¿Sabéis cuando la vida te manda de repente un putadón de estos que no te esperabas para nada y que ni siquiera has visto venir? ¿Sabéis esa estupefacción que te deja sin palabras, ese dolor tan intenso que te parece que se están rompiendo órganos internos de forma no metafórica? ¿Sabéis esa ira incontrolable, esas ganas de quemar el mundo, de arrancarte la piel, de acabar con todo? ¿Sabéis ese grito desesperado de ayuda al Todo, a la Nada, al cielo, a los jefazos de la vida?
Por desgracia, a mi todo esto me es bastante familiar. Lo que no sabía, porque no me había pasado nunca, es que los jefazos, el Todo, La Nada, no sé qué alma caritativa pueden decidir ayudarte pinchándote un trankimazin. Que te venza el sueño y cuando te levantes a la mañana siguiente, tu mente esté como ralentizada, que el dolor se haya atenuado, que nada de lo que te ha partido por la mitad haya cambiado, pero tú lo veas lejano, como en un película. Un descanso, una tregua, un paréntesis en la tortura.
Había oído que hay fármacos recetados en salud mental que hacen esto y me parecía imposible, milagroso. A mi me ha ocurrido sin tomar ninguna sustancia, así que lo vivo como un milagro multiplicado por mil. No sé quién ha sido. No sé si mi cerebro es sabio y ha aprendido (¡¡por fin, le ha costado años!!) a desenchufar la parte de mi mente que está en llamas. No sé si es que existen de verdad las hadas madrinas y la mía en vez de presentarse y regalarme una carroza de calabaza ha preferido seguir de incógnito y hacerme un conjuro sanador durante la noche. No sé si lo jefazos de la vida son reales y tienen poder para ayudarte cuando les sale del unicornio. No tengo ni idea. Sólo sé que hoy estoy mejor... y se agradece.
No es definitivo, claro. En el fondo de los fondos noto que es una ficción, que el dolor está ahí para saltarme a la yugular en cuanto me despiste. Soy consciente de que es temporal y de que, como con el paracetamol, la fiebre volverá a subir después de ocho horas. Ya empiezo a notar que se está pasando el efecto, de hecho. Pero a quien haya decidido concederme esta tregua... de verdad gracias. La necesitaba.
Yo se que si consigo dormir al día siguiente SIEMPRE se ha atenuado un pelín...lo que sea.
ResponderEliminarPseudo, es un poco mágico, sí, dormir siempre ayuda
ResponderEliminarSpeedy