Igual ya lo habíais notado, pero hay ratos que soy bastante Tristán. Tristán el de Tristán y Leoncio, el de "oh, cielos, Leoncio, qué horror". Mejor os pongo link, según que pérfil de edad tengáis, esto ni os sonará.
Total, que a esto toda la vida lo hemos llamado ser una miaja cenizo y resulta que es un síndrome que tiene nombre técnico y todo: Cherofobia
Miedo a la felicidad, que te hayas llevado tantas leches que ya no te fíes ni un pelo de que lo siguiente vaya a salir bien. En el link que os he puesto lo explican bien, pero lo cuenta mejor Lori en "Deberías hablar con alguien", un libro que me ha hecho pensar un montón.
"Son como sartenes cubiertas con un teflón antiplacer, el gozo no se pega (aunque el dolor se aferra como en una superficie sin aceite). Es relativamente frecuente que las persona con un historial traumático tengan siempre la sensación de que el desastre les aguarda a la vuelta de la esquina. En lugar de disfrutar de los bueno que les sale al paso, mantienen una actitud de alerta, siempre esperando que algo vaya mal. Mejor no acostumbrarse a lo bueno. ¡No te engañes, hermana! En cuanto empieces a ponerte cómoda, desaparecerá. Para Rita la dicha no era sino un dolor anticipado".
Qué triste, ¿no? Que el miedo a que se estropee el futuro te amargue el presente y no te deje disfrutarlo. Incomprensible, pero a veces pasa. A mi alguna vez me ocurre, por lo menos. ¿A vosotros no?
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