Creo que hablo en nombre de todos cuando digo: Señores del los comentarios spam, por favor...
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡BASTAAAAAAAAAAAAAAAA!!!!!!!!!!!
miércoles, 30 de julio de 2014
martes, 22 de julio de 2014
SUMMER TIME!
(Blogger me odia y no me deja subir vídeos, pero si queréis una inyección de buen rollo pinchad en los enlaces. Al final de la entrada me lo vais a agradecer. Que siiiiii. Ya veréis)
Os lo diría con mis propias palabras, pero pa'qué, si hay otros que ya lo han dicho estupendamente. O mejor, lo han CANTADO de maravilla en las canciones del verano, esos pozos de sabiduría. Como Megalo, de los que no recordaba ni el nombre, pero que decían eso tan cierto de..
"El verano ya llegó, ya llegó, ya llegó
Y la fiesta comenzó, comenzó, comenzó
El verano ya está aquí para hacerte feliz
llénalo de colores y de sueños de amor"
Efectivamente, queridos lectores, habéis acertado. Han llegado mi vacaciones. ¡¡¡¡Por finnnnnnnnnnnnnn!!! Me queda ná y menos para salir escopetada de Speedytown rumbo a la playita. Porque ya lo decía Marta:
"Arena y sol
el mar azul
contigo yoooooo
conmigo tú.
Espuma blanca
llena de amooooooor.
Arena y sol"
Y vosotros (que fiiiiiijo que todos habréis pinchado en el enlace y escuchado la canción) como sois tan de preguntar, me preguntaréis: ¿y quién es "tú"? Y yo os respondo: pues aún nadie concreto. Es un tú así, difuso, general, del que sólo sé que va a ser un maromazo encantador y superatractivo que voy a conocer estas vacaciones. Estoy segura. Lo noto. Y tengo dos razones para no tener dudas sobre ello. Una es que lo del maromazo lo he puesto en la lista de 10.000 tareas pendientes que me llevo en la maleta y es un tema que está bastante arriba, así que tiene prioridad. La otra razón es que está científicamente demostrado que el verano es la época ideal para la caza del maromazo común, porque ya lo decían dos cerebros privilegiados, dos futuros premios Nobel, como Sonia y Selena:
"Cuando llega el calor
los chicos se enamoran
es la brisa y el sol"
Y si lo aseguran dos mentes preclaras como Sonia y Selena... quién soy yo para dudar.
Total, que me las piro. Os contaría mis planes, pero no los tengo totalmente cerrados aún, la verdad. Eso sí, fijo que va a haber mucho escondite, muchas carreras y muchas palas con los Speedysobris. Mucho sol. Mucha siesta. Todo el ejercicio que pueda, que la guerra contra los kilos me la llevo en la maleta también, no os creáis. Un montónnnnn de surf. Y si hay suerte un poquito de mi surfero. O de otros, que en esta vida tampoco hay que obcecarse.
Pues eso, que hasta más ver. Y por la sombra bombones...
Os lo diría con mis propias palabras, pero pa'qué, si hay otros que ya lo han dicho estupendamente. O mejor, lo han CANTADO de maravilla en las canciones del verano, esos pozos de sabiduría. Como Megalo, de los que no recordaba ni el nombre, pero que decían eso tan cierto de..
"El verano ya llegó, ya llegó, ya llegó
Y la fiesta comenzó, comenzó, comenzó
El verano ya está aquí para hacerte feliz
llénalo de colores y de sueños de amor"
Efectivamente, queridos lectores, habéis acertado. Han llegado mi vacaciones. ¡¡¡¡Por finnnnnnnnnnnnnn!!! Me queda ná y menos para salir escopetada de Speedytown rumbo a la playita. Porque ya lo decía Marta:
"Arena y sol
el mar azul
contigo yoooooo
conmigo tú.
Espuma blanca
llena de amooooooor.
Arena y sol"
Y vosotros (que fiiiiiijo que todos habréis pinchado en el enlace y escuchado la canción) como sois tan de preguntar, me preguntaréis: ¿y quién es "tú"? Y yo os respondo: pues aún nadie concreto. Es un tú así, difuso, general, del que sólo sé que va a ser un maromazo encantador y superatractivo que voy a conocer estas vacaciones. Estoy segura. Lo noto. Y tengo dos razones para no tener dudas sobre ello. Una es que lo del maromazo lo he puesto en la lista de 10.000 tareas pendientes que me llevo en la maleta y es un tema que está bastante arriba, así que tiene prioridad. La otra razón es que está científicamente demostrado que el verano es la época ideal para la caza del maromazo común, porque ya lo decían dos cerebros privilegiados, dos futuros premios Nobel, como Sonia y Selena:
"Cuando llega el calor
los chicos se enamoran
es la brisa y el sol"
Y si lo aseguran dos mentes preclaras como Sonia y Selena... quién soy yo para dudar.
Total, que me las piro. Os contaría mis planes, pero no los tengo totalmente cerrados aún, la verdad. Eso sí, fijo que va a haber mucho escondite, muchas carreras y muchas palas con los Speedysobris. Mucho sol. Mucha siesta. Todo el ejercicio que pueda, que la guerra contra los kilos me la llevo en la maleta también, no os creáis. Un montónnnnn de surf. Y si hay suerte un poquito de mi surfero. O de otros, que en esta vida tampoco hay que obcecarse.
Pues eso, que hasta más ver. Y por la sombra bombones...
miércoles, 16 de julio de 2014
Escritura hipocalórica I
Aquí es donde debería empezar con el recuento de peso perdido, calorías y demás, pero con el calorón que hace mejor os ahorro esfuerzo lector con un resumen: ninguno. No he adelgazado nada. Nasti de plasti. ¡Qué bien está empezando mi guerra contra los kilos oye, qué gusto!
De todas maneras, voy a matizar. En realidad la báscula si que marca 500 gramillos menos. Probablemente tendrá bastante que ver con que me he pesado con ropa más ligera, pero bueno, de ilusiones también se vive, no me voy a quitar triunfos a estas alturas, que me queda mucho sufrimiento por delante. También os digo que este desastre de resultado era previsible con lo mal que me estoy portando en el tema comida. Lo del ejercicio, ahí vamos, vale que vale, pero la asignatura de la comida la suspendo. De largo además.
A veeeer.... Que toda toda la culpa tampoco es mía. Porque si me caigo del caballo y me obligan a traer una barbacoa en la siguiente clase y si de repente media Humanidad decide invitarme a cenas de inauguración de sus nuevas casas, pues yo que voy a hacer... Comer un trozo de pizza en lugar de dos y no tomarme la hamburguesa con pan, pero poco más... entendedme joooooo.
Y a pesar de este horror alimenticio he de decir que estoy batiendo records. Creo que jamás en mi vida había estado tanto tiempo seguido sin comer bollos ni dulces, así, en general. Pero claro, si tenemos en cuenta que sólo llevo seis días con esta abstinencia... igual lo que tendría que hacer es replantearme la adición a los hidratos de carbono que me traía hasta ahora. Y más sabiendo que uso el chocolate negrísimo 99% de cacao como mi metadona particular porque cuando estoy con el mono me pongo insoportable. ¡Qué penita todo, de verdad!
Lo de moverme más y hacer ejercicio va un poco mejor, pero muyyyyy poquito mejor. Y es que mis grandes progresos en equitación se resumen en actuaciones magistrales como intentar subirme al caballo con tanto ímpetu que me caigo por el otro lado. Mi profe dice que nunca ha visto cosa igual. No me extraña...
De todas maneras, voy a matizar. En realidad la báscula si que marca 500 gramillos menos. Probablemente tendrá bastante que ver con que me he pesado con ropa más ligera, pero bueno, de ilusiones también se vive, no me voy a quitar triunfos a estas alturas, que me queda mucho sufrimiento por delante. También os digo que este desastre de resultado era previsible con lo mal que me estoy portando en el tema comida. Lo del ejercicio, ahí vamos, vale que vale, pero la asignatura de la comida la suspendo. De largo además.
A veeeer.... Que toda toda la culpa tampoco es mía. Porque si me caigo del caballo y me obligan a traer una barbacoa en la siguiente clase y si de repente media Humanidad decide invitarme a cenas de inauguración de sus nuevas casas, pues yo que voy a hacer... Comer un trozo de pizza en lugar de dos y no tomarme la hamburguesa con pan, pero poco más... entendedme joooooo.
Y a pesar de este horror alimenticio he de decir que estoy batiendo records. Creo que jamás en mi vida había estado tanto tiempo seguido sin comer bollos ni dulces, así, en general. Pero claro, si tenemos en cuenta que sólo llevo seis días con esta abstinencia... igual lo que tendría que hacer es replantearme la adición a los hidratos de carbono que me traía hasta ahora. Y más sabiendo que uso el chocolate negrísimo 99% de cacao como mi metadona particular porque cuando estoy con el mono me pongo insoportable. ¡Qué penita todo, de verdad!
Lo de moverme más y hacer ejercicio va un poco mejor, pero muyyyyy poquito mejor. Y es que mis grandes progresos en equitación se resumen en actuaciones magistrales como intentar subirme al caballo con tanto ímpetu que me caigo por el otro lado. Mi profe dice que nunca ha visto cosa igual. No me extraña...
viernes, 11 de julio de 2014
Supercotocloc cotocloc
Pues no. Ni trepar por lo árboles, ni malabarismos, ni break-dance ni ninguna otra locura de las que propusieron algunos lectores en los comentarios. La estupendísima idea que se me ocurrió para animar mi guerra contra los kilos con un poco de ejercicio fue montar a caballo. Sí, sí, sí, habéis leído bien. A caballo. Speedy LA HÁBIL subida en un équido que a cuatro patas es más alto que ella. Se masca la tragedia.
Y bueno... tal y como sospecháis cumplí con las expectativas y fue la primera en caerme. En concreto besé el suelo a los 10 minutos de montarme en el pobre animal, que se estaba portando como un santo. Y lo malo no fue ni el espagat boca abajo que me tocó hacer porque un pie se me quedó enganchado en el estribo y otro no, ni lo magullado que tenía el orgullo tras semejante numerito... lo PEOR fue descubrir que al primero en caerse le toca traer la merienda del siguiente día y que mi brillante idea para quemar calorías venía con barbacoa incluida. ¡QUÉ HORROR! Torpedean mi guerra contra los kilos desde dentro. Así no hay manera de adelgazar ni de nada, de verdad.
Aún así he de deciros que ejercitar el cuerpo sí que lo estoy ejercitando, sí. Lo sé porque después de cada clase me duelen músculos que no sabía que tenía y si me molestan será que los he utilizado. Vamos, digo yo. Y porque se me van a quedar unos abdominales como tabletas de chocolate de todo lo que me estoy riendo. Pero es que cómo no me voy a reír si en clase se oyen cosas como estas:
-Tía, tú caballo albino tiene los ojos tan azules claros que parece un zombi. ¿No te da miedo que gire la cabeza, te pegue un mordisco y te vuelvas un caballo zombi?
-Profe, ¿me has pegado con la fusta? ¿En serio? ¿La fusta es para darle a los animales!
-No me estabas haciendo ni caso a lo que te decía... La de Fama tenía un bastón y yo tengo una fusta, métodos pedagógicos tan respetables como efectivos.
-No, no, no, el caballo con manchas no lo quiero montar hoy, que yo ya traje la barbacoa el primer día. Ahora que se caiga otra y merendáis a su costa.
-¡Joer, qué pasada de ejemplar! ¡Es impresionante! ¡Qué enorme!
-¿Te refieres al caballo o al que lo monta?
-Pensaba en el caballo, pero ahora que lo dices... los dos.
-Eso es, muy bien, hay 2548 cascos y voy a coger justo el que está roto y se me cae todo el rato. Hoy juego a la lotería y me toca el Gordo, eso fijo.
Y todo el rato así...
Y bueno... tal y como sospecháis cumplí con las expectativas y fue la primera en caerme. En concreto besé el suelo a los 10 minutos de montarme en el pobre animal, que se estaba portando como un santo. Y lo malo no fue ni el espagat boca abajo que me tocó hacer porque un pie se me quedó enganchado en el estribo y otro no, ni lo magullado que tenía el orgullo tras semejante numerito... lo PEOR fue descubrir que al primero en caerse le toca traer la merienda del siguiente día y que mi brillante idea para quemar calorías venía con barbacoa incluida. ¡QUÉ HORROR! Torpedean mi guerra contra los kilos desde dentro. Así no hay manera de adelgazar ni de nada, de verdad.
Aún así he de deciros que ejercitar el cuerpo sí que lo estoy ejercitando, sí. Lo sé porque después de cada clase me duelen músculos que no sabía que tenía y si me molestan será que los he utilizado. Vamos, digo yo. Y porque se me van a quedar unos abdominales como tabletas de chocolate de todo lo que me estoy riendo. Pero es que cómo no me voy a reír si en clase se oyen cosas como estas:
-Tía, tú caballo albino tiene los ojos tan azules claros que parece un zombi. ¿No te da miedo que gire la cabeza, te pegue un mordisco y te vuelvas un caballo zombi?
-Profe, ¿me has pegado con la fusta? ¿En serio? ¿La fusta es para darle a los animales!
-No me estabas haciendo ni caso a lo que te decía... La de Fama tenía un bastón y yo tengo una fusta, métodos pedagógicos tan respetables como efectivos.
-No, no, no, el caballo con manchas no lo quiero montar hoy, que yo ya traje la barbacoa el primer día. Ahora que se caiga otra y merendáis a su costa.
-¡Joer, qué pasada de ejemplar! ¡Es impresionante! ¡Qué enorme!
-¿Te refieres al caballo o al que lo monta?
-Pensaba en el caballo, pero ahora que lo dices... los dos.
-Eso es, muy bien, hay 2548 cascos y voy a coger justo el que está roto y se me cae todo el rato. Hoy juego a la lotería y me toca el Gordo, eso fijo.
Y todo el rato así...
Etiquetas:
deportes o algo así,
ver para creer
miércoles, 2 de julio de 2014
Escritura hipocalórica: la precuela
El origen de la guerra a los kilos que está a punto de comenzar ya os lo he contado, pero por si hay algún despistadillo por ahí, lo resumiré: Supermovida + estreses +nervios +nada de tiempo para hacer ejercicio= báscula descontrolada. Como diría Speedymum, "báscula, de eso nada monada" (expresión ochentera donde las haya) así que aquí estoy, buscando soluciones.
La revelación la tuve un día en el supermercado, recién acabados mis millones de exámenes, cuando me saltó el botón de los vaqueros por la presión de mi incipiente tripita. Un rayo iluminador me deslumbró y metí en mi carrito una crema anticelulítica del Mercamola que por cinco euros quita la celulitis que yo te diga, pero en fin, eso es otra historia. El caso es que el rayo iluminador no tuvo el suficiente poder como para hacerme devolver a las estanterías las patatas bravas y los bollos de chocolate que había cogido 10 minutos antes y fui a pagar con mi crema antimichelines en la mano y un carrito de la compra que si lo ve el inventor de la dieta mediterránea se corta las venas. La cajera me cobró todo lo rápido que pudo, claro, porque debió de pensar que era una enferma de trastorno bipolar en pleno cambio de ciclo. Y no puedo culparla, la verdad.
Total, que para lo de la comida ya estoy mentalizada. Ayer me cené unos huevos rotos que os debisteis de enterar hasta vosotros porque tembló la tierra de lo buenos que estaban, pero fue mi despedida. A partir de ahora voy a ser buena con ese tema. Palabra de exploradora. La otra pata de mi plan es el ejercicio físico. Y amigos... ahí viene cuando la matan.
Porque a ver, no es que yo antes hiciera poco deporte, es que este curso del horror en el que no he tenido tiempo ni de respirar he estado taaaan parada, que levantarme y sentarme dos veces en el sofá ya me contaba como abdominales y sentadillas porque algo es algo. No os digo más. Eso da como resultado que ahora mismo mi forma física es lamentable no, lo siguiente y que empezar a moverme me cuesta un triunfo. Así que este fue mi proceso mental para urdir esta pata de mi plan:
"Podría hacer una carrerita diaria de 30 minutos... pero dado que cuando corro 20 metros para coger el autobús se me sale el corazón por la boca, lo veo una opción poco realista. Hombre, lo ideal sería encontrar un maromazo de ojos verdes y cuerpo perfecto con el que quemar calorías y subir mis niveles de endorfinas de la forma más agradable del mundo pero eso sería más a largo plazo porque habría que empezar buscando un voluntario y yo quiero resultados rápidos, que tengo una serie de entradas para el blog que escribir. Mi bici está para el arrastre, ya voy andando a todas partes... A veeeeeeeer, ¿qué puedo hacer? ¿qué puedo hacer?..."
La brillante idea que salió de ese proceso mental os la contaré en el próximo post. Sólo os diré que el tema empieza conmigo en el suelo después de una caída, con dolores en músculos que ni sabía que tenía y que esa entrada se va a llamar "Supercotocloc cotocloc".
(¡¡Auuuuuuu, qué dañoooooo!!)
La revelación la tuve un día en el supermercado, recién acabados mis millones de exámenes, cuando me saltó el botón de los vaqueros por la presión de mi incipiente tripita. Un rayo iluminador me deslumbró y metí en mi carrito una crema anticelulítica del Mercamola que por cinco euros quita la celulitis que yo te diga, pero en fin, eso es otra historia. El caso es que el rayo iluminador no tuvo el suficiente poder como para hacerme devolver a las estanterías las patatas bravas y los bollos de chocolate que había cogido 10 minutos antes y fui a pagar con mi crema antimichelines en la mano y un carrito de la compra que si lo ve el inventor de la dieta mediterránea se corta las venas. La cajera me cobró todo lo rápido que pudo, claro, porque debió de pensar que era una enferma de trastorno bipolar en pleno cambio de ciclo. Y no puedo culparla, la verdad.
Total, que para lo de la comida ya estoy mentalizada. Ayer me cené unos huevos rotos que os debisteis de enterar hasta vosotros porque tembló la tierra de lo buenos que estaban, pero fue mi despedida. A partir de ahora voy a ser buena con ese tema. Palabra de exploradora. La otra pata de mi plan es el ejercicio físico. Y amigos... ahí viene cuando la matan.
Porque a ver, no es que yo antes hiciera poco deporte, es que este curso del horror en el que no he tenido tiempo ni de respirar he estado taaaan parada, que levantarme y sentarme dos veces en el sofá ya me contaba como abdominales y sentadillas porque algo es algo. No os digo más. Eso da como resultado que ahora mismo mi forma física es lamentable no, lo siguiente y que empezar a moverme me cuesta un triunfo. Así que este fue mi proceso mental para urdir esta pata de mi plan:
"Podría hacer una carrerita diaria de 30 minutos... pero dado que cuando corro 20 metros para coger el autobús se me sale el corazón por la boca, lo veo una opción poco realista. Hombre, lo ideal sería encontrar un maromazo de ojos verdes y cuerpo perfecto con el que quemar calorías y subir mis niveles de endorfinas de la forma más agradable del mundo pero eso sería más a largo plazo porque habría que empezar buscando un voluntario y yo quiero resultados rápidos, que tengo una serie de entradas para el blog que escribir. Mi bici está para el arrastre, ya voy andando a todas partes... A veeeeeeeer, ¿qué puedo hacer? ¿qué puedo hacer?..."
La brillante idea que salió de ese proceso mental os la contaré en el próximo post. Sólo os diré que el tema empieza conmigo en el suelo después de una caída, con dolores en músculos que ni sabía que tenía y que esa entrada se va a llamar "Supercotocloc cotocloc".
(¡¡Auuuuuuu, qué dañoooooo!!)
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