martes, 9 de marzo de 2021

Hormonas en guerra

Dado que en este blog hay entradaS (así, en plural) dedicadas a mis neuronas he estado a punto de dejarles a mis hormonas que protagonizaran este post, pero me están apretando tantísimo las tuercas las muy cabronas que no lo voy a hacer sólo para fastidiarlas. Que ya está bien, hombre, menuda semanita me están dando las muy hijas de puta. Así que me voy a chivar en el blog de la que me están liando pero no les voy a dar voz. ¡Faltaría más!

Aunque bueno, me enfado con las hormonas cuando la verdadera villana de esta pesadilla es mi regla, que idea, capitanea y orquesta la operación "Hundir Speedy". No sé si el objetivo final es mandarme a la cárcel o conseguir que haga balconing sin piscina ni agua debajo, pero entre la intensidad del ataque y la perfecta simbiosis con este CoronaApocalipsis que me tiene ya hasta la pepitilla, al final van a conseguir que ocurra algo. Estoy al límite de mi resistencia.

Que sí, que vale, que lo entiendo. Que el almacén de óvulos está en las últimas y aquí ni rastro de bebés. Pero hormonas de mis amores, hijas mías, ¿qué queréis que haga yo? ¿Os habéis vuelto hermafroditas? No, ¿verdad? Por lo que sé os sigue haciendo falta la participación de un espermatozoide para el temita... Pues colegas, con vuestra estrategia actual mal vamos para conseguir un voluntario. ¿Por qué creéis que dramatizar y ponerme contra las cuerdas cada 15 días ayuda en algo? 

Troncas, que se os va la mano. Que me mandáis tanta tristeza que me pego una semana llorando cada 10 minutos: con anuncios de televisión, con hilos de Twitter, repasando los fracasos de mi vida... Que me generáis una mala leche tan brutal que voy a terminar matando a alguien. Que tengo el autocontrol más entrenado de la historia y hay veces que casi se me escapa el monstruo de ojos rojos. En el curro, esperando al bus, entrando al garaje... Que me van a mandar a la cárcel por asesinato o al hospital de la paliza que me va a dar alguien después de una bronca. Hormonas, tías, de verdad, bajad el ritmo que esto acaba en tragedia. Y PARA COLMO en ninguno de esos finales hay bebés por ninguna parte, igualmente. Que vamos a hacer un pan con unas tortas, troncas. Cambiad de estrategia, es OBVIO que esta no sirve para nada.

O mejor aún, rendíos. Aceptadlo. Ya no da tiempo, la baby fábrica no se va ni a estrenar. Ya lo sé, años y años dándome la turra con la regla cada mes para nada, toda vuestra trayectoria laboral tirada a la basura. Os entiendo, de verdad, es un desperdicio, pero qué le vamos a hacer, la vida es así, no la he inventado yo. De hecho, las que participasteis en la evolución desde el mono fuisteis vosotras. Haber evolucionado hacia la independencia reproductiva. ¿En qué momento se os ocurrió que fiarlo todo a la aparición de un espermatozoide viable era un buen plan? Es que, hijas mías, parecéis nuevas. Pues ahora a apechugar con los fallos del diseño del sistema sin dar la turra a este nivel, colegas, que esto es inaguantable.

Como diría mi profe de yoga, ACEPTADLO Y FLUID. La incapacidad para aceptar es lo que genera el verdadero sufrimiento. Y como lo diría yo.

¡¡RELAJAOS DE UNA PUTA VEZ, CABRONAS!!

3 comentarios:

  1. Jajaja... buen post. Igual la alteracion no es hormonal sino ambiental.
    Este post tras el 8M no sé si esta visado por el neofeminismo.
    Bss y animo.

    ResponderEliminar
  2. Inseminación a los cuarenta...ahí lo dejo...

    ResponderEliminar
  3. ECDC, aquí el feminismo no tiene nada que ver, es biología y matemáticas básicas, el problema es que mis hormonas no se coscan y la pagan con quien no la tienen que pagar, es decir, conmigo, que no tengo ninguna culpa jajaja

    Pseudo, uyyyyyyy, NI LOCA me meto yo en una movida así sola y sin un equipo de respaldo, NI LOCA. No sé tomar las decisiones adecuadas en mi propia vida como para decidir yo sola sobre cualquier otro ser vivo. Hay gente que lo habéis hecho maravillosamente solas y os admiro al máximo por ello pero yo NI LO-CA

    ResponderEliminar

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.