domingo, 20 de noviembre de 2022

Umbral de tontería

Últimamente estoy un poco en modo loca con esto de leer y juntar palabras y para colmo ahora no se me ocurre otra cosa que comprarme el manual de escritura de Sanderson. Lo que me faltaba para el duro. Como si al típico chavalillo obsesionado con abrir relojes e instrumentos de precisión para verles las tripas le das un libro de texto sobre relojería. Apaga y vámonos.

No me escondo. Yo ya estaba en el punto de descubrirme a mí misma parando cada minuto el audiolibro de turno para apuntar en qué capítulo pasaba tal o cual cosa. Con eso trataba de entender cuando había sabido que el prota, en realidad, era buena persona y no un cabrón y en qué momento quedaba claro por fin que la chica de la historia había superado su trauma Y sí, lo sé, esto ya es lo bastante creepy.

Bueno, pues ahora llega Sanderson y lo agrava. ¿Por qué? Porque explica (de forma amena, además) una parte de las tripas de la escritura. Qué puede causar que determinados textos no funcionen, qué pegas tiene cada tipo de narrador, como se anidan las tramas principales y secundarias... Y me dan ganas de buscar ese esqueleto en la trastienda de todas mis lecturas.

En el manual dice muchas cosas interesantes, pero me gustan sobre todo sus conceptos de andar por casa. Por ejemplo, que mencione los trucos sucios de los escritores que la mayoría usamos por instinto sin ni siquiera saber que eran trucos sucios. Y me ha encantado lo del "umbral de tontería".

¿Qué es esto? El cuartelillo que le damos a un libro. El margen de confianza. Las páginas que aguantamos leyendo sin que la historia nos haya enganchado aún, pero confiando en que pronto lo hará.

Esto depende de muchas cosas. De si ya has leído antes al autor y te ha gustado. Del momento anímico en el que te pille. Del nivel de concentración que hayas podido dedicarle. De si tienes vías de escape (otros libros a mano) o estás encerrado en un avión sin nada mejor que hacer para amenizar el viaje. El umbral es flexible.

Yo suelo tener bastante aguante. A mínimo que me presentes a un personaje con un problema enseguida me entra curiosidad por como lo va a resolver. Pero hay cosas que me hartan muy deprisa, como no entender nada del mundo en el transcurre todo o que el estilo sea innecesariamente rebuscado. Los pedantes que sólo consideran literario lo difícil me atacan los nervios.

Y luego está el umbral de tontería que todos tenemos en el mundo real, claro. Pero es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.

4 comentarios:

  1. Yo creo que al final todo deriva en lo mismo: los gustos personales. Por poner un ejemplo, aborrezco de la literatura erótica; esa excrecencia que dicen trata de sugerir sin mostrar; de seducir sin ser explícita. Por otro lado, un estilo rebuscado puede llega a cansar, pero lo prefiero a un estilo plano y lineal que lo que hace es aburrir.

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  2. Me gusta mucho el concepto que nos cuentas. Siempre digo que yo puedo leer sobre dragones voladores, pero las motivaciones de los personajes, los giros de la trama, deben tener cierta estructura interna lógica porque si no, no me resultan creíbles. Supongo que ahí está mi propio "umbral de tontería".
    Besitos.

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  3. Pues creo que mi umbral de tontería depende de tantos factores que con cada libro es distinto.

    Besos.

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  4. Cabronidas, no sé, yo creo que un estilo rebuscado puede ser a la vez plano y lo sencillo tener al mismo tiempo mucha miga. No sé...

    Noelia, fíjate que hablamos de "creible" en mundos de fantasía inventados. Qué fenomenal es la escritura, ¿eh?

    Devoradora, eso es verdad también, varía mucho el umbral de unos casos a otros.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.