En el emocionante concurso/deporte de riesgo que es coger el cercanías para ir a trabajar, se encuentran inevitablemente aguerridos compañeros de fatigas. No sabes como se llaman, no has hablado nunca con ellos, pero sientes que los conoces de siempre. Las emociones fuertes unen mucho y pocas actividades tan imprevisibles, fortuitas y sorpresivas como cazar un tren que pasa cuando le sale del mismísimo unicornio.
Nunca las habéis comentado, pero tenéis una historia común de batallitas ferroviarias. El día que no llegasteis a trabajar porque había huelga, suspendieron el servicio, a nadie se le ocurrió poner un triste cartel y os quedasteis todos tirados en el andén. El día que hubo una avería, convirtieron el Tren al Fin Del Mundo en cercanías, tampoco tuvieron la feliz idea de explicarlo y casi acabáis montados todos en un vagón rumbo a Singapur. Los incontables días que se retrasa tanto que os planteáis ir andando, en plan Camino de Santiago, porque sea cual sea vuestro destino, vais a llegar antes.
Controláis vuestros horarios y podéis deducir el retraso que acumularán en el curro a partir de su cara de agobio. Notáis cuando han pasado mala noche y se les han pegado las sábanas y cuando es viernes y el cuerpo lo sabe. La mañana que faltan os debatís entre la envidia por si tienen fiesta y la preocupación por si están enfermos.
Todos tus compañeros de aventuras ferroviarias se han ganado un hueco en tu corazón, pero es inevitable tener un favorito. El mío es, sin duda, El Chico Del Tren (ECDT). ¿Por? Sobre todo por el misterio, creo yo.
La mayoría de mis compis de TrenAventuras se suben en la misma parada que yo, así que compartimos inicio, fin y anden-purgatorio de sufrimientos intermedios. Lloramos juntos, nos agobiamos igual, nos indignamos a la vez. ECDT no. ECDT ya está cómodamente sentado cuando nosotros subimos y se queda en su sitio cuando bajamos, lo que suscita las inevitables preguntas filosóficas de la vida: ¿quien es? ¿de dónde viene? ¿a dónde va?
Ese halo de intriga se incrementa porque es la imperturbabilidad en carne y hueso, la serenidad hecha persona talla XXL. Se pone siempre en el mismo asiento del mismo vagón mirando siempre por la ventana como un mar en calma. Incluso aunque el cercanías que (supongo) le lleva a algún lugar al que (imagino) debe llegar a una hora determinada acumule un retraso inaceptable. Él no se pone nervioso, no se frustra, fluye sobre las vías sin luchar.
Y entonces me da por pensar que la información es poder, pero también tranquilidad y que la clave estará en que él sabe algo que nosotros no. Al fin y al cabo, ya está allí cuando el resto de los pasajeros llegamos. Seguramente ha presenciado el motivo del retraso, entiende los motivos de este tormento eterno. Si has vivido el origen del caos lo toleras mejor, ¿no? Será eso.
No conozco de nada a ECDT y, sin embargo, me parece conocidísimo. Tanto, que el otro día que quitaron la obligatoriedad de las mascarillas y le vi todos los rasgos por primera vez pensé: "¡qué raro está! Esa no es su cara". Tanto, que el día de la casi excursión involuntaria a Singapur me faltó nada y menos para sentarme a su lado a preguntarle por el bullullu de los cambios de tren. No es una forma de hablar, me di cuenta a menos de medio metro que iba directa a su asiento a comentar la jugada. Y me pregunto, ¿si me hubiera puesto allí tan pancha a hablarle como si nos conociéramos de algo qué habría pensado él?
-¿Pero usted quien es? ¿Vende libros puerta por puerta?
Seguramente.
viernes, 10 de febrero de 2023
Compis de TrenAventuras
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ya sabes cuál es la forma de saberlo. Por cierto, ¿lleva mochila? Si la lleva puede llevar ahí cualquier cosa. Cualquier cosa.
ResponderEliminarJajajajajajja me encanta!! me parto!!! Las aventuras mañaneras en el tren XD
ResponderEliminarOye pues igual no es mala idea que le hagas algún comentario en plan random... Si te mira raro siempre puedes abortar misión, la cosa ha quedado en un comentario puntual y es la cosa más normal del mundo. Y si te contesta pues lo mismo acabais hablando.
Que por cierto XD yo he hecho varias amigas en el autobus jajjaaj y sin querer, como te ves todos los días luego alguien hace un comentario y acabais hablando.
Ja, ja, ja. Me ha encantado.
ResponderEliminarYo añadiría la sensación de pánico cuando alguno de los habituales no está y te preguntas sino sois el resto los que os habéis equivocado de día o de hora.
Besos.