lunes, 29 de octubre de 2018

Tú (según yo)

Hablas por los codos. Luego dices de mi, pero hay que ver como le das tú a la sin hueso, amigo. Y, como yo, la información que aportas sobre ti es inversamente proporcional al número de palabras que salen de tu boca. Aún así, hay cosas que se te escapan. Y con eso y con tus reacciones, que no son palabras pero también se te escapan, ya nos vamos conociendo.

-Te encanta tu trabajo. Te en-can-ta. A veeerrr, como todos, hay días que estás hasta el pico de la boina, claro. Pero incluso en esos días que traes el morro torcido, después de 10 minutos ya tienes otra cara. Porque te encanta, a pesar de todo.

-Eres gracioso. Buenoooo, mejor dicho, lo intentas. Lo intentas un montón. Eres el bromista incansable. A veces te mandaría de gira con Arévalo y Las Virtudes pero muchas otras veces me parto contigo. De hecho, a mi me gusta tu tipo de humor. Y sobre todo me gusta que le eches humor a todo, que lo uses para combatir el hijoputismo gratuito de la vida. Mola.

-Tu forma gramatical preferida es la interrogación. No he conocido a nadie que encadene tantas preguntas seguidas como tú. Que de muchas de ellas no esperas ni respuesta, en realidad, es tu forma de que el otro se sienta integrado en la conversación. Ahora ya me he acostumbrado, pero me acuerdo que al principio me quedaba picueta porque no sabía que contestar a cosas como un "¿tú qué comes cuando vas al extranjero?" disparado así, a bocajarro, sin venir a mucho cuento con el resto de la conversación. Que luego tenías un argumento y llegabas a él enseguida, pero de primeras era como "¿einnn?"

-Tienes talento para tu profesión. He oído a compañeros tuyos decirte que te queda un gran futuro por delante y la verdad es que me lo creo. Me lo creo porque es evidente que reúnes condiciones, te sobra ilusión y no sé por qué intuyo que no te falta fuerza de voluntad. Esos tres ingredientes mezclados con un poquito de suerte son garantía de éxito, así que espero que lo consigas. Te deseo lo mejor.

-Eres espontáneo y muy abierto. De vez en cuando me dices cosas que yo me quedo flipada y tú tan fresco. Ni te inmutas, oye. Que como lo haces con tanta naturalidad, pues claro, yo lo vivo en plan normal, te sigo el rollo, pero luego llego a mi casa y pienso: "¿De verdad Z me ha dicho eso o le oído mal? Porque como me va a haber dicho eso sin cambiar la cara". Pero sí que me lo has dicho, sí. Y te has quedado fresquísimo.

-Más vale tenerte de amigo que de enemigo. No porque tengas mala leche (que me da en la nariz que un poco sí) sino porque eres ocurrente en las revanchas. Tus venganzas son originales, divertidas y contundentes.No querría ser la destinataria de una de ellas, la verdad...

-Eres ágil mental. Inteligente seguramente también, pero con lo poco que hemos hablado no puedo saberlo. De lo que tengo pruebas sobradas es de la rapidez de tus respuestas. Es arriesgado meterse en una lucha dialéctica contigo porque es difícil dejarte callado. Más bien suele ocurrir al revés. Que no es que me haya pasado a mi alguna vez, ¿eh? Qué va...

-Crees en el karma y haces bien porque, de una forma o de otra, al final todo lo que va, vuelve. Tienes perro, eres motero, tu metabolismo basal consume 2200 calorías al día, comparas situaciones en la vida con Humor Amarillo, eres team Reyes Magos antes que Papa Noel, has sido (y me apuesto algo a que sigues siendo) fiestero, trabajaste en un bar y no te das por aludido cuando te llaman por tu nombre completo, sólo por tu nombre acortado.

Ay, rapaz, que te voy conociendo ya...

miércoles, 17 de octubre de 2018

El fin de una era

Esto, por favor, no se lo digáis a Speedymum que le gusta a ella un drama y va a empezar a montarse películas que no son, pero ojito ¡o-ji-to! a lo que acaba de pasar: hoy he terminado el primer y único paquete de sal que he comprado desde que me independicé. Y al loro, que volé del SpeedyHogar hace ahora... 9 años. ¡9! Ahí lo llevas.

Así es, amigos, he gastado un paquete de sal (marina, de la de cocinar) en 9 años, que se dice pronto. 108 meses. 3285 días. Esto, como todos los datos estadísticos, sacado de contexto puede dejarnos flipados, pero tiene unos factores concurrentes que lo explican, claro. A saber:

-Yo, ya lo sabéis, cocino poco. Ahora me voy animando cada vez más a hacer alguna cosilla, pero casi todo son ensaladas y temas sin mayor complicación. Y en cualquier caso, los purés y cremas de bote, las sopas y las frutas y verduras son los reyes indiscutibles de mi nevera y armarios, no os voy a engañar.

-Lo poco que cocino lo cocino con poca sal o sin ella. principalmente porque se me olvida echarla, la verdad, y como dicen que no es muy sana, pues tampoco le pongo demasiado empeño en recordar. La uso sólo en las platos que sosos me resultan incomibles, tipo el pan con aceite y cosas por el estilo. Luego me extraño de lo buenísimos que le salen todos los guisos a Speedydad comparados con lo asquerosos que están los míos, pero claro, teniendo en cuenta que soy totalmente insubordinada con las recetas (pongo lo que me da la gana en la cantidad que quiero y quito lo que no me gusta) y que no le echo sal, pues eso lo explica todo. Milagros en Lourdes.

Y así se entiende que en 9 años no haya comprado nunca sal para mi casa. He adquirido sofás, sillas, aires acondicionados, pinzas, grifos y todo lo que os podáis imaginar, pero sal, no. Ese paquete lleva conmigo casi una década y ha llegado el momento decirle adiós. Es el fin de una era. Y es algo simbólico porque con este adiós quiero que vengan otros adioses bastante más importantes. Lo primero adiós a esta superguarida en la que tengo por caseros a unos golfos apandadores que me tienen frita. Paquete de sal nuevo, casa nueva, ya lo dice el refrán (que me acabo de inventar). Adiós también a un curro que me lleva por la calle de la amargura. Y adiós a una época que está siendo bastante caca de la vaca Paca, en general.

Ya lo decían en Friends. Es el fin de una era.


lunes, 8 de octubre de 2018

Reconócelo

Yo reconozco que somos de mundos distintos, de formaciones diferentes, de vidas opuestas, si tú reconoces que se te ilumina la cara cuando me ves. Que no puedes contener una sonrisa. Siempre. Como me pasa a mi.

Yo reconozco que las circunstancias no son fáciles y que esto es inadecuado desde muuuuchos puntos de vista, si tú reconoces que no te pasa con nadie lo que te pasa conmigo. Que parece que me conoces de siempre y no hace ni mes y medio. Como me ocurre a mi.

Yo reconozco que no tenemos nada que ver, que seguramente (no lo sabemos aún) nuestros gustos no serán parecidos ni en cine, ni en literatura, ni en viajes, si tú reconoces que saco tu lado tierno. Que me llamaste corazoncito, tronco. Que se te escapó. Crees que no te oí, pero soy SpeedyGirl, además de supervelocidad, tengo superoído. No te esfuerces en disimular.

Yo reconozco que en un gimnasio megamasificado como el mío donde hay 200 usuarios por metro cuadrado dándose codazos para coger las pesas y los sitios mejores es imposible fijarse en nadie, si tú reconoces que, en realidad, si te fijas. Que te fijaste desde el minuto 1.

Yo reconozco que seguramente (porque tampoco lo sabemos aún) tenemos formas de ser y caracteres muy distintos, si tú reconoces que también parecen intuirse algunos rasgos en común. Que tú das la sensación de ser alegre y positivo y yo soy más de las que miran un donut y sólo ven el agujero. Pero también parece que tienes mucha fuerza de voluntad y que aplicas el humor para combatir el hijoputismo gratuito de la vida y en esos dos temas, amigo... En esos dos temas, a mi no me gana nadie.

Yo reconozco que (como me "obligaste" a confesar el otro día delante de toda la clase) te quiero un poco ("pero muy poco, ¿eh?") si tú reconoces que tú a mi también.

Reconócelo.

Te sentirás mucho mejor cuando lo admitas.

La verdad os hará libres.

Eso dicen, ¿no?