jueves, 18 de noviembre de 2021

Desastre colectivo

¡Atención todos, primicia-primiciosa! (que dirían los de Gomaespuma).Yo soy bastante desastre. No creo que os sorprenda mucho a los que pasáis por este blog de vez en cuando, pero que no se diga que no pongo todo negro sobre blanco. El caso es que soy muy consciente de esta evidencia, sólo que la he relativizado bastante porque, a medida que pasan los años, cada vez tengo más claro que no soy la única. Vamos, que albergo sospechas fundadas de que la mayoría de la gente somos catástrofes andantes. Hay por ahí alguno más listo, alguno más eficaz, alguno con una potencia física sorprendente, pero, en general, de media, como colectivo, somos desastres totales. Cada uno a su manera, pero todos en el hoyo.

Aún así mi tendencia es a fiarme de cualquiera antes que de mi misma. ¿Por qué? Porque yo estoy en primera fila de todas mis cagadas, del 100%, no me pierdo una. Sieeeempre que la cago estoy allí. Sin embargo, de los demás, con suerte, puedo haber sido testigo de la mitad, o de un cuarto o de ninguna y lo único que tengo es la sospecha (más que fundada) de que la caga. Y entonces, claro, en comparación, salgo perdiendo. Porque, como buena demagoga, comparo mi interior con el exterior de los demás.

Supongo que por eso me mola tanto que la gente desvele la trastienda de cosas que a nosotros se nos presentan como un resultado perfecto. Por ejemplo, un, dos, tres, responda otra vez, las películas. En la gran pantalla todo es idílico: aparcan a la primera, siempre les cogen el teléfono, el primer beso es perfecto, sin vacilaciones ni choques, nunca tartamudean al hablar, ni se les olvida el nombre de las cosas, ni se tropiezan. Luego te dicen que para que esa escena de peli tuvieron que estar seis horas y hacer 500 tomas y ya te explicas muchas cosas.

¿Otra cosa que a nosotros nos llega ya pulida y sin errores? Los vídeos de cualquier youtuber random. Que ves una chavalilla ahí que no levanta dos palmos del suelo con esa soltura para hablar, sin muletillas ni tropiezos y piensas: "Coñe, qué facilidad de palabra". Luego, si es una youtuber pequeñita que está empezando a la que nadie ayuda, se equivoca, sube el vídeo sin editar y ves la cantidad de veces que ha repetido una misma frase para no tartamudear y la de veces que ha parado a consultar el guión. Sólo que todo eso, en la versión editada, ha desaparecido. ¡Magia borras! 

Y si es una youtuber grandota como Ter que hace cosas mucho más profesionales, pues te enteras porque le da un arranque de sinceridad. Y qué queréis que os diga, se agradece, la verdad. Porque si aquí somos todos un desastre, que se sepa, cojones. Que luego parece que soy yo la única peor de la vida y no...


4 comentarios:

  1. De pequeño veía aquellas pelis americanas. Los protagonistas, a los cinco minutos de conocerse, ya estaban follando. Joder, pensaba ya de muy joven, los adultos parecen gilipollas pero no lo son tanto. Luego creces y entras en el mundo adulto aunque no quieras, y te das cuenta de que todo lo que muestra tele y cine es mentira y lo único que queda es que sí, somos gilipollas. Antes, hoy y mañana.

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  2. "Porque, como buena demagoga, comparo mi interior con el exterior de los demás". Esta frase hay que ponerla en un poster o algo. :D

    Si que está bien ver el "making-of" de las cosas: humaniza mucho a los Mr. y Mrs. Perfectos del mundo.

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  3. Cabronidas, que todos somos gilipollas es una gran verdad de la vida, sí.

    Tarambana, aquí todos tenemos lo nuestro, esto es así y es así. Sólo que a unos se nos nota más que a otros.

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  4. Por eso me deben gustar los dramas realistas que acaban mal...quizás.
    Tienes que ver la serie de Dolera "Vida perfecta" en Movistar.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.