miércoles, 17 de octubre de 2018

El fin de una era

Esto, por favor, no se lo digáis a Speedymum que le gusta a ella un drama y va a empezar a montarse películas que no son, pero ojito ¡o-ji-to! a lo que acaba de pasar: hoy he terminado el primer y único paquete de sal que he comprado desde que me independicé. Y al loro, que volé del SpeedyHogar hace ahora... 9 años. ¡9! Ahí lo llevas.

Así es, amigos, he gastado un paquete de sal (marina, de la de cocinar) en 9 años, que se dice pronto. 108 meses. 3285 días. Esto, como todos los datos estadísticos, sacado de contexto puede dejarnos flipados, pero tiene unos factores concurrentes que lo explican, claro. A saber:

-Yo, ya lo sabéis, cocino poco. Ahora me voy animando cada vez más a hacer alguna cosilla, pero casi todo son ensaladas y temas sin mayor complicación. Y en cualquier caso, los purés y cremas de bote, las sopas y las frutas y verduras son los reyes indiscutibles de mi nevera y armarios, no os voy a engañar.

-Lo poco que cocino lo cocino con poca sal o sin ella. principalmente porque se me olvida echarla, la verdad, y como dicen que no es muy sana, pues tampoco le pongo demasiado empeño en recordar. La uso sólo en las platos que sosos me resultan incomibles, tipo el pan con aceite y cosas por el estilo. Luego me extraño de lo buenísimos que le salen todos los guisos a Speedydad comparados con lo asquerosos que están los míos, pero claro, teniendo en cuenta que soy totalmente insubordinada con las recetas (pongo lo que me da la gana en la cantidad que quiero y quito lo que no me gusta) y que no le echo sal, pues eso lo explica todo. Milagros en Lourdes.

Y así se entiende que en 9 años no haya comprado nunca sal para mi casa. He adquirido sofás, sillas, aires acondicionados, pinzas, grifos y todo lo que os podáis imaginar, pero sal, no. Ese paquete lleva conmigo casi una década y ha llegado el momento decirle adiós. Es el fin de una era. Y es algo simbólico porque con este adiós quiero que vengan otros adioses bastante más importantes. Lo primero adiós a esta superguarida en la que tengo por caseros a unos golfos apandadores que me tienen frita. Paquete de sal nuevo, casa nueva, ya lo dice el refrán (que me acabo de inventar). Adiós también a un curro que me lleva por la calle de la amargura. Y adiós a una época que está siendo bastante caca de la vaca Paca, en general.

Ya lo decían en Friends. Es el fin de una era.


5 comentarios:

  1. Por algo hay que empezar...década nueva...vida nueva...ya lo dice el refrán.

    ResponderEliminar
  2. Se te va a hacer duro, pero tu eres fuerte jejejeje

    ResponderEliminar
  3. En un capítulo de Los Simpson, Marge dice que el ingrediente secreto de sus chuletas es la sal. Se supone que es un chiste, pero a poco que te pones a cocinar te das cuenta de que es una gran verdad.

    De hecho he ido descubriendo que buena parte de los platos que nunca me habían gustado se arreglan con un poco más de sal.

    Se sabe que no es nada buena, por lo de la tensión y tal, pero no se puede tener todo. O sea, los médicos quieren que comas ensaladas, pero no quieren que le eches sal. Parece que la máxima de la endocrinología es putear al personal todo lo posible.

    Tu anécdota me ha hecho preguntarme, ¿la sal no caduca?

    Saludos ;)

    ResponderEliminar
  4. Pseudo, pues sí, el refrán del refranero que nos estamos inventando entre todos jajaja

    ECDC, y tú que lo digas ;P

    PapaCangrejo, soy más rápida que fuerte, pero habrá que aguantar el tirón ;p

    Doctora, yo pensé exactamente lo mismo de la caducidad cuando me di cuenta, que a ver si llevaba una década comiendo sal caducada y eso explicaba todos los desastres de mi vida. Pero no, ya lo he consultado. Según el siempre sabio oráculo de Internet la sal (y el azúcar, por ejemplo) son de los pocos alimentos que nunca caducan.

    ResponderEliminar

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.