Como estos días he estado en lo más hondo del pozo negro, no me ha quedado otra que darme a las drogas duras. Y como llevo ya unos meses malos y me he vuelto consumidora casi pro, los estupefacientes habituales me hacían mucho menos efecto, así que he tenido que pasar al siguiente nivel: los culebrones turcos. ¡Madre del amor hermoso, troncos! Eso sí que es mandanga de la buena. Había oído hablar de los locurones que son esas series, pero hasta que no lo compruebas con tus propios ojos, no eres consciente de la potencia de la mercancía.
En fin, no me voy a hacer ahora la experta, porque sólo he visto algunos trozos de uno, pero he cogido la idea, creo. Tremendo quilombo, amiguis. Incoherencia pura, absurdez extrema, tontada máxima y bucle infinito. Todos los culebrones se basan en la repetición, pero en estos (en el que yo he visto en diagonal, al menos) pasa lo mismo una y otra y otra y otra vez. LO MISMO. No se molestan en buscar versiones de la misma historia o variaciones de la trama principal. La gracia (supongo que lo hacen a propósito, no puede ser casualidad o pereza tantas veces seguidas) es repetir situaciones idénticas, diálogos calcados de forma interminable. Piensas que en el siguiente capítulo cambiará algo, pero ocurre lo mismo por millonésima vez hasta que pierdes la esperanza de que vaya a llegarse nunca a ninguna conclusión. Luego les cancelan el presupuesto (supongo) y todo se resuelve felizmente en el último minuto y medio del episodio final. Sin una lógica, explicación ni evolución mínima, claro. Y aquí paz y después gloria. Me he quedado flipada, de verdad.
Aún así, rompo una lanza por los culebrones turcos. A mi al menos me ¿gustan? (no creo que ese término cuadre, sería más exacto los soporto) bastante más que los latinos. Seguramente el doblaje tiene mucho que ver. Reconozco que a mi el acento mexicano, venezolano, me satura bastante, me aleja mucho de los personajes. Pero además de esto, el estilo de los turcos me ha parecido más cuidado:
-Visualmente desde luego, hay localizaciones y planos bastante estéticos para ser un culebrón, la verdad.
-La banda sonora también es mucho mejor. Sigo sin comprender por qué los guionistas de este tipo de series creen que el espectador necesita música para distinguir si es una escena romántica, dramática, de intriga, de tensión o de risa y le ponen siempre la misma melodía a cada uno de estos tipos de tramas. Pero si van a tratar a la gente como idiota y hacerlo, por lo menos que sean canciones bonitas. Y las de los turcos lo son más que las de los latinos. Creo yo, vamos.
-Los alivios cómicos son menos ridículos. Hay personajes horribles que dan vergüenza ajena, pero también se encuentran unos pocos algo graciosos y no necesariamente estúpidos integrales.
-El montaje, en momentos esporádicos, me ha sorprendido gratamente. Pantallas dobles y triples, conversaciones paralelas, personajes que termina frases a la vez. No es que les vayan a dar el Oscar, pero al menos se esfuerzan un poquiiiiito, no diálogo-corte, diálogo-elipsis, diálogo-siguiente plano como es lo habitual en el género.
Después de esta incursión en terrenos pantanosos, lo que necesitaría ahora desesperadamente es hablar con algún guionista de esta serie que me explicara el proceso de creación. Cómo no se vuelven locos de escribir la misma escena una y otra y otra y otra y otra y otra vez. Cómo las distinguen, si las numeran o lo fían todo a que la ropa de los protas es distinta de un episodio a otro. Si tienen algún juego de beber con las frases que más se repiten y así se cogen cogorzas todos los viernes en el afterwork. No sé, que me cuenten el secreto porque me he quedado fli-pa-da.