Tener un mal día es duro. Tener un mal día y que no puedas estar un poco a tu bola para sobrellevarlo es peor. Tener un mal día y que tu realidad sea una permanente reedición de la boda de Lolita en la que quieres gritar todo el tiempo "¡¡si me queréis, irse!!" es una auténtica tortura. Dan ganas de tumbarse en las vías, que te pase un tren por encima y que se acabe tu sufrimiento.
De verdad, que alguien me regale un ranófono. No estoy para nadie.
Ainssssss
ResponderEliminarPseudo, eso digo yo ;P
ResponderEliminarSpeedy