miércoles, 30 de marzo de 2022

P*uto reloj biológico

¿Conocéis muchas parejas felices de verdad? 

Y fijaos que no he dicho parejas que siguen juntas porque no tienen dinero para pagarse un piso por separado. Ni parejas que aguantan porque mirando a su alrededor ven el panorama muy negro. Ni parejas que continúan por miedo a la soledad. Ni parejas que resisten por inercia, por no dar un disgusto a los padres, por no provocar un trauma a sus hijos. He preguntado por parejas felices.

Y con felices no me refiero a la imposibilidad de un continuo happy flower en el país de la piruleta. Ya sé que las relaciones son difíciles, que hay momentos duros y épocas mejores y peores. Pero ninguna de esas dos cosas tiene nada que ver con lo del párrafo de arriba que es, os pongáis como os pongáis, lo que más abunda por ahí. Siento pincharos la burbuja, pero esto es así.

Hay muchas causas para que la mayoría de la peña no quiera o no sepa estar sola y prefiera el mal acompañado. Una que me parece muy triste, seguramente por inevitable, es la presión del reloj biológico. Conozco mogollón de personas que desean descendencia por encima de todo y cuando el amor tarda en aparecer, viven con angustia el paso de los años. Su cuerpo les recuerda 24/7 que su material reproductivo se acerca a su fecha de caducidad y que el tiempo es oro, y la urgencia se vuelve tan intensa que no les deja pensar con claridad. Están casi trastornados, se nubla su criterio para tomar decisiones. Y luego pasa lo que pasa.

Que si te conformas con lo que no quieres, permites cosas que jamás habrías tolerado en un estado mental distinto, te encabezonas en historias lacerantes claramente nocivas para ti o no te atreves a seguir buscando porque se te acaba el tiempo, estás escribiendo la crónica de un fracaso anunciado. Y a lo que quieres arreglarlo ya hay hijos a los que herir, custodia de mascotas por la que pelear, una hipoteca a la que hacer frente y un enooooooooooorme montón de sufrimiento y malos recuerdos. Totalmente evitables, dicho sea de paso.

Menos inversión para hacer viajes a Marte y más fondos para investigar como aplacar el reloj biológico cuando en lugar de servir para garantizar la supervivencia de la especie sólo logra incrementar el dolor y las malas decisiones. Otro gallo cantaría.

miércoles, 23 de marzo de 2022

Panda de cabrones

Las mejores cosas de la vida no son cosas. Seguramente por eso cuando se trata de envidiar, yo casi nunca envidio objetos materiales ni situaciones concretas. Tampoco características muy específicas, tipo piernas kilométricas o facilidad para aprender idiomas. Me dan envidia tontadas que yo no tengo o se me dan especialmente mal y que siempre pienso que cambiarían mi vida si las tuviera. Por ejemplo:

-Me da envidia la gente segura de sí misma. No lo que quieren aparentar seguridad, sino los que de verdad confían en el futuro, en las decisiones que han tomado, en el resultado de lo que hacen. 

-Me da envidia la peña que sabe mirar tan bien, que parece que te acaricia con la mirada. No lo sé explicar mejor, pero seguro que os ha pasado y sabéis de lo que hablo. Y no sólo en contextos románticos ni de ligue, sino en cualquier situación diaria.

.-Me dan envidia las personas con habilidades sociales, esos que consiguen hacerte sentir especial seas quien seas para ellos. Percibes que se han fijado en ti, que te prestan atención, que les importan tus cosas y eso les hace populares y queridos. Y lo más gordo es que no necesitan ningún esfuerzo para comportarse así, es lo que les brota natural.

-Me dan envidia los suertudos serenos. No los que logran dominar sus nervios, que también, pero no tanta, porque al menos se lo tienen que currar. Los cabrones realmente afortunados son los que eso les viene de fábrica, los que nada les altera y que parten con esa gran ventaja de base ante cualquier conflicto o momento de crisis.

-Me dan envidia los disciplinados. Yo tengo mucha fuerza de voluntad, soy constante y tenaz, pero mi mente juega conmigo para confundirme y a veces fallo porque me he convencido de que es lo mejor para mi. Los disciplinados también mantienen a raya a su mente. Ojalá yo.

-Me dan envidia los que disfrutan del deporte, los que se sienten bien saliendo a correr, por ejemplo. Yo entreno a cambio de sufrimiento e incluso en las épocas en las que he logrado adquirir el hábito del ejercicio, mi máxima recompensa ha sido no querer llorar todo el tiempo. Jamás he llegado a la fase en la que las endorfinas te hacen feliz.

-Me dan envidia los perracos del infierno que se curan rápido. Emocionalmente, digo. Les dan una buena leche sentimental, laboral, lo que sea y a los dos días están a todo gas otra vez y dispuestos a meterse en otra. Así tienen más probabilidades de ganar, claro. Un éxito está hecho de muchos fracasos.

-Me dan envidia los organizados, los que tiene visión de conjunto y previsión. 

-Me dan envidia los cabritos con agilidad mental, no sólo en las conversaciones, sino en la vida. Los que ven rápido la necesidad de reorientar, de corregir el rumbo, de abandonar si es necesario.

-Me da muchísima envidia la peña satisfecha con su vida, contenta consigo misma. Que tiene retos, que persigue sueños, pero que disfruta del ahora y de lo que ya ha conseguido, perdonándose cada mañana.

Menuda panda de cabrones, colegas...


domingo, 20 de marzo de 2022

Trouble

Hoy toca audioparrafada inspirada en Taylor, que es sabia y de mal de amores sabe un rato. A todos nos ha pasado ver un problema entrando por la puerta. Yo no iba a ser menos. Os lo cuento si le dais al play

viernes, 18 de marzo de 2022

Bombonazo Al, desafortunado en amores

Este miércoles no ha habido en este blog la entrada correspondiente y eso sólo tiene un culpable. 

 

                                                                 Mi Al

 


Yo no he tenido nada que ver. Poquísimo. Casi cero.

¿Por? 

Porque este bombón (inexplicablemente no añadido hasta ahora mi colección de maromazos, fallo imperdonable que procedo a subsanar sin la menor dilación) me ha tenido colapsada estos días. Me ha quitado el aliento, horas de sueño y las pocas neuronas operativas que quedaban en mi cerebro.

De nuevo: ¿por?

Yo que sé, colegas. Porque no es que sea nuevo, precisamente. Quiero decir, que este dios griego lleva paseándose por las pantallas de pelis y series desde antes de que le salieran los dientes de leche. Ya le tenía visto. Y aunque parezca increíble, antes era hasta más guapo que ahora. Bueno, por lo menos con rasgos faciales más  perfectos, más simétricos. Pero no sé, es que con los años ha ido ganando en magnetismo, ¿no? Como más intensidad. Ya no son los ojos, sino la mirada. O me lo parece a mi que estoy bajo los efectos de la sobreexposición, que también podría ser.

El caso es que esta semana he visto muchos trabajos suyos de diferentes épocas, más que nada por curiosidad, por hacerme una idea de qué trayectoria había tenido. Y metida en la vorágine de vídeo varios, se me han colado algunas entrevistas y reportajes y, claro, para qué queremos más. Resulta que aparte de guapérrimo, este bombonazo es simpatiquete. Y bromista. Y sensible. Y humilde. Y saludable. Y bastante centrado. Lo que me faltaba para el duro.

 Porque todo eso le hace merecedor de lugar destacado en mi galería de maromazos, por supuesto. Pero ¿no os da como rabia cuando alguien lo tiene todo? En plan guapo, inteligente, simpático, con dinero, con éxito profesional, personal...

Ups. 

Personal no.

Personal, regulinchi.

Y en este quinto párrafo viene, por fin, el meollo de la entrada. El plot twist. Porque esta preciosidad, como otros de su calaña tipo George Clooney y Leonardo Dicaprio, se considera, o eso dice, desafortunado en amores. Tiene una novia y otra y otra y otra y otra y otra, a cual más buenorra y maravillosísima, y nunca termina de encontrar a la definitiva. Lo mismito que le pasaba a mi George (hasta que se cansó de dar tumbos y se quedó con lo que, estaremos todos de acuerdo, es más una amiga que otra cosa) y Leo.

Y me da igual cuál sea la causa, ¿eh? Me da lo mismo que sean ellas las que les han roto el corazón, que ellos sean tan insoportables que nadie les aguanta o que no tengan capacidad de quedarse con alguien, que padezcan la maldición del "necesito siempre algo nuevo" (porque eso, chavales, tiene que ser a largo plazo una maldición. Os pongáis como os pongáis. Estar perennemente insatisfecho. Menudo suplicio.)

La razón no importa. Lo importante es que los ricos (y en este caso los guapos) también lloran por amor. Y a mi, que soy pelín mala persona, eso me consuela un poco, ¿no? Son dioses griegos, pero sufren, como todo hijo de vecino. Bienvenidos al club. Mal de muchos consuelo de tontos, pero por lo menos es un consuelo.

Dicho lo cual, Alex, bombón, tengo un  mensaje para ti. Si necesitas poner fin a tu sufrimiento amoroso, aquí tienes una voluntaria. Yo me sacrifico y me quedo contigo. Por las bromas que te he visto hacer en las entrevistas, tenemos el mismo nivel de tontuna en sangre. Nos íbamos a reír mogollón. Piénsatelo.

domingo, 13 de marzo de 2022

Yahoo answers

 

Lo que son las cosas, oye. Me regalaron una radio el otro día porque la que tenía en la cocina desde hace 20 años, INEXPLICABLEMENTE, dejó de funcionar. Bueno, ni siquiera eso, se oía taaaaaaaan bajito que casi es como si no se oyera, pero chuflar chuflaba después de dos décadas de usarla a todo gas. Hay que ver, sólo cuatro lustros de vida útil y el aparato pierde fuelle. Ayyyyy, estos transistores jóvenes cada vez más flojuchos... seguro que son de la generación de cristal de los electrodomésticos. 

(20 años, chavales. Ya le gustaría durar la mitad de eso al 90% del material electrónico que tengo ahora en casa. En fin....)

El caso es que la sustituta de la veterana tiene reproductor de CD, porque soy una nostálgica. Hacía mucho que no tenía uno de esos que funcionara, así que estos meses estoy metida en un remember musical perpetuo de la banda sonora de mi adolescencia y etapa universitaria, esa época en la que aún se compraban CDs. Voy poniendo todos los que encuentro por casa, más que nada por curiosidad. Varios ni recuerdo a qué sonaban. De un montón tengo la caja, pero no hay disco dentro, a saber donde habrán acabado sus días esos pobres desgraciados. Y muchos están siendo sorpresas agradables, máquinas del tiempo, viajes a los sentimientos y vivencias del pasado. Y fuentes de preguntas:

¿Por qué se teñiría Sahkira de rubia, si de morena estaba mucho mejor?

¿Cómo conseguían los hermanos de The Corrs llevarse tan bien como para irse de gira, si yo con los míos casi todo el rato me tiro los trastos a la cabeza?

¿Dónde parará Rosana? ¿Con el buen rollo y el optimismo que transmitía estará ahora triste, sola y deprimida? No creo, ¿no?

A mi me gustaba mucho su música y me encantaban sus letras. Tenía mucha sensibilidad y hablara de lo que hablara siempre acababa tocándome la fibra. Hoy me he acordado del temazo de arriba y he pensado justo eso:

 "Haré de mí un refugio
Cuando el dolor te duela
Porque en lo más hermoso
También se tienen penas"

Que si no sólo quiero los  jijijaja, sino que me apunto a tus días malos, es que te me has metido dentro de verdad.

¿¿¿¿¿¿Y AHORA COMO TE SACÓ DE AQUÍ??????? Yahoo answers.

miércoles, 9 de marzo de 2022

Chispa

"Estaba acostado en la cama una noche y pensé que iba a dejarlo todo, otra pequeña voz dentro de mí dijo: No te rindas. Salva esa pequeña brasa de chispa. Nunca des esa chispa porque mientras la tengas  puedes comenzar el fuego de nuevo".

Charles Bukowski

 

Justo pensaba el otro día esto de arriba... que estoy tan cansada de todo que me siento apagada por dentro. Y si no hay chispa para reiniciar el sistema, ¿qué hago?

domingo, 6 de marzo de 2022

Huevazos

Con la movida esta de la Tercera Guerra Mundial que se ha desatado sin comerlo ni beberlo pienso muchas cosas. Se me parte el alma con el panorama, claro, pero a la vez pienso todo el rato de muchísima gente: ¡Madre mía, qué cojonazos! ¡Qué ovarios, virgen santa!

No me voy a meter en como se ha llegado a esto, en quien tiene la culpa ni demás temas políticos de los que por supuesto tengo mi opinión, pero que aquí no pintan nada. Pero lo que es innegable, os pongáis como os pongáis, es que hay la tira de peña que le está echando unos huevos de flipar. Que se les ha venido encima el mismísimo infierno en un abrir y cerrar de ojos y están dándolo todo, como auténticos héroes. Y no me refiero a las batallas, a las armas, a resistir. Me refiero a las miles de miles de historias de gente de a pie que cuando les han venido mal dadas han respondido, han estado a la altura de las circunstancias, por muy infernales que sean esas circunstancias.

Gente a la que le dejan salir del país porque es extranjero, pone a salvo a sus hijos y regresa a ayudar. Mujeres que podrían huir porque no las llaman a filas y prefieren quedarse a compartir el destino de sus hermanos, de sus maridos, de sus padres. Personas a las que les han matado a seres queridos y aún así pide que repatrien los cadáveres de los soldados enemigos, para que sus madres puedan llorarles. Peña con unos huevos gigantescos que se podrían ver desde Marte.

Yo soy una culocagado, para todo, siempre. Me da miedo casi todo en la vida. Me acuerdo de la angustia y el terror que me generó la crisis de 2008, que con lo que tenemos ahora encima y el CoronaApocalipsis del que aún no hemos salido, me parece de chiste. Y pienso: ¿qué haría yo si me viera envuelta en algo así de un día para otro, si se abriera ante mi el mismísimo averno? ¿Daría la talla?

No sé yo...



miércoles, 2 de marzo de 2022

Shakira y el Sol

Me encantaba la Shakira morena, la de los inicios. Primero porque tenía temazos  y segundo porque, seguramente, esos temazos me cogieron en el momento adecuado, cuando estaba sintiendo con intensidad de adolescente las emociones de las que hablaban sus letras. Escribiendo una entrada el otro día hice un remember de su discografía y rescaté del olvido algunos títulos que no sé cómo los tenía enterrados bajo tantas telarañas mentales, con lo importantes que fueron para mi en su día.

Me alegró mucho comprobar que recuerdo claramente las sensaciones a las que esos ritmos estaban asociados, pero no los nombres concretos. A ver, que si me pongo a echar cuentas y calculo el año, puedo deducir quién era el maromazo de turno de ese momento y por tanto, sospechoso principal. Pero no es oír lo acordes y pensar "ay, cuánto lloré por Fulanito o Menganito", sino más bien, "ay, cuánto dolía".

Y eso mola. Que aquellos que no llegaron a formar parte de mi vida no pasen a la historia de mi periplo vital, mola. No tengo nada contra ellos, la mayoría no hicieron nada malo aparte de no quererme. Pero no tienen entidad suficiente para pasar a la historia. Las lecciones aprendidas sí. El dolor superado que contribuyó a endurecer mi coraza, desde luego. Ellos no.

También me alegré al comprobar que la mayoría han perdido hasta su nombre. A ver como explico esto. Cuando alguien me gusta un montón le pongo un mote cariñoso. Una manera de llamarle, tipo "cari" o "peque" sólo que lo más distinto a lo habitual que se me ocurra. Intento que sea algo que sólo le llame yo y sólo a él. Es decir, AmordemiaVida1: blablabla1. AmordemiVida2: blablabla2. (Ni soñéis que voy a confesar aquí los motes reales, hasta yo tengo unos límites de autoescarnio). Sé que hay gente que usa los mismos apelativos afectivos para todas las parejas que va teniendo, por eso para mi era tan importante DISTINGUIRLOS. Era como darles individualidad, considerarles especiales, únicos. Y ellos ni llegaban a enterarse de esta distinción, me imagino, era una movida mental mía.

El caso es que acordarme del maromazo de turno por el tanto lloré en su momento era recordar su mote y el otro día fue toda una fiesta descubrir que se me ha olvidado como llamaba a "Maromazo Primigenio, fuente de océanos de dolor ancestral, el que no arde en el olvido". Todos tenemos un primer amor que nos marca y nos cuesta superar. El mío fue una condena eteeeeeeeeeeeeeeerna que casi acaba conmigo y que llegué a creer que nunca dejaría atrás del todo. Y el otro día me di cuenta de que no sé cuál era su mote. O sea, podría encontrarlo, claro. Tendré cartas, mensajes, estará en mi diario de aquella época, supongo. Pero ahora mismo no pondría la mano en el fuego por cuál era. Y eso es taaaaaaaaaaaaaaan guay.

Me hace creer que, efectivamente, el tiempo todo lo cura. Y que, como decía Shakira en tus temazos más optimistas, "la misma vida a decantar la sal que sobra en el mar" y que "cuando menos piensas, sale el sol".

(Putin, por favor, no nos bombardees. Me viene fatal este mes una Tercera Guerra Mundial, necesito tranquilidad para disfrutar todo lo bueno que ya va tocando que me llegue ahora. ;P)