domingo, 13 de febrero de 2022

Benditas maldiciones

A veces tus maldiciones son una bendición.

No se puede decir que yo sea precisamente afortunada en amores, pero por lo que veo por ahí podría ser peor. Mi condena es la baja tasa de coincidencia, es decir, que muchos de los chicos que me molan pasan de mi. Y esto, bueno, pues en fin, regulinchi porque es una caca y duele, claro. Pero en mi desgracia tengo suerte porque la inmensa mayoría de ellos me mandan a freír espárragos a la voz de ya. O no me dejan entrar a su vida o me dan la patada rapidito, sin tonteos, ni marear la perdiz que si sí , que si no.... En un pis pas adiós y si te he visto no me acuerdo.

En el momento esto duele y a veces me enfada porque parece que les importo un bledo, pero visto con distancia he de reconocer que es lo mejor. Con mi legendaria incapacidad de cambiar de "canal mental", mi facilidad para obsesionarme y mi cabezonería absurda para determinadas cosas, si me dieran un mínimo (¡MÍNIMO!) de cuartelillo estaría encerrada en callejones sin salida para siempre. Bien ahí por mis maromazos de turno, punto positivo. Brutotes, pero honestos. Es lo mejor para todos, tienen razón.

Seguramente gracias a esto nunca he estado en una relación tóxica, ni difícil, ni en situaciones de maltrato o parecido. Antes pensaba que era porque tengo muy claras las cosas que no quiero tolerar y porque mi descomunal (y casi siempre malentendido) orgullo me impedía arrastrarme o hacer determinadas concesiones o peticiones. Ahora sé que ha sido pura suerte de no cruzarme con las personas equivocadas.

No hablo de maltrato físico y psicológico, que eso es mucho cartucho y este blog no es momento ni lugar. Hablo de relaciones de mierda (muy muy comunes si miráis a vuestro alrededor) en el que uno de los dos se aprovecha del otro, o le somete o no le considera al mismo nivel o le hiere de cualquier otra forma. Pequeños infiernos personales de los que la mayoría de la peña no sabe como escapar. O no es consciente de que necesita salir, o no se ve capaz o le da miedo o cree que no se lo merece. Pero allí se quedan, encerrados.

Solía creer que a mi eso no podría ocurrirme, pero cada vez tengo más claro que NADIE está libre de esto. Casi siempre es un proceso gradual en el que te metes sin darte cuenta con una persona que (a propósito o no) identifica tus puntos débiles y los usa para manipularte, para encadenarte, para bloquear tu capacidad de reacción.

¿Yo podría ser una víctima de maltrato? Desgraciadamente creo que sí. Y seguramente tú también.

4 comentarios:

  1. Nadie está libre. El caso es que a mí solo me maltratan una vez.

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  2. Supongo que nadie piensa que podría llegar a verse en esa situación.

    Es como que te atropelle un tren: parece imposible porque son enormes, hacen ruido y siempre circulan por el mismo sitio (la vía), pero es un hecho objetivo que todos los años hay gente que es atropellada por trenes. Así que tenemos que pensar que es algo posible y por tanto hay que andarse con ojo cuando pasemos cerca de una vía.

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  3. mal trato
    que no nosdan los gustos como querramos.
    Me ha encantado tu blog
    te dejo el mio en huellas
    Gracias por compartir lo que sientes

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  4. Cabronidas, ¿tú crees? No sé, yo creo que cada situación de estas es un mundo y que hay veces que la persona que está dentro ni se da cuenta. Puede que no sea el caso de la violencia física, pero esa no es la única forma de maltrato...

    Tarambana, joer, nunca había pensado lo de los trenes, pero es así. Qué buena analogía.

    Recomenzar, gracais por tu comentario, ahora me paso por tu blog

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.