domingo, 17 de abril de 2022

El símbolo de la bondad humana

En Love Actually dicen que la zona de llegadas del aeropuerto les recuerda al amor, así en abstracto, porque en ellas se ven muestras de afecto de todas clases: madre e hijos, parejas, amigos... Lo que os explica él mejor en el video de arriba, vamos.  Bueno, pues para mi la bondad humana, así, en abstracto, se refleja cuando te quedas dormido en el coche.

Os pongo en situación. Pandemia. Viruses corriendo por todas partes para amargarnos la vida. Restricciones. Bares cerrados. Cualquier espacio interior donde respiren otros se considera prácticamente el infierno. Un frío que pela. 

Yo pasé una época en la que tenía que hacer tiempo entre una actividad y otra de mi día. El típico rato en el que te irías a tomar un café si en aquel momento de caos eso fuera poco menos que misión imposible. ¿Solución? Libro y a leer un rato al coche. No había más opciones.

Leía con el libro sobre las piernas, apoyando la cabeza en el puño y, por tanto, mirando hacia abajo. Supongo que con esa postura desde fuera podría parecer que estaba inconsciente o dormida. El caso es que muchísimas veces alguien terminaba tocándome en la ventanilla para preguntar si estaba bien. Gente de todo tipo: señoras mayores, abueletes, chicas jóvenes, repartidores de Amazon... Personas completamente distintas unas de otras unidas por la misma preocupación: mi salud.

En una época que no fue demasiado larga me ocurrió esto en mogollón de ocasiones y cada vez me sorprendía más que la anterior. Porque, en general, andas por la calle y la peña va a su bola, cuando no son directamente desagradables. Si se pueden colar en la fila del supermercado, se cuelan. No hacen ningún esfuerzo para que no choquen los paraguas cuando llueve a cántaros. Te apretujan y molestan en el metro. Te pitan sin razón en los semáforos. En general, la gente parece amargada y de intenciones regulinchis.

Y la clave debe de estar en eso, en que solo lo PARECE. En que hay montones de gente buena eclipsada por unos cuantos cabrones que hacen mucho ruido y por eso cunden más. Gente amable que cede el paso, que te avisa si se te cae la bufanda sin que te des cuenta, que te ayuda a atrapar el papel que se te ha volado con el viento, que te presta esos cinco céntimos que te faltaban para pagar el billete de bus. Gente que te toca la ventanilla para asegurarse de que no te ha dado un chungo cuando estabas aparcando.

¿Dudáis de la bondad humana? Parad el coche y haceos los dormidos un rato. Como la zona de llegadas de un aeropuerto, pero en versión mini.

5 comentarios:

  1. Estoy de acuerdo: la mayoría de la gente es buena y solidaria. Es verdad que también los hay muy puñeteros y además llaman mucho la atención, pero no debemos pensar que sean la mayoría.

    Yo pienso en estas cosas cuando veo pelis de distopías o de zombis. En esas pelis, además de los propios zombis, el problema suelen ser los humanos vivos, que suelen ser egoístas y violentos y le dan muchos problemas al prota. Sin embargo yo siempre he pensado que si un día nos invanden los zombis, la mayoría de la gente de España intentaría ayudar a los demás, ofrecerles cobijo y ser amables en general. Pega más con el carácter de la mayoría de la gente.

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  2. Qué curiosa asociación. Lo último con lo que lo equipararía es con el amor. Simboliza más la neurosis de una vida acelerada.

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  3. Nos guste o no, depende de tu sexo y de tus pintas. O de lo que lo trasmitas a la gente cuando te ven. A saber. Lo digo porque esa idéntica tesitura que tu has vivido también la he vivido. Y en mi caso no me preguntó ni dios.

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  4. Siempre hay de todo, bueno y malo, pero es cierto que lo malo llama más la atención y parece que solo recordamos las malas acciones de los demás.

    Besos.

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  5. Cuando leí lo de la muerte de René Robert en la calle , de frío, me dije:eso en España no hubiera pasado, aquí la peña para siempre cuando alguien se cae, te preguntan si vas llorando por la calle, etc...
    Y yo en las puertas de llegadas y7o salidas, ya sea aeropuertos, A.V.E o puerto...sieeempre lloro viendo reencuentros y despedidas, sieeeeempre...muy fuerte lo mío.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.