Llegadas estas fechas toca hacer balance del año que se va. Normalmente huyo como las locas de este trámite porque me deja un regusto amargo de lo poco que me han cundido los 12 meses anteriores. Como os podéis imaginar este fucking 2020 eleva ese sentimiento a la enésima potencia porque con la que se nos ha venido encima ninguno hemos podido hacer gran cosa mas que sobrevivir a duras penas. Yo seguramente he hecho menos que nadie.
Por un lado no me quedaba mucho más remedio porque estaba salvando vidas desde el sofá y bueno, en ese sentido no me parece mal. Me compensa. Pero por otro he de reconocer que la ansiedad se me apoderó durante más tiempo del recomendable y luego cogí un poco el "comodín de la pandemia". No sabía por donde tirar (mi vida en general, digo) y terminé no haciendo nada de nada (incluso de lo poco que SÍ se podía hacer) poniendo de excusa permanente el Apocalipsis. Los "déjate, déjate", "con la que está cayendo", "para qué" y "qué necesidad" no se me caían de la boca y así me luce el pelo ahora, claro.
Os daría el dato de mi NADA absoluta en campos de fútbol para que os hicierais una idea, pero mejor os pongo dos ejemplos clarificadores. El pasado junio este blog cumplió 10 años ¡¡10!! y ni lo celebré. No es que se me pasara la fecha (que ni que decir tiene que se me pasó, por supuesto) es que cuando me di cuenta de la efeméride pensé: "No voy a decir nada, pa'qué". Para qué decir nada de 10 años, ¡¡de UNA DÉCADA!!, escribiendo chorradas por estos lares y de seguir disfrutándolo como el primer día. Para qué. Así de voraz era la NADA que se me comía por los pies.
Tan voraz que se cumplieron dos años del Jamacuco Supremo y tampoco dije ni pío. Dos años sin arrechuchos (no daba yo un duro por esto cuando estaba en el hospital) y por ahora (cruzo los dedos) escapando del bicho maléfico. Para qué celebrar la salud y la vida en una año mierder como éste. Pa' qué.
Así que ahora que parece que la NADA empieza a replegarse sobre sus posiciones, voy a tratar de quedarme con lo positivo. Con que parece que empiezo a vislumbrar en la lejanía, aún tenue y desdibujado, un hilillo del que empezar a intentar tirar para ver si encarrilo mi vida. Con esa habilidad (que hemos potenciado todos, yo creo) de sacar lo poco bueno que hay entre la mierda absoluta. Con la capacidad de dejar de luchar contra lo malo y tan sólo aceptarlo para poder empezar a cambiarlo. Porque el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional.
Así que, chavales, os deseo un buen 2021, que a poquico que se esfuerce, ya mejorará en algo a su predecesor. Aunque bueno, tampoco lo voy a decir muy alto porque parece que a los 2miles les gusta mucho eso de marcar hitos y como el nuevo se tome como un reto superar a su antecesor en lo malo estamos fritos.
Total que bajiiiiiito, moderadamente y con los dedos bien cruzados os digo
¡¡FELIZ AÑO!!