lunes, 29 de septiembre de 2014

Hasta entonces

Cuando dormir debajo de un puente empieza a convertirse en una posibilidad no tan remota tu escala de prioridades cambia, así que no creo que te busque en un tiempo. Que no es que hasta ahora te haya buscado mucho, es verdad, pero bueno, es que no es mi estilo. No me gusta forzar las cosas. Me pongo tensa, hago absurdeces y a la que te despistas salgo corriendo. Yo soy más de ¡anda, qué casualidad, nos hemos encontrado! También te digo que no es que sea la técnica más eficaz y que así me va, pero en fin, que ese no es el debate.

La cosa es que a este ritmo vamos a tardar en cruzarnos. Mucho, me temo. Y en el fondo es una suerte porque así que cuando llegues habrás podido practicar tu "todo va a ir bien" para que suene como lo más convincente del mundo, que buena falta me va a hacer. Habrás podido investigar  y encontrar la receta milagrosa de tortitas-quita-penas que es a la vez infalible y baja en calorías. Te habrá dado tiempo a leer unos 200 libros para recomendarme los 10 más divertidos. Y no, no me vale eso de "todos son guays". Tengo que reconstruir mi ciudad, no me queda otra que seleccionar mis lecturas para llegar a todo. Elige 10, anda. Y ya que te pones practica tu abrazo curador. A verrrrrr, que no es que te haga falta, seguro que ya funciona genial, pero tal y como está el tema, no me vendrá mal potencia extra.

Así que nada, hasta que nos veamos. Espero que sea pronto....


miércoles, 24 de septiembre de 2014

No escribir una NO entrada

Septiembre está siendo una mierda. Un zurullo. Una castaña de proporciones míticas. No es que los últimos meses hayan sido una juerga, pero éste está superando todas las expectativas. Me falta tener un accidente de tráfico, que me pongan los cuernos en directo en un programa de televisión de máxima audiencia y que el cielo se caiga sobre nuestras cabezas para hacer un pleno. Pero vamos, dadle tiempo, que a septiembre aún le quedan unos días. Seguimos para bingo, señores.

Con este panorama yo me debato entre la desesperación absoluta y el cabreo soberano. A ratos me dan ganas de sentarme en el suelo y que le den a todo. Si me tiene que pasar un autobús por encima, pues que me pase y que acabe con mi sufrimiento. Eso sí, que sea un autobús nuevecito, mono, bajo en emisiones y respetuoso con el Medio Ambiente, que mi vida será un horror, pero el cambio climático hay que pararlo. No mezclemos conceptos.

Cuando no estoy en plan suicida ecológico lo que me apetece es liarme a tiros. Así, indiscriminadamente: con enchufados inútiles, empresarios caraduras, banqueros sinvergüenzas, funcionarios incompetentes y/o malas personas y en general toda la panda de memos que tengo que echarme a la cara cada día. Que vosotros podríais pensar que lo digo metafóricamente, pero no hijos míos, no, ya me gustaría a mí que las metáforas me sirvieran para calmar toda la rabia y frustración que llevo ahora mismo dentro. De hecho, es una suerte que no tenga acceso a armas de fuego porque como caiga una en mis manos se va a formar la marimorena. Estoy a una pistola de escribir mis memorias de superheroina desde la cárcel. No os digo más.

De esta guisa me quiero yo poner a escribir y, ¡oh, sorpresa!, no me sale nada. No acierto a comprender por qué, oye. Si es que me cago en los lunes y me sobra mierda para los martes. Incluso aunque sea miércoles.

viernes, 19 de septiembre de 2014

500

Vale, ¿cómo vamos? ¿Tiene todo el mundo la copa llena? Bueno pues empiezo con el brindis.

Hoy estamos de celebración, pero es verdad que últimamente hemos vivido tiempos duros: impuestos, recortes, riesgo y su puta prima... qué os voy a contar que no sepáis. Por estos lares hemos procurado echarle siempre un poco de humor a la cosa y combatir los putadones a base de palabras y sonrisas. Y aunque mi vida de locura y caos permanente no me ha permitido mantener el ritmo de actualización que me habría gustado, la verdad es que aquí seguimos, al pie del cañón, pase lo que pase. Que no es poco.

Esta aventura comenzó el 24 de junio de 2010. Desde entonces han sido 4 años de memeces, reflexiones, desahogos y piradas de pinza. Y mucho psicoanálisis también,  porque acabo de darme cuenta de que la etiqueta más frecuente en mis textos es "qué vida más dura". Eso sí, seguida de cerca por "chorradas varias", que por aquí somos mucho de max mix. Para qué os voy a engañar.

De todas formas, no soy la única que dice tontadas por estos lares. Vosotros habéis dejado 7015 comentarios en las 121.300 visitas que ha recibido este blog. Y hay 121 valientes que se declaran públicamente seguidores de esta locura. 121 ya. Qué pasada.

Total, que china chana china chana, hemos llegado a la entrada 500. Y aunque últimamente no hemos estado muy fiesteros y nos hemos olvidados de cumples, aniversarios y fechas destacadas esto sí se merece una celebración. Así que levanto mi copa y brindo por vosotros, por los lectores, las personas que hacen posible que esto siga adelante. Porque aunque me encanta escribir y yo soy muy de hablar, (incluso sola), la verdad es que juntar letras por aquí no sería ni la mitad de divertido sin alguien al otro lado. Así que gracias. Va por vosotros.

ARRIBA
ABAJO
AL CENTRO Y...
¡¡¡PA'ADENTRO!!!

miércoles, 17 de septiembre de 2014

Pues qué bien...

-¡Hola! Vengo a solicitar el volante para que me dejen de dar latigazos.
-Ya... Pues no sé si va a poder ser. ¿Desde cuándo te dan latigazos?
-Desde hace mil años.
-Ah, pues entonces no puedes pedirlo aún, se tienen en cuenta estas solicitudes sólo a partir de 1100 años.
-Pero es que ya no puedo aguantar más, no tengo resistencia física para estos golpes.
-Ya... Pues no sé qué decirte. Haber entrenado mejor tu cuerpo para conseguir resistencia. La normativa es así, no la he inventado yo.
-Vale, pues mientras espero a que pasen los 1100 años necesito que me curen las heridas con el seguro contra latigazos prolongados que he pagado durante tooooooda mi vida .
-Ya... Pues eso tampoco puede ser. Te tienen que dejar de pegar ellos voluntariamente. Si te escapas tú, no hay seguro que valga.
-A veeeeeeeeeeer, que llevan mil años dándome latigazos. Y el siglo anterior me molían a patadas en el culo. Y a partir de  ahora ya me han dicho que me van a arrancar las uñas de los pies. ¿Y aún así no tengo derecho a volante ni seguro? ¿En serio? ¿Y para poder solicitarlo que tienen que hacerme ellos? ¿quemarme en una hoguera en la plaza pública de Speedytown?
-Ya... Pues creo que con eso tampoco tendrías derecho a nada.
-En resumen: ellos pueden patearme, fustigarme y arrancarme partes de mi cuerpo legalmente porque la normativa se lo permite. Estooooooo, por curiosidad, ¿y en esa misma normativa ellos tiene alguna obligación?
-Contigo no.
-Me lo imaginaba. Pues nada, oye, muchas gracias por tu inestimable ayuda.
-Naaaaaaaaaaaada, aquí estamos, a mandar. 

lunes, 15 de septiembre de 2014

Entre escombros

Mi vida era una ciudad. Pequeña, sin grandes pretensiones. Teníamos colegios, hospitales y servicios básicos y aunque nos faltaban cosas guays como restaurantes de lujo o grandes vías circunvalatorias que evitaran atascos, allí estábamos, al pie del cañón, buscando soluciones.

Hace no mucho sobre mi ciudad cayó una bomba que lo destruyó prácticamente todo. Lo poco que quedó en pie tras el impacto terminó cayendo también por los efectos colaterales de la explosión. Ahora a mi alrededor solo hay escombros y cascotes. No queda nada de lo de antes. NA-DA. Hay que reconstruir todo de cero.

El problema es que en mi ciudad no hay arquitectos, ni albañiles, ni carpinteros. Estoy yo sola para levantarlo todo. Y claro, esta vez quiero edificarlo bien, con buenos cimientos, con avanzados sistemas de seguridad que eviten que cualquier bomba imprevista vuelva a hacerlo saltar todo por los aires. Así que me informo. Investigo. Leo sobre grandes urbes. Miro fotos: Nueva York, París, Roma, Berlín... Son las clásicas, las carismáticas, las que triunfan. Mi ciudad tiene que ser como ellas para no volver a derrumbarse.

Pero me entran dudas. ¿Y si no soy capaz de construir algo tan grande? ¿Tan bonito? ¿Tan armonioso? ¿Tan equilibrado? ¿Y si no consigo que los turistas quieran venir?

¿Y si no puedo levantar una ciudad que dure?

jueves, 11 de septiembre de 2014

Salvando bodrios de la quema

Una de las peores experiencias de esta vida es volver a ver una peli que hacía siglos que no veías, que te en-can-tó de pequeña (o eso te parece recordar) y darte cuenta de que es una bazofia. Un zurullo total. Que no hay manera de salvar nada. Que piensas: ¿Pero cómo era tan lerda para que me gustara esto? Porque es un HORROR.

Para mí, el ejemplo por excelencia de esta sensación es Flash Dance.


Supongo que la vi cuando no levantaba dos palmos del suelo y unos calentadores y una música molona eran el no va más. Seguramente ni siquiera me enteré de qué iba, pero decidí que me gustaba y así he vivido tan feliz hasta que el otro día me la encontré por casualidad en la tele y fui consciente de la cruda realidad. Es una historia moralista fatal contada, llena de personajes odiosos, diálogos insoportables y escenas absurdas que no se sabe a qué vienen. Básicamente la trama es una excusa para unir un videoclip tras otro con una estética ochentera que soporta muy mal el paso del tiempo. Qué tristeza.

Total, que para superar el trauma de que películas míticas de mi infancia no lleven bien cumplir años he decidido buscarles el lado positivo. Algún rasgo, alguna frase acertada que las salve de la quema. No sé, por los viejos tiempos, ¿no?  Con Flash Dance está claro, la indulto por la música del final. Y por la frase que anima a la protagonista a seguir adelante: "Si abandonas tu sueño, mueres". Pero hay otras pelis a las que tenemos que buscar excusas para sacarlas del corredor de la muerte. Por ejemplo...

-La niñera y el presidente


Otro horror que se intuye ya desde el cartel (hay que reconocerles que no tratan de engañar a nadie, eso sí). No es que sea una peli mítica de mi infancia, pero si tuvieráis tantos speedysobris como yo, también os habría tocado tragárosla unas cuantas veces. Se trata de un cuento de hadas moderno, trasladado a la Europa del este y que intenta sin mucho éxito hacer algo de gracia. Como os podéis imaginar, no se salva ni la historia, ni los actores, ni el guión, pero para liberarla de la pena máxima, me quedo con uno de los diálogos. Una buena respuesta que nos viene bien a las que nos preguntan boda, tras boda, tras boda, por qué no nos casamos: "Casarse es una decisión. Yo decidí esperar a John John Kennedy y hasta que él no esté disponible, viajo". Yo me la apunto para próximos bodorrios, fijo que me va a hacer falta. Pero cambiaré a Kennedy por Clooney, que para eso es mi George.

-Los puentes de Madison


A veeeeeeeeeer, a ver, a ver, tranquilidad en la sala. No pretendo comparar esta peli con las birrias anteriores. No estoy loca. OBVIAMENTE es una historia mejor, el guión está infinitamente más cuidado y los protas son grandes actores. Pero no sé... a mi me decepciona cada vez que la veo. Esta es la típica peli romántica de referencia, sale en muchas conversaciones y cuando la viera de canija me parecería hiperbonita, supongo. Ahora no la aguanto nunca hasta el final. Francesca me parece una pazguata que no le echa un par de ovarios a la vida y me muero de ganas de darle un par de collejas a ver si espabila. Que si la familia, que si el hogar, que si tal, que si Pascual... Que sí, Francesca, que sí, que eres una culocagao, no me vengas ahora con tontadas. Total, que por eso la había metido en el corredor de la muerte. Pero la voy a sacar por un diálogo entre él y ella:
                    -No quiero necesitarte.
                    -¿Por qué?
                    -Porque no puedo tenerte.

-Mientras dormías


Con ese nombre y ese cartel ya os podéis imaginar que esto es otro zurullo como la copa de un pino. Historia romanticona sin grandes pretensiones que sin embargo fue mi peli favorita durante algún tiempo. Imagino que por aquel entonces me gustaba algún compañero de clase que no me hacía ni caso y claro, me sentía identificada total con la prota. Ahora que de ese gran amor no recuerdo ni el nombre soy plenamente consciente de lo mala que es la película. Pero por los viejos tiempos la voy a salvar de la quema gracias a estas palabras: "¿Nunca has tenido la sensación sin haber hablado jamás con una persona, que si esa persona llegara a conocerte bien, querría pasar contigo el resto de su vida?" (Sí, ya lo sé, soy una absurda. No hagáis leña del árbol caído)

En fin, lo voy a dejar aquí, que eso ya es un testamento. ¿Y vosotros? ¿Qué pelis sacáis del corredor de la muerte?

lunes, 8 de septiembre de 2014

Os estáis perdiendo los orgasmos...

Internet es EL INVENTO (así, con mayúsculas). Está claro. Todo a golpe de click. Productos de las más diversas clases y de cualquier rincón del mundo. Información (y DESINFORMACIÓN) a toneladas. Música. Series. Libros. Fotos buenas. Selfies horrorosos. Gente que no te interesa lo más mínimo radiándote su vida al minuto en las redes sociales. Cotilleos de famosos. Sexo (desde luego). Amor (quizá). Absolutamente TODO lo que se te pueda ocurrir está en Internet. Y de toooooooooodo eso, con lo que yo me quedo de lejos, lo que me parece EL IDEÓN de la Red con diferencia, son los blogs.

A mí la blogoesfera me ha cambiado la vida. Os lo digo en serio. Convirtió ese picorcillo difuso de escribir que yo había tenido siempre en la cabeza en la verdadera pasión que es ahora para mi. Me dio un sitio donde juntar letras y gente dispuesta a leerlas. Eso me permitió hacer de la escritura un hábito. La repetición (entrada, tras entrada, tras entrada...) consiguió que mejorara. Me moldeó como escritora. Y a medida que crecía esa faceta de mi ,descubría yos que jamás habría pensado que tenía dentro. Gracias al blog (a ESCRIBIR en el blog) miro más, mejor y, sobre todo, de otra forma a mi entorno. Hago frente más eficazmente a los putadones de la vida. Tengo más seguridad en mi misma. Y es que ahora, por fin, ya sé qué es "lo mío". Mi habilidad. Yo escribo, igual que otros juegan al fútbol o al baloncesto. Y mi partidillo de los domingos, en el que muestras lo que sabes, lo que has aprendido, es el blog.

Por eso no puedo entender que la blogoesfera se esté paralizando. Este mundillo agoniza en medio de blogs que se cierran, pocos lectores y menos comentarios. Dicen que la fiesta ahora está en Twitter. Y yo me pregunto, ¿qué tendrán que ver las peras con los manzanas? Es como si me dices que has dejado de ver la tele porque ahora vas en autobús a trabajar. Ya. ¿Y?

No os confundáis, no tengo nada en contra de Twitter. Desde mi perfecto desconocimiento tuitero, a mi esa red social me mola. Es la única manera de estar informado sin querer pegarse un tiro. Me parto con las ocurrencias de la gente y flipo con las cosas superinteresantes que comparten algunos. Entiendo que haya muchos a los que les guste y que tengan que repartir su tiempo libre entre  esa movida y la blogoesfera. Pero ¿sustituirla? No sé como...

Twitter es la inmediatez. La concisión. Tener una idea y soltarla, así, a lo loco.
En un blog eso solo es el principio. Todo parte de una idea para crecer hacia algo más grande. Hay que desarrollarla, darle una forma. Tan importante es lo que se dice como cómo se dice.  Las entradas cuentan algo, lo que sea: un pensamiento, una situación surrealista, un recuerdo lejano... Pueden emocionarnos, hacernos reír, llorar, enfadarnos, sorprendernos, incomodarnos, extrañarnos o intrigarnos, pero es difícil que nos dejen indiferentes, Y es que un post es una historia, que es, al final, de lo que está hecha la vida. Por eso nos llegan.

Twitter es el comienzo. La idea, la chispa, el arranque, los preliminares. Que están muy bien, no seré yo quien lo niegue. Pero los orgasmos vienen después. ¿Os los vais a perder?

sábado, 6 de septiembre de 2014

El Tsunami Gigantesco

Ahora mismo os tendría que estar escribiendo desde aquí.


Desde la mismísima cresta de la ola. Me había guardado cinco días de vacaciones para hacer un curso de surf en un destino paradisíaco. Mi idea era volver morenísima, hecha toda una experta y bueno... no os voy a engañar, conocer amiguitos surferos (para surfear y lo que surja). Mi magnífico plan había previsto muchas olas, e incluso olas muy grandes. Enooooormes. Pero el tsunami que se me ha llevado por delante no me lo podía ni imaginar.

Este Tsunami Gigasntesco (TG) es un putadón de padre y muy señor mío. Uno de los gordos gordos. Y os voy a decir la verdad: que sea una movida de la que aún no sé como voy a salir me molesta, pero que no tenga el menor sentido de la oportunidad, todavía me joroba más.

¿Qué pasa? Que no podía ser en otro momento, ¿no? Que no sólo me tengo que comer este marrón, sino que además tiene que ocurrir juuuuuusto cuando tenía los planes más chulos del año. Que no me queda más remedio que cambiar sol, playita y tíos buenorros por tareas megadesagradables que ni siquiera sé si van a solucionar algo. Vamos, que si en mi vida no coincide todo SIEMPRE, el continuo espacio-tiempo se interrumpe, el universo colapsa y la galaxia explosiona, ¿verdad?

Pues nada, vida, muchas gracias. Si ves qué tal ve sacando ya el látigo y empiezas a atizarme. Es lo único que te falta.

miércoles, 3 de septiembre de 2014

Escritura hipocalórica II

Tengo una herida en la raja del mismísimo pompis. Y vosotros ahora os haréis las preguntas lógicas: Por qué meto contenido porno bajo títulos de entradas normales y corrientes y por qué llego a este nivel de detalle totalmente innecesario. Bien, pues me voy a explicar.

Punto 1. Lo que ha causado los desperfectos donde mi espalda pierde su casto nombre no han sido precisamente sesiones de estupendísimo sexo salvaje (ya me gustaría a mi) sino abdominales. AB-DO-MI-NA-LES. Tan triste como os lo cuento. Si el deporte es sano, yo soy Catalina la Grande de Rusia. Eso o que mi cuerpo no es lo que era, porque he hecho abdominales toda la puta vida y lo máximo que me han quedado son agujetas. Esto de los roces en la carrocería es nuevo. Lo que me lleva al punto siguiente.

Punto 2.- A mi que me devuelvan el dinero, porque mi envase ha salido defectuoso. Escalé en vacaciones, me hice heridas en los dedos y mi cuerpo ha decidido secarlas, que se caigan las costras y unificar el tono de mi piel. Hasta ahí perfecto, nada de objetar, estoy en contra de la roñilla post vacacional. Pero una cosa es pelarse y otra parecer un extra de The Walking Dead, que es la pinta que yo tengo ahora mismo. La potencia sin control no sirve de nada.

Punto 3.- Mi lucha contra los kilos va mal. Bueno, más que mal, va leeeeeeeeeenta y trato de acelerarla con todo lo de los párrafos de arriba (ahora entendéis por fin por qué esta entrada tiene el título que tiene, ¿eh?) Total, que además de abdominales de consecuencias imprevisibles también subo escaleras. En concreto todas las que hay en mi portal todas las veces que puedo, lo que suma un total de dos millones de escalones (escalón arriba, escalón abajo). Esto le está viniendo muy bien a la firmeza de mis glúteos pero muy mal a mi imagen de adorable vecina, porque hacer cosas raras como subir escaleras sin ton ni son se paga. Mi popularidad se acerca ya peligrosamente a la de la vieja de los gatos. Tenemos un código rojo.

Y dada esta situación de emergencia, lo voy a dejar aquí. Será lo mejor para todos.