viernes, 29 de noviembre de 2024

¿Quién es este yo?

Siempre digo que mi curriculum vital ganaría mucho si lo miraran como los gurús de los negocios yankees, que valoran los fracasos iniciales. Ellos recomiendan que cuando presentes un proyecto nuevo no escondas que tu primera empresa se fue a pique, porque de eso aprendiste y ahora tiene más posibilidades de acertar que antes de que la pifiaras. Eres mejor emprendedor que un advenedizo que aún no se la ha pegado porque todavía no ha intentado nada.

Ya lo he contado muchas veces, soy una crack del gazapo y me caracterizo mucho más por la toñas que me he metido que por mis gestas afortunadas. Sobre todo por un tema de acumulación, de aguante, de lograr seguir de pie y (casi) entera después de tan duradera paliza. Un poco esto que dice Anton abajo, vaya.

 

Otro asunto sería detenernos en el matiz de ese "casi", porque entera puede, pero desgastada también. Muchísimo. Tanto que sería más ajustado decir mutilada. No sólo he hecho renuncias, también he perdido piezas, fragmentos. La vida me ha arrancado sueños, ilusiones, inocencia, fe, confianza y mucha de la luminosidad de mi carácter. Y eso, gente, eso sí que me fastidia. Me molesta lo más grande que una parte importante de mi no haya logrado sobrevivir. 


 

Y siendo esto un mierdo no es, sin embargo, lo peor. Lo PEOR es que llega un momento que has perdido tantos pedazos que no sólo cambias, sino que te conviertes en una persona distinta. No un tú diferente, otro yo. La pregunta es: ¿quién?


 

De verdad os digo que yo ahora mismo no sé quién soy y precisamente por eso, no tengo ni repajolera idea de por donde tirar. No hay viento favorable para el que no sabe a donde va. Así que, si alguien tiene alguna sugerencia, soy toda oídos. Ahí están los comentarios.

martes, 26 de noviembre de 2024

KH7 cerebral

Borro fotos. Tiro entradas de cine viejas. Archivo chats. Evito ciertos restaurantes, determinados conciertos. Cambio las rutas habituales.
 

Sin embargo, no funciona.
 

No sirve de nada porque estás en los olores de cada día, en los snacks picantes, en los cachivaches del móvil, en los gorros rosas, en la casa del oso Yogui, en los vuelos baratos, en los pueblos de vacaciones, en los postres japoneses, en los animales mimosos, en las presas, en los premios al turismo sostenible, en los tenedores, en los viajes de moda, en los turrones originales, en las marcas de labiales, en los taquillazos, en las cartas, en los centros comerciales, en la comida india, en los memes, en los videos de pandas traviesos. En todas partes.

KH7 cerebral para eliminar los pensamientos pegajosos no han inventado aún, ¿no?

Pues DEBERÍAN.

viernes, 22 de noviembre de 2024

¿Qué hemos hecho para merecer esto?

Los japoneses que son muy apañados para muchas cosas (aunque para otras no tanto) han buscado una palabra para referirse a una realidad palmaria: que hay un segundo estómago para los dulces en el que siempre SIEMPRE hay sitio para más. Da igual la cantidad que se haya ingerido antes.

 

 
Como testigo de primera mano de esta verdad incontestable y como buena adicta al chocolate, os podéis imaginar con el dramatismo y la preocupación que estoy viviendo esta hambruna chocolatera. Para los afortunados que no se ven afectados por esta tragedia, resumo: hace meses que por diversos motivos el precio del cacao está por las nubes. hasta ahora nos habíamos enterado poco porque como todos los alimentos subían a lo bestia, uno más ya no nos sorprendía y porque tirábamos de las reservas que había en los almacenes al coste antiguo. Pero ayyyyy, amiguis, las reservas se acaban y las navidades se acercan. Y esto significa que en una de las épocas con más porcentaje glucémico en vena, "las tabletas de chocolate por debajo de los dos euros van a esfumarse de los estantes de las tiendas", dicen los expertos.
 
Y yo me pregunto: no tenemos suficiente con la pachamama en modo terminator intentando inundarnos, quemarnos o matarnos de sed a todas horas, con Putin y sus compinches tirando bombas a diestro y siniestro y con la vida de cada uno haciendo de las suyas para que nos manden también esta plaga bíblica? ¿Cómo se supone que vamos a resistir tanta desgracia sin un poco de ayuda chocolatera? Sin dramatismos: ¿qué hemos hecho nosotros para merecer esto?

viernes, 15 de noviembre de 2024

¿Quién sabe donde?


 

¿Pero dónde leches está? La maldita puerta, la del texto de arriba, la que --estoy de acuerdo con A J-- debería aparecer en algún momento. ¿Dónde c*jones han metido la mía? 

Estoy harta de laberintos, de pasadizos, de callejones sin salida. Muy bien, muy divertido, el viaje a Itaca precioso, PRE-CIO-SO. Pero ya está, suficiente, como broma ya ha valido. Ya he aprendido, ya me he transformado, ya he hecho renuncias, ya he aceptado que lo que no puede ser no puede ser. Ahora le toca mover a otro, darme algo, lo que sea. Algo con el suficiente tamaño para que no necesite mi lupa de 16 aumentos para verlo.

No puedo más, de verdad. Estoy rendida, agotada, exhausta. Necesito llegar a puerto y que alguien me abra una puerta por la que entrar a tomarme un descanso. ¿A quién se la tengo que pedir, a la fábrica de Sulley y Mike? ¡Dadme la dirección!



lunes, 11 de noviembre de 2024

Onions

 

Como decían en Twitter con la viñeta de arriba, a lo mejor mi problema es que tengo demasiada cebolla en mi vida. 

¡Buenas semana!

lunes, 4 de noviembre de 2024

Zombies modernos

Llevo toda la semana obsesionada con lo de Valencia. No puedo pensar en otra cosa, no paro de mirar noticias, redes. Me recuerda un poco al CoronaSuplicio, pero distinto. Porque no hay tanto miedo inmediato, tanta incertidumbre. O mejor dicho, sí hay incertidumbre, de la peor clase, además.

Y es que no me puedo explicar como a estas alturas de la vida, con lo medios y la tecnología que tenemos, no seamos capaces no ya de prevenir sino de reducir los daños de fenómenos extraordinarios como este. Pero más que eso me preocupa comprobar que vivimos en un sistema que no funciona, basado en un laberinto competencial que usan los políticos para escurrir el bulto y echarse la culpa unos a otros. Y lo que es peor, que muchísima peña está tan polarizada, tan cegada por la ideología, que es incapaz de ver lo que han hecho mal "los suyos", que justifica lo injustificable, que ni se plantea dar su brazo a torcer ocurra o que ocurra, hagan lo que hagan unos y otros.

La naturaleza cuando se pone a las malas da miedo. Los ultras zombificados con cerebros vacíos que se limitan a creer y repetir las consignas de los de arriba sin pararse a pensar si les mienten, si se han equivocado o si lo que un tiempo estuvo bien pero ya no sirve en unas circunstancias nuevas, da mucho más.