Esto es lo que pasa: me duele todo. Hasta músculos que no sabía que tenía. Vaya al gym o no. Bueno, no, cuando voy, aún me duele todo más. Me despierto a las tres de la mañana y no me duermo hasta a las seis. Cuando suena la alarma a las siete quiero LITERALMENTE morirme. En el tramo minúsculo de escaleras del garaje a mi casa necesito hacer dos paradas. Se me olvida todo y no se me ocurre nada. Tengo la sensación física de que se me ha secado el cerebro, como le pasó a Don Quijote tras leer tantos libros de caballerías. Me parece incluso oír los engranajes de mi mente rechinando y sin apenas lograr moverse un ápice a pesar de mis grandes esfuerzos. No escribo. No soy capaz. Y cada vez estoy más enfadada conmigo misma, lo que aumenta exponencialmente mi bloqueo.
A situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Me comí ayer un Magnum Doble chocolate con arándanos y NI SIQUIERA eso me sacó del bucle.
Si mi arma secreta más potente no funciona, apaga y vámonos.
Send help.
A veces, lo que calla la boca lo habla el cuerpo.
ResponderEliminarCabronidas, a veces.
ResponderEliminarTe mandaría ánimos, pero me parece a mí que eso no será suficiente.
ResponderEliminarBesos.