Bueno, pues se acabó lo que se daba. Otro año más que jubilamos y pasamos a la balda del fondo del armario, al lado de pantalones y camisetas que ya no nos ponemos, para poder estrenar, nuevecito y brillante, el 2013. A ver qué tal resulta el recién llegado. Con ese horror de nombre, miedo me da. Espero que sea cierto eso de que las apariencias engañan y que hay que mirar el interior. Y que rebuscando bien en sus meses y días encontremos un montón de cosas buenas, que oye, también nos las merecemos, ¿no?
A unas horas de mandar 2012 a tomar viento fresco, lo que me pide el cuerpo es hacer balance, pero tranquilos, que esta vez os vais a librar de la tortura. Más que nada porque os he imaginado al otro lado de la pantalla pensando "que síiii, que yaaaaa, que has hecho muchas lerdeces teatreras, y has hablado lengua de signos (pero poco) y alemán (menos todavía) y has salido y viajado y reído y llorado y te has quejado un montooooon. Que síiii, que ya lo hemos leído, no nos des más la brasa, tronca" y la verdad, se me han quitado las ganas de hacer balances. Pero bueno, lo que sí voy a dejarle una nota de bienvenida a 2013. Como esta:
Querido 2013:
¿Qué tal? ¿Cómo has llegado? ¿Ya estás plenamente acomodado? Si tienes alguna duda o necesitas ayuda, ya sabes que me tienes en Speedytown para cualquier consulta, que yo encantada de atender a los recien llegados.
Veo que, como tus último predecesores, tú también vienes acompañado de la pesada esa de Crisis. ¡Qué perra os ha entrado a todos con traerosla!, ¿por qué no la dejáis en casa un tiempecito? Qué descanse la mujer, que con la brasa que ha dado últimamente tiene que estar agotada...
En fin, que yo te escribía para preguntarte si has traído bien lleno el saco de los "SIES". Más que nada porque tus últimos compañeros eran calcaditos a mí cuando estoy con los Speedysobris en una tienda de cerámica, que me paso el día: "¡No!", "¡eso no lo cojas!", "¡no, deja eso!", "¡las manos detrás de la espalda!", "no", ¡quieto!", "¡no!". Unos rácanos con los "síes", vamos, ya lo ves. Tú no serás así, ¿no? Que tú tienes que luchar contra los prejuicios esos de la gente que dice que el 13 da mala suerte y que con tu nombre vas a ser un mal año. Tú ni caso, ¿eh? ¡Tú a ser guay!
Ya me imagino que, como habéis venido en Ryanair, Crisis habrá presionado para que traigáis poco equipaje y así no pagar suplemento de peso. Pero espero que esas pocas maletas que llevas estén llenas de gente estupenda a la que conocer, proyectos de futuro que conseguir y cosas nuevas y emocionantes que hacer, que la novedad hace mucha falta por aquí. Y los síes, ¿eh? ¡No te olvides de los síes!
Bueno, te dejo que te acomodes y te pongas al día. Si te apetecen unas cañas de bienvenida, dame un toque, que ya sabes que yo para unas cañas estoy siempre disponible. ¡Hasta dentro de nada!
bss
Y a vosotros, pues eso... que acabéis estupendamente 2012 y que empecéis 2013 aún mejor. Que el nuevo año os traiga todo lo que deseáis y si tenéis alguna petición especial, dejadla en los comentarios, que ya veis que yo tengo buen rollo con el nuevo ;p
¡¡¡FELIZ AÑO!!!
lunes, 31 de diciembre de 2012
viernes, 28 de diciembre de 2012
El arte de regalar
Regalar es conocer a la persona a la que se regala. Regalar es demostrar que escuchas al otro, porque recuerdas lo que dice que le gustaría que le regalaran. Regalar es anticiparte a sus deseos, porque le has regalado lo que le hace falta, incluso cuando él no lo había pensado aún. Regalar es tener claros los gustos de la otra persona, sus aficiones, lo que más le entretiene, lo que más le favorece.
Regalar es creatividad. Es pensar permanentemente cosas nuevas, planes originales, ideas innovadoras. Regalar es saber personalizar y hacer único e intransferible el objeto más común del mundo. Regalar es buscar alternativas cuando el plan A falla. Regalar es saber complementar los regalos que ya ha recibido la persona a la que le regalas.
Regalar es atención. Es dedicar parte de nuestros pensamientos (a veces incluso muchos) a averiguar qué le podría hacer ilusión al otro, qué le vendría bien, qué le sería mínimamente útil. Regalar es esforzarte en recordar qué has regalado antes para no repetir y qué tiene ya la otra persona, para que no acumule objetos iguales en su casa.
Regalar es tiempo. Es destinar parte de nuestros ratos de ocio (a veces incluso muchos) a buscar el regalo ideal. Es hacer las salidas que hagan falta para comparar diferentes objetos en diversos establecimientos y así escoger la opción mejor y más bonita. Regalar es salir de compras las veces que sean necesarias para conseguir el regalo perfecto, incluso cuando estás hasta el coco de tanta salida y tanta compra.
Regalar es cuidar los detalles. Es comprar algo bonito y envolverlo en un papel de regalo más bonito aún. Es ponerle un lazo y una pegatina que diga "felicidades". Es transportarlo con cautela para que no se rompa y dejarlo cuidadosamente debajo del árbol, o al lado de unos zapatos o bien escondido para que el regalado lo encuentre por sorpresa.
Regalar es ingenio, ilusión, nervios, risas, diversión, agradecimiento.
Regalar, cuando se hace bien, es todo un arte. Por eso es taaaaaaaaaaaaan horrible tener que regalar por obligación, con prisas, sin ganas. Eso no es regalar. Es una tortura.
Regalar es creatividad. Es pensar permanentemente cosas nuevas, planes originales, ideas innovadoras. Regalar es saber personalizar y hacer único e intransferible el objeto más común del mundo. Regalar es buscar alternativas cuando el plan A falla. Regalar es saber complementar los regalos que ya ha recibido la persona a la que le regalas.
Regalar es atención. Es dedicar parte de nuestros pensamientos (a veces incluso muchos) a averiguar qué le podría hacer ilusión al otro, qué le vendría bien, qué le sería mínimamente útil. Regalar es esforzarte en recordar qué has regalado antes para no repetir y qué tiene ya la otra persona, para que no acumule objetos iguales en su casa.
Regalar es tiempo. Es destinar parte de nuestros ratos de ocio (a veces incluso muchos) a buscar el regalo ideal. Es hacer las salidas que hagan falta para comparar diferentes objetos en diversos establecimientos y así escoger la opción mejor y más bonita. Regalar es salir de compras las veces que sean necesarias para conseguir el regalo perfecto, incluso cuando estás hasta el coco de tanta salida y tanta compra.
Regalar es cuidar los detalles. Es comprar algo bonito y envolverlo en un papel de regalo más bonito aún. Es ponerle un lazo y una pegatina que diga "felicidades". Es transportarlo con cautela para que no se rompa y dejarlo cuidadosamente debajo del árbol, o al lado de unos zapatos o bien escondido para que el regalado lo encuentre por sorpresa.
Regalar es ingenio, ilusión, nervios, risas, diversión, agradecimiento.
Regalar, cuando se hace bien, es todo un arte. Por eso es taaaaaaaaaaaaan horrible tener que regalar por obligación, con prisas, sin ganas. Eso no es regalar. Es una tortura.
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lunes, 24 de diciembre de 2012
Navicaos
Estos días tengo unas medio vacaciones de Navidad rarunas. Son "medio" y "rarunas" porque me va a tocar hacer cosas de curro en casa y pasar por la ofi más de una vez, pero oye, por lo menos son vacaciones, así que no me voy a quejar. La división de los SpeedySobris en pleno, recientemente reforzada, está en Speedytown para pasar las fiestas, así que mis días libres están transcurriendo tal que así:
-Pero, ¿qué hace un hipopótamo encima de la mesa del salón? A, ¡¡recoge lo animales!!
-¡Eh, no cambies a las noticias, que estamos viendo Bob Esponja!
-¿A qué jugamos?
-Creo que G se ha despertado, le oigo llorar... No, no, es mi móvil, que me he puesto de tono de llamada a I cantando Campana sobre campana y al principio suena muy bajo.
-¿De quién son estas zapatillas que me he encontrado en el sofá?
-¡Nooooooo, yo no quiero ir a ver la peli de cine que dice J, yo quiero otra!
-¿A qué jugamos?
-I, pero no te levantes todavía, que son las cinco de la mañana, aún no es de día... Que no, que no pasa nada, si tu habitación no tiene puerta da igual...
-¡¡No, pero no tires la cáscara de plátano al suelo!! Eso a la basura.
-¿Pokemon lleva acento? Que estoy buscando juegos en internet...
-¿Y estos rayajos en mis apuntes de alemán? No me digáis más, es una obra titulada: "Declinación del adjetivo con paisaje pop al fondo"
-¿A qué jugamos?
-L. deja de llorar, que te está viendo el pajarito pinzón por esa ventana
-Speedy, ¿que haces debajo de la mesa?
- Juego al escondite con I.
-Lo dudo, está haciendo construcciones con las piezas de Lego en el salón...
-Joer, qué perraco, no me ha avisado que ya no jugábamos, llevo 10 minutos aquí..
-Pero, pero, pero, ¿en El Uno no hay un máximo de cartas que te puedan hacer robar tirando +1, +2 y +4? 16 me parecen excesivas...
-¿A qué jugamos?
Y tooooooodo el tiempo así. Iba a escribir una entrada pero, sinceramente, no oigo ni mis propios pensamientos, así que me conformo con desearos unas muy felices fiestas, que lo paséis estupendamente y que si tenéis vacaciones, descanséis. Por vosotros y por los que, como yo, el descanso no lo vamos ni a oler...
-Pero, ¿qué hace un hipopótamo encima de la mesa del salón? A, ¡¡recoge lo animales!!
-¡Eh, no cambies a las noticias, que estamos viendo Bob Esponja!
-¿A qué jugamos?
-Creo que G se ha despertado, le oigo llorar... No, no, es mi móvil, que me he puesto de tono de llamada a I cantando Campana sobre campana y al principio suena muy bajo.
-¿De quién son estas zapatillas que me he encontrado en el sofá?
-¡Nooooooo, yo no quiero ir a ver la peli de cine que dice J, yo quiero otra!
-¿A qué jugamos?
-I, pero no te levantes todavía, que son las cinco de la mañana, aún no es de día... Que no, que no pasa nada, si tu habitación no tiene puerta da igual...
-¡¡No, pero no tires la cáscara de plátano al suelo!! Eso a la basura.
-¿Pokemon lleva acento? Que estoy buscando juegos en internet...
-¿Y estos rayajos en mis apuntes de alemán? No me digáis más, es una obra titulada: "Declinación del adjetivo con paisaje pop al fondo"
-¿A qué jugamos?
-L. deja de llorar, que te está viendo el pajarito pinzón por esa ventana
-Speedy, ¿que haces debajo de la mesa?
- Juego al escondite con I.
-Lo dudo, está haciendo construcciones con las piezas de Lego en el salón...
-Joer, qué perraco, no me ha avisado que ya no jugábamos, llevo 10 minutos aquí..
-Pero, pero, pero, ¿en El Uno no hay un máximo de cartas que te puedan hacer robar tirando +1, +2 y +4? 16 me parecen excesivas...
-¿A qué jugamos?
Y tooooooodo el tiempo así. Iba a escribir una entrada pero, sinceramente, no oigo ni mis propios pensamientos, así que me conformo con desearos unas muy felices fiestas, que lo paséis estupendamente y que si tenéis vacaciones, descanséis. Por vosotros y por los que, como yo, el descanso no lo vamos ni a oler...
viernes, 21 de diciembre de 2012
Conociéndote
-Sé que te interesan muchas cosas. Casi todo.
-Sé que eres un juerguista.
-Sé que pareces menudito porque eres delgado, pero luego te pones de pie y me sacas una cabeza y media de estatura.
-Sé que llevas una pulsera hecha a base de botones de diferentes formas y colores. Porque sí. Porque eres así.
-Sé que te quitas las gafas para salir en las fotos.
-Sé que te aburre el fútbol.
-Sé que al 80% de lo que te diga me vas a contestar "¡qué guay!", "¡qué chulo!", "¡mola!" o "¡ a tope!". Y es que si hubiera unas olimpiadas de amabilidad, tú llegabas al podium fijo. El oro no sé, pero te llevabas medalla seguro.
-Sospecho que te han roto el corazón, aunque no sé si hace mucho o poco de eso.
-Sé que ahora llevas el pelo muy corto, pero que antes lo tenías largo. Y por temporadas rojo. ¡Qué horror de los horrores!, ¿no?
-Sé que llevas en la cartera una foto en la que sales con tu mejor amiga poniendo la cara que vais a poner cuando os tiréis en paracaidas por primera vez. Porque sí. Porque sois así.
-Sé que en el coche sintonizas Rock and Gol
-Lo que no sé es lo que te pasa por la cabeza. Y me encantaría saberlo.
-Sé que eres un juerguista.
-Sé que pareces menudito porque eres delgado, pero luego te pones de pie y me sacas una cabeza y media de estatura.
-Sé que llevas una pulsera hecha a base de botones de diferentes formas y colores. Porque sí. Porque eres así.
-Sé que te quitas las gafas para salir en las fotos.
-Sé que te aburre el fútbol.
-Sé que al 80% de lo que te diga me vas a contestar "¡qué guay!", "¡qué chulo!", "¡mola!" o "¡ a tope!". Y es que si hubiera unas olimpiadas de amabilidad, tú llegabas al podium fijo. El oro no sé, pero te llevabas medalla seguro.
-Sospecho que te han roto el corazón, aunque no sé si hace mucho o poco de eso.
-Sé que ahora llevas el pelo muy corto, pero que antes lo tenías largo. Y por temporadas rojo. ¡Qué horror de los horrores!, ¿no?
-Sé que llevas en la cartera una foto en la que sales con tu mejor amiga poniendo la cara que vais a poner cuando os tiréis en paracaidas por primera vez. Porque sí. Porque sois así.
-Sé que en el coche sintonizas Rock and Gol
-Lo que no sé es lo que te pasa por la cabeza. Y me encantaría saberlo.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Escuchar
Escuchar. Parece fácil, ¿no? Porque, total, si nos toca en suerte una buena salud, todos venimos de fábrica con dos orejas que funcionan perfectamente y que ni siquiera tenemos que aprender a utilizar. Sin que hagamos ningún esfuerzo, los sonidos entran por los conductos que tenemos a ambos lados de la cabeza y llegan al cerebro. O así debería ser, porque lo cierto es que la segunda parte del plan no se cumple casi nunca.
Para ser algo tan sencillo, es sorprendente la cantidad de peña que no escucha. La mayoría de la gente oye. Sin más. Captan cualquier alteración del silencio sin distinguir si son palabras o ruidos. No piensan bien lo que se les dice. Peor aún, ni siquiera lo procesan. Esperan a que el que tienen enfrente deje de mover la boca porque ha terminado de hablar y sueltan lo que habían pensado decir desde el principio, aunque no pegue ni con cola, aunque no sea una respuesta adecuada a lo último que se ha dicho.
Para mí esta mala costumbre es uno de los peores defectos que puede tener una persona. Con la gente que no escucha no se puede disfrutar de una buena conversación, de esas que duran horas, porque no mantiene la coherencia en el discurso (ni en el suyo, ni con el tuyo). Con la gente que no escucha no se puede trabajar en equipo, porque no admiten sugerencias, o no les llegan hasta el cerebro las que les hacen, que viene a ser lo mismo. Con la gente que no escucha no se puede contar en los momentos de crisis porque no saben de qué va el tema, dado que, obviamente, no han escuchado a los que le contaban qué ocurría y como solucionarlo.
Los que no escuchan son tullidos. Tienen una discapacidad mucho peor que la que padecen las personas con sordera física, porque los primeros podrían evitarla y no lo hacen. Supongo que como nunca han escuchado, no saben lo que se pierden. Peor para ellos.
Para ser algo tan sencillo, es sorprendente la cantidad de peña que no escucha. La mayoría de la gente oye. Sin más. Captan cualquier alteración del silencio sin distinguir si son palabras o ruidos. No piensan bien lo que se les dice. Peor aún, ni siquiera lo procesan. Esperan a que el que tienen enfrente deje de mover la boca porque ha terminado de hablar y sueltan lo que habían pensado decir desde el principio, aunque no pegue ni con cola, aunque no sea una respuesta adecuada a lo último que se ha dicho.
Para mí esta mala costumbre es uno de los peores defectos que puede tener una persona. Con la gente que no escucha no se puede disfrutar de una buena conversación, de esas que duran horas, porque no mantiene la coherencia en el discurso (ni en el suyo, ni con el tuyo). Con la gente que no escucha no se puede trabajar en equipo, porque no admiten sugerencias, o no les llegan hasta el cerebro las que les hacen, que viene a ser lo mismo. Con la gente que no escucha no se puede contar en los momentos de crisis porque no saben de qué va el tema, dado que, obviamente, no han escuchado a los que le contaban qué ocurría y como solucionarlo.
Los que no escuchan son tullidos. Tienen una discapacidad mucho peor que la que padecen las personas con sordera física, porque los primeros podrían evitarla y no lo hacen. Supongo que como nunca han escuchado, no saben lo que se pierden. Peor para ellos.
lunes, 17 de diciembre de 2012
Cerebro en modo "cenas de navidad"
Metida de lleno en el tsunami gigantesco de las cenas de navidad infinitas no tengo tiempo para nada. Estos días como y bebo mucho, bailo más y hago el gili hasta niveles incompatibles con la vida, pero todo lo demás lo tengo en standby. Ello se traduce en que asoman en el horizonte unas cuantas certezas inevitables:
-Voy a catear alemán, esto es así. Faltan dos meses para el examen parcial y 6 para el final y no necesito una bola de cristal para deciros que voy a septiembre de cabeza. Llevo semanas con el runrun de "cuando tenga un rato me pongo a estudiar, que se me está acumulando el vocabulario" y ese momento no llega nunca. Eso sumado a que soy una negada TO-TAL para el idioma germano me conducen sin remisión al fracaso absoluto. A estas alturas todavía cuando mi profe me pregunta "¿como se llama el viento que sopla en Speedytown?" aún le contesto "sí", porque no le he entendido ni papa. Qué nivel, Maribel.
-No me va a dar tiempo a comprar los regalos de Reyes, eso también está claro. Con el retraso que llevo, no va a haber supervelocidad que valga. Que no es que lo haya dejado para última hora, que yo pensarlo lo llevo pensando la tira de días... pero inexplicablemente mis pensamientos no se convierten en realidad por arte de magia y los regalos no aparecen envueltos y con un lacito debajo de mi cama, que es donde escondo los recados de Sus Majestades de Oriente. Yo es que no entiendo nada.
-Es otro hecho probado que los marrones laborales y autobuscados se reproducen a la velocidad del rayo. Acabas de sacarte dos de encima, parpadeas y ya hay otros cuatro por delante. Si los cerebritos de la NASA investigaran más como conseguir esta rapidez y dedicaran menos tiempo a mandar cosas al espacio que pocas veces llegan a buen puerto, a estas alturas todos tendríamos vehículos supersónicos y nadie llegaría tarde al curro.
Y si las certezas que se ciernen sobre mi son malas, son peores las dudas, estas cosas que quieres saber, pero te da miedo preguntar. Y en todo este bullullu no ordeno, no cocino, no busco, no estudio y no escribo. El blog y la blogoesfera en general lleva unos día siendo como un recuerdo lejano y tiene pinta de que va a seguir así una temporadita. En plan: "¿Blog? ¿Qué blog? Pero si yo nunca uso internet". Mi cerebro está en modo "cenas de navidad" que es como el modo "avión" de los móviles, que están apagados sin estarlo. Pues eso, ya me avisaréis cuando vayamos a aterrizar para reiniciar mi coco, ¿ok?
-Voy a catear alemán, esto es así. Faltan dos meses para el examen parcial y 6 para el final y no necesito una bola de cristal para deciros que voy a septiembre de cabeza. Llevo semanas con el runrun de "cuando tenga un rato me pongo a estudiar, que se me está acumulando el vocabulario" y ese momento no llega nunca. Eso sumado a que soy una negada TO-TAL para el idioma germano me conducen sin remisión al fracaso absoluto. A estas alturas todavía cuando mi profe me pregunta "¿como se llama el viento que sopla en Speedytown?" aún le contesto "sí", porque no le he entendido ni papa. Qué nivel, Maribel.
-No me va a dar tiempo a comprar los regalos de Reyes, eso también está claro. Con el retraso que llevo, no va a haber supervelocidad que valga. Que no es que lo haya dejado para última hora, que yo pensarlo lo llevo pensando la tira de días... pero inexplicablemente mis pensamientos no se convierten en realidad por arte de magia y los regalos no aparecen envueltos y con un lacito debajo de mi cama, que es donde escondo los recados de Sus Majestades de Oriente. Yo es que no entiendo nada.
-Es otro hecho probado que los marrones laborales y autobuscados se reproducen a la velocidad del rayo. Acabas de sacarte dos de encima, parpadeas y ya hay otros cuatro por delante. Si los cerebritos de la NASA investigaran más como conseguir esta rapidez y dedicaran menos tiempo a mandar cosas al espacio que pocas veces llegan a buen puerto, a estas alturas todos tendríamos vehículos supersónicos y nadie llegaría tarde al curro.
Y si las certezas que se ciernen sobre mi son malas, son peores las dudas, estas cosas que quieres saber, pero te da miedo preguntar. Y en todo este bullullu no ordeno, no cocino, no busco, no estudio y no escribo. El blog y la blogoesfera en general lleva unos día siendo como un recuerdo lejano y tiene pinta de que va a seguir así una temporadita. En plan: "¿Blog? ¿Qué blog? Pero si yo nunca uso internet". Mi cerebro está en modo "cenas de navidad" que es como el modo "avión" de los móviles, que están apagados sin estarlo. Pues eso, ya me avisaréis cuando vayamos a aterrizar para reiniciar mi coco, ¿ok?
miércoles, 12 de diciembre de 2012
¿Causa-efecto? ¡Tururu!
Dicen lo científicos que cada efecto tiene su causa y bueno, en el laboratorio puede ser. Si se quedan más tranquilos pensando eso, pues oye, ellos mismos. Pero en la vida real... ¡tururú! Y mucho menos en asuntos sentimentales-parejiles.
Tenía ganas de hablar del tema desde hace días y me he acordado leyendo esto. Le preguntan a La Rizos como encontrar a un hombre para ser feliz en pareja y ella contesta cosas muy sensatas pero que, en mi opinión, sólo son una parte de todo el bullullu amoroso. Y me voy a explicar.
-¿Que no se puede ser feliz en pareja si no se sabe estar bien sola? Desde luego.
-¿Que el amor, que una relación sentimental, debe ser sólo una parte de la vida y que no puede depender exclusivamente de ello nuestra felicidad? Por supuestísimo.
-¿Que algunas de nuestras características, circunstancias y actitudes facilitan/dificultan que encontremos un determinado tipo de pareja? Sin ninguna duda
-¿Que encontrar el amor, una persona que nos haga felices, con la que nos apetezca compartir nuestra vida depende SOLO de nosotros, de nuestras características, circunstancias y actitudes? NI-DE-CO-ÑA.
Lo siento, pero no me lo trago. Si fuera así de fácil, a estas alturas algún genio ya habría convertido esa fórmula mágica en una pastilla que podríamos comprar en las farmacias. O habrían patentado un decálogo de normas y actuaciones que se enseñarían en academias especializadas en ligoteo. Con los años incluso lo convertirían en asignatura obligatoria en los coles, para asegurarles a los alumnos un futuro de razonable felicidad. Pero no ha pasado, ¿verdad? Por algo será.
Que no niego que nuestro carácter influya en el éxito amoroso. Ser abierto, extrovertido y simpático ayuda a ligar, pero conozco a la tira de tímidas que han encontrado al amor de su vida y que, además, no ha sido su única pareja, es decir, que no es que haya sonado la flauta por casualidad una vez.
Que es evidente que un buen físico facilita el ligoteo y que estar bueno es tener la mitad del trabajo hecho. Pero conozco a la tira de feos-feísimos que han encadenado una novia tras otra y que, en general, les va bien en asuntos del corazón. Y no, no son herederos de una gran fortuna.
Que es obvio que estar seguro de ti mismo, valorarte y no tener excesivo grado de dependencia emocional ni celos patológicos son la base para encontrar a alguien con quien compartir tu vida, pero conozco a la tira de gente con muchas de estas taras mentales en grado superlativo, y ahí los tenéis, permanentemente emparejados.
Y lo más grave es que ocurre también lo contrario. Seguro que todos conocemos a gente majísima, agradables, divertidos, inteligentes, buenas personas y sin rarezas excesivamente molestas que se han pasado media vida más solos que la una. O la vida entera, en el peor de los casos. ¿Les ocurre porque son más tímidos, o más feos o más inseguros que los ligones de los párrafos de arriba? Yo creo que no. Que seguro que alguna de sus características ha influido en su trayectoria sentimental... pero no me parece que haya sido LA CAUSA.
Lo que les pasa es que les va mal en el amor. Sin más. Igual que hay gente que sufre migrañas, o le duelen los pies, o se acatarra cada dos por tres o tiene una suerte pésima jugando a las cartas. Se viene así de fábrica y ya. Se pueden hacer cosas para intentar mitigarlo, claro, pero, en ese tema en concreto, se parte con desventaja respecto a los demás. Esto es así.
Hay mucha peña en la panda de los desafortunados en temas parejiles y si hubiera menos gente que se conformara con lo que no quiere, habría más. Decir que a todos ellos les va a así por algo, por una causa concreta, va a ser mucho simplificar, ¿no?
Tenía ganas de hablar del tema desde hace días y me he acordado leyendo esto. Le preguntan a La Rizos como encontrar a un hombre para ser feliz en pareja y ella contesta cosas muy sensatas pero que, en mi opinión, sólo son una parte de todo el bullullu amoroso. Y me voy a explicar.
-¿Que no se puede ser feliz en pareja si no se sabe estar bien sola? Desde luego.
-¿Que el amor, que una relación sentimental, debe ser sólo una parte de la vida y que no puede depender exclusivamente de ello nuestra felicidad? Por supuestísimo.
-¿Que algunas de nuestras características, circunstancias y actitudes facilitan/dificultan que encontremos un determinado tipo de pareja? Sin ninguna duda
-¿Que encontrar el amor, una persona que nos haga felices, con la que nos apetezca compartir nuestra vida depende SOLO de nosotros, de nuestras características, circunstancias y actitudes? NI-DE-CO-ÑA.
Lo siento, pero no me lo trago. Si fuera así de fácil, a estas alturas algún genio ya habría convertido esa fórmula mágica en una pastilla que podríamos comprar en las farmacias. O habrían patentado un decálogo de normas y actuaciones que se enseñarían en academias especializadas en ligoteo. Con los años incluso lo convertirían en asignatura obligatoria en los coles, para asegurarles a los alumnos un futuro de razonable felicidad. Pero no ha pasado, ¿verdad? Por algo será.
Que no niego que nuestro carácter influya en el éxito amoroso. Ser abierto, extrovertido y simpático ayuda a ligar, pero conozco a la tira de tímidas que han encontrado al amor de su vida y que, además, no ha sido su única pareja, es decir, que no es que haya sonado la flauta por casualidad una vez.
Que es evidente que un buen físico facilita el ligoteo y que estar bueno es tener la mitad del trabajo hecho. Pero conozco a la tira de feos-feísimos que han encadenado una novia tras otra y que, en general, les va bien en asuntos del corazón. Y no, no son herederos de una gran fortuna.
Que es obvio que estar seguro de ti mismo, valorarte y no tener excesivo grado de dependencia emocional ni celos patológicos son la base para encontrar a alguien con quien compartir tu vida, pero conozco a la tira de gente con muchas de estas taras mentales en grado superlativo, y ahí los tenéis, permanentemente emparejados.
Y lo más grave es que ocurre también lo contrario. Seguro que todos conocemos a gente majísima, agradables, divertidos, inteligentes, buenas personas y sin rarezas excesivamente molestas que se han pasado media vida más solos que la una. O la vida entera, en el peor de los casos. ¿Les ocurre porque son más tímidos, o más feos o más inseguros que los ligones de los párrafos de arriba? Yo creo que no. Que seguro que alguna de sus características ha influido en su trayectoria sentimental... pero no me parece que haya sido LA CAUSA.
Lo que les pasa es que les va mal en el amor. Sin más. Igual que hay gente que sufre migrañas, o le duelen los pies, o se acatarra cada dos por tres o tiene una suerte pésima jugando a las cartas. Se viene así de fábrica y ya. Se pueden hacer cosas para intentar mitigarlo, claro, pero, en ese tema en concreto, se parte con desventaja respecto a los demás. Esto es así.
Hay mucha peña en la panda de los desafortunados en temas parejiles y si hubiera menos gente que se conformara con lo que no quiere, habría más. Decir que a todos ellos les va a así por algo, por una causa concreta, va a ser mucho simplificar, ¿no?
lunes, 10 de diciembre de 2012
Putadones sin fecha de caducidad
Las pilas se gastan
Los alimentos caducan
Las velas se consumen
Las series llegan a su último capítulo
Los recursos naturales se agotan
Las vacaciones terminan
Las historias se acaban
Los encuentros deportivos finalizan
Los Polos se derriten
Los libros concluyen
Los préstamos se liquidan
La fama desaparece
La pasión se apaga
Todo tiene un fin. Todo lo que empieza acaba. Todo tiene un periodo de vigencia limitado. Incluso los delitos prescriben. Entonces...
¿Por qué el dolor es infinito? ¿Por qué algo que nos ha hecho daño (daño de verdad) puede seguir hiriéndonos eternamente? ¿Por qué hay acciones y personas que mantienen siempre el poder de reabrir heridas, por muy enterradas que estén bajo un gigantesco manto de tiempo y olvido? ¿Por qué las cosas malas de la vida conservan permanentemente intactas sus propiedades dañinas?
¿Por qué los putadones no tienen fecha de caducidad?
Los alimentos caducan
Las velas se consumen
Las series llegan a su último capítulo
Los recursos naturales se agotan
Las vacaciones terminan
Las historias se acaban
Los encuentros deportivos finalizan
Los Polos se derriten
Los libros concluyen
Los préstamos se liquidan
La fama desaparece
La pasión se apaga
Todo tiene un fin. Todo lo que empieza acaba. Todo tiene un periodo de vigencia limitado. Incluso los delitos prescriben. Entonces...
¿Por qué el dolor es infinito? ¿Por qué algo que nos ha hecho daño (daño de verdad) puede seguir hiriéndonos eternamente? ¿Por qué hay acciones y personas que mantienen siempre el poder de reabrir heridas, por muy enterradas que estén bajo un gigantesco manto de tiempo y olvido? ¿Por qué las cosas malas de la vida conservan permanentemente intactas sus propiedades dañinas?
¿Por qué los putadones no tienen fecha de caducidad?
viernes, 7 de diciembre de 2012
Las cenas de navidad son el mal
En esta vida el común de lo mortales tenemos que aguantar algunas torturas chinas que, inexplicablemente, no están prohibidas por la ley y que, tras sufrir exposición prolongada a ellas, nos dejan con ganas irrefrenables de cortarnos las venas o salir a la calle a aplastar cabezas con un mazo. Uno de estos suplicios son, sin duda, las nuevas palabras de verificación que los jefazos de Blogger tuvieron la feliz idea de introducir hace un tiempo y que están empezando a afectar a la salud mental de blogueros y comentaristas. Sobre esta p*ta mi*rd* de sistema de los c*jon*s que obliga a hacer un mínimo de ocho intentos para dejar un simple comentario no voy a escribir ahora, que como veis contentita me tiene y se merece una entrada propia. Hoy toca hablar de otro tormento infernal: las cenas de navidad. Las cenas de navidad son EL MAL, asi os lo digo.
Para empezar, porque se reproducen como los Gremlins en un día de lluvia. Habías pensado asistir a una, y de repente tienes 2500: la del trabajo, la de los amigos de toda la vida, la del equipo de fútbol, la del grupo de teatro, la de la academia de inglés, la de los colegas de la universidad, la del gimnasio, la del curro de tu novio, la de los primos jóvenes de la familia, la de los vecinos del portal, la de todos los Piscis con ascendente Libra que viven en Speedytown... el bucle es infinito. La temporada de cenas de navidad puede inaugurarse perfectamente a principios de diciembre y durar hasta finales de enero. Y tú ahí, resistiendo como puedes.
Y no os creáis que es fácil resistir, porque el mayor peligro de las cenas de navidad es que se convierten a menudo en juergas descontroladas. Gente variopinta que no va habitualmente en el mismo grupo se encuentra de repente saliendo de fiesta juntos. Entre ellos suele haber, además, varios especímenes que sólo salen una vez al año, la noche de la cena de navidad, y que por tanto lo cogen con ganas y no saben regularse.¿El resultado? Que se sabe como se empieza pero no como se acaba. Aunque una cosa está clara: tarde. Siempre se acaba tarde.
Las peores son, desde luego, las cenas de navidad de empresa, que combinan el nivel de suplicio estándar con nuevas y complementarias formas de tortura: que se acople el jefe a la cena y quede vetado el tema estrella de cualquier reunión de curritos: despotricar contra el jefe. Que se te siente al lado el típico plasta que te da la chapa en la oficina a todas hora con cualquier movida, se beba dos tragos de más y entre en bucle abrasándote con el temita también durante la cena. Que entre copa y copa alguien se vaya de la lengua y los secretos laborales que en los pasillos se guardan tan bien, salgan a la luz y provoquen dramones totales. Y tantos y tantos horrores más.
Insisto: las cenas de navidad son el mal. Deberían estar prohibidas por la ley. Bueno, con algunas excepciones. Cuando son la excusa perfecta para salir de juerga por primera vez con el Maromazo con Posibilidades de turno y así propiciar un encuentro en circunstancias más favorables para "empezar negociaciones" no son tan horribles. Que no es que yo esté planeando nada parecido, ¿eh? Pa-ra na-da.
Para empezar, porque se reproducen como los Gremlins en un día de lluvia. Habías pensado asistir a una, y de repente tienes 2500: la del trabajo, la de los amigos de toda la vida, la del equipo de fútbol, la del grupo de teatro, la de la academia de inglés, la de los colegas de la universidad, la del gimnasio, la del curro de tu novio, la de los primos jóvenes de la familia, la de los vecinos del portal, la de todos los Piscis con ascendente Libra que viven en Speedytown... el bucle es infinito. La temporada de cenas de navidad puede inaugurarse perfectamente a principios de diciembre y durar hasta finales de enero. Y tú ahí, resistiendo como puedes.
Y no os creáis que es fácil resistir, porque el mayor peligro de las cenas de navidad es que se convierten a menudo en juergas descontroladas. Gente variopinta que no va habitualmente en el mismo grupo se encuentra de repente saliendo de fiesta juntos. Entre ellos suele haber, además, varios especímenes que sólo salen una vez al año, la noche de la cena de navidad, y que por tanto lo cogen con ganas y no saben regularse.¿El resultado? Que se sabe como se empieza pero no como se acaba. Aunque una cosa está clara: tarde. Siempre se acaba tarde.
Las peores son, desde luego, las cenas de navidad de empresa, que combinan el nivel de suplicio estándar con nuevas y complementarias formas de tortura: que se acople el jefe a la cena y quede vetado el tema estrella de cualquier reunión de curritos: despotricar contra el jefe. Que se te siente al lado el típico plasta que te da la chapa en la oficina a todas hora con cualquier movida, se beba dos tragos de más y entre en bucle abrasándote con el temita también durante la cena. Que entre copa y copa alguien se vaya de la lengua y los secretos laborales que en los pasillos se guardan tan bien, salgan a la luz y provoquen dramones totales. Y tantos y tantos horrores más.
Insisto: las cenas de navidad son el mal. Deberían estar prohibidas por la ley. Bueno, con algunas excepciones. Cuando son la excusa perfecta para salir de juerga por primera vez con el Maromazo con Posibilidades de turno y así propiciar un encuentro en circunstancias más favorables para "empezar negociaciones" no son tan horribles. Que no es que yo esté planeando nada parecido, ¿eh? Pa-ra na-da.
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miércoles, 5 de diciembre de 2012
Nuevas incorporaciones
La nueva división de superhéroes de la speedyfamily, la de los speedysobris, se acaba de reforzar con un miembro recién llegado. Es redondín y diminuuuuuuuuto, pero ya se le nota que superpoderes contundentes no le van a faltar. Para empezar su voz es increiblemente potente teniendo en cuenta la pequeñísima caja de resonancia que ahora mismo supone su cuerpecito. Y también tiene las manos enormes (comparado con su tamaño mini, claro). Se le ve de lejos que va a ser un crack, y eso que solo lleva unas horas por aquí.
Está todo el tiempo tranquilo, como adormilado, pero no termina de cerrar los ojos. Quiere ir reconciendo el terreno en el que va a operar y de paso tenernos vigilados a los que andamos por allí, a ver si damos la talla como compañeros de superaventuras. Aguanta sin inmutarse el bullullu que organizamos todos a su alrededor, pero siempre mueve la cabeza cuando es la loca de su hermana L la que grita porque está jugando o liándola parda. Y es que, aunque acaba de llegar, ya conoce bien a los que van a combatir a los supervillanos codo con codo con él.
Y lo cierto es que no tiene mal equipo para luchar contra los malos. L le va a poner al día sobre los peligros y amenazas de Speedytown y el pelotón de Capilandia acudirá puntualmente siempre que necesiten refuerzos. Ahora mismo todo es un caos y hay descontrol y nervios y bullullus por todas partes. Pero cuando se organicen, sólo os digo una cosa:
¡¡¡SUPERVILLANOS TEMBLAD!!!
Está todo el tiempo tranquilo, como adormilado, pero no termina de cerrar los ojos. Quiere ir reconciendo el terreno en el que va a operar y de paso tenernos vigilados a los que andamos por allí, a ver si damos la talla como compañeros de superaventuras. Aguanta sin inmutarse el bullullu que organizamos todos a su alrededor, pero siempre mueve la cabeza cuando es la loca de su hermana L la que grita porque está jugando o liándola parda. Y es que, aunque acaba de llegar, ya conoce bien a los que van a combatir a los supervillanos codo con codo con él.
Y lo cierto es que no tiene mal equipo para luchar contra los malos. L le va a poner al día sobre los peligros y amenazas de Speedytown y el pelotón de Capilandia acudirá puntualmente siempre que necesiten refuerzos. Ahora mismo todo es un caos y hay descontrol y nervios y bullullus por todas partes. Pero cuando se organicen, sólo os digo una cosa:
¡¡¡SUPERVILLANOS TEMBLAD!!!
lunes, 3 de diciembre de 2012
Todo el mundo tiene un pasado, hasta George
Es lunes y la vida es muy dura, así que voy a hacer una entrada para aligerar el comienzo de semana. Por lo menos a las chicas. A los chicos ya si eso otro día. El caso es que voy a hablar de él. De mi George.
¡Qué maromazo!, ¿eh? Qué mirada, qué expresión, qué porte. Y aunque habría mucho que decir sobre la planta y el estilo de este hombre, no nos vamos a quedar ahí, que es lunes y toca entrada superficial, pero esto tampoco es la Superpop. A mí me gusta este señor por su carrera. Porque ahora es famosísimo y todo el mundo le hace la rosca, pero le costó arrancar. Tuvo malas rachas en sus comienzos, y dificultades y la tira de fracasos. Y eso mola. A veeeer, que no es que tenga nada en contra de esta monada, ni mucho menos. Pero es guay saber que no todos los que triunfan ahora lo han hecho desde siempre. Que se lo han tenido que currar.
George tuvo una enfermedad de pequeño que le paralizó parcialmente el rostro durante un tiempo. (¿Quien lo diría de un tío que ha sido nombrado ya dos veces el hombre más sexy del mundo, eh?) Era un empollón que sacaba buenas notas en el instituto, pero que luego no acabó su carrera universitaria. Jugaba muy bien al beisbol y quiso ser profesional, pero tampoco lo consigió.
A los 21 años decide ir a Los Ángeles a probar suerte como actor. Se presenta a todos los castings habidos y por haber y hace trabajillos, pero tarda 6 añazos en conseguir su primer papel en el cine que es, NADA MÁS Y NADA MENOS, en "El retorno de los tomates asesinos". Que ya sería gordo si fuera el prota de la primera parte de una peli de serie B sobre unas hortalizas que matan gente, pero es que protagonizó la secuela. Ahí queda eso. Todo el mundo tiene un pasado.
Se hizo famoso a los treintaytantos interpretando en Urgencias al doctor Ross, lo que provocó que media población mundial se pusiera mala más a menudo sólo para saber si le atendía un maromazo así en el hospital. Después de eso ha participado en la tira de pelis: unas buenas, otras malas y bodrios como Batman. Interpreta y dirige, según la crítica bastante bien. Yo no puedo confirmarlo ni desmentirlo porque no soy objetiva. Cuando le veo en la pantalla no me concentro en su trabajo actoral, me distraigo con otros temas. Además casi siempre se mete en proyectos que, como mínimo, intentan que le demos vueltas al coco y contribuye con numerosas causas solidarias.
No os preocupéis, ya me imagino que no es un santo. Seguramente dejará la tapa del water levantada y no fregará los platos. Las novias le duran un telediario y su relación más larga ha sido con el cerdo vietnamita que tenía como mascota, así que ya supongo que la vida en pareja no es su punto fuerte (porque aún no ha conocido a la mujer de su vida, que soy yo, claro jaja) Pero a mí es un tío que me mola, porque no esconde que su primera peli fue el horror ese de los tomates. Lo dice con orgullo porque fueron los primeros pasos de un camino que le llevó donde está ahora. Todo el mundo tiene un pasado, hasta George.
¡Qué maromazo!, ¿eh? Qué mirada, qué expresión, qué porte. Y aunque habría mucho que decir sobre la planta y el estilo de este hombre, no nos vamos a quedar ahí, que es lunes y toca entrada superficial, pero esto tampoco es la Superpop. A mí me gusta este señor por su carrera. Porque ahora es famosísimo y todo el mundo le hace la rosca, pero le costó arrancar. Tuvo malas rachas en sus comienzos, y dificultades y la tira de fracasos. Y eso mola. A veeeer, que no es que tenga nada en contra de esta monada, ni mucho menos. Pero es guay saber que no todos los que triunfan ahora lo han hecho desde siempre. Que se lo han tenido que currar.
George tuvo una enfermedad de pequeño que le paralizó parcialmente el rostro durante un tiempo. (¿Quien lo diría de un tío que ha sido nombrado ya dos veces el hombre más sexy del mundo, eh?) Era un empollón que sacaba buenas notas en el instituto, pero que luego no acabó su carrera universitaria. Jugaba muy bien al beisbol y quiso ser profesional, pero tampoco lo consigió.
A los 21 años decide ir a Los Ángeles a probar suerte como actor. Se presenta a todos los castings habidos y por haber y hace trabajillos, pero tarda 6 añazos en conseguir su primer papel en el cine que es, NADA MÁS Y NADA MENOS, en "El retorno de los tomates asesinos". Que ya sería gordo si fuera el prota de la primera parte de una peli de serie B sobre unas hortalizas que matan gente, pero es que protagonizó la secuela. Ahí queda eso. Todo el mundo tiene un pasado.
Se hizo famoso a los treintaytantos interpretando en Urgencias al doctor Ross, lo que provocó que media población mundial se pusiera mala más a menudo sólo para saber si le atendía un maromazo así en el hospital. Después de eso ha participado en la tira de pelis: unas buenas, otras malas y bodrios como Batman. Interpreta y dirige, según la crítica bastante bien. Yo no puedo confirmarlo ni desmentirlo porque no soy objetiva. Cuando le veo en la pantalla no me concentro en su trabajo actoral, me distraigo con otros temas. Además casi siempre se mete en proyectos que, como mínimo, intentan que le demos vueltas al coco y contribuye con numerosas causas solidarias.
No os preocupéis, ya me imagino que no es un santo. Seguramente dejará la tapa del water levantada y no fregará los platos. Las novias le duran un telediario y su relación más larga ha sido con el cerdo vietnamita que tenía como mascota, así que ya supongo que la vida en pareja no es su punto fuerte (porque aún no ha conocido a la mujer de su vida, que soy yo, claro jaja) Pero a mí es un tío que me mola, porque no esconde que su primera peli fue el horror ese de los tomates. Lo dice con orgullo porque fueron los primeros pasos de un camino que le llevó donde está ahora. Todo el mundo tiene un pasado, hasta George.
viernes, 30 de noviembre de 2012
Se me va la olla
(*Esta entrada es otro lío que te cagas, así que doy indicaciones de lectura: en morado lo que dice Él, en azul lo que digo yo en voz alta y en verde lo que pienso. Vamos allá)
Sin paños calientes: se me va la olla. Más que de costumbre, digo. Una cosa ya de preocupar. Últimamente me he metido en 35 millones de movidas que tienen todo mi tiempo colapsado y mi cerebro ha decidido que, por un tema de economía de medios, lo va a mezclar todo, para intentar hacer varias cosas a la vez. Os voy a adelantar la primicia: NO lo consigue. Eso sí, en el camino voy soltando unas perlas que dejan a la peña patidifusa. Y no me extraña la verdad.
Porque vosotros imaginadme, por ejemplo, sufriendo en clase de alemán. Como de ese idioma no tengo ni idea, mi cerebro sustituye todo el vocabulario que me falta por inglés, y digo cosas como "ich koche (yo cocino) ehhhh, estoooo, sometimes" o "rufen Sie mich (llámeme) errrr if you need" y me quedo tan ancha. Y la cosa se ha puesto todavía peor desde que estudio lengua de signos. El otro día la profe me preguntó algo que ¡oh sorpresa! no entendí y en vez de pedirle que repitiera diciéndole "entschuldigung?" me vi a mi misma señalándola con los dedos índice y corazón cruzados y moviendo la muñeca en círculos, que es el gesto de "dilo otra vez" en lengua de signos. Ella flipó, claro. Y yo también viendo como se me cruzan los cables.
El asunto alcanza cotas dramáticas en las clases de lengua de signos, en las que Mister Tatus añade temas de conversación en mi cerebro. Y claro, mis procesos mentales se convierten en bullullus como estos:
-¡Anda! Se me acaba de ocurrir que para la escena que tengo que escribir de teatro podría inventarme una competición de brujas que rivalizan por cual es la más poderosa y...
-¿Qué letra dices?
-¿Ein? Ah, que me había despistado, estábamos jugando a El Ahorcado...
[[*Inciso: Sí, en el curso de lengua de signos jugamos a El Ahorcado. Eso es todo lo que sufro en las clases. Ya podría aprender la de alemán. Fin del inciso]]
.. Pues yo que sé... hay mil rayas, no tengo ni idea, voy a decir algún signo que me sepa. La A, que alguna habrá, ¿no?
-Mister Tatus (M.T.): Bien visto, muy lista.
-Uyyyyyyy, este ya es el tercer comentario positivo que me hace esta tarde. Y antes ha acercado su silla a la mía, así como para ver mejor, pero vamos, que no hacía falta, que veía perfectamente. Y para practicar los diálogos se ha puesto de pareja conmigo, en vez de con su amigo como hace siempre y...
-Ya sabéis que la estructura de la lengua de signos es distinta a la del español, y el verbo se pone al final.
-¡Mira! Como en alemán, que pasa lo mismo en los tiempos compuestos y las subordinadas causales. ¡Ah!, entonces igual también coinciden otras cosas ... Perdona, ¿warum y weil se signan igual?
-¿Qué?
-Ay, perdón, que se me ha cruzado el cable, quería preguntar si para decir ¿por qué? (interrogativo) y "porque" (conjunción causal) se usa el mismo signo.
-Ahhhh. Puessss sí. Pero no digas cosas raras, anda, que me asustas al personal.
-M.T. ¿Cómo se dice guapo?
-Signos, signos
-M.T. ¿Y muy guapo?
-Signos, signos
-M.T. ¿Y en femenino es igual? O sea, ¿como se diría "ella está tremenda"?
-¡¡¡¡¿¿¿¿Me está señalando a mi???!!!
Que sí, que se me va la olla. Ya lo sé.
Sin paños calientes: se me va la olla. Más que de costumbre, digo. Una cosa ya de preocupar. Últimamente me he metido en 35 millones de movidas que tienen todo mi tiempo colapsado y mi cerebro ha decidido que, por un tema de economía de medios, lo va a mezclar todo, para intentar hacer varias cosas a la vez. Os voy a adelantar la primicia: NO lo consigue. Eso sí, en el camino voy soltando unas perlas que dejan a la peña patidifusa. Y no me extraña la verdad.
Porque vosotros imaginadme, por ejemplo, sufriendo en clase de alemán. Como de ese idioma no tengo ni idea, mi cerebro sustituye todo el vocabulario que me falta por inglés, y digo cosas como "ich koche (yo cocino) ehhhh, estoooo, sometimes" o "rufen Sie mich (llámeme) errrr if you need" y me quedo tan ancha. Y la cosa se ha puesto todavía peor desde que estudio lengua de signos. El otro día la profe me preguntó algo que ¡oh sorpresa! no entendí y en vez de pedirle que repitiera diciéndole "entschuldigung?" me vi a mi misma señalándola con los dedos índice y corazón cruzados y moviendo la muñeca en círculos, que es el gesto de "dilo otra vez" en lengua de signos. Ella flipó, claro. Y yo también viendo como se me cruzan los cables.
El asunto alcanza cotas dramáticas en las clases de lengua de signos, en las que Mister Tatus añade temas de conversación en mi cerebro. Y claro, mis procesos mentales se convierten en bullullus como estos:
-¡Anda! Se me acaba de ocurrir que para la escena que tengo que escribir de teatro podría inventarme una competición de brujas que rivalizan por cual es la más poderosa y...
-¿Qué letra dices?
-¿Ein? Ah, que me había despistado, estábamos jugando a El Ahorcado...
[[*Inciso: Sí, en el curso de lengua de signos jugamos a El Ahorcado. Eso es todo lo que sufro en las clases. Ya podría aprender la de alemán. Fin del inciso]]
.. Pues yo que sé... hay mil rayas, no tengo ni idea, voy a decir algún signo que me sepa. La A, que alguna habrá, ¿no?
-Mister Tatus (M.T.): Bien visto, muy lista.
-Uyyyyyyy, este ya es el tercer comentario positivo que me hace esta tarde. Y antes ha acercado su silla a la mía, así como para ver mejor, pero vamos, que no hacía falta, que veía perfectamente. Y para practicar los diálogos se ha puesto de pareja conmigo, en vez de con su amigo como hace siempre y...
-Ya sabéis que la estructura de la lengua de signos es distinta a la del español, y el verbo se pone al final.
-¡Mira! Como en alemán, que pasa lo mismo en los tiempos compuestos y las subordinadas causales. ¡Ah!, entonces igual también coinciden otras cosas ... Perdona, ¿warum y weil se signan igual?
-¿Qué?
-Ay, perdón, que se me ha cruzado el cable, quería preguntar si para decir ¿por qué? (interrogativo) y "porque" (conjunción causal) se usa el mismo signo.
-Ahhhh. Puessss sí. Pero no digas cosas raras, anda, que me asustas al personal.
-M.T. ¿Cómo se dice guapo?
-Signos, signos
-M.T. ¿Y muy guapo?
-Signos, signos
-M.T. ¿Y en femenino es igual? O sea, ¿como se diría "ella está tremenda"?
-¡¡¡¡¿¿¿¿Me está señalando a mi???!!!
Que sí, que se me va la olla. Ya lo sé.
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miércoles, 28 de noviembre de 2012
Están allí
Los que pasen de vez en cuando por aquí, a estas alturas ya tendrán una idea aproximada de como es mi cerebro. En parte porque mis neuronas son protagonistas de tantas entradas que casi se han ganado una categoría propia en el blog y en parte porque dos años de generar lerdeces una detrás de otra tres veces por semana dicen mucho de como tiene la azotea el que las genera. Y en este caso la menda lerenda la tiene fatal de los fatales, ya lo sé.
El caso es que mi mente funciona mejor en medio de ese torbellino, de ese caos, pero también tiene sus desventajas. Una de ellas es que en ese desorden absoluto a veces no encuentro lo que quiero cuando lo necesito. Por eso antes pensaba que no era creativa, porque me parecía que me faltaban ideas. Ahora me he dado cuenta de que lo que ocurría de verdad en que no daba con ellas en medio de todo ese bullullu. De hecho, si algo han demostrado dos años de actividad blogueril es que ideas tengo a patadas. Unas buenas, otras malas y otras regulares. Pero están allí.
Y para mi eso es una gran noticia. Es como ser rica de repente. Como si de sopetón alguien que no conozco de nada me dejara una herencia millonaria o me encontrara tirado en el suelo un décimo de lotería premiado. Tengo algo con lo que no contaba. Todo ese material está allí, lo ha estado siempre. Solo debo encontrar la forma de hacerlo salir. Y ahí viene cuando la matan, claro.
Porque mis ideas hacen lo que les peta. Se esconden cuando quieren y surgen cuando les da la gana. No consigo sistematizar el proceso. A veces de la mayor chorrada salta la chispa y se me ocurre un ideón y otras veces estoy días dándole vueltas al coco y no hay manera. Es un poco como si me hubiera encontrado ese boleto de lotería ganador (el del párrafo de arriba) y me hubieran ingresado el premio en el banco, solo que para sacar dinero en lugar de un cajero automático tuviera una máquina tragaperras. Si sale "fresa, fresa, fresa", ¡PREMIO! Si no, "game over, insert coin". Es lo que hay.
Aún así son buenas noticias porque, ahora que sé que las ideas están allí, he ganado seguridad en mi misma. Puedes pedirme que adapte una obra para la actuación de mi grupo de teatro, o que escriba un juego de personajes para la próxima cena de la pandilla o que me invente cualquier tontada para este blog u otros. Puedes pedírmelo y aceptaré con tranquilidad, porque aunque en este momento no tenga ni idea de como voy a hacerlo, estoy segura de que al final se me ocurrirá algo. Bueno, malo o regular, pero se me ocurrirá. Porque están allí. Ahora lo sé.
El caso es que mi mente funciona mejor en medio de ese torbellino, de ese caos, pero también tiene sus desventajas. Una de ellas es que en ese desorden absoluto a veces no encuentro lo que quiero cuando lo necesito. Por eso antes pensaba que no era creativa, porque me parecía que me faltaban ideas. Ahora me he dado cuenta de que lo que ocurría de verdad en que no daba con ellas en medio de todo ese bullullu. De hecho, si algo han demostrado dos años de actividad blogueril es que ideas tengo a patadas. Unas buenas, otras malas y otras regulares. Pero están allí.
Y para mi eso es una gran noticia. Es como ser rica de repente. Como si de sopetón alguien que no conozco de nada me dejara una herencia millonaria o me encontrara tirado en el suelo un décimo de lotería premiado. Tengo algo con lo que no contaba. Todo ese material está allí, lo ha estado siempre. Solo debo encontrar la forma de hacerlo salir. Y ahí viene cuando la matan, claro.
Porque mis ideas hacen lo que les peta. Se esconden cuando quieren y surgen cuando les da la gana. No consigo sistematizar el proceso. A veces de la mayor chorrada salta la chispa y se me ocurre un ideón y otras veces estoy días dándole vueltas al coco y no hay manera. Es un poco como si me hubiera encontrado ese boleto de lotería ganador (el del párrafo de arriba) y me hubieran ingresado el premio en el banco, solo que para sacar dinero en lugar de un cajero automático tuviera una máquina tragaperras. Si sale "fresa, fresa, fresa", ¡PREMIO! Si no, "game over, insert coin". Es lo que hay.
Aún así son buenas noticias porque, ahora que sé que las ideas están allí, he ganado seguridad en mi misma. Puedes pedirme que adapte una obra para la actuación de mi grupo de teatro, o que escriba un juego de personajes para la próxima cena de la pandilla o que me invente cualquier tontada para este blog u otros. Puedes pedírmelo y aceptaré con tranquilidad, porque aunque en este momento no tenga ni idea de como voy a hacerlo, estoy segura de que al final se me ocurrirá algo. Bueno, malo o regular, pero se me ocurrirá. Porque están allí. Ahora lo sé.
lunes, 26 de noviembre de 2012
Sin tiempo de nada
Un día de estos tengo que hacer una vuelo de reconocimiento por la órbita de la Tierra, porque me parece que se ha debido de desviar un poco de su trayectoria y por eso se ha modificado la duración de los días. ¿O es que soy yo la única que tiene la sensación de que cada vez son más cortos, que ya no tienen 24 horas? No, ¿verdad? Vosotros también lo habéis notado.
Y es que da la impresión de que hoy en día tenemos de todo, menos tiempo. Vivimos en una vorágine supersónica de actividad que no engulle y nos convierte en autómatas. Ejecutamos tareas de todo tipo, una detrás de otra y todo lo rápido que podemos para pasar cuanto antes a la siguiente. Da igual que sea ocio o trabajo, siempre andamos con prisas.
No tenemos tiempo de leer un periódico (y menos dos) para estar informados, así que nos conformamos con ojear los titulares.
No tenemos tiempo de prestar atención a tooooda una entrada de un blog, así que nos pasamos a twitter.
No tenemos tiempo de arreglar algo que se ha roto, así que compramos otra cosa para sustituirlo. Tampoco tenemos tiempo de pensar si necesitamos realmente comprar eso o para asegurarnos de que lo que compramos es exactamente lo que queremos. Nos da un poco igual, porque en nada se romperá otra vez y habrá que sustituirlo de nuevo.
No tenemos tiempo para averiguar si una relación podría funcionar dándole un plazo razonable de acoplamiento, así que enseguida buscamos otra que funcione al instante.
No tenemos tiempo de profundizar. En nada. Todo el mundo habla de cualquier tema como si supiera, pero a lo que rascas un poco te das cuenta de que el 99% de ellos no tienen ni idea. Los grandes inventos, las campañas espectaculares, las novedades más innovadoras, la tira de veces también son un bluf. Tres cuartos de lo mismo ocurre con las amistades y los amores de la mayoría de la peña, que no suelen estar muy arraigados, porque casi ni se conocen. No han tenido tiempo, claro.
Vivimos en un mundo de cartón piedra, de atrezzo. Todo son fuegos artificiales y disimulos para proyectar una determinada imagen, la que convenga en cada momento. Nada es real porque nada es fruto de un proceso cuidado, lento, minucioso, que preste atención al detalle. Las prisas son malas consejeras. Y nosotros tenemos muchas. Demasiadas.
Y es que da la impresión de que hoy en día tenemos de todo, menos tiempo. Vivimos en una vorágine supersónica de actividad que no engulle y nos convierte en autómatas. Ejecutamos tareas de todo tipo, una detrás de otra y todo lo rápido que podemos para pasar cuanto antes a la siguiente. Da igual que sea ocio o trabajo, siempre andamos con prisas.
No tenemos tiempo de leer un periódico (y menos dos) para estar informados, así que nos conformamos con ojear los titulares.
No tenemos tiempo de prestar atención a tooooda una entrada de un blog, así que nos pasamos a twitter.
No tenemos tiempo de arreglar algo que se ha roto, así que compramos otra cosa para sustituirlo. Tampoco tenemos tiempo de pensar si necesitamos realmente comprar eso o para asegurarnos de que lo que compramos es exactamente lo que queremos. Nos da un poco igual, porque en nada se romperá otra vez y habrá que sustituirlo de nuevo.
No tenemos tiempo para averiguar si una relación podría funcionar dándole un plazo razonable de acoplamiento, así que enseguida buscamos otra que funcione al instante.
No tenemos tiempo de profundizar. En nada. Todo el mundo habla de cualquier tema como si supiera, pero a lo que rascas un poco te das cuenta de que el 99% de ellos no tienen ni idea. Los grandes inventos, las campañas espectaculares, las novedades más innovadoras, la tira de veces también son un bluf. Tres cuartos de lo mismo ocurre con las amistades y los amores de la mayoría de la peña, que no suelen estar muy arraigados, porque casi ni se conocen. No han tenido tiempo, claro.
Vivimos en un mundo de cartón piedra, de atrezzo. Todo son fuegos artificiales y disimulos para proyectar una determinada imagen, la que convenga en cada momento. Nada es real porque nada es fruto de un proceso cuidado, lento, minucioso, que preste atención al detalle. Las prisas son malas consejeras. Y nosotros tenemos muchas. Demasiadas.
viernes, 23 de noviembre de 2012
Superpoderes menos super
El mundo está hoy un poco más desprotegido. No quiero que cunda el pánico, pero bueno, es mejor que lo sepáis por mí: tengo los superpoderes tocados. Algo le pasa a mi supervelocidad. Luchando, corriendo y hablando no lo noto, pero me he dado cuenta que he perdido rapidez de reacción. Y esto tiene dos consecuencias graves: que no puedo mantener a los supervillanos tan a raya como antes y, lo que es todavía peor, que mis planes de ligoteo con el de los tatuajes hacen aguas. Lo cual es el drama total, como os podéis imaginar.
Y es que, queridos lectores, con un grado de atontamiento medio-alto y con la rapidez mental de una tortuga coja no se puede trabajar, ni por el bien de la humanidad, ni por el propio. No son condiciones. Porque solo tengo dos horas a la semana (lo que dura la clase de lengua de signos) para pensar, matizar y ejecutar un plan de ataque que derribe las defensas del de los tatus. Y de momento voy por muy mal camino.
Primer error: Entrar tarde a clase.
Llego justa y me tengo que sentar en el único sitio libre, muy lejano a mi objetivo. Maaaaaaaaaal. Todo el mundo sabe que para ganar una contienda hay que elegir el momento y el lugar de la batalla. Tranquilos, no hacen falta voluntarios para darme una colleja, ya me la he dado yo misma, gracias.
Segundo error: no estar al quite.
Contra todo pronóstico, los dioses del ligoteo se apiadan de mi y me mandan un regalito cósmico: un ejercicio que consiste en que cada uno signe su número de teléfono para practicar los signos numéricos. Guay, voy a tener su movil sin necesidad de pedírselo. Me fijo y apunto cuidadosamente los teléfonos de todos los alumnos (¡¡los 15!!) y cuando le toca al de los tatus... ¡¡tachan!! se me cae el boli y me pierdo dos cifras. Esa ovación que oigo al otro lado de la pantalla es para mi, ¿no? Ya me imagino.
No me dejo dominar por el pánico y reservo mis fuerzas para desplegar un ataque frontal durante el descanso de clase. Simulo (con muy poca convicción, la verdad) que escucho la conversación del minigrupo en el que estoy, mientras busco una excusa para pasarme al corrillo donde está el de los tatus. Perdida en mis elaboradas maquinaciones, de repente veo que el de los tatus me hace signos. Y aquí llegan mis siguientes errores:
Don Tatus (DT): Signos, signos, signos, signos. Traducción:¿Qué estudias?
Speedy (S): Silencio dramático. (¿Ein? ¿Que que estudio? ¿Y esta pregunta ahora? Pues yo que sé....) Signos, signos. Traducción: Alemán.
DT: Signos, signos. No, mujer, que qué estudiaste antes, qué carrera has hecho.
S: (Ahhh!! Claro! Si lo de alemán ya me lo preguntó el otro día, qué lenta estoy, se refiere a mi curro. Vale, vale, pon cara de poker y ¡por favor! contéstale con los signos correctos) Signos, signos. Estudios de contadora de cosas.
DT: Signos, signos. ¡Qué guay! ¿Dónde?
S: Signos, signos. En Capilandia
Nuevo silencio dramático. Don Tatus pensando seguramente que tiene delante una tía medio oligolérdica que no sabe seguir una conversación sencilla y yo repasando mentalmente qué vocabulario de signos conozco para continuar hablando: los saludos, los meses del año, los días de la semana, las estaciones y las partículas interrogativas. Me planteo seriamente decirle: "¡Qué tal! Me gusta la primavera, porque en invierno hace frío. ¿Hoy es viernes?" pero aborto misión por miedo a que piense que soy oligolérdica nivel experto. Lo más gordo del asunto es que Don Tatus no es sordo de verdad, así que la solución era tan sencilla como seguir hablando con palabras sonoras normales, de las de toda la vida. ¿Pero que os he dicho en el párrafo del principio sobre mi velocidad de reacción? Pues eso.
Yo, tal y como está el tema, lo único que espero es que la ralentización de mis superpoderes sea solo temporal y que pronto esté de nuevo a pleno rendimiento. Porque como sea esto lo que me espera en el futuro... ¡Madre del amor hermoso, qué suplicio!, ¿no?
Y es que, queridos lectores, con un grado de atontamiento medio-alto y con la rapidez mental de una tortuga coja no se puede trabajar, ni por el bien de la humanidad, ni por el propio. No son condiciones. Porque solo tengo dos horas a la semana (lo que dura la clase de lengua de signos) para pensar, matizar y ejecutar un plan de ataque que derribe las defensas del de los tatus. Y de momento voy por muy mal camino.
Primer error: Entrar tarde a clase.
Llego justa y me tengo que sentar en el único sitio libre, muy lejano a mi objetivo. Maaaaaaaaaal. Todo el mundo sabe que para ganar una contienda hay que elegir el momento y el lugar de la batalla. Tranquilos, no hacen falta voluntarios para darme una colleja, ya me la he dado yo misma, gracias.
Segundo error: no estar al quite.
Contra todo pronóstico, los dioses del ligoteo se apiadan de mi y me mandan un regalito cósmico: un ejercicio que consiste en que cada uno signe su número de teléfono para practicar los signos numéricos. Guay, voy a tener su movil sin necesidad de pedírselo. Me fijo y apunto cuidadosamente los teléfonos de todos los alumnos (¡¡los 15!!) y cuando le toca al de los tatus... ¡¡tachan!! se me cae el boli y me pierdo dos cifras. Esa ovación que oigo al otro lado de la pantalla es para mi, ¿no? Ya me imagino.
No me dejo dominar por el pánico y reservo mis fuerzas para desplegar un ataque frontal durante el descanso de clase. Simulo (con muy poca convicción, la verdad) que escucho la conversación del minigrupo en el que estoy, mientras busco una excusa para pasarme al corrillo donde está el de los tatus. Perdida en mis elaboradas maquinaciones, de repente veo que el de los tatus me hace signos. Y aquí llegan mis siguientes errores:
Don Tatus (DT): Signos, signos, signos, signos. Traducción:¿Qué estudias?
Speedy (S): Silencio dramático. (¿Ein? ¿Que que estudio? ¿Y esta pregunta ahora? Pues yo que sé....) Signos, signos. Traducción: Alemán.
DT: Signos, signos. No, mujer, que qué estudiaste antes, qué carrera has hecho.
S: (Ahhh!! Claro! Si lo de alemán ya me lo preguntó el otro día, qué lenta estoy, se refiere a mi curro. Vale, vale, pon cara de poker y ¡por favor! contéstale con los signos correctos) Signos, signos. Estudios de contadora de cosas.
DT: Signos, signos. ¡Qué guay! ¿Dónde?
S: Signos, signos. En Capilandia
Nuevo silencio dramático. Don Tatus pensando seguramente que tiene delante una tía medio oligolérdica que no sabe seguir una conversación sencilla y yo repasando mentalmente qué vocabulario de signos conozco para continuar hablando: los saludos, los meses del año, los días de la semana, las estaciones y las partículas interrogativas. Me planteo seriamente decirle: "¡Qué tal! Me gusta la primavera, porque en invierno hace frío. ¿Hoy es viernes?" pero aborto misión por miedo a que piense que soy oligolérdica nivel experto. Lo más gordo del asunto es que Don Tatus no es sordo de verdad, así que la solución era tan sencilla como seguir hablando con palabras sonoras normales, de las de toda la vida. ¿Pero que os he dicho en el párrafo del principio sobre mi velocidad de reacción? Pues eso.
Yo, tal y como está el tema, lo único que espero es que la ralentización de mis superpoderes sea solo temporal y que pronto esté de nuevo a pleno rendimiento. Porque como sea esto lo que me espera en el futuro... ¡Madre del amor hermoso, qué suplicio!, ¿no?
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miércoles, 21 de noviembre de 2012
Las nubes huelen de pena
Hoy he sentido en mi el milagro de la vida.
Hoy he escuchado como mi cuerpo me hablaba (a voz en grito)
Hoy he sido consciente de que hasta la fibra más pequeña de mi ser puede hacerse notar.
Hoy he sabido a que huelen las nubes.
Hoy he vivido la característica física más exclusivamente femenina.
Y puedo deciros sin lugar a dudas:
-que todo es una caca de la vaca Paca
-que el 90% de la población mundial merece morir entre horribles sufrimientos.
-que me ofrezco voluntaria para infligir ese sufrimiento a quien haga falta aunque, no os lo voy a negar, algunos tienen más puntos que otros para lograrlo.
¡¡¡¡ENTRADA PATROCINADA POR LA P*TA REGLA DE LOS C*JON*S!!!
Hoy he escuchado como mi cuerpo me hablaba (a voz en grito)
Hoy he sido consciente de que hasta la fibra más pequeña de mi ser puede hacerse notar.
Hoy he sabido a que huelen las nubes.
Hoy he vivido la característica física más exclusivamente femenina.
Y puedo deciros sin lugar a dudas:
-que todo es una caca de la vaca Paca
-que el 90% de la población mundial merece morir entre horribles sufrimientos.
-que me ofrezco voluntaria para infligir ese sufrimiento a quien haga falta aunque, no os lo voy a negar, algunos tienen más puntos que otros para lograrlo.
¡¡¡¡ENTRADA PATROCINADA POR LA P*TA REGLA DE LOS C*JON*S!!!
lunes, 19 de noviembre de 2012
No me fío de mi (y hago bien)
Si buscáis "despiste" en el diccionario encontraréis como definición "distracción, fallo,
olvido, error" y al lado una foto mía de ejemplo ilustrativo. Yo no me fío nada de mi misma y hago bien, porque soy el desastre personificado. Soy la típica que no encuentra las gafas por ninguna parte y las lleva puestas en la cabeza. La típica que se deja la llaves en la cerradura de la puerta de casa (por fuera) porque llega cargada de bolsas de la compra y se le pasa completamente cogerlas. La típica que se olvida el paraguas en todos y cada uno de los sitios a los que entra en un día de lluvia. La típica.
Esa es, por sí sola, una buena razón para no fiarme de mí misma, pero tampoco ayuda el hecho de que me equivoco mucho. Muchísimo. Un huevo. Si a mí me parece recordar que el bar al que fuimos la última vez está en la acera derecha de no sé que calle, hay la tira de posibilidades de que esté en la izquierda. Si estoy casi segura de que el anterior ministro de economía se llamaba Zutranito, fijo que se llamaba Menganito. Si me suena que el ajo se echaba antes que el chorizo en la receta de turno, se tendrá que echar después. Está cantado.
Como soy perfectamente consciente de mi alta tasa de meteduras de pata, nunca suelo ser tajante en nada. Los "yo creo", "me parece que", "si no estoy equivocada" y "tengo entendido" son mis mejores amigos a la hora de hablar, lo cual, como es lógico, me resta enteros de credibilidad ante los que me escuchan. Supongo que transmito una imagen de cero seguridad y la gente da por supuesto que no me entero de nada. Yo, que convivo a diario con mis equivocaciones permanentes y que veía su cara de "esta no tiene ni idea", solía fiarme de cualquiera antes que de mí. Ante la duda, siempre pensaba que yo me confundía y que la otra persona, quien fuera, estaba en lo cierto. Craso error. Menos mal que con los años me voy dando cuenta.
Porque, queridos lectores, que nadie se ofenda, pero la gente, así, en general, no se entera de nada. Esto es un hecho. Aquí todo perro pichichi habla excatedra de todo, sin atisbo de duda, pero la mayoría de ellos no tienen ni idea. Como yo, vamos. A ver, que siempre hay excepciones, claro. Los típicos cerebritos que acumulan datos en la cabeza o estas personas tan ágiles mentales que dan miedo de lo rápido que procesan y asimilan la información. Y por supuesto que hay expertos en alguna materia en concreto: el que sabe mogollón de informática, el que controla todo y más de literatura, el genio de las matemáticas... Pero vamos, que estos tampoco me sirven como lumbreras porque suelen saber mucho de lo suyo, pero les sacas del tema y están más perdidos que un pulpo en un garaje.
Por eso me cabrean las situaciones laborales en las que surge una duda, hay dos contestaciones (la mía y la de otra persona) y se da por buena automáticamente esa segunda respuesta. Me enfada porque el curro es el típico ambiente donde hay observación "a largo plazo", donde es posible ver, con perspectiva, cuanto se equivoca cada uno. En esos casos puedes darte cuenta de que yo meto mucho la pata, pero que otros la cagan más. La cosa es que para eso tienes que prestar atención y no sólo limitarte a escuchar si las frases empiezan por "me parece que".
A estas alturas tengo claro que todos nos confundimos más o menos lo mismo, sólo que yo no veo todas las pifias de la gente, mientras que en las mías estoy siempre sentada en primera fila. Por eso me fío tan poco de mí y se me escapan esos "tengo entendido que". Y visto el tema, la solución es evidente: eliminar esas expresiones de mi vocabulario. Vamos, creo yo...
Esa es, por sí sola, una buena razón para no fiarme de mí misma, pero tampoco ayuda el hecho de que me equivoco mucho. Muchísimo. Un huevo. Si a mí me parece recordar que el bar al que fuimos la última vez está en la acera derecha de no sé que calle, hay la tira de posibilidades de que esté en la izquierda. Si estoy casi segura de que el anterior ministro de economía se llamaba Zutranito, fijo que se llamaba Menganito. Si me suena que el ajo se echaba antes que el chorizo en la receta de turno, se tendrá que echar después. Está cantado.
Como soy perfectamente consciente de mi alta tasa de meteduras de pata, nunca suelo ser tajante en nada. Los "yo creo", "me parece que", "si no estoy equivocada" y "tengo entendido" son mis mejores amigos a la hora de hablar, lo cual, como es lógico, me resta enteros de credibilidad ante los que me escuchan. Supongo que transmito una imagen de cero seguridad y la gente da por supuesto que no me entero de nada. Yo, que convivo a diario con mis equivocaciones permanentes y que veía su cara de "esta no tiene ni idea", solía fiarme de cualquiera antes que de mí. Ante la duda, siempre pensaba que yo me confundía y que la otra persona, quien fuera, estaba en lo cierto. Craso error. Menos mal que con los años me voy dando cuenta.
Porque, queridos lectores, que nadie se ofenda, pero la gente, así, en general, no se entera de nada. Esto es un hecho. Aquí todo perro pichichi habla excatedra de todo, sin atisbo de duda, pero la mayoría de ellos no tienen ni idea. Como yo, vamos. A ver, que siempre hay excepciones, claro. Los típicos cerebritos que acumulan datos en la cabeza o estas personas tan ágiles mentales que dan miedo de lo rápido que procesan y asimilan la información. Y por supuesto que hay expertos en alguna materia en concreto: el que sabe mogollón de informática, el que controla todo y más de literatura, el genio de las matemáticas... Pero vamos, que estos tampoco me sirven como lumbreras porque suelen saber mucho de lo suyo, pero les sacas del tema y están más perdidos que un pulpo en un garaje.
Por eso me cabrean las situaciones laborales en las que surge una duda, hay dos contestaciones (la mía y la de otra persona) y se da por buena automáticamente esa segunda respuesta. Me enfada porque el curro es el típico ambiente donde hay observación "a largo plazo", donde es posible ver, con perspectiva, cuanto se equivoca cada uno. En esos casos puedes darte cuenta de que yo meto mucho la pata, pero que otros la cagan más. La cosa es que para eso tienes que prestar atención y no sólo limitarte a escuchar si las frases empiezan por "me parece que".
A estas alturas tengo claro que todos nos confundimos más o menos lo mismo, sólo que yo no veo todas las pifias de la gente, mientras que en las mías estoy siempre sentada en primera fila. Por eso me fío tan poco de mí y se me escapan esos "tengo entendido que". Y visto el tema, la solución es evidente: eliminar esas expresiones de mi vocabulario. Vamos, creo yo...
viernes, 16 de noviembre de 2012
Desastres capilares de proporciones épicas
No sé si eran las chicas de Quédate a dormir o alguna otra de las mentes privilegiadas que pululan por la blogoesfera las que decían eso de que hay días en que todo va mal, menos tu pelo. Y bueno, tienen razón. Pero para completar su teoría habría que decir que también hay días en que la cosa ya empieza regulera... y tu pelo termina de escogorciarlo todo. Esto es así.
Porque, a ver, que levante la mano quien no se haya visto alguna vez reflejado en un escaparate, con un desastre capilar de proporciones épicas y haya pensado: "Si es que con esta pinta me merezco todo lo que me pase". Vale, vale, ya podéis bajar la mano tooooooodos esos odiosos suertudos de pelos perfectos, que tampoco hace falta que me restreguéis por la cara vuestra fortuna. Pues a mí lo de la catástrofe melenuda sí que me ha pasado alguna vez. .. Bastantes ... Muchas. Para que os voy a engañar.
En parte porque ya vine de fábrica con ese caos creciéndome de la cabeza y en parte porque la preocupación por mi estilismo capilar no está suficientemente arriba en mi escala de prioriades. Yo llego a casa destrozada después del curro, me ducho y me preparo la cena antes de que secarme el pelo. Y pongo la lavadora antes de secarme el pelo. Y escribo una entrada para el blog antes de secarme el pelo. Y veo un poco la tele antes de secarme el pelo. Y reflexiono sobre la importancia de la mosca en la II Guerra Mundial antes de secarme el pelo. Y a lo que quiero darme cuenta, ya tengo el pelo seco y tan desgreñado como siempre. ¡Qué cosas!, ¿eh? Pero bueno, que si hubierais perdido tanto tiempo de vida útil como yo, secador y plancha en mano y con resultados nulos, no pondríais esa cara de "hay que ver, qué desastre andante eres, Speedy", sino más bien una cercana a "qué me vas a contar..."
Total, que de vez en cuando todos estos elementos se confabulan para que yo aparezca en algún encuentro de curro en plena crisis de insubordinación capilar. Eso unido a mi obligado look bicicletero (cero tacones, cero pantalones elegantes que puedan engancharse con la cadena, mochila en vez de bolso chulo cuando llevo peso) me da una pinta... estooooooo, por decirlo suavemente, estudiantil. La cosa es que en esos encuentros de curro suele haber varias chicas monísimas de la muerte, con pelos perfectos, que me miran como si les fuera a pedir limosna. Y yo siempre me quedo con ganas de decirles: "Oye, pues Soraya
vive en una insubordinación melenuda permanente y a ella nadie le dice nada.
...
Ahora que lo pienso, igual es que la vicepresi también bicicletea hasta el congreso para ahorrar gasolina, ¿no? Sí... va a ser eso. Fijo.
Porque, a ver, que levante la mano quien no se haya visto alguna vez reflejado en un escaparate, con un desastre capilar de proporciones épicas y haya pensado: "Si es que con esta pinta me merezco todo lo que me pase". Vale, vale, ya podéis bajar la mano tooooooodos esos odiosos suertudos de pelos perfectos, que tampoco hace falta que me restreguéis por la cara vuestra fortuna. Pues a mí lo de la catástrofe melenuda sí que me ha pasado alguna vez. .. Bastantes ... Muchas. Para que os voy a engañar.
En parte porque ya vine de fábrica con ese caos creciéndome de la cabeza y en parte porque la preocupación por mi estilismo capilar no está suficientemente arriba en mi escala de prioriades. Yo llego a casa destrozada después del curro, me ducho y me preparo la cena antes de que secarme el pelo. Y pongo la lavadora antes de secarme el pelo. Y escribo una entrada para el blog antes de secarme el pelo. Y veo un poco la tele antes de secarme el pelo. Y reflexiono sobre la importancia de la mosca en la II Guerra Mundial antes de secarme el pelo. Y a lo que quiero darme cuenta, ya tengo el pelo seco y tan desgreñado como siempre. ¡Qué cosas!, ¿eh? Pero bueno, que si hubierais perdido tanto tiempo de vida útil como yo, secador y plancha en mano y con resultados nulos, no pondríais esa cara de "hay que ver, qué desastre andante eres, Speedy", sino más bien una cercana a "qué me vas a contar..."
Total, que de vez en cuando todos estos elementos se confabulan para que yo aparezca en algún encuentro de curro en plena crisis de insubordinación capilar. Eso unido a mi obligado look bicicletero (cero tacones, cero pantalones elegantes que puedan engancharse con la cadena, mochila en vez de bolso chulo cuando llevo peso) me da una pinta... estooooooo, por decirlo suavemente, estudiantil. La cosa es que en esos encuentros de curro suele haber varias chicas monísimas de la muerte, con pelos perfectos, que me miran como si les fuera a pedir limosna. Y yo siempre me quedo con ganas de decirles: "Oye, pues Soraya
vive en una insubordinación melenuda permanente y a ella nadie le dice nada.
...
Ahora que lo pienso, igual es que la vicepresi también bicicletea hasta el congreso para ahorrar gasolina, ¿no? Sí... va a ser eso. Fijo.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
Tal y como llevo la semana, no voy a castigaros con otra entrada de pataleo, que bastante tiene cada uno con lo que tiene. Pero tampoco quiero dejar de actualizar porque... no sé, porque no, porque no actualizar sólo lo pone peor. Así que, como me faltan las palabras, se las cojo prestadas a William Arthur Ward, que tiene muchas y buenas. Como estas
"Reír es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Acercarse a otro es arriesgarse a involucrarse.
Expresar los sentimientos propios es arriesgarse a mostrar el verdadero yo.
Exponer tus ideas o tus sueños en público es arriesgarse a perderlos.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
Tener esperanza es arriesgarse a desilusionarse.
Intentar algo es arriesgarse a fracasar.
Pero debemos asumir riesgos,
porque el mayor peligro de la vida es no arriesgar nada.
La persona que no arriesga, no hace nada, no tiene nada, no es nada.
Puede evitar el sufrimiento y la tristeza,
pero no aprende, no siente, no cambia, no crece, no vive.
Encadenado a su miedo,
es un esclavo que ha perdido toda libertad.
Solo una persona que arriesga es libre.
El pesimista se queja del viento.
El optimista espera que cambie.
Y el realista ajusta las velas"
Pues eso.
"Reír es arriesgarse a parecer tonto.
Llorar es arriesgarse a parecer sentimental.
Acercarse a otro es arriesgarse a involucrarse.
Expresar los sentimientos propios es arriesgarse a mostrar el verdadero yo.
Exponer tus ideas o tus sueños en público es arriesgarse a perderlos.
Amar es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir es arriesgarse a morir.
Tener esperanza es arriesgarse a desilusionarse.
Intentar algo es arriesgarse a fracasar.
Pero debemos asumir riesgos,
porque el mayor peligro de la vida es no arriesgar nada.
La persona que no arriesga, no hace nada, no tiene nada, no es nada.
Puede evitar el sufrimiento y la tristeza,
pero no aprende, no siente, no cambia, no crece, no vive.
Encadenado a su miedo,
es un esclavo que ha perdido toda libertad.
Solo una persona que arriesga es libre.
El pesimista se queja del viento.
El optimista espera que cambie.
Y el realista ajusta las velas"
Pues eso.
lunes, 12 de noviembre de 2012
Lo han conseguido
Cada vez me cuesta más levantarme por las mañanas. Al principio le echaba la culpa a tanto bicicleteo, que me tiene agotadita y después al otoño, que ahora se ha apuntado a la moda de la primavera de dejarnos a todos la tensión por los suelos. Luego pensé que era el cambio de hora o mi maldita adicción a internet, que me encadena a la pantalla del ordenador cada noche hasta las mil. Pero lo cierto es que no es nada de eso. Es hora de reconocerlo.
Lo que ocurre de verdad es que lo han conseguido. Entre todos han logrado que no sepa para qué voy a levantarme. Que crea que no hay futuro posible. Que esté segura de que, haga o lo que haga, todo se derrumbará. Peor aún, que ya se ha derrumbado y que no tengo la menor posibilidad de levantarlo de nuevo. Que no pinto nada en mi propia vida, porque nada depende de mí.
Lo que pasa de verdad es que han sido capaces, entre todos, de llenar la vida de tristeza. Porque es triste obligar a alguien a elegir entre defender sus derechos laborales o llegar a fin de mes. Porque es una auténtica pena que hasta las cosas más pequeñas se hayan convertido, de repente, en inalcanzables lujos asiáticos. Porque da mucha lástima ver a la gente nerviosa, aterrorizada, enfadada a más no poder, pagando unos con otros su frustración y su cabreo. Porque lo que es para echarse a llorar es no poder escribir en tu propio blog, porque no quieres hacer otro rollaco de entrada quejica, pero en cuatro días tu mente no ha sido capaz de generar otra cosa.
¿Que qué sucede? ¿De verdad? Que lo han conseguido. Y no creais que no me toca la moral...
Lo que ocurre de verdad es que lo han conseguido. Entre todos han logrado que no sepa para qué voy a levantarme. Que crea que no hay futuro posible. Que esté segura de que, haga o lo que haga, todo se derrumbará. Peor aún, que ya se ha derrumbado y que no tengo la menor posibilidad de levantarlo de nuevo. Que no pinto nada en mi propia vida, porque nada depende de mí.
Lo que pasa de verdad es que han sido capaces, entre todos, de llenar la vida de tristeza. Porque es triste obligar a alguien a elegir entre defender sus derechos laborales o llegar a fin de mes. Porque es una auténtica pena que hasta las cosas más pequeñas se hayan convertido, de repente, en inalcanzables lujos asiáticos. Porque da mucha lástima ver a la gente nerviosa, aterrorizada, enfadada a más no poder, pagando unos con otros su frustración y su cabreo. Porque lo que es para echarse a llorar es no poder escribir en tu propio blog, porque no quieres hacer otro rollaco de entrada quejica, pero en cuatro días tu mente no ha sido capaz de generar otra cosa.
¿Que qué sucede? ¿De verdad? Que lo han conseguido. Y no creais que no me toca la moral...
viernes, 9 de noviembre de 2012
Discutiendo en lengua de signos
(*Aclaración previa: con esta entrada se me ha ido la olla total, así que me veo en la obligación de daros unas instrucciones mínimas para que podáis seguir el texto más o menos:
-Lo que está en rojo es lo que piensa Speedy mala
-Lo que está en azul es lo que piensa Speedy buena
-Lo que está en verde es lo que dice Speedy (o sea yo) en voz alta
-Lo que está en morado es lo que dice Él. ¿Que quién es él? Hijos míos, leed la entrada, no puedo contarlo todo en las instrucciones previas.
El resto da un poco igual quien lo diga. Vamos allá.)
Estaba yo apuntando el vocabulario nuevo de lengua de signos para poder estudiar en casa, con perlas como éstas: para decir primavera, las manos de frente, las palmas hacia dentro y moviendo los dedos, como si estuvieras enseñándole a alguien los bonitas que te han quedado las uñas recien pintadas. Para expresar diciembre imitas que tocas la zambomba. Y para...
Ayyy, por favor, qué mono es el chico de la silla de enfrente, ¿no? Tiene un poco pinta de empolloncete, pero, desde luego, no habla como si lo fuera. Y los mini-tatuajes esos de la muñeca y el que le sube por el brazo le dan un punto...
A ver, Speedy, céntrate, que cuando él nació tú ya tenías suficiente edad para ir sola al colegio. No seas asaltacunas y limitate a atender en clase.
-Y con esto ya sabemos los números hasta el 50, ¿alguna duda?
-Es que me cuesta poner lo dedos así... ¿De qué te ríes?
-Jajaja, de que pones una cara de concentración al hacer el gesto, Speedy...
-¡Ajá! ¡Se ha fijado en mí porque se sabe mi nombre!
-Estooo, sí, va a ser por eso, no porque lleváis las dos horas de clase practicando los saludos y presentaciones y todos hayáis deletreado vuestro nombre mil veces.
-Pero me estaba mirando, por eso sabe la cara que pongo
-Los ejercicios consisten en signar una vez tú y ver como signan los demás, para ir memorizando. Te tiene sentada enfrente. ¿A dónde va a mirar, al suelo?
-Intentad decir algo con el vocabulario que hemos aprendido hoy.
-Signos, signos, signos, signos. (Traducción: Yo trabajo todos los días y estudio los martes y jueves)
-Signos, Signos (Traducción: ¿Qué estudias?)
-Alemán.
-Qué guay, ¿no?
-¿Ves? Sí que se interesa por mí, me ha preguntado qué estudio.
-A veeer, que el ejercicio era decir algo con el vocabulario que ha salido en esa clase. "Estudiar" es parte del vocabulario. Preguntarte era su manera de hacer el ejercicio.
-Aguafiestas...
-No apuntéis a la vez que os muestro como son los signos, que si no, os perdéis la mitad. Al final de la clase lo escribimos todo.
-Ay, no, por favor, yo necesito ir apuntando poco a poco, que luego no me aclaro. No te preocupes, que puedo hacer las dos cosas a la vez, que soy muy listo.
-Y muy modesto.
-Sí señora, muy hábil, así te ligas al de los tatuajes se-gu-ro.
-Ayyyyy, que me dejes, que se me ha escapado...
-Lo que está en rojo es lo que piensa Speedy mala
-Lo que está en azul es lo que piensa Speedy buena
-Lo que está en verde es lo que dice Speedy (o sea yo) en voz alta
-Lo que está en morado es lo que dice Él. ¿Que quién es él? Hijos míos, leed la entrada, no puedo contarlo todo en las instrucciones previas.
El resto da un poco igual quien lo diga. Vamos allá.)
Estaba yo apuntando el vocabulario nuevo de lengua de signos para poder estudiar en casa, con perlas como éstas: para decir primavera, las manos de frente, las palmas hacia dentro y moviendo los dedos, como si estuvieras enseñándole a alguien los bonitas que te han quedado las uñas recien pintadas. Para expresar diciembre imitas que tocas la zambomba. Y para...
Ayyy, por favor, qué mono es el chico de la silla de enfrente, ¿no? Tiene un poco pinta de empolloncete, pero, desde luego, no habla como si lo fuera. Y los mini-tatuajes esos de la muñeca y el que le sube por el brazo le dan un punto...
A ver, Speedy, céntrate, que cuando él nació tú ya tenías suficiente edad para ir sola al colegio. No seas asaltacunas y limitate a atender en clase.
-Y con esto ya sabemos los números hasta el 50, ¿alguna duda?
-Es que me cuesta poner lo dedos así... ¿De qué te ríes?
-Jajaja, de que pones una cara de concentración al hacer el gesto, Speedy...
-¡Ajá! ¡Se ha fijado en mí porque se sabe mi nombre!
-Estooo, sí, va a ser por eso, no porque lleváis las dos horas de clase practicando los saludos y presentaciones y todos hayáis deletreado vuestro nombre mil veces.
-Pero me estaba mirando, por eso sabe la cara que pongo
-Los ejercicios consisten en signar una vez tú y ver como signan los demás, para ir memorizando. Te tiene sentada enfrente. ¿A dónde va a mirar, al suelo?
-Intentad decir algo con el vocabulario que hemos aprendido hoy.
-Signos, signos, signos, signos. (Traducción: Yo trabajo todos los días y estudio los martes y jueves)
-Signos, Signos (Traducción: ¿Qué estudias?)
-Alemán.
-Qué guay, ¿no?
-¿Ves? Sí que se interesa por mí, me ha preguntado qué estudio.
-A veeer, que el ejercicio era decir algo con el vocabulario que ha salido en esa clase. "Estudiar" es parte del vocabulario. Preguntarte era su manera de hacer el ejercicio.
-Aguafiestas...
-No apuntéis a la vez que os muestro como son los signos, que si no, os perdéis la mitad. Al final de la clase lo escribimos todo.
-Ay, no, por favor, yo necesito ir apuntando poco a poco, que luego no me aclaro. No te preocupes, que puedo hacer las dos cosas a la vez, que soy muy listo.
-Y muy modesto.
-Sí señora, muy hábil, así te ligas al de los tatuajes se-gu-ro.
-Ayyyyy, que me dejes, que se me ha escapado...
miércoles, 7 de noviembre de 2012
De cañas con Darwin
Es una suerte que yo no viviera en los tiempos de Darwin, porque podría haber echado por tierra su Teoría de la Evolución y ahora seguiríamos creyendo que nuestro antepasado más lejano es un tío al que no le importó que le quitaran una costilla con tal de tener un pibón a mano. Que ahora que lo pienso, igual en eso no se diferenciaba tanto del mono, pero en fin...
Total, que si Darwin me hubiera conocido, habría comprobado que el Síndrome General de Adaptación falla más que una escopeta de feria y claro, a partir de ahí, el resto de su rayada mental se tambalea. Porque a ver como explicas lo de los pulgares oponibles si no es como consecuencia de la necesidad de adaptarse al medio. Hombre, que también puedes decir que nuestros padres monos tenían tantas ganas de agarrar cosas que le pusieron mucha ilusión y entusiasmo y al final lo consiguieron por arte de magia borrás. Pero iba a sonar mucho menos científico, que duda cabe.
El caso es que si yo hubiera tenido la oportunidad de irme de cañas con Darwin la cosa habría discurrido más o menos así:
-Charlie (le tutearía porque fijo que teníamos confianza), tío, lo del Síndrome General de Adaptación no lo veo claro. Yo no tengo de eso.
-¡Oh, my God! ¿Como es posible?
-Porque si tuviera, después de seis meses de biciclitear por Speedytown, como mínimo una hora al día, mi cuerpo ya tendría que haberse acostumbrado a ese ejercicio. Y sigo llegando a casa con la lengua fuera.
-Será que estás en baja forma.
-Puede ser. Pero tampoco me adapto a los putadones duraderos. Quiero decir, que hay faenones talla XXL que llevan conmigo casi toda mi vida y aún no puedo convivir con ellos. Bueno, claro que puedo, no me queda otra, pero me joden igual que cuando aparecieron por primera vez. Y si después de tanto tiempo, eso es adaptarse, menuda mierdaca de adaptación, ¿no?
-Of course, darling, pero no olvides que estos casos se ocupa de resolverlos la selección natural, quien se adapta sobrevive y quien no... vamos, que más te vale espabilar.
-Joer, Charlie, eres único dando ánimos, ¿no?
-Vamos a pedir otra ronda, que buena falta te hace.
Total, que si Darwin me hubiera conocido, habría comprobado que el Síndrome General de Adaptación falla más que una escopeta de feria y claro, a partir de ahí, el resto de su rayada mental se tambalea. Porque a ver como explicas lo de los pulgares oponibles si no es como consecuencia de la necesidad de adaptarse al medio. Hombre, que también puedes decir que nuestros padres monos tenían tantas ganas de agarrar cosas que le pusieron mucha ilusión y entusiasmo y al final lo consiguieron por arte de magia borrás. Pero iba a sonar mucho menos científico, que duda cabe.
El caso es que si yo hubiera tenido la oportunidad de irme de cañas con Darwin la cosa habría discurrido más o menos así:
-Charlie (le tutearía porque fijo que teníamos confianza), tío, lo del Síndrome General de Adaptación no lo veo claro. Yo no tengo de eso.
-¡Oh, my God! ¿Como es posible?
-Porque si tuviera, después de seis meses de biciclitear por Speedytown, como mínimo una hora al día, mi cuerpo ya tendría que haberse acostumbrado a ese ejercicio. Y sigo llegando a casa con la lengua fuera.
-Será que estás en baja forma.
-Puede ser. Pero tampoco me adapto a los putadones duraderos. Quiero decir, que hay faenones talla XXL que llevan conmigo casi toda mi vida y aún no puedo convivir con ellos. Bueno, claro que puedo, no me queda otra, pero me joden igual que cuando aparecieron por primera vez. Y si después de tanto tiempo, eso es adaptarse, menuda mierdaca de adaptación, ¿no?
-Of course, darling, pero no olvides que estos casos se ocupa de resolverlos la selección natural, quien se adapta sobrevive y quien no... vamos, que más te vale espabilar.
-Joer, Charlie, eres único dando ánimos, ¿no?
-Vamos a pedir otra ronda, que buena falta te hace.
lunes, 5 de noviembre de 2012
Harta
Saturada
Hastiada
Aburrida
Cansada
Desencantada
Irritada
Jorobada
Exasperada
Fastidiada
Cabreada
Molesta
Enfadada
Hasta el moño
Hasta el pico de la boina
Hasta el coco
Hasta el Toto
Hasta el último poro
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HARRRRRRRRRRRRTA!!!!!!!!!!!!!!!
Hastiada
Aburrida
Cansada
Desencantada
Irritada
Jorobada
Exasperada
Fastidiada
Cabreada
Molesta
Enfadada
Hasta el moño
Hasta el pico de la boina
Hasta el coco
Hasta el Toto
Hasta el último poro
¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡HARRRRRRRRRRRRTA!!!!!!!!!!!!!!!
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qué vida más dura
viernes, 2 de noviembre de 2012
Hablando con las manos
En momentos como este me da pena no poder ver la cara que se os va a quedar cuando leáis esta entrada. Supongo que una parecida a la que ponen los de mi vida en 3D cuando les digo mi nueva manera de perder el tiempo: aprender lengua de signos. ¿A que mola?
Ya sé lo que estáis pensando: que dada mi dudosa facilidad para introducirme en nuevos idiomas, triste y repetidamente demostrada en mis clases de alemán, no sé para que me meto en este jardín. Y bueno, tenéis razón. Pero es que como yo vine de fábrica supergestera y me es prácticamente imposible mantener las manos quietas al hablar, era una auténtica pena desaprovechar esas aptitudes naturales, ¿no?
La cosa es que esa característica ha resultado ser más una desventaja que una facilidad, porque al intentar decir algo con las manos, las muevo más de ló que debería y vuelvo loco al que intenta descifrar mi mensaje:
-¿Qué has dicho entre "hola" y "qué tal"?
-Nada
-Pues no muevas las manos, porque este sistema de comunicación lleva funcionando perfectamente muchos años para que vengas tú ahora a inventarte nuevos signos.
Es una lengua muy visual, con una estructura y una lógica completamente distintas a las que usamos las personas oyentes. Lo mejor es que, aunque sospecho que es dificilísima de dominar, en las dos clases que llevo hasta ahora ya he aprendido más que en los dos años que he dado de alemán. Lo peor es que no termino de ver la forma de estudiar y practicar por mi cuenta, que es la única manera de avanzar.
Porque a ver, con el resto de los idiomas, el sistema está claro: te explican, tú apuntas y empollas en casa. Aquí la parte de coger apuntes se complica porque las palabras son gestos, casi siempre en movimiento. Si, como me pasa a mí, tienes nula capacidad para el dibujo, no te queda otra que intentar explicar en pocas palabras como es el signo que corresponde a cada término para acordarte en casa y poder memorizarlo. Y así te encuentras en mi cuaderno frases tan sospechosas como estas:
Gracias: Acercas las dos manos a la boca, con las palmas hacia dentro y las alejas. Como si tiraras besos con las dos manos.
Por favor: acercas el pulgar al canalillo del escote, y mueves la mano de arriba a abajo y de dentro a fuera. (Esta suena fatal, en vivo y en directo no es tan porno como parece por escrito)
¿Qué tal?: Acercas los puños cerrados al pecho y los alejas abriéndolos, como el gesto final cuando terminas de decir un conjuro y para que funciones haces "¡chas!", pero con los dedos hacia dentro, no hacia fuera (Yo con esto me aclaro, que soy muy bruja)
Ya sé lo que estáis pensando: que dada mi dudosa facilidad para introducirme en nuevos idiomas, triste y repetidamente demostrada en mis clases de alemán, no sé para que me meto en este jardín. Y bueno, tenéis razón. Pero es que como yo vine de fábrica supergestera y me es prácticamente imposible mantener las manos quietas al hablar, era una auténtica pena desaprovechar esas aptitudes naturales, ¿no?
La cosa es que esa característica ha resultado ser más una desventaja que una facilidad, porque al intentar decir algo con las manos, las muevo más de ló que debería y vuelvo loco al que intenta descifrar mi mensaje:
-¿Qué has dicho entre "hola" y "qué tal"?
-Nada
-Pues no muevas las manos, porque este sistema de comunicación lleva funcionando perfectamente muchos años para que vengas tú ahora a inventarte nuevos signos.
Es una lengua muy visual, con una estructura y una lógica completamente distintas a las que usamos las personas oyentes. Lo mejor es que, aunque sospecho que es dificilísima de dominar, en las dos clases que llevo hasta ahora ya he aprendido más que en los dos años que he dado de alemán. Lo peor es que no termino de ver la forma de estudiar y practicar por mi cuenta, que es la única manera de avanzar.
Porque a ver, con el resto de los idiomas, el sistema está claro: te explican, tú apuntas y empollas en casa. Aquí la parte de coger apuntes se complica porque las palabras son gestos, casi siempre en movimiento. Si, como me pasa a mí, tienes nula capacidad para el dibujo, no te queda otra que intentar explicar en pocas palabras como es el signo que corresponde a cada término para acordarte en casa y poder memorizarlo. Y así te encuentras en mi cuaderno frases tan sospechosas como estas:
Gracias: Acercas las dos manos a la boca, con las palmas hacia dentro y las alejas. Como si tiraras besos con las dos manos.
Por favor: acercas el pulgar al canalillo del escote, y mueves la mano de arriba a abajo y de dentro a fuera. (Esta suena fatal, en vivo y en directo no es tan porno como parece por escrito)
(Más o menos como él, pero con movimiento)
¿Qué tal?: Acercas los puños cerrados al pecho y los alejas abriéndolos, como el gesto final cuando terminas de decir un conjuro y para que funciones haces "¡chas!", pero con los dedos hacia dentro, no hacia fuera (Yo con esto me aclaro, que soy muy bruja)
Y todo así, ya os hacéis una idea. Total, que lengua de signos no sé si aprenderé o no, pero mi cuaderno a final de curso va ser para verlo.
miércoles, 31 de octubre de 2012
¡Emergencia!
¡Mayday, mayday! ¡Águila verde a águila azul! ¡Situación de emergencia! Repito, situación de emergencia. Solicito refuerzos.
¿Ya tengo vuestra atención? Bien, pues este es el tema. Es miércoles, esta noche voy a una cena de halloween y aún no he solucionado el asunto disfraz. Que sí, que hay que ser más previsora, que lo de la cena lo sabías desde hace una semana, que siempre te pilla el toro y bla, bla, bla, bla. Ya lo sé, que nunca aprendo. No os voy a aburrir con la locura de semana (y fin de semana) que he tenido, ni voy a tratar de ablandar vuestro corazón diciendoos que ayer sufrí una de mis horribles clases de alemán y luego me tocó una hora de ducha bicicletera (es decir, que estuve pedaleando 50 minutos bajo la lluvia para llegar a mi casa). Sólo es diré que la cena es a las nueve y que tengo hasta entonces para agenciarme un disfraz medio decente. ¿Alguna idea?
Estos son los datos de la misión:
-Nombre en clave de la operación: Halloween terrorífico
-Material proporcionado: Una capa negra
-Fondos disponibles para la compra de otros medios y materiales: Muy, pero que muy pocos.
-Habilidad manual para la autofabricación del disfraz: Más bien poca, sobre todo con estas prisas.
Sincronicemos nuestros relojes y ¡adelante!
¿Ya tengo vuestra atención? Bien, pues este es el tema. Es miércoles, esta noche voy a una cena de halloween y aún no he solucionado el asunto disfraz. Que sí, que hay que ser más previsora, que lo de la cena lo sabías desde hace una semana, que siempre te pilla el toro y bla, bla, bla, bla. Ya lo sé, que nunca aprendo. No os voy a aburrir con la locura de semana (y fin de semana) que he tenido, ni voy a tratar de ablandar vuestro corazón diciendoos que ayer sufrí una de mis horribles clases de alemán y luego me tocó una hora de ducha bicicletera (es decir, que estuve pedaleando 50 minutos bajo la lluvia para llegar a mi casa). Sólo es diré que la cena es a las nueve y que tengo hasta entonces para agenciarme un disfraz medio decente. ¿Alguna idea?
Estos son los datos de la misión:
-Nombre en clave de la operación: Halloween terrorífico
-Material proporcionado: Una capa negra
-Fondos disponibles para la compra de otros medios y materiales: Muy, pero que muy pocos.
-Habilidad manual para la autofabricación del disfraz: Más bien poca, sobre todo con estas prisas.
Sincronicemos nuestros relojes y ¡adelante!
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hoy salimos,
las cosas de la vida
lunes, 29 de octubre de 2012
En la luna lunera
Dado que muchas veces no me entero de nada y parece que estoy en la luna, creí que era buena idea conocer más de cerca mi segunda casa. Así que este fin de semana, telescopio en ristre, he explorado el terreno en el que Armstrong dio un "pequeño paso para el hombre y un gran paso para la Humanidad". Y de la de cosas que se entera una, oye. Por ejemplo:
-Un día en la luna dura lo que 27 en la Tierra. Pero bueno, lo mismo les da, porque como no hay atmósfera, el cielo siempre está negro, así que salir de juerga allí debe de ser un no parar.
-Esto de andar cortos de fondos dedicados a compra y mantenimiento de atmósfera va bien para conservarse, porque la Luna no tiene mala facha para haber soplado ya 4,6 mil millones de velas en su última tarta de cumpleaños. La parte negativa de este tema es que el choque de cualquier cosita en su superficie, como un meteorito o un asteroide de nada, le deja marcas que luego no hay forma de que se borren. Y así está la pobre Luna, llena de cráteres. Algunos de ellos tienen más de 40 kilómetros de diámetro, no os digo más.
-Todo esos cráteres tienen su propio nombre. ¿Por qué? Porque la gente se aburre mucho, está claro, y como la Luna es el cuerpo celeste que mejor se ve desde la Tierra, pues a eso se dedican algunos notas, a mirar al cielo y darle a la inventiva. Y es evidente que los españoles nos entretenemos mucho escrutando las alturas, porque hay varios conocidos nuestros que dan nombre a los cráteres: entre ellos Colon, claro, que no se pierde una fiesta. Y otros habituales como Ramón y Cajal.
-Ahora, que si os creéis que eso es lo único que recuerda a España en tierras luneras, vais listos. Hay unos Pirineos en la Luna. ¿Qué tal se esquiará allí? Porque me pienso un viajecito para el próximo puente de la Constitución.
-En algunos cráteres de la luna queda agua congelada y dicen que la NASA, en su próximo viaje, quiere aparcar su nave allí para que salga vapor y comprobar si pueden coger recursos hídricos in situ y no llevarlos desde la Tierra. Esa es la explicación oficial claro, pero aquí todos sabemos la verdad. Que cuando lleguen a la Luna se quieren montar un fiestón de aupa y nunca viene mal que haya cerca un sitio donde conseguir más hielo para las copas.
Y aquí, amiguitos, acaba la lección de astronomía de hoy. Sed buenos.
-Un día en la luna dura lo que 27 en la Tierra. Pero bueno, lo mismo les da, porque como no hay atmósfera, el cielo siempre está negro, así que salir de juerga allí debe de ser un no parar.
-Esto de andar cortos de fondos dedicados a compra y mantenimiento de atmósfera va bien para conservarse, porque la Luna no tiene mala facha para haber soplado ya 4,6 mil millones de velas en su última tarta de cumpleaños. La parte negativa de este tema es que el choque de cualquier cosita en su superficie, como un meteorito o un asteroide de nada, le deja marcas que luego no hay forma de que se borren. Y así está la pobre Luna, llena de cráteres. Algunos de ellos tienen más de 40 kilómetros de diámetro, no os digo más.
-Todo esos cráteres tienen su propio nombre. ¿Por qué? Porque la gente se aburre mucho, está claro, y como la Luna es el cuerpo celeste que mejor se ve desde la Tierra, pues a eso se dedican algunos notas, a mirar al cielo y darle a la inventiva. Y es evidente que los españoles nos entretenemos mucho escrutando las alturas, porque hay varios conocidos nuestros que dan nombre a los cráteres: entre ellos Colon, claro, que no se pierde una fiesta. Y otros habituales como Ramón y Cajal.
-Ahora, que si os creéis que eso es lo único que recuerda a España en tierras luneras, vais listos. Hay unos Pirineos en la Luna. ¿Qué tal se esquiará allí? Porque me pienso un viajecito para el próximo puente de la Constitución.
-En algunos cráteres de la luna queda agua congelada y dicen que la NASA, en su próximo viaje, quiere aparcar su nave allí para que salga vapor y comprobar si pueden coger recursos hídricos in situ y no llevarlos desde la Tierra. Esa es la explicación oficial claro, pero aquí todos sabemos la verdad. Que cuando lleguen a la Luna se quieren montar un fiestón de aupa y nunca viene mal que haya cerca un sitio donde conseguir más hielo para las copas.
Y aquí, amiguitos, acaba la lección de astronomía de hoy. Sed buenos.
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viernes, 26 de octubre de 2012
Tomando café con los nuevos
Cada uno tiene sus cosas, está claro. Absurdeces totalmente irrelevantes que te molestan, aunque no tengan ninguna importancia y tontadas que te hacen ilusión, a pesar de que no son nada del otro mundo. De las malas no voy a hablar, que si empiezo, no acabo. De las buenas habría mucho que decir, así que mejor elijo una, que hoy es viernes y tendréis pocas ganas de leer. Total, que me lío: que esta entrada va de los nuevos lectores.
¡Ojo! No digo nuevos seguidores, que molan un puñao, ni los que comentan por primera vez, que también molan millones. Digo esos días en los que sospechas que alguien se está ventilando tu blog enterito porque hay más visitas de lo habitual. La típica semana en la que, actualices o no, cada día hay 20 visitas más de la media. Que piensas "ayyy, que moooono/a, se lo está leyendo todo". Y eso mola trillones. Por lo menos a mí.
Porque eso significa que alguien ha llegado, le ha gustado, se ha quedado y encima tiene ganas de más, lo cual es ya la repanocha montada en bicicleta. A mi me encanta y me provoca curiosidad a partes iguales. Me gustaría poder tomarme un café con el/la nuevo/a y preguntarle: ¿Cómo has llegado aquí? ¿Tú también escribes? ¿Vienes de otro blog? ¿Me has visto en el blogroll de alguien o en algún comentario? ¿Qué te ha llamado la atención?
Pero sobre todo me intriga cómo eligen las entradas que leen. Porque algunos ya se ve que van en orden, de atrás adelante o empezando por la primera y avanzando hacia la actualidad. Pero otros saltan de unas a otras, escritas en distintos meses e incluso años y no puedo evitar preguntarme: ¿por qué esas? Si es por el título, van listos, porque a la segunda ya se habrán dado cuenta que en este blog se titula fatal y el tema de los posts tiene cero que ver con como se llaman. Las etiquetas tres cuartos de lo mismo. Y bueno, que en general por aquí todo es un poco caos.
Otra cosa que me mata de curiosidad son la ubicaciones desde las que leéis. Yo entiendo poco o nada de lo que me chiva mi Statcounter, pero según él, hay algunos que usáis la conexión de un Ministerio (no diré de cual, a ver si encima meto a alguien en un lío) para pasaros por aquí, otros la de la Universidad (que bueno, esa es más normalita) y alguien incluso la de unos cines. ¿Unos cines? ¿De verdad? Me parto. Es flipante también la gente que se mete desde otros países, porque casi siempre pienso que si yo estuviera en Italia o Gran Bretaña no creo que tuviera tiempo de leer mis chorradas. Y que es genial que alguien lo tenga.
En fin, que con esto y un bizcocho termino esta entrada absurda, que no se sabe muy bien por donde cogerla y que, ¡oh, sorpresa! también va a tener un título cero relacionado con el tema del post. ¿Qué cuál es el tema el post? Y yo que sé, colegas, que es viernes... no le pidáis peras al olmo.
¡Ojo! No digo nuevos seguidores, que molan un puñao, ni los que comentan por primera vez, que también molan millones. Digo esos días en los que sospechas que alguien se está ventilando tu blog enterito porque hay más visitas de lo habitual. La típica semana en la que, actualices o no, cada día hay 20 visitas más de la media. Que piensas "ayyy, que moooono/a, se lo está leyendo todo". Y eso mola trillones. Por lo menos a mí.
Porque eso significa que alguien ha llegado, le ha gustado, se ha quedado y encima tiene ganas de más, lo cual es ya la repanocha montada en bicicleta. A mi me encanta y me provoca curiosidad a partes iguales. Me gustaría poder tomarme un café con el/la nuevo/a y preguntarle: ¿Cómo has llegado aquí? ¿Tú también escribes? ¿Vienes de otro blog? ¿Me has visto en el blogroll de alguien o en algún comentario? ¿Qué te ha llamado la atención?
Pero sobre todo me intriga cómo eligen las entradas que leen. Porque algunos ya se ve que van en orden, de atrás adelante o empezando por la primera y avanzando hacia la actualidad. Pero otros saltan de unas a otras, escritas en distintos meses e incluso años y no puedo evitar preguntarme: ¿por qué esas? Si es por el título, van listos, porque a la segunda ya se habrán dado cuenta que en este blog se titula fatal y el tema de los posts tiene cero que ver con como se llaman. Las etiquetas tres cuartos de lo mismo. Y bueno, que en general por aquí todo es un poco caos.
Otra cosa que me mata de curiosidad son la ubicaciones desde las que leéis. Yo entiendo poco o nada de lo que me chiva mi Statcounter, pero según él, hay algunos que usáis la conexión de un Ministerio (no diré de cual, a ver si encima meto a alguien en un lío) para pasaros por aquí, otros la de la Universidad (que bueno, esa es más normalita) y alguien incluso la de unos cines. ¿Unos cines? ¿De verdad? Me parto. Es flipante también la gente que se mete desde otros países, porque casi siempre pienso que si yo estuviera en Italia o Gran Bretaña no creo que tuviera tiempo de leer mis chorradas. Y que es genial que alguien lo tenga.
En fin, que con esto y un bizcocho termino esta entrada absurda, que no se sabe muy bien por donde cogerla y que, ¡oh, sorpresa! también va a tener un título cero relacionado con el tema del post. ¿Qué cuál es el tema el post? Y yo que sé, colegas, que es viernes... no le pidáis peras al olmo.
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naufragando en internet
miércoles, 24 de octubre de 2012
Fragen und antworten (Preguntas y respuestas)
-¿Podrías decir "Le he regalado un libro azul a mi suegra?
-Me encantaría, si supiera decir regalar. Y suegra. Y azul. ¿Te vale si pongo la palabra Buch y el resto rayitas, como en El ahorcado, y así las vamos adivinando entre todos?
-¿Cómo se llama tu sobrino mayor?
-Esta me la sé: J
-Estoooo, no. Hace 15 minutos que el ejercicio consiste en traducir al alemán las frases que yo digo. Así que, segundo intento: ¿Cómo se llama tu sobrino mayor?
-Wie heisst dein Neffen?
-Pero no nos has dicho que es el de más edad.
-Mayor es un comparativo, en masculino singular y declinado porque va delante del nombre. Soy la que antes no ha sabido decir azul. ¿Me estás preguntando eso en serio?
-Traduce: Le he comprado a mi hermano un jersey azul
-Hombre, claro, no podía ser de otro color, no.. Valeeeee. Eeeeeee, a ver, Ich habe eine Pullover...
-Va antes el complemento indirecto. Y no es por desanimar, pero has empezado regulero, ya te lo digo
-Ich habe mein Bruder
-¡En dativo!
-Meiner Bruder
-Eso a lo mejor, si tuvieras un hermano transexual. HermanO, en masculino
-Meinem Bruder
(A estas alturas la profe ya no sabe si tirarse al tren o al maquinista y el resto de la clase está intentando abrirse las venas con la cuchilla del sacapuntas)
-Eine blau Pullover
-Aunque parezca increible, Pullover no es femenino
-Ein blau Pullover
-En acusativo!!
-Einem blau Pullover gekauft
-¿Y blau no lo declinas?
-Estaremos todos de acuerdo en que, visto mi nivel, bastante que lo he puesto.
-Pues ahora esa frase sustituyendo los complementos por pronombres
-Bueno, pero hay más posibilidades de que acierte la combinación del Euromillón que eso. Eres consciente, ¿no?
Y la pregunta más importante: ¿Por qué después de un mes de ir a las clases de alemán en bici (50 minutos de ida, 50 de vuelta), dos veces por semana, no se me ha puesto el culete duro y respingón como las chicas del vídeo "Nalgas de acero"? No creo que tenga nada que ver con la palmera de chocolate que me meto entre pecho y espalda antes de cada clase para aguantar el sufrimiento, ¿verdad?
Por cierto... ¿cómo se dirá palmera en alemán?
lunes, 22 de octubre de 2012
Resistir
Cuando un ejército es incapaz de ocupar una ciudad que no se rinde ni pa'tras, la asedia. La sitia el tiempo que haga falta hasta agotar sus resistencias. La táctica es tan simple, como efectiva. De hecho, hasta que se inventaron los cañones potentes en la época napoleónica, era el método más utilizado para ganar las guerras.
Así que la cosa va así: los malos te rodean, bloquean todas tus líneas de abastecimiento y a ti te toca resistir. Aguantar detrás de la muralla pase lo que pase. Y esto que parece tan fácil de explicar, tiene su complicación. Porque las condiciones no son las mismas para todos:
-Agua y alimentos
Es más fácil sobrellevar el sufrimiento con el estómago lleno que con retortijones de hambre. Esto es así.
-Tropas disponibles
Hasta soportando un asedio hay cosas que hacer, así que cuantos más seamos, a menos tareas tocaremos. Además, claro, de la multiplicación de recursos: ven más cuatro ojos que dos, lo que uno no piensa, al otro se le ocurre y demás axiomas de un buen trabajo en equipo.
-Nivel de confianza en tus filas
Porque esa es otra, te tienes que fiar de los tuyos, de los que están en tu lado de la muralla. Necesitas saber, sin atisbo de duda, que están de tu parte, que te van a apoyar, que seguirán ahí cuando acabe la batalla. Creer que tienes a alguien constituye la mitad de tu fuerza en combate.
Por eso, la próxima vez que me digas que resista, que la guerra es así, que a todos nos tiran las mismas bombas, piensa en como está de llena tu despensa. Y cuantos soldados te quedan sanos y operativos. Y cuantos oficiales de alta graduación y total confianza militan aún en tus filas. Luego piensa como están mis víveres, mis fuerzas y mi personal.
Y ya si eso, después hablamos.
Así que la cosa va así: los malos te rodean, bloquean todas tus líneas de abastecimiento y a ti te toca resistir. Aguantar detrás de la muralla pase lo que pase. Y esto que parece tan fácil de explicar, tiene su complicación. Porque las condiciones no son las mismas para todos:
-Agua y alimentos
Es más fácil sobrellevar el sufrimiento con el estómago lleno que con retortijones de hambre. Esto es así.
-Tropas disponibles
Hasta soportando un asedio hay cosas que hacer, así que cuantos más seamos, a menos tareas tocaremos. Además, claro, de la multiplicación de recursos: ven más cuatro ojos que dos, lo que uno no piensa, al otro se le ocurre y demás axiomas de un buen trabajo en equipo.
-Nivel de confianza en tus filas
Porque esa es otra, te tienes que fiar de los tuyos, de los que están en tu lado de la muralla. Necesitas saber, sin atisbo de duda, que están de tu parte, que te van a apoyar, que seguirán ahí cuando acabe la batalla. Creer que tienes a alguien constituye la mitad de tu fuerza en combate.
Por eso, la próxima vez que me digas que resista, que la guerra es así, que a todos nos tiran las mismas bombas, piensa en como está de llena tu despensa. Y cuantos soldados te quedan sanos y operativos. Y cuantos oficiales de alta graduación y total confianza militan aún en tus filas. Luego piensa como están mis víveres, mis fuerzas y mi personal.
Y ya si eso, después hablamos.
viernes, 19 de octubre de 2012
Paciencia, la justa y necesaria. No más
Decía Shakespeare que "la paciencia es una gran virtud". Y con todo el respeto a este genio de las letras yo añadiría "pero no siempre". Y es que hay veces que aguantamos, y aguantamos y aguantamos y aguantamos y esperamos contra toda esperanza. Y todo para nada. Por eso en esos casos deberíamos saber cortar el grifo mucho antes. En situaciones como estas
-Cuelgues infinitos por perros del hortelano de manual (el ejemplo más claro de lo que trato de explicar)
"No lo hace a propósito". "Él o ella cambiará" "Está muy solo/a, soy el único que le entiende de verdad" bla, bla,bla,bla. Todo el que ha sufrido los efectos de un perro del hortelano de duración prolongada sabe que llega un momento en que lo malo pesa mucho más que lo poco bueno que pueda haber en esa relación. Los desgraciados enganchados a esos infiernos, aún siendo unos auténticos yonkies, se dan cuenta de que ni en toda una vida de felicidad el perro el hortelano va a poder compensar la inmensa colección de putadones que ya le ha suministrado. Y en cuanto se tiene esa epifanía hay que cortar el grifo. Ni "es que sigue siendo mi amigo", ni "es que son muchos años", "ni lo tengo bajo control" ni leches. Cortar-el-grifo. Aquí los que tienen poca paciencia o muchísima fuerza de voluntad son los que mejor parados salen.
-Relaciones amistosas descompensadas.
Otro gran ejemplo. Gente tremeeeeeeeeendamente egoísta que se hacen llamar tus amigos, pero que piden todo y no dan nada. Que no están cuando tienen que estar. Que desaparecen del mapa, sin plantearse si les necesitas o no, y cuando reaparecen, no sólo no piden disculpas, sino que se comportan con toda normalidad, como si no hubiera pasado nada. Con esta gente paciencia cero. Quiero decir... o se habla enseguida para solucionar el problema y salvar la amistad o se corta el grifo a la de ya porque no hay nada que salvar. Pero aguantar en esos casos no sirve para nada más que para que la relación se vaya pudriendo poco a poco y al final haya que tirarla porque, como los yogures pasados de fecha, te pueden sentar mal.
-Nacimiento de nuevos amores
Voy a concretar este apartado, que el título abstracto y pelín repipi que le he puesto lo aclara poco. Chico y chica se conocen. Buena primera impresión, sin más. Primera cita: agradable, divertida... sin más. Correos diarios durante un par de semanas: interesantes, amables... sin más. Segunda cita: bien... sin más No sé si veis por donde voy.
En estas cosas, cada persona y cada caso es un mundo, pero en general, si la chispa, si la emoción, si la ilusión no llega pronto... hay pocas posibilidades de que llegue. No digo que todo tengan que ser flechazos de esos que a los dos segundos de verle ya sabes que a ese maromazo le hacías un favor y probablemente también contratabas con él tarifa plana en favores con compromiso de permanencia. Eso pasa más bien poco. Pero cuando ya has hablado algunos ratos con el otro, ya conoces parte de sus gustos, de sus ideas, ya le has visto en varias situaciones, si a esas alturas ya no hay chispa... la cosa está chunga.
A ver, que con el corazón nunca se sabe, es verdad. Puede ser que con el tiempo descubras alguna faceta que aún no conocías, o veas en él una reacción que te convence o tú misma cambies por lo que sea...Pero lo más habitual es que tanta paciencia aquí no sirva para nada, y que lo que estés haciendo, en realidad, es conformarte, porque no hay nada mejor a la vista. Lo cual es injusto para la otra persona... y tiene poco que ver con el amor.
Paciencia sí. Pero la justa y necesaria.
-Cuelgues infinitos por perros del hortelano de manual (el ejemplo más claro de lo que trato de explicar)
"No lo hace a propósito". "Él o ella cambiará" "Está muy solo/a, soy el único que le entiende de verdad" bla, bla,bla,bla. Todo el que ha sufrido los efectos de un perro del hortelano de duración prolongada sabe que llega un momento en que lo malo pesa mucho más que lo poco bueno que pueda haber en esa relación. Los desgraciados enganchados a esos infiernos, aún siendo unos auténticos yonkies, se dan cuenta de que ni en toda una vida de felicidad el perro el hortelano va a poder compensar la inmensa colección de putadones que ya le ha suministrado. Y en cuanto se tiene esa epifanía hay que cortar el grifo. Ni "es que sigue siendo mi amigo", ni "es que son muchos años", "ni lo tengo bajo control" ni leches. Cortar-el-grifo. Aquí los que tienen poca paciencia o muchísima fuerza de voluntad son los que mejor parados salen.
-Relaciones amistosas descompensadas.
Otro gran ejemplo. Gente tremeeeeeeeeendamente egoísta que se hacen llamar tus amigos, pero que piden todo y no dan nada. Que no están cuando tienen que estar. Que desaparecen del mapa, sin plantearse si les necesitas o no, y cuando reaparecen, no sólo no piden disculpas, sino que se comportan con toda normalidad, como si no hubiera pasado nada. Con esta gente paciencia cero. Quiero decir... o se habla enseguida para solucionar el problema y salvar la amistad o se corta el grifo a la de ya porque no hay nada que salvar. Pero aguantar en esos casos no sirve para nada más que para que la relación se vaya pudriendo poco a poco y al final haya que tirarla porque, como los yogures pasados de fecha, te pueden sentar mal.
-Nacimiento de nuevos amores
Voy a concretar este apartado, que el título abstracto y pelín repipi que le he puesto lo aclara poco. Chico y chica se conocen. Buena primera impresión, sin más. Primera cita: agradable, divertida... sin más. Correos diarios durante un par de semanas: interesantes, amables... sin más. Segunda cita: bien... sin más No sé si veis por donde voy.
En estas cosas, cada persona y cada caso es un mundo, pero en general, si la chispa, si la emoción, si la ilusión no llega pronto... hay pocas posibilidades de que llegue. No digo que todo tengan que ser flechazos de esos que a los dos segundos de verle ya sabes que a ese maromazo le hacías un favor y probablemente también contratabas con él tarifa plana en favores con compromiso de permanencia. Eso pasa más bien poco. Pero cuando ya has hablado algunos ratos con el otro, ya conoces parte de sus gustos, de sus ideas, ya le has visto en varias situaciones, si a esas alturas ya no hay chispa... la cosa está chunga.
A ver, que con el corazón nunca se sabe, es verdad. Puede ser que con el tiempo descubras alguna faceta que aún no conocías, o veas en él una reacción que te convence o tú misma cambies por lo que sea...Pero lo más habitual es que tanta paciencia aquí no sirva para nada, y que lo que estés haciendo, en realidad, es conformarte, porque no hay nada mejor a la vista. Lo cual es injusto para la otra persona... y tiene poco que ver con el amor.
Paciencia sí. Pero la justa y necesaria.
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miércoles, 17 de octubre de 2012
Falsos mitos sobre los blogueros
Los que estéis leyendo esto seguramente sois blogueros. O lectores aficionados a la blogoesfera. O gente que busca piraguas baratas, porque, inexplicablemente, los inescrutables caminos de internet traen aquí a la tira de peña que quiere comprar esas embarcaciones. Pero vamos, que la mayoría conocéis bien la blogoesfera y seguro que habéis oído muchas cosas sobre este negociado. Por eso supongo que, igual que yo, habréis tenido que escuchar miles de veces rotundas afirmaciones sobre este mundillo provenientes de gente que no lo conoce apenas. Afirmaciones que ahora voy a rebatir:
1.-Los blogueros son frikis expertísmos en internet
¡¡¡Prfffffff!!! (o como se escriba la onomatopeya de una pedorreta) Ni-de-coña. A verrrrrr, que alguno habrá, no digo yo que no. Pero la mayoría andamos por aquí sin tener ni idea, trasteando, acumulando conocimientos con el viejo y efectivo método de ensayo-error. Casi todos escribimos, publicamos, hacemos comentarios y justo nos va para entender por encima las estadísticas. ¿Expertos nosotros? ¡Tururú!
2.-Los blogueros viven más en el mundo virtual que en el real
Otra pedorreta del nivel de la de antes. ¿Que algunos invertimos mucho de nuestro tiempo de ocio por estos lares? Puesssssss regular, pero bueno, podría ser, aceptamos barco como animal acuático. Pero vamos, sólo hay que darse un pequeño paseo por la blogoesfera para leer lo mucho que viven sus autores en su vida en 3D. Vicencias reales no creo yo que les falten, precisamente...
3.-Y mi preferida: los blogueros tienen mucho ego
Menuda gili******. ¿Por qué se dice eso? Porque en las bitácoras personales mucha gente habla de su vida. Pues sí. Pero la mayoría de las veces no es egocentrismo, sino simple falta de imaginación. Hay blogueros que escriben varias veces por semana durante años, y la verdad, conozco pocas mentes con capacidad para generar toda esa cantidad de contenidos de ficción. Las novelas se terminan al acabar la página que sea, los blogs siguen y siguen y siguen y siguen. Y la inspiración tiene un límite. Por eso es lógico que las nuevas ideas surjan de tu alrededor, de tu día a día. Muchas otras interacciones, como la poesía o los monólogos tipo El Club de la Comedia, se basan en la experiencia personal. ¿Eso es egocentrismo? Pues vale, lo que ellos digan.
Otros dicen eso del ego porque los blogueros escriben para que les lean. Pues claro. Escribir es un acto comunicativo, como hablar, que pierde su sentido si nadie escucha. Muchos de nosotros ya garabateábamos en papel desde siempre. Publicar un libro es misión imposible e ir dándole la chapa a toda la peña con nuestras cuartillas bajo el brazo es un coñazo total, así que la blogoesfera nos ha brindado una oportunidad de oro: poder mostrar nuestra habilidad, nuestra afición. Escribimos y lo dejamos en este inmenso escaparate que es internet para que lo lea quien quiera. A los que les gusta vuelven y los demás, si te he visto no me acuerdo. ¿Eso es egocentrismo? Pues vale, lo que ellos digan. Pero también a los que juegan a fútbol, por ejemplo, les gusta tener público en sus partidos y nadie les llama egocéntricos.
Y parafraseando a Forrest Gump, esto es todo lo que tengo que decir sobre esto.
¡HOMBRE YA!
1.-Los blogueros son frikis expertísmos en internet
¡¡¡Prfffffff!!! (o como se escriba la onomatopeya de una pedorreta) Ni-de-coña. A verrrrrr, que alguno habrá, no digo yo que no. Pero la mayoría andamos por aquí sin tener ni idea, trasteando, acumulando conocimientos con el viejo y efectivo método de ensayo-error. Casi todos escribimos, publicamos, hacemos comentarios y justo nos va para entender por encima las estadísticas. ¿Expertos nosotros? ¡Tururú!
2.-Los blogueros viven más en el mundo virtual que en el real
Otra pedorreta del nivel de la de antes. ¿Que algunos invertimos mucho de nuestro tiempo de ocio por estos lares? Puesssssss regular, pero bueno, podría ser, aceptamos barco como animal acuático. Pero vamos, sólo hay que darse un pequeño paseo por la blogoesfera para leer lo mucho que viven sus autores en su vida en 3D. Vicencias reales no creo yo que les falten, precisamente...
3.-Y mi preferida: los blogueros tienen mucho ego
Menuda gili******. ¿Por qué se dice eso? Porque en las bitácoras personales mucha gente habla de su vida. Pues sí. Pero la mayoría de las veces no es egocentrismo, sino simple falta de imaginación. Hay blogueros que escriben varias veces por semana durante años, y la verdad, conozco pocas mentes con capacidad para generar toda esa cantidad de contenidos de ficción. Las novelas se terminan al acabar la página que sea, los blogs siguen y siguen y siguen y siguen. Y la inspiración tiene un límite. Por eso es lógico que las nuevas ideas surjan de tu alrededor, de tu día a día. Muchas otras interacciones, como la poesía o los monólogos tipo El Club de la Comedia, se basan en la experiencia personal. ¿Eso es egocentrismo? Pues vale, lo que ellos digan.
Otros dicen eso del ego porque los blogueros escriben para que les lean. Pues claro. Escribir es un acto comunicativo, como hablar, que pierde su sentido si nadie escucha. Muchos de nosotros ya garabateábamos en papel desde siempre. Publicar un libro es misión imposible e ir dándole la chapa a toda la peña con nuestras cuartillas bajo el brazo es un coñazo total, así que la blogoesfera nos ha brindado una oportunidad de oro: poder mostrar nuestra habilidad, nuestra afición. Escribimos y lo dejamos en este inmenso escaparate que es internet para que lo lea quien quiera. A los que les gusta vuelven y los demás, si te he visto no me acuerdo. ¿Eso es egocentrismo? Pues vale, lo que ellos digan. Pero también a los que juegan a fútbol, por ejemplo, les gusta tener público en sus partidos y nadie les llama egocéntricos.
Y parafraseando a Forrest Gump, esto es todo lo que tengo que decir sobre esto.
¡HOMBRE YA!
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lunes, 15 de octubre de 2012
Caos creciente
Estos días ha habido convención de Speedysobris en Speedytown, o lo que es lo mismo, EL CAOS TOTAL. Cuando se junta toda la tropa, el Speedyhogar se covierte en una auténtica casa de locos en la que reina un bullullu permanente de proporciones gigantescas. Al principio flipas con las situaciones surrealistas que se producen a todas horas. Luego te acostumbras y nada de sorprende.
Por eso te da igual encontrarte un trozo de salchicha entre los cojines del sofá o un zoológico entero (con sus elefantes, hipopótamos, leones y camellos tamaño mini) en la bañera. Después de escuchar miles y miles de debates sobre el tema, te sorprendes a tí misma defendiendo que los Pokemon Míticos son mejores que los que no han digievolucionado, porque tienen más resistencia. Enseguida ves como lo más natural del mundo que quien guarda las fichas de los coches de choque tiene el poder absoluto y que nunca se han comprado suficientes chucherías. ¡Ah, bueno! Y que las siete de la mañana es una hora estupendísima para levantarse aunque sea sábado, domingo, festivo o te hayas acostado a las mil, claro.
Como veis, el caos total ya es enorme, pero, si todo va bien, pronto el descontrol crecerá exponencialmente porque las filas de los Speedysobris se van a reforzar con dos nuevas incorporaciones. No os digo más, que con todo este material, estoy pensando incluso en formar un equipo de futbito que arrase en la liga regular de pequeños superhéroes... Miedo me da las que van a organizar cuando se junten todos. No quiero ni imaginármelo.
El caso es que mirándolos estos días me ha dado por pensar en lo rara que es la vida. Porque los pequeñajos crecen y evolucionan. Y mientras ellos queman etapas hacia su futuro, yo estoy paralizada. Bueno, no, ojalá estuviera estática. En realidad ando un poco para atrás, como los cangrejos. Las cosas se están poniendo tan cuesta arriba que por mucho que me esfuerzo, no avanzo. No sólo no consigo pasar al siguiente nivel de este videojuego que parece mi vida, sino que me encuentro cada dos por tres con el monstruo quitapuntos que me manda directa a la pantalla anterior.
Así que ahí estoy, peleando eternamente en la fase 1. Y tal y como está el tema, lo único que pido ahora es que las cosas mejoren para que yo no siga retrocediendo, porque si no, me veo dentro de nada jugando en la misma pantalla que el Speedysobri mayor... y eso ya sería un poco demasiado, ¿no?
Por eso te da igual encontrarte un trozo de salchicha entre los cojines del sofá o un zoológico entero (con sus elefantes, hipopótamos, leones y camellos tamaño mini) en la bañera. Después de escuchar miles y miles de debates sobre el tema, te sorprendes a tí misma defendiendo que los Pokemon Míticos son mejores que los que no han digievolucionado, porque tienen más resistencia. Enseguida ves como lo más natural del mundo que quien guarda las fichas de los coches de choque tiene el poder absoluto y que nunca se han comprado suficientes chucherías. ¡Ah, bueno! Y que las siete de la mañana es una hora estupendísima para levantarse aunque sea sábado, domingo, festivo o te hayas acostado a las mil, claro.
Como veis, el caos total ya es enorme, pero, si todo va bien, pronto el descontrol crecerá exponencialmente porque las filas de los Speedysobris se van a reforzar con dos nuevas incorporaciones. No os digo más, que con todo este material, estoy pensando incluso en formar un equipo de futbito que arrase en la liga regular de pequeños superhéroes... Miedo me da las que van a organizar cuando se junten todos. No quiero ni imaginármelo.
El caso es que mirándolos estos días me ha dado por pensar en lo rara que es la vida. Porque los pequeñajos crecen y evolucionan. Y mientras ellos queman etapas hacia su futuro, yo estoy paralizada. Bueno, no, ojalá estuviera estática. En realidad ando un poco para atrás, como los cangrejos. Las cosas se están poniendo tan cuesta arriba que por mucho que me esfuerzo, no avanzo. No sólo no consigo pasar al siguiente nivel de este videojuego que parece mi vida, sino que me encuentro cada dos por tres con el monstruo quitapuntos que me manda directa a la pantalla anterior.
Así que ahí estoy, peleando eternamente en la fase 1. Y tal y como está el tema, lo único que pido ahora es que las cosas mejoren para que yo no siga retrocediendo, porque si no, me veo dentro de nada jugando en la misma pantalla que el Speedysobri mayor... y eso ya sería un poco demasiado, ¿no?
miércoles, 10 de octubre de 2012
Pinchar la burbuja
Dicen que no debes quitarle la ilusión a alguien porque puede ser lo único que esa persona tenga. Y bueno... es verdad. Siempre y cuando esa ilusión no le esté impidiendo vivir su realidad. Y es que si eso ocurre, hemos hecho un pan con unas tortas.
Quiero decir... que la vida es requeteperra y menos esos pocos suertudos que tienen una flor en el culo, los demás andamos rompiéndonos los cuernos para conseguir lo que queremos. Unas veces lo logramos y otras muchas no, pero ahí estamos, en la lucha. Vivir permanentemente amargados porque las cosas no salen como nos gustaría es absurdo e inútil. Pero conformarse con nada para no sufrir por los fracasos... eso es lo peor que puede pasar. Y sin embargo ocurre cada dos por tres.
Yo veo mucha gente a mi alrededor que se ha rendido. Que no juega para no perder. Que renuncia a ser protagonista de su propia vida. Y el caso es que parecen tranquilos, sin rastro de sufrimiento, de frustración. A veces hasta me dan envidia. Luego veo su día a día vacío, su falta de experiencias, de emoción, de realidad. Me doy cuenta de que todo a su alrededor es como un decorado de cartón piedra y pienso: ¿Son felices? Yo creo que no.
Pero bueno, no sé. Quizá ellos piensen que sí. A lo mejor se han convencido a sí mismos de que tienen suficiente, que de que no necesitan más. Igual han llegado a creerse su ilusión de realidad y piensen que eso es la vida, que es lo que hay. ¿Serviría de algo intentar hacerles ver que la vida es mucho más? ¿Que se están perdiendo todo? ¿Sería positivo para ellos pinchar la peculiar burbuja en la que se han encerrado voluntariamente?
No sé yo...
Quiero decir... que la vida es requeteperra y menos esos pocos suertudos que tienen una flor en el culo, los demás andamos rompiéndonos los cuernos para conseguir lo que queremos. Unas veces lo logramos y otras muchas no, pero ahí estamos, en la lucha. Vivir permanentemente amargados porque las cosas no salen como nos gustaría es absurdo e inútil. Pero conformarse con nada para no sufrir por los fracasos... eso es lo peor que puede pasar. Y sin embargo ocurre cada dos por tres.
Yo veo mucha gente a mi alrededor que se ha rendido. Que no juega para no perder. Que renuncia a ser protagonista de su propia vida. Y el caso es que parecen tranquilos, sin rastro de sufrimiento, de frustración. A veces hasta me dan envidia. Luego veo su día a día vacío, su falta de experiencias, de emoción, de realidad. Me doy cuenta de que todo a su alrededor es como un decorado de cartón piedra y pienso: ¿Son felices? Yo creo que no.
Pero bueno, no sé. Quizá ellos piensen que sí. A lo mejor se han convencido a sí mismos de que tienen suficiente, que de que no necesitan más. Igual han llegado a creerse su ilusión de realidad y piensen que eso es la vida, que es lo que hay. ¿Serviría de algo intentar hacerles ver que la vida es mucho más? ¿Que se están perdiendo todo? ¿Sería positivo para ellos pinchar la peculiar burbuja en la que se han encerrado voluntariamente?
No sé yo...
lunes, 8 de octubre de 2012
La mierdaca del sistema parejil
Desde luego, en cuestiones parejiles/sentimentales hay la tira de cosas que están mal organizadas. No sé quienes serían los iluminados que se inventarían el sistema de enamoramiento, pero vamos, se han lucido. Ya los veo allí, la típica mañana de resaca después de una juerga de tres pares, teniendo que pensar la dinámica de formación de parejas y con cero ganas de trabajar:
-¡Ayyyy, qué dolor de cabeza! Pues yo que sé, tío, que la peña vaya por la vida cruzándose gente y cuando alguien le cuadre, que lo hablen entre ellos, a ver si llegan a un acuerdo.
-Pero, hombre, igual habría que incluir alguna aplicación que facilitara un poco la tarea, que con la de gente que hay en el mundo, va a ser difícil que coincidan en el mismo sitio a la vez los pocos que cuadran entre ellos.
-Pues tronco, que se lo curren, que aqui la peña quiere que se lo den todo hecho y a mí no me pagan por exprimirme los sesos. Pásame el agua, anda.
Así toda la mañana. Y claro, por eso tenemos el sistema de emparejamiento que tenemos, que es una mierdaca total. Porque a ver... que yo entiendo que el sistema no puede preverlo todo: que los que quieran a alguien se entiendan y se pongan de acuerdo, que se compenetren a largo plazo, que la rutina no lo estropee todo... Ya supongo que ningún método, por sofisticado que sea, puede controlar eso. Pero, leche, unos mínimos sí que se podrían garantizar. Por ejemplo, un, dos, tres, responda otra vez: la atracción mutua.
Qué menos, ¿no? No digo que a maromazos como Gerard Butler o Brad Pitt les tengan que gustar todas las que babean por ellos, porque claro, los pobres no darían abasto. Me refiero a las atracciones estas inexplicables que surgen con gente normalita, que a ti misma no te parecen un adonis y que sin embargo, por lo que sea, te atraen. Por un olor, por hormonas, feromonas, magia potagia... por lo que sea. No me digáis que, por lo menos en estos casos concretos, el sistema de emparejamiento no podría organizarlo para que los implicados coincidieran y fuera mutuo. Oye, pues ni eso. Que ya me veo a los iluminados creadores del párrafo de arriba debatiendo:
-Entonces colocamos las feromonas compatibles A, B, C en las personas que viven por zonas cercanas, para que tengan más posibilidades de coincidir y atraerse mutuamente.
-Ay, chico, mira que te gusta complicarte la vida, qué más dará, tíralas así a voleo y donde caigan. Y no hables tan alto, anda.
Y claro, así pasa lo que pasa, que luego tienes al lado a Maromazo Interesante, al que tú le harías un favor encantada, mientras él pasa de ti tres pueblos o está a por uvas. Y el caso es que, en un local con música altísima, él se te acerca mucho para hablarte y tú sólo puedes pensar: "Aléjate, que no sé cuánto más me voy a poder contener antes de darte un muerdo que haga temblar el misterio," Y ahí sigue Maromazo, a por uvas.
Ya puede esconderse la panda de iluminados creadores del sistema parejil, porque como los pille.. les va a faltar Speedytown para correr.
-¡Ayyyy, qué dolor de cabeza! Pues yo que sé, tío, que la peña vaya por la vida cruzándose gente y cuando alguien le cuadre, que lo hablen entre ellos, a ver si llegan a un acuerdo.
-Pero, hombre, igual habría que incluir alguna aplicación que facilitara un poco la tarea, que con la de gente que hay en el mundo, va a ser difícil que coincidan en el mismo sitio a la vez los pocos que cuadran entre ellos.
-Pues tronco, que se lo curren, que aqui la peña quiere que se lo den todo hecho y a mí no me pagan por exprimirme los sesos. Pásame el agua, anda.
Así toda la mañana. Y claro, por eso tenemos el sistema de emparejamiento que tenemos, que es una mierdaca total. Porque a ver... que yo entiendo que el sistema no puede preverlo todo: que los que quieran a alguien se entiendan y se pongan de acuerdo, que se compenetren a largo plazo, que la rutina no lo estropee todo... Ya supongo que ningún método, por sofisticado que sea, puede controlar eso. Pero, leche, unos mínimos sí que se podrían garantizar. Por ejemplo, un, dos, tres, responda otra vez: la atracción mutua.
Qué menos, ¿no? No digo que a maromazos como Gerard Butler o Brad Pitt les tengan que gustar todas las que babean por ellos, porque claro, los pobres no darían abasto. Me refiero a las atracciones estas inexplicables que surgen con gente normalita, que a ti misma no te parecen un adonis y que sin embargo, por lo que sea, te atraen. Por un olor, por hormonas, feromonas, magia potagia... por lo que sea. No me digáis que, por lo menos en estos casos concretos, el sistema de emparejamiento no podría organizarlo para que los implicados coincidieran y fuera mutuo. Oye, pues ni eso. Que ya me veo a los iluminados creadores del párrafo de arriba debatiendo:
-Entonces colocamos las feromonas compatibles A, B, C en las personas que viven por zonas cercanas, para que tengan más posibilidades de coincidir y atraerse mutuamente.
-Ay, chico, mira que te gusta complicarte la vida, qué más dará, tíralas así a voleo y donde caigan. Y no hables tan alto, anda.
Y claro, así pasa lo que pasa, que luego tienes al lado a Maromazo Interesante, al que tú le harías un favor encantada, mientras él pasa de ti tres pueblos o está a por uvas. Y el caso es que, en un local con música altísima, él se te acerca mucho para hablarte y tú sólo puedes pensar: "Aléjate, que no sé cuánto más me voy a poder contener antes de darte un muerdo que haga temblar el misterio," Y ahí sigue Maromazo, a por uvas.
Ya puede esconderse la panda de iluminados creadores del sistema parejil, porque como los pille.. les va a faltar Speedytown para correr.
viernes, 5 de octubre de 2012
¿Cómo os han encontrado?
¿Creeis que se puede morir por sobredosis ciclista? ¿O por agotamiento bicicletero? Yo empiezo a pensarlo. Me he pegado todo el día recorriendo Speedytown sobre dos ruedas y no puedo ni con el pelo. De hecho, ahora mismo, cortarme las dos piernas a la altura de la cintura para que dejen de dolerme tanto no me parece una opción tan descabellada.
Total, que todo esto es para deciros que este viernes no actualizo, que no me da la vida. Que ya si eso este finde me pongo a escribir en serio. O no, porque un supervillano que controla el tiempo me manda ataques los viernes, sábados y domingos para que esos días pasen más rápido que los demás y no me cunden nada de nada. Pero en fin, se intentará.
Lo que sí voy a hacer es utilizaros, otra vez, de oráculo. Y si, ya sé que no os tengo en nómina, pero bueno, creo que esto puede interesarnos un poco a todos. Porque sé que a muchos os preocupa el anonimato, que vuestro entorno descubra vuestro blog, que vuestra vida en 3D se mezcle con la virtual sin que podáis controlarlo. Y por eso pregunto qué precauciones hay que tomar para evitarlo. Además de las obvias, claro.
El caso es que ya me ha pasado alguna vez, que alguien que apenas me conoce encuentra mi blog como por arte de magia. De un día para otro. Y me extraña porque por estos lares no cuento nada que esté minimamente relacionado con mi doble identidad: por supuesto no le he dado la dirección ni al tato, no utilizo nombres reales y todo está convenientemente camuflado, distorsionado y cambiado de fecha para impedir que alguien me relacione con mi otro yo. En las casualidades de los inescrutables caminos de internet tampoco creo mucho. A largo plazo puede, pero de un día para otro... ni-de-co-ña. Entonces, ¿cómo?
Venga, que sé que hay por ahí unos cuantos que controlan la trastienda bloguera a tutiplén, iluminadnos un poco a los demás. ¿Alguien que pilote de informática puede saber en qué páginas te metes desde tu ordenador teniendo, por ejemplo, tu dirección IP? ¿O sabiendo tu cuenta de correo (no con la que gestionas la administración del blog, claro, sino otra distinta?) ¿Os ha encontrado alguien dándole como ÚNICA información "tengo un blog"? ¿Y como lo han consegido?¡CONTADNOS! Para que no nos pase a los demás, digo...
Total, que todo esto es para deciros que este viernes no actualizo, que no me da la vida. Que ya si eso este finde me pongo a escribir en serio. O no, porque un supervillano que controla el tiempo me manda ataques los viernes, sábados y domingos para que esos días pasen más rápido que los demás y no me cunden nada de nada. Pero en fin, se intentará.
Lo que sí voy a hacer es utilizaros, otra vez, de oráculo. Y si, ya sé que no os tengo en nómina, pero bueno, creo que esto puede interesarnos un poco a todos. Porque sé que a muchos os preocupa el anonimato, que vuestro entorno descubra vuestro blog, que vuestra vida en 3D se mezcle con la virtual sin que podáis controlarlo. Y por eso pregunto qué precauciones hay que tomar para evitarlo. Además de las obvias, claro.
El caso es que ya me ha pasado alguna vez, que alguien que apenas me conoce encuentra mi blog como por arte de magia. De un día para otro. Y me extraña porque por estos lares no cuento nada que esté minimamente relacionado con mi doble identidad: por supuesto no le he dado la dirección ni al tato, no utilizo nombres reales y todo está convenientemente camuflado, distorsionado y cambiado de fecha para impedir que alguien me relacione con mi otro yo. En las casualidades de los inescrutables caminos de internet tampoco creo mucho. A largo plazo puede, pero de un día para otro... ni-de-co-ña. Entonces, ¿cómo?
Venga, que sé que hay por ahí unos cuantos que controlan la trastienda bloguera a tutiplén, iluminadnos un poco a los demás. ¿Alguien que pilote de informática puede saber en qué páginas te metes desde tu ordenador teniendo, por ejemplo, tu dirección IP? ¿O sabiendo tu cuenta de correo (no con la que gestionas la administración del blog, claro, sino otra distinta?) ¿Os ha encontrado alguien dándole como ÚNICA información "tengo un blog"? ¿Y como lo han consegido?¡CONTADNOS! Para que no nos pase a los demás, digo...
miércoles, 3 de octubre de 2012
La segunda ronda
(Aclaración previa. Esta entrada se me ha ocurrido leyendo los comentarios del post anterior, en los que la opinión casi unánime es que hay por ahí un maromo que me quiere tomar el pelo, porque la opción B, es decir, que sienta algo verdadero por mí, es poco menos que imposible. Esto me ha hecho darme cuenta de lo mucho que confían mis lectores en mi capacidad de seducción y en mis posiblidades de enamorar al personal. Así que, por la parte que me toca, tengo que deciros que muchas gracias y que yo también os quiero ;P Dicho lo cual...)
Cuando se llega a determinada edad hay que ser consciente de que, en la vida en general y en cuestiones sentimentales en particular, todo el ganado que te cruzas viene ya de segunda ronda. Con unos cuantos años a sus espaldas, la gente ya ha vivido de todo: flechazos, pasiones desbocadas, dramones desgarradores, tragedias griegas... Pocos son los que no tienen ya en su curriculum amoroso una relación larga y seria (seria de verdad) en forma de matrimonio, convivencia durante muchos años y hasta hijos, si me apuráis. Incluso los que no presentan en su expediente nada de esto, en realidad, también han vivido sus equivalentes. Una condena de larga duración con un perro del hortelano de los malos, computa como una ruptura horrible, porque es tan dañina o más. Un amor no correspondido alargado durante muchos años también te mutila emocionalmente. Y es que, de no usarlo para nada real, se te pudre una parte del corazón y al final hay que amputar para que la gangrena no se extienda al resto del cuerpo. Es así.
La cuestión es que, a estas alturas, todos estamos un poco tarados en temas afectivos y empezar algo nuevo con alguien significa, casi siempre, meterse en terreno pantanoso. Mis sabios lectores decían en la entrada anterior que la cosa se complica aún más cuando alguno de los implicados está saliendo de un matrimonio, y yo estaría de acuerdo, si creyera que gente se casa por las razones adecuadas. Pero no lo creo. Y no hago más que encontrarme casos a mi alrededor que lo demuestran.
Personas que se casan porque llevan muchos años con su pareja "y es lo que toca". Iluminados a los que lo único que les hace ilusión es la fiesta y el vestido que se van a poner ese día. Insustanciados que creen que sin un esposo/a la sociedad les considerará unos perdedores. Impacientes que lo que quieren es reproducirse sin pensar detenidamente si la persona que tienen al lado es la idónea para una cuestión tan importante. Tristes que se conforman con su novio/a actual porque no han podido estar con quien realmente querían y son demasiado cobardes para arriesgarse a conseguir algo mejor. Gente (muchíiiiiiiisima gente) que no sabe estar sola y prefiere la opción de "mal acompañado". ¿Casos de estos? En mi entorno, a porrillo. Y seguro que en el vuestro también.
En estos matrimonios "de mentira", el "para toda la vida" no es lo más importante. A veces, ni siquiera forma parte de la ecuación. Por eso creo no es mucho más traumático salir de ellos que de una mala ruptura, de las que casi nadie nos hemos librado.
Lo que está claro es que, a determinadas edades, el que quiera meterse en la jungla sentimental, que lleve un buen machete para quitar la hojarasca, un sólido escudo que le proteja de proyectiles y leches varias y una cuerda resistente, atada a firmes asideros, para escalar por ella cuando se caiga (o le empujen) a los pozos negros que aparezcan por el camino. Bueno, y que la vida reparta suerte, porque si no...
Cuando se llega a determinada edad hay que ser consciente de que, en la vida en general y en cuestiones sentimentales en particular, todo el ganado que te cruzas viene ya de segunda ronda. Con unos cuantos años a sus espaldas, la gente ya ha vivido de todo: flechazos, pasiones desbocadas, dramones desgarradores, tragedias griegas... Pocos son los que no tienen ya en su curriculum amoroso una relación larga y seria (seria de verdad) en forma de matrimonio, convivencia durante muchos años y hasta hijos, si me apuráis. Incluso los que no presentan en su expediente nada de esto, en realidad, también han vivido sus equivalentes. Una condena de larga duración con un perro del hortelano de los malos, computa como una ruptura horrible, porque es tan dañina o más. Un amor no correspondido alargado durante muchos años también te mutila emocionalmente. Y es que, de no usarlo para nada real, se te pudre una parte del corazón y al final hay que amputar para que la gangrena no se extienda al resto del cuerpo. Es así.
La cuestión es que, a estas alturas, todos estamos un poco tarados en temas afectivos y empezar algo nuevo con alguien significa, casi siempre, meterse en terreno pantanoso. Mis sabios lectores decían en la entrada anterior que la cosa se complica aún más cuando alguno de los implicados está saliendo de un matrimonio, y yo estaría de acuerdo, si creyera que gente se casa por las razones adecuadas. Pero no lo creo. Y no hago más que encontrarme casos a mi alrededor que lo demuestran.
Personas que se casan porque llevan muchos años con su pareja "y es lo que toca". Iluminados a los que lo único que les hace ilusión es la fiesta y el vestido que se van a poner ese día. Insustanciados que creen que sin un esposo/a la sociedad les considerará unos perdedores. Impacientes que lo que quieren es reproducirse sin pensar detenidamente si la persona que tienen al lado es la idónea para una cuestión tan importante. Tristes que se conforman con su novio/a actual porque no han podido estar con quien realmente querían y son demasiado cobardes para arriesgarse a conseguir algo mejor. Gente (muchíiiiiiiisima gente) que no sabe estar sola y prefiere la opción de "mal acompañado". ¿Casos de estos? En mi entorno, a porrillo. Y seguro que en el vuestro también.
En estos matrimonios "de mentira", el "para toda la vida" no es lo más importante. A veces, ni siquiera forma parte de la ecuación. Por eso creo no es mucho más traumático salir de ellos que de una mala ruptura, de las que casi nadie nos hemos librado.
Lo que está claro es que, a determinadas edades, el que quiera meterse en la jungla sentimental, que lleve un buen machete para quitar la hojarasca, un sólido escudo que le proteja de proyectiles y leches varias y una cuerda resistente, atada a firmes asideros, para escalar por ella cuando se caiga (o le empujen) a los pozos negros que aparezcan por el camino. Bueno, y que la vida reparta suerte, porque si no...
lunes, 1 de octubre de 2012
En la cocina
Se levanta al oír ruidos en la cocina.
-¡Vaya! ¿Ya despierto? Con la tajada que te agarraste ayer creía que no abrirías el ojo hasta las seis de la tarde, como pronto.
-Quería prepararte el café antes de que te levantaras. Es lo mínimo después de que me prestaras tu sofá.
-Ya, bueno, no estabas en condiciones de coger el coche y hacer un viaje de media hora hasta tu casa.
-Y tanto. Estoooooo, tengo algunas lagunas, ¿dije muchas tonterías?
-Unas cuantas
-¿Por ejemplo?
-¡Ah, no colega, no! Escarnio público cuando estemos todos en las cañas de esta tarde, no pienso adelantarte ninguna primicia.
-Bueno... Hay cosas que sí recuerdo...
-¿Como qué?
-Como que te besé.
-...
-Pero no me acuerdo de lo que me dijiste.
-Porque no te dije nada.
-¿Y?
-¿De verdad vamos a mantener esta conversación? ¿En serio?
-Eso parece, me he hecho fuerte en tu cocina y aún no han aparecido los GEOS para librarte.
-Sólo tengo una palabra que decirte: MU-JER. En concreto la tuya, la que te espera en casa.
-Lo hemos dejado. Bueno, ME ha dejado. Dice que yo estoy enamorado de otra.
-¡¡¡¡¿¿¿Tú????!!! ¿¿¿De quién???
-De ti.
-¡Pero si hasta ayer hacía años que tú y yo no nos veíamos!
-Ya, bueno, yo también pensé al principio que ella estaba loca... pero resulta que tenía razón. Anoche me di cuenta.
-Es coña, ¿no? Aún te dura el pedo.
-No
-Pero, no entiendo...
-Yo tampoco. Pero ¿cuándo hemos entendido algo de lo que pasaba entre nosotros?
-Nunca
-Pues eso
-Pero... ¿Cómo? ¿Desde cuándo?
-Desde siempre.
-¡Si lo has negado siempre!
-¿Y te lo creías?
-No mucho.
-Es... Eres... Era difícil.
-Todavía lo es.
-Ya
-Necesito un café.
-¡Vaya! ¿Ya despierto? Con la tajada que te agarraste ayer creía que no abrirías el ojo hasta las seis de la tarde, como pronto.
-Quería prepararte el café antes de que te levantaras. Es lo mínimo después de que me prestaras tu sofá.
-Ya, bueno, no estabas en condiciones de coger el coche y hacer un viaje de media hora hasta tu casa.
-Y tanto. Estoooooo, tengo algunas lagunas, ¿dije muchas tonterías?
-Unas cuantas
-¿Por ejemplo?
-¡Ah, no colega, no! Escarnio público cuando estemos todos en las cañas de esta tarde, no pienso adelantarte ninguna primicia.
-Bueno... Hay cosas que sí recuerdo...
-¿Como qué?
-Como que te besé.
-...
-Pero no me acuerdo de lo que me dijiste.
-Porque no te dije nada.
-¿Y?
-¿De verdad vamos a mantener esta conversación? ¿En serio?
-Eso parece, me he hecho fuerte en tu cocina y aún no han aparecido los GEOS para librarte.
-Sólo tengo una palabra que decirte: MU-JER. En concreto la tuya, la que te espera en casa.
-Lo hemos dejado. Bueno, ME ha dejado. Dice que yo estoy enamorado de otra.
-¡¡¡¡¿¿¿Tú????!!! ¿¿¿De quién???
-De ti.
-¡Pero si hasta ayer hacía años que tú y yo no nos veíamos!
-Ya, bueno, yo también pensé al principio que ella estaba loca... pero resulta que tenía razón. Anoche me di cuenta.
-Es coña, ¿no? Aún te dura el pedo.
-No
-Pero, no entiendo...
-Yo tampoco. Pero ¿cuándo hemos entendido algo de lo que pasaba entre nosotros?
-Nunca
-Pues eso
-Pero... ¿Cómo? ¿Desde cuándo?
-Desde siempre.
-¡Si lo has negado siempre!
-¿Y te lo creías?
-No mucho.
-Es... Eres... Era difícil.
-Todavía lo es.
-Ya
-Necesito un café.
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