lunes, 30 de enero de 2023

La peligrosa caza del truño

Tengo un problema. Creo que estoy empezando a hacerme adicta a leer MAL. MUY MAL. REQUETEMAL. No descartéis que en breve me encierren en un centro de rehabilitación para sacarme de esto, pero es que, en serio, es un vicio.

Porque pillar un libro bueno que te enganche y convertirte unos días en una lecto-yonki, esa especie de zombie devora-páginas que no puede parar, pues vale que vale. Igual esa semana duermes poco y no ves los informativos y te retrasas con la serie que has empezado, pero es por una causa razonable. La historia es guay, está bien escrita y quieres saber como acaba. Eres una adicta, pero es temporal y no perjudica tu salud (casi)nada

El problema, lo realmente peligroso, es engancharse a la caza del truño. Ya os he contado que a mi me parece flipante que la peña escriba TREMENDOS BODRIOS, se los publiquen y además haya gente que le gusten. A ver, que yo respetos al máximo, para gustos los colores y para colores las flores, pero hablo de auténticos zurullos, de esas tramas calcadas unas a otras, con personajes abofeteables, en las que todo, el fondo, la forma, los valores que transmite, la intención, TODO está MAL. Y me parece tan alucinante que se hagan esas mierdas de inconmensurables dimensiones, me da tanta curiosidad, que me he hecho adicta. De la peor forma.

Cuanto más horrible es una historia más necesito saber el final. De qué forma aún más espantosa puede ir empeorando cada vez más y más. Cuál es la siguiente estupidez increíblemente absurda que van a hacer los protagonistas. Cuál es el siguiente diálogo menos real y más bochornoso que se va a inventar el autor. Si logrará incluso que cierres el libro de pura vergüenza ajena. Es como un accidente de tráfico, no quiero verlo, pero no puedo dejar de mirar.

Es frecuente, además, que los perpetradores de semejantes truños sean escritores prolíficos con un millón de títulos a sus espaldas y entonces me lanzo a mi siguiente vicio: comprobar si todas sus obras son igual de malas. Si escribe la misma historia una y otra y otra vez cambiando el nombre de los personajes y la foto de la portada. Si las escenas son tan calcadas en todos sus libros que llegas a pensar que no sólo el copia y pega es su mejor amigo, sino que tiene un documento de word llamado "EscenaTipo" y trabaja a partir de él, haciendo modificaciones mínimas. Si pretende batir el record mundial de veces que se puede repetir alguna expresión o frase para las que podrían encontrarse un millón de sinónimos sin esfuerzo. Si en realidad en vez de una novela es un juego de beber y cada vez que leas cosas como "se mordió el labio inferior" tienes que tomarte un chupito.

Pero amiguis, el verdadero problema de bucear en la bibliografía terrorífica de esta gente es que llegas a un punto que empiezas a comparar. Y entonces ese protagonista creído, insensible, hipermachista que se vuelve más y más odioso en cada obra y al que si pudieras meterte en el libro le darías bofetones hasta en el carnet de identidad, de repente en el siguiente título es un poquiiito más soportable. A ver, no nos emocionemos, sigue pareciendo que ha salido de una caverna del Pleistoceno superior, pero al menos no tiene comportamientos e interacciones que rayan con la agresión física y el maltrato psicológico y tú no sientes ganas de arrancarte un brazo para tener algo que tirarle. Que cuando ves comentarios de lectores quejándose de lo tóxico que es el prota resistes la tentación de contestarles: "Uy, chica, este es un santo en comparación con los anteriores..."

Y llegados a ese punto te das cuenta de que tienes un problema, que eres adicta a la caza del truño y que necesitas ayuda profesional.

jueves, 26 de enero de 2023

Ponerse en lo peor y cañonazos

Cuando nada es seguro, todo es posible.

Así reza el dicho. Se supone que debería ser una cita motivadora, de estas que ayudan a prepararte mentalmente para comerte el mundo. Si las entiendes en el sentido adecuado, claro. Si las pillas en dirección contraria.. la puedes liar.

¿Y que hago yo habitualmente? Liarla, of course.

En mi descargo diré que a mi me pasan cosas raras toooooooooooodo el tiempo. No hace falta más que un ligero repaso a este blog para comprobarlo y eso que aquí no cuento ni la mitad de la mitad de la mitad de mis movidas rarunas. Aún así, a lo mejor tampoco soy especial y el resto de la peña también se pasa el día de Expediente X en Expediente X. A saber.

En todo caso, lo cierto y fijo es que yo suele salir de Guatemala con un golpe de estado de la calefacción en medio de una escalada histórica de precios energéticos para entrar en Guatepeor con un MierderTsunami, por ejemplo. Así que, por costumbre, se me ha quedado el dañino hábito de ponerme en lo peor ante cualquier contratiempo. ¿Y que hago cuando me pongo en lo peor? Entrar en pánico y matar moscas a cañonazos.

Un ejemplo. Cuando la semana pasada llegué a mi superguarida por la noche después de todo el día fuera de casa (y, por lo tanto, con la calefacción apagada) y noté una agradable calidez en lugar del frío polar que era esperable en esas circunstancias, activé la alerta roja. Al instante, sin reflexionar. Ni siquiera me pasaron por la mente alguna de las muchas explicaciones sencillas que podría tener semejante misterio. Yo di por hecho que era un remember del golpe de estado térmico y que había que cortar aquello de raíz antes de que Gas Shalala volviera a vaciarme la cuenta bancaria y acabara debajo de un puente (o en el fondo del río, por morosa). Así que rauda y veloz fui al cuadro de mandos, cerré la llave de paso general, me mentalicé para morir de hipotermia sin radiadores ni agua caliente y empecé a buscar la pistola para amenazar a mi casero y las cadenas con las que me iba a atar a la sede de los del gas para que me arreglaran aquel pifostio lo antes posible. Y no me pinté lineas azules y blancas en la cara al estilo Brave Heart porque con los dedos congelados no me respondían, que si no, también.

Dado como he empezado esta entrada, imagino que ya supondréis que, por suerte, esta vez mi sistema de climatización no se había rebelado y no he tenido que amenazar a nadie con armas de fuego ni encadenarme a ningún lado. Y lo agradezco, ¿eh? Desde luego. Pero lo cierto es que que el 95% del mal ya está hecho porque en mi mente, en mi ánimo y en mis niveles de ansiedad eso se ha vivido. El mal rato lo he pasado. ¿Que lo he pasado calentita y pudiéndome duchar sin cubitos de hielo, al estilo de los de videos reguetoneros en los que lloran en su limusina? Pues sí, tenéis razón. Pero es un mal rato igual.

No sé si me estoy explicando. Lo que quiero decir es que ponerse SIEMPRE en lo peor es vivir lo malo dos veces y lo no tan malo multiplicado por dos. Si una vez entre un millón imaginarse catástrofes te sirve para prevenir y por tanto esquivar alguna movida turbia, no merece la pena. Precisamente por eso, porque es una vez entre un millón y las 999.999 restantes lo pasas mal sin necesidad. O mucho más mal de lo que haría falta.

Así que, niños, ponerse en lo peor no. Ponerse en lo peor, caca. Hacedle caso a la tía Speedy, que para su desgracia, habla por experiencia.

lunes, 23 de enero de 2023

Caminos

Ayyy, que liada esto de los caminos, ¿eh, Robert?

 

Dos caminos divergieron en un bosque amarillo,
Y afligido porque no podría caminar ambos
Siendo un solo viajero, estuve largo tiempo de pie
Mirando uno de ellos tan lejos como pude,
Hasta donde se perdía en la maleza.
 

Después pasé al siguiente, tan bueno como el otro,
posiblemente la elección más adecuada
pues lo cubría la hierba y pedía ser usado;
aunque hasta allí lo mismo a cada uno
los había gastado el pasar de la gente,

y ambos por igual los cubría esa mañana
una capa de hojas que nadie había pisado.
¡Ah! ¡El primero dejé mejor para otro día!
Aunque tal y como un paso aventura el siguiente,
dudé si alguna vez volvería a aquel lugar.

Seguramente esto lo diré entre suspiros
en algún momento dentro de años y años
dos caminos se abrían en un bosque, elegí…
elegí el menos transitado de ambos,
Y eso supuso toda la diferencia.

jueves, 19 de enero de 2023

Miss estupidez colectiva

El ser humano es tontísimo en muchos aspectos, pero desde luego en el tema belleza se lleva la palma. Que hay gente más atractiva que otra es incontestable, como también lo es que para gustos los colores y para colores las flores. Y aún más cierto es que el canon de belleza cambia según los tiempos, el momentos histórico y la localización geográfica y que "CASUALMENTE" (¡oh, sorpresa!) siempre se impone el menos natural, el más infrecuente, el más inalcanzable. Como si a alguien, no sé, llámame loca, le interesase tenernos amargados con nuestro aspecto, para, qué te diga yo, por ejemplo, crearnos necesidades de productos, tratamientos y actividades que "arreglen" lo que en realidad no está roto. En fin...

Viendo el cuadro de abajo de las candidatas a Miss Universo pensé dos cosas. La primera, que la belleza puede tener un millón de expresiones, porque incluso entre estas chiquillas (que son todas normativas, por supuesto) hay muchísimas maneras de estar buena a más no poder. Italia cero que ver con Colombia, por ejemplo y son las dos impresionantes. Lo segundo que pensé, mirando sobre todo a las representantes de América Latina, es que no sólo somos tontos sino que el tinglado de la belleza está montado intencionadamente para hacer sufrir. 

¿Qué porcentaje de chicas de Perú, Honduras o Guatemala tiene esa tez tan clara, ese color de ojos y esos rasgos tan afilados? Me la voy a jugar diciendo que uno DIMINUTO. Pero las elegimos como ejemplo de guapas para que la inmensa mayoría de las niñas de allí se torturen pensando que están mal, que su fisonomía, fruto de siglos de herencia genética, es un error. Que la Naturaleza se equivoca.

Tócate los cojones, Mariloles.

 


domingo, 15 de enero de 2023

Testeando

Bueno, a ver si cojo ya el ritmo de actualizaciones, porque madre del amor hermoso qué desorganización de principio de año me estoy marcando. En fin, al lío.

En una de mis lecturas al tuntún que, dicho sea de paso, era de ficción y no de autoconocimiento ni crecimiento personal, me encontré con el Test de la depresión de Beck. Por lo visto es una herramienta bastante utilizada por psicólogos en la vida real. No he investigado mucho más que una rápida consulta a San Google, así que igual me estoy columpiando, no os toméis esto al pie de la letra tampoco, ¿eh? Que os veo venir.

Pero más allá de detalles, lo que me ha interesado es el tipo de preguntas que lo conforman. Porque bastantes me han parecido, como mínimo, difíciles de responder. Y mucho más si lo que se trata de dilucidar es el estado de la salud mental. Hay muchas cuestiones, traigo aquí sólo algunas que me han llamado la atención. Por ejemplo:

Tristeza

No me siento triste

Me siento triste

Me siento triste continuamente

Me siento tan triste o tan desgraciado/a que no puedo soportar esto


¿Quién puede responder a esto la primera opción? ¿Hay alguien que JAMÁS esté triste? La segunda todos de vez en cuando, ¿no? ¿Y la tercera y la cuarta se refieren a duración o intensidad? ¿Es peor sentirse  un poco triste todo el tiempo o sentirse tremendamente triste pero con descansos? Y ya puestos, ¿qué es estar triste?  ¿Ser consciente de que la vida es un mierdo el 90% del tiempo es estar triste o ser, simplemente, realista?


Desánimo

No me siento especialmente desanimado/a de cara al futuro

Me siento desanimado/a de cara al futuro

Siento que no hay nada por lo que luchar

El futuro es desesperanzador y las cosas no mejorarán


Esta es otra pregunta trampa. Con la que tenemos encima, Putin, el bicho del demonio y demás pifostios, POR SUPUESTO que el futuro es desesperanzador. Pero eso no quiere decir que no haya nada por lo que luchar ni que no nos apetezca seguir adelante. Es, simplemente, ser consciente de que la cosa está turbia, como, sospecho, lo ha estado siempre por las razones que sea: la guerra civil, los campos de concentración, la Edad Media (en general) y los leones que iban a comerse a nuestros tatatatatatarabuelos homosapiens en cuanto salieran de la cueva. 


Castigo

No creo que esté siendo castigado/a

Siento que quizá esté siendo castigado/a

Espero ser castigado/a

Siento que estoy siendo castigado/a


Esta ni la entiendo. ¿Castigado por quién? ¿A causa de qué motivo? ¿La tercera se refiere a sí creo que voy a ir la infierno?


Descontento

No estoy insatisfecho/a de mí mismo/a

Estoy descontento/a de mí mismo/a

Estoy a disgusto conmigo mismo/a

Me detesto


Esta pregunta hila tan fino que no sabría qué responder. ¿Qué diferencia hay entre estar descontento y a disgusto con uno mismo? Es más, ¿en serio alguien puede sinceramente responder la primera? Es decir, entiendo que la peña se acepte, comprenda sus errores y que, en conjunto, se de un aprobado porque lo bueno compensa lo malo. Pero ¿de verdad me decís que hay notas por ahí que estando en primera fila de todas las cagadas de su vida jamás estén insatisfechos consigo mismos? ¿Que no deseen a veces ser más altos, o menos tirillas, o tener más gracia o una mente más brillante? Que se valoren porque es lo que hay, vale que vale. Que nunca quieran darse a sí mismos una colleja por bobos, me cuesta muchísimo creerlo.

Aspecto

No creo tener peor aspecto que antes

Estoy preocupado/a porque parezco envejecido/da y poco atractivo/a

Noto cambios constantes en mi aspecto físico que me hacen parecer poco atractivo/a

Creo que tengo un aspecto horrible


Esta cuestión debería puntuarse diferente con la edad. Menos Brad Pitt y su pacto con el diablo, los demás tenemos complicado marcar la primera a partir de los 40. Y en esa franja de población, la  segunda y la tercera pueden ser perfectamente la realidad. Bueno, igual el quid de la cuestión es ser consciente, pero que no te PREOCUPE, no sé...


Cansancio

No me siento más cansado de lo normal

Me canso más que antes

Me canso cuando hago cualquier cosa

Estoy demasiado cansado para hacer nada


Esta tres cuartos de lo mismo que la anterior. Vas cumpliendo años, y estás más cansado Más cansado de lo normal ANTES. Más cansado que ANTES, cuando eras más joven. En muchos casos no creo que sea depresión, es la vejez que va enseñando la patita por debajo de la puerta.

En fin, no voy a seguir, que hay muchas preguntas y ya os hacéis una idea. Las que quedan van sobre la relación con los demás, dormir bien, perder peso... cosas muy relacionadas también con ir soplando cada vez más velas en la tarta de cumpleaños. Así que espero que si alguna vez tengo que responder este test de verdad me ponga un apartado de comentarios para poder añadir: Tenga en cuesta en mis contestaciones que uno ya va teniendo sus añitos...

viernes, 13 de enero de 2023

El mejor puente musical de la historia

Bueno, ya sé que el tema musical del momento es lo de Shakira, pero de eso ya habréis oído de todo tanto en la faceta artística como desde ABSOLUTAMENTE cualquier otro prisma. Y es que tiene la cosa bemoles, ¿eh? Hasta qué punto todo quisqui arrima el ascua a su sardina con asuntos tan virales como este. He visto sesudas utilizaciones ideológicas, políticas, filosóficas y éticas de una canción. Una CANCIÓN, señores, no un tratado político para la alianza de las civilizaciones. Si la música (el arte, en general) no puede usar el dolor, el amor y la rabia para hacernos reaccionar de la forma que sea, apaga y vámonos Que es una CANCIÓN, leche. La bailaremos, reiremos, lloraremos y lo que toque con ella y chim pun, tampoco tiene más trascendencia. En fin...

Menos polémico y desde luego menos conocido, aunque debería serlo más, es el temazo que os traigo en esta entrada. Y lo rescato porque tiene uno de los mejores puentes musicales de la historia. Sirve para reir, para llorar, para animarse a salir de fiesta, para liberar el estrés de la época de exámenes, para no tirarte de los pelos cuando tus hijos te desesperan... para todo. Tú te unes al grito de Paloma y como nuevo.


 

Aunque un poco tarde, aquí os dejo mi regalito de Navidad: una coartada de gritos, que no viene mal en ninguna situación.

De nada.

martes, 10 de enero de 2023

Bullullu literario

Estuve mirando mi lista de lecturas del año pasado y decir que las escojo al tun tun sería quedarse asombrosamente corto. Aquello es un barullo, un revoltijo y una mezcla que bien podría servir como indicio para un posible diagnóstico de personalidad múltiple. 

¿Por? 

Sobre todo porque lo que leo está muy mediatizado por el estado de mis finazas. Triste, lo sé. Gajes de mileurista precariamente independizada. El mes que voy justa, casi todo son audiolibros y préstamos de la biblio, en los que las novedades brillan por su ausencia. Hora, pues, de los clásicos de hoy y de siempre y de todos esos títulos mega famosos que por una cosa o por otra se me escaparon cuando los leyó todo el mundo y con los que me tengo que poner al día. Sin embargo, si las fechas se acercan a mi cumple o épocas de regalos como Navidad, puede haber algún ejemplar más actual y, sobre todo, que me apetezca un montón.

Aunque, bueno, tampoco lo voy a negar. A este bullullu literario contribuye mi mala costumbre de aceptar las recomendaciones literarias de booktubers de los más diversos pelajes. Me gustan estos vídeos porque la mayoría de ellas son chiquillas (algunas incluso estudiantes, todavía) que leen un montón y que se entusiasman al máximo con lo que leen. Me da ternura verlas así de emocionadas y me hace ilusión pensar que puedan contagiar esta pasión literaria a gente de su quinta y engancharles a la lectura. A su histriónica manera, las considero casi embajadoras de la cultura, no os digo más

Son tan exageradas que hay veces que me convencen hasta a mi y me creo que me van a gustar sus sugerencias, a pesar del abismo de edad que nos separa. De vez en cuando aciertan porque a mi la comedia ligera y el mamarracheo me ha ido siempre y me seguirá yendo hasta el fin de mis días. Esto es así y es así, no me escondo. Pero en la mayoría de los casos pinchan dado que, como es normal, ellas y yo no pertenecemos al mismo público objetivo y lo que se escribe pensando en su perfil, no está dirigido al mío. Por eso casi siempre yo acabo los libros que a ellas les han hecho gritar de emoción con un "ah, pues muy bien, vale". Y no es que yo sea muy exigente ni que las obras sean malas. Detecto lo que a ellas les ha emocionado y reconozco su mérito, sólo que, simplemente, no es para mi.

Esto me ha ocurrido con "La hipótesis del amor", que arrasa en redes desde hace meses y, dicho sea de paso, NO SÓLO entre booktubers adolescentes. Que me he quedado como "ah, pues vale". Tampoco la he odiado, ¿eh? Más bien me ha dado bastante igual. Y yo (cero prejuicios) soy carne de comedia romántica y hay algunas que nunca ganarán el Nobel que me han EN-CAN-TA-DO. Pero esta... pues sin más.

Reconozco cosas positivas. Se desarrolla en ambientes investigadores, lo que me ha parecido original y los chistes científicos al estilo Big Bang Theory me han divertido. Tiene un estilo fresco, ágil y algo de humor, aunque no me ha hecho tanta gracia como la autora pretendía, creo. Y hay algunos elementos sobre acoso, consentimiento y cierto tipo de atracción que ha añadido y que me parece guay que se vean representados en algo que lee gente joven. Por ese lado bien.

Mi problema ha sido sobre todo que no me he creído nada pero NADA a los personajes. NA-DA. Tampoco os sé decir la razón, he oído que están bien construidos y será así, no lo discuto. Yo tampoco detecto nada que me chirríe en exceso, más allá de alguna repetición innecesaia. Pero, por lo que sea, no me los creo. No me creo a la prota, no me creo a los secundarios y no me creo NADA al interés romántico. NA-DA. Y como no me los creo, no me importa lo que les pase. ¿Acaban felices? Guay, muy bien. ¿Tedo es un drama y una pena negra? Qué se le va a hacer, la vida del personaje literario es dura.

Así que nada, no os puedo recomendar este libro. O puedo hacerlo, pero bajo vuestra responsabilidad sabiendo lo que hay. Y yo a ver si tengo más suerte en la próxima lotería de mi bullullu literario particular. Alea jacta est.

sábado, 7 de enero de 2023

Buenos comienzos

¡FELIZ AÑO!

¿Cómo habéis empezado 2023? ¿Los Reyes Magos se han portado?

Los míos desde luego. Tenía tantos paquetes ayer para abrir que me quedé ojiplática. Mis regalos amontonados ocupaban casi más que los de los Speedysobris. Bueno, tampoco exageremos, que los más pequeños recibieron coches que cambian de color y cosas de esas con envoltorios gigantes que abultan mogollón. Y aún así estaba el tema reñido en cuanto al tamaño de nuestros montones... No os digo más.

Sólo os daré un detalle revelador: uno de mis regalos fueron unas pesas. Para hacer ejercicio en casa. Unas PESAS. ¡YO! Me conmovió la fe en mi fuerza de voluntad que tienen sus Majestades de Oriente

Sobre todo porque, (shhhhh, que no se enteren los Magos) no puedo empezar a cumplir mis propósitos para 2023 si aún no los he escrito. Ni pensado, de hecho. Es decir, estoy todavía leyendo un libro que te explica como diseñar unas metas específicas y medibles que sea posible alcanzar. Y me quedan aún la mitad de las páginas, así que por ahora no me he enterado de la fórmula mágica que parece que lleva al éxito y que, al parecer, hasta ahora nunca he aplicado en mi desastre de planificación...

Total, que estamos a día 7 y no he fallado en mis propósitos porque aún no los he empezado. Por esa parte bien, enfoquémonos en lo positivo. Por otro lado, a este ritmo, entre que acabo de leer y tal, como pronto tendré mis metas claras y decididas en febrero. Porque si no voy tarde y con la lengua fuera no sería yo, claro. Es marca de la casa. Así que el plan es convencerme de que este año tiene 11 meses, en lugar de 12. Un poco como los febreros bisiestos que les sobra un día, pero al revés y en años. Ya sé, el concepto es un pelín enrevesado, pero aún estoy puliendo los detalles, no me agobiéis. Luego bien que querréis usar mi idea de miniAño cuando os encontréis con plazos que se os quedan cortos. Pero ahora todo es criticar, claro.

En fin... que yo pasaba más que nada a desearos lo mejor para 2023. Yo, de momento, sólo le pido centrarme un poquito, que como supongo que ya deduciréis por el párrafo anterior, buena falta me hace. Y que la fuerza me acompañe.