miércoles, 19 de diciembre de 2012

Escuchar

Escuchar. Parece fácil, ¿no? Porque, total, si nos toca en suerte una buena salud, todos venimos de fábrica con dos orejas que funcionan perfectamente y que ni siquiera tenemos que aprender a utilizar. Sin que hagamos ningún esfuerzo, los sonidos entran por los conductos que tenemos a ambos lados de la cabeza y llegan al cerebro. O así debería ser, porque lo cierto es que la segunda parte del plan no se cumple casi nunca.

Para ser algo tan sencillo, es sorprendente la cantidad de peña que no escucha. La mayoría de la gente oye. Sin más. Captan cualquier alteración del silencio sin distinguir si son palabras o ruidos. No piensan bien lo que se les dice. Peor aún, ni siquiera lo procesan. Esperan a que el que tienen enfrente deje de mover la boca porque ha terminado de hablar y sueltan lo que habían pensado decir desde el principio, aunque no pegue ni con cola, aunque no sea una respuesta adecuada a lo último que se ha dicho.

Para mí esta mala costumbre es uno de los peores defectos que puede tener una persona. Con la gente que no escucha no se puede disfrutar de una buena conversación, de esas que duran horas, porque no mantiene la coherencia en el discurso (ni en el suyo, ni con el tuyo). Con la gente que no escucha no se puede trabajar en equipo, porque no admiten sugerencias, o no les llegan hasta el cerebro las que les hacen, que viene a ser lo mismo. Con la gente que no escucha no se puede contar en los momentos de crisis porque no saben de qué va el tema, dado que, obviamente, no han escuchado a los que le contaban qué ocurría y como solucionarlo.

Los que no escuchan son tullidos. Tienen una discapacidad mucho peor que la que padecen las personas con sordera física, porque los primeros podrían evitarla y no lo hacen. Supongo que como nunca han escuchado, no saben lo que se pierden. Peor para ellos.

7 comentarios:

  1. Cierto.

    Bueno son los que van de listos y así les va, en general.

    Besos.

    ResponderEliminar
  2. Pues oye, hay gente a la que no escuchar anda de nada, la convierte en super feliz... a veces hasta los envidio!


    PD: ADORO la palabra tulliditos.

    ResponderEliminar
  3. Cuanta razón tienes! Están en lo suyo y les importa 3 pimientos lo que digas... una pena para ellos, un día diré que digan guacamole si aceptan mi super herencia, y como estarán en la parra y no lo dirán se quedarán sin ella, eah!

    ResponderEliminar
  4. Daniel, y algunos que no van de listos, también, ¿eh? ;P

    Y tanto, Pseudo

    H@n, ¡qué bueno verte por aqui! ¿Qué tal todo, chiqui?

    Tomate, tendrían que decir juuuuuusto guacamole, cualquer otra clave no vale, ¿eh? ;P

    ECDC, ¿qué de qué? jajajaja

    ResponderEliminar
  5. Mucha gente oye pero poca escucha, y es un defecto que va a más, y muchas veces inconscientemente. Unas veces es un síntoma de egoísmo pero otras es un simple defecto "de fábrica" que se puede subsanar.

    Saludos

    ResponderEliminar

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.