miércoles, 24 de noviembre de 2021

Esto TAMBIÉN pasará

El otro día oí por la radio que el número de suicidios en España duplica a la cantidad de fallecidos en accidentes de tráficos. Son cifras que asustan, si te paras a pensarlo.

A raíz de eso eché la vista atrás y me acordé de que una vez, hace muchísimos años, se me pasó por la cabeza la idea. Bueno, no exactamente, no es que quisiera quitarme la vida, nunca me planteé activamente hacer nada. Sin embargo, veía la muerte como un descanso, un alivio. Sufría tanto que cualquier cosa que detuviera aquel sufrimiento me parecía bien. Recuerdo viajar en el metro y pensar que yo no iba a tirarme a las vías, pero que si me caía o alguien me empujaba y un tren se me llevaba por delante, aquella angustia acabaría. Y me parecía bien.

Lo más gordo es que no me había pasado nada del otro mundo, nada que no nos haya ocurrido a todos, nada que no haya sido superado tiempo después por acontecimientos vitales mucho peores. Pero en el fondo eso da igual, porque el grado en que algo te hiere no depende tanto de la magnitud del golpe como de lo preparado para recibirlo que te encuentre. Si estás a la pata coja, cualquier mínimo empujoncito, por pequeño que sea, te tira al suelo. Pues un poco eso, pero con sentimientos.

Hacía muchísimo que no pensaba en aquella época y hoy me he dado cuenta, por primera vez, de que no queda NADA de aquel dolor. NADA. Y me ha sorprendido, la verdad. Me costó sangre, sudor, lágrimas y la tira de tiempo cerrar aquella herida y durante años y años la cicatriz siguió picando. Primero mucho, poco a poco cada vez menos y al final quedó como un ligero eco, muy lejano, lejanísimo. No sé explicar qué era, como una presencia, como una advertencia, pero algo había allí la última vez que miré.

Hoy, después de mucho tiempo sin acordarme, he mirado y no queda NADA. NADA. Jamás habría creído que eso fuera posible y, sin embrago, la sabiduría popular tiene razón. Todo pasa. To-do.

Insistían los psicólogos del reportaje que oí en la radio en que el suicidio es una solución permanente para un problema pasajero. Porque todos lo son.

Así que ya tengo un cartel más para añadir a mis cuadros de las paredes, y este, como viene abalado por la experiencia propia, aún más creíble.

Esto TAMBIÉN pasará

4 comentarios:

  1. Bueno, todo pasa porque nada es eterno. Pero depende qué mierda pase por tu cabeza, igual se queda y la llevas contigo hasta la muerte, sea natural o voluntaria. Lo último lo digo categóricamente, puesto que lo he visto y vivido en personas muy cercanas.

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  2. El dolor del alma, que suena muy cursi pero es que no sé como llamarlo, es peor que el dolor físico. Yo prefiero mil veces que me duela lo que sea a que me vuelva la ansiedad. Que en mi caso siempre vuelve porque siempre vuelve el vacío que la genera.
    Me alegro muchísimo de que en tu caso el dolor se haya ido para siempre :)))))

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  3. Pues me alegro mucho de que ya no quede NADA.
    Supongo que cuando te refieres a la sabiduría popular te refieres a esto:
    https://lamenteesmaravillosa.com/la-leyenda-tambien-pasara-salvo-al-rey/
    Yo descubrí esta leyenda hace un par de meses, a raíz de un mal momento que estaba pasando una amiga y una tercera compartió con nosotras este texto.

    Besos.

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  4. Acabo de escuchar el "podcast" de Angel Martín y la Milá "Por si las voces vuelven" y también he pensado que en la adolescencia si me planteé el suicidio( ahora sé que era algo hormonal) pero pese a las ganas de apagar y dejar de sentir dolor no lo hice pero no es tan difícil caer en esa desesperación.
    Y es verdad que casi todos los problemas son pasajeros y pasan.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.