lunes, 24 de junio de 2019

CarcaLlantos

¿Sabéis eso de que del amor al odio no hay más que un paso? Pues de la risa al llanto ni medio. Y en mi caso en concreto ni un cuarto porque las carcajadas son mi reacción a algunas situaciones en las que te esperarías de todo menos risas. Me pasa en situaciones de estrés y últimamente en mi vida en general, en la que empieza a hacerse necesario acuñar un término nuevo: el carcallanto.

Ya entraremos en el detalle en otra entrada, pero para que os vayáis familiarizando con el concepto os pondré un ejemplo. El otro día tenía mogollón de ganas de llorar. Pero UN MONTÓN. Por suerte, la sabia mano de la vida me condujo a mi muro de twitter, donde encontré unas cuantas joyas retuiteadas que me ayudaron a no hundirme demasiado en las arenas movedizas de la melancolía. O sea, que aunque el hilo conductor era la pena suprema, iba leyendo gracias para desdramatizar el dolor que me provocaban carcajadas. Carcajadas rematadas con lágrimas, bien es cierto, porque bueno, se me habían acumulado tantas tantas ganas de llorar que eso por algún lado tenía que salir. Pero después leía otro tuit, paraba la espiral tristona y la cosa no pasaba a mayores.

Ya lo sé, no se entiende nada. Ahora lo vais a entender.

Porque estaba pensando en el atasco vital que llevo encima desde ni se sabe y decidí que la próxima vez que alguien me preguntara "¿qué tal?" iba a responder.




Y si se interesaba por la razón y me pedía que le explicara qué cambiaría, mi contestación sería:



Porque bueno, no se puede decir que algunas de las técnicas vitales que aplicaba hasta ahora fueran de alta efectividad. Aquí un ejemplo claro.


Pero es que para las nuevas técnicas que se quieren introducir, no han implementado los sistemas de seguridad adecuados. Faltan cascos, coderas, espinilleras y prendas protectoras en general a porrillo.




Así que la próxima vez que alguien me venga a abrasar con sus padecimientos de que "mira tú, qué vida más dura, que tal, que Pascual" y que se raja, le contestaré que apechugue, que aquí cada uno tenemos lo nuestro.



Y que, efectivamente, no está el horno para bollos ni para momentos happy flowers.


Y si no, lo que os digo, una buena ración de carcallantos y se te va la tontería. Para ir tirando palante, al menos.

4 comentarios:

  1. A mí lo que suele funcionarme cuando estoy depre es ver vídeos de tomas falsas de alguna serie o película. Me animan mucho, a veces incluso aunque no haya visto la serie o peli en cuestión.

    Pero tu método también está bien. Me ha hecho gracia sobre todo el primero, el de la reencarnación ;P

    Besos y ánimo!

    ResponderEliminar
  2. Doctora, a mi también me gusta mucho el de la reencarnación. De hecho estoy a punto de ponérmelo de estado de whatsapp.

    Pseudo, a mi también me gusta el último, es muy realista. Y me encanta el de humor amarillo es una verdad como un templo. ;P

    ResponderEliminar

¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.