En Hábitos Atómicos se dicen muchas cosas interesantes. La que más (creo) es que para implementar un cambio de forma indefinida tienes que CREER de verdad que eres el tipo de persona a la que estás intentando parecerte. Nunca conseguirás mantener tu casa en orden si te consideras un desordenado. Sólo lograrás dejar el tabaco si ya piensas que eres un no fumador.
Ahora me doy cuenta de que este ha sido mi problema. Yo escribo, desde siempre. Para desahogarme, para entretenerme, para relacionarme con los demás, para recordar, para presentarme, para hacer regalos, para trabajar. Y, sin embargo, nunca me he visto a mí misma como una escritora. Hasta hace nada, de hecho, lo creía imposible. Los libros, simplemente, los escribían otros. Eso, simplemente, no era algo a mi alcance.
Luego te detienes a mirar más de cerca y te coscas de que todo perro pichichi tiene un libro: famosos, famosetes con couch escritor, tu vecino del quinto... y decides que por qué tú no. Que aquí o jugamos todos o rompemos la baraja. Y entonces, cómo no, entra en escena tu crítico interno. En mi caso, Daiana.
Como buena extraterrestre, Daiana tiene rayos paralizantes para dejarme fuera de juego. Con su pistola láser me dispara sin descanso proyectiles de "esto ya se ha contado", "menuda escena más forzada", "al prota no hay quien se lo crea", "LOL". Y luego me lanza redes para mantenerme capturada como un pez: libros de los que analizar su estructura, manuales literarios, consejos de expertos... marañas de distracciones para encarcelarme en la procrastinación e impedir que coja la autopista de la escritura.
Así que he decidido dos cosas: que SOY ESCRITORA y que voy a hacer lo que Cath en FanGirl cuando pensaba que sólo era capaz de crear fanfiction, que no llevaba dentro otros modos de expresión. Voy, nada más y nada menos, que a empezar. A poner una palabra y después otra y después otra y después otra, salga lo que salga. Voy a sacar la historia de mi mente y darle forma terminada en el mundo real. Y así ni Daiana ni nadie podrá negar que soy escritora y podré, POR FIN, escribir.
Si llevas doce años de blog. Pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena, eh.:)
ResponderEliminarPues adelante y a por todas!!
ResponderEliminarBesos.
Claro que sí! Es muy cierto, la cabeza cree nada más y nada menos que lo que le dices (lo que pasa es que mayormente ni nos coscamos de lo que nos decimos)
ResponderEliminarA por ello!
Empecé a leer Hábitos Atómicos, pero se han ido colando otras lecturas y ahora lo tengo un poco apartado.
ResponderEliminarA veces los demás tienen más claro que nosotros mismos lo que somos, igual la única que no sabe que eres escritora eres tú ;-)
Besos.
Cabronidas, doce años, que se deice pronto y aún así no me siento escritora. Al loro.
ResponderEliminarNoelia, gracias por los ánimos!
Lopillas, es verdad, ¿eh? Tener una radio permanentemente encendida en el cerebro y ni siquiera darnos cuenta de que es una radio.Qué complicados somos a veces.
Devoradora, ¿Tú crees? ¡Ojalá!