viernes, 24 de mayo de 2024

Torturando a mi empollona interna

 


En el cole yo fui una megaempollona pro. Me quemaba las pestañas, pero sacaba una notas increíbles. Supongo que por eso me ha sorprendido tanto que la vida real no funcione así, que los resultados no tengan una relación tan directa con el esfuerzo. Que haya un montón de factores concurrente por los que puedes darlo todo para conseguir algo y aún así no lograrlo. En fin...

(Tranquis, no preocuparse que no voy a empezar otra vez con mis lloriqueos vitales, que esta entrada va por otro lado)

La cosa es que igual que algunas personas que han perdido mucho peso dicen que no importa lo que marque la báscula, ellos siempre llevarán un gordo dentro, los que han sido empollones de peques no pueden dejar de serlo. Ya no son sólo estudiantes, deben atender muchas más obligaciones que exámenes y clases y disponen de mucho menos tiempo, pero les cuesta adaptar el estudio a la nueva situación. Quieren (queremos) llevar el temario al dedillo aunque de forma objetiva las circunstancias lo hagan imposible. Y sufren (sufrimos) mucho más de lo necesario.

Después de la supermovida y el TITÁNICO PADECIMIENTO que supuso sacar adelante ese infierno compaginándolo con un trabajo a tiempo completo, juré y perjuré que NUNCA MAIS, que no me metería en algo parecido ni jarta de vino. Luego, en un momento vital tranquilo y feliz, quise probar con algo muuuuuucho más liviano, sólo para saber si me gustaba. El problema fue que la probatina en cuestión no comenzó nada más tomar la decisión, sino meses más tarde (calendarios académicos, ¿quién los entiende?), justo a la vez que empezaba una de los bajones emocionales más heavys que he soportado. Malditas las ganas de estudiar cuando lloras a todas horas, como os podéis imaginar.

Total, que cuando semanas después, con un INGENTE esfuerzo, he conseguido levantar la cabeza lo justo para abrir el libro, he hecho varios descubrimientos. Todos malos:

-La materia (que elegí al tun tún por como me sonaba el título porque no tenía nadie a quien preguntar) ha resultado ser un pestiño épico que no me gusta NADA.

-Además de ser la asignatura más difícil de mi nivel la han abordado con un manual farragoso e ininteligible que, dicho por el profe, la hace más infumable si cabe. Que él mismo se arrepiente de haberse apuntado para impartirla este año y que cuando él la estudió le gustó mucho más. Único mi teacher dando ánimos, ya lo veis.

-Y lo peor de todo, la han dado a toda leche, pero es larguíiiisima. Ya no llegaba a los temas que se han tratado, pero es que hay otros 3 que ni se han nombrado por falta de tiempo y que que entran igual. Y el examen es tipo test y a pillar.

Así las cosas, es por completo imposible llegar a primera convocatoria con una  remota posibilidad de aprobar, así que sólo me puedo plantear presentarme después de verano. Es la primera vez que me dejo una para septiembre sin intentarlo siquiera en junio y mi empollona interior esta corriendo en círculos y agitando los bracitos con cara de horror. Verás cuando se entere de que cuando nos presentemos vamos a catear igual porque la Speedy adulta no empollona se ha vuelto intolerante a la estupiditis académica que complica la redacción sólo para parecer más científico. Que ya no soporta retener por retener datos inútiles que se ve a kilómetros que no sirven para nada práctico. Y que va a bloquear con indignación los pocos ratos de estudio que consiga sacar exprimiendo al máximo mi casi desaparecida fuerza de voluntad.

Eso sí, amiguis, aquí y ahora os lo digo: sufrimiento cero. Bastante tengo con lo que tengo. En el momento que esto me quite mínimamente el sueño, a tomar aire fresco el tema. Está la cosa como para sufrir de gratis. Que diría Ozores: "No hija, nooooo".

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