domingo, 30 de octubre de 2022

Colleen

Disclaimer: Voy a hablar de Colleen Hoover desde el reducido conocimiento que me da haber leído cinco de los tres millones y medio de libros que tiene. Aún así me he hecho una idea y tengo cosas que decir. Sé que hay por ahí fans muy muy fans de esta señora. No ofenderse porque no es mi intención ofender, sino comentar, sin acritud.

Y sin acritud os digo que a mi Colleen me convence bastante, aunque no tanto como veo por ahí. Creo que tiene un estilo fresco muy molón, ingenio y buenas ideas. Casi todos sus libros tratan temas interesantes en los que aborda bien los matices de situaciones duras, lo cual no es fácil. Recurre a los clichés porque sabe que nos van, pero también incluye cosillas originales. Los diálogos en general son bastante reales, los personajes están bien construidos. Termino sus obras y me quedan buenas vibraciones, aunque también una sensación como de que se le va la mano al final, que se pasa de rosca. Los protagonistas son DEMASIADO felices, TAN felices que me chirría (incluso siendo yo MEGAFAN de los finales felices). Que te dan ganas de decirle: "Colleen, tía, te has pasado de frenada. Es todo tan tan tan maravillosísimo que ya no me lo creo. Y hasta ahora sí te creía. Baja revoluciones, porfa".

Esa sería la mayor pega que le pondría a sus dos últimos libros, que aún con todo me han gustado bastante. No sé si tantísimo como al resto de la peña, pero bastante. Después, por curiosidad, me ha dado por echarle un ojo a algunos de sus comienzos y claro... las comparaciones son odiosas.

Lo primero es admitir que he hecho una faena que no se le tiene que hacer a nadie: leer en el mismo mes su último libro y el primero, separados por un porrón de años de experiencia. OBVIAMENTE y como es totalmente comprensible, no hay color. Todos evolucionamos, aprendemos. A todos nos avergüenzan nuestras fotos de adolescente y nuestros primeros trabajos de lo que sea. Colleen, como cualquiera, no era la misma escritora hace dos décadas que ahora.

Creo que su primera historia se la autopublicó ella en Amazon y se nota. La trama es instaLove y poco más, sin meterse en temas más profundos como hace en obras posteriores. Para que pasen ciertas cosas necesita crear situaciones muy forzadas. Todavía no había encontrado su voz, el estilo es menos fresco y los diálogos no están muy conseguidos. Los protas son bastante planos y tienen reacciones poco creíbles. En general opino que ese es el problema de todo: que no es real, que no consigue que nos lo creamos. Es decir, vemos las buenas intenciones de la autora, intuimos lo que nos quiere contar (que no es mala idea), pero la forma en que lo hace no nos llega. 

También he leído otros dos libros de sus comienzos. Siguen siendo peores que los últimos, pero mejores que el primero, desde luego. Este es todavía bastante meh: una historia de amor sosilla, sin grandes alaracas ni originalidades. La prota está bien pensada, pero sigue sin conseguir que nos la creamos. Al menos es lo que me ha pasado a mí. 

Éste me ha gustado bastante más. La narradora poco fiable nos engaña a todos casi hasta la última página y a la vez ella es muy real: nos creemos sus inseguridades, sus traumas, el barullo de su mente. Aquí la autora empieza a meter elementos ingeniosos para agilizar y hacer diferente la historia: la casa en la que vive la familia, su manía de coleccionar trofeos de otros... Y la trama sirve para tocar temas importantes (en este caso la salud mental) que es lo que más caracteriza a sus últimas obras, yo creo.

¿Que por qué hago una entrada para decir que el primer libro de Colleen Hoover me parece un poco castaña?¿Para cabrear a sus fans incondicionales? No. Porque estas cosas me dan esperanza. Porque veo a una escritora que ahora es ingeniosa, divertida, tierna y que aborda muy dignamente asuntos complicados, pero que al principio no sabía contarlo bien. La intención, las buenas ideas estaban allí, ya se intuye, pero no lograba canalizarlo, hacer que llegara. Ahora SABE. Para gustos los colores y para colores las flores, pero consigue llegar a muchísimas personas, esto es así y es así. 

Si ella aprendió, yo también puedo. Colleen me da esperanza.

miércoles, 26 de octubre de 2022

Water


 

"El agua no ofrece resistencia. El agua fluye. Siempre va a donde quiere, y al final nada puede oponerse a ella. Las gotas de agua pueden erosionar la piedra. Recuerda que eres mitad agua. Si no puedes atravesar un obstáculo, rodéalo. Es lo que hace el agua".

Margaret Atwood

domingo, 23 de octubre de 2022

¿Por qué nos gustan los que nos gustan?

Voy a traer aquí un tema de enconado debate porque por estos lares nos va la polémica, ya lo sabéis.
Hablemos de amor, de atracción, de romance, en sentido amplio. Es decir, no abordamos ahora el tema exclusivamente físico, para sólo ¡¡SÓLO!! frinkamiento animal sin ninguna emoción ni sentimiento de por medio. Me refiero a cuando alguien te interesa para esa primera parte, claro, pero para algo más que eso también.
¿Por qué nos gustan los que nos gustan?

Una rápida consulta a san Google nos regala perlas de sabiduría como esta. Según este sesudo análisis, una persona nos atrae por su fisonomía (su aspecto externo, si es guapo o no, según nuestros criterios), características físicas no relacionadas con la belleza (una forma de mirar, de reírse, de tocar, de hablar...), la imagen personal (si se arregla mucho o poco, su estilo al vestir...) y las circunstancias en las que nos conocemos (un momento peligroso, emocionante, con serenidad y tiempo para llegar a saber más del otro...)

Bien, supongo que al pobre redactor del artículo de arriba le limitaron los caracteres del texto y se vio obligado a cortar por todos lados, porque se le han quedado algunas cosas fuera de la lista, ¿no? ¿Le ayudamos a completarla?

Aunque en el cuarto punto ha mezclado un poco churras con merinas, entiendo que él se refería a la atracción instantánea, a los primeros encuentros, no a los rasgos de personalidad que te enamoran cuando ya conoces bien a alguien (en plan ser buena persona o fan de la cultura asiática). Así que a cinco céntimos la respuesta, nombren elementos que contribuyen a la atracción, como, un dos tres, responda otra vez, el olor:

-El olor. Para algunas personas determinante de forma consciente (tipo me encanta que huela a almendras tostadas o lo contrario, los desodorantes que abandonan a sus dueños, por ejemplo) y para todos de forma inconsciente porque por lo visto olemos las feromonas de otros sin saberlo. Eso dicen los científicos, yo qué sé. Explicaría muchas cosas inexplicables de por qué a veces nos gustan peores de la vida.

-La forma de "estar". No me refiero a la personalidad, si es extrovertido o payaso o tímido, sino algo anterior a eso. Como se relaciona. Ocupa mucho o poco espacio (metafórico). Observa, asimila todo antes de actuar o no.

-La forma de reaccionar. Puedes no conocer a alguien y en los primeros cinco minutos verle reaccionar a algo: a un empujón involuntario en un bar, a una multa, a una caída en la calle (de otra persona o propia. Como se levanta alguien después de un tropezón vergonzoso es muy revelador).

-Detalles. Cómo se dirige a los camareros, como trata a los animales, si finge que muere cuando un niño le dispara con una pistola imaginaria... esas cosas.

-La reciprocidad, la exclusividad. A ver si lo explico bien, que sé que aquí las opiniones difieren. Hay gente a la que le gusta gustar, en general, a todos. A otros no. Si a mí no me va alguien, me agobia mucho saber que le gusto, me parece que va a haber malentendidos y mogollón de momentos incómodos. Sin embargo si él ya me ha llamado la atención, mi interés se multiplica por mil si noto que le molo, que le afecto, que hay sensaciones, reacciones que SÓLO le provoco yo. Lo contrario, que le de igual ocho que 80, yo que otra, me baja la líbido hasta el suelo. Me han dicho muchas cosas horribles de joven para ligar conmigo en los bares, ya os lo he contado. Una de las peores fue ese día que se acercaron dos iluminados a una amiga mía y a mí y uno le dijo a otro: "Elige tú, a mí me gustan las dos." Si te gustan todas, no te gusta nadie.

Vuestro turno: ¿Por qué nos gustan los que nos gustan?

miércoles, 19 de octubre de 2022

1000

 Bueno, pues parecía que no iba a llegar nunca, pero ya está aquí. La entrada número 1000 de este blog. 

¡ALELUYA, HERMANOS! 

Me hace ilusión, ya os lo dije. Hace no tanto no habría puesto la mano en el fuego por aguantar a este momento. Me asombra haber resistido y a la vez me sorprende que me haya costado tanto tiempo. Doce años he tardado en alcanzar este número redondo. Con la de turra que doy por aquí, ¿cómo no ha ido la cosa más rápida? 

En fin, repasemos cifras, que es lo típico de estas efemérides, ¿no?

12 años

1000 entradas

9200 comentarios

140 seguidores

500.000 visitas.

500.000, dice blogger. No me lo creo ni  harta de vino. Hace mucho tiempo que las estadísticas de esta santa casa hacen cosas rarunísima, así que ya ni las miro. Lo cierto es que me da bastante igual, soy muy consciente de que los blogs han muerto y que en concreto en este rinconcito somos pocos (¡¡PERO BUENOS!!, ¿eh?) No escribo para que me lean. O sea, siempre es mejor que esté alguien al otro lado, claro y se agradece mogollón. Pero lo que es el impulso, la necesidad, el hábito o la afición de escribir aquí es algo totalmente mío que no depende de a quien le llegue. La experiencia de escritura mejora con lectores, pero no la condiciona. En mis dominios, al menos, yo no lo siento así.

¿Qué ha cambiado en estas 1000 entradas? 

Casi todo. 

SpeedyEn3D, desde luego. He pasado por millones de curros diferentes, me ha dado un chungo, he mandado a tomar aire fresco algunas mierdas, he tenido revelaciones. Estoy más calmada, más serena y más en paz con algunas cosas. Tengo más claras que nunca otras. Sigo sin saber por dónde me da el aire en muchísimas más y empiezo a aceptar que eso va a ser una constante en mi vida. Qué remedio.

SpeedyEscritora tampoco es la misma. No queda casi nada de la que empezó, más ingenua, menos irónica. Creo que he encontrado mi voz, un estilo propio que valoro mucho, aunque me está costando adaptarlo a otros ámbitos. Pero tengo práctica y oficio y no pierdo la fe en que esto siga transformándose en algo mejor. Ojalá. La tarea de pulir la escritura nunca se acaba.

¿Qué ha permanecido inalterable tras estas 1000 entradas? 

Lo mejor que tiene este rinconcito: ser mi refugio, mi válvula de escape, mi patio de recreo. El lugar donde me río, donde me desahogo, donde se me va la olla, donde sueño, donde le doy una oportunidad a lo que se me pasa por la cabeza, donde arreglo por escrito lo que no salió como debería en el mundo real. De verdad os digo que siento este blog como lo más mío que tengo. En casi todo lo demás necesito consensuar con alguien, adaptarme a alguna circunstancia, a alguna dificultad. Aquí no, aquí hago lo que me sale del mismísimo unicornio. Y me encanta.

Si Putin no nos tira una bomba y acaba de una vez con esta gymkana tipo Humor Amarillo en la que se ha convertido últimamente la vida, el plan es resistir otras 1000 entradas. Lo veo lejos, pero quién sabe, tampoco daba un duro por llegar hasta aquí y aquí estamos. Igual hay una celebración de los 2000 posts. Ojalá.

Pospost: Iba a hacerme la longuis, pero esto pega tanto con el espíritu de este blog, que no me queda otra que confesarlo. Después de toda la turra que di con la cuenta atrás, resulta que las cifras no cuadran. Estuve republicando cosas que estaban en borrador y borrando otras y haciendo el lío en general y los números cambiaron. Así que no puedo acabar la cuenta atrás dignamente, pero esta es la entrada 1000. Eso dice blogger y yo le creo. No me queda mucho más remedio, ¿no?

domingo, 16 de octubre de 2022

TestostExcusas

Me acordé leyendo esto, pero esta entrada no se va tanto para lo hondo, que el tema de violencia y agresiones sexuales me da terror y no tengo el cuerpo ahora como para hablar de eso. Me quedo con la otra parte, la que se refiere a las diferencias del ansia sexual entre hombres y mujeres. De eso sí que tengo cosas que decir, sí. Porque hartita ¡HARTITA! me tiene esa excusa para justificar todo tipo de comportamientos.

Que no tengo ningún problema en admitir lo evidente. Chicos y chicas somos distintos en el plano biológico y, desde luego, no experimentamos la cosas igual. Me creo que por la testosterona, por características evolutivas o porque patatas, los tíos sean mucho más visuales, que tengan ganas de marcha a todas horas y que esto les afecte de una manera que yo como tía no me puedo imaginar sin vivirlo. Compro que les altere, que les condicione... pero no que les controle, que decida su conducta, como muchos, en las situaciones que les conviene, claro, quieren venderme.


Que vale, que tienen un picor continuo "ahí" y eso hace que tengan el "tema" en mente 24/7, lo cual facilita tomar malas decisiones. Pero bueno, como pasa siempre cuando algo se convierte en obsesión. No es patrimonio masculino. Todos tenemos nuestros issues y no se nos permite usarlo de excusa.

A ellos sí. Ellos, como la testosterona les tiraniza, pueden decir cualquier mentira para meterse en la cama de alguien. Pueden poner cuernos sin consecuencia porque, pobrecitos, no son capaces de resistirse. Les puede dar igual 8 que 80 y estar con cualquiera y que les importe un mierdo hacer daño a la otra parte. Que bien, que las hormonas les colapsan y nosotras no lo vivimos así y bla bla bla... Pues precisamente de hormonas sabemos un poco, que cada mes esas cabronas nos dan unas ganas de matar brutales en el síndrome premenstrual y no vamos cometiendo asesinatos por ahí. 

Es que me hace una gracia... Que no tenemos su ansia, dicen. Bueno, a lo mejor yo tengo la misma ansia por comer chocolate y eso no justifica que lo robe en las tiendas. Igual lo que pasa es que soy una persona RACIONAL con la capacidad de contener esa ansia, aunque me condicione. Aunque sea molesta. Aunque me cueste. Aunque a veces no sea fácil. Pero sé que no puedo dejar campar esa obsesión a sus anchas y ME RESISTO.

Claro que tíos y tías somos distintos. Claro que igual no me hago idea de su nivel de calentura continuo como ellos no pueden hacerse idea de, no sé, como afecta el embarazo al cuerpo, por ejemplo. En lo que somos iguales es en la capacidad de autocontrol. Que pongan más interés en entrenarla y menos en buscar excusas.

jueves, 13 de octubre de 2022

Escenas cliché

Se habla mucho de los clichés en los libros, por ejemplo. De los personajes cliché (el deportista guapo más popular del instituto, la empollona invisible, el malote que en realidad es bueno y sólo necesita que lo abracen...), de las relaciones cliché (instant love, friends to lovers, enemies to lovers, fake dating...), de los finales cliché. Sin embargo no se comenta tanto las escenas cliché, situaciones que se repiten una y otra vez de forma idéntica en series, películas y novelas y a nadie le extraña. Y es raro, ¿no?

Porque una historia puede arrancar con un cliché, pero luego el desarrollo ser completamente distinto dado que cada protagonista es un mundo. Y que sólo se parezcan en eso, en el planteamiento, ni siquiera en la estructura, más allá de principio, nudo y desenlace. Sin embargo, una escena es una escena, no hay más y ni siquiera se esfuerzan en cambiar la ubicación o el diálogo. Vemos situaciones calcadas en ficciones de todas las épocas y no las llamamos cliché. Curioso.

En un repaso rápido, estas son las escenas que más me parece que se repiten (la mayoría son tramas románticas, así que asumamos que, a no ser que aclare lo contrario, todas ocurren entre una pareja prota en proceso de enamorarse) :

-Que se queden encerrados en el ascensor y, por supuesto, uno de los dos tenga claustrofobia.

-Que se vean obligados a dormir en la misma cama, que al principio hagan una muralla con mantas y almohadas para separarse, a la mañana siguiente se despierten abrazados y a los dos les parezca bien en secreto aunque por fuera finjan indignarse.

-Que la anterior novia  de él descubra que está embarazada y él tenga que volver con ella por responsabilidad.

-Que uno de los dos pierda la memoria y necesiten empezar todo desde cero.

-Que uno de los dos sufra un accidente, se quede en coma y el otro consiga hacerle despertar.

-Que algún malo malísimo amenace a uno de los dos con hacer daño al otro si no le deja.

-Que uno de los dos oiga una conversación con un tercero y se vaya furioso sin escuchar el final, que cambia por completo el sentido de lo que se ha dicho.

-Que durante una pelea ella se caiga por las escaleras, que no quede claro si ha sido un accidente o no y que casi pierda el hijo que esperaba.

-Que ella se levante un día con náuseas y por eso sospeche que está embarazada.

-Que se ponga de parto de repente y se produzca la típica carrera loca hasta el hospital.

-Que uno de los dos se emborrache, el otro tenga que llevarle a casa y diga todo lo que no quiere decir, normalmente sobre sus sentimientos.

-Que lleven muchos tiempo esperando lo que sea (besarse o lo que va después de eso, guiño, guiño), uno de los dos salga de la habitación a hacer algo y cuando vuelva el otro esté dormido.

-Que esté a punto de llegar ese beso tan esperado, sus caras a un milímetro de distancia, les interrumpa alguien y nadie repare en esa cercanía, que o se extrañen de la posición en que están ambos.

-De la típica carrera para detener el avión en el que se va el amado/amada ni hablamos.

Y estas sólo en tramas románticas, que las historias de acción tienen otra millonada de escenas cliché. 

¿Cuáles más se os ocurren?

lunes, 10 de octubre de 2022

Me cuesta muchísimo creerlo

Cuando era adolescente, un Speedybrother con pavazo máximo le contaba milongas a SpeedyMum. Ella, que no tiene ni un pelo de tonta, no se creía ni la mitad, pero a él le molestaba muchísimo que dudara. Por eso, para evitar movidas, SpeedyMum no le decía "no te creo" sino "me cuesta muchísimo creerlo". Fue un hit tan repetido entonces, que se quedó en el vocabulario familiar y con el tiempo adquirió un significado un poco distinto. Lo utilizamos para expresar algo así como "no me lo trago ni de coña".

Bueno, pues eso es lo que le digo yo ahora a la app que controla el tiempo que uso mi móvil: "No es que no te crea, es que me cuesta muchísimo creerte". Por varias razones:

Para empezar, no estamos de acuerdo en el concepto "uso de móvil". Si lo utilizo para leer, es más bien un libro. Si escucho música, se parece a un reproductor. Si cronometro algo o me despierto con él, está en modo reloj. ¿Y el bloc de notas? Pues que me habré olvidado en casa la agenda o la libreta y estoy apuntando ahí. ¿Eso es uso de móvil? Regulinchi.

Pero es que, además, asumiendo que es una modesta app y no una inteligencia artificial megaentrenada que pueda distinguir semejantes matices, no cuadra nada de nada de lo que me dice. Aplicación de audiolibros: 5 minutos, aunque me haya escuchado medio Quijote en una tarde. En fin, no sé yo... WhatsApp: hora y cuarto, a pesar de que en total haya escrito dos líneas y media y escuchado tres audios. No es que mi supervelocidad esté especialmente enfocada en la escritura, pero vaya, tampoco necesito medio día para cuatro palabras, ¿eh? Un poquito de por favor. Twitter dos horas... eso puede ser, lo compro. Pero vaya, me meto mucho más desde el ordenador que desde el teléfono, por lo que no es una cantidad representativa. Que me dan ganas de sacarle la lengua a la app, hacerle un pedorreta y decir: "Dos horas, las primeras, hija mía, pregúntale a mi portátil".

En fin, app medidora de uso, buen intento, pero no sé yo....

miércoles, 5 de octubre de 2022

Magia (Cuenta atrás: 7)

Lo de los superpoderes es una negociado distinto, así que todos mis conocimientos sobre magia vienen de fuentes tan fiables como los cuentos de hadas, Embrujadas y Crónicas Vampíricas. Así las cosas, tengo claro que hay que patearles el culo a los demonios y que para que un hechizo tenga mucha potencia necesita vincularse con un evento natural poderoso al estilo de la luna llena. Y poco más os podría contar.

Aún así, de una manera desdibujada y difusa, sí que creo un poco en la magia. Tampoco brujería nivel pro, ¿eh? Más bien en plan la pluma de Dumbo. Es decir, un objeto, un evento, una fecha que te hace sentir más capaz, que te permite creer que todo va a salir bien.

A mí eso me pasa con los periodos nuevos. Estrenar año, curso, estación me ayuda a pensar que es una página en blanco en la que cualquier cosa es posible, que ese milagro que persigues desde ni se sabe y que nunca se hace realidad, ahora sí, podría ocurrir. Supongo que por eso la agenda que llevaba este lema en la portada me llamaba a gritos desde la estantería del supermercado


Y es que este septiembre he empezado una nueva era. La era post Jamacuco Supremo fue bastante contundente, porque el chungo me empujó a tomar decisiones tochas a las que no sé si me habría atrevido en otras circunstancia. Y eso estuvo bien. Pero la post Apaño (crucemos los dedos) del Jamacuco Supremo puede estar todavía mejor. Desde luego, me coge más preparada. He leído más y mejor. He meditado lo que he podido. Soy más consciente.

Con un poquiiiiiiito de suerte, con el empujoncito de la magia de los nuevos comienzos, pueden empezar a pasar cosas chulas. Ojalá.

¡Here we go again!

domingo, 2 de octubre de 2022

Concursando (cuenta atrás 8)

Últimamente mi vida parece un concurso de televisión. Bueno, en realidad una mezcla de varios de estos formatos. Hay veces que la cosa se pone tan surrealista que de verdad pienso que los telespectadores en casa se tienen que estar partiendo la caja.

Toooodas las calles de los alrededores de mi curro actual están en obras, lo que me convierte en una participante de Humor Amarillo para conseguir llegar a trabajar cada día. Hay tantísimas vallas, socavones y obstáculos en general que te dan ganas de disfrazarte y gritar a la cámara antes de empezar el recorrido, como hacían en el mítico programa. Después de desesperarte yendo y viniendo por vías aleatoriamente cortadas, llegas a las conclusión de que te han metido en alguna especie de laberinto y que cuando menos te lo esperes te saldrá algún bicho peligroso tipo minotauro. Si tiene suerte y consigues encontrar una salida antes de ser devorado, te toca atravesar el desierto del Sahara. Todas las calles tienen el pavimento levantado y hay tierra en lugar de asfalto, así que allí puedes elegir tu propia aventura: o hace viento y eres castigado con latigazos de polvo en suspensión o ha llovido y necesitas escapar como puedas de las arenas movedizas que se forman a cada paso. No hay aceras, por lo que han puesto una rampa para salvar el desnivel de la entrada de mi trabajo. Y allí, sí que sí, miras a todos lados para ver por dónde te va a venir la bola gigante que te golpee y te tire al agua. Todos los concursantes que llegaban al final del circuito caían con la bola. No tienes escapatoria.

Si por algún milagro de la vida, logras cruzar sano y salvo, entras a mi curro y a la Isla de las Tentaciones. Desde luego, no hay una concentración tan alta de Cuerpos Danone por metro cuadrado como allí, pero de arena estamos a la par. Aquello parece la playa de toda la tierra que nos llega desde las obras. Que nos falta una tumbona, una piña colada y encender un fuego para poder montar nuestra propia hoguera de la confrontación. De hecho, todos vivimos con el miedo de que se forme alguna movida laboral, te encuentres con Sandra Barneda diciendo: "hay imágenes para ti" y te vea toda España liándola parda.

Pero sin duda el más emocionante de los concursos vitales en los que me veo últimamente metida aún no se ha emitido en televisión y es una pena, porque yo lo considero un filón. Lo titularía Atrápame ese tren y consistiría exactamente en eso, en lograr adivinar cuando va a pasar el cercanías que necesitas, lo que es, desde luego, un arcano indescifrable. ¿Sabéis los horarios que hay en las estaciones y se pueden consultar en internet? Pues yo creo que los hizo algún friky del Excell para entretenerse, porque desde luego una lista exacta de las horas a las que  circulan lo trenes no son. Ni se acercan, vaya. Los  cercanías son unos vagones con fuerte personalidad que se mueven cuando y por donde les sale del mismísimo unicornio. Les va a ordenar a ellos nadie, vamos, hombre, sólo faltaría...

Así pues tú esperas en el andén como quien ve por a tele el sorteo del Gordo de Navidad, sin perder la esperanza de que tu número sea el agraciado y puedas cogerlo y llegar a tiempo a trabajar. Sólo por entretenerte y no por el utópico deseo de entender algo, empiezas a elaborar teorías para predecir el avistamiento de convoyes: si este que es el F13 está pasando 17 minutos tarde, entonces el siguiente llegará con unos 20 minutos de retraso. Pero ay, amiga, nunca puedes fiarte, porque puede que el próximo haya salido madrugador (como el Gordo de la lotería), pase 3 minutos antes de su hora y te deje en tierra sin un remordimiento ni medio. ¿Sabes esa creencia popular de que un tren puede retrasarse pero nunca iniciará su recorrido antes de lo fijado? Pues otra mentira que nos colaron en la infancia, como lo del Ratoncito Pérez.

Y todo ello hablando de estar en el andén, donde aún eres libre para decidir esperar, tomar otro tipo de transporte, llamar a un taxi o pegarte un tiro en la sien de pura desesperación. Sin embargo, los cercanías son trenes de personalidad tan fuerte que si están a gusto contigo, pueden optar por encerrarte durante el trayecto para poder disfrutar más tiempo de tu compañía. ¿Cómo? Deteniéndose dos millones de horas en cada una de las estaciones perdidas en la nada absoluta que hay entre tu origen y tu destino. Saben que no te bajarás, porque ¿qué ibas a hacer tú en medio de la nada? Así que te resignas a tardar el doble o el triple de lo habitual y todos contentos. Ellos más que tú, todo sea dicho, pero, ¿has venido a las instalaciones de Renfe a ser feliz o a viajar? Ah, pues eso

En verdad en verdad os digo: semejante despliegue de medios, caos supremo y mala leche me parecería un despilfarro tremendo si no se monetizara de algún modo. No sé, qué te diga yo: apuestas a ver quién consigue hacerte llegar más tarde al curro, tarjetas-regalo con cupos de sufrimiento y frustración que pueden infligirte...  Las posibilidades están ahí, sólo es cosa de echarle una pensada. A mí, desde luego, ya me parece oír al otro lado de la pantalla las risas del público descojonándose de mi desesperación a cada nueva putada que me hacen. Y a lo mejor no son unas risas tan imaginarias como pudiera parecer...