miércoles, 29 de marzo de 2023

Menuda panda

 

Al loro con esta panda, que no sé qué me flipa más. 

Primero, la reunión. ¿Cuándo se han juntado todos estos cracks en el mismo espacio tiempo? En ninguna peli salen todos, ¿no? Y no parecen unos premios ni nada así,tiene pinta de decorado. O de finde en casa rural con los amigotes. ¿Os imagináis la conversación?

-¿Quién se encargaba de las patatas? ¿Habéis comprado las de sabor huevo frito que son las mejores?

-No, que estoy a dieta para mi próximo personaje en Misión Imposible. Estos días todo light.

Segundo, la fecha. Dicen que la foto tiene 20 años. ¿Lo qué? ¿Y qué han hecho algunos, congelar el tiempo? Porque los mayores están igual ahora que hace dos décadas. Los medianos parecidos. Y a Brad le da lo mismo, porque va a mejor, el cabrito de él. Menuda lotería genética la de este pavo. Es más, os diré, por si os sorprende tanto como a mi, que él y Tom se llevan sólo un año. ¿Cómo os quedáis?

Tercero, el infiltrado. ¿Qué pinta Edward Norton ahí?¿En esa época se le conocía más? ¿O era el primo segundo del dueño de la casa rural donde pasaban las vacaciones y no quedaba otra que dejarle salir en la foto?

Menuda panda, colegas.

domingo, 26 de marzo de 2023

Plot twist delfinero

Por motivos cero interesantes estos días me estoy viendo en la obligación de resumir mi vida (a grandes rasgos, porque entrando en el detalle nos eternizaríamos ya tu sabhe). Y conforme voy contando cosas no paro de pensar: y esto pa'qué, menudo sufrimiento infinito me costó lo otro y total después no sirvió para nada, como no pude darme cuenta de lo de más allá si estaba claro cristalino. De hecho, el pensamiento general más repetido es: ¿pero en ese momento había alguien a los mandos? Y si lo había, ¿estaba sobrio?

No me sorprende que los demás no entiendan mi vida, porque lo cierto es que vista en conjunto no la termino de entender ni yo. En el momento, en medio del bullullu, con la escasa y sesgada información de la que disponía, puede que mis decisiones tuvieran sentido. O al menos fueran comprensibles, consecuentes. Pero abriendo el plano y mirando los resultados a la vez, sólo se distingue un torbellino de caos que provoca una reacción unánime: el emoticono de la muñequita de whatsapp que encoge los hombros y sube las manos en señal de no saber o no entender nada.

El problema, además, es que en muchos casos no tengo la sensación de haber decidido yo, sino que han decidido por mi: las circunstancias, las coincidencias, la salud. Si escoges la única alternativa que te parece viable, ¿estás eligiendo o estás aceptando? 

Aún así, me gusta pensar que soy como los delfines, que hicieron un plot twist que después no les convencía, recogieron cable en el tiempo de descuento y apechugando con las consecuencias se convirtieron en lo que son ahora: el animal preferido de (casi)toda persona de bien y la estrella de oceanográficos y acuarios.

Si un delfín contara su evolución a lo largo de la historia, puede que también le respondieran con el emoticono de la muñequita que encoge los hombros. En el vídeo de abajo las pruebas.

¡¡BUENA SEMANA!!



  

domingo, 19 de marzo de 2023

Blanca y los padecimientos de la gente guapa

Me acordé escuchando el discurso de Blanca Portillo del otro día, pero vaya, que esto lo he pensado muchas veces. Ella se refería a que los actrices no tendrían que estar supeditadas a su físico, que tendrían que poder dedicarse a ese oficio sin ser una top model. Tiene razón y se podría decir de muchísimos otros ámbitos: no tendrías que necesitar estar buenísima para presentar un telediario, porque no hace ninguna falta. No tendrías que necesitar ser un bellezón para poner copas en un bar de moda. Y así hasta el infinito

Pero más allá del fondo de las palabras de Blanca, quería comentar un punto concreto de lo que dijo. Ella se comparaba (pero al revés) con Brad Pitt, el cual ha tenido que luchar contra los prejuicios de ser sólo una cara bonita para que le dieran papeles interesantes. Y a eso voy, a comentar los "padecimientos" de la gente guapa. Que los tendrán, claro, porque a cada uno nos importa lo nuestro y todos soportamos unos niveles de sufrimiento parecidos, los que lloran en una limusina y los que no tienen donde caerse muertos. Pero mi pregunta es: ¿de verdad de verdad de verdad los macizos/as no se dan cuenta de que compiten en el videojuego de la vida en modo fácil? ¿De verdad de verdad de verdad no son conscientes de que, aunque tengan sus problemas como todo hijo de vecino, su físico les consigue sin esfuerzo muchas cosas que al resto de los mortales les cuestan sangre, sudor y lágrimas?

¿En serio no ven que juegan con ventaja? ¿Vosotros os lo creéis? 

Yo regulinchi.

martes, 14 de marzo de 2023

Evelyn y sus siete maridos

Bueno, pues aquí estoy, viniendo de nuevo a hablar de un libro con mis ya clásicos años de retraso. Porque para qué leer las cosas cuando las lee todo el mundo y poder comentar a su tiempo, ¿eh? Hasta ahí podíamos llegar.

Total, que por fin he leído Los siete maridos de Evelyn Hugo. Y muy bien, me ha gustado. ¿Tanto como a la gente? Pues no sé, pero sí, está chulo. Ágil, adictivo, glamuroso. Escrito guay, algunos recursos narrativos me han molado bastante. El plot twist del final sorprendente, no me lo vi venir y estaba avisada ya de que había un plot twist gordo.Como a mi el mundo de las estrellas de cine me pirra, le doy un 10 en temática y ambientación. Así que en general, estupendo. Creo que me habría impactado más si no hubiera llegado a él con las expectativas tan altas, pero vaya, quejas cero.

Por destacar algo distinto a lo que he visto en las reseñas, me ha gustado mucho la habilidad de la autora para hacer una prota contundente, IMPLACABLE y a la vez rasgada por los matices. La mayor parte del libro parece no sé si mala, pero sí fría, sin escrúpulos o al menos salvajemente egoísta y luego resulta que no es así sólo por ella. Que a veces se hacen cosas moralmente cuestionables por las razones correctas. Para mi, de hecho, esa es la idea central de la novela: nadie es completamente bueno o malo.

De Evelyn me ha llamado la atención su pragmatismo, su seguridad para conseguir lo que quiere, no sólo el qué, sino el cómo. Que vea tan claros los pasos que debe seguir para lograr sus objetivos y que sus planes siempre salgan bien. Sus errores, los que más lamenta, son de juicio, tienen que ver con sus decisiones, no están relacionados con como terminan o la consecuencias de sus acciones.

He apuntado muchas citas. Aquí van algunas:

-No hay víctimas ni vencedores. Todos estamos en algún punto entre esos extremos. La gente que se proyecta como una cosa o la otra no solo se engaña a sí misma, sino que además es dolorosamente poco original. 

-Estar orgullosa de tu belleza es contraproducente. Porque te permites creer que lo único destacable de ti es algo que no dura mucho

-Debes transgredir los límites de la gente y no sentirte mal por ello. Nadie va a darte nada si no lo pides

-Hazte un favor y aprende a tomar la vida por las pelotas, querida. No te esfuerces tanto en hacer lo correcto cuando resulta tan dolorosamente obvio cuál es la decisión inteligente.

-Cuando te dan una oportunidad de cambiar tu vida, debes estar dispuesta a hacer lo que sea con tal de lograrlo. El mundo no te da cosas: tú debes tomarla
 

-El mundo respeta a las personas que se creen capaces de gobernarlo.

-Si quiero que las cosas cambien, tengo que cambiar mi modo de hacer las cosas.


-La culpa es un sentimiento con el que nunca me he llevado bien. Me sucede que, cuando llega, trae consigo un ejército. Cuando me siento culpable por una cosa, empiezo a ver todas las otras cosas por las que debería sentir culpa."

jueves, 9 de marzo de 2023

Castigo kármicos para malas lectoras

A ver, por favor, esto que no salga de aquí que no quiero ir a la cárcel, pero yo soy una lectora horrible. ODIOSA. De las que los escritores detestan con la fuerza de mil soles. Y lo más triste es que llevan toda la razón, no tengo disculpa ninguna. Pero es que no puedo evitarlo. No puedo.

¿Que qué hago? TODO lo que no se debería hacer al leer. Cuando la cosa me interesa mucho, leo a lo loco, lo más deprisa que puedo, casi en diagonal para enterarme cuanto antes de como acaba. Traducción: me pierdo la mitad. Maaaal.

Todavía peor: cuando me interesa tanto tanto tanto y estoy tan metida en la historia que los personajes me importan como si fueran de mi familia, voy al final a asegurarme de que todo acaba bien. A mi, al contrario que la mayoría de la peña, los spoilers no sólo no me fastidian, sino que me dan tranquilidad. Para qué voy a leer sufriendo pudiendo leer tranquila y feliz. Que si lo que le preocupa al autor es que voy a perder el interés y voy a abandonar, que duerma tranquilo, que eso no me pasa. De nuevo, al contrario que la peña, me encanta regresar sobre mis pasos para fijarme como he llegado a mi destino. No sé, me da serenidad entender como funcionan las cosas. Un poco lo mismo que cuando de pequeños abríamos relojes para verles el mecanismo de dentro, pero con palabras.

Y el colmo de los colmos, y esto si que es de denuncia a la Guardia Civil, lo sé. Como haya una relación o algún problema en la trama que por lo que sea me toca más, voy buscando lo relativo a eso para leerlo primero. Y again, que no cunda el pánico, que una vez que me he enterado de la chicha vuelvo a buscar lo demás. Porque nunca es independiente, claro. Las decisiones, las reacciones de los protas están unidas al resto de lo que les ocurre. Y cuando las ves por separado no entiendes un mierdo. Luego, con el contexto, piensas. "Ahhhh, coño". Es la misma sensación que cuando Jessica Fletcher resolvía el caso y ponían imágenes del crimen con detalles en los que antes no habías reparado. Era mi parte favorita del episodio, ¿la vuestra no?

Soy la peor lectora del mundo. Lo tengo claro y lo siento en el alma. Pero no os preocupéis, que el karma es sabio y me ha puesto mi castigo siendo el mismo tipo de escritora. ¿Qué hago ahora con mis propias historias? Liarla parda otra vez. También me pasa que tengo personajes preferidos, que me caen mejor y tramas que me inspiran más.Y entonces sólo quiero escribir de eso. Me cuesta menos esfuerzo, fluyo, así que cuando estoy atascada con lo demás (algo muy, pero que MUY frecuente) me pongo con mis prefes. Y el drama no es sólo que ellos hayan llegado ya al final de la novela y el resto esté en el capítulo tres. El drama no es que esté todo desordenado, sea un lío de la leche y ni yo misma sepa lo que ha ocurrido ya y lo que no en el argumento. EL DRAMA es que hay millones de escenas que mucho me temo que después no servirán. Como ha quedado claro hace un párrafo, las reacciones, los sentimientos de los personajes están condicionados por el resto de su vida. Y conforme voy escribiendo lo demás hay detalles que se van modificando y que hacen imposibles determinadas conversaciones, determinadas emociones.Y me toca borrar y borrar y borrar y borrar y borrar.

Y veo a mis autores favoritos pensando: ¡Toma,castigo del karma! Para que aprendas a leer como es debido. ¡HOMBRE YA!

lunes, 6 de marzo de 2023

Aclaraciones luneras

Pues a ver, tengo varias cosas que deciros: 

-Tenía que haber actualizado ayer, pero después de pegarme todo el sábado totalmente atascada intentando escribir otra movida que no se dejaba sacar de mi cerebro ni a tiros, demasiado que hoy sigo con vosotros. Porque os aseguro que tuve varias veces la tentación de tirarme por la ventana y acabar con mi sufrimiento. ¡Virgen Santa que suplicio es querer escribir y no poder! Bueno, qué os voy a contar que no sepáis, claro.

-Al hilo del atasco monumental pensé que una de las razones por las que nos atascamos es porque no sabemos si vamos a lograr hacernos entender. Porque la comunicación es una pifia, ya lo decíamos en los albores de este blog y por esto que decían sabiamente en Twitter el otro día.


 
-Y otro tema es que el 99% de la gente de mi entorno hoy tiene puente y yo aquí estoy, levantando España (muy probablemente por el lado que no es, además). Y verme al más puro estilo  Eduardo Noriega en "Abre los ojos" caminando a las ocho de la mañana por una calle principal de SpeedyTown desierta ha sido mucho cartucho para empezar el lunes. Así que, de nuevo, demasiado que sigo con vosotros y no me he cortado las venas.

Dicho lo cual, sólo me queda mandaros todo el ánimo que pueda para resistir esa semana. Por aquí se hará lo que se pueda, aunque no prometo nada.

jueves, 2 de marzo de 2023

TrenAventuras a media luz

En verdad en verdad os digo que las cotas de surrealismo, peligrosidad y emoción a las que están llegando mis TrenAventuras es flipante. En momentos como este es cuando me planteo en serio si no estoy dentro de un programa de televisión al más puro estilo El Show de Truman. Porque otra explicación no le veo.

Tiene que ser que a los guionistas de mi vida  les están presionando con las últimas cifras de audiencia. Que hemos bajado, les dicen. Que el suspense generado por el misterio de cuando pasarán los trenes que llegan cuando les sale del unicornio, la tortura psicológica de llegar siempre tarde a currar por culpa de Renfe y la tensión dramática de las ideaciones suicidas a causa de este puteo continuo ya no enganchan a los espectadores. Que hay que aumentar la acción, la intriga y los giros argumentales. ¿Y qué se les ha ocurrido a lumbreras de mis guionistas, próximos candidatos al Nobel? Apagar las luces de la estación. Claro que sí. 

Me los imagino en la reunión de la mañana todos ufanos por el cacho de ideaza que acaban de tener. Que ofrece un mundo de posibilidades, piensan:

-Primero se plantean virar sutilmente de género y meter alguna trama de terror. De la oscuridad puede salir de todo: asesinos en serie, Freddy Krueger, el monstruo de las galletas... El límite es el cielo, se congratulan frotándose las manos.

-Después deciden añadir alternativas, por si el miedo no funcionara como desean. Entonces se les enciende una bombilla (la misma que han apagado en las estaciones, supongo) y exclaman: ¡Eureka, el amor nos salvará! Los líos parejiles animan cualquier argumento y como motu propio los pasajeros no parecemos dispuestos a emparejarnos entre nosotros, deciden darnos un empujoncito siguiendo técnicas made in Gran Hermano. Para empezar luz tenue, algo sutil. Más tarde oscuridad total sin medias tintas. Y si eso tampoco da resultados igual empiezan a pasarnos chupitos de tequila para que cojamos el puntillo y nos animemos como en una noche de juerga. Yo a estas alturas no descarto nada.

O quizá es más simple que todo eso y lo que pasa es que los guionistas de mi vida son muy buenas personas y como nos ven sufrir tanto con el errático comportamiento de los puñeteros trenes, han decidido declarar la hora de recreo del cole y ponernos a jugar a las tinieblas, como cuando éramos pequeños. Un juego que según la edad servía para las dos cosas: para pasar miedo y dar sustos o para liarse con el maromazo de turno sin consecuencia alguna.

Dado que el equipo de guion de mi vida parece formado por mentes preclaras venidas directamente de los años 80, lo apuesto todo a la tercera opción.

Seguiremos informando.