sábado, 10 de octubre de 2020

La maldición de las novias advenedizas

Los habituales de estos lares saben que el surrealismo es un elemento bastante constante en mi vida fruto, seguramente, de algún cóctel de maldiciones que me echó alguna bruja resentida porque mi madre era más guapa que ella o algún supervillano con mal perder al que SpeedyDad mandara en su día a tomar aire fresco. No sé, nadie me ha contado el origen del problema, pero el hecho es que las maldiciones son el pan de cada día en mis andanzas: la maldición del primerizo, el surrealismo teledirigido, la maldición de las novias advenedizas... ¡Ah! ¿Que no os he contado  nada aún de la maldición de las novias? Pues no os lo perdáis, que es de traca.

A verrrr, así en plan sencillo. Por emplear un eufemismo amable, yo soy la nemesis de Casanova, es decir, lo contrario a su superpoder: si él sabía hacer caer rendido a sus pies todo objetivo amoroso que se propusiera yo soy lo opuesto TOTALMENTE. El 99% de las veces no les gusto a los chicos que me interesan. Bueno, no sé si no les gusto o es otra causa porque casi nadie se molesta en aclararme el motivo, pero el hecho es que en pocas ocasiones acabamos juntos tipo final feliz de peli romántica. 

¿Cómo acabamos? Guay, en plan solo amigos, buen rollo total. ¿Y qué pasa? Que tarde o temprano termina llegando una novia que ocupa el puesto de mis aspiraciones fallidas y con la que, obviamente, no me queda otra que mantener la buena vibra. A ver, es la novia de un amigo, van en pack. Y además la pobrecilla no tiene la culpa de que el chico de turno no se enamorara de mi. Y eso sin contar con que los que me molan son siempre chavales cielazos, así que si a él le gusta, será que es maja. Y yo soy muy consciente de todo eso, el problema es que también soy humana y la mayoría de ellas me caen mal. Por lo menos al principio. Simple y llana envidia, claro, como me caen mal los millonetis dedicados en exclusiva a viajar por el mundo tomando el sol y bebiendo cocolocos. No los conozco de nada pero me caen gordos. Tampoco es que les desee ninguna desgracia, entendedme, simplemente estoy en desacuerdo con su felicidad eterna. Pues con las novias advenedizas un poco lo mismo.

Y diréis, "pues chica, Speedy, lo normal, nos pasa a todos, que maldición ni maldición". El problema es que, misteriosamente, el 99% de estas chicas se quieren hacer mis mejores amigas. Que si coincidimos en tal, que si vamos al mismo no sé qué, que si patatín, que si patatán... allí las tengo, hasta en la sopa. Y ellas son majas y yo les agradezco la amabilidad, en serio, pero es que a mi, al principio sobre todo, hasta que se me pasa el cuelgue, me caen mal. Me recuerdan mi propio fracaso, lo que no he podido conseguir. Son un trailer permanente de como debería estar siendo mi vida perfecta junto a Maromazo Maravilloso de Turno, sólo que las protas son ellas y no yo. Y claro, lo llevo regulero. Me da envidia. Me cabrea. Me hace sentir pequeñiiita e inferior. Una caca de la vaca Paca.

Y además me siento culpable porque ellas se empeñan en contarme que van a a hacer el plan que sea con Maromazo Maravilloso o en preguntarme qué le pueden comprar por su cumple y yo procuro que no se me oiga mientras pienso super alto: "A ver, hija mía, si me encontrara la lámpara de Aladdin el primer deseo que le pediría al genio es darle un muerdo a tu novio. De verdad, no estoy para discurrir regalos". Probad a sonreír e improvisar una respuesta adecuada mientras tenéis pensamientos de este calibre. Se pierden años de vida. Os lo digo sinceramente.

Pero yo disimulo, claro, qué remedio. Y Maromazo Maravilloso de Turno se alegra un montón de que el amor de su vida y yo nos llevemos tan bien y lo fomenta, lo favorece. Se mete en el bullullu. Y nos convertimos en el trío la la la. Uuuuna vez, y otra y otra. Si me dieran un euro por cada vez que he tenido que hacer guardias, o ayudar a preparar fiestas sorpresa o mediar en conflictos de Maromazos Maravillosos recién perdidos con novias advenedizas recién estrenadas, a estas alturas sería millonetis, me dedicaría a viajar y beber cocolocos y sería yo quién le caería gorda a una tal Speedy que escribe en blogs. 

En finnnnnnnnn... Si esto no es una maldición, que baje Dios y lo vea.

3 comentarios:

  1. Joerrr...pues si...pero eso te pasa por ser maja.
    Un poco más bruja y te ahorrarías muchos disgustos.
    Pero me da que no vas a cambiar a esta alturas de la película.

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  2. Pseudo, es que tampoco te creas que tengo mucha opción, ¿con qué excusa puedo ser una bruja? Ellas no me han hecho nada. Maromazo Maravilloso de Turno me conoce y sabe que soy maja, si de repente soy una bruja, ¿qué crees que pensará? Que estoy celosa. Y antes ME MUERO que lo sepa. Ya me han roto el corazón, al menos quiero conservar mi dignidad intacta. jajaja

    ECDC, no me dice nada que no haya pensado yo antes jajaja, sólo que no es una estrategia viable.

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¡Eh, no te vayas sin decir nada! No tengo el superpoder de leerte la mente.