domingo, 29 de mayo de 2022

Razones para conservar el blog

Los poquísimos que quedamos en este tinglado de los blogs (de los blogs de este estilo, tipo "escribo lo que me peta, cuando me peta, no tengo una temática ni un hilo conductor y es más bien mi pensamiento tal y como me viene", no blogs de moda o tecnología o con un fin y un público concretos, que esos van como un tiro) nos decimos unos a otros sin parar que hay que seguir como sea, que el blog no se puede dejar. Y, efectivamente, yo después de doce años no quiero abandonar esto. La pregunta que muchas veces me hago es, ¿por qué? Y es que lo cierto es que, en realidad, no hay demasiadas razones objetivas ni lógicas. 

-En mi caso la cabezonería pesa lo que más, yo creo. Soy muy perseverante, me gusta acabar lo que empiezo. Después de más de una década dando la turra por aquí, parar ahora sería como meterme en los vestuarios antes de que pitaran el final del partido. La cosa es que, a no ser que explote Internet o que Blogger decida cerrar el chiringuito (señor Blogger, por favor, no lo haga, no tengo copia de seguridad de los contenidos) no hay pitido que valga. ¿Y entonces cuando considerará mi cerebro que hemos terminado la tarea? ¿Nunca? Nunca, supongo.

-También influye que el roce hace el cariño, claro. Son 12 años de contar por aquí mis penas, mis alegrías, mis ideas de olla, mis obsesiones, mi desesperación. Este blog (sí, lo trato como un ser vivo, no me juzguéis) sabe cosas que muchos de mis amigos no saben. Tengo 300 borradores sin publicar. Con eso no os digo nada y os lo digo todo.

-Es, además, un disco duro de mis recuerdos, un álbum de fotos de mis pensamientos. No sólo lo que me pasa, sino mis ideas y mis estados de ánimo, de una manera o de otra, acaban saliendo por aquí. Es releer las primeras líneas de cualquier entrada, por muy absurda o metafórica que sea, y acordarme de lo que la provocó. Cosas que, dada la velocidad a la que mueren mis neuronas, habrían desaparecido. Que sí, claro, podría tener un diario para eso... Pero me cuesta menos esfuerzo llevar al día el blog porque es como una "obligación". Una obligación flojita, flexible y voluntaria, pero una obligación al fin y al cabo.

-Por otro lado me lo tomo como un gimnasio de escritura, una manera de forzarme a escribir, al menos, dos veces por semana. El problema es el mismo que me pasa en el gym en 3D. Cuando estoy cansada hago sólo abdominales y flexiones porque los tengo tan trabajados que ya no sufro, no me duele nada. Tampoco mejoro porque me mantengo en mi zona de confort, claro, esa es la vaina. Pues aquí tres cuartos de lo mismo. Podría escribir así hasta dormida, es lo que me sale natural y llevo años de práctica. Así que es un gimnasio de escritura regulinchi que me quita tiempo y me da excusas para no escribir cosas con las que me dolieran los músculos escritores. Culpable, no me escondo.

-Y luego estáis vosotros, claro, los lectores, pocos pero BUENOS. Muchos de vosotros también tenéis blogs, así que os paso la pelota. ¿Por qué lo mantenéis? Os leo.

jueves, 26 de mayo de 2022

Peleando con la melancolía

Durante lo más duro de la pandemia leí en Twitter testimonios muy impactantes. No me preguntéis por qué, el que se me ha quedado grabado a fuego no es uno de los más dramáticos, ni de los más tristes, ni de los más escatológicos. Y lo he estado buscando y ni siquiera guardé pantallazo. Pero lo recuerdo perfectamente.

Una médico relataba como una paciente de edad avanzada luchaba en la UCI contra el bicho del demonio. Y digo "luchaba" porque precisamente así es como lo vivía la doctora. La enferma le recordaba a su madre y ella pensaba: "¡Pelea, por favor, pelea por quedarte. Pelea!"

Sé que a muchos enfermos la retórica bélica les molesta porque parece que si no consiguen curarse es que no se han esforzado lo suficiente, cuando la realidad tiene que ver con un montón de condicionantes más cero relacionados con eso. Y es verdad, tienen razón, una enfermedad no se lucha, se sufre. Y no te pueden endosar ninuna responsabilidad ahí, que bastante tienes con lo que tienes. Pero también es cierto que todo en la vida, en especial lo malo, se pelea. El 99% del tiempo estamos en medio de una batalla, por lo que sea. Ya ni te cuento si lo que está en juego es tu vida...

No sé los demás. Yo desde luego me siento permanentemente en guerra. Se dice mucho lo de tirar pa'lante, lo de tirar del carro. Pero eso de empujar, de esforzarse para que las cosas salgan sólo es parte de la sensación. La vida cuesta porque además de arrastrarla, hay que esquivar los proyectiles que te vienen no sabes ni de donde y combatir contra lo malo que te surge de dentro: la tristeza, el miedo, la desesperación... Si los dejas ir esos sentimientos te inundan, hay que pararlos.

Se lo escuchaba el otro día a Pablo López, en una de sus canciones antiguas que tienen letrazas. Hay que pelear contra la melancolía. Así exactamente me siento yo. Peleando. Siempre peleando.

lunes, 23 de mayo de 2022

Hoy escriben ellos

Ni siquiera voy a añadir yo nada, ya lo dicen todo ellos...

 

-No te unas a los muertos de espíritu.

 


 

 
-Si te descubren los iguales, huye a mi.

 

-En medio del invierno descubrí dentro de mi un verano invencible

 

 


 

miércoles, 18 de mayo de 2022

NA, No Apta

He sido NA ("NO APTA") muchas veces en mi vida. Incontables como las estrellas del cielo si hablamos de exámenes de alemán. En el primer práctico del carnet de conducir, que acabó con un retrovisor magullado de una pobre furgoneta aparcada que no tenía culpa alguna. En la escuela de superhéroes... Allí no creo, ¿no? Me parece que solían poner notas numéricas. Pero vaya, que para el caso patatas, menos de un cuatro es un NA como la copa de un pino.

Leí el otro día a un personaje de un libro decir que pensaba que "no era apta" para el amor. Me hizo gracia. Se trataba de una chavalilla recién salida del instituto que tenía toda la vida por delante como para temer eso a esas alturas. "¡Anda que no te queda, piltrafilla! Se vienen curvas", pensé. Y después me dio por pensar que igual la que no soy apta soy yo.

O sea, no en general, ¿eh? No para el amor como concepto en el gran esquema de las cosas. De hecho, nunca lo sabremos porque se empeñan en no dejarme demostrarlo, pero con las personas adecuadas creo que sacaría notables altos o incluso sobresalientes. Sin exagerar. En lo soy de cate continuo es en los prolegómenos, en los aledaños, en la previa del partido. En lo que se supone que hay que hacer para llegar al examen. En eso... regulinchi.

Porque se me da mal, desde luego. Porque me faltan habilidades innatas, of course. Pero también porque hay determinadas cosas que no estoy dispuesta a aceptar. No van conmigo, o en mi caso no funcionan, o no me parecen justas ni para mi ni para otros implicados, así que no paso por el aro. Y tal y como está montado hoy en día el tinglado ligoteril, parece que o asumes ciertos temas o miau. Y, entre vosotros y yo, a cabezona no me gana nadie, así que mira, oye, pues miau.

Y ahí está el problema, claro. Porque si yo cateo porque necesito estudiar más, pues hinco codos y listo. Se hace lo que se tenga que hacer, sólo faltaba. Pero si lo que se me pide es que sea alguien que no soy... Entonces NA, claro. Qué remedio.

domingo, 15 de mayo de 2022

Netflix Menstruatoria S.A.

Me va a venir la regla. Oooooooooooooooooooooooootra vez. Mis ciclos se están acortando tanto que voy a terminar teniendo la regla cada 10 minutos en una permanente rave-menstruatoria-non-stop 24/7. El Tormento Escarlata Perpetuo, se llamaría la película basada en hechos reales. La virgen, qué suplicio, de verdad.

En fin, no voy a seguir indagando en las causas y consecuencias de este maravilloso privilegio, que bastante tengo con disfrutarlo desde primera fila. Sólo lo menciono porque los preparativos de la fiesta roja me revolucionan las hormonas y me ponen tristísima. TRIS-TI-SI-MA. Sin necesidad de excusa alguna, además. Aunque no haya habido ningún cambio desde ayer, como hoy tenga el síndrome premenstrual, DE REPENTE, everything is THE DRAMA. Lloro con libros de risa, me planteo cortarme las venas en los atascos de tráfico y sobre todo y por encima de todo, mi vida me parece un tremendo zurullo. No salvo nada, todas las áreas de mi día a día son la hez absoluta.

Por suerte, los años me han enseñado que esta es una jugarreta artificial de las cabritas de mis hormonas y que, en cuanto las perracas del infierno dejan de hacer sus abracadabras, todo vuelve a la normalidad. Una  normalidad, dicho sea de paso, que no es precisamente la panacea, pero por lo menos asumible. O a lo mejor me he vuelto tolerante por exposición paulatina, yo que sé. El tema es que, de normal, no tengo ganas de tirarme por la ventana a todas horas, sólo cuando las zorras hormonales me aprietan las tuercas.

Y eso, el hecho de ser consciente, de darme cuenta de que lo que pienso en una producción de Netflix Menstruatoria S.A., lo desactiva. Es desagradable y tengo ganas de llorar, de gritar y de pegar indiscriminadamente igual, pero al menos SÉ que no es algo real. Un poco lo mismo que con las pelis de terror, que aunque sepas que es sólo cine, enciendes todas las luces de camino al dormitorio porque vas cagada. Los hechos son ficticios y la emoción verdadera, pero menos potente que si hubiera un asesino en serie de carne y hueso escondido detrás de la cortina de la ducha.

Con las pelis de miedo la solución es mirar debajo de la cama, dentro del armario, taparse la cabeza con el edredón. Con la cabrona de mi regla ayuda pensar que en un día o dos el ciclón de pena amainará y no tendrás que afrontarlo de nuevo hasta el mes que viene. O en mi caso, hasta dentro de 10 minutos.

Y mientras tantos decir lo que decía Espronceda según Twitter

 


 



miércoles, 11 de mayo de 2022

Que todo te importe una m*erda

Escuché este audiolibro porque me llamó la atención el título, la verdad. Así de oído me pareció interesante, pero dispersión, distracciones, bla, bla, bla, me perdí bastantes cosas. Ahora me lo he tropezado por escrito y me siguen gustando mucho varias de sus ideas y como las explica. Nada que no hubieran pensado ya los estoicos griegos, sólo que contado con algo más de gracia. Dejo algunos fragmentos por aquí en plan "puerta de mi nevera donde cuelgo lo que quiero conservar a mano." ¿Recomiendo el libro? No sé, no es una obra de arte, pero a mi me sirvió en su momento. A lo mejor a vosotros también.

-Lo que determina tu éxito no es qué quieres disfrutar. La pregunta relevante es qué dolor quieres mantener. El camino a la felicidad está lleno de montones de suciedad y humillación. Debes escoger algo. No puedes tener una vida libre de dolor. No todo puede ser rosas y unicornios todo el tiempo. 

-El filósofo Alan Watts enunció «La Ley de la Retrocesión», que presenta la idea de que cuanto más persigas sentirte bien todo el tiempo, más insatisfecho estarás; pues perseguir algo solo refuerza el hecho de que careces de ello.

-Si perseguirlo positivo es negativo, entonces perseguir lo negativo genera lo positivo. Aquel dolor muscular que persigues en el gimnasio se cristaliza en mejor salud y energía. Todo lo que vale en esta vida es ganado a través de superar la experiencia negativa asociada. Cualquier intento de escapar de lo negativo, de evitarlo, aplastarlo o silenciarlo solo resulta contraproducente. Evitar el sufrimiento es una forma de sufrimiento.

-Que las cosas te importen una mierda es afrontar, cara a cara, tus más difíciles y atemorizantes retos y, aun así, actuar.

-Cuando todo te importa demasiado —cuando te importan todas las personas y todas las cosas— siempre te sentirás con derecho a estar cómodo y feliz en cualquier circunstancia; sentirás que todo debe ser exactamente y de la maldita forma en la que tú lo quieres. Esto es una enfermedad. Y te comerá vivo. Verás cada adversidad como una injusticia.

-Nos creemos con derecho a todo. Este sentimiento se da en alguna de dos formas:1. Soy increíble y los demás son unos perdedores, así que merezco un trato especial.2. Soy un perdedor y el resto del mundo es increíble, así que merezco un trato especial.

-No importa a dónde vayas, siempre habrá una montaña de 500 kilos de excremento esperándote. Y está bien. La cuestión no es alejarse del excremento. La cuestión es encontrar el tipo de excremento con el que disfrutes lidiar

-No esperes una vida sin problemas. No existe tal cosa. En vez de eso, espera una existencia llena de buenos problemas. Los problemas nunca terminan, simplemente se intercambian o se mejoran. La felicidad se consigue al resolver problemas. Resolver, no evadir. La verdadera felicidad solo ocurre cuando encuentras los problemas que disfrutas teniendo y resolviendo.

-El crecimiento es un proceso iterativo infinito. No deberíamos buscar la respuesta «correcta» definitiva para nosotros, en vez de ello deberíamos tratar de ir deshaciéndonos poco a poco de nuestras equivocaciones actuales, de forma que estemos menos equivocados mañana,

-El fracaso es un paso hacia delante Solo podemos ser verdaderamente exitosos en algo en lo que estamos dispuestos a fallar. Si no estamos dispuestos a fracasar, entonces no estamos dispuestos a lograr el éxito.

domingo, 8 de mayo de 2022

Atascadísima

Estoy bastante atascada juntando palabras. No en el blog, que aquí puedo poner cualquier chorrada y quedarme fresquísima. Pero escribiendo otras cosas voy un poco regulinchi. Ahora algo menos porque he estado en un sitio muy chulo este puente (que igual sale por aquí en breve), pero, aún con todo y con eso, tengo un atascazo morrocotudo. La pregunta es: ¿por?

Pues no sé deciros, la verdad. Porque no es que no se me ocurran cosas. Ideas surgen, pero me da la sensación todo el rato de que cualquier historia que escriba ya se ha contado antes. Y POR SUPUESTO que se ha contado, claro, no soy precisamente la primera de la historia en empuñar un boli. Eso le ocurre al 99,99% de la creación en cualquier ámbito artístico y no es un problema. Todo está ya inventado (contado), pero no contado POR TÍ. Y ahí radica su valor, de hecho.

Justo cuando me recuerdo a mi misma ese matiz, ataca el segundo bloqueo, conocido popularmente como "¿será esto que estoy haciendo tremenda mierda?" Cada vez leo más, me formo más, sé más. Y esto, que debería ayudar a juntar letras, es un arma de doble filo porque te hace muy consciente de todo lo que te queda por aprender, de tus debilidades, de lo que otros hacen mil millones de veces mejor que tú. ¡Y zas! Bloqueo al canto. 

Y eso sin entrar en que para gustos los colores y para colores las flores, que cada maestrillo tiene su librillo y cada lector su opinión y que nunca terminas de estar segura de lo que funciona y lo que no, de lo que es un fallo de verdad o una simple preferencia del que te esté aconsejando, leyendo, criticando. Lo que para unos es blanco, para otros es negro en cualquier tema de la vida, ni os cuento ya en asuntos creativos. Lo que se traduce en pensar todo el tiempo: ¡¡¿¿PERO QUÉ QUERÉIS DE MI??!! tirándose de los pelos.

¡Ah, bueno! Y lo de los inputs y outputs, que parece un bullullu de economía, pero tururú. La cosa es que a veces sientes que necesitas inspiración y te pones a leer, a ver pelis, a escuchar música y el comodón de tu cerebro, al que recibir le exige menos esfuerzo que crear, se pone en modo gula y te pide todo el rato estímulos. Y hace cada vez más y más y más difícil que salga algo de tu mente. O igual sólo me pasa a mi que tengo un cerebro caradura y perezoso, vaya usted a saber.

Así que aquí estoy, atascada. Y lo odio.

viernes, 6 de mayo de 2022

Mis hombres grises de Momo

Quedó pendiente en esta otra entrada contaros mis hombres grises que todavía recortan más mis ya de por sí preocupantemente exiguas reservas de tiempo. Aquí van algunos ejempolos, como, un dos, tres, respodna otra vez:

 -Cambiarme 

Ropa de calle, ropa de deporte, ropa de calle, ropa de trabajo, ropa de calle, ropa de trabajo (de nuevo), ropa de calle (otra vez), pijama. Repetir al día siguiente. Qué tortura. Y eso que gracias al cielo soy tolerante al estilismo capilar desastrosos perpetuo, porque si no, después de cada "ropa", vendría un "peinarse" y no me veo capaz de soportar un bucle así con el pelo. Prefiero aceptar que todo el mundo me confunde con la bruja Averías y que el día menos pensado los electroduendes me harán una fiesta de bienvenida en mi superguarida que la alternativa de peinarse a todas horas. Ni de broma, vamos.

-Esclavitud tecnológica

Encender el ordenador, poner contraseña, cargar el móvil, reiniciar el teléfono siete veces al día por la nueva moda de se desconecte la tarjeta SIM sin razón aparente, cargar el portátil, cargar la tablet, poner pilas a todos los dichosos aparatejos que tienen la manía de quedarse sin pilas cada dos por tres, cargar las pilas, borrar el spam del blog, borrar el spam de cuenta 1 de correo, borrar el spam de cuenta 2 de correo, borrar el spam de cuenta 3 de correo, leer en diagonal millones de mensajes irrelevantes de trillones de grupos de whatsapp prescindibles y absurdamente obligatorios, eliminar chistes sin gracia, memes absurdos y fotos varias porque la memoria del móvil está petada. Repetir al día siguiente.

-Las transiciones. 

No los desplazamientos, que ya los he computado como trabajo, sino las transiciones, las acciones previas a comenzar una tarea, la mentalización y la preparación del material seriamente dificultada por...

-El ritmo vertiginoso al que mueren mis neuronas.

Coger calcetines y camiseta para la bolsa del gym, ir al tendedero a por la toalla, pasar por el salón, ver el boli que perdí una semana antes, llevarlo a mi habitación, volver con la bolsa del gym que, ¡oh, sorpresa!, sigue sin toalla, nueva expedición al tendedero, coger de la mesa el libro que le voy a dar el finde a una speedysobri, regresar a la bolsa del gym para darme cuenta que mágicamente no le ha crecido de la nada una toalla, tercer viaje al tendedero, pasar por la cocina, acordarme de que tengo sed, beber, coger una onza de chocolate del frigo que la vida es muy dura, sacar a descongelar la carne para la siguiente comida, pensar que esa semana he comido pocas proteínas, comprobar planificación semanal a ver que me he saltado, quedarme con la duda porque no he cumplido ni el 5% de la planificación semanal. Media hora después en el gym sorprenderme de que no me he llevado toalla.

-La despiadada tiranía del algoritmo de Youtube con mi gigantescamente desproporcionada curiosidad por todo

¿Por qué necesitamos dormir ocho horas?, me interesa. Esta es la mejor distribución del tiempo según la ciencia, me interesa. En qué se diferencian las personas extrovertidas de las introvertidas, me interesa. ¿Por qué la banda sonora de Harry Potter suena mágica?, me interesa.  Recomendaciones de lecturas del mes, me interesa. Siete recetas de desayunos nutritivos, me interesa. Y así hasta la desesperación.

-Escribir en este santo blog

 Se sabe cuando se empieza pero no cuando se acaba una entrada. Que os voy a contar que no sepáis.

And so on....

martes, 3 de mayo de 2022

Rosa Montero out of context

Tenía pendiente hace tanto hablar aquí de cosas de creatividad que Rosa Montero explica en "La ridícula idea de no volver a verte" que a la mujer le ha dado tiempo a sacar otro libro específicamente sobre el tema sin que yo haya hecho la entrada. Se nota que tengo supervelocidad, ¿eh?

Ahora, obviamente, voy a esperar a leerme el nuevo para comentar el asunto, pero aprovecho para dejar por aquí algunas ideas preciosas de otras movidas distintas que también salen en el antiguo y que no quiero perder. Y como uso este blog en plan puerta de mi nevera para colgar lo que me interesa tener a mano, pues aquí lo dejo.

Por lo demás, espero que hayáis disfrutado del puente, coleguitas. Se os quiere.


“Cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra.”

“Hablo de ese dolor que es tan grande que ni siquiera parece que te nace de dentro, sino que es como si hubieras sido sepultada por un alud. Y así estás. Tan enterrada bajo esas pedregosas toneladas de pena que no puedes ni hablar.”

“Pero ya digo que la recuperación no existe: no es posible volver a ser quien eras. Existe la reinvención, y no es mala cosa. Con suerte, puede que consigas reinventarte mejor que antes. A fin de cuentas, ahora sabes más.”

“El desamor es tópico, ridículo, monumentalmente exagerado. Pero duele

“El amor consiste en encontrar a alguien con quien compartir tus rarezas.”

"La intimidad: no tener muy claro donde acabas tú y empieza el otro"