jueves, 28 de diciembre de 2017

Un milagro navideño-teatrero

A ver si consigo contaros bien esto, porque estos días he vivido un milagro navideño de los molones molones. Y para que entendáis la magnitud del asunto tengo que poneros en antecedentes.

Los que pasáis por aquí de vez en cuando sabéis que me encanta el teatro y que pienso que es pura magia porque al final, no se sabe por qué ni cómo, por mal que vayan los ensayos, todo termina saliendo bien. Inexplicablemente.

Los lectores habituales también sabéis que yo tengo una tropa de Speedysobris de tamaño considerable. Entre ellos los hay de muy distintas edades. Con algunos aún puedo jugar al pilla pilla y a saltar olas en la playa, pero otros se están adentrando ya en el tortuoso camino hacia la madurez. Y están en la parte más chunga del sendero, en el momento en que no eres ni niño ni adulto, en el que no entiendes nada de lo que te pasa ni de lo que sientes, en el que odias el 90% del tiempo al 90% de la humanidad. Son adolescentes.

No es que sean  malos chavales, todo sea dicho, pero tienen un pavo encima que ni el de la comida de Navidad, lo que se traduce en languidez, pocas ganas de nada que no tenga que ver con ordenador o móvil y capacidad comunicativa escasa tirando a nula. Muy nula, diría yo. Como son chicos majetes los pobres intentan contarme cosas, pero no saben como y no les sale natural, así que de un tiempo a esta parte, me cuesta un mundo llegar a ellos.

Y aquí es, precisamente, donde viene lo del MILAGRO que os decía. Y es que en Nochebuena, aún no sé muy bien cómo porque el móvil tenía batería y la wifi funcionaba, terminamos organizando juegos antes de la cena. Como no teníamos ni cartas ni nada preparado, se me ocurrió explicarles unadinámica de improvisación teatral, parecida a los que ya os he contado por aquí y a los que hemos jugado en el blog alguna que otra vez. Una apuesta arriesgada (ya lo sé) que no pudo salir mejor.

En cuanto calentaron y le cogieron el truquillo, apareció la magia. Se les ocurrieron unas ideas geniales con las que estuvimos parténdonos la caja, literal, más de dos horas. Me sorprendieron (y se sorprendieron a ellos mismos) con su creatividad, con su agilidad mental, con su rapidez de reflejos. Me dejaron ojiplática con su humor y la capacidad de reírse de sí mismos. Me quedé flipada con su imaginación y lo deprisa que pillaron la forma de pensar de la impro, que no es precisamente fácil. Una pasada. Hacía mucho que no me reía tanto y tan a gusto. Aún tengo agujetas en los abdominales de las carcajadas.

Y entonces... se obró el milagro.

Conectamos.

Sí... conectar. Es la palabra que mejor lo define, yo creo. Después de algún tiempo sin esa complicidad que tenía con ellos de pequeños, sin esa energía invisible que hace que te entiendas con otros sin palabras, esa noche, conectamos. Sentí que me acerqué a ellos, a sus inquietudes, a sus miedos, a sus ilusiones, que se colaron en algunas de sus escenas sin que ellos se dieran cuenta. Noté que han cambiado, pero que en alguna parte de su caótica mente a medio formar aún están esos niños que fueron hace no tanto y que ahora parecen tener tanta prisa en dejar atrás. Percibí claramente el cariño que ahora les cuesta mostrar por el torbellino de sentimientos confusos que les provoca la pavez extrema. Les entendí un poco más. Y lo que es aún más increíble, creo que ellos también me entendieron un poco a mí.

-Tía, ¿haces estos juegos en teatro? Pues no me extraña que te guste tanto...

Incluso con lo tímidos que son, les veo dentro de nada encima de un escenario.

Es un milagro navideño.

7 comentarios:

  1. Quee difícil es acercarte y que afortunada por encontrar un camino. Felizz Año Nuevo

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  2. La genética teatrera tira.
    Me alegro mucho.
    Felices fiestas.

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  3. A lo mejor has descubierto un método para acercarse a los jóvenes sin saberlo. Paténtalo para que le pongan tu nombre y dentro de poco lo usarán todos los psicólogos ;P

    💛 Feliz 2018 💛

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  4. Es verdad que a veces cuesta comunicarse con los adolescentes pero, cuando lo consigues, ves que también pueden ser muy majetes y muy divertidos. Gran idea la de la sesión familiar de improvisación. Con juegos sencillos y "analógicos" se pueden pasar ratos fantáticos si la cosa sale bien (de hecho, yo aún tengo el recuerdo de una partida bingo casero que eché una vez con mis tíos, qué cachondeo) :D

    ¡Felices fiestas, familia!

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  5. Te alquilas por horas??
    tengo un lánguido preadolescente mimetizado con el sofá??
    Abrazos

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  6. Amaranta, sí que es difícil. sí. Y ha sido suerte encontrarlo porque no sabía que este camino iba a funcionar. Fue casualidad y me alegro. ;P

    PapaCangrejo, bueno, no sé, más bien milagro de teatrera, ¿no? jajaja

    Pseudo, pues sí, igual la genética tira un poco. Aunque los SpeedyPadres cero teatreros, la verdad, así que a saber de donde lo he sacado yo jajajaja ¡¡FELIZ AÑO!!

    Doctora, jajaja, lo que les faltaba a los pobres psicólogos, que yo ande por el medio ¡¡FELIZ AÑO A TÍ TAMBIÉN!!

    Tarambana, el bingo casero es otro gran clásico ¡¡FELIZ AÑO A TÍ TAMBIÉN!!

    ECDC, pues había pensado lo del alquiler teatrero pero puede ser un nicho de negocio, ¿eh? jajajaja ¡¡Ánimo con ese preadolescente mimetizado con el sofá!! ¡Tú puedes! ;P

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.