Tal cual
No me interesa la decoración. En mi superguarida tengo cuatro cosas funcionales para dormir, sentarme, trabajar y colgar la ropa. No decoro las paredes con nada excepto que signifique algo para mi. Lo único que llama mi atención en el ámbito mobiliario es cualquier contenedor tipo baúl o taburete vacío donde guardar en secreto los millones de cachivaches inservibles que mi síndrome de diógenes no diagnosticado me impide tirar a la basura. Así que la única casa que me podría hacer ilusión amueblar sería tipo esta.
Si no sois de mi quinta no reconoceréis las imágenes de esta peli en la que un Tom Hanks niño se vuelve milagrosamente adulto. En un mundo de mayores se comporta como un chaval y, entre otras muchas peripecias, decora su apartamento con una cama elástica, máquinas recreativas y todo tipo de cosas molonas preadolescentes. Como yo lo era cuando vi la peli, para mi era el piso de mis sueños.
Soy de la resistencia que sigue llamando Twitter a X y no tiene pinta de que eso vaya a cambiar nunca, lo siento en el alma.
Soy de la resistencia que sigue resistiendo en esa (a veces) red social del demonio sin huir a Blue Sky fundamentalmente por pereza. Y también porque sé por experiencia que puedes intentar huir de las malas vibras, pero que por desgracia las malas vibras siempre terminan llegando a toda app con cierto tamaño, hagas lo que hagas y te pongas como te pongas. Así que para mejorar poco o nada me ahorro la mudanza, que es algo que odio tanto en el mundo digital como en la vida en 3D.
También os digo que yo no sufro demasiado el lodazal tuitero porque no escribo nunca y sólo leo a peña cuidadosamente escogida. Con unos estoy más de acuerdo y con otros menos, pero son gente de fiar que aportan algo en algún sentido. Yo ya aguanto demasiados lerdos fuera de internet para tener que hacerlo también dentro. Parafraseando a Ozores: "No hija nooooooooo".
En realidad, lo que más pena me da del destrozo que hizo Eloncio es que esa red ya no sirve para informarse tan bien como antes cuando pasa algo gordo. Todavía es mejor que la auténtica BASURA que nos tragamos en la mayoría de los medios convencionales, pero cuesta mucho más esfuerzo encontrarla. Mogollón de expertos guays se han ido o están sepultados por el algoritmo, que te obliga a comerte a toneladas ingentes de retromongers diciendo gigantescas sandeces que ni siquiera tienen la disculpa de ser graciosas antes de encontrar una aportación medio potable. Aún así, con mucha paciencia y siguiendo a cuentas adecuadas que retuiteen cosas interesantes, todavía se consigue entender un poco mejor el mundo que viendo la tele. Hay que aguantar la disonancia cognitiva, claro, y soportar puntos de vista contrarios a los propios, pero al final terminas sacando algo en claro y no sólo lo que un bando u otro te haya querido vender.
A pesar de todo ello, yo sigo leyendo Twitter porque de mil en mil años todavía encuentro alguien que dice algo gracioso o con lo que me identifico "cien por" porque "es que soy yo literal", que dirían los Z. O los Alpha, yo que sé, me hago ya un lío con la jerga de unas generaciones y otras. Así que voy a recoger aquí una compilación de mis últimos retuits más chachis, que hace mucho que no lo hago y me gusta guardarme esta cositas por aquí. Además el mundo tuitero ha cambiado mucho desde 2018 y se nota. Vamos allá.
Lo primero, una verdad fundamental, aunque ahora el azúcar sea el enemigo público número uno.
Es que, de verdad, por qué se empeñan en complicarnos la vida sin azúcar. Luego que tenemos la cabeza como la tenemos
Ale, por la sombra, bombones.
Fui la última española en tener whatsApp. Tras una laaaaaaaaaaaaaarga resistencia y muy a mi pesar, acabo de dejar de ser la última española sin Bizum y todavía estoy en la lucha con esto de la inteligencia artificial. Que sí, que ya lo sé, que es una batalla perdida, que es imparable, que cuanto antes la conozcamos y manejemos mejor. Pero qué queréis que os diga, le tengo manía. Me cae gorda, qué le voy a hacer. Por muchas razones.
Primero, porque ha llegado con mala educación, empujando y haciendo tareas que nadie le había pedido. "Estoy deseando leer el libro que escriba un robot", dijo NADIE NUNCA. Quiero máquinas que se ocupen de las tareas desagradables que yo odio, como recoger la cocina, fregar los platos y ordenar mi cuarto. Del arte, de la música, de la literatura, del cine, de las traducciones y de todo tipo de trabajo creativo ya me encargo yo, gracias.
Segundo, porque veo que se está desarrollando sin control alguno y hay muchísima probabilidad de que se nos vaya de las manos de mil maneras diferentes. Que se utilice sobre todo para el mal. Que nos haga perder capacidades humanas, intelectuales y sociales. Y que se le vaya la pinza y se de la vuelta a la tortilla, como hemos visto en tantas películas que estaban en la estantería de ciencia ficción y ha habido que moverlas a la de actualidad e historia contemporánea.
Y tercero porque... no sé, porque la IA muy lista para unas cosas y muy tonta para otras, ¿no? Yo soy objetora de conciencia y no la he utilizado casi, pero he visto muchos vídeos de gente usándola y bastante bluf aún. Muchas cagadas. Muchas inventadas (que diría nuestro presi). Muchos darte la razón digas lo que digas y según como se lo preguntes. Y un gran porcentaje de las veces bastante meh.
Ejemplo.
Yo niego el permiso para que mi navegador de internet use IA. Se lo pasa por el forro (mala decisión, conmigo así no llegas a ningún sitio, bonita) y a una búsqueda sencilla que el viejo Google de toda la vida entiende perfectamente y me da buenos resultados, la IA responde sandeces. Sinónimos de las palabras que yo he escrito. A ver. LISTILLA (nunca mejor dicho), si quisiera sinónimos, habría preguntado por sinónimos. Pero no lo he hecho, así que vete con tu listeza a incordiar a otro.
¿Y sabéis lo peor? Que de contestaciones correctas va escasita, pero el oído lo tiene perfecto. Y cuando ha escuchado que venía a reírme de ella aquí en el blog y necesitaba un pantallazo de la búsqueda para ilustrarlo, ya no ha dado las mismas respuestas otra vez. Silencio absoluto. Sin pruebas no hay delito, como el narco que tira la droga por el wc antes de que la policía registre su casa. Muy bien, listilla, muy bien. Arrieritos somos y en el camino nos encontraremos.
Yo sólo os digo que ya estoy pensando un nombre molón para cuando empiece la guerra entre máquinas y humanos y yo tenga que ser la tía buena con pantalones de cuero negro que lidere la resistencia. Como Trinity ya es un nick cogido, ¿qué os parece Speedity?
(*Cuando abandono unos días el blog nunca sé a la vuelta si dar explicaciones o no, así que hago un paréntesis que es algo bastante neutro y fácil de saltar para el que quiera. Resumen: vacaciones. Falta de previsión para dejar entradas programadas. Vagancia para averiguar como escribir desde mi modernísimo móvil nuevo, del que aún no utilizo más que un 2% porque aún no sé como va. Desconexión, en general. Ya estamos de vuelta. Empecemos por algo suave.)
Llevo LITERALEMTE (que dicen los jóvenes) una hora a 42 grados de temperatura intentando actualizar con algo que no sea tristeza, muerte y destrucción, así que no me queda otra que rendirme que me quedan muchas cosas por hacer antes de que empiece la semana ooootra vez,
Así que paso por aquí sólo a saludar y a poner una imagen con la que creo estaremos todos de acuerdo.
Desde luego. Iba a tener yo más músculo que el campeón mundial de culturismo.
No harán una competición de esto, no...
Tengo el ritmo actualizatorio de este blog por los suelos porque me cuesta escribir aquí. No sabía la razón de estar tan atascada, así que me puse a hacer arqueología bloguera el otro día y me di cuenta de que es porque ahora me siento incapaz de reírme de mi vida.
El tema es que muchas de mis entradas de antes iban de yo pasándolo de pena y partiéndome la caja de mi misma, de la situación, de las reacciones. Y como, otra cosa no, pero movidas rarunas y mierdones tengo para dar y regalar, eso era combustible infinito para la creatividad. Sólo necesitaba levantarme por la mañana y dar dos pasos para tener un post en la recámara. O como lo dice Asaari Bibang en el minuto 27 del video de arriba, "no es drama, es material".
Bueno, pues para mi ya no. Será que se me ha llenado el vaso o no sé, pero mi vida ya no me hace ni puñetera gracia y no me quedan ganas de contarlo jijijaja. Más bien lo que me apetece es encontrar un pasadizo secreto tipo los del tablero del Cluedo y colarme en otra vida totalmente distinta, una que me divierta un poco más. Tanto vivirla como contarla.
Estaría bien.
Lo vi en Twitter, se me ocurrió una entrada, lo archivé para ilustrarla y como soy un moncayo de mujer o al final no lo guardé o no lo encuentro. Después de media hora de búsqueda infructuosa, me rindo, pero voy a hacer un apaño porque cosas sobre esto tengo que decir. Sirva este párrafo de disclaimer para la autora del tweet e inspiradora de esta turra. Si llegas a leer esto, levanta la mano y te doy todos los créditos.
Bueno, pues una chica seguramente muy ingeniosa publicó en ese pozo sin fondo que es el nuevo X algo así.
FEOS SÍ, TRISTES NO.
No sé a qué se refería ella, porque las palabras bien combinadas tiene muchos significados, pero sí sé lo que pensé yo. Lo que pienso casi cada día en ese séptimo círculo del infierno que son las app de ligue.
Madre del amor hermoso qué horror, colegas.
Porque a estas alturas de mi vida, con estas edades y sin ser yo precisamente la máxima competidora de la actual Miss España, imposibles no pido. Ya sé que no va a ir el hermano gemelo de Brad Pitt a darme a mi like en una foto. Y ni falta que me hace, también os digo. Si mantener mi propio pelo mínimamente peinado no está muy arriba en mi escala de prioridades, imagina el de los demás. Es que no sé, hijos míos, superados unos mínimos físicos muy mínimos, me parecen más importantes otras cuestiones.
Y ahí viene cuando la matan, claro. Porque a ver, si no eres el mellizo de Brad, otras cosas tendrás que ofrecer, majete. Ser interesante. O divertido. O inquieto. O curioso. O amable. O tierno. Con alguna afición que te apasione. Con una mínima MÍNIMA capacidad para mantener una conversación fluida que no se limite a contestar con monosílabos a mis preguntas. Que le pongas un mínimo, MÍNIMO, de esfuerzo al intento de conocer a alguien. Yo qué sé, tronco, algo. No pido todo, pero colega, ALGO.
Si contestas que te gusta reír y pasarlo bien, como si a los demás lo que nos encantara fuera sufrir. Si te deben 500 horas extras en el trabajo reconocidas judicialmente y aún así no encuentras momento para cogerte días libres y disfrutarlas. Si me diriges una frase al día y ni siquiera te la curras un poco para que de pie a seguir hablando. Si te quejas de que no tienes vida, pero sales a las 17.30 de currar y sólo te apetece irte a casa. Si no vas al cine y al teatro porque "no te nace", no lees porque "no tienes ganas ni concentración" y no haces deporte porque "no te da tiempo". Si "te encanta la música en directo" pero desde la universidad no vas a ningún concierto.
Pues entonces, hijo mío, convendrás conmigo en que de donde no hay, no se puede sacar.
Ya lo decía la tuitera anónima esta:
FEOS SÍ, TRISTES NO.
"Ya no escribe como quien grita atrapada en una tormenta, pero si como el que ha aprendido a reconocer la tristeza cuando toca a la puerta, a sentarse con ella a escucharla y a dejarla ir cuando su mensaje ha sido comprendido.
Su música dejo de ser una discusión contra la adversidad y paso a ser una conversación más profunda con la vida entera."
¿Qué pasa cuando la tristeza no trae ningún mensaje, cuando viene solo por la sostenida ausencia de alegría? ¿Cómo se puede dejar de discutir con la adversidad cuando esta parece profundamente injusta?
¿Ya se me han vuelto a pasar los días sin entrada? Puede ser. ¿Voy a dejar esto en blanco? Ni de coña. ¿No me queda otra que recurrir a Kun Fu Panda? Ni confirmo ni desmiento.
Pero en realidad esto no es tan cutre como parece porque no voy a poner lo típico del ingrediente secreto. Resulta que depende de cuando veas una peli o leas un libro te dice unas cosas u otras y a mi esta joya del Séptimo Arte (no irónico, no seáis adultos juzgadores) últimamente me manda mensajes distintos. No sólo lo que dicen en el vídeo de arriba, sino un diálogo del que ahora no encuentro el corte, pero que seguro que recordáis. Cuando el maestro le dice al discípulo: Vamos a creer, porque es lo único que nos queda por hacer.
Y ese es exactamente mi caso. Cuando ya has subido, bajado, entrado, salido e intentado todo lo humanamente posible sólo te queda probar algo que nunca hayas probado. Yo, en concreto, confiar. CREER en que todo saldrá bien al final.
¡Vamos con ello!
Lo voy a confesar, porque luego todo se sabe, incluso en los blogs anónimos.
Sí, me he saltado unas cuantas entradas. Y sí, las cuentas de los post mínimos de abril van reguMAL y eso que llevaba una trayectoria inmejorable en los primeros meses del año. Pero, ¿es mi culpa? No del todo.
Lo que ha ocurrido es que, como pasaba en los albores de este rinconcito que ya tiene una edad, otras artes se han interpuesto en la tarea escritora, obligando a transferir horas de dedicación de unas a otras. Y vosotros preguntaréis: ¿qué artes? Y yo os respondo: ¿qué artes van a ser, si soy un zote cantando, dibujando y ni te digo esculpiendo? Pues las memeces teatreras, hijos míos, qué va a ser si no.
Que he estado metida en un bullullu de ese negociado, que como he contado en muchas entradas, es mas que subirse a un escenario. Los ensayos, la escenografía, el vestuario, los cambios de última hora, millones de detalles random y su santa madre son un agujero negro de tiempo en el que se sabe ccuando se empieza, pero no cuando se acaba. Y tú miras desde el interior del torbellino de pases y nervios que falta seguridad en el texto y atrezzo y decoración y ropa y sitios para moverse y piensas: bua, esto va a ser un cuadro. Y al final no. Al final todo sale bien. ¿Cómo? No se sabe, es un misterio. Ya lo decían en esa joya de película que es "Shakespeare in love".
Tengo un dilema moral.
¿Sabéis cuando veis claro que alguien va a estrellarse, que se va a dar una leche de campeonato, pero no podéis avisarle? Porque es su vida, porque no sois quien, porque no serviría de nada hasta que se de cuenta por si mismo...
Les pasará mucho a los padres con sus hijos, supongo.
Yo no soy madre, pero una persona que aprecio se está metiendo en un bullullu del que va a salir llorando SE-GU-RO. Pero vamos, fijo. Sin atisbo de duda. Y sí, en esta vida nunca se sabe, y los milagros existen y siempre pueden llegar goles mágicos antes del pitido final y todo lo que queráis, pero que no. Que en este caso se distingue a la perfección desde fuera que no hay partido. Y ella ahí, de cabeza.
Va a llorar y me da pena. Y ya sé lo que me vais a decir: que es parte de su camino, que será una experiencia que la va a hacer más fuerte y que va a conformar su yo verdadero para encontrar lo que realmente es para ella. Y siendo verdad todo eso os diré que meh. Que como graduada cum laude en leches morrocotudas opino que nos mandan muchas más mierdas de las necesarias para componer nuestro verdadero yo. Que hay peña por ahí perfectamente diseñada con muchos menos marrones y que algunos putadones nos los podríamos ahorrar, la verdad. Como los que no van a ninguna parte.
A mi me habría gustado que alguien me hubiera advertido de un par de hiroshimas de mi trayectoria vital para poder esquivarlos. ¿Habría servido de algo? Vosotros decís que no, yo pienso que nunca lo sabremos.
Por eso ahora quiero avisarla, para quedarme tranquila de que yo he hecho mi parte. Pero creo que no puedo y que quizá no debo. Y así, fumata blanca, habemus dilema moral.
Iba a decir una cosa, pero como llevo en la blogoesfera más años que un árbol, se me ha ocurrido mirar a ver si ya lo había contado y resulta que sí, que esta turra ya tenía su check hace una década. Pero me he puesto a leer lo que escribí y resulta que dos lustros después sobre los mismo pienso distinto.Así que vamos al lío.
No os habréis dado cuenta porque en este blog apenas se nota (ejem ejem) pero una de mis peores condenas es un super mega maxi pesimismo extra de queso que me hace mirar un donut y ver sólo el agujero. Esto me venía en parte de manera natural y en parte como sistema de protección, en plan quien se pone en lo peor no tiene nada que perder. Me enteré que eso era una técnica extendida que incluso tenía nombre científico y en ese momento me pareció algo positivo que mi cerebro "amablemente" usaba para cuidarme. ¡JA! Ilusa...
Diez años después he aprendido a las malas que mi mente antes muerta que remar a favor de obra, que antes muerta que facilitarme la vida, que antes muerta que ayudar. Y que OBVIAMENTE esa super negatividad dopada con toneladas de esteroides sólo servía para verlo todo negro tizón, sufrir como una perra, dar la guerra por perdida antes de empezar y autosabotearme en batallas que ya nunca sabremos si podría haber ganado yendo con una mentalidad y un ánimo mejores. Ojalá en ese momento haber leído este hilo de Twitter
Si me encontrara a mi yo del pasado primero seguramente le pegaría y después le daría un único consejo: tienes al enemigo en casa, en concreto encima de las cejas. No te fíes.
Antes me hacía gracia que mi vida fuera como una permanente cámara oculta. Me reía, lo contaba, lo escribía. Pero, de verdad, como broma ya ha valido. Como dirían en ese clasicazo de peli que es "A propósito de Henry" (ahora no encuentro el clip) cuando se tiene suficiente se dice hasta donde. Así que, oye, a quien corresponda: ¡¡HASTA DONDE!! ¡¡BASTA YA!! ¡¡STOP!! ¡¡CRUCIS!!
No voy a dar la chapa, pero cuando intentas algo y no sale. Intentas lo otro y no sale. Intentas lo de más allá y no sale. En todos los ámbitos de tu vida. Cuando te turran con instrucciones contradictorias como "si quieres algo, haz cosas para conseguirlo" y "no puedes hacer las cosas esperando conseguir algo porque si no lo logras te frustras". Cuando de verdad ya no sabes por donde tirar, porque lo que hay no es y no encuentras forma humana de cambiarlo. Entonces empiezas a pensar que te han echado mal de ojo, que eres gafe, que estás maldita. Y te acercas peligrosamente a la zona esoterifriendly.
Bolas de cristal. Cartas del tarot. Astrología. Limpiezas de aura. Baños de sal. Numerología. En serio, estoy a un telediario de llamar al maestro africano Kumbu que deja fotocopias cutres en el parabrisas de los coches prometiendo ahuyentar todo tipo de espíritus y energías negativas.
Con eso os lo digo todo.
"Sentir ese nivel bajo y constante de felicidad que en los mejores momentos de la vida fluye por debajo de todo lo demás, como un amortiguador entre tú y el mundo que te rodea"
(La novela del verano, Emily Henry)
Es exactamente eso. Un flotador, un protector, una tirita antirozaduras de la realidad. Porque la vida es un viaje movido, lleno de frenazos, curvas y a veces hasta accidentes con vueltas de campana. Para todos, nos e libra nadie, aquí cada uno tiene lo suyo. Sólo que a algunos les dan airbags para mitigar los golpes y a otros no.
Esa es la cosa.
Se habla de los que tienen digestiones pesadas. De los que les duele la espalda a mínimo que hacen cualquier esfuerzo. Los que padecen migrañas inexplicables. Los que se tuercen un tobillo con mirarlo. A los que les salen callos. Los que no consiguen pegar ojo en cuanto se cambian de cama. Se dice de ellos que pobrecitos, que lo que les ha tocado, que qué mala suerte.
No se aplica la misma regla con los que tienen un cerebro que no juega a su favor. Y no hablo de enfermedades mentales graves, sino de los que sufren (no hay otra palabra) una mente dedicada por completo a complicarles la vida. Que ve solo lo negativo. Que percibe a su dueño siempre por debajo de los demás. Que no deja de sobrepensarlo todo hasta la náusea.
En estos casos no se dice pobrecito, qué mala suerte, sino "hay que ver, es que te obsesionas con lo malo y te empeñas en estar triste". Como si fuera una elección, algo que se hace voluntariamente. Nadie le dice al de las digestiones pesadas del párrafo de arriba que se empeña en digerir con dificultad, que no pone suficiente esfuerzo en que la comida le siente bien. Todo el mundo comprende que es su tendencia natural, que no depende de él, que lo único que puede hacer es controlar sus hábitos, escoger los horarios y los alimentos que menos mal le hacen y aguantar el tirón.
Pues con temas de "azotea" un poco lo mismo. Nadie escoge ser pesimista, verlo todo negro, sentirse inseguro o hundirse con facilidad. Eso te lo encuentras de gratis, igual que al optimista le viene de serie. Puedes esforzarte en mitigar tu inclinación haciendo ejercicio, leyendo unas cosas y no otras, durmiendo lo suficiente y rodeándote de determinadas personas y alejándote de las demás. Pero la base de la que partes es la que es y no hay más.
Dejad a la gente tranquila, coño..
He visto esta imagen en Twitter y he pensado que sí, que es verdad, que cada uno tiene lo suyo, que la vida son épocas, que hay momentos buenos y malos. Y es verdad que a veces eres el coche blanco, otras el negro, otras el gris. O así debería ser.
Pero qué pasa cuando la regulación de semáforos falla y se forma en tu carretera vital un gigantesco atasco sostenido de coches mierder. Que intentas centrarte en que no son camiones mierder, ni grúas mierder ni hormigoneras mierder, que son más de tamaño utilitario, recogido, pero que no hay uno medio apañado para compensar. Que no hay un coche blanco, ni uno azul clarito ni uno de esos de los que se cambian de carril en la foto.
¿Qué sentido tiene soportar un embotellamiento eterno de shit cars?
Desde que te enteras de que Disney te ha tomado el pelo y que los príncipes azules no existen todo es bajar el listón. Asumes que no todo el mundo puede tener la cara y el pelazo de Robert Redford, ni la clase de Cary Grant, ni el carisma de George Clooney, ni el pacto con el diablo para nunca envejecer de Brad Pitt. Entiendes que no todos los que te encuentres serán millonarios, con trabajos significativos, emocionantes con buenos horarios y buen sueldo. Comprendes que aquí quien más quien menos tenemos nuestras cosas y hay que tolerar cierta cantidad de desacuerdo, incluso de rarezas.
Aceptas que cada uno tiene sus experiencias, sus traumas, sus mochilas emocionales. Que la comunicación es difícil y que a veces alguien quiere expresar algo y el mensaje que llega es otro. Admites además la disincronía, el hecho de que a menudo las cosas no llegan en el momento oportuno.
Y sigues bajando el listón. Que sea bueno, inteligente, interesante. Que me haga reír. Que tenga detalles.
Y continúas bajando. Que sea, al menos, amable. Que me trate bien. Que pueda fiarme. Que muestre interés.
Y la bajada se empina. Que no esté condenado por malos tratos, ni atravesando una depresión severa, ni lleno de rencor por su pasado.
Y bajas aún más y más: Que me caiga, al menos, bien, que esté mínimamente a gusto con él. Cómoda.
Hasta que llegas a la cota cero, a partir de la cual necesitarías una tuneladora para seguir bajando el nivel. Y piensas: "Por favor, parafraseando a Joey, que al menos no me irrite hasta el punto de que me den ganas de arrancarme un brazo para tener algo que tirarle".
Voy a colocar la imagen de arriba como foto de perfil, tuit fijado y me la pego en la frente si es necesario. Aquí no puedo explicar nada más porque sigue en vigor la campaña StopTurras y no están mis finanzas lo suficientemente boyantes como para arriesgarme a multas. Pero vamos, yo creo que, como diría la gran Noemí Argüelles en Paquitas Salas: digo pocas cosas, pero se me entiende.
¿Vosotros os creéis este mapa? Yo en los sitios donde ponen cifras a partir de 13 sí, en el resto ni de coña. Preguntadle a cualquier persona de bien cuántos días seguidos ha llovido este mes y no os va a decir ni 6, ni 7, ni 8 ni 9 a no ser que esté intentando ser irónico.
Digan los que digan los pluviómetros, la tecnología, la AEMET y mi tía Pepa a mi no me vas a convencer de que no llevamos dos siglos y medio de llover sin parar. Parece esto ya una cámara oculta. No sé como lo hacen los habitantes de climas con precipitaciones frecuentes para no cortarse las venas, porque yo cada vez que veo una ventana alta tengo reprimir las ganas de tirarme desde ella y acabar con mi sufrimiento. En serio os lo digo.
Por favor, Sol, por piedad, por compasión, vuelve ya de vacaciones. Incorpórate al curro en tus horarios habituales que no podemos más.Venimos de una pandemia, dos crisis económicas, una guerra y mejor no pensar lo que nos queda por delante, dado como está el panorama. Tenemos las resistencias al límite. O nos ayudas con unos cuantos rayitos o nosotros nos plantamos aquí.
Por-fa-vor.
Buscando otras cosas en este blog que ya va camino de los 15 años (¡bua, niño, como pasa el tiempo!) me encontré con un montón de fotos que había usado para otras entradas. Y fue curioso que me pasó como en esas sopas de letras en las que te dicen que las primeras cinco palabras que encuentras dicen mucho de ti, de tu bagaje cultural, de tu estado de ánimo. Pues un poco lo mismo, pero con tuits. Fue una especie de resumen de como me siento la mayoría del tiempo últimamente. Así que he pensado que para qué voy a escribir yo, si ya lo hace mi blog solo, adiestrado a través de años de chapas infinitas. Os dejo con él y aprovecho para desearos buena semana. Y por la sombra, bombones.
Hay un viejo truco para saber si una persona está mínimamente MÍNIMAMENTE interesada en ti o en lo que estás diciendo. Y es ir bajando paulatinamente la voz, para comprobar en qué momento te pide que repitas, que no te ha oído bien. Si eso no ocurre a partir de determinados niveles, no te está escuchando.
Estoy harta ¡HARTA! de que se me reproche que no pongo lo suficiente de mi parte, que no tengo paciencia, que pido mucho. Yo tiro del carro, tiro, tiro, tiro y tiro hasta que me canso y me detengo a observar si hay relevo. Si la cosa sigue en marcha si yo dejo de tirar. Y ¡oh, sorpresa! cuando no pongo yo todo el esfuerzo, el carro se para.
Advenedizos que desaparecen de un día para otro como secuestrados por la mafia rusa. Notas que te dicen a los 50 segundos que son los presidentes del club de fans de Hitler. Condenados por malos tratos. Gente rota, traumatizada, enferma. Sosos incapaces de mantener una conversación de ascensor, no te digo ya nada con un mínimo de interés. Y muchíiiiiisima peña con cero iniciativa que nunca llega a pedirte que repitas cuando bajas la voz.
¿Y la que exige mucho y no está poniendo suficiente esfuerzo soy yo?
Un poquito de por favor.
No os lo vais a creer con las chapas que meto por aquí, pero yo en la vida en 3D no soy muy de dar las turra con mis penas. Soy más de poner cara de circunstancias, responder a los "¿qué tal?" con un "aquí, resistiendo" y tirar pa'lante como se pueda. De hecho, cuando estaba muy muy muy mal todavía me empeñaba en cerrarme más.
Me dijeron que era bueno soltarlo y desahogarse, así que en mi último bajón tocho busqué ayuda, gente con la que hablar. La verdad, mi sensación es que ni siquiera llegué a conseguir explicarme porque la peña está ocupada y a menudo las charlas parecen el programa 59 segundos, que si no logras acabar tu argumento en menos de un minuto, te bajan el micrófono. No por falta de voluntad, ¿eh? Niños, conciliación, enfermedades, padres en urgencias, exes locos pesados... la vida. Pero el caso es que no hay tiempo para contarlo bien.
No me dio la impresión de ser escuchada, la verdad. Ni siquiera sentí que había acabado de expresar lo que me ocurría y ya me pasaron directamente a la fase "deja de hablar de este tema y piensa en otra cosa". Y oye, y que yo soy medalla olímpica en sobrepensar y ese es un consejo que de normal me viene muy requetebien, ¿eh? Lo sé. Pero decidíos por una recomendación, porque si desahogarse es bueno y soltarlo viene bien y es el paso previo para dejar de darle vueltas, desde luego con esas conversaciones misión NO cumplida. EN ABSOLUTO. Y queridos lectores, no os guieis por lo que hago aquí, donde sí me explayo y doy la chapa infinitamente. Aquí SÍ HACE FALTA una campaña StopTurras. Nos es así en la vida en 3D, en serio.
Pero se me ha movido de fase unilateralmente, así que cuando ahora me preguntan "¿qué tal?" ya ni siquiera respondo mis típicos "aquí, resistiendo". Ahora opto por encoger los hombros y no contestar. Prefiero no abrir las compuertas. Porque como en la imagen de arriba, donde tú oyes un silencio yo estoy conteniendo una tormenta.
En serio, como broma ya ha valido. Muy bien, muy interesante, no se puede decir que nos aburramos, pero ya vale, de verdad.
Si algo no vimos venir en esta generación de cristal, de problemas del primer mundo, de todo a golpe de click, de redes sociales, de postureo, de ansiedad, depresión y sufrimiento autoinfligido es que íbamos a tener una movida tocha real como una guerra. Es que ni por asomo se nos hubiera ocurrido.
Sobre todo porque marrones hemos tenido, ¿eh? Que no es que hayamos estado tranquis. Pero han sido movidas "de cuello blanco", más sofisticadas, menos tradicionales. Se pinchó una burbuja y nos arruinó a todos durante décadas. Un notas se comió un murciélago y otros cinco años de dificultades económicas acuciadas por las mascarillas y la distancia social. No nos hemos privado de corrupción, volcanes, inundaciones, Filomenas... De todo menos aburrirnos.
Pero como somos el Netflix de los marcianos se ve que había que añadirle emoción a la nueva temporada con un clásico que nunca falla: una buena guerra mundial, que hacía ya unos añitos que no nos metíamos en ninguna.
Y yo sólo tengo una cosa que decirles a los guionistas de la vida y para ello voy a autocitarme:
Hay gente tan de este club
Y yo tan de este
Será que soy una cobarde. O que ya no puedo con más.
Elige tu propia aventura.
No me suelen gustar los podcast de chicazos, ni los brazos tatuados, ni el fútbol, así que esta vez me ha venido bien que el algoritmo de Youtube no tenga ni la más remota idea de lo que debería sugerirme. Y es que si la tuviera jamás me habría mostrado en recomendaciones la entrevista de arriba de Álvaro Benito, que me ha encantado, la verdad.
Como soy una peor de la vida, ni siquiera me sonaba el nombre y así de primeras había pocas posibilidades de que yo me parara a escuchar a un futbolista metido a cantante. Pero lo cierto es que este señor habla muy bien y tiene muchas cosas interesantes que contar. Como yo le tengo bastante manía al deporte rey por abusón y por eclipsar a las otras disciplinas deportivas, todo el periplo hasta llegar a primera fila del Real Madrid me engancha poco. Pero un protagonista en plan epopeya del héroe luchando contra adversidades sobrevenidas y encontrando caminos alternativos... Eso sí, esa es mi mierda, desde luego.
Y el story telling del viaje vital de este señor cuadra a la perfección con una película de aventuras clásicas. Dificultades, ascenso, contratiempo gigante, lucha para recuperar lo perdido, éxito final alternativo. Le añades un par de dragones, algún que otro caminante blanco y una chica con pelo rubio y tienes el guión de Juego de Tronos. Bueno, no voy a exagerar, pero lo que es irrebatible es que a este tipo le han pasado cosas increíblemente buenas y putadones enormes que se las han quitado. Tuvo que luchar para que la rabia no le paralizara, reinventarse, ser imaginativo, currárselo, buscar alternativas. ¿Que hay gente que hace todo eso y no le funciona? Irrebatible también. Pero eso no le quita mérito a él ni emoción a su historia.
Me han molado muchas de las cosas que cuenta, pero me ha resonado especialmente lo de la hora y 15 minutos, donde habla de la paz que hay al otro lado de las derrotas, cuando te permites por fin cerrar capítulo, asumir que lo que no puede ser no puede ser y empezar algo nuevo. Cuando rendirse se convierte en la primera batalla ganada. Sobre todo porque no parece que un tío claramente tocado por la magia de la suerte (para llegar dos veces al exitazo en dos cosas totalmente distintas hace falta un poco de magia, no me digáis) también lo haya pasado mal y sufrido y acumulado fracasos hasta lograr el triunfo. No parece que haya tenido que rendirse nunca y bueno, pues así ha sido. Sólo que él tuvo la fuerza para no hundirse y la capacidad de encontrar otra pasión igual de fuerte.
Ojalá yo.
Cuando ya lo has pensado todo del derecho, del revés, pa'lante, pa'trás, no te queda otra que hacer números. Acudir a las matemáticas que, según dicen los de la Nasa y otros listos empollones. nunca fallan. Y cuando terminas eres consciente de que no salen las cuentas.
Llaman a lo de arriba la rueda de la vida o algo así, tampoco me acuerdo ahora del nombre exacto. El caso es que se supone que tienes que puntuar con un número como crees que estas ahora mismo en cada área de las que salen en el círculo. La idea es mostrar con que apartados están más o menos conforme y en cuáles tienes que trabajar. Ya os adelanto mi calificación media: suspenso.
Aunque de todas formas tengo que hacer un disclaimer inicial y es que poner los "quesitos" del mismo tamaño es un error de base. No creo que para nadie sea igual de importante la profesión que el ocio o la familia, por ejemplo. Para unos será más tocho lo primero y para otros lo segundo, pero igual, seguro que no. Por otro lado, los pintan paralelos, pero se superponen unos con otros porque si no tienes salud, a tomar aire fresco lo demás, pero si SOLO tienes salud, entonces te morirás de viejo con una vida triste y gris. Y sin nada de dinero se tachan muchas pero muchas de las otras cosas.
Aunque no lo parezca por lo me quejo, yo soy de buen conformar. hay muchas áreas que de forma objetiva van de pena y yo les pongo un 9 porque con lo que tengo voy tirando y por comparación en el país de los ciegos el tuerto es el rey. O porque son asuntos que me la refanfinflan y por eso con cualquier cosa me vale. Eso sí, fijaos qué nota tendrán otras para que de media me salga cate.
Y aún así no es mi problema principal. Lo que me preocupa de verdad es que en los quesitos con la puntuación más baja veo poco margen de mejora porque o no está en mi mano o ya he intentado todo lo que se me ocurre sin resultado. Ni idea de qué más hacer.
Y entonces pregunto a todo el que me cruzo en busca de iluminación y la respuesta estrella es: no lo sé.
Pues bienvenido al club. Para ese viaje no necesitaba alforjas.
Quiero actualizar pero me niego a seguir dando la turra con lloriqueos, así que ante la imposibilidad de sacar nada viable de mi cabeza, recurre a Manuel, que dice verdades como puños de forma bonita. Os deseo a todos un buen fin de semana lleno de maravillosas alarmas y felices sobresaltos.
Y por la sombra, bombones.
Es curioso que cuando a los niños les preguntan qué quieren ser de mayores casi nunca responden una sola cosa. Dicen que policía o futbolista o astronauta o profesor. Y muy a menudo ni siquiera tienen una preferencia clara, se ven bien en cualquiera de esas profesiones.
Luego crecemos, elegimos estudios y también ponemos en la solicitud varias opciones, para tener un plan B por si no nos da la nota de acceso a nuestra primera elección. Y en este momento todavía somos capaces de visualizarnos en todas esas dedicaciones.
Pero después entras en el mercado laboral y te pegas años y años y años haciendo variaciones mejores o peores de una misma labor y cuando ya no quieres/no puedes/no te dejan hacerla más, te quedas en blanco. No te identificas con otra profesión, ni te apetece aprender algo de cero, ni empezar desde lo más bajo oooootra vez. Quiero decir, si te preguntaran lo que a los pequeños, ¿que quieres ser? no tendrías una respuesta. Probablemente porque ya no consideras tu trabajo lo que eres, sino lo que haces en un apartado de tu vida que ya ni siquiera está en la balda de arriba de tus prioridades, sino más bien escondido al fondo de la de abajo. Así que te da igual, lo único que te importa es que te ocupe el mínimo espacio posible para que te quepan más juguetes, más chucherías, más pelis, más libros y más música. Por seguir con la metáfora de la imagen de arriba, a lo mejor te bajas del tren pero ya no quieres volver al punto de partida ni tienes claro ningún otro destino.
Dicho lo cual, no me queda otra que preguntar en plan encuesta. Si en la actual fase de vuestra vida tuvierais que cambiar de profesión, ¿a qué os dedicaríais?
Por curiosidad.