Ir a la playa un sábado y que el jueves siga saliendo arena de la funda de las gafas de sol que, en teoría, no habían llegado a mancharse.
Regar poco una maceta llena de tierra compacta y que al rato el agua que parecía que no sobraba termine filtrándose por debajo.
Cerrar la puerta de la cocina para que no salga el humo de la sartén y que igualmente toda la casa huela a croquetas.
Sellar bien las ventanas y que siga notándose corriente en el pasillo.
Ponerte ocho capas de ropa de abrigo y sentir el frío llegando hasta tus huesos.
Eres arena, agua, olor, viento, frío.
Te cuelas en mi mente cerrada a cal y canto todavía no sé muy bien a través de qué resquicios. Te cuelas con canciones, con anuncios de televisión, con ojos de desconocidos que recuerdan a otros ojos, con formas de hablar que resultan familiares, con chascarrillos absurdos.
Te cuelas por todas partes como la arena, como el agua, como el olor, como el viento, como el frío.
Deja de colarte.
No es esa persona la que tiene la habilidad de colarse, somos nosotras que sin darnos cuenta le dejamos.
ResponderEliminarBesos.
Una persona que es tantos elementos debiera estar, por lo menos, currando en los Vengadores.
ResponderEliminarDevoradora, pues para el caso, patatas, ¿no?
ResponderEliminarCabronidas, o liderando a los supervillanos, vaya usted a saber.