sábado, 24 de agosto de 2024
¿Por?
jueves, 15 de agosto de 2024
Y yo pa'cuando
Tengo una pregunta, tengo que me invade
Me invade la curiosidad
¿Quién será la felicidad?
¿Cómo será, cómo será?
¿Cómo será la felicidad?
Seguro, o color azul oscuro
Seguro (seguro), seguro
Por la calle la vi pasar
Hace un par de días la vi por la calle
Por la calle la vi pasar
¿Dónde irá la felicidad?
¿Qué buscará? Y, ¿qué buscará?
¿Qué buscará la felicidad?
Lo juro, me guiñó un ojo, seguro
Lo juro (lo juro), lo juro
Que tú va' a ver, que tú va' a ver
Que tú va' a ver cómo vas a...
La rumba buena, te llaman
La rumba buena, te llaman
(¿Quién será la felicidad?)
(¿Quién será la felicidad?)
(La felicidad) porque a la rumba se llama
(La felicidad) rumba buena y guaguancó de banana
(La felicidad) de la noche a la mañana
(La felicidad) ¡rumbero'!
Oh, oh, la felicidad, ¡cántalo!
(Oh, oh, ¿quién será?) ¿Quién será?
(Oh, oh, la felicidad)
Oh, oh, la felicidad"
viernes, 9 de agosto de 2024
¿Cuánto es un año?
En mi día a día hay muchas cosas que no funcionan. No voy a turraros otra vez con esto porque si paráis por aquí ya sabéis que llevo 15 años igual y si sois nuevos tampoco creo que sea vuestra mayor ilusión comeros una chapa con los termómetros a 40 grados. Pero vaya, que sigo sin encontrar la manera de pasar de pantalla en el videojuego de la vida.
Que intente no dar la matraca con esto y pensarlo lo menos posible no quiere decir que no siga tratando de buscar la forma de cambiar esta tendencia. Por mucho que he revisado una y otra y otra vez mi trayectoria nunca he encontrado lo que estaba haciendo mal para quedarme paralizada cuando otros haciendo lo mismo o parecido se movían a velocidad de crucero. Y el otro día bicheando en Twitter me encontré esto de arriba y me quedé colgada, en plan ordenador.
Porque... no es así en mi vida. Quiero decir, sí a mi alrededor, claro. El mundo está loquísimo. La realidad supera siempre a la ficción y hoy tenemos una pandemia, mañana Putin nos monta una guerra, pasado un youtuber se cuela en el Parlamento Europeo, al otro Puigdemont se marca una visita a España al más puro estilo Anacleto agente secreto... Un no parar, ya lo sé. Para los demás. Porque en mi realidad las situaciones se eternizan sin que yo pueda hacer nada para evitarlo.
Me voy a explicar. Movimiento hay, en concreto el mío que no paro de intentar planes, de buscar soluciones, de pensar alternativas. Me muevo sin descanso, pero también sin resultados efectivos porque lo que trato de cambiar, a lo que dirijo tanta actividad, sigue inmutable. Meses. Años.
Un año es taaaaaaaaaanto tiempo.
Depende. Para mi no.
Por desgracia.
sábado, 3 de agosto de 2024
Viaje a mi pasado literario
(Hace mucho que no hablamos de Casona, ¿no? Hace mucho sí, ya toca.)
Después de mi aventura marinera pasé unos días en la playa con los SpeedyPadres, lo que suena mucho más relajado de lo que es en realidad. Ir a su casa de allí suele significar hacer todas las tareas que hará MI EQUIPO cuando yo sea millonaria y quiera instalarme en mi mansión de verano. En la realidad actual de mi yo pobre esto se traduce en un peaje de cortad el césped, podar, limpiar, hacer la camas y llenar la despensa antes de poder pegarte tu primer bañito en el mar. Y para más inri, como continúa la digievolución de Speedymum en los hermanos del programa de reformas de Divinity, han aparecido estupendas ocupaciones nuevas tipo vaciar el garaje y reordenar las estanterías altas. Tan divertido como suena, sí.
La parte positiva es que soy mucho más eficiente tirando trastos allá que en mi superguarida, donde me cuesta un mundo deshacerme de cualquier mierda. En hogar ajeno, sin vínculo afectivo ninguno, todo a tomar aire fresco a la voz de ya. Haaasta que llegamos a los libros, claro. Ahí mi escudo de hielo contra el apego a cosas innecesarias se resquebraja. Da igual que sean nuevos o viejos, comedias o dramas, grandes clásicos o pestiños totales, todos merecen mi compasión para salvarlos de la quema.
Total, que haciendo este higiénico periplo por mi pasado literario me reencontré con títulos significativos de muchas etapas de mi vida. Allí estaban los 12 tomos de Mafalda y sus compinches, que se vinieron conmigo a mi superguarida, como no. Desde las baldas altas me saludaron también obras de Lope de Vega, novelas históricas, culebrones victorianos y hasta libros de humor de Goma Espuma y Buenafuente. Y como no, el segundo tomo de los más destacado del teatro de Casona. El primero ya lo tenía a buen recaudo, era hora de "mangar" el segundo, sin duda.
Y ahí habéis tenido a la defensora de "la vida es muy corta para releer libros" releyendo textos de este autor ya leídos 10.000 veces en el pasado. Y disfrutándolo. Igual hago una continuación de esta entrada con frases destacadas, no lo descarto. Por ahora, que esto está quedando ya largo para días de 40 grados, sólo traigo aquí una que me ha resonado. Seguramente porque estos meses he andado corta de esperanza y optimismo. Ni siquiera voy a dar contexto ni una explicación, porque lo mejor es que lo leáis por vosotros mismos para que lo disfrutéis. Esto es de Los árboles mueren de pie.
-"Era una ramo de rosas rojas y un papel con una sola palabra: ¡Mañana! ¿Quién fue capaz de encentar entre tantas palabras inútiles la única que podía salvarme?"
(...)
-"Cuando despertó había debajo de su puerta una tarjeta azul diciendo: No pierda su fe en la vida. La esperamos."
Un poco de esa fe no me vendría a mi mal, no....