jueves, 31 de diciembre de 2020

2020 y el comodín de la pandemia

Llegadas estas fechas toca hacer balance del año que se va. Normalmente huyo como las locas de este trámite porque me deja un regusto amargo de lo poco que me han cundido los 12 meses anteriores. Como os podéis imaginar este fucking 2020 eleva ese sentimiento a la enésima potencia porque con la que se nos ha venido encima ninguno hemos podido hacer gran cosa mas que sobrevivir a duras penas. Yo seguramente he hecho menos que nadie. 

Por un lado no me quedaba mucho más remedio porque estaba salvando vidas desde el sofá y bueno, en ese sentido no me parece mal. Me compensa. Pero por otro he de reconocer que la ansiedad se me apoderó durante más tiempo del recomendable y luego cogí un poco el "comodín de la pandemia". No sabía por donde tirar (mi vida en general, digo) y terminé no haciendo nada de nada (incluso de lo poco que SÍ se podía hacer) poniendo de excusa permanente el Apocalipsis. Los "déjate, déjate", "con la que está cayendo", "para qué" y "qué necesidad" no se me caían de la boca y así me luce el pelo ahora, claro.

Os daría el dato de mi NADA absoluta en campos de fútbol para que os hicierais una idea, pero mejor os pongo dos ejemplos clarificadores. El pasado junio este blog cumplió 10 años ¡¡10!! y ni lo celebré. No es que se me pasara la fecha (que ni que decir tiene que se me pasó, por supuesto) es que cuando me di cuenta de la efeméride pensé: "No voy a decir nada, pa'qué". Para qué decir nada de 10 años, ¡¡de UNA DÉCADA!!, escribiendo chorradas por estos lares y de seguir disfrutándolo como el primer día. Para qué. Así de voraz era la NADA que se me comía por los pies.

Tan voraz que se cumplieron dos años del Jamacuco Supremo y tampoco dije ni pío. Dos años sin arrechuchos (no daba yo un duro por esto cuando estaba en el hospital) y por ahora (cruzo los dedos) escapando del bicho maléfico. Para qué celebrar la salud y la vida en una año mierder como éste. Pa' qué.

Así que ahora que parece que la NADA empieza a replegarse sobre sus posiciones, voy a tratar de quedarme con lo positivo. Con que parece que empiezo a vislumbrar en la lejanía, aún tenue y desdibujado, un hilillo del que empezar a intentar tirar para ver si encarrilo mi vida. Con esa habilidad (que hemos potenciado todos, yo creo) de sacar lo poco bueno que hay entre la mierda absoluta. Con la capacidad de dejar de luchar contra lo malo y tan sólo aceptarlo para poder empezar a cambiarlo. Porque el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.

Así que, chavales, os deseo un buen 2021, que a poquico que se esfuerce, ya mejorará en algo a su predecesor. Aunque bueno, tampoco lo voy a decir muy alto porque parece que a los 2miles les gusta mucho eso de marcar hitos y como el nuevo se tome como un reto superar a su antecesor en lo malo estamos fritos.

Total que bajiiiiiito, moderadamente y con los dedos bien cruzados os digo


¡¡FELIZ AÑO!!

domingo, 27 de diciembre de 2020

Cicatrices apoteósicas

Las cicatrices tienen mala prensa. Son feas, dicen. Bueno, unas más que otras. Y depende con qué las compares, pero bueno, sí, os lo compro, el tejido cicatricial no suele ser bonito. Pero es más fuerte. Y mejor.

Las cicatrices son el recuerdo constante de una batalla ganada. Aquí dolió, aquí sanó. Eso, lo que sea, no pudo contigo y lo que no te mata te hace más fuerte. Tú eres quien eres ahora a pesar y GRACIAS a aquello. Una yo nueva, una yo más resistente, una yo mejorada. Las cicatrices son medallas de campeón.

Este puto bicho nos ha puesto contra la cuerdas. Se está haciendo eterno, sí, pero ya falta menos. Cada día que pasa uno menos para el final. Eso es irrebatible.

La cicatriz de esto va a ser apoteósica. Para bien.


martes, 22 de diciembre de 2020

Be kind

Leo habitualmente a una bloguerA que escribe requetebien. Su estilo es triste, melancólico y habla a menudo sobre su realidad diaria así que da la sensación que experimenta esos sentimientos en su vida. No, no, eso nos pasa a todos, no EN su vida, sino RESPECTO a su vida. Es decir, parece (puede que sea sólo una cuestión de estilo literario, no la conozco en persona) que no está contenta con su vida. Y yo, claro, flipo en colores.

Porque ella tendrá como mi edad (quizá algo menos) y tenemos la misma formación superheroica. Mis primeras prácticas fueron rescatando gatos de árboles y cosas así y ella enseguida empezó a participar en misiones para detener meteoritos que venían directos a destruir la Tierra. Desde entonces está en bastante primera línea de la estratosfera jefacial heroica y se gana  la vida haciendo lo que le gusta. Se la gana bien, además, a juzgar por los sitios a los que ha viajado y que las últimas zapatillas megacarísimas de moda son una inversión aceptable aunque el plan sea correr 5 minutos a la semana. 

Lo que son las cosas, el otro día leyendo a otro bloguerO que me encanta y que escribe requetebien me enteré de que habían estado juntos en Nueva York. Yo, con mi pasaporte recién renovado juuusto antes del ApocalipsisPandémico, intacto, como es lógico, desde entonces y pidiendo a gritos desde hace años el sello de la Gran Manzana, pensaba. "Pues BloguerA, hija mía, no sé que más quieres. Estás en el ciudad ideal con el que es lo más parecido al hombre perfecto que he leído jamás. Y cuando vuelvas tienes esperándote un trabajo estupendo que te encanta. No sé, chica, a qué vienen tanto lamento..."

Pero BloguerA llora. Se intuye que por un amor que no salió bien o que no llegó a cuajar pero a saber, porque tampoco vas a contar tu vida tal cual en internet, que ya somos todos mayorcitos. Que igual es una cuestión de voz literaria, yo que sé, pero parece percibirse un alma triste. Y desde otras realidades cuesta entender por qué.

Es lo que pasa siempre, supongo. Habrá muchos que no comprenderán por qué me quejo yo teniendo, por ejemplo, un techo bajo el que vivir y otros que no pillarán que estos últimos se lamenten si conservan, pongamos por caso, la salud. Lo único cierto y fijo es que aquí cada uno tiene lo suyo, los demás no tenemos ni repajolera idea y más vale callarse un mes y recordar siempre eso de...




jueves, 17 de diciembre de 2020

Panolis salvando vidas

Una de las cosa que más veces pienso a lo largo del día es que hay gente que parece vivir en mundos distintos al mío, en galaxias diferentes, en una dimensión alternativa en la que nada es igual a mi realidad. Me pasaba ya en el mundo feliz prepandemia en el que veía las casas increíblemente ordenadas de los instagramers y pensaba: Pero eso será un decorado, no su piso de verdad, ¿no? O me topaba en internet con un video de algún multimillonario que contaba sus planes de vacaciones de esquí en Aspen, justo antes de broncearse diez días en el Caribe para no desentonar en el mega master blablabla business que estaba a punto de empezar en California y mi reacción era como ¿de qué película te han sacado? Pero no, no era una ficción, hay gente que vive así y yo flipo, claro.

En el actual CoronaSuplicio me ocurre, si cabe, aún más. Me alucina ver gente que se comporta como si no pasara nada, como si el bicho no estuviera haciéndonos la pascua a más no poder. Que no percibe riesgo de enfermar, ni de perder seres queridos, ni de sufrir el apocalipsis económico que va a traer todo esto. Y que por supuesto les importa un mierdo lo que les pase a los demás. Pero da igual lo mucho que me sorprenda. Es un hecho que hay peña que está en su propia onda, con sus movidas. No hay más que ver lo bien que se lo siguen pasando en Bélgica.



Que yo aún no he comido en el SpeedyHogar por si abrir una ventana no es suficiente ventilación para que no tengamos de invitado al putoBicho y hay peña que se junta con otros 20 a hacer de TODO  por TODOS los orificio posibles y tan campantes. Y no sólo una vez, no. Que les han pillado dos veces en dos semanas. Y las que no les habrán pillado




Que ya no es ni siquiera por vergüenza torera de que en tu país ha muerto hasta el apuntador,  hay restricciones severas y el resto de la gente está encerrado en su casa mientras tú vives la juerga extrema. Es ya por ti mismo: ¿No crees que con tanta peña en el bullullu hay muchas posibilidades de que lo cojas? ¿No te da miedo acabar en la UCI?

Para mi es inexplicable. Cuando veo a unos notas pasarse todas las normas por el arco del triunfo primero me cabreo y luego me siento bastante idiota, como si hubiéramos decidido poner bote para pagar una cena y todos aportáramos pasta menos unos pocos caraduras que pretendieran cenar por la cara. Y luego leí esto... y bueno, ya me lo tomo de otra manera. Ahora creo que estoy salvando vidas. Haciendo lo único que puedo hacer para suavizar y acortar este infierno. Y a mi me vale.



domingo, 13 de diciembre de 2020

"Yo antes de ti"

Las ojeras me llegan hasta los pies mientras escribo esto porque ayer me dieron las tantas de la madrugada leyendo "Yo antes de ti". Hacía tiempo que no me pasaba eso de no poder cerrar un libro, así que es un dato relevante además de una memez como otra cualquiera para empezar esta entrada.

Total, al lío. ¿Habéis visto la peli? ¿Habéis leído el libro? No voy a hacer ni un resumen ni una crítica, ya hay miles por ahí, pero me apetece debatir y lectores de blogs y antiguos blogueros temporalmente en periodo sabático (guiño, guiño) sois de los pocos que pueden meterse al nivel de detalle absurdo al que pretendo llegar.

Yo vi la peli y después NECESITÉ leer el libro. No tanto porque fuera el filme de mi vida (me gustó, pero vaya, tampoco de ataque al corazón) sino porque tenía curiosidad de como se había contado eso sin imagen.

Aquí hay para todos los gustos, claro. Unos prefieren la narración y otros la pieza audiovisual. Yo creo que la película refleja muy bien la historia (aunque se deje algún detalle importante) y suaviza momentos que no había necesidad de que fueran tan dramáticos por escrito. Vamos, que me parece bien. Sólo pensé que la relación entre los dos protas (Lou y Will) cambia demasiado bruscamente, que (como es habitual en las comedias románticas, por otra parte) él y ella pasan de llevarse mal a llevarse bien de un día para otro y sin razón aparente. Y quería saber si en el libro es así.

En el original eso se gestiona bastante mejor gracias a la gran ventaja de que está narrado casi todo el tiempo por la protagonista. Podemos oír sus pensamientos, lo que simplifica mucho las explicaciones. Y aunque tampoco es muy paulatino el nacimiento de la amistad entre ellos, lo que sí que creo que está muy bien contado es como surge el amor. Y de esto es de lo que quiero debatir, amiguis.

Porque Lou no se da cuenta hasta muy muy muy al final de que está enamorada de Will. O más bien no se lo reconoce a sí misma. No es que no lo diga en voz alta, es que no lo pone en palabras ni en su mente. Los lectores la oímos pensar y eso nunca está en su cabeza tal cual hasta las últimas páginas. Sin embargo, mucho antes nosotros ya sabemos que se ha pillado. 

Eso es lo que me gusta, lo que admiro de los que escriben bien: como nos cuentan las cosas sin contárnoslas. ¿Cómo descubrimos que ella está colgada? Ni idea; porque repara en lo bien que huele él, porque quiere siempre impresionarle, porque se enfada cuando Will se enfada con ella, porque todo lo demás (su novio, especialmente) pasa a segundo plano en su cerebro. Ella no lo ha dicho, no lo ha pensado, pero los lectores lo sabemos. Y aunque no hace falta, por si hay algún despistado por ahí un capítulo lo narra otro personaje que percibe lo que pasa desde fuera y nos lo confirma. Así  a nosotros no nos quedan dudas. Pero Lou sigue sin decirlo, sin pensarlo y sin saberlo.

Esto pasa en la vida real, que a veces el interesado es el último en identificar sus propios sentimientos. Contarlo por escrito cuando la voz del que narra es, precisamente, la del implicado es lo que entraña dificultad. Creo que en el libro se resuelve muy bien y es lo que quería comentar: Debatamos.

domingo, 6 de diciembre de 2020

Una perspectiva dura de la vida

"El problema de ser la hermana del primer ministro es que te da una perspectiva un poco dura de tu vida. ¿Qué ha hecho hoy mi hermano? Dar la cara y luchar por su país. ¿Y qué he hecho yo? Una cabeza de langosta de cartón piedra."


(Love Actually)

Una de las cosas malas del gremio de los superhéroes es la exposición pública. O sea, que llevamos máscara, usamos identidad secreta y tal, pero que al final tus hazañas y las de tus compañeros están siempre en las cabeceras de las noticias y los demás no sabrán quién eres pero tú sí, y ahí te ves retratado, con tus aciertos, con tus errores y con tus piradas de pinza. Y las de los otros compañeros, insisto.

Esto da un poco igual e incluso mola cuando todo sale bien. Pero en el mundo real, a diferencia de las pelis de aventuras, no siempre va todo bien. A mi en concreto me fue muy mal durante muuuuuucho tiempo. Me esforcé años y años por hacer un buen trabajo que fuera reconocido con condiciones aceptables, ascensos o como mínimo algo de estabilidad laboral que nunca terminó de llegar. Así que cuando me harté de que me subestimaran, me marearan y me tomaran el pelo tomé una de esas buenas decisiones que van seguidas de un "y a tomar por c*lo" y me quedé más ancha que pancha.

De hecho, ahora creo que tardé demasiado en partir peras. Supongo que me costó porque como una idiota vinculé el éxito profesional a la valía personal y fracasar en ese ámbito me hacía verme como un infraser completamente inútil e inferior a todos los demás. Una gilipollez, ya lo sé, pero en mi mente era tan real que no me permitía dejar de luchar para conseguir lo que otros parecían alcanzar con mucho menos esfuerzo.

Tuvo que darme el Jamacuco Supremo y dejarme casi lista pa'papeles para tomar conciencia de que vivir tranquila es mucho más importante que el trabajo y que además ser superheroína en realidad ya no me molaba tanto. De hecho ahora creo que nunca me gustó demasiado. Lo que quería era sentir que había conseguido detener el meteorito peligroso o vencer al villano de turno. Pero lo que es disfrutar de cada misión, no la disfrutaba mucho la mayoría del tiempo, la verdad.

Ahora estoy en la casilla de salida, en el origen de coordenadas, sin saber qué hacer con mi vida y con el cuentakilómetros a cero mientras mis compañeros de promoción superheroica son ya medio jefes y les dan premios a su trayectoria y cosas así. Con nuestra edad es lo que toca, claro. Me imagino que pasará en todos los sectores pero en el mío sale cada día en la portada de los periódicos y en las cabeceras de las noticias, no hay manera de escapar, tienes que verlo. Y las comparaciones son odiosas por mucho que trates de no compararte porque, es verdad, no se pueden comparar manzanas con bicicletas.

Así que más a menudo de lo que me gustaría me sorprendo a mi misma pensando lo mismo que decía Karen en Love Actually: "Ser la hermana del primer ministro te da una perspectiva un poco dura de tu vida"

miércoles, 2 de diciembre de 2020

Convivientes

Creía que la palabra que más iba a terminar odiando en este horror de 2020 era pandemia. O coronavirus. O covid. O pcr. O confinamiento. Y no. Resulta que el término que más voy a detestar en el final de este CoronaSuplicio es CONVIVIENTE. Yo y (supongo) todos los que como yo vivan solos.

A mi normalmente me encanta vivir a mi bola. ME ENCANTA. Me ahorra la ingente cantidad de conflictos domésticos que provoca el titánico caos y desorden que me es imposible no generar y es la única manera de conseguir hacer algo con mi vida. Es decir, me distraigo con tal facilidad y hablo tanto que cuando vivo con gente no hago nada más que estar con ellos: no escribo, no leo, no estudio... No sé qué leches pasa pero el tiempo no me cunde cuando hay más personas donde yo resido.

Pero claro, ahora ha llegado el apocalipsis pandémico y...

-Prohibidas las reuniones de más de seis personas que no sean CONVIVIENTES

-Las navidades este año deberemos pasarlas sólo con nuestros CONVIVIENTES.

-Supriman todo contacto con personas no CONVIVIENTES

-¿Se puede viajar? ¡Claro! Dentro de los límites de tu confinamiento municipal, provincial y regional y sólo con personas CONVIVIENTES

Y yo que vivo sola...




Tengo mucha vida interior. Hablo mogollón conmigo misma y a veces hasta me río de mis propios chistes. Pero esta restricción de los convivientes está empezando a ser demasiado incluso para mi. Estoy hartiiiita de mi misma. Har-ti-ta.

¡¡¡¡PUTO BICHO VETE YA!!!!