viernes, 30 de julio de 2021

Lo contrario a Nino Bravo

No sé si voy a conseguir que esto se entienda, pero allá vamos.

Mis años universitarios fueron la caña. Me divertí un montón pero como soy una empollona y una doña dramas también pasé agobios estudiantiles que con la perspectiva del tiempo ahora considero menores y totalmente innecesarios. Y también recuerdo algunas obligaciones absurdas autoimpuestas que nunca debieron existir.

Quiero decir... para mis compañeros las opciones eran estudiar para el examen de una asignatura o no. Y si no pegaban ni chapa y llegaban al día de la prueba sin tener ni idea, las opciones eran presentarse o no. Por razones que desconozco, para mi esta última opción no existía. Yo TENÍA que presentarme. No porque lo llevara bien preparado. No porque no me rindiera. No porque creyera que un milagro en forma de aprobado siempre puede ocurrir aunque sea altamente improbable. No porque perdiera ninguna beca. No porque me obligara alguien tipo, no sé, los SpeedyPadres. Ni siquiera porque me obligara yo misma en un descomunal alarde de autodisciplina. No. Porque NO era una opción. Ni siquiera me lo planteaba. Que los demás tomaran esa decisión me parecía lo más normal del mundo pero, simplemente, en mi caso NO cabía esa posibilidad.

Lo recuerdo ahora y me parece absurdo y lo peor es que me preocupa porque sigo haciendo lo mismo en facetas mucho más importantes que unos tontos exámenes universitarios. Veo gente eligiendo opciones vitales que, por razones que desconozco, no creo posibles para mi. No por una cuestión de dinero. No por una cuestión de salud. No por una cuestión de obligaciones familiares, laborales o ineludibles por cualquier causa. Es como si no fuera dueña de mi propia vida. Como sintiera que estoy aquí alquilada y sujeta a exigencias contractuales de algún tipo. Es como si no tuviera derecho a hacer con mi vida lo que me diera la gana. Es como si no me sintiera libre.

Y no tengo ni idea de por qué...

domingo, 25 de julio de 2021

Todo arde si le aplicas la chispa adecuada

No sé donde encontré esto tan chulo el otro día. En Twitter, supongo. La cuestión es que el fuego está lleno de verdades


En Carol decían esto de arriba y en un sentido totalmente distinto también lo cantaba Héroes del Silencio hace milenios. 



Todo arde si le aplicas la chispa adecuada.

miércoles, 21 de julio de 2021

Vacaciones en 3, 2, 1...

No pretendo herir susceptibilidades ni provocar envidias innecesarias, así que sólo os informo: en dos días me voy de vacaciones. 48 horas. 2880 minutos. Menos de 173.000 segundos, Pero, ¿quién los cuenta?

Estoy de este año hasta la pepitilla. Pensaba que lo llevaría mejor que 2020 pero está siendo también duro a su manera. Hay menos miedo, menos muertos, menos tragedia (por suerte), pero nos pilla ya con las defensas bajas, al límite de nuestra resistencia. Y esto de que nos muevan continuamente la línea de meta desmoraliza al más pintado. Porque, en teoría, este infierno se acababa ya. Hace un mes los casos estaban en mínimos y se suponía que gracias a las vacunas no iban a volver a subir a lo bestia. Era mucho suponer, claro. Nos hemos despistado un milisegundo y la variante Delta nos la está liando. Y mucho me temo que nos queda bastante por ver aún. No lo quiero ni pensar.

Por supuesto, mis vacaciones coinciden con un nuevo pico de incidencia, porque esa es una tradición que, por lo visto, ha llegado para quedarse. La que no se queda (a no ser que me confinen, cruzo los dedos para que no) soy yo. Ya se me fastidiaron todos mis días libres el año pasado. Voy a llenar mi maleta de prudencia y serenidad y voy a cambiar de aires un poquito porque si no al final terminaré estallando. Y será peor para todos, que una superheroína desequilibrada y con sus poderes extraordinarios intactos puede tener más peligro que el maldito bicho enrabietado.

Así que, colegas, hasta más ver. Y por la sombra, bombones.



domingo, 18 de julio de 2021

Compilando

Tenía una profe en la universidad que decía que hay trabajos de creación y trabajos de compilación, y con ello defendía que lo que hacíamos en su clase de coger en la biblioteca (era el Pleistoceno superior, casi nadie teníamos acceso a internet en casa y ni remotamente en el teléfono) libros sobre el tema que fuera y resumir (fusilar) lo mejor de cada uno en nuestros proyectos de 12 páginas estaba bien y tenía valor porque estábamos "COMPILANDO".

Bueno, pues siguiendo este sabio consejo hoy toca entrada de compilación, más que nada porque yo uso este blog en plan "puerta de mi nevera" o "corcho de mi habitación" para tener a mano las cosas que voy encontrando por ahí que me gustan. Aquí os las dejo.

¡¡BUENA SEMANA Y POR LA SOMBRA, BOMBONES!!


"Todo el mundo lo sabe: cuando te rompen el corazón en mil pedazos y te agachas a recogerlos, solo hay novecientos noventa y nueve trozos".

(Aquí dentro siempre llueve, CHRIS PUEYO)







("El café de los corazones rotos”, Penélope Stokes)


miércoles, 14 de julio de 2021

¿Bloqueos? surfistas

En su día me costó sangre, sudor y lágrimas sacarme el carnet. Aprobé el práctico a la segunda después de cinco millones de clases en las que lo pasaba de puta angustia, porque me sentía una inútil al volante. Seguramente no era para tanto, claro, pero la serenidad no es mi punto fuerte, me imaginaba un siniestro en cada curva y hacía unos nervios de flipar. En cuanto tuve el permiso me alejé todo lo posible del coche para evitar esas malas sensaciones y en unos meses, como era de esperar, se me olvidó conducir. Ni os cuento las megabroncas que tuve con los pobres SpeedyPadres cuando intentaron enseñarme de nuevo en polígonos industriales desiertos, siendo yo la peor alumna de autoescuela de la historia y ellos los profes con menos paciencia del universo. Parecía que jamás conseguiría dominar el volante. Y después me salió un truño de curro en la montaña más alta en la que no quedaba otra que ir en coche cada 10 minutos y, ¡OH, SORPRESA!, conduje de nuevo. MILAGRO. ¿Por qué? Porque no me quedaba otra. A la fuerza ahorcan.

Pienso mucho en esto ahora que varios amigos, al contarles algunas facetas perennemente paralizadas de mi vida, me recomiendan ir a terapia. "Algún bloqueo tendrás ahí", me dicen. Y bueno, no sé si tienen razón pero yo analizo esas situaciones en el pasado y no veo que mi comportamiento fuera determinante en como discurrieron los acontecimientos. Creo que las olas de la vida se generaron de una determinada manera y yo las surfeé como pude. Igual no demasiado hábilmente, eso os lo puedo reconocer, pero en todo caso, el oleaje, la marea, no la decidí yo, me vino de serie.

Siguiendo con la cutre metáfora surfista, lo que mis amigos quieren decir con lo del bloqueo es que quizá yo no cogí determinadas olas por miedo a caerme de la tabla antes de acabar, por ejemplo. O que fuera una onda tan grande que me engullera y me ahogara. Pero yo miro mi pasado y lo que veo, sobre todo, es un mar penosamente calmado, sin apenas rizos y los minúsculos que había, simplemente, no eran para mi.

Si hubiera venido una ola grande, de las potentes, una a la que se le intuyera recorrido hasta la playa, POR SUPUESTO que me habría subido a la tabla. Y a lo mejor estaría cagada de miedo por si me caía, o me hacía daño o tragaba agua, pero lo habría hecho porque cuando viene con la energía suficiente no tienes opción a elegir, o te subes o te subes, como en el coche del párrafo de arriba. A la fuerza ahorcan.

domingo, 11 de julio de 2021

En guerra

-"Y pensó sobre ganar. Sobre cómo estaba dejando que esto ganara, lo que sea que fuera, la locura dentro de ella. Cath, cero. Locura, un millón."

(Fangirl, Rainbow Rowell)

Como decíamos ayer... 

LITERALMENTE ayer, porque ayer tuve que publicar el truño ese de emergencia en pro del mantenimiento de hábitos. Lo que pasa es que en vez de meterme allí en harina preferí dejarlo para mejor ocasión que va a ser, por ejemplo, hoy.

¿Vosotros estáis siempre cansados? Yo a todas horas. Me siento agotada full time, con una rayita de batería perennemente. Como tengo que vivir y tirar pa'lante, luego me pongo y hago lo que tenga que hacer: cocinar, hacer deporte, salir de juerga hasta las mil (en tiempos prepandémicos, claro)...  Pero lo hago CANSADA. Y no hay razones para ello. Como razonablemente bien, salvo que se me cruce una serie o libro altamente adictivo duermo lo suficiente y en mi curro de ocho horas estoy casi siempre sentada. Entonces, ¿por qué leches me siento 24/7 al límite de mis fuerzas?

Por la guerra, supongo. 

La que hay siempre dentro de mí. La que Cath describe tan bien en la cita de arriba. 

Guerra con mi troll Porculero. 

Guerra con mi yo desastre. 

Guerra con mi voz mental que dice permanentemente que no estoy donde debería, ni con quien debería ni haciendo lo que debería.

Guerra con mi chiflada interior.

Guerra con los tsunamis de "esto tampoco funcionará", "lo que haces no es suficientemente bueno" y "qué necesidad de arriesgarse otra vez."

Veo a alguna gente tranquila, serena, cómoda en su piel, con su lugar en el mundo y pienso si ellos también estarán en guerra. Supongo que sí, claro, aquí cada uno tiene lo suyo. Entonces...

¿cómo hacen para que les de igual?





sábado, 10 de julio de 2021

Ni una excusa me voy a molestar en buscar

Iba a buscar una excusa, pero he pensado que no, que en este blog se va de frente y con la verdad por delante, así que al lío.

Como siempre, me propuse un montón de cosas a principio de año, entre ellas fijar varios hábitos. Estoy relativamente contenta porque nunca consigo cumplir NADA de estos objetivos bienintencionados y en este 2021 hasta ahora he logrado implementar casi al completo un par de ellos. Parece poca cosa pero entre dos y cero la diferencia es infinita, así que ni tan mal, oye.

Estas dos pequeñas-grandes victorias sobre mi yo desastre total son meditar un rato cada mañana al despertarme y actualizar este mi querido blog dos veces por semana. Diría que lo primero lo he hecho el 100% de las veces, entre semana, en finde, habiendo dormido 12 horas o tres, con ganas o a cara de perro, pero siem-pre. Y estos, colegas, para mi yo desastre total es un verdadero milagro.

Lo otro que había cumplido siempre hasta ahora era lo de mi rinconcito bloguero y esta semana un bloqueo absurdo en los dedos amenazaba con cortar la racha, así que como Ozores pensé "no hija noooo" y aquí estoy. Y mañana estaré aquí de nuevo salvo catástrofe inevitable. Porque tengo que conseguir llevar estas mierdas hasta final de año. Lo necesito. Necesito pensar que mi yo mejorada poco a poco, aunque sea milimétricamente, le va ganando terreno a mi yo desastre total. 

Esto es una guerra de yoes, voy perdiendo y como diría Ozores "no hija noooooooo"

domingo, 4 de julio de 2021

El mismo libro con distintos títulos

Es curioso como algunos autores han conseguido hacer de la escritura una carrera en la administración pública, para toda la vida. Escriben un libro que gusta y luego escriben el MISMO libro una y oootra y ooootra y ooootra vez hasta su jubilación. Como funcionarios del Estado, oye, un trabajo para siempre. Lo llaman sagas pero no lo son. Sagas son los mismos protagonistas enfrentándose a diferentes retos, creciendo y evolucionando. Distintos personajes viviendo la MISMA historia, idéntica, clavada, exacta, uuuna y oootra y ooootra vez no es una saga. No sé lo qué es, pero una saga no.

A veeer, que yo entiendo la idea. Como lector puede gustarte mucho una historia, que los protagonistas se queden apañados al final pero que tengas curiosidad por lo que les ocurrirá a los secundarios, que también te caen guay. Eso pasa. Y que para que una saga lo sea tiene que tener un hilo conductor, claro. Que hable de miembros de una pandilla, jugadores de un  mismo deporte, alumnos de un internado... algo que le de una unidad. Hasta ahí bien. Pero que sean atletas, por ejemplo, no significa que tengan que ser clónicos. Que sean todos guapérrimos de la muerte. Que sean todos unos juerguistas que nunca han querido tener novia hasta conocerla a "ella". Que sean todos listos. Que sean todos buenísimas personas con un pasado difícil. Que sean todos extrovertidos y populares a más no poder. Si son el mismo personaje con minúsculos matices distintos, sus reacciones van a ser iguales y la historia va a transcurrir, amén de terminar, igual. Y la primera que quiere finales felices soy yo, que bastante drama hay ya en la vida, ¿eh? Pero si a partir de la página 3 del segundo libro ya sabes TODO lo que va a ocurrir en los ocho siguientes y en qué orden, como que le quita emoción, ¿no?

Aunque bueno, a lo mejor nos pasa a todos un poco igual. A otro nivel, (porque no es lo mismo ni de coña) me acuerdo de la gracia que me hacía cuando estudiaba literatura en el cole y el capítulo que fuera hablaba de las "obsesiones" del autor de turno, de Machado, de Unamuno, del que tocara. Yo, que era una pipiola y no había leído nada, no entendía tanta repetición y ahora veo claro que es inevitable, en casi todos los géneros. Si escribes mucho pones mucho de ti en cada palabra y lo que piensas, lo que sientes, se cuela en cada letra. Y al final todos le damos vueltas a las mismas cuatro cosas desde el principio de los tiempos. Que se lo digan a los clásicos griegos...