Bueno, pues aquí estoy, en plan Indiana Jones colándose por el suelo antes de que la puerta se cierre y agarrando el sombrero en el último segundo, pero aquí estoy, en la entrada número 100 de 2022. Fiuuuu, por poco.
Y ahora tendría que hacer balance del año que se va, pero no tengo muchas ganas. Hasta que empezó la avalancha de hace pocos días, no tenía mala sensación. Los primeros seis meses habían sido tan rematadamente malos que cuando el último semestre remontó un poco, el agradecimiento por la paz difuminó bastante el sufrimiento anterior. Después, la última quincena se ha puesto farruca de nuevo volviéndome muy consciente de que 2022 ha sido, de media, meh: malísimo, un poco menos malo, regulero, calma chicha y muy malo otra vez. ¿Podría haber sido peor? Sí, claro, siempre puede ser peor y no quiero decirlo muy alto por si el nuevo se lo toma como un reto, así que lo dejaré en meh. Así no herimos sensibilidades.
¿Y qué voy a contar en la última entrada del año si no hago balance de mi vida? Pues balance de mis lecturas, que es como la versión beta de mi yo en 3D. Por no dar mucho la turra y hacerlo rapidito, sensaciones:
-Me da la impresión de haber leído más que nunca. Y es eso, sólo una sensación, porque es la primera vez que contabilizo el número de libros que termino (58), así que no puedo comparar objetivamente. Aún así, me parece haber leído bastante. Será porque he escuchado mucho audiolibro, que siempre cunde más y porque a menudo he sido lecto-yonki, esa especie de zombie devora-páginas que no puede parar, incluso aunque al día siguiente le toque ir de empalmada al curro. No todas han sido grandes lecturas, pero la mayoría me han enganchado un montón y eso, al menos, hay que reconocérselo.
-Me siento incapaz de hacer un ranking de mejores y peores con estas prisas, porque sería muy injusto, Igual en otra entrada con más calma lo intento, aunque tampoco lo aseguro. Me parece poco exacto comparar unos con otros, dado que la sensación que te dejan depende de miles de cosas ajenas a la obra: el momento en el que te haya pillado, si el género va mucho contigo o no tanto, si todo era nuevo o te habías comido spoilers... yo que sé. Aún así lo que destaco es la variedad: he leído no ficción, mucha novela y me he atrevido incluso un poco con la fantasía, que no va mucho conmigo. Así que bien.
-El ritmo de lectura se ha ido incrementando y parece que consolida la tendencia. Esto me parece guay pero empiezo a vislumbrar eso que le había oído alguna vez a otros blogueros y que me parecía una locura. Esos blogueros se ponían como propósito "leer menos" porque esa actividad les colapsaba tanto que no les dejaba tiempo para hacer nada más. Me empiezo a acercar peligrosamente a ese nivel, no porque lea tanto, sino porque eso desplaza otras tareas que tendría que hacer. Por ejemplo, leo en vez de escribir. Me cuesta menos esfuerzo, sufro menos y no puede ser porque así no terminaré nunca lo que he empezado.
En fin, chavalada, que me tengo que vestir para la cena. Que paséis buena noche, que no os atragantéis con las uvas y que nos leemos en 2023.
¡¡FELIZ AÑO!!