(Vuelve mi partyline neuronal, más caótico que nunca. A ver si consigo hacerlo medianamente inteligible: Lo naranja lo dice ÉL, lo verde lo digo yo en voz alta y lo azul y lo rojo son las dos Speedys que hay dentro de mi cabeza discutiendo a todas horas y haciéndome la vida imposible, en general. Vamos allá.)
Acodada en la barra y esperando a que el camarero se digne a atenderme, noto un quemazón en la nuca, como si me estuvieran acercando una cerilla al cuello. Miro hacia atrás y le veo mirándome con esa intensidad tan suya.
Realmente tendría que comprarse las gafas de Cíclope de los XMen.
Amen, hermana. Bueno, lo que habíamos hablado, mantenle la mirada. No, ¿qué haces? ¡No vuelvas la cabeza y hagas como si no le hubieras visto! ¡Habíamos quedado en que la próxima vez le ibas a mantener la mirada!
Como si fuera tan fácil...
Vale, pues dile algo, no como siempre que esperas a que se acerque él, porque como no se acerque, tú y yo hoy vamos a tener más que palabras, te lo aviso...
¿Y qué le digo?
Pues no sé, chica, pero a ver si es posible que esta vez no parezcas borde ni oligolérdica, si no es mucho pedir, vamos.
Ya, vale, pues algo neutro, tipo, ¿qué te cuentas, A?
Y el Oscar a la originalidad de la noche goes to... ¡Speedy!
Pues no sé... Joer, ya no está, ¿dónde se ha metido?
Ya, bueno, es que las he visto más rápidas hija mía...
Alguien me toca en el hombro derecho. Vuelvo la cabeza hacia ese lado. No hay nadie. Oigo desde mi lado izquierdo:
-Siempre caes.
Sí, hija, siempre caes.
-Siempre caigo.
-¿Qué te cuentas, Speedy?
¿Ves? Tampoco era tan mala mi idea de inicio de conversación...
No sé de qué me sorprendo, sois tal para cual. Responde bien, anda.
-Pues aquí, decidiendo si usar mi superpoder de invisibilidad para el bien o para dominar el mundo, porque parece que, por lo menos para el camarero, soy invisible. No hay manera de que me ponga las copas, oye.
-Es que tienes demasiada cara de buena persona, no le impones.
-Estooo.. gracias... Creo.
-Sí, sí, pretendía decir algo bueno.
-Pues un consejo para el futuro, si hace falta preguntar si es un piropo, no es un piropo high level.
-Recibido, corto y cambio.
Sé que crees que te estás haciendo la dura y que resultas encantadoramente incisiva, pero a este paso acabáis a bofetada limpia. Relaja tronca.
Pero si ha empezado él...
(Continuará)
jueves, 28 de junio de 2018
martes, 19 de junio de 2018
Mis musas: ¿quién sabe donde?
Iba a sacarme algo de la manga para explicar por qué me cuesta tanto escribir últimamente, pero vamos, el resumen rápido es que me paso la vida metida en twitter y que ando más bien cortita de inspiración. Y como lo de las musas ya hay mucha gente que lo ha contado (y cantado) mejor que yo, pues pa' qué voy a andarme con tontás, casi mejor que lo digan ellos, ¿no?
Como un día me dijo el poeta Halley,
Si las palabras se atraen, que se unan entre ellas
Y a brillar, que son dos sílabas.
Así que nada, RT máximo a eso de que mi musa está de baja maternal, a eso de que narro vocales y consonantes y encuentro sucios verbos que lloran después de ser abandonados por un
sujeto que un día fue su amo y de tan creído que era prescindió del predicado. Retuit también a esos adjetivos trastornados, adverbios muertos de frío y a otros tanto de la raza pronombre que sueñan en sus jaulas con ser la sombra de un niño. Y en resumen requete-retuit a esta preciosa canción que se resume en una gran verdad: mi leal traidora inspiración, de intermitente aparición.
Ale, corazones, a ser felices.
¡FELIZ MARTES!
Como un día me dijo el poeta Halley,
Si las palabras se atraen, que se unan entre ellas
Y a brillar, que son dos sílabas.
viernes, 8 de junio de 2018
Patinaje, ese sería el titular
El otro día estuve en Capilanda. Fue un viaje relámpago de algo más de 24 horas y hace siglos que no iba, así que decir que tuve una agenda apretada es quedarse asombrosamente corto. Estuve literalmente TODO el tiempo de la ceca a meca quedando con unos y con otros y haciendo las actividades más variadas, porque como ya tengo una edad y muchos de mis amigos ya han abierto sucursales, los planes ahora incluyen actividades infantiles, de adultos, al aire libre, en recintos cerrados y haciendo el pino, si me apuras. Os daré un dato para ilustrar mejor la situación: llegué a Capilandia por la mañana y a la hora de comer mi podómetro marcaba ya 20.000 pasos. Os hacéis una idea de como fue la cosa, ¿no?
En fin, a lo que voy, en todo ese ajetreo quedé con muchísima gente, algunos de los cuales no veía desde hacía años. Igual habíamos intercambiado felicitaciones y seguido nuestras respectivas vacaciones por el Caralibro, pero poco más. Total, que en los primeros 10 minutos de café y antes de entrar en materia, había que resumir toooodo eso que el otro se había perdido en dos o tres frases y como respuesta al primer "¿qué tal?" Lo que viene a ser un poco como el ejercicio periodístico de buscar el titular de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros más largo de la historia. Es decir, una tortura china.
La gente tira por lo fácil, ¿no? Lo más relevante. "Pues bien, me casé con Fulanita y ahora vivimos en el barrio tal". "Pues bien, estaba harto de ser superhéroe, hice unas oposiciones y ahora soy un cartero feliz sin el agobio continuo que tener que salvar al mundo permanentemente" "Pues bien, ahora cansado porque a mi segundo hijo le están saliendo los dientes y no nos deja dormir nada el pobre..." "Pues bien, lo pasé mal el año pasado con el divorcio pero parece que poco a poco voy viendo la luz, he conocido a una chica..."
Mientras quien sea está hablando (porque les dejo empezar a ellos, que es siempre lo más hábil) busco en mi cabeza algún cambio de mi vida con la suficiente relevancia y la mínima claridad para poder servir de frase introductoria-resumen. Podría hablarle de trabajo, pero si hace mucho que quien sea no me ve, se habrá perdido mis 2 millones de curros de los últimos años y va a entender poco o nada en una sola frase. Podría decirle que me acabo de comprar una casa, pero dado que mi casero podría ser el general en jefe de los Golfos Apandadores, estoy más cerca de cambiarme a otra superguarida que de comprarme ésta. Podría decirle que tengo dos hijos preciosos, pero va a pedir pruebas gráficas, voy a tener que enseñarle fotos de un catálogo de juguetes y va a cantar un montón. Podría relatarle como un maromazo estupendérrimo, tras algunas dificultades iniciales, me declara su amor todo el rato siempre, pero el evidente parecido de esto con una comedia romántica standard va a cantar aún más que el catálogo de juguetes de la línea de arriba. Podría contarle que ya tengo suficientes SpeedySobris pata hacer un equipo de futbito, pero a lo mejor le pasa un poco como al nuevo ministro de Cultura, que no le interesa mucho el deporte...
Así que por no contestarle a alguien que no veo desde la academia de Superhéroes (es decir, hace ya unos añitos), "yo igual, como siempre, sin novedad en el frente" prefiero tirar por lo fácil y responderle con mi última ocurrencia: "Pues yo bien, en mi línea, sin parar, ahora me he apuntado a un curso de patinaje. Ese sería el titular".
Lo digo, nos reímos y seguimos hablando. Pero no os creáis que oírme a mi misma decir eso no me deja un pelín preocupada.
Un pelín.
En fin, a lo que voy, en todo ese ajetreo quedé con muchísima gente, algunos de los cuales no veía desde hacía años. Igual habíamos intercambiado felicitaciones y seguido nuestras respectivas vacaciones por el Caralibro, pero poco más. Total, que en los primeros 10 minutos de café y antes de entrar en materia, había que resumir toooodo eso que el otro se había perdido en dos o tres frases y como respuesta al primer "¿qué tal?" Lo que viene a ser un poco como el ejercicio periodístico de buscar el titular de la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros más largo de la historia. Es decir, una tortura china.
La gente tira por lo fácil, ¿no? Lo más relevante. "Pues bien, me casé con Fulanita y ahora vivimos en el barrio tal". "Pues bien, estaba harto de ser superhéroe, hice unas oposiciones y ahora soy un cartero feliz sin el agobio continuo que tener que salvar al mundo permanentemente" "Pues bien, ahora cansado porque a mi segundo hijo le están saliendo los dientes y no nos deja dormir nada el pobre..." "Pues bien, lo pasé mal el año pasado con el divorcio pero parece que poco a poco voy viendo la luz, he conocido a una chica..."
Mientras quien sea está hablando (porque les dejo empezar a ellos, que es siempre lo más hábil) busco en mi cabeza algún cambio de mi vida con la suficiente relevancia y la mínima claridad para poder servir de frase introductoria-resumen. Podría hablarle de trabajo, pero si hace mucho que quien sea no me ve, se habrá perdido mis 2 millones de curros de los últimos años y va a entender poco o nada en una sola frase. Podría decirle que me acabo de comprar una casa, pero dado que mi casero podría ser el general en jefe de los Golfos Apandadores, estoy más cerca de cambiarme a otra superguarida que de comprarme ésta. Podría decirle que tengo dos hijos preciosos, pero va a pedir pruebas gráficas, voy a tener que enseñarle fotos de un catálogo de juguetes y va a cantar un montón. Podría relatarle como un maromazo estupendérrimo, tras algunas dificultades iniciales, me declara su amor todo el rato siempre, pero el evidente parecido de esto con una comedia romántica standard va a cantar aún más que el catálogo de juguetes de la línea de arriba. Podría contarle que ya tengo suficientes SpeedySobris pata hacer un equipo de futbito, pero a lo mejor le pasa un poco como al nuevo ministro de Cultura, que no le interesa mucho el deporte...
Así que por no contestarle a alguien que no veo desde la academia de Superhéroes (es decir, hace ya unos añitos), "yo igual, como siempre, sin novedad en el frente" prefiero tirar por lo fácil y responderle con mi última ocurrencia: "Pues yo bien, en mi línea, sin parar, ahora me he apuntado a un curso de patinaje. Ese sería el titular".
Lo digo, nos reímos y seguimos hablando. Pero no os creáis que oírme a mi misma decir eso no me deja un pelín preocupada.
Un pelín.
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