hay capacidad logística, emocional ni sentimental para presentarles oficialmente a algún espermatozoide y dejar que intimen. Así que tranquilidad. Si tiene que llegar, llegará, pero desde luego no va ser hoy, ni mañana, ya os lo digo.
Y a ti, regla, te lo pido por favor: tengamos la fiesta en paz. Y que no llegue la sangre al río.
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las cosas de la vida,
qué vida más dura,
yo misma
miércoles, 21 de marzo de 2012
Generador de personajes y situaciones marca ACME
El otro día me crucé por la calle con un bebé, un angelote rubio de ojazos azules con los que más que mirar, escaneaba. Yo llevaba un abrigo de algún color que debió de llamarle la atención, porque no me quitó ojo en los cinco minutos que coincidimos en la misma parte de la acera. El chiquitín observaba tan intensamente que su madre, entre carcajadas, le dijo: "Hijo, como sigas mirando así cuando seas mayor, algún día alguien te partirá la cara". Y yo pensé que debo de tener suerte, porque ya tengo mis añitos, y aún no me la han partido, a pesar de que miro casi tanto como él. O casi.
No lo puedo evitar. Y antes de que os imaginéis que soy una acosadora visual rara, aclaro que lo hago con todo el disimulo posible. Pero miro a la gente en la calle, lo reconozco. Les observo porque me provocan curiosidad. No sé si me interesan sus personas reales o la historia que me he inventado sobre ellos nada más verles. Porque esto de tener en la mente un "Generador de personajes y situaciones" marca ACME es lo que tiene, que es un no parar.
Veo una pareja en el autobús que no se habla en los cinco minutos de trayecto en que coincidimos y pienso que llevan mucho tiempo saliendo y que han discutido porque a ella su empresa la obliga a aceptar un ascenso en otra ciudad y él no quiere que se vaya. Los dos saben que con la que está cayendo no queda más remedio, pero les da miedo que la distancia acabe con su relación. Andando por la calle han hablado, han peleado y ahora, en el autobús, cada uno imagina los cambios que se les vienen encima. Y ante eso, poco les queda por decir.
Después me cruzo con un chavalín joven que tiene alguna lesión en la pierna que le dificulta enormemente caminar. Se desplaza arrastrando un pie, con unos andares que recuerdan vagamente al jorobado de Notre Dame y pienso lo mucho que se habrán reído de él en el cole, cuando sus compañeros aún eran niños, y como tales, crueles. Me imagino que ahora le gustará alguna chica guapa de pelo larguísimo y enormes domingas, por la que sufrirá en silencio porque no le hace ni caso. Y espero que, si hay suerte, sepa que al 90% de los adolescentes agoniza por amor no correspondido y que el rechazo de la chica de pelo largo no tiene nada que ver con sus andares.
La cosa es que mi "Generador de personajes y situaciones" marca ACME también funciona en la blogoesfera. Es entrar en mi Statcounter y ya me estoy inventando historias. Por ejemplo, si veo a alguien que llega a mi blog, se lo lee entero, comenta una vez que le ha encantado y no vuelve a aparecer, la conclusión es clara: se ha enamorado. Acaba de encontrar un noviete con el que pasa todo el tiempo que no está trabajando, comiendo o durmiendo. Y oye, hace bien, más vale estar dándose besos con un morenazo de ojos verdes que leyendo mis chorradas. Donde va a parar.
Las que me dan más material para inventar son las visitas que proceden del extranjero. Los que vienen una sola vez supongo que buscan a una tal Speedygirl que debe de correr como el rayo y tiene no sé qué tutorial en youtube. Sorry darlings, aquí no es. Los que repiten visita me dan más juego: me imagino que están en Alemania, tratando de encontrar un curro en condiciones, y entre tanto Kartoffel y Tomaten necesitan que alguien les cuente algo en castellano, aunque sea dándole patadas al diccionario. A los de Luxemburgo les veo supertrajeados, trabajando en alguna institución europea, cobrando un pastón y compadeciéndose de mis desventuras laborales de superheroína. Y a los italianos... a esos no les entiendo Con ese sol, esos monumentos y los morenazos que debe de haber por allí, no sé qué hacen perdiendo el tiempo en Internet. Y menos en mi blog.
Iba a escribir una conclusión, pero esta entrada se parece al Quijote de lo larga que es. Otro día, si eso.
No lo puedo evitar. Y antes de que os imaginéis que soy una acosadora visual rara, aclaro que lo hago con todo el disimulo posible. Pero miro a la gente en la calle, lo reconozco. Les observo porque me provocan curiosidad. No sé si me interesan sus personas reales o la historia que me he inventado sobre ellos nada más verles. Porque esto de tener en la mente un "Generador de personajes y situaciones" marca ACME es lo que tiene, que es un no parar.
Veo una pareja en el autobús que no se habla en los cinco minutos de trayecto en que coincidimos y pienso que llevan mucho tiempo saliendo y que han discutido porque a ella su empresa la obliga a aceptar un ascenso en otra ciudad y él no quiere que se vaya. Los dos saben que con la que está cayendo no queda más remedio, pero les da miedo que la distancia acabe con su relación. Andando por la calle han hablado, han peleado y ahora, en el autobús, cada uno imagina los cambios que se les vienen encima. Y ante eso, poco les queda por decir.
Después me cruzo con un chavalín joven que tiene alguna lesión en la pierna que le dificulta enormemente caminar. Se desplaza arrastrando un pie, con unos andares que recuerdan vagamente al jorobado de Notre Dame y pienso lo mucho que se habrán reído de él en el cole, cuando sus compañeros aún eran niños, y como tales, crueles. Me imagino que ahora le gustará alguna chica guapa de pelo larguísimo y enormes domingas, por la que sufrirá en silencio porque no le hace ni caso. Y espero que, si hay suerte, sepa que al 90% de los adolescentes agoniza por amor no correspondido y que el rechazo de la chica de pelo largo no tiene nada que ver con sus andares.
La cosa es que mi "Generador de personajes y situaciones" marca ACME también funciona en la blogoesfera. Es entrar en mi Statcounter y ya me estoy inventando historias. Por ejemplo, si veo a alguien que llega a mi blog, se lo lee entero, comenta una vez que le ha encantado y no vuelve a aparecer, la conclusión es clara: se ha enamorado. Acaba de encontrar un noviete con el que pasa todo el tiempo que no está trabajando, comiendo o durmiendo. Y oye, hace bien, más vale estar dándose besos con un morenazo de ojos verdes que leyendo mis chorradas. Donde va a parar.
Las que me dan más material para inventar son las visitas que proceden del extranjero. Los que vienen una sola vez supongo que buscan a una tal Speedygirl que debe de correr como el rayo y tiene no sé qué tutorial en youtube. Sorry darlings, aquí no es. Los que repiten visita me dan más juego: me imagino que están en Alemania, tratando de encontrar un curro en condiciones, y entre tanto Kartoffel y Tomaten necesitan que alguien les cuente algo en castellano, aunque sea dándole patadas al diccionario. A los de Luxemburgo les veo supertrajeados, trabajando en alguna institución europea, cobrando un pastón y compadeciéndose de mis desventuras laborales de superheroína. Y a los italianos... a esos no les entiendo Con ese sol, esos monumentos y los morenazos que debe de haber por allí, no sé qué hacen perdiendo el tiempo en Internet. Y menos en mi blog.
Iba a escribir una conclusión, pero esta entrada se parece al Quijote de lo larga que es. Otro día, si eso.
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las cosas de la vida,
yo misma
martes, 20 de marzo de 2012
Pequeños milagros hechos posts
He leido varias veces últimamente un tema que a mi me ronda mucho por la cabeza. Lo contó hace poco Molinos, (sólo que ahora no encuentro su entrada) y el otro día Marina. La pregunta del millón, la cuestión que mucho o poco, todo bloguero se hace alguna vez: ¿Por qué leemos blogs? Es más, ¿por qué ME leen?
Si yo tuviera que explicar las razones por las que estoy enganchada a la blogoesfera lo haría en una sencilla frase de dos palabras: NI IDEA. Así de simple. No tengo muy claros los motivos por los que dedico parte de mi tiempo de lectura (y de todo lo demás) a este mundillo. En general diría que me gusta ese tono de oralidad, coloquial, que tienen casi todas las entradas, en las que te da la sensación de que puedes oír lo que piensa el autor. Que cuenten trozos de sus vidas (reales o inventadas, a mí casi es lo que menos me importa) con los que pienses, "joer, otra locatis como yo" o "fíjate, yo nunca habría reaccionado así" y que te ayuden a entender un poco qué pasa por las mente del resto del mundo.
Sigo blogs porque me caen bien sus autores (reales o inventados) o me entretienen sus contenidos o me parece interesante lo que cuentan porque siempre aprendo algo. Pero lo que me engancha de verdad es la capacidad del bloguero de poner en palabras lo que le ha pasado, que lo haga tan claramente que yo llegue a visualizarlo y que, encima, parezca fácil. Porque eso es lo que más me alucina, que leo textos chulisimos que me da la sensación que no le han costado ningún esfuerzo al autor. Que ha tardado más en encender el ordenador que en escribir la entrada y darle a publicar.
Y claro, yo flipo. Porque yo borro mucho, ya os lo he dicho. Me cuesta encontrar las palabras que expresen exactamente lo que quiero decir y que además lo hagan de una forma mínimamente armoniosa. U original. O entretenida. ¡Qué menos! ¿no? El tiempo de lectura de cualquier persona se merece, como mínimo, eso. Por eso me flipa que a la gente no le cueste nada escribir tan bien. O mejor todavía, que le suponga un esfuerzo, pero consiga que no se note. Que haga fácil lo difícil. Ese pequeño gran milagro.
Si yo tuviera que explicar las razones por las que estoy enganchada a la blogoesfera lo haría en una sencilla frase de dos palabras: NI IDEA. Así de simple. No tengo muy claros los motivos por los que dedico parte de mi tiempo de lectura (y de todo lo demás) a este mundillo. En general diría que me gusta ese tono de oralidad, coloquial, que tienen casi todas las entradas, en las que te da la sensación de que puedes oír lo que piensa el autor. Que cuenten trozos de sus vidas (reales o inventadas, a mí casi es lo que menos me importa) con los que pienses, "joer, otra locatis como yo" o "fíjate, yo nunca habría reaccionado así" y que te ayuden a entender un poco qué pasa por las mente del resto del mundo.
Sigo blogs porque me caen bien sus autores (reales o inventados) o me entretienen sus contenidos o me parece interesante lo que cuentan porque siempre aprendo algo. Pero lo que me engancha de verdad es la capacidad del bloguero de poner en palabras lo que le ha pasado, que lo haga tan claramente que yo llegue a visualizarlo y que, encima, parezca fácil. Porque eso es lo que más me alucina, que leo textos chulisimos que me da la sensación que no le han costado ningún esfuerzo al autor. Que ha tardado más en encender el ordenador que en escribir la entrada y darle a publicar.
Y claro, yo flipo. Porque yo borro mucho, ya os lo he dicho. Me cuesta encontrar las palabras que expresen exactamente lo que quiero decir y que además lo hagan de una forma mínimamente armoniosa. U original. O entretenida. ¡Qué menos! ¿no? El tiempo de lectura de cualquier persona se merece, como mínimo, eso. Por eso me flipa que a la gente no le cueste nada escribir tan bien. O mejor todavía, que le suponga un esfuerzo, pero consiga que no se note. Que haga fácil lo difícil. Ese pequeño gran milagro.
viernes, 16 de marzo de 2012
Concretar, esa mala idea
Está claro: el error es concretar. Mientras cualquier cosa, buena o mala, se mantenga detrás de la barrera de lo difuso es relativamente inofensiva. Controlable no, porque como el sol o el aire que respiramos, es inmaterial y por tanto inmanejable. Pero si no es tangible tampoco tendrá solidez suficiente para hacernos daño. Las cosas, buenas o malas, empiezan a ser peligrosas cuando toman cuerpo, una forma concreta. Y pasa en todo.
Los miedos son un caso claro. Por ejemplo, a casi ningún niño le gusta la oscuridad. Mientras es un temor general, al concepto difuso de la falta de luz, la cosas está medio controlada. Los terrores nocturnos vienen cuando esos canguelos se convierten en imágenes detalladas: el monstruo del armario, los alienigenas comecerebros que ha visto en la película de ayer, el hombre del saco con el que le ha amenazado su abuelo... Personajes concretos que convierten en reales sus temores imaginarios.
¡Eh, que os estoy viendo! No os riáis tanto de los pequeñajos, que a la mayoría de los adultos también nos ocurre un poco esto. De una manera desdibujada, tibia y lejana nos asustan cosas que nos suenan a putadas como no poder ganarnos la vida, mantener a nuestra familia o perder nuestra casa. El temor comienza a tomar cuerpo cuando un conocido se queda en paro. Adquiere la categoría de miedo consistente cuando empiezan los despidos en la filial más pequeña de la gran empresa en la que trabajas. Y el terror más sólido asoma la patita por debajo de la puerta cuando a tus jefes les da por aplicar en tu sección el lema de la peli Los Inmortales: sólo puede quedar uno.
El putadón de concretar es que funciona también con lo bueno, lo cual es un arma de doble filo. Quiero decir, que todos tenemos aspiraciones generales como ser felices, sentirnos realizados, querer y que nos quieran... que nos vaya bien, vamos. El tema es que esa idea difusa se convierta en algo concreto con unas características determinadas: un trabajo (y sólo uno) para ganarnos la vida, una persona (y solo una) para construir un futuro común, una ciudad (y sólo una) para vivir... Concretar nuestros deseos con todo lujo de detalles hace posible que vayamos a por ellos y se materialicen, que se vuelvan reales. Si a la vida le peta, claro. Pero la vida es requeteperra y como no le pete... te encuentras el problema al que me refería al principio del párrafo.
Porque las insatisfacciones difusas duelen de una manera borrosa, como los arañazos superficiales, que cuesta distinguir si pican o escuecen. Pero saber exactamente lo que quieres y no poder alcanzarlo duele de una manera mucho más real, casi física. Lo que deseas está allí mismo, lo ves, aprecias todos sus detalles, casi lo puedes tocar... pero cuando estiras la mano para cogerlo, desaparece, como un espejismo. Y entonces llega ese dolor real, ese puñetazo en la boca del estómago, que puede que sea imaginario... pero no lo parece.
Los miedos son un caso claro. Por ejemplo, a casi ningún niño le gusta la oscuridad. Mientras es un temor general, al concepto difuso de la falta de luz, la cosas está medio controlada. Los terrores nocturnos vienen cuando esos canguelos se convierten en imágenes detalladas: el monstruo del armario, los alienigenas comecerebros que ha visto en la película de ayer, el hombre del saco con el que le ha amenazado su abuelo... Personajes concretos que convierten en reales sus temores imaginarios.
¡Eh, que os estoy viendo! No os riáis tanto de los pequeñajos, que a la mayoría de los adultos también nos ocurre un poco esto. De una manera desdibujada, tibia y lejana nos asustan cosas que nos suenan a putadas como no poder ganarnos la vida, mantener a nuestra familia o perder nuestra casa. El temor comienza a tomar cuerpo cuando un conocido se queda en paro. Adquiere la categoría de miedo consistente cuando empiezan los despidos en la filial más pequeña de la gran empresa en la que trabajas. Y el terror más sólido asoma la patita por debajo de la puerta cuando a tus jefes les da por aplicar en tu sección el lema de la peli Los Inmortales: sólo puede quedar uno.
El putadón de concretar es que funciona también con lo bueno, lo cual es un arma de doble filo. Quiero decir, que todos tenemos aspiraciones generales como ser felices, sentirnos realizados, querer y que nos quieran... que nos vaya bien, vamos. El tema es que esa idea difusa se convierta en algo concreto con unas características determinadas: un trabajo (y sólo uno) para ganarnos la vida, una persona (y solo una) para construir un futuro común, una ciudad (y sólo una) para vivir... Concretar nuestros deseos con todo lujo de detalles hace posible que vayamos a por ellos y se materialicen, que se vuelvan reales. Si a la vida le peta, claro. Pero la vida es requeteperra y como no le pete... te encuentras el problema al que me refería al principio del párrafo.
Porque las insatisfacciones difusas duelen de una manera borrosa, como los arañazos superficiales, que cuesta distinguir si pican o escuecen. Pero saber exactamente lo que quieres y no poder alcanzarlo duele de una manera mucho más real, casi física. Lo que deseas está allí mismo, lo ves, aprecias todos sus detalles, casi lo puedes tocar... pero cuando estiras la mano para cogerlo, desaparece, como un espejismo. Y entonces llega ese dolor real, ese puñetazo en la boca del estómago, que puede que sea imaginario... pero no lo parece.
miércoles, 14 de marzo de 2012
Masocas
¿Por qué nos metemos en berenjenales que sabemos a ciencia cierta que nos van a llevar por la la calle de la amargura? Pues porque sí, porque somos masocas, no hay otra explicación. Y no hablo de cuando te implicas en una movida sin saber exactamente lo que va a exigir y luego resulta que te viene grande. O de cuando se te complica la vida de repente y tu disponibilidad cae en picado por temas que no puedes prever ni controlar. No. Me refiero a cuando sabes que te están metiendo en un jardín de padre y muy señor mío y aún así... te metes, porque tú lo vales. ¡Con un par!
Que valiente no sé si será, pero estúpido... es un rato largo. Y también ingenuo, irreflexivo, e inconsciente. Y si todavía te metieras tú sólo... pues tira qué te va. Tampoco te van a dar el premio especial a la inteligencia suprema, pero por lo menos tendrías el atenuante de haber medido lo riesgos. Tú te conoces, sabes hasta donde puedes llegar y la mayoría de las veces (aunque no siempre) estás de acuerdo contigo mismo y no tienes que discutir para llegar a acuerdos. Pero meterse en un fregado monumental con otras 20 personas más... no tiene nombre.
Bueno, pues eso he hecho yo. Bueno, HEMOS hecho, porque mis queridos compañeros de teatro han tenido gran parte de la culpa de esta locura. Como no tenían suficiente con representar poesía o escenas tremendamente difíciles de montaje y puesta en escena, ahora se les ha ocurrido hacer una obra de misterio. En concreto, una de las de Agatha Christie, que son chulas a más no poder, pero que tienen la tira de personajes, muchísimo texto y una complicación argumental media-alta. Venga, compañeros, que todavía no habéis subido suficiente el nivel, ¿qué tal si la representamos en japonés, por ejemplo? Para darle emoción, digo...
Y ojo, que a mí la obra me encanta y estoy tan emocionada como ellos, pero eso no quita que sea un movidón que te cagas. A mis compañeros no se lo digo para no aguarles la fiesta, pero, aquí, entre nosotros, os confieso que el tema tiene bemoles.
Para empezar, el tiempo nos persigue, porque la representación será en junio, lo que no deja un total de 10 o 12 clases para montar, ensayar y pulir. Para qué la prisas. Otro problemilla es que el grupo está formado por 20 personas, cada una de las cuales tienen su propia vida aparte del teatro: exámenes que estudiar, hijos que vigilar para que estudien, trabajos que conservar y complicaciones varias que a veces hacen imposible acudir a los ensayos. Si a eso le sumas que la primavera la sangre altera y que siempre hay un par que se echan novietes por estas fechas y están todo el día atolondrados perdidos porque el amor les colapsa las neuronas... pues ahí lo tenéis, el caos total.
Bueno, claro, y se me olvidaba lo principal: las 20 opiniones y puntos de vista que hay que poner de acuerdo para poder avanzar, lo cual implica siempre discusiones eternas, sangre, sudor y lágrimas. No os digo más que el otro día ya se formó el primer pitote y no están ni repartidos los personajes... ¡miedo me da!
Por si acaso, os nombro encargados de vigilar. Si un día de estos dejo de escribir, así como de repente, mandad a Sherlock Holmes a Speedytown. Más que nada para que compruebe que ninguno de mis compañeros se ha tomado demasiado en serio su papel y en un momento de esos de tensión pre-estreno, ha llevado a cabo su actuación en la vida real. Que en las obras de Agatha Christie muere hasta el apuntador...
Que valiente no sé si será, pero estúpido... es un rato largo. Y también ingenuo, irreflexivo, e inconsciente. Y si todavía te metieras tú sólo... pues tira qué te va. Tampoco te van a dar el premio especial a la inteligencia suprema, pero por lo menos tendrías el atenuante de haber medido lo riesgos. Tú te conoces, sabes hasta donde puedes llegar y la mayoría de las veces (aunque no siempre) estás de acuerdo contigo mismo y no tienes que discutir para llegar a acuerdos. Pero meterse en un fregado monumental con otras 20 personas más... no tiene nombre.
Bueno, pues eso he hecho yo. Bueno, HEMOS hecho, porque mis queridos compañeros de teatro han tenido gran parte de la culpa de esta locura. Como no tenían suficiente con representar poesía o escenas tremendamente difíciles de montaje y puesta en escena, ahora se les ha ocurrido hacer una obra de misterio. En concreto, una de las de Agatha Christie, que son chulas a más no poder, pero que tienen la tira de personajes, muchísimo texto y una complicación argumental media-alta. Venga, compañeros, que todavía no habéis subido suficiente el nivel, ¿qué tal si la representamos en japonés, por ejemplo? Para darle emoción, digo...
Y ojo, que a mí la obra me encanta y estoy tan emocionada como ellos, pero eso no quita que sea un movidón que te cagas. A mis compañeros no se lo digo para no aguarles la fiesta, pero, aquí, entre nosotros, os confieso que el tema tiene bemoles.
Para empezar, el tiempo nos persigue, porque la representación será en junio, lo que no deja un total de 10 o 12 clases para montar, ensayar y pulir. Para qué la prisas. Otro problemilla es que el grupo está formado por 20 personas, cada una de las cuales tienen su propia vida aparte del teatro: exámenes que estudiar, hijos que vigilar para que estudien, trabajos que conservar y complicaciones varias que a veces hacen imposible acudir a los ensayos. Si a eso le sumas que la primavera la sangre altera y que siempre hay un par que se echan novietes por estas fechas y están todo el día atolondrados perdidos porque el amor les colapsa las neuronas... pues ahí lo tenéis, el caos total.
Bueno, claro, y se me olvidaba lo principal: las 20 opiniones y puntos de vista que hay que poner de acuerdo para poder avanzar, lo cual implica siempre discusiones eternas, sangre, sudor y lágrimas. No os digo más que el otro día ya se formó el primer pitote y no están ni repartidos los personajes... ¡miedo me da!
Por si acaso, os nombro encargados de vigilar. Si un día de estos dejo de escribir, así como de repente, mandad a Sherlock Holmes a Speedytown. Más que nada para que compruebe que ninguno de mis compañeros se ha tomado demasiado en serio su papel y en un momento de esos de tensión pre-estreno, ha llevado a cabo su actuación en la vida real. Que en las obras de Agatha Christie muere hasta el apuntador...
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la vida es puro teatro,
qué vida más dura
lunes, 12 de marzo de 2012
Mi fin de semana ideal
El otro día un chico me preguntó en un bar que cuál era mi fin de semana ideal. En un momento de estos de confusión típicos de un sábado noche, uno de los dos, (o los dos) nos despistamos y la conversación se acabó antes de que pudiera contestarle. ¡Será posible! Para uno que no me viene con el originalísimo "¿estudias o trabajas?"... El caso es que me quedé pensando y no tengo un fin de semana ideal. Al menos no uno sólo.
En general, hay algunas cosas que tengo claras que tendrían que cumplirse. El sol es obligatorio. Un finde perfecto, sea cual sea el plan, tiene que hacer buen tiempo. Las risas son innegociables. Si son muchas y a caracajadas, mejor que mejor. Lo que habitualmente viene unido a otro punto imprescindible del finde perfecto: una buena conversación. Ya sea de esas multitudinarias y caóticas de las que vienen las risas o una laaaaaaaarga charla para ponerte al día con quien sea.
Y haciendo combinaciones de estos elementos y lo que se me ha ido ocurriendo me salen por lo menos tres fin de semana ideales:
-OPCIÓN A: EN SPEEDYTOWN
Viernes tarde: comida, minisiesta (IM-PRES-CIN-DI-BLE para poder aguantar el ritmo), cena de tapas y algún plan guay: ver un espectáculo de improvisaciones o cuentacuentos o monólogos en un bar, algún miniconcierto, batalla juegos de mesa...
Sábado: Levantarte taaaaaaaaaaaaaarde y remolonear en la cama todo lo posible. Ponerte las pilas por fin, ver el estupendísimo sol que hace y salir a dar un paseo. Encontrarte tu comida favorita preparada (por arte de magia), ver una buena peli tumbada en el sofá, leer un rato y ponerte guapísima para salir. Quedar con toda la pandilla en un bar que hacía tiempo que querías probar, tomar unas cañas, risas, bailoteos... y lo que vaya surgiendo, las noches de fiesta son impredecibles.
Domingo: Levantarte más taaaaaaaaaaaaaaaarde aún que ayer (porque en un finde ideal el sábado noche es guay y se alarga, claro), ir al Speedyhogar a participar en una convención de Speedysobris y jugar al escondite, a "tú la llevas" y a "polis y cacos" como si no hubiera un mañana. Terminar la tarde viendo alguna obra interesante que pongan en algún teatro de Speedytown, llegar a casa, hacer un rápido repaso a la blogoesfera y escribir una entrada chula, de esas que las acabas y piensas: "¡Este post me ha quedado bien, cómo me divierte hacer esto!"
(Bueno, una matización: en mi finde ideal el lunes no tendría que trabajar, porque pensando que al día siguiente hay curro, lo domingos pierden mucho encanto)
-OPCIÓN B: DE VIAJE
Aquí hay varias posibilidades. Una es hacer una escapadita rápida a Madrid o Barcelona y ver un musical, cenar en un restaurante novedoso, hacer algún plan de esos chulísimos (como un juego de pistas con GPS o una representación de Cluedo en vivo) y pasarse por el Prado a ver a la hermana recién descubierta de La Gioconda, por ejemplo. Otra buena opción es irse en pandilla a algún sitio bonito en la montaña y jugarse a los chinos quien cocina y quien limpia. Hacerle continuas putadillas al típico/a que tarda 1000 horas en ducharse para sacarle del baño de una vez y organizar barullo para que se despierte pronto el que se haya cogido el pedo más grande la noche anterior . Recorrer una ruta senderista, montar a caballo, preparar patatas asadas en la chimenea y que te toque fregar los platos porque has perdido jugando a las películas. Volver a Speedytown y escribir una entrada para el blog sobre el viaje, que si la leyeran los que han ido conmigo pensarían: "¿Pero Speedy ha estado con nosotros? ¿Seguro?"
-OPCIÓN C: (ESTOOO, NO SÉ QUÉ NOMBRE PONERLE A ESTE FINDE)
Acabar rendida después de un horriiiiiiiiiiiiible semana de trabajo y pasarte todo la tarde tumbada en el sofá mientras ÉL te hace mimitos. Ver una buena peli acompañada de una montaña de palomitas, bollos, chuches y chocolate y que cuando termine, ÉL te empiece a dar besos suaves en el cuello, en el escote, te dé mordisquitos en la oreja y...
(Aquí voy a poner los dos rombos que estamos en horario infantil)
A la mañana siguiente quedar en un paraje bonito con ÉL y su pandilla y hacer una barbacoa de esas infinitas que empiezan a las 12 de la mañana y acaban a las ocho de la tarde. Volver corriendo a casa para arreglarte y llegar justa a las 10 al bar donde tus amigos están jugando (y sin tu ayuda, perdiendo) un torneo de dardos. Pasarte luego por el restaurante donde han cenado tus compas de teatro para presentarles a ÉL porque, "ya te vale, cómo no lo has traído antes, ¿crees que le vamos a asustar o qué?". Bailotear, reír y ponerte roja con las bromitas sobre ÉL y tú que los cabritos de tus amigos y los teatreros se han pasado toda la noche haciendo. Levantarte taaaaaaaaaaaaaaaaarde el domingo, que te traigan el desayuno a la cama, comer de picnic en el parque, echarte una siesta al solecito y luego ir a un cine de esos grandes, elegantes y bonitos, a ver una buena peli.
Adivináis cómo acaba este finde, ¿no? No hombre, no, nada de dos rombos. Iba a decir que termina escribiendo una entrada para el blog sobre un fin de semana guay.
¡¡¡SERÉIS MAL PENSADOS!!
En general, hay algunas cosas que tengo claras que tendrían que cumplirse. El sol es obligatorio. Un finde perfecto, sea cual sea el plan, tiene que hacer buen tiempo. Las risas son innegociables. Si son muchas y a caracajadas, mejor que mejor. Lo que habitualmente viene unido a otro punto imprescindible del finde perfecto: una buena conversación. Ya sea de esas multitudinarias y caóticas de las que vienen las risas o una laaaaaaaarga charla para ponerte al día con quien sea.
Y haciendo combinaciones de estos elementos y lo que se me ha ido ocurriendo me salen por lo menos tres fin de semana ideales:
-OPCIÓN A: EN SPEEDYTOWN
Viernes tarde: comida, minisiesta (IM-PRES-CIN-DI-BLE para poder aguantar el ritmo), cena de tapas y algún plan guay: ver un espectáculo de improvisaciones o cuentacuentos o monólogos en un bar, algún miniconcierto, batalla juegos de mesa...
Sábado: Levantarte taaaaaaaaaaaaaarde y remolonear en la cama todo lo posible. Ponerte las pilas por fin, ver el estupendísimo sol que hace y salir a dar un paseo. Encontrarte tu comida favorita preparada (por arte de magia), ver una buena peli tumbada en el sofá, leer un rato y ponerte guapísima para salir. Quedar con toda la pandilla en un bar que hacía tiempo que querías probar, tomar unas cañas, risas, bailoteos... y lo que vaya surgiendo, las noches de fiesta son impredecibles.
Domingo: Levantarte más taaaaaaaaaaaaaaaarde aún que ayer (porque en un finde ideal el sábado noche es guay y se alarga, claro), ir al Speedyhogar a participar en una convención de Speedysobris y jugar al escondite, a "tú la llevas" y a "polis y cacos" como si no hubiera un mañana. Terminar la tarde viendo alguna obra interesante que pongan en algún teatro de Speedytown, llegar a casa, hacer un rápido repaso a la blogoesfera y escribir una entrada chula, de esas que las acabas y piensas: "¡Este post me ha quedado bien, cómo me divierte hacer esto!"
(Bueno, una matización: en mi finde ideal el lunes no tendría que trabajar, porque pensando que al día siguiente hay curro, lo domingos pierden mucho encanto)
-OPCIÓN B: DE VIAJE
Aquí hay varias posibilidades. Una es hacer una escapadita rápida a Madrid o Barcelona y ver un musical, cenar en un restaurante novedoso, hacer algún plan de esos chulísimos (como un juego de pistas con GPS o una representación de Cluedo en vivo) y pasarse por el Prado a ver a la hermana recién descubierta de La Gioconda, por ejemplo. Otra buena opción es irse en pandilla a algún sitio bonito en la montaña y jugarse a los chinos quien cocina y quien limpia. Hacerle continuas putadillas al típico/a que tarda 1000 horas en ducharse para sacarle del baño de una vez y organizar barullo para que se despierte pronto el que se haya cogido el pedo más grande la noche anterior . Recorrer una ruta senderista, montar a caballo, preparar patatas asadas en la chimenea y que te toque fregar los platos porque has perdido jugando a las películas. Volver a Speedytown y escribir una entrada para el blog sobre el viaje, que si la leyeran los que han ido conmigo pensarían: "¿Pero Speedy ha estado con nosotros? ¿Seguro?"
-OPCIÓN C: (ESTOOO, NO SÉ QUÉ NOMBRE PONERLE A ESTE FINDE)
Acabar rendida después de un horriiiiiiiiiiiiible semana de trabajo y pasarte todo la tarde tumbada en el sofá mientras ÉL te hace mimitos. Ver una buena peli acompañada de una montaña de palomitas, bollos, chuches y chocolate y que cuando termine, ÉL te empiece a dar besos suaves en el cuello, en el escote, te dé mordisquitos en la oreja y...
(Aquí voy a poner los dos rombos que estamos en horario infantil)
A la mañana siguiente quedar en un paraje bonito con ÉL y su pandilla y hacer una barbacoa de esas infinitas que empiezan a las 12 de la mañana y acaban a las ocho de la tarde. Volver corriendo a casa para arreglarte y llegar justa a las 10 al bar donde tus amigos están jugando (y sin tu ayuda, perdiendo) un torneo de dardos. Pasarte luego por el restaurante donde han cenado tus compas de teatro para presentarles a ÉL porque, "ya te vale, cómo no lo has traído antes, ¿crees que le vamos a asustar o qué?". Bailotear, reír y ponerte roja con las bromitas sobre ÉL y tú que los cabritos de tus amigos y los teatreros se han pasado toda la noche haciendo. Levantarte taaaaaaaaaaaaaaaaarde el domingo, que te traigan el desayuno a la cama, comer de picnic en el parque, echarte una siesta al solecito y luego ir a un cine de esos grandes, elegantes y bonitos, a ver una buena peli.
Adivináis cómo acaba este finde, ¿no? No hombre, no, nada de dos rombos. Iba a decir que termina escribiendo una entrada para el blog sobre un fin de semana guay.
¡¡¡SERÉIS MAL PENSADOS!!
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grandes momentos festivos,
hoy salimos
viernes, 9 de marzo de 2012
¡En guardia!
He encontrado una nueva manera de perder el tiempo. Iba a esperar a llevar más clases para poder contaros algo con más chicha, pero no aguanto más: ¡¡¡me he apuntado a esgrima!!! Si, ya sé, ya sé, voy de mal en peor, pero es que me apetecía taaaaaaaaaaaanto.
Primero, porque nunca viene mal saber alguna técnica más para luchar contra los supervillanos. Que ahora se llevan mucho los rayos láser y las vibraciones paralizadoras y esas cosas... pero con todas esas moderneces te falla la batería y estás vendido. Y luego porque una espada siempre viene estupendamente para darle un toque de estilo a un supertraje, que, la verdad, mis mallas verdes quedaban un poco sosas sólo con la capa y el antifaz.
Total, que esta semana he empezado las clases. Lo primero que me sorprendió es que aquello no estuviera lleno de mosqueteros dispuestos a defender al rey luchando uno para todos y todos para uno. La mayoría somos alumnAs, muchas de las cuales dejaron de ser jóvenes hace unos añitos. ¿Qué lleva a una respetable madre de familia a aprender a manejar una espada? Ni idea, pero espero que su hijos se porten bien o correrán el riesgo de ser empleados como deberes de esgrima. Los dos únicos alumnOs del curso son dos chavalines que no sé cuándo comenzarían a practicar este deporte, pero que ya le empiezan a hacer la competencia a D' Artagnan y su pandilla. Una cosa tengo clara: no creo que nadie les quite el bocadillo en el recreo.
Otro que tiene lo suyo es el profe, un cincuentón más bien menudillo que tiene un ojo a la virulé. Al principio te ríes porque piensas que con esa mirada perdida no va a dar una, pero cuando le ves moverse dejas de reírte. El tío tiene una agilidad y destreza que no he visto en ningún otro deportista. No sé cómo explicarlo, es como si se desplazara sin tocar el suelo... Un poco como el paso ese famoso de Michael Jackson, pero diferente. Ya sé, ya sé, lo estoy describiendo de pena, pero es que hay que verlo para hacerse una idea, joooooo...
Hasta ahora he empleado, en total, 50 minutos de mi vida en aprender esgrima, por lo que ya supondréis los enooormes conocimientos que me ha dado tiempo a adquirir. Pero para que no se diga, voy a compartirlos con vosotros:
-Avanzar hacia adelante es marchar
-Retroceder es romper
-Atacar con el brazo estirado hacia el frente es fondo
-La posición de guardia es totalmente lateral, para que el contrario tenga menos superficie (sólo la de tu perfil) para clavarte la espada y tú puedas atacarle por delante y por detrás.
-La espada se empuña con toda la mano pero se dirige con los dedos índice y pulgar, como un boli.
Y la lección mas importante de la primera clase: después de una sesión de 50 minutos de romper, marchar y fondo, tómate dos o tres vasos de agua con azúcar. Más que nada para evitar las pedazo de agujetas que te van a aparecer en las piernas.
Que no es que yo las tenga, ¿eh? ¡¡¡Qué vaaaaaa!!! Yo soy una superheroína y todos el mundo sabe que las superheroínas estamos es forma y eso....
Primero, porque nunca viene mal saber alguna técnica más para luchar contra los supervillanos. Que ahora se llevan mucho los rayos láser y las vibraciones paralizadoras y esas cosas... pero con todas esas moderneces te falla la batería y estás vendido. Y luego porque una espada siempre viene estupendamente para darle un toque de estilo a un supertraje, que, la verdad, mis mallas verdes quedaban un poco sosas sólo con la capa y el antifaz.
Total, que esta semana he empezado las clases. Lo primero que me sorprendió es que aquello no estuviera lleno de mosqueteros dispuestos a defender al rey luchando uno para todos y todos para uno. La mayoría somos alumnAs, muchas de las cuales dejaron de ser jóvenes hace unos añitos. ¿Qué lleva a una respetable madre de familia a aprender a manejar una espada? Ni idea, pero espero que su hijos se porten bien o correrán el riesgo de ser empleados como deberes de esgrima. Los dos únicos alumnOs del curso son dos chavalines que no sé cuándo comenzarían a practicar este deporte, pero que ya le empiezan a hacer la competencia a D' Artagnan y su pandilla. Una cosa tengo clara: no creo que nadie les quite el bocadillo en el recreo.
Otro que tiene lo suyo es el profe, un cincuentón más bien menudillo que tiene un ojo a la virulé. Al principio te ríes porque piensas que con esa mirada perdida no va a dar una, pero cuando le ves moverse dejas de reírte. El tío tiene una agilidad y destreza que no he visto en ningún otro deportista. No sé cómo explicarlo, es como si se desplazara sin tocar el suelo... Un poco como el paso ese famoso de Michael Jackson, pero diferente. Ya sé, ya sé, lo estoy describiendo de pena, pero es que hay que verlo para hacerse una idea, joooooo...
Hasta ahora he empleado, en total, 50 minutos de mi vida en aprender esgrima, por lo que ya supondréis los enooormes conocimientos que me ha dado tiempo a adquirir. Pero para que no se diga, voy a compartirlos con vosotros:
-Avanzar hacia adelante es marchar
-Retroceder es romper
-Atacar con el brazo estirado hacia el frente es fondo
-La posición de guardia es totalmente lateral, para que el contrario tenga menos superficie (sólo la de tu perfil) para clavarte la espada y tú puedas atacarle por delante y por detrás.
-La espada se empuña con toda la mano pero se dirige con los dedos índice y pulgar, como un boli.
Y la lección mas importante de la primera clase: después de una sesión de 50 minutos de romper, marchar y fondo, tómate dos o tres vasos de agua con azúcar. Más que nada para evitar las pedazo de agujetas que te van a aparecer en las piernas.
Que no es que yo las tenga, ¿eh? ¡¡¡Qué vaaaaaa!!! Yo soy una superheroína y todos el mundo sabe que las superheroínas estamos es forma y eso....
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miércoles, 7 de marzo de 2012
Cuando no pintamos nada
Guille, el hermanito de Mafalda, es un genio y tiene razón casi siempre. Los fracasos, el rechazo, duelen porque nos tocan el orgullo. Porque, ¡oh, cielos, Leoncio, qué horror!, nos ha pasado esto o lo otro por ser demasiado tal o no ser lo suficientemente cual. Porque, en el cuento de nuestra vida, tenemos que ser los protagonistas absolutos. Aquí nada de trabajos corales: todo se debe a nosotros, o tiene que ver exclusivamente con nuestros mendas o nos pilla en medio por alguna razón fundamental. Siempre, oye, qué casualidad. Bien, pues lo aviso desde ya: en las siguientes líneas voy a enunciar una teoría sobre lo poco que pintamos en nuestra vida, apoyada en demostraciones prácticas del día a día. Quien no se vea con fuerzas para darse cuenta de su propia irrelevancia, que se salte esta entrada.
Esto se aplica tanto a los éxitos como a los fracasos, pero me voy a centrar en lo malo, que siempre da más juego y más dolores de cabeza. Las cosas pasan. Y ya. Como ocurren en nuestra vida, el factor común de estos hechos es que siempre estamos nosotros pululando por las cercanías cuando acontecen. Pero de ahí a que seamos los causantes, los responsables, los catalizadores de todo, hay mucho trecho. Unas veces, sí. Otro altísimo porcentaje de ellas, no. Y como muestra un botón.
Voy a poner el ejemplo más extremo para que se vea claro: los intentos de ligoteo en un bar. Si un chico le entra a una chica y ésta le rechaza, es que él no le gusta. No es suficientemente guapo, o demasiado bajo, o rubio en vez de moreno o le falta chispa o no ha tenido bastante gracia al empezar la conversación. Bueno, pues sí, puede ser por eso. Siendo generosa le doy un 50% de posibilidades de que alguna de esas sea la causa real. Pero hay al menos otro 50% de que nada de eso tenga nada que ver. En realidad, siendo objetivos, el rechazo podría haber tenido cualquier otro motivo:
-Que a la chica en cuestión le estén matando los tacones y no tenga cuerpo para ligoteos.
-Que esté perdidamente colada por su amigo Zrutanito, que no le hace ni caso, claro, pero que, en un alarde de estupidez propio de pazguatas enamoradas, le impide pensar en cualquier otro ser masculino del planeta, aunque sea hermano gemelo de George Clooney en sus buenos tiempos.
-Que la chavala prefiera el género femenino porque sí, porque vino así de fábrica y no vea necesario compartir esa información con alguien al que conoce hace dos milisegundos.
-Que el pobre infeliz que le ha entrado le recuerde a su ex, que es clavado al primo guapo de Lobezno, pero que le rompió el corazón en mil pedazos.
-Que la chica haya cateado tropecientas en los últimos exámenes y la pilles pensando "me voy a casa ya, que mañana tengo que estudiar o mi padre me mata".
-Que también a ella la acaben de rechazar, en concreto el maromazo que esté en la otra punta del bar, y no tenga el coño para ruidos. Y nunca mejor dicho.
Pero claro, el chico nunca pensará que no ha triunfado por alguno de estos motivos, siempre creerá que ha sido cosa suya, algo que tiene que ver con él. Cómo no va estar él por medio por favor, si es la estrella de la película.
Y eso en el cuerpo a cuerpo, que bueno, es más comprensible porque no hay intermediarios. Pero hacemos lo mismo con relaciones recien iniciadas medio a distancia. Lo cual ya es lo más de lo más.
Lo típico: chica conoce a chico un milisegundo en la vida en 3D y empiezan a hablar por correo electrónico, por sms, por what's up. Él: bla, bla, bla, qué interesante eres, qué guay todo lo que me cuentas, tenemos que hacer esto, lo otro, te voy a regalar no se qué por tu cumple, este verano podíamos ir de viaje a tal sitio, patatín, patatán... La cosa va subiendo de intensidad hasta un martes de la vida a las 11 de la noche. Y el miércoles por la mañana... nunca más se supo. No más emails, ni mensajes, ni nada de nada. Como si se hubiera abierto una grieta en el suelo y se lo hubiera tragado la tierra.
La chica asume inmediatamente que ha sido culpa suya y empieza a pensar qué ha hecho mal: si le ha escrito demasiado o demasiado poco, si se ha pasado de graciosa o de sosa, si ha ido deprisa o despacio... A verrrrrr, alma de cántaro, de las 11 de la noche del martes a las nueve de la mañana del miércoles no os habéis visto, ni habéis hablado ni ha habido ningún problema. No sé qué ha ocurrido, pero una cosa tengo clara: NO tiene que ver contigo. Por mucho que pienses que eres la única estrella de la peli.
Nos creemos el ombligo del mundo, en lo bueno y en lo malo. Y bueno... a mí me parece que somos más bien como Miguelito en esta viñeta.
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lunes, 5 de marzo de 2012
Sustituir
Los sustitutos tienen mala fama porque claro, dos galletas medio de cartón y un batido soso, para saltarte una comida durante un régimen estricto, es una caca de la vaca paca. La cosa tampoco mejora si cuando te apetece a morir fumarte un pitillo tienes que conformarte con un triste parche de nicotina y no digamos si el tema es que te cambian una estupendísima sesión de sexo por un KitKat. Que sí, que yo como buena adicta al chocolate, sé mejor que nadie lo buenísimo que está, pero que sirva para sustituir otras cosas no lo tengo yo tan claro, ¿eh?
En fin, que me desvío. Decía que los sustitutos tienen mala fama, pero no deberían porque toda la vida es pura sustitución. Se te caen los dientes de leche y los sustituye la dentadura adulta. Desaparece tu precioso bronceado de verano y ocupa su lugar una piel blancuza que te acompañará todo el invierno. A tu poblada melena morena la sustituirá algún día una enorme cantidad de canas.
Y no pasa sólo en la biología, también en tu armario. A la horterísima ropa que llevabas hace 10 años la han sustituido otras prendas de las que dentro de no tanto te avergonzarás lo mismo o más (y si no, que levanten la mano las que al principio juraron que jamás se pondrían pantalones de pitillo y leggins y ahora los llevan sin problemas la mitad de los días. (Os estáis haciendo las longuis, pero sé que estáis allí, perracas, no me engañáis ;P) Igual ocurre con el tiempo ocupado (primero el cole, luego el instituto, luego el trabajo, luego la jubilación... (bueno, no creo, tal y como está la cosa, supongo que trabajaremos hasta la muerte) y con el tiempo libre: a las clases de ballet a las que te apuntó tu madre, las sustituyen los entrenamientos de baloncesto que prefieres cuando creces y luego el deporte lo cambias por juergas infinitas y después ganan terreno tu sofá, tu mantita y tu mando.
Aunque suene duro decirlo así, a las personas, en realidad, también las sustituimos. Muy pocas amistades del cole sobreviven si al pasar al instituto conoces gente nueva. Tres cuartos de lo mismo ocurre si estudias una carrera universitaria fuera de tu ciudad, por ejemplo, o cuando la vida empieza a alejar tus intereses y necesidades de las de tus amigos de siempre. Y como muestra un botón: ¿cuántas parejas con niños pequeños siguen teniendo una relación cercana y habitual con las eternas solteras de la pandilla? Pocas, ya os lo digo. A ver, que cariño y eso sigue habiendo, claro, pero en el día a día, para hacer cosas... pues no queda más remedio que sustituir. También para cerrar temas y desterrar dolores. Es así.
El problema es cuando a la vida se le acaban los recambios de algunos ámbitos y no le peta mandarte sustitutos. Tú los pides por correo electrónico, por fax, llamas a atención al cliente... pero que si quieres arroz, Catalina. Así que nada, por si a los mandamases del Universo les da por pasarse por mi blog, también lo digo aquí:
¿Qué hay de lo mío?
En fin, que me desvío. Decía que los sustitutos tienen mala fama, pero no deberían porque toda la vida es pura sustitución. Se te caen los dientes de leche y los sustituye la dentadura adulta. Desaparece tu precioso bronceado de verano y ocupa su lugar una piel blancuza que te acompañará todo el invierno. A tu poblada melena morena la sustituirá algún día una enorme cantidad de canas.
Y no pasa sólo en la biología, también en tu armario. A la horterísima ropa que llevabas hace 10 años la han sustituido otras prendas de las que dentro de no tanto te avergonzarás lo mismo o más (y si no, que levanten la mano las que al principio juraron que jamás se pondrían pantalones de pitillo y leggins y ahora los llevan sin problemas la mitad de los días. (Os estáis haciendo las longuis, pero sé que estáis allí, perracas, no me engañáis ;P) Igual ocurre con el tiempo ocupado (primero el cole, luego el instituto, luego el trabajo, luego la jubilación... (bueno, no creo, tal y como está la cosa, supongo que trabajaremos hasta la muerte) y con el tiempo libre: a las clases de ballet a las que te apuntó tu madre, las sustituyen los entrenamientos de baloncesto que prefieres cuando creces y luego el deporte lo cambias por juergas infinitas y después ganan terreno tu sofá, tu mantita y tu mando.
Aunque suene duro decirlo así, a las personas, en realidad, también las sustituimos. Muy pocas amistades del cole sobreviven si al pasar al instituto conoces gente nueva. Tres cuartos de lo mismo ocurre si estudias una carrera universitaria fuera de tu ciudad, por ejemplo, o cuando la vida empieza a alejar tus intereses y necesidades de las de tus amigos de siempre. Y como muestra un botón: ¿cuántas parejas con niños pequeños siguen teniendo una relación cercana y habitual con las eternas solteras de la pandilla? Pocas, ya os lo digo. A ver, que cariño y eso sigue habiendo, claro, pero en el día a día, para hacer cosas... pues no queda más remedio que sustituir. También para cerrar temas y desterrar dolores. Es así.
El problema es cuando a la vida se le acaban los recambios de algunos ámbitos y no le peta mandarte sustitutos. Tú los pides por correo electrónico, por fax, llamas a atención al cliente... pero que si quieres arroz, Catalina. Así que nada, por si a los mandamases del Universo les da por pasarse por mi blog, también lo digo aquí:
¿Qué hay de lo mío?
viernes, 2 de marzo de 2012
¡Toma! ¡Para que llores por algo!
El otro día lei en alguna parte que todos tenemos una vida parecida, un número equiparable de motivos para ser felices o desgraciados y que la diferencia está en cómo nos los tomamos. Menuda sandez. La actitud con la que enfrentamos el día a día es fundamental, de eso no hay ninguna duda. Pero, ¿que la vida nos trata a todos igual ? ¡TURURÚ!
Otra cosa es que los humanos vengamos con un defecto de fábrica que provoca que, cuando todo nos va bien, busquemos problemas donde no los hay, nos ahoguemos en un vaso de agua, queramos siempre más y nos angustiemos si ese "más" no llega. ¿Que todos sufrimos más o menos igual? Puede ser, aceptamos pulpo como animal de compañía. ¿Qué todos tenemos los mismos motivos para sufrir? ¡Ni de coña!
Y de eso hay miles de ejemplos en la vida diaria. Todos conocemos a la típica persona que ha nacido con una flor en el culo. O con estrella, como lo queráis llamar. Esos suertudos a los que todo, ABSOLUTAMENTE TODO, les sale bien. SIEMPRE. Están en el sitio adecuado y en el momento justo para conseguir el trabajo ideal, se encuentran a la persona perfecta en el momento preciso para que pueda llegar a convertirse en la pareja de su vida, son los únicos que logran aparcar el coche en el centro de una gran ciudad en hora punta... Lo que viene siendo tener una flor en el culo, vaya.
Ojo, que no digo yo que no se lo curren también. Seguro que muchos de ellos luchan por lo que quieren, ponen los medios para conseguirlo, adoptan la mejor aptitud para lograrlo y posiblemente casi todos sean, además, encantadores. Sólo que una persona sin su estrella hace exactamente lo mismo y no obtiene los mismos resultados. La diferencia está en la suerte, está claro.
Ya me gustaría a mí pensar de otra manera, pero los años me demuestran una y otra vez que si a la vida no le peta darte algo, no le peta. Y ya. Da igual lo mucho que te esfuerces, que no lo vas a conseguir. Otra tema es que los humanos seamos unos pánfilos que no tenemos ni idea de lo que el Universo tiene pensado negarnos o concedernos. Por eso no nos queda otra que intentarlo, currárnoslo a tope (porque eso sí, aquí nadie regala nada, ni siquiera el Universo) y comprobar si, una vez que hemos hecho todo lo posible, la vida abre la mano y nos da lo que sea por lo que estemos luchando. Si está de buenas, lo logramos, chachi. Si está de malas, seguimos para bingo, señores. Es lo que hay.
Hasta yo, que podría ganar una olimpiada de quejicas, en categoría individual y por equipos, me doy cuenta de que tengo la enooooooorme suerte de tener un techo bajo el que vivir, una familia con la que pelearme amigablemente y una salud medio apañada. Por eso entiendo que las personas a las que les falta algo de esto quieran pegarme una merecidísima colleja cuando me oyen quejarme. El mismo capón que les daría yo a los de la flor en el culo cuando me vienen con sus lloriqueos...
¡Toma collejaza! Para que llores por algo.
Otra cosa es que los humanos vengamos con un defecto de fábrica que provoca que, cuando todo nos va bien, busquemos problemas donde no los hay, nos ahoguemos en un vaso de agua, queramos siempre más y nos angustiemos si ese "más" no llega. ¿Que todos sufrimos más o menos igual? Puede ser, aceptamos pulpo como animal de compañía. ¿Qué todos tenemos los mismos motivos para sufrir? ¡Ni de coña!
Y de eso hay miles de ejemplos en la vida diaria. Todos conocemos a la típica persona que ha nacido con una flor en el culo. O con estrella, como lo queráis llamar. Esos suertudos a los que todo, ABSOLUTAMENTE TODO, les sale bien. SIEMPRE. Están en el sitio adecuado y en el momento justo para conseguir el trabajo ideal, se encuentran a la persona perfecta en el momento preciso para que pueda llegar a convertirse en la pareja de su vida, son los únicos que logran aparcar el coche en el centro de una gran ciudad en hora punta... Lo que viene siendo tener una flor en el culo, vaya.
Ojo, que no digo yo que no se lo curren también. Seguro que muchos de ellos luchan por lo que quieren, ponen los medios para conseguirlo, adoptan la mejor aptitud para lograrlo y posiblemente casi todos sean, además, encantadores. Sólo que una persona sin su estrella hace exactamente lo mismo y no obtiene los mismos resultados. La diferencia está en la suerte, está claro.
Ya me gustaría a mí pensar de otra manera, pero los años me demuestran una y otra vez que si a la vida no le peta darte algo, no le peta. Y ya. Da igual lo mucho que te esfuerces, que no lo vas a conseguir. Otra tema es que los humanos seamos unos pánfilos que no tenemos ni idea de lo que el Universo tiene pensado negarnos o concedernos. Por eso no nos queda otra que intentarlo, currárnoslo a tope (porque eso sí, aquí nadie regala nada, ni siquiera el Universo) y comprobar si, una vez que hemos hecho todo lo posible, la vida abre la mano y nos da lo que sea por lo que estemos luchando. Si está de buenas, lo logramos, chachi. Si está de malas, seguimos para bingo, señores. Es lo que hay.
Hasta yo, que podría ganar una olimpiada de quejicas, en categoría individual y por equipos, me doy cuenta de que tengo la enooooooorme suerte de tener un techo bajo el que vivir, una familia con la que pelearme amigablemente y una salud medio apañada. Por eso entiendo que las personas a las que les falta algo de esto quieran pegarme una merecidísima colleja cuando me oyen quejarme. El mismo capón que les daría yo a los de la flor en el culo cuando me vienen con sus lloriqueos...
¡Toma collejaza! Para que llores por algo.
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