En mi día a día hay muchas cosas que no funcionan. No voy a turraros otra vez con esto porque si paráis por aquí ya sabéis que llevo 15 años igual y si sois nuevos tampoco creo que sea vuestra mayor ilusión comeros una chapa con los termómetros a 40 grados. Pero vaya, que sigo sin encontrar la manera de pasar de pantalla en el videojuego de la vida.
Que intente no dar la matraca con esto y pensarlo lo menos posible no quiere decir que no siga tratando de buscar la forma de cambiar esta tendencia. Por mucho que he revisado una y otra y otra vez mi trayectoria nunca he encontrado lo que estaba haciendo mal para quedarme paralizada cuando otros haciendo lo mismo o parecido se movían a velocidad de crucero. Y el otro día bicheando en Twitter me encontré esto de arriba y me quedé colgada, en plan ordenador.
Porque... no es así en mi vida. Quiero decir, sí a mi alrededor, claro. El mundo está loquísimo. La realidad supera siempre a la ficción y hoy tenemos una pandemia, mañana Putin nos monta una guerra, pasado un youtuber se cuela en el Parlamento Europeo, al otro Puigdemont se marca una visita a España al más puro estilo Anacleto agente secreto... Un no parar, ya lo sé. Para los demás. Porque en mi realidad las situaciones se eternizan sin que yo pueda hacer nada para evitarlo.
Me voy a explicar. Movimiento hay, en concreto el mío que no paro de intentar planes, de buscar soluciones, de pensar alternativas. Me muevo sin descanso, pero también sin resultados efectivos porque lo que trato de cambiar, a lo que dirijo tanta actividad, sigue inmutable. Meses. Años.
Un año es taaaaaaaaaanto tiempo.
Depende. Para mi no.
Por desgracia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.