Antes (iba a decir de pequeña, pero igual no hace tanto de eso) cuando me gustaba mucho un chico era incapaz de recordar su cara. A ver, no en plan aneurisma cerebral. Le reconocía cuando le veía en persona o en fotos, pero no conseguía componer la imagen mental de su rostro en mi cabeza. Pensaba en él y, simplemente, no podía visualizarle. No sé explicarlo mejor. Esto me ocurría sólo mientras tenía sentimientos fuertes. Ya luego se me pasaba el cuelgue y este bloqueo cerebral raruno se desactivaba.
(*Inciso
Durante años pensé que era el único bicho raro con esta tara y no se lo dije a nadie, hasta que un día por casualidad me enteré de que a una amiga mía le pasaba lo mismo. Sólo a efectos estadísticos: si alguien que lea esto le ocurre o sabe de alguien a quien le ocurra, ¿podrían decirlo en los comentarios? Es más que nada por curiosidad. A lo mejor es más común de lo que creo. O quizá no y, efectivamente, mi amiga y yo somos bichos raros.
Fin del inciso*)
Total, a lo que iba. Este bloqueo mental me sucede menos ahora (creo) pero ha sido sustituido por un bloqueo escritor. Voy a ver si consigo explicar esto.
Cuando quiero que me pase algo en la vida que no me pasa, tiendo a inventármelo. Depende de lo rayada que me tenga el asunto, le pongo palabras o no, pero siempre escribo una escena mental. Me imagino bordando esa entrevista de trabajo que he pifiado, o saliendo airosa de mi último ridículo, pero, SOBRE TODO, me visualizo viviendo el-amor-todo-el-rato-siempre con el maromazo de turno que no me hace ni caso. Esto lo hago tantísimo que tengo hasta una categoría específica: los videoclips.
¿Sabéis las pelis románticas que para resumir en un minuto la evolución feliz de los dos protas montan escenas de diferentes momentos bonitos con música de fondo? Pues yo lo mismo, sólo que el montaje está sólo en mi cabeza, los momentos son inventados (porque, os recuerdo, maromazo de turno no me hace ni caso) y la canción la escojo según mi estado anímico. Diría que me da vergüenza admitir que hago esto de los videoclips, pero la la verdad es que no. Ni pizca. Denunciadme si queréis.
Lo raro es que últimamente no puedo. Ni imaginar montajes musicales ni escribir escenas de maromazos, en general. Sé lo que quiero inventar: como coincidimos en la feria del libro, o en el supermercado o lo que me dice cuando nos reencontramos después de un mes sin vernos. Las risas por mi flexibilidad en clase de pilates, la ternura de conocer a su sobrino peque o lo buen acompañante que sería en urgencias en algún simulacro de Jamacuco Supremo.
Veo clara la lista de escenas, pero no puedo escribirlas, como cuando tienes la idea para una entrada del blog y luego no encuentras ni a tiros la manera de darle forma, de ponerle palabras. Ahora, además de todo lo demás, tengo bloqueo escritor-sentimental o el nombre técnico científico que le quería poner a mi patología raruna.
Lo que me faltaba para el duro.